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El primer amor en la academia (Durararaloid) por kurainoyami97

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Notas del fanfic:

Debemos darle mas amor a Mikado-kun!

-shizumakaiza

Notas del capitulo:

Hanako: Hola a todos! Se que nadie leera esto y si lo leen probablemente n les gutara pero tengo que practicar para mejorar como escritora asi que simplemente se lo aguantan o no lo leen. O como quieran

Mikado: ¿Que paso con tu buen humor?

Hanako: se fue junto al aire fresco. Tengo calor

Izaya: Por que no prendes el aire acondicionado

Hanako: No hace tanto calor

Shizuo: Quitate un poco de ropa y listo

Hanako: Shizu-chan.... pervertido

Shizuo: NO me referia a eso

Izaya: Mikado alejate de ese depravado sexual....ven a mis brazos yo te protegere

Mikado: Prefiero ir con Hanako-san

Shizuo: NO soy un pervertido! Mikado no les creas

Mikado: Como digas Shizuo-san

 

First love academy (Durararaloid) 


"Seguramente tienes una imagen ciertamente negativa de mi. No te culpo. Somos completamente diferentes. Desde nuestras calificaciones hasta nuestra imagen social, carácter e incluso nuestra forma al andar. Pero aun asi lograste clavarte muy profundo en mi pecho, te adueñaste de mi corazón y nunca mas lo regresaste" 


Shizuo Heiwajima el mas fuerte de todos los estudiantes de la academia Raira, aquel que odia la violencia pero siempre se mete en peleas, el terror de los profesores y el alumnado por igual. 


Aterrados con solo ver su cabellos rubio, su uniforme desarreglado para una mayor comodidad y su expresión atemorizante por naturaleza, solian evitar en contacto con el. Su fama de chico malo habia sido otorgada por culpa de otros quienes lo provocaban pero todos lo ignoraban. 


Le temían. 


Ignorando el hecho de que le gustaría ser un buen estudiante ,y no solo un mediocre,  los profesores lo tachaban de rufián y no se molestaban en llamarle la atencion por sus calificaciones bajas o siquiera intentar acercarse a el. 


Lo despreciaban. 


Sumado a eso, y haciendo mucho peor la estancia en la escuela, la existencia de "La pulga" (también conocido como Orihara Izaya) quien desde el primer momento despertó en el un unico sentimiento.  


Odio. 


No habia una razón. Fue odio a primera vista. Como el amor...pero sin amor y con muchas ganas de molerlo a golpes. 


O matarlo. 


¿A quien no le paso? 


De todos modos, no todo era malo. Tenia amigos después de todo. No eran muchos pero al menos eran...buenos. 


Kadota y Shinra. 


¿Lo ven? No eran muchos. Pero sin duda eran indispensables para poder mantener la calma en la escuela. Y eran lo que hacia soportable su estancia en ese lugar.Bueno ellos y "él". 


La persona de la que estaba enamorado. 


Ryugamine Mikado. 


El presidente del consejo estudiantil, el mas joven en la historia de la escuela, dos años menor que él. De calificaciones perfectas y buena actitud, contrario al mismo Shizuo. Pero lo mas importante, un chico. 


Un amor imposible pero aun asi el iba a confesarse. 


Con esto en mente apretó ligeramente la carta entre sus manos. 


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Ryugamine Mikado sabia que la gente paranoica solía sentirse observada y por un momento temió por su salud mental pero luego de 15 minutos decidió buscar la razón de esa sensación. 


Disimuladamente sus ojos recorrieron los alrededores hasta llegar a la puerta de entrada del salón, donde vio unos cabellos dorados como el sol y unos ojos color miel que habia aprendido a reconocer. 


Con un ligero suspiro se levanto de su asiento para abandonar el papeleo y acercarse a la puerta y abrirla tan rapido que no dio tiempo a su sempai para reaccionar.  


El Fortissimo parpadeo perplejo al encontrarse con dos zafiros viéndolo fijamente mientras los labios color cereza del menor se apretaban en una ligera mueca. 


- ¿Necesitas algo? Te ves pálido. 


- ¿eh? 


- Si quieres decirme algo, mejor dilo ahora. Tengo cosas que hacer... etto... Heiwajima-sempai ¿acaso se siente enfermo?- murmuro sorprendido el mas bajo parándose de puntitas para juntar su frente con la del otro que paso a ser un tomate. 


- N-no es eso. Yo quería ... decirte que... no puedo hacer esto... 


- ¿Hacer que...?- la pregunta no llego a oidos del rubio porque salió corriendo tan pronto como pudo al grito de "No puedo hacerlo.De ninguna manera" 


El menor estaba dispuesto a seguirlo cuando una voz cantarina llamo su nombre. 


- Mikado-kun~ mi querido ángel te extrañe ... desde ayer que no te veo- dijo dramáticamente un azabache de ojos carmesí seguido de unas chicas que parecían adorarlo. 


- Orihara-san ya le dije que deje de acosarme. No estoy interesado.Por otro lado … ¿mejoro su herida en el hombro? 


- Ah~ Tan tímido, pero aun así tienes el valor de demostrar tus sentimientos por mi.  ¿Que quieres hacer cuando salgamos el sábado? Asi te mostrare que me encuentro en un perfecto estado físico- pregunto mientras le entregaba una rosa roja que fue ignorada por el mas bajo. 


"Físico si, mental lo dudo" 


- Tengo que estudiar. Otro dia será. Deberías estudiar también los exámenes serán pronto- comento intentando alejarse y fallando al ser atrapado entre los brazos del moreno mayor. 


- Que frio Mika-chan pero te perdonare porque eres mi humano favorito y porque te preocupaste por mi bienestar. Como recompensa que tal si te regalo mi virginidad...ahora- Dicho esto introdujo una de sus manos debajo de la camisa del menor. 


- Eso es acoso sexual- contesto el de mirada azulina mientras buscaba ayuda entre las chicas presentes pero estas solo lo veían con envidia y dolor antes de irse- "Voy a ser violado" 


- Izaya-kun... aléjate de Mikado- esa voz profunda, acompañada de un rugido furioso fueron la campana de salvación de Mikado. 


Pero mientras perseguía a Izaya perdió su preciada carta. Que dicho sea de paso fue a parar a los pies del kouhai que noto su nombre escrito en la carta por lo que decidió abrirla y leerla. 


-"Cuando veo tu cabello mecerse con el viento mi corazón se acelera. Si fijo mis ojos en los tuyos me pierdo en un cielo azul eterno y puro..."- El rubio se detuvo en seco al escuchar esta frase y olvidando a su enemigo jurado reviso sus bolsillos traseros. 


- La carta... -  volteo a ver al menor aterrado por la reacción de este esperando asco o miedo pero se encontró con una cálida sonrisa. 


-Quien diría que la bestia sabia escribir- comento Izaya con una sonrisa burlona. 


- Me halagan estas palabras tan bellas...- 


-Mikado!! Me abandonaste creí que pasaríamos el recreo juntos! ¿Acaso ya no me amas?- dijo dramáticamente un rubio entrando en el salón ignorando a los otros dos presentes. 


- Masaomi... Te quiero pero no te aguanto.  


- ¿Que? ¡cuanta crueldad!- exclamo sujetando su pecho en un gesto dramático mientras su amigo lo observaba sin inmutarse. 


- Estuviste hablando de Saki por dos horas no podía aguantarte mas tiempo 


- Ah! Que dulce. Solo eran celos. Mikado tu eres mi mejor y mas grande amigo asi que no... 


- Kida- llamo el joven con una sonrisa amable, su amigo lo miro- termina la frase y no dormirás conmigo el fin de semana. 


- ¿Que? Pero es la maratón de videojuegos.... 


- Kida. Ve a buscar a Anri y almuerza con ella. Hoy no quiero verte. 


- ¿Dije algo  malo? 


- No pero creo que si te me acercas estos dos te matan- comento señalando a los dos sempais rodeados por un aura oscura. 


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Sentía simplemente una extraña fascinación con el pequeño Mikado. Había descubierto que el era la persona mas similar a el en todo el mundo. Algunos decían que Aoba se parecía  a él. 


Tontos ilusos. 


SI era manipulador y le gustaba jugar con la gente pero el no veía esa necesidad de ser-valga la redundancia- necesario, de actuar como un dios. 


No deseaba estas entre las aguas tranquilas y las aguas profundas nadando libremente y causando problemas que luego cuando todo se volviera desastroso convertirse en quien los salvaría. El odiado y despreciado pero necesario e indispensable. Aquel que movía los hilos de un juego retorcido. 


Mikado y el si. 


Hasta se parecían físicamente con el creador de los Dollars. 


Sabían lo que era querer formar parte del mundo, y controlarlo, crear caos para luego detenerlo y arreglar todo siendo indispensable para la gente. El deseo de ser como un dios, o según la definición del pequeño un demonio. 


Ese niño comprendía lo que sentía. Eran iguales y diferentes a la vez.  Mikado aun carecía de experiencia ademas de ser mas emocional y preferir ser el camino en lugar del barranco. 


No era tan bueno como el aun. Pero con el tiempo aprendería. Podría ser su compañero permanente. 


Podría alejarlo de la soledad. 


Podría ser suyo y ser quien mas lo necesitara. Sin tener que hacer algo caótico para ser necesitado solo por ser a quien el quiere. 


Podría ser su todo, y el podría ser el suyo. Cada uno complementándose. 


Si. 


Por fin encontraba a alguien que podia ocupar ese lugar tan especial. 


Amaba a todos los humanos, pero Mikado era mas que simplemente un humano mas. 


El era la representación mas pura de la humanidad. Paso de ser su peon favorito a su humano favorito.  


No le importaría si otro ser humano era herido o incluso si moría pero si se trataba de Mikado, fácilmente podría diferir en su reaccion. 


Mikado era especial y debia ser suyo. 


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Muchas cosas lo tenían preocupado. 


 Anri y su latente necesidad de escapar de su humanidad detrás de un simple "soy un parasito" que cada vez era mas débil y poco a poco le era mas dificil resistirse a la canción de Saika. Masaomi que parecía estresado enfrentándose con los cuadrados azules, gracias a su rivalidad con los pañuelos amarillos.  


La desaparición de sus compañeros administradores del grupo Dollars que recién nacía y parecía comenzar a ganar influencia poco a poco. 


Tenia 100 miembros oficiales en la pagina de Dollars y el numero aumentaba. Tal vez podria usarlos paara hacer algo importante. 


Sin  embargo de un momento a otro la paz de la habitación se vio interrumpida por Kida quien entro como  un torbellino llevándose por delante un par de sillas. El rubio tomo su mochila y luego de acercarse a darle un beso en la frente se  encamino a la puerta. 


-Mikado me voy. No se si volveré pronto o si volveré siquiera pero...nunca te olvidare- dijo dramáticamente mientras veia a su compañero con una expresion ciertamente seria. 


- Masaomi...¿Donde vas?- cuestiono un tanto confundido el de ojos azules. Su mejor amigo miro al horizonte de manera enigmática unos segundos antes de responder. 


- Voy a volverme un maestro pokemon- declaro. Mikado tomo con firmeza una pluma entre sus dedos antes de arrojársela al rubio y lograr metérsela en la boca. 


- No te pongas tan serio para decir idioteces- dicho esto empujo al rubio al otro lado de la puerta. 


Un suspiro escapo de sus labios acompañado de una ligera sonrisa. 


- Ese idiota... 


- ¿Estas ocupado Ryugamine-kun?- una voz suave y carente de emociones fue la que llamo su atención. Frente a el estaba la alumna de intercambio y sempai mas admirada -al menos de la población femenina- de toda la escuela. Vorona. 


- ¿Desea algo sempai? 


- El tema que deseo tratar contigo involucra al individuo de nombre Heiwajima Shizuo y puede que indirectamente al que recibe el nombre de Orihara Izaya... 


- ¿Que sucede con ellos? 


- Parecen sentir una atracción física hacia tu persona. Esto puede ocasionar problemas a futuro por lo que vine a aclarar algo. Heiwajima es mi presa y algun dia lo matare. Si decides relacionarte sentimentalmente con el y lo vuelves debil deberé deshacerme de ti. Sin mas que decir adios- dicho esto la rubia estaba a punto de irse pero se encontró frente a una notablemente molesta Anri. 


- No puedo permitir que amenaces a Ryugamine-kun y te retires tan fácilmente. Si intentas dañar a mi amigo deberé cortarte y asegurarme de mantenerlo a salvo. Procura pensar lo que le diras a tus kohai, Vorona- sempai... puede desencadenar en algo peligroso. 


-¿Que fue eso?- cuestiono el de ojos azules una vez que Vorona se fue. 


- Esa chica esta siempre amenazando a quien se acerca demasiado a Shizuo... Por otro lado Orihara-san tiene un club de fans un tanto enfermizo. 


- Lo tengo en cuenta- 


 

 

Notas finales:

Hanako: Me derritoooooooo

Mikado: bueno eso es todo por ahora

Izaya: la proxima tal vez ocurra algo interesante

Shizuo: como que la pulga muera

Izaya: Que cruel!


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