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Casa de locos por Samantha0507

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Notas del fanfic:

Los personajes de Knb no me pertenecen, son propiedad de Tadatoshi Fujimaki, solo con fin de divertir y pasar un buen rato.

Notas del capitulo:

 

Quería hacer algo gracioso, pero no me resulto para nada, por lo mismo quedo esto, que debía ser bueno, al menos no creo que sea desastroso.

 

Bueno la historia originalmente era de Kise viendo a Himuro sufrir por no poder cuidar y enseñarle a su hijo a jugar baloncesto, ya que este había heredado las capacidades de su madre, pero como no quedo bien, pensé "Sam algo cómico" y salió esta locura, era para salir un poco de mi área de comodidad...

 

Espero no lo odien...

 

Himuro se miró al espejo, solo atino a pasar otro trozo de papel higiénico tratando de quitar los resto de la sopa de tomate y cebollas que había terminado sobre su ropa.

 

-Con un demonio…- no hubo caso, la verdad es que era imposible, la famosa crema había quedado regada sobre toda su camisa, por todo su pecho hasta su cintura, además de los restos de cebolla que estaban duros y pegajosos.

 

-¿Tatsuyacchi…? ­- un suave toque en la puerta le llamó la atención, se miró al espejo nuevamente esperando que algo en toda esta situación no fuera más que un sueño, apretó sus ojos nuevamente, mientras respiraba pausadamente, buscando que alguna parte de esa locura fuera un poco menos loca.

 

-Ya salgo Ryouta.-  No lo era, su verdad es que esta en casa de sus suegros o más bien fututos suegros o los que esperaba fueran sus futuros suegros, eso si lograba superar esta extraña y molesta situación, llevó su mano al bolsillo, cuando la pequeña cajita se movió.

 

Abrió la puerta topándose con dos orbes doradas que lo miraban preocupado y a la vez arrepentidos, el corazón de Himuro se hablando, de verdad que odiaba ver el rostro del rubio tan compungido.

 

-Tatsucchi, lo lamento, mi madre no quería…pero Max se cruzó y….lo siento.- si, Max, el bendito chihuahua que vez que llegaba a su casa terminaba encaramado sobre sus zapatos, sobre sus tenis y una vez sobre unas sandalias, cada par de arruinados, por el bendito animal.

 

-No te preocupes.- Hizo uso de una de sus mejores sonrisas, lo que menos quería era ver el gesto de angustia en el rubio.

 

Volvieron a la mesa, esperando que la tortura quedara en solo la primera hora de ese almuerzo, aunque Tatsuya estaba más que claro que esto seguiría por varias horas más.

 

¿Cómo estaba tan seguro? No era su primer almuerzo en casa de su esperaba futuro prometido.

 

-Himuro, tal parece que la sopa de mamá no sale de la ropa.- La Hermana mayor del rubio hablaba desde la mesa, con una extraña sonrisa en la cara, esa mujer daba miedo cuando quería, la verdad es que Tatsuya había quedado un poco sorprendida por la belleza de esa persona la primera vez que la había visto y si no hubiese estado tan enamorado del rubio, obviamente se habría arriesgado con tremenda mujer, para llevarla a la cama más de una vez.

 

La rubia era alta y con hermoso cabello liso en un tono rubio o más bien castaño claro,  más oscuro que el de Ryouta, que llegaba hasta la cintura, tenía unos ojos de tono azul, heredados de su padre,  sus caderas eran más pequeñas que las de su hermano  y tenía unos senos que estaba más que seguro que se habían robado la atención de Daiki en algún minuto.

 

-Bueno… son cosas que pasa…- Miró a su novio, lo que menos quería es que este se sintiera incomodo por lo que estaba pasando, rápidamente le apretó la mano al rubio esperando que notara su compañía y apoyo, qué realmente no estaba molesto con lo de la sopa, no había nada que la tintorería no quitara.

 

Se sentaron a la mesa esperando que la madre de Kise les entregara un nuevo plato, la verdad es que a la mujer no se le daba ningún tipo de platillo, siempre terminaba enfermo, con todo sobre su ropa o con alguna extraña alergia en la piel, pero lo soportaría un poco más, quería al rubio como  no había querido a nadie,  aunque después de la comida árabe había terminado con un caso severa de indigestión y con dos semanas de reposo, ya que casi había dejado su alma en el baño.

 

-Lo que pasa es que tenías que ponerle vinagre, el tomate se quita si remojas con vinagre.-Himuro no supo en que minuto la mujer había llegado a su lado, la abuela de Kise era una mujer tan hermosa cómo cada uno de los miembros de esa familia, solo que con unas hebras blancas en vez de las doradas que cada  uno de los miembros lucia en su cabeza, la mujer puso justo en el pecho de Himuro una cucharada de una extraña sustancia con olor a vinagre.- solo deja por  1 o 2 horas y verás.- pero era igual que todas las abuelas, con secretos o recetas caceras, aunque a veces el moreno pensaba que eran más torturas que recetas.

 

-Gracias…- un pequeño tic en su ojo al sentir el olor del vinagre y algo parecido a algún pescado o atún, saliendo de esa extraña pasta que descansaba ahora en su pecho, la pasta era de color gris y entre el rosa del vino y la camisa blanca, la verdad es que parecía cualquier cosa.

 

-Himuro, que bueno que volviste, lamento mucho lo de la sopa, pero tú sabes el pequeño Max adora estar cerca de tus zapatos.-  la madre del rubio y esa voz cantarina se acercaba desde la cocina, con un extraño plato repleto de lo que esperaba fuera pasta normal, hasta que noto algo en un tono entre verde y azul, quizá de que había hecho la pasta esa mujer.

 

-No tiene que preocuparse, la abuela ya puso una solución cacera para quitar el tomate… Y la cebolla…- el aroma de su camisa lo mareo, después de todo la mujer solía poner muchas cosas a las mezclas, debía aguantar las náuseas que sentía, además que podía ser peor que los dulces árabes con jalapeño.

 

 

Himuro observo nuevamente a esa familia, de verdad que eran hermosos, todos se lo habían dicho, cada miembro de esa familia era tan guapo como el mismo Kise Ryouta, pero el real problema radicaba en el cuidado que le daban al modelo.

 

Las palabras de Aomine y Kasamatsu llegaron a su cabeza.

 

“-Esa es una casa de locos…más si de proteger a Kise se trata…”

 

-Tatsuya, te apetece un poco de vino.- el padre de Kise, dios la paciencia del moreno estaba yéndose rápidamente, ese hombre hacía cada comida lo mismo, si no era vino, era cerveza, si no era cerveza era alguna clase de trago exótico.

 

-No, gracias, estoy manejando, de verdad preferiría…

 

-Cierto, es mejor que no beba, menos si mi hermanito ira con él en ese auto tan grotesco, aunque si bebe podemos llamar a Daiki y que los detenga, quizá así mi hermanito tendría un novio de su altura, no entiendo el que dejaras a alguien como Aomine Daiki, por…- una miraba despectiva se posó sobre el moreno.- él.

 

La hermana pequeña, dios, ella sí que era un caso, lo habías descubierto besando a su hermano en una de las primeras veces que había estado de visita, ya no quería más problemas, así que cuando la niña le había exigido 20 dólares en cada visita, el simplemente se los daba, pero algo que no había parado eran los “lindos” comentarios sobre su actual relación con el rubio y como habían sido las con sus “ex”

 

 

El reloj parecía ir más y más lentos,  la tortura era peor a cada segundo que pasaba, la verdad no sabía cómo, pero había terminado con el padre de Kise, su abuela y una tía sentadas en la sala esperando el café.

 

La tía de Kise era todo un caso, ella se había casado 3 o 4 veces, ya ni recordaba cuantos novios habían llegado a los almuerzos familiares, era algo así como una tradición en la familia, la verdad es que la rubia era realmente una belleza, era una diseñadora realmente conocida, su principal modelo había sido siempre su sobrino, al que adoraba, según había escuchado la mujer había pedido un bebé en las mismas fechas que su cuñada había dado a luz al rubio, como resultado ella se había convertido en la madrina de tan dulce pequeño y de sus tías la más consentidora.

 

Himuro solo pudo tragar el nudo en su garganta al notar como la mujer se aproximaba a él con el ajustado vestido rojo,  mientras cruzaba las piernas en un sugestivo gesto, la verdad es que la entrepierna de Himuro estaba despertando antes de llevarse a su novio con él.

 

-Ryou, hijo ven.- su padre lo llamó, pero para su sorpresa puso un dvd.- Mira nuestras vacaciones, las recuerdas, fue el año que fuimos a Miami con Kasamatsu, ese chico sí qué era un compañero.

 

Vamos, un nuevo puñal en el pecho de Tatsuya, pues si, si no eran los comentarios por el sexy policía ya no novio de Kise, era los comentarios, del inteligente y guapo novio que Ryouta había cambiado por estar con “ese”, el lindo y tierno apodo que le había puesto el padre del rubio cuando Ryouta lo había presentado.

 

-Papicchi, no debes poner eso.- Himuro se giró observando el rostro del otro, la verdad es que esperaba calmarlo, pero la mirada del rubio estaba perdido como en un recuerdo, Tatsuya le dolió un poco el pecho, la verdad es que sabía muy bien que Kise no estaba enamorado de él, pero esto ya era demasiado.

 

-No quiero ver ese gesto…- fue un susurro, pero llegó a los oídos de Kise, quien preocupado miró como el moreno solo apretaba los puños, sopesando el malestar y el dolor que se estaba formando en su pecho.

 

-Recuerdan cuando lo encontramos teniendo relaciones con Ryou, el pobrecito no pidió disculpas durante semanas y sonroja, era todo un sol.- la tía hablo mirando de reojo como Himuro cambiaba rápidamente su gesto de molestia a uno de sorpresa.

 

-Tía…- Kise se había sonrojado demasiado.

 

-Y recuerdan cuando mi hermanito y Daiki se encerraron en el baño, estoy segura que todos los vecinos escucharon sus gemidos y ¿qué era su primera cita?- un silencio inundo la habitación, pero Kise sabía que algo se había roto en el pecho del moreno.- y eran tan maravilloso juntos, no solo como pareja, en la cancha, son tan talentosos ambos, algo innato, propio de ellos, si se hubiesen dedicado ambos, nadie los habría superado jamás, después de todo se necesita una pareja de tú…nivel, para que puedan notarte y destacar.

 

Bien, habían dado en dos puntos dolorosos, el sexo y el basquetbol,  dos cosas que según parecía era menos capaz que los “ex del rubio.

 

Ryouta lo había rechazado varias veces y no había querido hacer el amor con él, en el casi año que llevaban de novios, solo lo había dejado desfogarlo una vez y el rubio se había molestado bastante diciendo que era un desvergonzado y que se había propasado solo por las copas que habían bebido.

 

-Tatsucchi… yo…- pero su abuela interrumpió.

 

-Hijo es mejor que laves la mancha, ya ha pasado tiempo suficiente.- Himuro se levantó cuando unas uñas se le encajaron en la espalda.

 

-¡Con un demonio!- trató de quitarse el gato,  que se había enganchado en su espalda, pero sus brazos no le daban para llegar donde el maldito animal se había enganchado,  dio un nuevo paso hacia atrás chocado  con alguien haciéndolo caer de golpe al piso, abrió los ojos luego del fuerte golpe en su espalda, cuando un pote de helado de chocolate le cayó en la cara.

 

-¡TATSUYA!- un grito generalizado, luego silencio, el moreno estaba quieto, molesto y triste, hasta podría llorar,  Himuro se levantó, quito el helado de su rostro tratando de calmarse.

 

-Ryou llévalo a tú cuarto, le llevare una camisa de tu padre y que se limpie el cabello en tú baño.- la madre del rubio se veía realmente preocupada

 

Llegaron en silencio, había algo incómodo entre ambos Tatsuya se sentía desilusionado, toco el bolsillo de su pantalón sonde descansaba la pequeña cajita de terciopelo azul, quería pedirle a Kise que se casaran, quería actual a la antigua, no le importaba, solo quería estar con el rubio y ahora parecía que el maldito universo caminaba en sentido contrario.

 

Cuando Himuro levantó la vista observando el cuarto del rubio su semblante se ensombreció de peor forma, habían recuerdos, peluches, fotografías, todas esas eran del rubio con su sempai o su antiguo compañero de equipo y justo en un rincón los de ella, renegados, olvidados, su año de relación era solo una esquina del cuarto del rubio.

 

-Se acabó Kise.- el rubio detuvo sus movimiento ante las palabras de Himuro, quien se quitaba los restos de helado de chocolate.- ya no es más que obvio no… no me necesitas, ve tras Kasamatsu, tras Aomine, tras alguien que tú familia acepte, que tú malditamente quieras.

 

-Tatsucchi…

 

-No Kise, por favor, no más, ya me duele demasiado, esto es mucho para mí.- tomó el anillo para dárselo al rubio.- yo solo… quería pasar mi vida contigo… pero no puedo, tú hermana tiene razón… no tengo tú nivel… y menos tú corazón.-  dejó la pequeña cajita en la cama, se fue a la sala donde todos los miembros estaban en un extraño silencio, perfecto lo habían oído, al menos se ahorraría explicaciones.

 

-Muchas gracias a todos, pase maravillosos almuerzos aquí y sé que me detestan, pero ya no importa, Ryou…Kise, ya no tendrá que molestarse por mí presencia y ustedes menos,  y aunque no lo crean, no los culpo, lo aman y es muy importante que ustedes lo protejan, solo querían lo mejor para él y creo que hasta un punto concuerdo en que no soy yo, cuídenlo y cuídense.

 

Himuro se subió a su auto y solo se fue, quería correr, apretó el acelerador a todo lo que podía, escucho las bocinas y las maldiciones de otros conductores, su irá iba en aumento,  apago su teléfono y dejó su pena, su dolor y su molestia fluir, después de todo nuevamente perdía algo que amaba con él alma y perdía aunque hubiese hecho su mejor esfuerzo.

 

Cuando llegó a su casa, solo se metió a la ducha, su cuerpo estaba tenso, solo atino a golpear los azulejos una y otra vez, hasta que los nudillos le dolieron, el  teléfono sonó muchas veces, pero nada, no fue hasta que sintió el timbre que se levantó del sofá donde se había tirado luego de ducharse y curarse la sangre de las manos.

 

Las orbes doradas estaban enrojecidas, su cabello desordenado, miró su mano una maleta y en la izquierda el libro de receta de la madre del rubio.

 

-Ellos se arrepientes, les dije que me estaban haciendo daño Tatsucchi, yo te quiero… No me dejes,  quiero casarme contigo, quiero cocinar para ti, quiero… - pero el moreno no le dejó, solo lo tomó y lo devoro, la maleta, el libro, la chaqueta y casi toda su ropa dejó un camino en dirección al cuarto.- Tatsucchi…- un jadeo salió de los labios del modelo.-...quiero que me hagas el amor…

 

-Créeme Ryouta, haremos eso y mucho más…- mordió su cuello dejando una pequeña marca.

 

-¿Sabes que mi familia vendrá cada fin de semana?- lo miró con cierta preocupación.

 

-Ahora será mi familia también.- agregó mientras tomaba su mano, para depositar un suave beso donde descansa el anillo de compromiso y si todo se repetía, que importa, si el rubio estaba en su casa.

Notas finales:

yap !!! gracias por leer!!


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