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하루 하루 [Haru Haru] por WeassleyMegane

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Notas del capitulo:

¡Buenas tardes a todo el mundo! Soy Weassley y vengo a publicar mi primer One Shot de toda la vida(?).

Antes que nada me gustaría aclarar que soy NUEVA en esto de los FanFic y tal vez por eso sea mala con mis relatos y blah blah blah(?) pero trataré mejorar con cada cosita que vaya publicando.

Para los que no saben quienes son los de las historias sus fichas están aca abajito.

 

Kobori Kouji: http://es.kurokonobasuke.wikia.com/wiki/K%C5%8Dji_Kobori

Nakamura Shinya: http://es.kurokonobasuke.wikia.com/wiki/Shinya_Nakamura

Hayakawa Mitsuhiro: http://es.kurokonobasuke.wikia.com/wiki/Mitsuhiro_Hayakawa

¡Todos pertenecen a Kaijo! Por si las dudas(?).

Ahora si, espero disfruten del OneShot(?)

“Vete.

Al fin me he dado cuenta

Que no soy nada sin ti.

Estaba tan equivocado, perdóname.”

 

Una gris y pálida tarde estaba amenazando con traer las nubes negras y empezar una tormenta. En una calle desolada y descuidada estaban dos chicos parados enfrente de si, tomados de la mano muy sutilmente. Sus ojos mostraban tristeza, culpa, incluso odio pero sus bocas estaban perfectamente curveadas en una sonrisa. Ambos eran cómplices.

El más bajo sacó de su bolsillo un anillo de fantasía color dorado y lo colocó en las manos extendidas del otro como muestra de amor. Sus miradas eran un torbellino de emociones pero a simple vista parecían ser una feliz pareja. El castaño tomó el anillo y lo colocó en uno de sus dedos, luego, entrelazó su mano con la contraría la cual tenía un anillo igual.

Sus miradas pasaron a ser más sombrías y la sonrisa fingida que llevaban fue desapareciendo. El de lentes apretó los labios al tiempo que sus ojos se volvían cristalinos, quería llorar, gritar, huir pero nada de eso podía cumplirse. El mayor se dio cuenta del cambio y subió una de sus manos a la tersa cara de su acompañante acariciándole las mejillas.

— Está bien. —Susurró muy suave en la oreja del menor en el intento de calmarlo.

— Será… Mejor que me vaya ¿Si? —Quitó muy suave la mano de su rostro y le dedicó una última sonrisa triste antes de dejar el lugar.

Hayakawa suspiró, viendo como su novio se alejaba. Volteó hacia el callejón que comunicaba la calle donde se encontraba y observó como cuatro personas que reconocía muy bien se acercaban hacía donde estaba él. Sabía lo que buscaban y lo que habían visto, no era tonto. Sin embargo, Hayakawa debía seguir con el plan y no flaquear.

El más alto de los cuatro caminó más rápido adelantándose y poder encarar a Hayakawa. Lo tomó del cuello y lo levantó unos centímetros, en ambas miradas se notaba la tristeza y la decepción pero solo en una se notaba realmente arrepentida: Kobori Kouji, quien tenía las lágrimas atoradas.

Los otros cuatro fueron a detener el enfrentamiento que empezaba a formarse, lograron bajar a Hayakawa pero ganas sobraban para empezaran a pelearse de verdad. Y así fue. Primero empezaron los reclamos, las explicaciones y luego fueron subiendo de tono al punto de insultarse y escupirse.

Tan solo las palabras Nakamura pensaba en mi cada noche contigo bastaron para que Kobori diera el primero, el segundo y el tercer puñetazo arremetiendo contra el menor, Hayakawa no se quedó con los brazos cruzados y también golpeó al mayor, incluso lo tiró y se montó sobre él para seguir golpeando. Por suerte Kise, Moriyama y Kasamatsu lograron separarlos.

Moriyama se llevó a Hayakawa antes de que siguieran matándose mientras Kasamatsu y Kise calmaban al mayor.

Mitsuhiro miró a Kobori antes de irse, lleno de arrepentimiento y culpa dijo Lo siento pero de sus labios ningún sonido salió.

No mires atrás y vete. No me busques más y vive tu vida.

Porque no me arrepiento de amarte.

Recuerda solo los buenos momentos.

Podré soportarlo de algún modo

Puedo resistirlo de alguna manera

Deberías poder llegar a ser feliz

Día a día me voy apagando

Oh, Chica, Lloro y lloro.

Tú eres mi todo.

Di adiós.

Pedazos de espejo cayeron por todo el suelo y seguido de eso gotas de sangre se estamparon contra los pedazos. Era el baño de la residencia Kobori y Kouji había desquitado su furia en el pobre espejo del lavabo creyendo que así podría calmarse. Sus nudillos estaban cortados, hinchados y rojos sin mencionar las punzadas de dolor. Claro, ese dolor en la mano no se comparaba con todo lo que sentía en el pecho.

Ah… Su Nakamura, su hermoso y lindo Nakamura había sido arrebatado de su lado. Amaba todo de él. Su rostro tan terso, fino y suave, esos ojos que a simple vista parecían apagados pero, para Kobori, brillaban cual esmeralda; las reacciones de su piel cuando la rozaba con los dedos, sus labios esponjosos y dulces ¿Cuándo podría probarlos? ¿Cuándo podría tenerlo entre sus brazos, donde pertenece? ¿Cuándo podrá volver a escuchar sus risas, sus regaños?

No se arrepentía de amarlo, no se arrepentía de los pensamientos tan egoístas que estaba teniendo. Recordaría siempre los buenos momentos que pasaron juntos y los atesoraría como si se tratase de la joya más bella del mundo. Aguantaría todo ese dolor, soportaría hasta el fin del mundo las tristezas. Cargaría con todo ese peso, por Shinya, por él, por ambos y la hermosa relación que tuvieron.

Inconscientemente las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, sin detenerse. Kobori era conocido por ser alguien valiente, con un muro impenetrable que escondía su faceta más vulnerable, pero ahí estaba… Llorando por el amor de su vida el cual seguramente nunca regresaría.

Entonces entendió que, día a día, él se iba apagando.

Si algún día nos encontramos por la calle.

Haz como si no me hubieras visto y sigue tu camino.

Si todavía piensas en nuestros recuerdos.

Quizás vaya a buscarte en secreto.

Que siempre seas feliz con él. Así yo no cambiare de opinión.

Ni el más pequeño remordimiento desaparecerá nunca.

Por favor se feliz aunque me sienta celoso.

Deberías ser siempre tan clara como el cielo. Como esa nube blanca.

Deberías sonreír siempre, como si nada hubiese ocurrido.

Habían pasado 3 días desde la disputa entre Kobori y Hayakawa. Ambos chicos seguían en recuperación pues, los golpes que se habían dado si habían sido fuertes. El clima seguía tan feo y triste como la primera vez. Daba pena ver las nubes tan pálidas, el cielo tan descuidado y el ambiente sombrío.

En un estacionamiento desaliñado, que apenas tenía lámparas que pudieran alumbrar el lugar se encontraba un carro Cadillac muy antiguo de un color crema. Adentro del auto estaban Nakamura y Hayakawa.

Shinya acercó su mano hacia las pequeñas heridas de la cara de Mitsuhiro. Se sentía culpable de que el castaño había sido golpeado e insultado por su culpa y lo peor es que se había peleado con Kobori. Volvió a apretar los labios tratando de esconder la tristeza de sus ojos, Mitsuhiro volvió a tomar su mano y la apartó de su rostro.

Ambos voltearon al ver un auto acercarse, cual fue su sorpresa ver que era el auto donde estaba Koouji, Ryouta, Yoshitaka y Yukio. Mitsuhiro sin perder el tiempo pasó rápido su brazo por los hombros de Shinya apegándolo a él, el de lentes correspondió y apoyó su cabeza en su hombro. Kobori estaba sumergido en la traición que ni siquiera podía notar la tristeza en ambos ojos.

Sus amigos trataron de detenerlo pero cuando ya se habían dado cuenta el mayor estaba afuera, mirando a la pareja con desprecio. Golpeó el cofre del auto con ambas manos formadas en un puño, se escuchó un sonido tan fuerte que  ocasionó que ambos chicos dieran un salto.

Empezó a gritar, desesperado, se escuchaba la rapidez con la que hablaba y lo ansioso que estaba esperando respuestas. Quería explicaciones, quería desahogarse y sacar todo lo que le ocasionaba dolor en el pecho. Hayakawa desvió la mirada pero Nakamura no, siguió observando como el mayor perdía la paciencia al punto de querer acercarse y entrar al auto pero fue alejado, nuevamente, gracias a los chicos. Se alejaron en el auto dejando a la pareja.

 

El destino y el tiempo siguieron torturando a Kouji. Alejado de Nakamura era como estar vacío, sin vida. Le había dado todo lo que tenía a Shinya, y ahora estaba solo como un alma en pena en busca del significado del porque no descansa en paz.

En un ataque de furia terminó rompiendo toda su casa. Muebles lanzados de un lado a otro, hermosas vajillas de porcelana lanzadas al suelo, cojines tan esponjosos eran destripados y sus plumas eran esparcidas por todo el lugar. Porque, de alguna u otra forma debía de desahogarse.

Pero no era el único con problemas…

Shinya comenzaba a desmoronarse, paso a paso sus piernas flaqueaban como nunca lo habían echo. Estaba destrozado, llorando, sabía lo que se avecinaba y aún así tenía tanto miedo. Se abrazó a si mismo, buscando protección la cual sabía que no encontraría, necesitaba a Kobori, necesitaba su calidez y sus brazos para encontrar la paz. Se tocó el cabello, rozando sus dedos sobre los grisáceos y tan solo eso bastó para que mechones se fueran cayendo hasta dar en su regazo. Levantó la vista al cielo mientras brillantes lágrimas recorrían sus mejillas ¿Ahora, cómo iba a superar eso?

Esperó que tu corazón se sienta aliviado.

Por favor, olvídame y vive

Esas lágrimas se secaran completamente.

Con el paso de los días.

Dolería menos si no nos hubiéramos conocido.

Espero que entierres nuestra promesa, de estar juntos por siempre,  nena.

Rezare por ti.

Era una habitación tan blanca y pura que lastimaba a la vista. A pesar del aroma tan dulce que emanaba el lugar la tensión y el miedo se mostraban en el ambiente.

Por fin, el día que no esperaba estaba ahí. Shinya estaba a punto de entrar a cirugía. La última operación que decidía su destino. Era tan cruel la realidad, dolía el saber que su vida dependía de aquello y que si no aguantaba… Moriría.

Una enorme venda tapaba su cráneo calvo y vestía el típico camisón celeste de hospital. El miedo y los nervios lo estaban comiendo vivo pero aún así estaba riendo junto a los chicos que lo acompañaban. Kise, Moriyama, Kasamatsu y Hayakawa trataban de calmarlo con bromas o platicas triviales. No estaba Kobori y eso era mejor, que vergüenza que lo viera así ¿No?

Kasamatsu salió un momento de la habitación y entró al ascensor para bajar del piso donde estaba a la entrada principal. Tomó su celular y haciendo sus últimos movimientos marcó al celular de Kobori.

Kobori no tardó en responder la llamada sin embargo no pudo decir ni una palabra, Kasamatsu ya estaba hablando.

“Kobori, es momento de que sepas toda la verdad detrás de Nakamura. Él… Él está a punto de entrar a cirugía. Te preguntarás que habrá pasado, romperé mi promesa de callar y te lo contaré porque mereces saberlo.

Hace unos meses Nakamura se enteró de que padecía una enfermedad mortal… Era ¿Cáncer? Si te soy sincero no recuerdo y pierdo el tiempo haciéndolo. Él tenía miedo de lo que pasara si te lo contaba ¿Notaste cuando se volvió distante, cuando no comía ni hablaba? Por eso te dejo, te ama… Te ama y mucho pero no podía dejar de pensar en lo que pasaría si te llegabas a enterar por lo que ideó un plan para alejarte de él y que tú no sufrieras su muerte, que lo odiaras con todo tu ser y así poder salvarte… Pero no funcionó y todo se nos salió de las manos.

 No le quedaba mucho tiempo de vida y ese tiempo depende de la operación que está a punto de ser llevada a cabo. Debes venir al hospital, cuanto antes.”

Kasamatsu colgó dejando al chico con la palabra en la boca. Kobori no esperó nada y salió corriendo de su casa con tan solo la chaqueta, llaves y dinero. No importaba lo que tardara, llegaría al hospital como diera y no abandonaría a su hermoso Nakamura, no de nuevo, jamás lo soltaría.

Al mismo tiempo que pasaba la llamada Nakamura había sido recogido en su habitación y ahora era transportado en la camilla por los pasillos fríos del hospital. El aroma a medicina y enfermos le revolvía el estomago. Él era fuerte pero temía por su salud, temía por su vida. La gran lámpara del quirófano fue encendida y eso fue lo último que recuerda.

No mire atrás y vete. No me busques más y vive tu vida.

Porque no me arrepiento de amarte.

Podré soportarlo de algún modo,

Puedo resistirlo de alguna manera.

Deberías poder llegar a ser feliz.

Día a día me voy apagando.

Corría con todas sus fuerzas por el hospital. Subiendo escaleras y recorriendo los pasillos a toda velocidad hasta que pudo dar en el pasillo donde se llevaba a cabo la cirugía.

Al primero que se encontró fue a Hayakawa quien se acercó muy dócil hacia el mayor con un pañuelo en la mano. Antes de que Kobori escapara, el de cejas grandes lo detuvo tomándolo de la muñeca y colocando el suave pañuelo en la palma de su mano: eran los lentes de Shinya.

— Perdón por haber mentido. Nakamura realmente te amaba mucho. —Murmuró esas palabras antes de desaparecer por el pasillo.

Kouji observó atónito los lentes y los apretó sobre su pecho empezando a hiperventilarse. Tenía ganas de llorar y de gritar pero sobre todo… Ver nuevamente a Nakamura.

Corrió nuevamente encontrándose por fin a los otros 3 quienes estaban más que preocupados y con caras largas. Se acercó a la puerta del quirófano y se recargó sobre ella. Adentro, Nakamura aún luchaba por su vida.

Cayó en llanto, a pulmón suelto, fue auxiliado por los demás. Lo abrazaron, lo tranquilizaron aún cuando ellos no podían asimilar la situación.

 

Un ligero sonido chillante empezó a escucharse en toda la sala. Los ojos esmeraldas de Nakamura habían perdido su brillo, se habían cerrado y ahora estaban en paz. Había perdido la lucha.

Oh, my girl

I cry, cry

Las puertas del quirófano se habían abierto, en ellas salía el cuerpo inerte de Nakamura sobre la camilla deteniéndose enfrente de Kobori.

Se agachó y observó la cara llena de calma de Shinya, parecía que estaba dormido y a pesar de lo que había ocurrido su piel aún parecía de porcelana, sus mejillas ligeramente rojas y esos labios carnosos que alguna vez amó tocar.

Si tan solo se hubiera enterado no habría pasado nada de esto ¡Podían haber permanecido juntos y superarlo! Se amaban, ambos, entonces… ¿Por qué recurrió a las mentiras? ¿Qué no veía que le hacia mucho daño? Su pecho, dolía y punzaba como nunca.

Nakamura era su vida, su todo. Se había llevado consigo todo lo que le pertenecía a Kobori, lo había dejado hueco, vacío. Tenía esperanzas de recuperarlo pero ahora… Ahora todo estaba perdido. Debía de decirle adiós a su gran amor, un adiós definitivo.

— Al fin me he dado cuenta que no soy nada sin ti. Estaba tan equivocado, perdóname. —Susurró antes de hundir su cabeza en la camilla y llorar en silencio.

A pesar de amarse con tanta intensidad había algo que los dos ignoraron todo el tiempo.

Día a día ambos se iban apagando.

You’re my all

Say goodbye bye

Oh, my love,

Don’t lie lie.

You’re my love

Notas finales:

¡Espero les haya gustado mi intento de One Shot con drama y la wea todo!

Dejen los review, sus comentarios y que tal les pareció.

Yo me largo(?)
¡Se les quiere gente bonita!

[Se sube a un pony y vuela(?)].


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