Acabo de cometer el peor error de mi vida, ¡¿qué demonios me sucede?! Hace apenas un par de días, ni siquiera hubiera imaginado la posibilidad de salir con un chico. Ahora, no solo comienzo a sentir algo por Harry (con quien he aprendido lo cool que es . . . ya saben), tengo un maldito cosquilleo en mi entrepierna cada vez que veo a un chico guapo (ni siquiera puedo ver Teen Wolf a gusto).
Me siento terrible, puedo lidiar con el hecho de sentir lo que siento por mi mejor amigo, pero no con lo que acabo de hacer. ¡¿Por qué demonios tuve que besar al tipo más loco que he conocido?! ¡Lo acabo de conocer!
Lo peor de todo es que, para ser sinceros, no me desagradó . . . soy un asco de persona. ¿Qué diría mi tía si se enterará? ¡¿Qué diría Harry?! Seguro me mata.
Ya no sé quién soy, pasé de nerd a superhéroe, y de superhéroe a hotel de paso. Supongo que es “normal” a mi edad, todos lo hacen, ¿no? A quién quiero engañar, soy un maldito enfermo sexual. Soy como esos tipos que salen en los programas de gente extraña, el clásico chico tímido que se vuelve dominatriz en la sala de su casa.
Algo debo aceptar, ese loco mercenario . . . besa bastante bien. Creo que fui demasiado duro (ja, duro) con él, no debí aventarlo desde el edificio. Qué se le va a hacer, no me disculparé por algo que él provocó.
Tengo miedo, no sé a dónde me llevará todo esto del . . . sexo. No es algo que haya planeado, no sé si estoy listo. Tal vez es la emoción del momento, sí, esas ansias que sientes cuándo descubres algo nuevo. Eso debe ser . . .
Agh . . .necesito una ducha, me siento sucio (por dentro y por fuera). Al llegar a casa, me ducharé, me tomaré un litro de jugo de uva, y dormiré cómo sí no hubiera mañana . . . Un momento, ¿sentido arácnido? ¡¿Ahora?!
Demonios, ¿qué no se supone que Hell’s Kitchen es el territorio del vigilante con cara de pocos amigos? Bien, me detengo en uno de los edificios, inspecciono el lugar . . .todo parece normal; calles solitarias, perros ladrando, hombres cayendo desde una azotea . . . ¡No! Me balanceo lo más rápido que puedo para sujetar a éste chico con trauma de clavadista. Lanzo una telaraña hacia su espalda y lo sujeto con fuerza, ¡¿por qué hizo esa locura?!
— ¿Qué te sucede, amigo? ¿Acaso estás loco? – enserio, ¿qué le sucede?. Lo subo con cuidado a la misma azotea desde la que se lanzó.
— ¿Por qué . . .? ¿Por qué me salvaste? – parece bastante perturbado, siento pena por lo que le haya pasado.
— ¡¿Por qué?! ¡¿Aún lo preguntas?! ¡¿Qué no sabes que eso es lo que hacen los héroes?!
— ¿Héroes? Tú, ¿eres un héroe? – está bien que no sea un Vengador, pero vamos, ¡soy Spiderman!
— ¡¿Acaso estás ciego?! Creí que con toda la mala publicidad de Jameson, sería fácil reconocerme – al fin logro ponerlo en un lugar seguro, creo que debería dejar de hablarle tan fuerte, supongo que algo malo debió pasarle.
— . . . – no me responde nada, me acerco más a él y . . . oh cielos.
— ¡Oh! ¡Soy un idiota! – golpeo mi cara con justificable fuerza, ¡el pobre chico es ciego! – No fue mi intención . . .
— No te preocupes, ya nada me importa – ni siquiera se mueve, ¿qué puedo hacer?
— He tenido noches así – me siento junto a él, creo que lo que menos necesita es un presuntuoso chico en spandex - ¡Pero nada justifica lo que hiciste!
— ¡¿Y tú qué sabes?! – intenta levantarse, pero no lo dejo.
— Más de lo que crees. He pasado por muchas cosas, la mayoría malas . . . - ¿Y por qué le cuento todo esto?
— Eres sólo un chico, ¿qué es tan malo para ti? ¿Perder en un videojuego? – me agrada este tipo, en el fondo es alguien agradable.
— Parece que tienes sentido del humor, eh. Pero dejando las bromas, algo que no hago muy a menudo, te contaré algo que me pasó. Hace un par de años, más o menos, cuando obtuve mis poderes, hice muchas estupideces.
— ¿Y? – por todos los cielos, me estoy sincerando con un extraño que ni siquiera me pone atención.
— Eres muy molesto, ¿sabías? En fin, para no hacerte el cuento largo, por mí culpa mataron a mi tío, la única persona que había confiado en mí – creí que para estas alturas, podría hablar con tranquilidad sobre lo que pasó esa noche . . . pero aún lo siento tan cercano, el buen tío Ben.
— ¿Por qué tu culpa?
— Pues, creí que podría hacer lo que quisiera, sólo por tener un poco de poder. Mi tío trató ce corregirme, yo me la pasaba fanfarroneando o buscando problemas en las calles. Una noche, él trató de buscarme, para arreglar las cosas. Yo lo evitaba, me encontraba en una azotea como esta, ignoré sus llamados.
— . . . – al fin me presta atención, espero que no piense que le miento para subirle el ánimo. Nunca jugaría con el tema de la responsabilidad.
— No me di cuenta que un ladrón inexperto se encontraba bastante cerca de él. El tipo este se encontraba robando un minisúper, mi tío vió todo, era alguien muy honorable. Él . . . sólo quería ayudar . . . ¡Algo que yo no hice por mi maldita actitud de niño caprichoso! – diablos . . . se suponía que debía ayudarle, ahora soy yo el que necesita ayuda, no puedo evitar llorar cada vez que recuerdo a mi querido tío.
— No fue tu culpa – parece que este sujeto tiene buen corazón, pone su mano en mi hombro para consolarme. Debo ser el peor consejero del mundo.
— No, sí lo fue. Pero aprendí algo muy valioso esa noche, aprendí que la vida no siempre te da segundas oportunidades. Mi tío tuvo que morir para darme cuenta que nosotros elegimos quién queremos ser, y qué hacer con nuestras vidas.
— . . . – parece que al fin comprende lo que trato de decirle, éste chico tiene toda una vida por delante.
— No sé qué es lo que te hizo decidir hacer algo así. Lo que sí sé es que no debes desaprovechar tu vida, las oportunidades. Yo pude haber elegido darme por vencido, pero decidí dar lo mejor de mí, se lo debía a mi tío. No sé cómo sea tu vida, pero veo en tus ojos algo que me hace estar seguro de que, en el fondo, no quieres morir – sujeto su rostro y lo miro a los ojos (pensándolo bien, creo que es tonto, puesto que es ciego).
— ¿Qué?
— Esperanza, aún tienes un ideal, una meta. No eches todo al caño por tus problemas – ¿de dónde saco todo esto? Creo que nunca antes me había expresado con tanta fluidez, hay algo en este sujeto que me inspira confianza.
— No tienes idea de mis problemas . . .
— Puede que no, sólo te pido que no pierdas ese brillo en tus ojos . . . ¿cuál era tu nombre? – que conveniente, Peter. Primero lo sermoneas por haberse tirado desde un quinto piso, y ahora le pides su nombre.
— Matt – lo sabía, aún quiere vivir, su sonrisa lo delata.
— Yo te diría mi nombre, pero ya sabes . . . eso nunca es de buena suerte. Pero, siempre puedes contar con tu amigable vecino el Hombre Araña – sonrío como idiota, me da gusto poder ayudar – Estoy sonriendo, por si te lo preguntabas.
— No lo hacía – ¿me está jugando una broma? ¿A mí?
— ¿Tratas de molestarme, Matt? – es buena señal, parece que mi trabajo está hecho.
— Gracias – ¿un abrazo? ¿Por qué todos me quieren abrazar? ¿Por qué diablos me ha gustado tanto el abrazo?
— Ni lo menciones, no dejaría que un chico como tú cayera al vacío . . . – un momento, ¿dije lo que creo que dije? Vamos, Peter, ¡lo acabas de conocer!
— Sí, bien . . . creo que será mejor volver a mi casa – perfecto, a esto me refería. Siempre quedo como un pervertido, primero lo salvo y después lo acoso . . .
— No te dejaré ir sólo – el tipo acaba de tratar de suicidarse, ¿qué clase de héroe sería si lo dejo ir así como así? Además, debo aceptar que me siento demasiado cómodo junto a él. Sí, lo sé, soy un maldito aprovechado, pero es sólo un viaje a su casa . . . seguramente no lo volveré a ver nunca.
— Pero . . . – enserio, no es buena idea que deambule solo por Hell’s Kitchen. ¿A quién se le ocurre que un invidente camine por en uno de los barrios más peligrosos de N.Y., de noche?
— No hay peros que valgan – aprovecho que está distraído y lo sujeto por la cintura.
Nos balanceamos entre los edificios, lo mejor de ser héroe es sentir el viento de la noche sobre tu cuerpo. Mi nuevo amigo parece nervioso, debe ser frustrante para él, no poder ver por dónde vamos.
Ahora que lo iluminan las brillantes luces de la ciudad, me doy cuenta que es un sujeto mayor que yo, parece tener más de veinticinco. Tiene un bonito cabello castaño, es bastante más fornido que yo. Seguramente va al gimnasio, hay uno muy cerca de dónde lo encontré (además que su ropa está algo sudada).
Le pregunto su dirección y me responde casi por inercia, pare bastante distraído. Debe estar pensando en todo lo que lo llevó a hacer lo que hizo. Ojalá y no vuelva a intentarlo, es un buen tipo; aunque lo mejor será no pensar más en eso, suficientes dilemas morales tengo con el asunto de Harry y el loco que plagió mi traje.
— Y . . . ¿a qué te dedicas, Matt? – tal vez si platicamos, me olvide de lo lindo que es.
— Eh . . . soy abogado.
— Abogado . . . ¿Cómo en La Ley y el Orden? – abogado, quién lo diría. Seguro es de esos tipos aburridos, encerrados en sus lujosas oficinas.
— Algo así . . .
— Espero que no tengas más objeciones en tu vida – vamos, fue un buen chiste. Objeciones, abogado . . . olvídenlo.
Por fin llegamos, el chico vive frente a un brilloso anuncio publicitario. Estúpidamente, le pregunto sobre el motivo de vivir en un departamento con tan mala vista, ya se imaginarán la cara que pone el abogado con bonita sonrisa.
— Bueno, sano y salvo – no puedo quitar mi sonrisa de tonto, que bueno que no puede verla.
— De nuevo, muchas gracias – que bueno que yo sí puedo ver su sonrisa, el chico debería trabajar para alguna marca de dentífrico.
— ¿Estarás bien?
— Sí, no soy tan estúpido . . . – auch.
— Está bien, señor malhumorado.
— Lo siento, ha sido una larga noche – levanta su brazo para tocar su nuca, vaya que va al gimnasio . . .
— Y que lo digas . . . – creo que debo irme, no quiero entusiasmarme más – Bien, entonces me voy.
— Adiós, chico araña.
— Adiós . . . – abogado con bonita sonrisa.
Bien, eso fue extraño. Por lo menos sé que no lo volveré a ver, ojalá y pueda reconocer esa chispa que tiene. Mientras me dirijo a casa, no puedo evitar reflexionar en lo que acaba de pasar. ¿Cómo es posible sentir algo por un chico que acabas de conocer?
Ni siquiera sé si siento algo, y si lo siento, no sé lo que es. Con Harry siento esa complicidad que hemos construido con años de amistad, es como un refugio de todo. El chico mercenario, es como unirse al lado oscuro, es la tentación de la sensualidad, puro deseo. Pero, algo pasó ésta noche, fue como un relámpago que pasa por tu mente. Matt, es la persona más cálida que he conocido; incluso con todo y sus problemas, expide una atmósfera de paz, de protección. Me recuerda a mi familia.
[Continuará]