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¿Esto es amor verdadero? (En proceso de edición) por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

Después de mucho tiempo... Hola!!

4

¿Asesorías? ¿O acercamientos?

 

—¡No lo entiendo! —decía desesperado Alex. Ambos jóvenes se encontraban en el suelo de su habitación, recargados en la base de madera de la cama.

—Por tercera vez te pregunto: ¿qué es lo que no entendéis?

—¿Por qué es equis? ¿Cuánto vale equis?—decía un poco confundido.

—Equis no tiene un valor específico... Plantearé un problema sencillo. Equis más uno es igual a tres, ¿cuál es el valor de equis?

—No sé—dijo intentando buscarle una respuesta.

—Algo más sencillo. Compré en la tienda una manzana y una paleta. La paleta vale dos pesos. En total pagué cinco pesos, ¿cuánto costó la manzana?

—Ehm... no me digas, no me digas.... ¿tres pesos?—respondió dudando.

—Sí—dijo con gran alivio, por lo menos era un pequeño avance.

 

***

 

Pasaron las horas, y ya entendía muy bien cómo resolver ecuaciones, ecuaciones cuadráticas, ecuaciones mixtas, etc. Eran temas complicados (para él), pero por lo menos ya los tenía dominados. Antonio estiró los brazos y suspiró hondo, con cansancio.

—¿Te estresé?—preguntó viendo su expresión.

—No, tengo sueño solamente—dijo y bostezó.

—Claro que te estresé—le dijo.

—Ya te dije que no—dijo un poco agotado. Se quitó los lentes que llevaba puestos y volteó a ver al techo—Lo que ocurre, es que no he podido dormir últimamente, eso es todo. Pero me alegra poderte haber ayudado—le dijo con sinceridad.

—Oye... gracias—dijo con una sonrisa.

—De nada—dijo mientras volteaba a verlo.

Esos ojos azules miraban fijamente a esos otros ojos azules. No podían dejar de verlos, estaban hipnotizados. Lentamente fueron acercando sus rostros, no controlaban su propio cuerpo.

 

Pero antes de que pudieran besarse, se escuchó un fuerte portazo proveniente del piso de abajo, haciendo que ambos reaccionaran y se alejaran rápidamente.

—Tengo que irme, avisadle a vuestra hermana que vendré mañana—dijo mientras se ponía de pie y salía de la habitación de ese chico, para bajar las escaleras y salir de la casa.

Eran apenas las cinco de la tarde, y el cielo tenía un suave tono dorado. Caminaba por las calles, se retractaba mentalmente acerca de lo que ocurrió.

—"Casi nos besamos... pero debe ser una simple reacción bioquímica en su cerebro, que está enviando una señal de atracción debido a la ausencia de su antigua pareja, intentando sustituir el dolor producido por la muerte de ese chico"—pensaba confundido y a la vez triste.

Así pasaron esos dos meses, en los cuales el chico listo iba a casa de su amor "no" correspondido. Siempre era lo mismo, estando a tan sólo cinco centímetros de distancia, llegaba Mike casi tirando la puerta, y los interrumpía. Claro que Antonio creía que era una simple reacción causada por la ausencia del ex-novio de Alex. ¿Y cómo no pensar eso?, si esa persona falleció cuando aún salían.

 

 

***En la casa de Alex***

*

 

—¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti, Antonio? ¿Acaso... acaso me enamoré de ti? No, yo sigo amando a James... ¿o no?

Pero... siempre que estoy con Antonio mi corazón late a gran velocidad, y no dejo de sonreír como idiota. Creo... que sí lo amo... Pero... está mal...

Debo reconocer que me diste tu permiso, James, pero necesito saber si no te molestarás... Me enamoré de él, y siento que esto no es correcto.

Perdón.

Siempre quisiste verme feliz, y espero serlo ahora. Quiero que sepas, que a pesar de todo esto, jamás te podré olvidar.

Aún así, necesito una señal que me diga si debo intentarlo, o si debo olvidarme de él. Necesito algo, lo que sea.

*

 

La ventana se abrió con fuerza por una corriente de aire. Alex se puso de pie rápidamente y fue a cerrarla. Se le dificultó un poco, el viento soplaba con gran fuerza, que hizo que muchos papeles llegaran hasta el interior de su habitación. Cuando por fin logro cerrarla, se dispuso a recoger aquella basura que entró.

La mayoría eran volantes, de esos que pegaban en los postes de luz. Algunos eran de mascotas perdidas, otros de ofertas de empleo. Pero hubo uno que le llamó mucho la atención. Decía:

¡Sé feliz con esa persona que amas!

Era un anuncio de una tienda de vestidos para novias, por eso el slogan, además de que, en la parte de abajo, estaba escrita la dirección del local. Pero, ¿fue algo de la naturaleza? ¿o fue esa señal que pidió? La particularidad de ese texto escrito lo hizo creer que no fue un simple juego de la naturaleza o una común coincidencia.

—Ya entendí, lo intentaré. Gracias...—murmuró viendo hacia la ventana con una sonrisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal?

Estoy pensando en eliminarlo, creo que me está quedando horrible :P

En fin.. tal vez le siga hasta el final... no sé, a ver qué.


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