Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Unforgetable Sugar por Cliosan9

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Tadatoshi Fujimaki Troll sama, que no quiere hacer mi otp canon pero siempre insinúa cositas entre ellos. Yo solo los uso sin fines de lucro para que hagan cochinaditas sukulentas.

Notas del capitulo:

♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠

Señoras y señores, les traje crack. Si ya se que está en la descripción, pero esto no es un crack cualquiera,  porque no es solo crack es EL CRACK. No digo la pareja porque quiero que le den la oportunidad al fic al menos hasta la palabra 100 donde creo que se revelan los personajes. Si de allí la idea de emparejar a esos dos le parece demasiado extraña para sus corazones de pollo lo entenderé. 

Dedicado a mi matricrush Usa-chan 💜 lamento haberme tardado tanto, aquí por fin salen a la luz nuestos bebes. 

♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠

Unforgetable Sugar


Era extraño, el cuerpo le dolía además de estar extremadamente sensible a los sonidos, su boca también se sentía seca y pastosa, probablemente ayer se había pasado de copas y ahora estaría pagando las consecuencias de la maldita resaca. No importaba, no era como si fuese la primera vez que le pasaba esto, andar en fiestas era algo común, aunque lo de ayer había sido un matrimonio. Solo abrió un ojo a medias la luz de la mañana se colaba por la ventana y aunque las cortinas estaban cerradas era demasiado para sus ojos. Se incorporó como autómata, su espalda lo mataba, por un momento pensó que tal vez se había caído tratando de llegar a su apartamento, pero antes que pudiera reaccionar, sus piernas dejaron de responderle y cayó de sentón en el piso.


“¿qué diablos?“ Se dijo a sí mismo. Fue cuando se froto los ojos legañosos y pudo enfocar bien a su alrededor. Había alguien durmiendo a. su costado que al parecer sintió el ruido que acababa de provocar su caída, es más, ese ni siquiera era su departamento. Estaba intentando no entrar en pánico, solo tenía pequeños flashes de la noche pasada y la figura sobre la cama no la reconocía, intentaba recordar, mirando a su alrededor si alguna cosa le era familiar, intentando vanamente que algo activara sus recuerdos. Quiso llorar, cuando empezó a sentir un líquido caliente bajar por sus piernas, él ya sabía lo que era, pero en ese momento quería engañarse a sí mismo. Posó una mano en su trasero sólo para comprobar con asco y asombro que era semen saliendo de su interior.


No es como si fuese virgen, aunque sólo un par de veces hace años, vez previa a esta noche. Lo que le chocaba tanto era el hecho de haberlo hecho con un completo desconocido, sin protección en su departamento, por último el había sido el pasivo. Huir era la idea más viva en su mente para esta situación, pero imposible en su condición actual, así que sería hombre y enfrentaría a la persona aun acostada en la cama cuando se despierte, si no estaba despierta ya. Como pudo se arrastró al cuarto de baño, se apoyó sobre las mayólicas para entrar a la tina y dejo la regadera abierta e intentando k el agua se lleve su desgracia.


 


Él estaba despierto, lo estuvo desde hace media hora, batallando con su inconsciente entre levantarlo y conversar acerca de una noche en que los recuerdos le llegaban algo difusos, o esperar que el chico se valla y nunca volverlo a ver. Vaya sorpresa al escucharlo caerse de la cama, probablemente sus piernas seguirían resentidas de haberlas utilizado para otros menesteres en posiciones poco ortodoxas. Sea como fuere, él no debería estar en esta situación, supuestamente era un adulto responsable.


Este departamento era suyo y lo había pagado con el sudor de su frente. No era muy grande pero tenía todo lo necesario para vivir cómodamente. Había pensado muchas veces  que cuando pudiese establecerse con un empleo aún más rentable, conocería a una linda muchacha que soporte su carácter y quien sabe casarse tal vez. El matrimonio de ayer había sido una especie de prueba para ver si su destinada se encontraba entre ese grupo de gente, pueda que no lo pareciera pero tenía una beta de romántico, por eso no iba y se acostaba con desconocidos la primera noche, ¿qué diablos le había sucedido? Más aun, el cuerpo que retozó junto al suyo había sido el de un chico y al parecer menor que él. No tenía problema con la homosexualidad, el pseudo matrimonio de ayer era el de un ex kouhai suyo con su compañero de equipo, dos chicos atractivos que no tiene idea como quedaron juntos, pero él no era quien para juzgar si había amor de por medio. Lo que no se imaginó fue que sea justamente él quien terminaría haciéndolo con otro hombre. ¿Qué cara debería poner? Recordaba difusamente la noche anterior, y era justamente porque lo recordaba, que ahora mismo quería aventarse desde el 5 piso donde se encontraban. En su mente como si fuese un sueño recordaba haber tomado a más no poder después de encontrarse con sus excompañeros en Teiko, celebrando por la boda, o mejor dicho por el contrato legal que firmaban en ese momento. Estaba solo, así que decidió irse a beber al bar mientras miraba a todos sus conocidos con parejas, quienes también eran hombres, por lo tanto la concurrencia de mujeres a la fiesta era limitada. De allí recuerda la risa de ese chico, recuerda haber pensado que era bonito, también recuerda haberlo perseguido a los baños para lavarse el rostro, que poco a poco se sentía adormecido por el alcohol. No recuerda como pero al rato lo estaba besando y lo aprisionó en uno de los lockers tocándose indebidamente. No tiene idea de cómo llegaron al departamento ni tampoco como hicieron para subir 5 pisos sin morir porque no hay ascensor en su edificio, pero recuerda cada sonido erótico que salió de los labios de ese chico, cada gemido. Esto era un suplicio.


Se levantó y se empezó a vestir, se estaba comportando como un cobarde así que hablaría con el chico brevemente, pagaría por su taxi y esperaba no volvérselo a encontrar. Fue en ese momento que salía aquel muchacho del baño. Con una toalla amarrada a la cadera y otra colgando de su cuello.


Aquel muchacho de cafés cabellos no tenía mal cuerpo, se notaba trabajado por el deporte, tal vez por el básquet, teniendo en cuenta a los invitados ayer. Y sí era bonito, al menos se alegra de haber tenido buen gusto y no haber creado un espejismo por el alcohol. Abrió la boca para intentar llamarlo a que se siente en la cama y conversar pausadamente, pero no salió nada. No recordaba su nombre.


-Ogiwara Shigehiro. – le dijo el chico. Como si hubiese leído sus intenciones.


-Nijimura Shuzo – dejó un espacio, como esperando escuchar de los labios del otro que sí recordaba su nombre, pero nunca llegó. – Me gustaría hablar contigo.


Nijimura con un ademan le indicó que se sentara. Al estar al mismo nivel la incomodidad era casi palpable, ninguno tenía como empezar una conversación en esas condiciones. Ogiwara por su parte estaba tratando de hacer memoria, su extenso baño sólo le había servido para relajar su adolorido cuerpo más no para evocar algún recuerdo.


-Am, ayer…


-Nos pasamos de copas – comenzó Nijimura – Recuerdo algunas cosas pero sin molestarte ¿Podrías decirme si eres amigo del novio más alto o del más bajo?


-Ah no, yo ayer fui acompañando a un amigo que fue invitado. Kuroko Tetsuya.


-Oh él fue mi kouhai en Teiko.


-¿Estaba en el equipo de básquet de Teiko? No recuerdo haber jugado contra usted.


-Yo fui capitán pero tuve que retirarme y dejarle el puesto a Akashi ¿Cuánto recuerdas?


-Casi nada, recuerdo haberte visto en la barra, luego conversar contigo, después… - el rostro de Shigehiro se puso rojo y volteó el rostro a mirar a un costado. – Nos besamos en el baño, de allí lo demás sólo son sombras.


-¿Tú te acercaste?


-B-bueno, no tenía con quien hablar y lo vi solo en la barra. –su sonrojo se empezaba a hacer más visible. Este chico era un libro abierto, fue lo que pensó Nijimura


-Lamento lo que pasó


-No, supongo que también fue mi culpa, nadie me manda emborracharme.


-¿No quieres saber lo que pasó?


-Nijimura-san, ahora mismo siento que voy a morir de la vergüenza, no quiero hacerlo peor.


-Ya veo, lo siento.


Se quedaron un rato en silencio hasta que Ogiwara atinó a recoger sus calzoncillos del suelo y buscar con la mirada donde estaba el resto de ropa. La única prenda en el piso eran unos pantalones tirados por los pies de la cama, así que se levantó y abrió la puerta del cuarto. Vaya espectáculo el de la sala, completo desastre entre las que habían corrido mala suerte una lámpara y varios adornos. Pudo reconocer su corbata al otro lado dela habitación y tendría que mirar la etiqueta de las dos camisas para saber cuál era suya. Ya se podía imaginar la situación de anoche, pero seguía siendo tan inverosímil.


Después de varias sonrisas fingidas y miradas incómodas, se despidieron en la puerta formalmente, como si lo de anoche solo hubiese sido un compromiso de trabajo. Ogiwara insistió en que conocía el barrio y sabría llegar solo, así que sin insistir y lo dejó ir.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*


Había pasado una semana. Ni bien llegó a su casa aquel día, no había podido evitar ir corriendo escaleras arriba, encerrarse en su cuarto, ponerse como mordaza su propia almohada para gritar y dejar de salir toda su frustración. Se sentía mal consigo mismo, él no era ese tipo de chicos, que iban a acercarse a una persona para seducirla, aunque así había sonado.


Se arrepentía profundamente haber ido a esa boda, pero Kuroko había insistido tanto que fue imposible decirle que no, después de aquellos bien elaborados monólogos en donde le explicaba el poder de la amistad y que esta sería una oportunidad de conocer a sus compañeros y hacer las paces después del terrorífico incidente del 11:111.


La sana convivencia había durado poco, después de la ceremonia principal, en donde los novios proclamaran sus votos matrimoniales que incluían un bastante divertido “Te amaré y te daré dulces para siempre” y “Muro-chin es el único dulce que deseo probar para toda mi vida”, todos se pusieron a conversar con sus parejas. Kuroko quien se suponía debía quedarse a su costado, desapareció al rato ya que Kagami, quien se suponía no iba poder asistir a la boda (y por eso Ogiwara fue llamado en reemplazo), terminó llegando de improvisto para la recepción.


Sus memorias después se hacían difusas era como ver una película antigua y mal grabada, aunque trataba de recordar paso a paso lo que hizo, simplemente llegaba un punto donde sólo había sombras. El celular de Shige sonó insistentemente, agarró el aparato con pereza y miró el remitente. Con cólera mal contenida aventó su celular al otro lado de su cuarto, después de todo era la persona que menos quería ver.


Kuroko no se detuvo allí y no solo infiernizó llamando insistentemente a Ogiwara por el celular, el cual apagó al rato, si no que empezó a hacer lo mismo con el teléfono de su casa y por último apareció en la puerta. Shigehiro se sorprendió bastante cuando el hombre fantasma se disculpó sinceramente por haberlo abandonado, pero nada de eso le interesaba. Supuso que Kuroko se debió haber sentido mal, además de que se negó a contestar los correos y llamadas, era su manera de lidiar con lo que había sucedido, pero había hecho preocupar a todos.


“Un partido amistoso” fue lo que sugirió la sombra de Seirin. Ogiwara aceptó de buena gana, porque sabía que la terquedad y perseverancia de su amigo no sólo se aplicaba en el básquet. Sólo pidió como condición no ser abandonado de nuevo. Sería total y completamente humillado en ese partido, pero tal vez eso le haría olvidar la otra situación.


Y allí era cuando quería haberle rezado a la virgen en la mañana. Esa mañana se alistó con ánimos renovados, se puso una ropa deportiva, para encontrarse en la cancha con su amigo y la GoM. Fue tonto de su parte, no exactamente tonto, sino iluso, pensar que Nijimura no estaría invitado a aquella reunión. Caminaba distraído mirando el espectáculo que daba el rubio y el peli verde, los cuales parecían molestos por algún motivo, no se fijaba por donde iba hasta que chocó con alguien, sin ver pidió disculpas y al alzar su vista se topó con los ojos ónix de Shuzo. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo, entre el terror y la sorpresa. La parte donde había chocado  se sentía un leve hormigueo, ninguno de los dos habló ni dijo nada, sólo se quedaron mirándose y debatiendo en un monólogo interno por deducir qué exactamente decir.


Ogiwara se alegró internamente al escuchar a Kuroko llamando su nombre. Solo movió la cabeza levemente en ademan de saludo mudo y fue detrás de su amigo. Su rostro estaba rojo, casi no podía mover los músculos de la cara y trató de caminar lo más lento posible para no llegar con semejante expresión en frente de Kuroko. No estaba seguro, pero tenía el presentimiento que se daría cuenta, que todos se darían cuenta de lo que había sucedido entre ellos. Evitando miradas incómodas de su amigo, el resto del día se desenvolvió con naturalidad, no tuvo que cruzarse con Nijimura directamente ni en los partidos ya que los asistentes a aquella reunión habían sido bastantes. La GoM más su parejas y los colados, él mismo estaba en éste último grupo.


Cansado como estaba se fue a sentar a una de las bancas cerca. Había mojado una toalla y se la puso en la cabeza para bajar el recalentamiento de su cuerpo. Estaba ya a su límite, su corazón latía con fuerza y podía escucharlo claramente, pero aquellos monstruos no mostraban ni un atisbo de detenerse.


-Son unas máquinas ¿verdad?


-Lo son – respondió por inercia. Cuando volteó a ver a su acompañante, no pudo evitar tensarse, cosa que fue notada por el mayor.


-Tranquilo, es feo cuando te crispas como un gato cada vez que me ves.


-Lo lamento, sólo que es un poco…


-Lo sé. Acerca de nosotros, tu-


-No se lo he dicho a nadie, por si eso te preocupa.


-No es eso. Yo, lo estuve pensando, esta semana y pensé que me gustaría conocerte. – Ogiwara, con los ojos abiertos como platos volteó a mirar al mayor, como tratando de encontrar con la mirada algún indicio de burla, pero no había nada de eso. El hombre frente a él era completamente serio. – No me mires de esa manera. En serio me gustaría conocerte mejor, tal vez poder encontrarnos un día de estos, sólo si tú quieres claro.


Shigehiro estuvo a punto de negarse. No es que no le gustara, consciente o inconscientemente no se acostaría con alguien que no le atraiga y el hombre allí a su costado era, por no escoger otra palabra, perfecto. Pero antes que pudiese salir algo de su boca, el moreno tendió su mano y le mostró un objeto en su palma, un collar.


-¡¡Esto es!!


-Ese día lo dejaste olvidado, pensé en llamarte para devolverlo antes, pero aparte de que ahora te trasladaste de instituto o que te está yendo bien con los chicos, no sé nada de ti.


-¿Acaso tú lo recuerdas?


-No todo – Nijimura se detuvo abruptamente. Estos días había logrado recordar la gran mayoría y se avergonzaba de sí mismo porque realmente no fue culpa del chico sino de sí mismo. Las partes de la conversación que había omitido no fueron porque no las recordaba sino porque se había quedado mirando deliberadamente sus labios o sus ojos almendra.


No pudieron seguir conversando, ya había acabado el otro partido y le tocaba esta vez jugar a Nijimura. Ogiwara vio ahora directamente como todos los chicos de la GoM se disputaban por tener al mayor en su equipo, y este como si fuese una mamá gallina disponía y los requintaba cuando tenía que hacerlo. Todos lo querían, todos lo respetaban y se sintió envidioso.


-¿Pasó algo con Nijmura-senpai?


-¡Kuroko! Dios mío, no te aparezcas así


-Lo siento. ¿Y bien?


-¿No te han dicho nunca que eres muy chismoso? – La  mirada fija de su amigo y su aura sombría delataban que se había ofendido. Ogiwara suspiró resignado – Nos conocimos en la boda, y ahora me dijo que quiere conocerme mejor, o algo así.


Trató de disimular una risita nerviosa, probablemente era completamente obvio que estaba mintiendo pero Kuroko no le cuestionó más, sólo agregó una última frase antes de irse al lado de su novio.


-Nunca he visto a Nijimura-senpai acercándose por su propia voluntad a otra persona, menos a un chico. Si quiere conocerte mejor es por algo.


Aquella frase estaría flotando en la mente del castaño por días. Así que se armó de valor y pidió el número del mayor. Escribió torpemente lo que necesitaba y se detuvo antes de apretar el botón de enviar. ¿Estaba bien hacer esto? No creía a Nijimura como el tipo de sujeto que quisiese jugar con él, inclusive su amigo fantasma se lo había confimado de una manera indirecta. ¿Él mismo estaría bien? Había tenido poco sexo, pero si muchas relaciones, todas y cada una acababa en una falsa esperanza, en una ilusión momentánea que poco a poco iba cayéndose como un castillo de naipes. ¿Estaba bien ilusionarse de nuevo?


Con la mano temblorosa, marcó enviar. Casi bota el celular cuando este vibró por el tono de mensaje nuevo.


“Allí estaré” Fue lo único que estaba escrito en respuesta.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º


Aquel primer mensaje fue el inicio de todo. Una pequeña salida a un café conocido para poder conversar, no mencionaron nada específico de esa noche, pero aquella chispa que se encendió en esa boda, volvió a surgir. A partir de allí pequeñas salidas a caminar y sólo conversar, o a jugar básquet en el parque, empezaron a hacer crecer una llama que pensó Nijimura tener extinta, y  que a Ogiwara empezaba a quemar abrazadoramente.


-Tenía razón – dijo Nijimura en una de sus salidas.


-¿En qué? – lo miró confundido.


-Realmente me gustas.


-Niji-


Las palabras de Shigehiro murieron en su boca al sentir los labios ajenos sobre los suyos. Nijimura lo estaba besando, no había qué pensar dos veces, estaba completamente seguro de sus sentimientos.


Llegaron al departamento del moreno y se besaron con desesperación. Esta vez cuidaron de no romper nada pero aun así la ropa estorbaba. Poco a poco Ogiwara volvía en sus pasos de lo que sucedió aquella noche, ahora todo era tan conocido, aquella habitación, las paredes, la suavidad de las sábanas bajo él y por sobre todo el cuerpo majestuoso de Nijimura. Recorrió con la yema de sus dedos el pecho descubierto de Shuzo, lo conocía tan bien.


 


 


Después de ser abandonado por Kuroko a su suerte en aquella boda, donde no conocía a nadie, Shige, no tuvo más opción que ingeniárselas para conversar de tanto en tanto con los invitados, y por un tiempo estuvo bien, había encontrado gente normal entre tanto loco con cabello de colores, pero no podía estar allí para siempre. Pronto la música romántica empezó a sonar y las parejas se iban separando del resto para poder disfrutar estar solas o bailar al son de cada tonada. Se sintió solo, aunque en parte culpaba un poco a Kuroko, se había divertido y pudo conversar civilizadamente con toda la generación milagrosa, recibiendo unas disculpas de por medio, las cuales agradeció. Pero ahora se había quedado sólo en la mesa, no le fue difícil reconocer el rojo cabello de Kagami en la pista de baile, al parecer su amigo fantasma estaba abrazado a él. Decidió irse, pero antes se pasaría por la barra libre, se tomaría unos tragos y regresaría a su casa a descansar por ese día, ya le enviaría un mensaje a Kuroko pidiendo disculpas por haberse ido sin decirle nada. Justo allí le vio, un hombre de buen porte tomando un escocés en la barra, mirando con melancolía o nostalgia a los invitados, un alma tan sola como la suya. Ogiwara pensó que era atractivo, a la mañana siguiente también pensaría lo mismo, sin pensarlo más se acercó. No le dirigió la palabra, sólo se sentó a su costado y pidió al barman un destornillador para comenzar, no le gustaban las bebidas muy fuertes, pero después de unas copas podía tomar hasta gasolina y el líquido pasaría con total naturalidad.


O era un buen barman o se había adentrado mucho en sus pensamientos que se tomó la bebida casi sin darse cuenta. Sólo faltó un ademan para pedir otra igual.


-¿No crees que tomas muy rápido? – Ogiwara casi regresa su bebida al vaso, lo último que pensó es que aquel hombre iniciaría la conversación. Aunque él mismo estaba dándole vueltas a temas casuales en las que podría tener un punto de conversación, sin malentenderlo, Ogiwara sólo quería una conversación amena para acompañar unas copas y después despedirse de manera tan frívola como se saludaron.


-Nah, sólo aprovecho la barra libre antes de irme a casa. – Nijimura alzó una ceja tras escuchar esto.


-¿No has venido acompañado?


-Jaja sí, pero mi acompañante se ha quedado al lado de su novio, se olvidó de mí y me quedé sin nadie con quien conversar.


-Eso es duro.


-Sí, pero podré superarlo – Nijimura sonrió por la ocurrencia.


-Una copa de Whisky  en las rocas para mi amigo – dijo dirigiéndose al mozo.


-Whisky es demasiado


-Vamos, necesitas algo más que Vodka con jugo de naranja, si vas a aprovechar que te abandonaron en esta fiesta. – Ogiwara sonrió.


-¿A usted también lo abandonaron? Digo, si no, no estaría en mis mismas condiciones.


-Vaya que mocoso más atrevido – Ogiwara estuvo a punto de disculparse pero el moreno continuó – ¿Ves a ese niño crecido de pelo morado? – El castaño asintió con la cabeza al encontrar fácilmente entre la multitud a Murasakibara – Ya, él fue mi kouhai, junto con el rubio bobo de la esquina y todos aquellos con cabello gracioso.


-Pfff jajajajaja – Nijimura volteó a verlo confundido – Lo lamento pero me dice que soy atrevido, pero pienso que usted lo es más.


-Por favor deja de tratarme de usted, me hace sentir más viejo de lo que soy. Nijimura Shuzo un placer conocerte.


-Ogiwara Shigehiro el placer es mío.


Después de aquella introducción, la idea principal de quedarse a tomar algo en la barra durante un corto tiempo se fue al diablo. Con aquella conversación amena, más las copas de whisky y otros brebajes que se iban acumulando en su sistema, aquella idea simplemente se perdió. La plática giraba en torno al básquet, Ogiwara abrió su corazón y contó de aquel sufrimiento que sufrió en secundaria, aquel gran trauma que Kuroko su amigo había ayudado a curar. Nijimura por su parte también sintiéndose desbordado por la sinceridad del chico contó acerca de su padre enfermo y lo duro que había sido para su hermano y para él. Mientras más personal se hacía el tema de conversación más cercano se sentaban el uno del otro. Pronto tenían juntas sus rodillas y sus hombros estaban rozándose, el tema principal de conversación se desvirtuó a preguntar sobre su vida amorosa.


-No puedo creer que no tengas novia.


-¿Es tan increíble?


-Lo es, eres muy atractivo.


-jajajaja para nada sirve mi rostro cuando me votan porque tengo mala personalidad.


-Oh vamos no puede ser tan mala


-Lo es, créeme. En cambio tú tienes todas las virtudes, no puedo creer que nadie se haya detenido coquetearte.


-Oh, soy simple y sin nada de gracia.


-Para nada eres muy bonito. – aquellas palabras sonrojaron a Shigehiro. Era la primera vez que alguien, más aún, un hombre como Shuzo, opinaba así de él.


-G-gracias.


Nijimura al ver el notorio sonrojo del rostro ya arrebolado por el alcohol del chico, sólo pudo pensar que todos eran idiotas por no darse cuenta de lo lindo que era. En esta fila de pensamientos, sus labios siguieron moviéndose, Ogiwara también respondía, ambos empezaron a halagarse, que no era más que coqueteo disfrazado de formalidades, ambos con whisky, ron, vodka y tequila en el cuerpo, pronto empezaban a mirar borroso.


Shigehiro pidió perdón de poder ir al baño. Entre tumbos y trompicones logró llegar de memoria a donde se suponía era el baño, después de orinar se fue al lavabo y empezó a lavarse la cara. Sus ojos estaban brillosos, tenía el rostro sonrojado y literalmente no sentía la mejilla derecha. Sólo pensó que le gustaba Nijimura, pero al igual que sus otros amores fallidos, no era recíproco, era tan solo una mera ilusión como todas las que se hacía para luego desengañarse cruelmente, el mayor había dejado en claro su esperanza de casarse y formar familia. Sería el alcohol en la sangre o ya tenía aquella espina el corazón desde antes, pero hizo una mueca dolosa mirándose en el espejo y limpió una lágrima. Debía verse decente para salir de nuevo y con una sonrisa.


-Ogiwara… - escuchó su nombre ser llamado tras de él. Era Nijimura.


-¿Estás bien?


-Ah sí, yo… yo solo recordé algo del pasado. No es nada. – el ex capitán de Teiko tocó su mejilla suavemente como tratando de medir sus acciones.


-No deberías hacer ese tipo de expresión, no te queda para nada.


-No… -dijo con la voz agrietada – No sea condescendiente conmigo. Siendo amable de esta manera, sólo hace que me ilusione más…


Las palabras murieron en su boca al chocar con los labios ajenos. Con el alcohol y el calor del momento no pudo pensar en nada, sólo disfrutaba la placentera sensación de estar siendo besado por un hombre atractivo, mayor que él y que había empezado a desear con fervor. El beso se hacía cada vez más apasionado a cada segundo, moviendo sus bocas, chocando sus lenguas. Pronto Nijimura había cogido a Ogiwara de la cintura para apegarlo más a él y éste último se abrazaba de su cuello para no perder el equilibrio. Mareados como estaban fueron dando tumbos contra el lavabo y pronto llegaron a encerrarse en un locker para seguir besándose como si la vida se les fuera en ello. Nijimura bajó a besar su cuello y los jadeos de Ogiwara lo prendían, sólo quería quitarle toda la ropa, allí mismo y tirárselo.


Era de esperarse de un baño en un salón de recepciones que no iba a ser nada privado, no pasaron ni unos minutos cuando escucharon hablar a un grupo de chicos, para posteriormente usar el cubículo de su costado y escuchar en primera fila las arcadas incitadas por la intoxicación y vómito. La magia del momento se perdía y pronto los protagonistas encerrados empezaban a tener conciencia de qué exactamente hacían allí. Shigehiro empezó a separarse, tratando de recuperar la compostura aún con su estado etílico. Shuzo por su parte odió profundamente perder aquella calidez entre sus brazos, deseaba volver a tocarlo.


-Ven a mi departamento.


-Nijimura…


No hubo opción a reclamos, salieron inmediatamente del locker. El más alto agarró su mano y pasaron, como habiendo tomado un nuevo aire, a través de todos los invitados; después de todo nadie se había fijado de su ausencia en un principio, no se fijarían en ellos ahora.


Subieron casi gateando las escaleras para llegar al departamento, entre risas y besos. Cuando estuvieron dentro, después de haber sufrido al encajar la llave a la cerradura, no hubo porqué contenerse. La ropa voló literalmente por toda la estancia, chocaron con varios objetos y ni por el sonido estruendoso de losa rompiéndose se detuvieron, en el cuarto pasó lo mismo, para cuando Ogiwara estaba acostado en la cama ya estaba completamente desnudo, duro y a merced de un lobo hambriento.


Realmente le gustaba aquellos soniditos saliendo de la garganta del menor, todos y cada uno, como si estuviese a punto de quitarle la pureza a una virgen. Todo era tan autentico, su voz, su rostro lleno de deseo, sus manos recorriendo su piel. Nijimura sólo había estado con damas y ninguna lo hizo experimentar tal anticipación y desesperación. Tal vez por la desinhibición gracias al alcohol que no retrocedió al estimular por primera vez el pene de otro hombre, tampoco al recorrer con su boca el pecho plano del menor, tal vez porque su piel capulí sólo le inspiraban marcarla con saña. Mordía y besaba cada centímetro de piel a su disposición,


Casi no lo preparó, no iba a perder el tiempo preparándolo con paciencia, ni él ni el cuerpo debajo de él estaban para retrasos. Lubricando pobremente con el pre semen arremetió con fuerza dentro de él, obviamente no entró completo. El quejido de Ogiwara se difuminaba en un halo difuso entre el dolor y el placer, pero no hizo falta ninguna aclaración cuando sintió las piernas de Shige enredándose alrededor de su cintura y lo empujaban a enterrarse  cada vez más profundo. Una vez que se hubo acostumbrado, volvieron a besarse, a comerse la boca para comenzar con el vaivén de caderas. Primero lento, marcando el ritmo, sintiendo la estrechez del cuerpo del castaño envolverlo en calidez y lujuria, tratando de que la inconciencia no llegara antes que el orgasmo, como tratando de grabar a fuego en la memoria la sensación ese mismo momento.


Su respiración cada vez se aceleraba y no podía evitar soltar gruñidos por el placer. Subió las dos piernas de Shigehiro en sus hombros y empujó con fuerza, haciendo a su amante soltar un gemido que estremeció su cuerpo, había encontrado su punto más dulce. Empezó a subir la velocidad de sus estocadas, arremetiendo contra el cuerpo ajeno, fundiéndose en uno. Jaló con más fuerza las piernas del menor para poder besarlo o marcar de nueva cuenta su cuello mientras aceleraba cada vez más los movimientos de su cuerpo, cuando ya no pudo parar y se vino dentro de él. Cayeron rendidos sobre las sábanas, jadeando por el cansancio. Lo más lógico en esa situación sería descansar, ya que la lujuria debería haberse disipado. Pero no fue así. Recuperando su respiración, Ogiwara se subió encima de Nijimura, lo besó mientras pasaba sus manos por sobre su pecho y posteriormente bajaba hasta su entrepierna para volver a estimularlo. Shuzo recordaría este evento como la más difusamente erótica memoria de su vida. Ogiwara posicionaba el glande ajeno y se sentaba encima, auto penetrándose de manera lentamente tortuosa. Las manos del moreno recorrieron su piel, apresando sus caderas para luego con un jalón brusco hacer que Shige se sentara enterrándose su pene hasta el fondo, sintiéndolo de nuevo. Subía y bajaba, haciendo perder los estribos a Nijimura quien movía las caderas en desesperación por hacerlo más rápido y más duro. Ambos han perdido la cuenta de cuantas veces lo hicieron, sólo queda el vago recuerdo del placer encarnado en su piel.


 


 


Ahora de nuevo en aquella habitación que lo inició todo, los pensamientos innecesarios se van volando, sólo ellos dos existen. Siguieron besándose, esta vez el mayor de ellos no quería ser bruto. Quería tratar de atesorar el cuerpo del castaño con cuidado, porque quería volver a escuchar aquella melodiosa voz pidiendo por más, jadeando velozmente, gimiendo con un tono desesperado. Lo quería todo de él. No pudo olvidarlo desde esa noche y estuvo pensando en él todas las noches que no estuvieron juntos, está loco por Shigehiro.


Porque una vez que has probado aquel dulce azúcar de su cuerpo, se vuelve adictivo. Aquella inolvidable azúcar.


Fin!

 

Notas finales:

♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠


Si el fic te gustó dale pulgar arriba ... ok no Si estas leyendo hasta aquí gracias. es bueno saber que aún hay tolerancia en el mundo (?) ok no. Esta pareja nació gracias al grupo de rol de KnB en facebook donde adivinen que personaje soy :v , como Ogiwara en el fandom solo lo emparejaban con Kuroko y el Kuroko de ese grupo me mandó a freir torrejas, porque ya tenía a Kagami, me quedé sin partner, hasta que apareció Nijimura y fue flechazo a primera escritura? ok no XD Hemos hecho varios roles NijiOgi, pero es la primera vez que creo esta pareja existe aquí o en el fandom de KnB en el mundo ? no se quien habrá estado tan quemada, para hacer algo como esto. 


Me dejan reviews? para decirme al menos que tan desquiciado fue esto? XD 


Clio ::off::


♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).