El 14 de febrero es un día especial para todas aquellas personas que les gusta demostrar su amor atreves de regalos, dulces y cualquier otro tipo de cursilería que demuestren sus sentimientos.
Un día molesto donde todos se ponen cursis y empalagosos.
A acepción de una persona, Orihara Izaya, el que pensaba que solo era un día superficial y innecesario donde las personas eran tan estúpidas para no darse cuenta de que solo era un día comercial para las empresas para generar dinero, además, ¿realmente necesitaban ese día para demostrar su amor? ¿Acaso no podían demostrarlo cualquier otro día? ¿Realmente era necesario un día en especifico, acaso sus queridos seres humanos no podían ser como él y comprenderlo? jaja claro que no, él era superior a ellos, después de todo el era el cuervo, el omnipresente, el semejante a dios, el titiritero de ikebukuro, el gran informante de shinjuku como muchos lo conocían.
Este se encontraba aburrido en su oficina, sentado en su silla dando vueltas en frente de su escritorio ya que no tenía nada mejor que hacer, hasta que fijo su mirada en su secretaria que envolvía algo realmente curioso que llamo su atención.
Izaya: Ne, ne Namie ¿Qué haces?- preguntaba como si de un niño curioso se tratara.
Namie: nada que te importe.
Izaya: si no me importara, no preguntaría, ahora te ordeno que me digas.
Namie: está bien, te lo diré, pero si te burlas me iré y no regresare durante unos días. ¿Entendiste?
Izaya: claro, no soy idiota.
Namie: es un regalo para el día de san Valentín.
Izaya: pero eso es pasado mañana.
Namie: lo sé, pero no voy a comprar el regalo el mero día como hacen todos.
Izaya: jaja es verdad ese día las tiendas están a reventar, pero eso que importa, dime para quién es? –preguntaba el informante emocionado aun sabiendo la respuesta.
Namie: es para mí amado hermano.
Izaya: hahaha, - empezó a carcajearse estruendorosamente - Namie-san eres tan predecible. – el pelinegro no paraba de reír como si fuera el mejor chiste del mundo y esto provoco que su secretaria se empezara a molestar por su incesable e irritante risa.
Namie: ya para de reír, es molesto, además que quieres decir con eso de que soy predecible? – preguntaba la castaña molesta y con el seño fruncido porque sabía que se lamentaría de a ver preguntado.
Izaya: me refiero a tu amor incestuoso hacia tu hermano que jamás podrá ser, y por lo que se, él está enamorado de esa acosadora que se parece a celty.
Namie: tsk… Te dije que si te burlabas me iría.
Izaya: lo sé, pero es tan cómico, además esa expresión en tu rostro no tiene precio. – dijo el informante para después volver a reírse de su secretaria- jajaja.
Namie: joder izaya, como te gusta chingarle la existencia a las personas, eres realmente insoportable.- le grito a su jefe ya que le enojaba que siempre la molestara con cualquier cosa cada vez que se sentía aburrido, es decir, ella no tenía la culpa de eso ya que de lo único que se lamentaba en la vida era de haberlo conocido a él.
Izaya: puede que lo sea, pero no me importa.- lo decía ensanchando aun mas su sonrisa burlona e infantil.
Namie: eres repugnante lo sabías.
Izaya: lo dice la persona que tiene un amor enfermizo hacia su hermano.
Namie: ¡QUE!
Izaya: me refiero a que no me gusta que una persona repugnante me diga repugnante.
Namie: sabes, no vale la pena pelear contigo, así que mejor me largo.
Izaya: pues qué esperas, ahí está la puerta.
Namie: ja, sabes que mínimo yo tengo a alguien, a diferencia de ti que siempre estás solo. – en eso la castaña salió enojada de la oficina azotando la puerta de tras suyo, pero mientras se alejaba del lugar se tranquilizo y se puso feliz de que no tendría que ver al fastidioso de su jefe durante unos días. Sin percatarse de que le avía borrado esa odiosa sonrisa del rostro ya que le avía dado donde más le dolía.
Izaya: es verdad que siempre estoy solo, pero porque tenía que recordármelo – pensaba el informante – mejor voy a buscar información a ikebukuro tal vez encuentre algo interesante.
El informante salió de su oficina para dirigirse a ikebukuro y matar su aburrimiento, mientras que al otro lado de la ciudad se encontraba un cobrador de deudas llamado, Tanaka Tom, junto con su guardaespaldas, Heiwajima Shizuo conocido como el hombre más fuerte de ikebukuro, además de ser conocido como una persona temida y peligrosa al igual que el informante.
Shizuo: Tom, déjame partirle la cara a este imbécil de una vez.
Tom: todavía no, espera a que nos page.
Shizuo: entiendo
Tom: gracias, ahora tu, tienes una deuda pendiente con nosotros y como ya sabes es hora de pagarla.
Hombre: lo siento, no tengo el dinero, vera estoy pasando por una crisis económica y tengo muchos pagos, pero prometo que en cuanto tenga el dinero se los pagare.
Shizuo al escuchar las estúpidas escusas del hombre tiro su cigarro y lo piso, Tom se avía dado cuenta de que su compañero se estaba enojando así que se alejo un poco de aquel sujeto mientras que veía como el rubio alzaba al hombre con una mano mientras que este solo suplicaba por su vida.
Shizuo: Tom, ahora sí puedo golpearlo.
Tom: as lo rápido que no tenemos mucho tiempo.
En eso el rubio golpeo al hombre dejándolo inconsciente entre la basura, mientras que su jefe solo sacaba el dinero de la billetera de ese sujeto para así poder retirarse del lugar.
Shizuo: odio a estos malditos bastardos, porque tienen que ser tan idiotas. – decía molesto, ya que odiaba tener que utilizar su fuerza.
Tom: si no fueran idiotas no tendrían deudas.
Shizuo: es verdad, pero muchos se ponen al brinco y me asen usar la violencia, cuando yo odio la violencia.
Tom: relájate, además si no fuera por esos idiotas no tendríamos trabajo.
Shizuo: tienes razón, por cierto y ¿vorona? es que no la he visto desde ayer.
Tom: no va a regresar hasta el 14 de febrero ya que tenía algunos asuntos, pero me dijo que regresaría hasta ese día ya que era importante.
Shizuo: ¿importante? - preguntaba confundido ya que no se acordaba de que día era ese.
Tom: como no sabes qué día es, te lo diré, es san Valentín.
Shizuo: ¡mierda!