Capítulo 2: Quiero saber de ti.
Su celular no había parado de sonar en todo el santo día. Había tenido que ponerlo en silencio para que aquella canción que tenía de tono de llamada, dejara de molestarle. Ese día, había empezado a odiar esa canción.
—Señor Uchiha, tiene una llamada, dice que es de suma importancia —le dijo su secretaria, Shion, una rubia de ojos rosa, asomando la cabeza tímidamente por la puerta de la oficina de su jefe.
—Está bien, pásamela.
—Como usted diga —la chica se retiró y de inmediato le traspasó la llamada.
—Aló.
—Sasuke hijo ¿por qué no contestas tu celular? Llevo horas tratando de contactarme contigo. Gaara está muy preocupado y…
—Espera —la detuvo Sasuke— ¿Gaara está contigo?
—Sí, y quiere hablar contigo.
—Pero yo no quiero hablar con él ¿Al menos sabes qué es lo pasó?
—Sí, pero…
—¿Y todavía esperas que hable con él?
—Hijo, todos cometemos errores y créeme, Gaara está muy arrepentido.
—¡No me jodas mamá! No puedo creer la estupidez que me estás diciendo. Prácticamente me dices que haga como si nada hubiera pasado.
—Pero Sasuke, Gaara cometió un pequeño error y no me vas a decir que tú en tus viajes no hiciste alguna vez algo…
—¿Pequeño error?, ¿le dices pequeño error a acostarse con otro, cuando estás a un mes de casarte? Y no me vengas con que yo hice lo mismo, porque no es así, yo siempre he sido fiel, así que no me vengas a joder con lo mismo. Adiós —y colgó antes de que su madre pudiera decir algo más.
Le parecía el colmo lo que su madre, Mikoto Uchiha, le estaba diciendo. Ah, pero ve tú a saber qué cosas le habría dicho Gaara. Tendría que hablar en otra ocasión con su madre, pero a solas. Por ahora estaba muy agotado mentalmente y no quería saber más sobre ese asunto.
Ahora, lo único que le preocupaba, era el poder volver a ese local y disculparse con Naruto. No sabía qué era, pero Naruto tenía un algo especial que le intrigaba, que lo motivaba a saber más de él. Sentía que Naruto había sufrido mucho en el pasado, después de todo, algo debió pasar para que él acabara en ese lugar, al que Sasuke podía decir con seguridad, que Naruto no pertenecía.
La noche hizo su aparición, y a eso de las 10, Sasuke detenía su auto afuera de Jinchuuriki. No le agradaba la idea de tener que volver a un lugar en donde se respiraba un ambiente lascivo, pero era el único lugar en el que encontraría a Naruto seguro.
Bajó del auto, le puso la alarma, y entró.
El lugar era un completo bullicio. Además, habían luces de diferentes colores por todos lados, y a donde sea que se mirara, habían sujetos manoseando, ya sean a mujeres o donceles, o a ambos.
Sasuke tomó asiento en una mesa alejada. Y lo vio. Naruto estaba bailando en el escenario, se movía con gran gracia alrededor de ese tubo. Su baile era muy hipnótico, era como si el sólo movimiento de su cuerpo, te hiciera poner la atención en él, y nada más.
Sasuke pronto se vio siguiendo con sus ojos oscuros, cada movimiento, cada deslizamiento que Naruto hacía por el tubo. Poco le importaba en ese momento, que Naruto no llevara casi ropa. Estaba totalmente hechizado. De repente, vio que no era el único en estarlo. La mayoría, por no decir todos los clientes miraban con gran expectación el baile de Naruto, y no sólo eso, sino que también lo miraban con lujuria, faltaba poco para que se lanzaran al escenario en busca del doncel. Eso a Sasuke, le molestó muchísimo, y unas ganas de subir él también al escenario, le invadieron, pero no con los mismos fines de esos sujetos, sino que para sacar a Naruto de ahí y llevárselo lejos.
Apretó los puños con furia, por más que quisiera hacer eso, no podía, por el bien de Naruto, no podía cometer ninguna estupidez.
Muy pronto, el baile de Naruto terminó, y éste se retiró rápidamente ante los aplausos, chiflidos y piropos de los clientes.
Sasuke no notó en qué momento, todo volvió a ser como cuando llegó, simplemente se quedó viendo el escenario, en la parte por la que Naruto había desaparecido. Ni siquiera notó, cuando una mujer rubia con un gran escote y una falda muy demasiado corta, se le acercó para tomarle el pedido.
—Señor.
Ahí recién, Sasuke captó a la mujer, pero fue porque se le puso delante de donde miraba.
—¿Desea algo? —le preguntó con coquetería.
—Sí, quiero un whisky con hielo.
—Muy bien —la mujer apuntó en su pequeña libretita—, ¿algo más?
—Sí, necesito saber si es posible hablar con Menma.
—¿Con Menma? Mmm… eso está difícil, él no recibe clientes.
—¿No?
La mujer negó con la cabeza.
—Él es tan idiota en ese aspecto. Ha recibido increíbles ofertas, pero jamás las acepta. Si yo tuviera su suerte, me habría vuelto rica hace tiempo y ya me hubiera largado de aquí —bufó la mujer.
—Ya veo, pero ¿podría ir con él y decirle que Sasuke le busca?
—No creo…
Sasuke le echó unos billetes grandes en el bolsillo del delantal en donde guardaba su libreta.
—Veré que hago —y se retiró.
Al cabo de unos minutos, un joven doncel pelinegro le trajo su trago y a pesar de que coqueteó con él, Sasuke no le hizo caso, en eso momentos, al único que le apetecía tener cerca, era a Naruto.
Naruto se había puesto una ropa más cómoda. Odiaba salir casi sin nada al escenario, pero era su trabajo y no le quedaba de otra, pensó como cada noche. Ahora, se disponía a sacarse la peluca, cuando escuchó una voz a sus espaldas.
—Menma.
—Ino ¿deseas algo?
—Hay un cliente que quiere hablar contigo.
—Ya he dicho mil veces que no recibo clientes, además, Pain me dijo que hoy no era necesario salir.
—Bueno, yo sólo cumplo con avisar. El tipo estaba muy guapo, y me dijo que te dijera, que Sasuke te busca. Allá tú si vas —Ino se retiró dejando a un sorprendido Naruto.
O sea que Sasuke, el sujeto de la noche anterior, el que le había gritado ¿había vuelto? Naruto no entendía el porqué de su regreso, y no sabía si ir o no, pero su curiosidad fue más grande, así que a la final, igual salió.
No perdía nada ¿verdad?
Cuando salió, lo buscó entre la multitud, pero era difícil ubicarle, así que decidió ir por los lados más apartados y ahí lo encontró. Sasuke parecía ser alguien muy predecible.
Naruto se acercó y le habló.
—Me dijeron que estabas buscándome.
Sasuke retiró su vista del vaso, en cuanto escuchó la voz de Naruto para ponerla en él. Ahora parecía alguien normal y… iba vestido.
—Sí. Me alegra que hayas decidido salir, porque te juro que iba a hacer hasta lo imposible por hacerte salir.
—¿Ah sí? —Naruto tomó asiento a su lado— ¿Y por qué si se puede saber?
—Porque necesitaba hablar contigo. Yo… quería disculparme por lo de ayer. Fui muy grosero contigo, aun cuando tú me escuchaste mis problemas. De verdad… lo siento.
Silencio. Eso fue lo que siguió a continuación, pero ese silencio era porque ninguno de los dos dijo nada, ya que el ruido de alrededor, hacía imposible un ambiente silencioso.
Sasuke movía los dedos con nerviosismo alrededor de su vaso con whisky. Necesitaba que Naruto le dijera algo ¡pero ya!
—No tienes porqué disculparte —dijo finalmente Naruto, pero sin verle, teniendo la vista posada en la mesa.
—Claro que sí, me porté mal contigo.
—No tienes que hacerlo, porque de hecho, esa era mi intención.
—¿Cómo? —preguntó Sasuke confundido.
—Lo que oíste. Mi idea desde un principio, fue molestarte. Tú necesitabas liberar esa frustración y molestia y entonces dejé que la liberaras conmigo. De seguro, ahora ya no te sientes tan molesto ¿no? —Sasuke negó con la cabeza— Me alegra.
Naruto le sonrió, ante la expectación de Sasuke. Aun no podía creer lo que el doncel le decía.
—¿Y por qué pensaste que haciendo eso, me ayudarías? —preguntó.
—Bueno, hace tiempo leí en un libro que cuando las personas se sientes frustradas o con rabia por algo, les hace mal que se les quede adentro y que es mejor que lo liberen, y tú fuiste una persona fácil de provocar —le explicó con simpleza.
—Ya veo. Pero dime, ¿te gusta leer ese tipo de cosas?
—Sí —Naruto adoptó un pequeño sonrojo que a Sasuke le pareció encantador—. Cuando era pequeño, mi sueño era ser psicólogo. Yo tenía un amigo muy cercano, que sufrió un gran trauma y gracias al psicólogo, pudo salir adelante. Entonces pensé en lo bueno que es poder ayudar a la gente con sus problemas escuchándole. Oh, disculpa —se disculpó al notar que estaba contando de más—, estoy contando cosas que no debo.
—No, no te preocupes, de hecho, me parece interesante. Pero dime ¿por qué no estudiaste psicología si tanto te gustaba?
—Porque primero quiero juntar el dinero.
—Oh, entonces ¿tus ideas siguen en pie?
—Sí.
—Dime Naruto…
—Menma —le interrumpió Naruto—, aquí soy Menma, así que te pediría que no me llames por mi nombre real.
—Bueno, como quieras. Dime Menma ¿Por qué terminaste trabajando aquí? —Sasuke formuló la pregunta que tanto había querido hacerle. Estaba expectante por la respuesta de Naruto.
—Porque necesito dinero para mantenerme —fue la escueta respuesta de éste.
—Sí, pero allá afuera hay trabajos mejores que éste, es decir, más… dignos —no sabía si le había ofendido con eso. Esperaba que no.
—Mira, actualmente no es fácil conseguir empleos si no se tiene estudios, y yo no los tengo. El dueño de este lugar, fue muy amable en darme un trabajo y un lugar donde vivir cuando yo no tenía nada, y le estoy agradecido. Sí, odio mi trabajo, pero al menos me permite ganar buen dinero ¿he satisfecho tu duda?
—Lo siento, yo jamás he tenido que pasar por eso. Siempre lo he tenido todo, así que no puedo entenderlo —Sasuke se sintió mal consigo mismo. Él había nacido en cuna de oro, jamás había pasado necesidades, lo que había querido, lo había tenido. Era imposible entender por todo lo que pasó Naruto.
—Sí, bien, yo no siempre he tenido esa dificultad. Antes tenía a mi familia.
—¿Me lo contarías? —Sasuke no pudo evitar preguntar. Quería saberlo todo de ese doncel que tanta intriga le causaba.
—¿Tú… quieres escuchar? —Sasuke asintió sin dudar— Bien, pues te contaré.
Continuará…