Saltó mientras desenfundaba sus espadas, los cables de su equipo tridimensional se clavaron con una precisión casi alarmante en la cabeza del titán, sin que la acción le llevara más de medio minuto corto la nuca del ser que intentaba comerse a sus compañeros de equipo.
Una vez que el gigante cuerpo cayó, se traslado sobre otro que se encontraba a poco más de 10 metros de su ubicación, repitiendo la acción de manera automática, continuando con esa pelea contra los titanes.
Cuando por fin la pequeña cuidad quedo limpia de titanes, se permitió sentarse en un tejado para observar el cielo que comenzaba a oscurecer, se quedo ahí hasta que sintió una mano en su hombro que lo sacudía suavemente.
- ¿Qué quieres?- murmuro aun observando el cielo ahora cubierto de estrellas.
-Es hora de irnos- Armin dijo en voz baja.
Jean solo se levanto y miro alrededor buscando a sus demás compañeros, los vislumbro gracias a las antorchas que brillaban en lo alto de una de las murallas, sin mediar palabras comenzó a caminar a paso lento hacia ellos seguido de cerca por Armin.
Una vez con ellos, dio una mirada rápida comprobando las pérdidas, se alegro al ver a sus amigos ahí, por lo menos hoy no tendrían muertes que lamentar.
- Te has vuelto uno de los mejores- Connie le dijo una vez que lo vio llegar.
- Sí, gracias por la ayuda allá abajo- Eren agradeció, mirándolo con empatía.
Jean como era su nueva costumbre no contesto nada y caminó cuando todos los demás lo hicieron, de forma automática.
Una vez que llegaron a su lugar de descanso por esa noche, tomo un baño en un rio cercano, comió lo que le dieron y se fue a pretender dormir una noche más.
Cuando se canso de dar vueltas en la cama, se levanto y vistió. Comenzó a recorrer el lugar, sintiéndose cansado y sin ánimos de nada, busco las caballerizas improvisadas y se recostó en la paja, sintiendo una paz embargarlo por la familiaridad de estar en ella.
Como lo venía haciendo desde hace meses durmió encima de la paja, soñando con tiempo más felices con Marco y él como protagonistas.
Un día más, la rutina de siempre. Levantarse, ducharse, correr hasta que los músculos le reclamaran descanso, entrenar con el equipo tridimensional, comer, ducharse de nuevo, y pretender dormir; eso era todos los días mientras no hubiera misión. Se sentía tan patético.
Nada tenía sentido, no desde que encontró el cadáver medio devorado de Marco; fue como si su realidad fuera arrancada de sus manos, fue sentir el corazón dejar de latir, para convertirse en este ser más parecido a un muerto viviente, que a un humano o a un soldado.
La siguiente misión fue como las anteriores, pero con poco más de fortaleza de proteger pero menos de vivir; todos lo notaron, fue como si nada tuviera sentido para Jean y solo buscara matar cuanto titán se apareciera en su campo de visión, haciendo mas de un movimiento estúpidamente valiente para eliminarlos.
Era distinto a Eren, todos sabían del odio que estos le provocaban y su promesa de eliminarlos. También distinto al capitán Rivaille, porque este compartía de manera silenciosa la visión del comandante Smith. En Jean era más un acto suicida que nunca llegaba a concretar y no una misión para proteger a la humanidad.
Una vez en el cuartel, el comandante Smith lo mando llamar. Llego a la oficina improvisada y toco suavemente, cuando escucho la respuesta, entro haciendo el saludo correspondiente, y se quedo parado a un lado de la puerta.
- Toma asiento, Jean- el comandante Smith hablo con voz amable, esto pudo hacer que los soldados se sintieran en confianza, pero Jean solo piensa que de ser otros tiempo, el estaría alerta, pero ahora solo escucha sin sentirse amenazado.
- Con todo respeto comandante, prefiero estar de pie- Jean solo observa un punto detrás del cabeza del comandante.
- Erwin, esto es una tontería, si el mocoso quiere morir en el campo de batalla, solo deberías dejarlo- el capitán Levi dice mientras se lleva a los labios una taza de té.
- No voy a interrogarte acerca de tu comportamiento Jean, solo quiero saber el porqué de estas acciones- como siempre el comandante habla con tono calmado, no dejando ver nunca sus pensamientos.
- Solo, no tengo un motivo para seguir con vida.
- Jean, tus compañeros están preocupados, me han dejado saber de tu comportamiento en los últimos meses.
- No tengo nada que perder, ya no tengo nada, ellos podrán seguir adelante con una muerte mas, no es la gran cosa.
- Si tanto estas buscando la muerte ¿Por qué aun sigues con vida? Todos sabemos que aquí hay infinidad de cosas con las cuales recurrir a ella, y no esperando las misiones para morir a manos de los titanes.
- Honestamente señor, no quiero ser un cobarde. Si mi vida sirve para darle algunos días a alguien más, ¿Por qué sería tan estúpido para no regalárselos?
- Entonces, ¿quieres morir como un mártir?
- En parte es verdad señor, quisiera que le dieran la noticia a mi madre que morí en batalla; así ella sabría que no fui solo un imbécil arrogante que logro sobrevivir sin ellos. Pero por otro solo quiero simplemente dejar de existir- después de un momento de silencio Levi hablo.
- Puedes retirarte soldado- Jean hizo de nuevo el saludo militar y salió dejando a los mayores en aquella oficina.
- Creo que con un poco de cuidado podría convertirse en el uno de los hombres más fuertes de la humanidad- Erwin habla con voz más seria mientras observa los movimientos medidos de Levi.
- Tal vez eso es lo que se necesita para tener a los hombres más fuertes, tener a despojos de personas que lo han perdido todo. Incluida su humanidad.- El capitán termina su té de manera calma mientras siente los ojos del Comandante en su rostro.
- Tal vez eso sea- el comandante Smith regresa su atención a los informes que estaba llenando.
Jean camina a las caballerizas, y se sienta en la paja, cierra los ojos y solo ahí deja que sus pensamientos fluyan en un gran torrente que no puede detener aunque lo quiera.
Se ve así mismo con su familia, se imagina a sus padres recibiendo la noticia de su muerte y casi sonríe porque sabe que les dará una gran sorpresa, su arrogante hijo escogió la legión de reconocimiento y no la policía militar.
También comienzan a aparecer los momentos vividos con Marco, el cómo su amistad fue creciendo y como el inocente Marco fue el que dio el primer paso, los primeros besos y las primeras caricias fueron de su parte y solo le quedo admitir de que el ansiaba poder solo mirarlo, el cómo ansiaba poder encontrarse en las caballerizas para poder besarse y acariciarse, dentro de sus pensamientos se cuela uno que lo hace sonreír mientras algunas lagrimas se deslizan por sus mejillas.
Recuerda la discusión por un tema sin importancia a su consideración pero que a Marco le tomo por sorpresa; Jean le propuso que cuando estuvieran listos para tener sexo, esa primera vez él sería el que recibiera y Marco escandalizado comenzó a negar hasta que Jean le aclaro el por qué de su decisión: “Estar contigo es algo que siempre atesoraré, no te puedo ofrecer mi primera vez, pero si te puedo ofrecer algo que nunca pensé en hacer y que nunca más hare si no es contigo”
Y recuerda a Marco llorando diciéndole que era un cursi, para después besarse y…
Se sobresalta con los recuerdos, por un momento pasa por su mente lo afortunado que es de solo haber hecho el amor en esa ocasión, sino no hubiera podido ser capaz de vivir esos meses sin él.
Se levanta completamente cuando escucha a Connie gritar su nombre. Le están buscando para ir al bosque a buscar leña para las hogueras. Limpia su rostro y sale en su encuentro.
Y piensa que hace lo correcto en tratar de ayudar a sus amigos, que gracias a ellos no se ha dejado morir como en un principio deseaba, y que seguirá haciéndolo hasta el momento de encontrarse con Marco.
Jean de verdad espera que Marco este orgulloso de él donde quiera que este y aunque no desistirá de tratar de alcanzarlo, será lo mejor que pueda ser por el bien de sus amigos.