Se sentía ligeramente incomoda, no paraba de tocarse el codo con la mano derecha, abrazándose, mordiendo su labio inferior buscando con la mirada la puerta de salida y el camino más cercano para a retirarse de ese club nocturno.
Minho la había dejado sola después de encontrar a alguien con quién bailar. Lo veía como se divertía con ese pelirrojo mientras ella se quedaba con su complejo de papa en la barra.
Suspiró y dejó de tocar su cuerpo para sentir, comenzó a caminar hacia la salida pero antes de hacerlo chocaron con ella, haciendo que se tambaleara ligeramente.
-Lo siento.- susurró Amber haciendo una reverencia, pues ella había sido la víctima.
-No, fue mi culpa.- escuchó la voz femenina de la chica, eso le animó a erguirse y mirarla. –¿Ya te vas?- preguntó ligeramente extrañada.
Amber miró hacia ambos lados por el rabillo de sus ojos, notó a Minho que seguía bailando muy de cerca con ese chico pero también vio lo sola que estaba la barra.
-Sí.- susurró.
-Ouh~ no te vayas.- le pidió a chica acercándosele, -Vamos, te invito una copa.- tomó su mano para tirar de ella y regresarla a la barra. –Un daiquiri.- pidió sonriéndole al barman.
-No, yo no bebo alcohol.- susurró Amber negando.
-¿No?- preguntó su acompañante.
-No.- confirmó nerviosa. –Tengo que participar en un concurso dentro de poco y tengo que mantenerme sobria hasta entonces.- comenzó a jugar con sus dedos, mirándolos como si fueran algo interesante.
-¿Concurso de qué?- preguntó quedándose de pie a su lado, casi chocando sus hombros. –Qué descortés soy, dime Sulli.- le sonrió tendiendo su mano.
-Amber.- contestó estrechándolas. -Sparta, es un concurso de crossfit.-
-Eso es algo rudo.- contestó Sulli riéndose ligeramente. –Pero también eres alguien ruda.- le sonrió haciendo que las cejas de Amber se elevaran además de que sus mejillas se tiñeron de rosa.
-¿Gracias?- preguntó Amber, no sabía si era una ofensa o un cumplido, pero lo tomaría como lo segundo. –Tú eres bastante femenina.- sonrió y al segundo siguiente se regañó porque había comenzado a coquetear con ella.
-Si no bebes vamos a bailar.- sugirió dejando el daiquiri sobre la barra pero girándose sobre sus talones para mirar la pista de baile. –¿O no es lo suficientemente rudo para ti?-
Iba a decir que no sabía bailar, que tenía que regresar a su hotel pronto, que mañana muy temprano tomaría un avión para regresar a SurCorea, pero contestó el galanteo bajando de la silla, tomando la muñeca de Sulli y arrastrándola a la pista.
De repente sólo veía como Sulli se movía y le sonreía, su vestido corto y fruncido al cuerpo se levantaba dejando ver un poco más de sus piernas y como tímidamente se asomaba su ropa interior.
Amber sonrió, le estaba gustando la situación.
Se acercó a ella poniendo sus manos sobre la cintura de Sulli, como Minho la tenía sobre el pelirrojo, sonrió al valerse de su lazo de hermandad con Minho para imitar los movimientos, logrando que Sulli los entendiera y correspondiera, no de la misma manera en la que Taemin lo hacía, sino similar.
Hasta que terminó con el cuerpo de la coreana pegado al suyo, sentía sus muslos rozar con su pelvis, le estaba dando la espalda. Las manos de Amber yacía sobre la cadera de Sulli que no paraba de moverse: imitando el vaivén libidinoso.
-Me estoy excitando.- susurró Sulli por encima de su hombro para mirar a Amber, pero antes de que pudiera contestarle algo sintió los húmedos labios de Sulli sobre los suyos.
Cerró los ojos, separó sus labios y correspondió a ese húmedo tacto.
Si te toca será tu final.
-¿Es mucha osadía si te invito a mi departamento?- preguntó Amber al separarse de ella. Sulli sólo sonrió.
-Vamos.- se separó de su cuerpo y terminó tomando la mano de Amber, quien tiró de ella para salir del club, tentó las bolsas de su short para saber si las llaves del departamento las tenía consigo, al sentirla sonrió. Pero sonrió el doble al sentir el segundo juego, también tenía las llaves del auto.
Lo buscó con la mirada hasta que encontró ese March gris que habían rentado, lo apuntó y ambas caminaron hacia él, le abrió la puerta a Sulli para que entrara, mientras ella caminaba por detrás del auto le mandó un mensaje a Minho.
“El departamento me lo quedo yo, es peor que duermas bien.”
Terminó entrando al auto de piloto, encendió el motor y se dispuso a salir.
El jugueteo no paró dentro del auto, porque en ocasiones Sulli le tocaba el abdomen por debajo el cinturón de seguridad, incluso tuvo el atrevimiento de desabrochar el cinturón de Amber y el botón de su short.
Al llegar tan sólo azotaron las puertas del auto corrieron hacia el elevador. Y una vez sus puertas cerraron Sulli volvió a tomar los labios de Amber, dejándolos con el tinte rosa que llevaba en los suyos.
Las puertas se abrieron y salieron de nuevo, Amber la estaba tomando de la mano hasta llegar a la puerta de su departamento, la abrió y dos segundos después ya estaba cargando a Sulli.
Las piernas de la coreana estaban entorno a la cadera de Amber y sus brazos rodeaban su cuello, las manos de ella yacían en los muslos de Sulli. Caminó hasta llegar a la cama en donde se dejaron caer.
Por eso mismo el profundo beso que le estaba dando y se tuvo que cortar.
Sulli tomó los bordes de su vestido para quitárselo, mostrándole a Amber su vientre plano y el sostén que llevaba puesto. Le sonrió volviendo a tomar los labios de Liu, quien pasó sus manos sobre los muslos de Sulli, que yacía sobre su pelvis.
Te dolerá si de verdad te toca.
Las manos de Sulli fueron hacia el borde de la playera sin mangas que portaba Amber para retirársela, pero no se lo permitió. Lejos de que Sulli se molestara le pareció ligeramente más excitante.
Por lo que deslizó su mano hasta el short ya desabrochado, introdujo su mano bajo la ropa, sutilmente recorrió la piel de Amber hasta donde ella contrajo las piernas.
…
-Despierta.- frunció su entrecejo ligeramente, luego lo hizo con más fuerza hasta que abrió los ojos. –Se nos hace tarde para tomar el vuelo.- estiró sus brazo mientras bostezaba aun acostada en la cama.
-¿Qué hora es?- preguntó somnolienta.
-Aún faltan tres horas para estar en el aeropuerto.- contestó Minho metiendo su ropa a la maleta. –Pero aún tenemos que ir a la Universidad así que date prisa.-
Amber alzó las cejas sorprendida.
-¿A qué hora llegaste?- preguntó sentándose, notando que tenía puesta una de las playeras nuevas de Minho. –¿Qué me pasó?-
-Eso quiero que me cuentes en el vuelo.- contestó Minho sonriendo. –Llegué hace una hora, la pasaste bien porque estabas algo desnuda.-
-¿Algo?- preguntó sentándose, sintiendo el contacto directico con las cobijas.
-Bastante desnuda.- contestó Minho riéndose. –Te puse una playera.-
-Eso veo.- se rio también. –Los boletos están en mi cartera.- comenzó a buscar su ropa interior entre las cobijas. –Para la siguiente hay que rentar habitaciones diferentes.- le dio la espalda a Minho mientras se vestía.
-No, la de recién casados es más barata que las individuales.-
Amber lazó las cejas al ver que su maleta estaba abierta. Pero no se preocupó porque tal vez Minho la había abierto para buscarle ropa, pero entonces ¿por qué tenía puesta una de él?
Recordó que Victoria le había dicho “no confíes en tus liges”.
Se levantó a prisa y corrió a su maleta, abrió los compartimientos en donde guardaba sus cosas importantes mismos que encontró saqueado.
-Minho.- susurró asustada.
-¿No recuerdas su nombre?- preguntó sin percibir la preocupación en el aire.
-No están los boletos.- ni la cartera.
-¡¿Te la robó?!-
Amber sonrió incrédula, porque no sólo le había robado la cartera, sino hasta la piel.