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El Héroe. (Remasterizando) por LeonSmith

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Notas del capitulo:

¿Qué les puedo decir (a las personitas que seguían éste fic)? Heme aquí de nuevo, tratando de iniciar de nuevo, sin perder lo ya logrado. En verdad, lamento mucho haber dejado todo y no continuar estas historias; lo lamento pues había tenido mucho apoyo de ustedes, son unos grandes lectores.

La mecánica es la siguiente: iré resubiendo los capítulos del Team Red, pero no borraré los antiguos hasta un tiempo después, porque no quiero perder sus apreciados reviews. La historia no cambiará mucho, sólo hago mejoras en cuanto a sintaxis, narrativa, ortografía e iré agregando pequeñas cosas secundarias.

Espero que haya gente que aún siga por aquí, y si tú que lees esto nunca habías oído de éste fanfic, te insto a que le des una oportunidad. Bueno, eso es todo, ojalá lean ésta nueva versión, estoy seguro que les gustará.

Agradecimientos.

Todo éste asunto de volver a los fanfics se lo debo a una persona que quiero mucho, Ismael tú tienes la culpa de mi vuelta a éste bajo mundo… También quiero mandar un gran saludo a las personas que me agregaron en facebook gracias a los fanfics: Susana, Valeria, Vanessita, Frank, etc. (Ya no recuerdo sus motes, y me da hueva buscar) Si alguien me faltó, me avisa y le tocará agradecimiento en el siguiente capítulo. Gracias a todos. 

Otro día, ningún dólar... Rayos, ¿qué es lo que debe hacer un adolescente en spandex y con superpoderes para merecer un mísero “gracias”? Aceptémoslo, hasta que el señor dulzura (Jameson, normies) deje de hablar pestes de mí, nadie me respetará como héroe (tampoco es que sea tan respetado como persona común, pero a eso ya estoy acostumbrado desde hace mucho).

Verán, no espero ser príncipe de todo un reino, o dueño de una compañía multimillonaria, ni siquiera deseo ser condecorado por el gobierno; lo único que me gustaría es que la gente se alegrara al ver que su amigo y vecino viene a brindarles ayuda, y no que pusieran esa expresión estilo: “¿Quién es ese tipo ridículo? ¿Por qué no vienen los vengadores?”

En verdad, es deprimente que las personas que salvas a diario sean tan groseras. ¿Acaso nadie les enseñó modales? Digo, puede que sus padres hayan sido unos bravucones, pero en la escuela siempre te reportan si… ¡Demonios, la escuela! ¡No puede ser, llegaré tarde otra vez! Tendré que cambiarme aquí mismo (espero que no hay algún rarito con fetiches por los rascacielos por aquí). Bien, Peter, estamos en la esquina de la 5ª con la 86…  tal vez sí me apresuro lo logre…

En fin, supongo que éste asunto de contarles mi emocionante vida de héroe novato no será tan glamoroso como pensaba. Yo quería hacerlo con más calma y sin presiones pero, henos aquí: en una carrera por llegar al único lugar en el que ser listo es malo y ser un pedante está de lujo. Bueno, metámosle velocidad a esto, o volveré a llegar tarde a clase.

 — Ojalá tuviera una mochila cohete o algo por el estilo – Murmuro mientras me columpio entre varios edificios con mis geniales y súper cool lanzatelarañas (¿Les conté que yo mismo los inventé?).

Más tarde (7:10 A.M)

Y, hemos llegado…

 — ¿Se puede, Profesor Connors? – Odio llegar tarde a bioquímica.

 — Pase señor Parker, no nos haga perder más tiempo. – Uy, parece molesto.

 — Gracias. – Busco mi lugar preferido, hasta adelante con la siempre hermosa Gwen Stacy, pero… esperen, ¿qué demonios hace el sucio trasero de Flash Thompson en mi lugar?

 — ¿Algún problema, Parker? – Maldito gorila, si no fuera porque…

 — Ey, Peter, por aquí hay un lugar. – Harry… como siempre puedo contar con mi mejor amigo, no sé qué sería de mi vida escolar sin él.

 — Gracias, Harry. – digo en voz baja para que el profesor no nos regañe - ¿De qué me perdí?

 — No mucho, algo sobre procariontes y teocariontes. – Lo dice no muy convencido.

 — ¿No serán eucariontes?

 — Cierto, Pete. – Ahí va, la gran sonrisa de Harry se hace presente.

 — Señor Parker, señor Osborn, parece que su pequeño diálogo les resulta más interesante que mi clase. ¿Quisieran compartir tan valiosa información con el resto de la clase? – Odio cuando los profesores se ponen sarcásticos, y me da pánico cuando todos se me quedan viendo.

 — Sólo le explicaba a Peter el tema, ya sabe, para que no se atrasara con la clase. – Ay, Harry, eres pésimo mintiendo, incluso cuando dices la verdad.

 — Sí profesor, me explicaba la estructura celular de los organismos procariontes y eucariontes.

 — Sabe, señor Parker, sí no fuera un alumno tan brillante… – Oh, oh, levantó la ceja, eso nunca es buena señal. – En cuanto a usted, señor Osborn, ya que tiene un manejo magistral de las diferencias entre organismos unicelulares… – Está muerto. – Espero un ensayo de veinte mil palabras acerca de las diferencias estructurales, morfológicas y fisiológicas entre ambos tipos de células, para el viernes.

 — ¡Pero! – No, Harry, no reclames, ¡huelen el miedo!

 — ¡No proteste o lo entregará mañana! – Yo se lo dije…

 — Está bien, profesor. – Oh, qué cara de decepción.

Bueno, el tiempo corrió y… El resto de la clase pasó tranquila, pues la mayoría se quedaron dormidos; lo cual no entiendo, el tema fue genial… Demasiado nerd, tal vez. Creo que comprendo por qué Gwen me ve sólo como su amigo, ¿cómo podría competir contra mi antítesis, Flash Thompson? En fin, me prometí no lamentarme más por eso.

Poco después llegó la hora del almuerzo; Harry y yo nos dirigimos a la mesa más cool de la cafetería, la nuestra. Todo iba muy bien hasta que recordé que no empaqué nada para desayunar, todo gracias a ese asuntito con el Shocker.   

 — No puede ser – Mi expresión debe dar pena, detesto no poder desayunar.

 — ¿Qué pasa?

 — No es nada.

 — Olvidaste tu almuerzo, ¿verdad? – Me conoce demasiado bien.

 — Sí. – Debo parecer cachorro hambriento.

 — Te puedo compartir del mío. – Sí, un lastimero y pobre cachorro hambriento.

 — No es necesario, Harry – Me da mucha pena aceptar comida, incluso viniendo de él, no quiero ser el amigo pobre (aunque en verdad lo sea).

 — No seas penoso, Pete. – Abre una especie de… ¿lonchera? (excentricidades de ricos), y saca un apetitoso sándwich que parece ser de pavo y queso, y mostaza y pepinillos y… Oh, diablos, estoy salivando. – Ten, todo tuyo, amigo. – Eso pudo sonar muy mal en otra situación.

 — Muchas gracias. – Ni modo, ésta vez ha ganado el hambre sobre mi orgullo. Me dispongo a dar un gran mordisco en el manjar de mi amigo, cuando…

 — ¿Qué hay, chicos? – Siento una mano sobre mi hombro.

 — ¡Mary Jane! – Respondemos al unísono con una gran sonrisa (llena de comida).

 — ¿Qué tal su día? – Nuestra amiga se sienta en la banca que está de lado de Harry.

 — Regular. – Volvemos a contestar juntos, esta vez nos volteamos a ver entre enojados y sorprendidos.

 — ¿Se ponen de acuerdo para contestar? Cualquiera diría que son novios.

 — ¡¿Qué?! – Mi recatado amigo alcanza a reprochar, mientras yo me ahogo con mi bocado de emparedado y MJ nos observa de manera burlona.

 Trato de pasarme el bocado, pero la tos ha hecho que se desvíe hacia el lado incorrecto. - ¿Estás bien? – Me preguntan preocupados.

 — Sí. – Logro controlar mi respiración. - ¡¿Cómo se te ocurre decir eso?!

 — Sólo bromeo, chicos. – No le da importancia a su incómoda “indirecta”, parece ser que sobrereaccioné a una simple broma. – Oigan, les tengo una sorpresa.

 — ¿Qué pasa? – Preguntamos juntos de nuevo, nos miramos con molestia y cruzamos los brazos. Parece que le hemos hecho la mañana a MJ.

 — Adivinen.

 — ¿Reprobaste cálculo? – Pregunté, un tanto fatalista y vengativo.

 — No.

 — ¿Estás embarazada? – What the fuck, Harry?!

 — ¡No!

 — Lo siento – Qué pervertido.

 — ¿Entonces? – No tengo idea de la sorpresa.

 — ¡Conseguí el trabajo! – Nos muestra su identificación de reportera. Con razón se ve más radiante y hermosa de lo normal.

 — ¡Felicidades! – Harry la abraza. Aunque, yo no estoy muy contento.

 — Pero, ¿por qué en el Bugle, MJ?

 — Ya te lo había explicado, tigre, el señor Jameson no es tan malo como parece.

 — Sí, claro. – Pienso en voz alta.

 — No sé por qué lo odias tanto. – ¿Estará sospechando? Debo salir de ésta.

 — No lo odio, sólo no confío en los tipos con bigote. - ¿Enserio, Peter? ¿Es lo mejor que se te ocurrió?

 — ¿Eso que tiene que ver? – Por el amor de Dios, Harry, no me hundas más.

 — Sólo bromeo, me da gusto que hayas conseguido el trabajo. Aunque espero que no te vuelvas tan gruñona como tu jefe.

 — Claro que no, le daré la buena reputación que se merece la Amenaza Arácnida. – Eso último lo ha dicho imitando a Jameson (y le salió espeluznantemente parecido). Todos comenzamos a reír, pero nos interrumpe el timbre que da fin al almuerzo.

 — ¿Tan pronto? – Y ni siquiera pude terminar mi delicioso sándwich.

 — No tienes remedio. – Pareces mi tía, Mary.

 — ¿Qué clase tienen? – Agrega Harry, levantándose de la mesa.

 — Arte. – Me gana MJ a contestar.

 — Yo tengo álgebra… – Pero cuánto entusiasmo. - ¿Nos vemos al terminar las clases?

 — No creo poder, hoy comienzo en el Bugle, y no creo que llegar tarde de una buena impresión.– Comenzamos a caminar en los pasillos.

 — ¿Tú, Pete? – Harry, la vida de rico te ha hecho un muy buen manipulador. Odio que ponga esa cara, no puedo decirle que no.

 — Yo…

 — Anda, hoy es lunes de pizza.

 — ¿Qué no eran los martes? – Sí, MJ, tiene razón. Aunque, al principio eran viernes de pizza, pero a quién le importa, es pizza.

 — Lunes, martes, ¿cuál es la diferencia? Además, me la debes. – Cierto, cada que quiero pasar tiempo con él, aparece un villano y arruina nuestros planes.

 — Está bien, te veo en tu casillero.

 — Genial. Bueno, yo me quedo aquí. – No me di cuenta en qué momento llegamos al salón de Harry.

 — Nos vemos mañana, niño rico. – ¿Ya les he dicho lo mucho que amo la forma de ser ésta chica?

 — ¡Te oí! – Nuestro amigo entró a su salón, nosotros seguimos caminando por el corredor.

 — ¿Hay algo que quieras contarme, Tigre? – ¿De dónde sacó ese apodo?

 — ¿Contarte? No, ¿cómo qué?

 — Algún sentimiento, algún secreto, ¿algo nuevo que pase por esa cabecita castaña…? – Tiene la manía de desmarañarme el cabello, se me eriza la piel.

 — ¿Sentimiento? – Perfecto, Peter, tartamudear es lo más sexy del mundo (y nada incriminador).

 — Si, desde que tú tío… – No se atrevió a mencionarlo.

 — Oh sí, ya estoy mucho mejor, gracias por preguntar.

 — ¿De verdad? – Me sujeta del hombro con suavidad.

 — Si, aún lo extraño mucho, y estoy seguro de que siempre lo haré. Pero, ya puedo dormir tranquilo, puedo disfrutar lo buenos momentos. – Sonrió por mi actitud, fue duro salir de aquella tristeza.

 — Eso es perfecto, Tigre – Amo cuando me abraza, sí tan sólo fuera más decidido…  

MJ  y yo entramos al  aula de arte, listos para soportar la más aburrida clase del mundo. Y no me malentiendan, me gusta el arte pero, mi profesora es una mujer de noventaitantos que se la pasa dormida mientras nos pone documentales que son más viejos que el Capitán América. Mary Jane y yo nos pasamos el rato jugando gato (tic-tac-toe), haciendo garabatos en su libreta y pensando en cómo será su brillante futuro como reportera aprendiz en el Bugle.

. _ . _ . _ .

Cuando por fin terminó el día, acompañe a mi amor platónico hasta la salida; me daba miedo de que se perdiera en los pasillos, pues su emoción la hacía bastante distraída. Cuando llegamos a la salida nos despedimos y regresé a la zona de casilleros para encontrarme con Harry. Sin embargo, para mi suerte, he tropezado con la persona más odiosa y molesta que he conocido.

 — Perdón. – Con la poca amabilidad que me nace, trato de suavizar la situación con Flash.

 — ¿Parker? ¡Estás muerto! – Vamos, fue sólo un pequeño choque, no se puede ser tan bruto y animal. Aunque, en algo sí tiene razón: sí que estoy muerto. Cierro los ojos, y lo último que veo es su puño acercarse a mi rostro. Espero con algo de temor e impaciencia el golpe, pero nada sucede. ¿Qué demonios pasa? Tal vez se apiadó de mí… (Tuvieras tanta suerte, Parker) Abro los ojos para saber qué sucede, y me encuentro con mi ¿héroe?

 — Deja a Peter tranquilo,  -  No me lo creo, Harry se interpuso entre Thompson y yo.

 — Miren quien llegó, el niño rico que viene a defender a su juguete. ¿O no será que vienes a salvar a tu noviecita? - ¡¿Novia?! Qué hice para merecer esto; si es por esa vez que le robe su perro caliente a Susy, en el preescolar, debo decir que estaba hambriento, y ella siempre me aventaba pegamento en la clase de la señorita Woods.  

 — ¿Y si así fuera, qué, Thrash?

 — ¡Harry Osborn tiene novio nuevo! Y creí que no podías ser más perdedor, niño rico. – Y tú no podrías ser más patético, Flash.

 — ¿Qué sucede aquí? – Oh, cielos, esto se pone interesante . . .

 — Gwen, linda. ¿No estabas en el laboratorio con tus cosas de… ya sabes, medios de… cultura? – Parece que la correa del perro Thompson está más ajustada de lo que creíamos.

 — Medios de cultivo, Flash. Cultura es lo que deberías cultivar… Peter, ¿estás bien? ¿No te lastimó? – Me revisa cual medico, mientras me mira como madre preocupada.

 — Ah… No, aún estoy en una pieza, gracias a Harry.

 — ¡Eugene Thompson! ¡¿Qué te dije sobre molestar a mis amigos?! - ¿Eugene? No, ¿su nombre es Eugene? No me lo creo, es más tonto que “Flash”. Todos comenzamos a reírnos del pobre, casi siento pena por él. Casi.

 — Anda, Eugene. Haz caso a tú novia. – ¡Combo-breaker de Harry!

 — ¡Tú y yo debemos estudiar para el examen de mañana! – Gwen jala a su novio por el pasillo, él se va refunfuñando y ella sólo voltea para guiñarnos el ojo.

 — ¿Estás bien, Pete? – Olvidé que sigo en el suelo por el choque, mi héroe me ayuda a levantarme.

 — Si, muchas gracias, hermano.

 — Y bien, ¿nos vamos?

 — Claro, ¿caminaremos? – Mientras platicamos, nos dirigimos a la salida.

 — Claro que no, hoy vino la limo. – Los ricos y sus lujos. A quién engaño, amo ir en limosina, y él lo sabe.

 — Genial. –Subimos al auto, y me recuesto en uno de los asientos de piel.

. _ . _ . _ .

He de decir que el trayecto fue un tanto aburrido; Harry parecía más distraído de lo normal, apuesto a que tuvo una discusión con su padre. No entiendo cómo alguien puede ser tan cruel con su hijo, y más si es un chico genial. Igual yo prefiero no meterme en sus asuntos, el señor Osborn nunca ha sido grosero conmigo, al contrario, se comporta como si su hijo fuera yo.

Al fin llegamos a la residencia Osborn; la casa (mansión) de mi mejor amigo es un paraíso, tienen piscina tamaño olímpico, una sala de juegos más grande que mi casa y, además, ¡tienen su propio cine!

 — Y bien, ¿qué tienes planeado? – Espero que no juguemos tennis, me aburro tanto (en parte porque siempre tengo que dejarlo ganar, por eso de los poderes).

 — ¿Qué te parece un maratón de películas de terror? – Pregunta emocionado mientras levanta su ceja y me sonríe.

 — Genial, sólo espero que no te pongas a llorar.

 — ¿Yo?, pero sí tu eres quien sale corriendo después de la primer escena de miedo. – ¿Me está retando, señor Osborn?

 — Ya lo veremos, gallina.

 — ¿Te recuerdo aquella vez que tuve que llevarte a casa? Tu tía me regañó por dejarte ver películas de terror. – Eso fue un golpe bajo.

 — Eso fue hace años… – Me cruzo de brazos, ¿qué clase de amigo se burla de algo tan íntimo?

 — No te enojes, Pete, sólo bromeo. – Pasa su brazo detrás de mis hombros, mientras con el otro me despeina. ¿Acaso no le he dicho que odio que haga eso? Me siento demasiado, vulnerable o… no sé ni cómo explicarlo.  

 — Sí claro, mejor ve a pedir la pizza mientras yo le aviso a mí tía que llegaré tarde. – Saco mi celular y me libero del abrazo.

 — Está bien, no tardo, noviecita. – Sale al pasillo para llamar a su mayordomo, lo suficientemente rápido para no aventarle el florero que tengo a mi costado.

 — ¡Te odio!

 — Me amas, Pete Pie. – Grita desde el otro lado de la casa. Yo no puedo evitar sonreír.

Mientras Harry hace los preparativos, llamo a mi tía para avisarle de mis planes (por alguna razón, a ella siempre le alegra que pase tiempo con Harry). Ella es tan genial, nunca se enoja porque llegue tarde, supongo que le da gusto que vuelva a disfrutar la vida. Como siempre, me da permiso de quedarme, con la condición de no hacer un desastre en la casa del señor Osborn. Al poco tiempo regresa Harry con una pila de pizzas, gaseosas y DVD’s.

 — ¿No son muchas? – Me acercó a ayudarle.

 — Para nada, hoy es Lunes de Pizza, y por dios que comeremos pizza.

. _ . _ . _ .

La diversión comenzó con un clásico: “La noche de los muertos vivientes”; cada grito nuestro era silenciado con un pizza de pepperoni, otra de doble queso, otra de pepperoni, así hasta comernos cuatro pizzas. Debo decir que nunca me había sentido tan lleno en toda mi vida. Tanto que casi empiezo a odiar la pizza… Casi.

Llegó la noche e íbamos ya por la tercer película (“Pesadilla en la calle del infierno”), decidimos no comernos las últimas tres pizzas, ya saben, la dieta. Harry no se inmutaba por las escenas de la película, yo me ponía muy nervioso cada vez que Freddy aparecía en pantalla. Para colmo, Harry tuvo la grandiosa idea de tener las luces apagadas, sólo la luz de la pantalla nos alumbra. Está comenzando a llover, todo parece conspirar para que me de un infarto. De pronto se escucha un fuerte relámpago.

 — ¡Ah! – gritamos al unísono mientras notamos que se ha ido la luz. Nos abrazamos el uno al otro, tiritando por la impresión.

Para ser sincero, lo único que me distrae del miedo es el darme cuenta de lo fuerte que es mi amigo. Inclusive con mi fuerza, puedo sentir sus músculos apretándome con firmeza. Creo que tanta firmeza me está quitando el aire; y, aún sin poder respirar bien, alcanzo a oler su fina colonia (que por cierto, no huele nada mal) mezclada con el aroma de las cajas de pizza.

 — Harry. – Él voltea a veme, aún con nerviosismo. – Necesito oxígeno.

 — Perdón. – Me suelta rápidamente, como si no se hubiera dado cuenta de lo que hacía.  Suspiro profundamente al sentir el aire entrar a mi pecho, y espero a que mi respiración regrese a la normalidad.

 — ¿No se supone que tu casa tiene un generador?

 — Se supone… debería bajar al sótano para ver qué sucede. – Con pesar, se dispone a irse.

 — ¡No te vayas, Harry! – ¿Qué me pasa? Ahora parezco princesa en apuros.

 — ¿Acaso tienes miedo? – Eso, búrlate.

 — Claro que no, es sólo que… yo…

 — El pequeño Pete está asustado. – Se sienta a mi lado, logro distinguir un gesto burlón muy cerca de mi rostro (como si le hablara a un bebé).

 — ¡No estoy asus…! - ¿Me acaba de abrazar? ¿Por qué? Digo, no es para tanto. Por más extraña que sea la situación, debo admitir una cosa: los mejores abrazos que he sentido han sido de mi amigo, me siento tan tranquilo; por primera vez en mucho tiempo, me siento protegido.

 — ¡¿Qué está pasando aquí?! – ¡Un relámpago ilumina la habitación mientras vemos la figura de un hombre en la entrada!

 — ¡¡¡Ah!!! – Volvemos a gritar. Ésta vez nos abrazamos, como esas parejas a las que están a punto de matar en las películas de terror. Creo que mi corazón no aguantará más sorpresas; infarto, allá voy…

Notas finales:

Hola de nuevo. Deseo que les haya agradado el cambio en el capítulo, cualquier duda, opinión o reclamo, les agradecería que fuera a través de un review. De igual manera, si son nuevos, deseo saber sus opiniones (no se spoileen con los demás caps, la historia será parecida).

Un último anuncio: Los tres fanfics del Team Red sufrirán éste proceso de remasterización, inicié con éste porque fue el que inició la serie. Si alguien me conoce por los fanfics de Ben 10, prometo que también volveré a ellos, pero primero quería trabajar en estos (son importantes para mí, sentimentalmente hablando). Si quereís mantener contacto vuestro servidor, en mi perfil de ésta plataforma tengo mis redes sociales y un par de grupos de facebook (Marvel, Ben 10 y Pokémon).

En fin… Yo soy León Smith, les deseo muy buenas lecturas. 


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