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El Héroe. (Remasterizando) por LeonSmith

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Notas del capitulo:

Hola, mil disculpas por tardar tanto, me entretuve con mis otros fics. Bueno, la vez pasada les pregunté sí querían lemon, y obviamente la respuesta fue sí. Sin embargo, DarylXRick Forever me dio una gran idea, escribir el punto de vista de Harry. Así que, decidí hacerlo de una manera bastante . . . peculiar. Espero y no me maten por hacerlos esperar el lemon, prometo que no tardará nada. Sobre el capítulo anterior, no se espanten, el próximo sabrán qué sucedió en la cama de Harry XD

Quiero mandar un gran saludo y abrazo a lucy49, kely, uzumakiphamton, alex luna, sofí-neko-kawai, DarylXRick Forever, Anónimos 1, 2 y 3, Anani y a la chica culta (LadyGodiva), por regalarme sus maravillosos reviews, en verdad son muy especiales. Me alegra y me alaga mucho, que se tomen un tiempo de leer, se que much@s de ustedes tienen trabajo, escuela, u otras obligaciones. Espero ser una pequeña fuente de felicidad en sus días.

Y bien, después de tanta reflexión, a leer . . .

 

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Fics del Team Red:

El Justiciero. (Daredevil)

El Mercenario. (Deadpool)

— Sabe, no hago esto muy seguido – se recuesta en un diván.

 — ¿Te refieres a romper la cuarta pared, o contar tus secretos?

 — ¿Cuarta pared? – me observa con desconfianza.

 — Lo lamento, he estado un poco estresado con otro de mis pacientes. Un tipo con personalidad múltiple.

 — ¿No se supone que eso es confidencial?

 — Ah . . . ¿qué te parece sí continuamos? – asiente con pesar – Bien, comencemos presentándonos.

 — Mi nombre es Harold Theopolis Osborn, hijo de Emily y Norman Osborn. Estudio la preparatoria y . . . no sé que más decirle.

 — Yo soy el Dr. A. León Smith, soy psicólogo con diez años de experiencia. Soy soltero, tengo un pequeño departamento en el centro y vivo con tres hermosos gatitos – creo que fue demasiada información.

 — ¿Gatos? – alza la ceja.

 — Olvídalo. Dime Harry . . . ¿te puedo llamar Harry? – accede sin problemas - ¿Qué te trae a mi consultorio?

 — Mi padre – responde inexpresivo.

 — ¿Tienes problemas con él?

 — No, me refiero a que mi padre me trajo, me obligó – se cruza de brazos.

 — ¿Por qué motivo? – comienzo a “escribir” mis notas.

 — ¡Yo qué sé! – mira hacia la gran ventana del consultorio – Él siempre tiene un pretexto para éstas cosas.

 — ¿Qué cosas?

 — Hacerme sentir mal.

 — ¿Te hace sentir mal estar aquí?

 — Si, no nada personal.

 — ¿Por qué?

 — Porque . . . no lo sé, me hace sentir raro.

 — ¿Tú te sientes raro?

 — Si.

 — Pareces un chico normal, ¿qué supones que hay de raro en ti? – me concentro en mis notas, no quiero intimidarlo.

 — Pues soy raro, mi madre murió – hace una pausa – mi padre me odia, soy hijo único, millonario. ¡Soy raro! – hace ademanes con sus brazos.

 — Eso sólo te hace especial. Lo curioso es que tú sientes que todas esas características, te hacen alguien raro, con una evidente connotación negativa.

 — ¿Connotación? – parece que no conoce la palabra.

 — Es un significado que a primera vista no es obvio, pero está implícito.

 — Ah . . . pues lo digo porque es cierto. Si no soy raro, ¡¿entonces por qué . . .?!

 — ¿Qué?

 — Nada – evita el contacto visual.

 — Puedes confiar en mí, estoy aquí para escucharte.

 — . . . – sigue con la mirada fija en la ventana, comienza a enrojecer el cielo por la puesta de sol.

 — Está bien, cambiemos de tema. Cuéntame de la escuela.

 — Normal – sube los hombros, parece que le da igual.

 — Normal, ¿te aburre la escuela, Harry?

 — Como a todo el mundo.

 — ¿Por qué te aburre?

 — ¡Porque es una escuela! – creo que no llegaremos muy lejos con esa actitud.

 — ¿No te gustan las clases?

 — Me dan igual, bueno . . .

 — ¿Sí?

 — Hay algunas que no son tan aburridas – su mirada parece esconder algo de felicidad, no parece ser precisamente por la escuela.

 — ¿Cómo cuales?

 — Pues, física . . . bioquímica . . . gimnasia.

 — Debes ser un chico muy listo.

 — Pues no mucho, de hecho, me va bastante mal – sonríe avergonzado, interesante respuesta.

 — ¿Entonces por qué te agradan?

 — Lo que pasa es que son las únicas clases en las que veo a mi amigo.

 — Que bien, ¿cómo se llama?

 — Peter – responde tratando de esconder una muy natural sonrisa.

 — Es bueno hacer amigos, ¿te consideras alguien sociable?

 — No, Peter es mi único amigo . . . están MJ y Gwen, pero . . . no es lo mismo.

 — Debe ser un joven bastante agradable.

 — Lo es . . . – teme mucho sonreír.

 — ¿Cómo se conocieron?

 — Pues fue en la secundaria . . .

Mi padre me obligó a ir a una escuela pública, decía que se lo había prometido a mi madre antes de . . . bueno, yo estaba bastante molesto con eso. Sabía que por ser rico nadie me hablaría, y la verdad yo soy pésimo haciendo amistades, no suelo abrirme mucho con la gente.

En fin, llegué a mi salón y todos me vieron como a un bicho raro, al parecer, la mayoría sabía quién era yo. Peor aún, muchos de ellos se conocían entre sí, era el único que no conocía a nadie. Bueno, el único además de Peter.

Peter era el clásico nerd de lentes grandes y ropa horrible, en verdad era patético. Pero aún así, fue la única persona que no me miraba así. De hecho, fue el único que me dejó sentarme con él, parecía no importarle.

Los primeros días, no pasamos de un hola y adiós, era amable pero también tímido. Bonita dupla, ¿no?, un nerd callado y el rico con problemas de confianza. Sinceramente, creí que jamás pasaría de ser el tipo amable que me dejó sentar con él, pero todo cambió un jueves a la hora del almuerzo.

Como siempre, comía sólo en una de las mesas de hasta el fondo, Peter comía en la de a lado, igual sólo. Ese día, él llegó un poco tarde a desayunar, tenía un desorden de papeles en una mano, mientras que en la otra cargaba su charola con comida. Para su mala suerte, tropezó con Flash Thompson, el orangután más molesto de la escuela.

 — Perdón – tartamudeaba mientras casi orinaba sus pantalones.

 — ¡Estás muerto, Parker! – Flash es de un léxico bastante limitado.

El grandulón sujetó al pobre Peter de su ropa, lo levantó como sí nada. Creí que sería de esas veces en que le hacía un calzón chino o cosas por el estilo, pero esa vez se pasó del límite. Tomó la charola llena de comida revuelta, y estampó el rostro del asustado chico contra ella. Pude notar como un pequeño hilo de sangre se asomaba por una de sus fosas nasales, después las cosas se pusieron bastante confusas. No recordé lo que hice hasta que el mismo Peter me lo contó . . .

 — ¡Tú! ¡Mastodonte! – grité mientras me levantaba a ayudar a mi ahora amigo.

 — ¡¿Qué demonios quieres, niño rico?!

 — ¡¿Te crees muy rudo golpeando a un debilucho?! – comencé a levantar a Peter.

 — ¿Parker? Parker no es un debilucho, el es una niñita asustada – lo señaló mientras Pete se escondía detrás de mí.

 — Me das lástima, eres un patán cualquiera.

 — ¡¿Qué dijiste?! – cerró el puño.

 — ¡Dije patán cualquiera! ¡¿Qué pasa, el animal no entiende inglés?! – no podía contener mi enojo, o mis palabras.

 — ¡Sí tanto te gusta Parker, recibirás tú merecido al igual que él!

 — ¡Inténtalo gorila!

Mientras todos coreaban por pelea, Flash trató de golpearme en el rostro, no contaba con que mi padre me había obligado a practicar esgrima. Fue sumamente fácil esquivar sus golpes. Cuando por fin se había cansado, aproveché mi oportunidad. No supe cómo, pero logré aventar al tipo al suelo, de pronto comencé a golpearlo repetidamente. No estoy seguro cuanto tiempo me mantuve sobre él, sólo sé que volví en mí mientras estaba en la oficina del director.

Uno de los empleados de mi padre se encontraba negociando (sobornando) con el director Stevens, quien por supuesto, fue benevolente con mi pequeño altercado. Evito que me expulsaran, pero estuve casi un mes en detención. A mi todo eso me daba igual, en el fondo, lo que quería saber era cómo se encontraba aquel pobre chico.

Al día siguiente, me preocupé bastante al encontrar vacío el lugar de mi compañero, supuse que había preferido cambiarse de escuela. No lo culpaba. Una parte de mí se sintió extrañamente triste, puede que nunca habláramos mucho, pero era agradable tener a alguien que no te observará de reojo (y empeoró después de la pelea, ahora me tenían miedo).

Por obvias razones (fin de semana), no supe nada de mi compañero. El lunes llegué con menor ánimo que de costumbre, entré al salón y pase hasta mi asiento, tratando de no ver a nadie. Cual fue mi sorpresa al escuchar la voz de Peter, quien se encontraba sentado a mi lado.

 — Hola – parecía que había hecho un gran esfuerzo para articular sus palabras.

 — ¡Hola! – en verdad me sorprendió (alegró) verlo.

 — Muchas gracias por lo del otro día – evitaba el contacto visual.

 — Ni lo menciones, no podía dejar que te hicieran eso – le sonreí, pero el no lo notó.

 — Me llamo Peter – por fin volteó a verme.

 — Eso ya lo sé, tonto – me burlé sin querer, el creyó que lo hacía de mala intención – Perdón, soy Harry.

 — Eso ya lo sé, tonto – me sorprendí ante su reacción, nos quedamos viendo unos segundos y comenzamos a reír. Desde ese día nos hicimos buenos amigos.

 

 — ¿No eran mejores amigos?

 — Sabe, es un doctor bastante molesto.

 — Lo lamento, continúa.

 — Después de eso, nuestra amistad fue creciendo día con día. Salíamos juntos a comer, veíamos películas en mi mansión, me contaba sobre sus tíos, sobre su vecina, quien resultó ser la alegre MJ – parece un tanto disgustado.

 — Parece una amistad perfecta, ¿nunca han tenido problemas?

 — Durante la secundaria fue todo felicidad – sonríe viendo a la ventana – pero mi amigo cambió mucho durante el último año.

 

Casi al finalizar el ciclo, la escuela nos llevó en un viaje de “estudios” a uno de los laboratorios de la compañía de mi padre. Peter estaba muy emocionado, en el camino se la pasó contándome todo lo que investigaban en ese lugar. De hecho, antes de su plática nunca me había enterado de lo que se hacía en la empresa.

Cuando llegamos, nos dieron un pequeño recorrido por las instalaciones. Un poco de esto un poco de aquello, la verdad fue bastante aburrido. La última parada fue en una especie de zoológico, bueno no era un zoológico pero había varios animales de pruebas.

Peter tomaba fotos a todo lo que veía, pero de un momento a otro, cambió su expresión, parecía enfermo. La maestra se dio cuenta y llamó a sus tíos para que lo recogieran. Traté de preguntarle lo que le pasaba, pero no me contestó, tan solo miraba a la nada, en verdad me asustó.

Pero bueno, el dichoso viaje terminó, sí mal no recuerdo fue un viernes. Yo traté de llamarlo a su celular, pero no contestó. De hecho faltó a la ceremonia de graduación, era bastante extraño, Peter no hablaba de otra cosa más que de la maldita ceremonia.

Ya en el verano, convencí a mi padre de permitirme visitarlo. Creyó que iría con alguna chica por ahí, pero cuando le conté lo que había sucedido, casi me obliga a ir con él. Mi padre le tiene mucho aprecio, a veces más que a mí . . .

Cuando llegué a su casa, vi a muchas personas entrando a su casa, todos estaban de luto. Entré corriendo y me encontré a su tía (una mujer muy amable), ella estaba llorando desconsolada. Le pregunté lo que había pasado, nunca creí lo que me dijo.

 

 — ¿Qué sucedió?

 — El tío de Peter, había muerto la noche anterior por un disparo en el pecho . . . – su rostro se muestra bastante serio.

 — Pobre muchacho – hacemos una pequeña pausa para relajar la situación – Debieron ser tiempos difíciles.

 — Demasiado . . . – respira profundamente.

 

Peter se alejó de todo y de todos, evitaba mis llamadas, no salía de su casa, parecía otra persona. Incluso, cuando entramos a la preparatoria, se comportaba violento, altanero. Cambió su apariencia, dejó sus gafas y su clásica ropa, no reconocía a mi mejor amigo.

Una tarde al salir de la escuela, me disponía a invitarlo a mi casa, para platicar un poco y comer pizza. Pero al tratar de tocar su hombro, estuvo a punto de golpearme. Quedé en shock, eso me hizo sentir aún peor que cuando mi padre me ignoraba.

Me sentí muy triste, creí haber perdido a mi único amigo. Poco a poco comencé a sentir resentimiento contra él, me sentía traicionado. No me daba la oportunidad de ayudarlo, el me hizo a un lado . . .

 

 — ¡Yo sólo quería estar a su lado! – comienza a llorar con enojo.

 — . . . – es mejor que se desahogue, me limito a acercarle un pañuelo.

 — Lamento esto – se señala al rostro – es sólo que en verdad creí que lo perdería.

 — Al parecer no fue así.

 — No . . . un par de meses después, se disculpó por su comportamiento. La verdad, no dudé ni un segundo – se ríe disimuladamente.

 — Sientes algo muy fuerte por él, ¿verdad?

 — Si . . . – se queda viendo a la nada.

 — ¿Es una simple amistad?

 — ¿A qué se refiere? – me mira nervioso.

 — A, ¿que sí es una simple amistad?

 — . . . – agacha la vista y se queda pensativo - ¿Tan obvio soy?

 — No sé de qué hablas.

 — Vamos, no se esconda después de tirar la piedra. Usted sabe que yo . . .

 — ¿Qué tu qué?

 — No me haga decirlo – frunce los labios.

 — Tú eres quien quiere sacarlo, no temas hablar de tus sentimientos.

 — Yo . . . – suspira fuertemente – creo que me gusta Peter – se tapa la cara con sus manos.

 — No hay nada de malo en sentir.

 — ¡Usted no conoce a mi padre!

 — Puede que no, pero te conozco a ti, y conozco lo que me has contado de éste chico. Sí en verdad quieres a alguien, no deberías temer aceptarlo, cuando tratas de engañarte a ti mismo, el único perjudicado eres tú.

 — ¡Pero es que usted no entiende! Sí mi padre se entera . . . – se levanta del diván y comienza a caminar en círculos.

 — Una cosa es aceptar lo que sientes, y otra muy distinta es decírselo a todo el mundo.

 — . . . – se acerca a la ventana y se mantiene frente a ella, observando el anochecer.

 — No eres el primero que se enamora de otro hombre.

 — Puede que no, pero no quiero arruinar nuestra amistad.

 — Sí ustedes son tan unidos, y en verdad son amigos, no tiene porqué afectar su relación.

 — ¿Usted cree? – voltea a verme con ilusión.

 — Claro, muchacho. No temas a sentir, teme a no hacerlo.

 — ¿Le han dicho que es el peor psicólogo de la historia? – se burla alegre.

 — Un millón de veces . . . ahora, anda que tengo otro paciente.

 — Está bien, ¿lo veo la próxima semana? – se detiene en la puerta.

 — Sólo sí tú quieres.

 — Nos vemos . . . – sale con una gran sonrisa.

Saben, no importa cuán difícil sea la situación, sí sienten algo fuerte por una persona, no importa el sexo que sea, no deben negarse a ello. Cuando se auto-engañan, lo único que logran es hacer un pequeño tumor hecho de culpa y arrepentimiento. Pueden engañar a todo el mundo, a sus padres, sus amigos, sus profesores, pero a la única persona que no pueden, ni deben, engañar es a ustedes mismos.

Se deben confianza, se deben paz, se deben una oportunidad de ser felices.

 —¡Siguiente! ¡Wade Wilson!

 — ¿Qué hay, gatito?

 — ¡Te pedí que no me dijeras así! Me llamo León.

 — Lo que sea, ¿listo para la consulta . . .?

 — Nací listo . . .

Notas finales:

Pues bien, espero y les haya gustado. No duden en dejar un review con sus ideas, sugerencias, réplicas, comentarios, saludos, etc. Recuerden que yo leo y contesto todos los rw’s.

Los espero hasta el siguiente capítulo, no duden en checar los fics hermanos a éste (los del Team Red), abajito les dejo los links.

Yo soy León Smith . . .

 — ¡Y yo Deadpool!

¡Éste no es tú fic!

 — ¿Y?, las chicas me adoran ;)

[Y los chicos.]

[Hasta los perros.]

Con un demonio. En fin, les deseamos terapia humanista . . .

 — Noches de pasión ;)

. . . reflexiones sobre la vida . . .

 — y, sobre todo . . .

Muy buenas lecturas. 

 

 

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