Tom: como no sabes qué día es, te lo diré, es san Valentín.
Shizuo: ¡mierda!
Tom: órale, no sabía que odiaras ese día, lo digo por que cuando íbamos en la academia eras muy popular con las chicas y recibías muchos presentes de tus admiradoras.
Shizuo: no es que lo odie, pero seguramente izaya vendrá con algún plan para arruinarles el día a todos y yo desgraciadamente terminare involucrado.
Tom: tienes razón, por lo que se él si odia ese día, me pregunto por qué será, es decir acaso el no ama a los humanos.
Shizuo: no lo sé, ni me importa.
Tom: pero él era igual de popular que tú, ¿enserio no lo sabes?
Shizuo: porque tendría que saberlo.
Tom: ¿acaso no eran amigos?
Shizuo: claro que no, quien seria amigo de la persona que te navajeo el pecho el primer día que se conocieron.
Tom: enserio, es que normalmente se les veía a ustedes dos con Kodota y Shinra, por eso lo pensé, además, los amigos normalmente pelean ¿no?
Shizuo: claro que no, solo nos juntábamos pero nuestras peleas seguían igual que siempre solo que ahora es a muerte.
Tom: mmm, no abra pasado algo ese día para que lo odie?
Shizuo: ahora que lo mencionas, después del día de san Valentín en nuestro último año, se volvió más cabron de lo normal, quien sabe por qué.
Tom: pero bueno, eso a mí que mi importa, no creo que gane nada con eso, además shi… - en eso se dio cuenta que shizuo estaba serio olfateando algo y decidió preguntarle, aunque era obvio por que el rubio se ponía así – ¿shizuo pasa algo?
Shizuo: ahí está – decía volteándose para cargar una máquina expendedora que se encontraba al lado de suyo.
Tom: he, no me digas que…. En eso solo escucho como su amigo gritaba el nombre de aquel demonio, que hacía que el rubio perdiera la razón.
Shizuo: I-Z-A-Y-A – KUN – gritaba mientras arrojaba la máquina expendedora hacia el informante – maldito, te dije que si te volvía a ver por ikebukuro te mataría.
El pelinegro esquivo la maquina como si no fuera nada y como de un juego se tratase.
Izaya: jeje fallaste shizu-chan. – decía con una sonrisa picara en su rostro.
Shizuo: ¿qué estás haciendo aquí?... pulga.
Izaya: vine por información ya que estaba aburrido, pero ahora que shizu-chan está aquí creo que me quedare a jugar jeje.
Shizuo: que no me digas así, yo tengo un nombre y es S-H-I-Z-U-O, apréndetelo de una maldita vez.
Izaya: no, me gusta más shizu-chan, aunque ahora que lo pienso es un nombre muy bonito para un monstro como tú, no crees. – decía de forma burlona para enfurecer más a su némesis.
Shizuo: maldito – en eso arranco una señal de transito para golpear al informante que esquivaba sus golpes como si de un gato ágil se tratara.
Izaya: ne, ne shizu-chan, acaso no te cansas de perseguirme, es decir ya llevamos dos horas y media corriendo.
Shizuo: claro que no maldito parasito. – realmente no estaba cansado pero le sorprendió saber cuánto tiempo avía pasado, mientras que lo seguía persiguiendo.
Izaya: enserio, eso solo significa una cosa. – lo decía con una sonrisa burlona y picara dirigida al rubio.
Shizuo: ¿qué cosa significa según tu?
Izaya: que shizu-chan, está enamorado de mi y por eso no se cansa de perseguirme. – decía el pelinegro viendo la cara sorprendida del rubio que parecía aun no creerse lo que estaba escuchando.
Shizuo: que estupideces dices.
Izaya: estoy diciendo que shizu-chan me quiere. – lo decía con una gran sonrisa en su rostro y formando un corazón con sus manos.
Shizuo: te equivocas, de la única manera en que te quiero es bien muerto.
Izaya: ahh, que lindo shizu-chan acabas de admitir que me quieres jajaja.
Shizuo: claro que no. – decía el rubio cada vez más molesto.
Izaya: no lo niegues, aunque es una lástima para ti ya que yo solo amo a mis queridos seres humanos y no a monstros como tú.
Shizuo: sabes que, me largo. – decía molesto y dándose la vuelta para retirarse.
Izaya: acaso ya te cansaste shizu-chan o es que no quieres lastimarme porque me amas jeje.
Shizuo: te dije que si te veía en ikebukuro te mataría, pero esto no es ikebukuro, es shibuya parece que corrimos tanto que no nos dimos cuenta hacia dónde íbamos.
Izaya: es verdad, pero bueno ya estamos aquí no te gustaría hacer algo shizu-chan.
Shizuo: no gracias, tengo que regresar con Tom ya que a diferencia de ti yo si tengo que trabajar.
Izaya: insinúas que yo no lo ago. – lo decía algo molesto ya que de cierta manera lo ofendió un poco.
Shizuo: no insinuó nada, tu solo eres una vieja chismosa a la que le pagan por hacerlo.
Izaya: tú qué sabes, mi trabajo es más difícil que el tuyo ya que buscar información no es tan fácil como parece y mi vida a diferencia de la tuya siempre está en peligro ya que un paso en falso y todo termina para mí.
Shizuo: eso es porque tú mismo te lo has buscado. – lo decía realmente serio, y esto izo que el informante se molestara ya que sabía que era cierto pero no lo admitiría.
Izaya: hmp, eso no es verdad, pero bueno, mañana también iré a molestarte, es divertido ver a shizu-chan enojado jeje
Shizuo: haz lo que quieras.
Izaya: acaso shizu-chan me está dando permiso para molestarlo jeje que lindo. – lo decía como si de un niño se tratara al saber que puede jugar con su juguete favorito y poder hacer lo que quiera con el asta romperlo.
Shizuo: no es eso, me refiero a que durante unos días no te are caso.
Izaya: que quieres decir con eso?
Shizuo: estoy diciendo que no intentare matarte si te veo ya que pasado mañana es un día importante para muchas personas y no quiero arruinárselos por tu culpa.
Izaya: no hablaras enserio ¿verdad? O es que acaso a shizu-chan le gusta alguien y planea confesársele jaja que divertido imaginarse a la bestia de ikebukuro enamorado de alguien.
Shizuo: y que si estoy enamorado de alguien maldita sanguijuela. – en eso el rubio se dio la vuelta y se fue sin voltear atrás, así que no pudo ver el rostro sorprendido del informante ante aquellas palabras.
Izaya regreso a su departamento en shijuku, una vez dentro del lugar apago todas las luces y se fue a dormir pero a quien engañaba no podía hacerlo quería conciliar el sueño pero no podía a causa de esa maldita bestia que era su enemigo, solo de pensar en aquellas palabras se puso a llorar y a maldecir a la persona que avía robado el corazón de su amado, y se preguntaba por qué no podía ser el, al que el rubio amara jajá es verdad el rubio lo odiaba y solo sentía desprecio hacía el.