Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Abre tus Ojos por Fukuro Honda

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este fic ya lo había subido en otro foro pero también me gustaría compartirlo aquí.

Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, al pertenecer a dicho manga son propiedad del creador, Hidekaz Himaruya.

Pareja: NiChu (Japón x China)

Narración en segunda persona

Otros generos: AU, drama.

Te sentaste a un costado de aquella banca del parque escuchando el piar de las aves –¿De qué color serán?– Te preguntaste –¿Qué habrá en frente de mí?– Alzaste tu mano tratando de alcanzar algo que era lejano a ti, después de aquel accidente no volviste a ser el mismo. Las luces del automóvil iluminaban la carretera mientras el cielo nocturno opacaba tu vista adormecida, de camino a casa contestaste el teléfono, era una llamada de la oficina, tu jefe te pedía llevar los papeles que habían faltado por archivar, sin falta los llevarías al día siguiente o ese era el plan que tenías. Un auto iba en sentido contrario y a una velocidad muy alta, el choque fue inevitable, perdiste la conciencia, corriste con suerte, el otro conductor ni siquiera pudo sobrevivir. Durante dos días permaneciste internado en el hospital sin tener conocimiento del paso del tiempo, los doctores trabajaban para mantenerte con vida y fue un éxito, no obstante, no todo pudo ser salvado, tu visión se perdió, quedando siego, en la oscuridad y con el recuerdo del color que jamás volverías a ver.

Tu mano cayó sobre la banca, después se escuchó uno de tus suspiros, habías perdido tu trabajo y desconocías lo que te pasaría de ahora en adelante, vivías solo, no había quién se preocupara por ti, el problema es que no recordabas el camino de regreso a casa –¿Debería quedarme aquí?– Los dedos de tus manos se entrelazaron perdiéndote en tus recuerdos, tus sollozos comenzaron y tu cuerpo tembló, asustado y triste, perdido y sin lugar al cual regresar; tu situación no podía ser peor. Las personas que se encontraban cerca abandonaron el parque, quedándote solo por completo, no te habías dado cuenta aún, el cielo se nubló mientras la brisa suave se convertía en un viento más fuerte.

La lluvia comenzó a caer encima de ti, te pusiste en pie y caminaste sin saber a dónde ibas, buscabas un lugar para resguardarte, tropezaste con la raíz de un árbol quedándote tendido sobre el suelo, tus manos presionaban el suelo –¿Qué debo hacer?– Una mano bondadosa tomó la tuya ayudándote a levantarte, ya no sentías el agua mojándote, una sombrilla te cubría.

–¿Se encuentra bien?– Preguntó un hombre con voz suave.
–No lo estoy– Tus ojos cerrados no podían saber en dónde estaba aquel hombre, aparentemente mirabas al lado contrario.
–Estoy acá– Aquel hombre te tomó de los hombros –¿No puede…verme?– Preguntó sorprendido.
–Lo siento, soy siego– Respondiste con un deje de tristeza.
–No lo sabía, perdóneme– Sin que lo notaras bajó la mirada.
–Está bien, aún no me acostumbro a esto– Colocaste tu mano sobre tu nuca.
–¿Cuál es su nombre?– Preguntó aquel hombre –Quizá pueda ayudarlo si es que está perdido– Supo tu situación sin que le dijeras nada.
–Yao Wang, recuerdo mi dirección pero no sé cómo llegar, le agradecería mucho si me ayudara– Sentiste su mano tomando la tuya.
–Será un placer, mi nombre es Kiku Honda y es un gusto conocerlo– Caminó contigo tomando tu mano, te guió de manera que no volvieras a tropezar con nada, le dijiste tu dirección así que no llevaría mucho tiempo antes de que te llevara, él conocía ese lugar, curiosamente vivía cerca de tu casa pero tú no recordabas haber escuchado su nombre antes.

–Disculpa mi atrevimiento pero podrías decirme cómo eres físicamente?– Le preguntaste mientras caminaban.
–Veamos, mis ojos son cafés, mi cabello es negro y soy un poco más bajo que usted. No estoy siendo muy específico ¿verdad?– Su comentario consiguió hacerte reír.
–No hay problema– No recordabas haber visto a alguien con esa descripción, lo más seguro es que no lo conocías ni de vista.
–Ya llegamos– Paró enfrene de la puerta de tu casa, sacaste las llaves y se las entregaste, él abrió dejándote pasar primero.
–Gracias por traerme– Subiste los dos escalones de la entrada, aquel hombre entró también cerrando la puerta.
–No es nada, ¿vive solo?– Miraba el interior de la casa.
–Sí, será un poco difícil para mí hacer las cosas ahora que no puedo ver, aru– Terminaste tu frase con tu típica muletilla, que habías dejado de pronunciar.
–¿No hay nadie que pueda cuidar de usted?– Preguntó un poco preocupado.
–Tengo dos hermanos pero viven en el extranjero y no quiero molestarlos, no puedo pedirles que dejen sus trabajos para que vengan a cuidarme en mi estado, aru– Suspiraste deprimido.
–Si no le molesta, me gustaría ser yo quien lo cuide– Pidió conmovido por tu estado.
–No tienes que hacerlo, lo que menos quiero es ser una carga para alguien.
–No lo será, también vivo solo– Caminaste un par de pasos resbalando, aquel hombre te abrazó para que no cayeras –Por favor déjeme hacerlo– Palpaste su pecho al sentir sus brazos rodeándote.
–Está bien, si dices que no hay problema…– Tus mejillas tenían un leve tono rosado, tus manos tomaron el rostro de aquel hombre sintiendo sus mejillas, era tu curiosidad la que te decía que lo hicieras, seguiste, tocando sus labios y delineándolos –Perdona, sólo quería sentir tu cara para imaginarme cómo eres, aru– Sonreíste nervioso.
–Entiendo– Sostuvo tu mano y la acarició, aquel hombre se había convertido en tu protector, desde ese momento él permaneció a tu lado cuidándote. Mientras él iba a trabajar te quedabas esperando en la casa, tu mundo se limitó a esas cuatro paredes, para entretenerte trazabas dibujos en un papel sin saber lo que eran en realidad y escribías de la misma manera, a veces era desesperante estar en un estado como ese, vagamente podías recordar cómo era tu rostro.

Kiku entró a la casa y se acercó a ti tomándote de la mano –Estoy de regreso– El calor de su mano hacía tu corazón latir más rápido, no conocías su rostro pero llegaste a tener un sentimiento más por él en todo el tiempo que llevabas de conocerlo, no podías saber si él compartía ese sentimiento mas considerabas que era tiempo de decírselo.
–Kiku, tengo que decirte algo, aru– Entrelazaste tus dedos con los suyos, él sostuvo tu mano con una pequeña sonrisa en su rostro.
–Dime, Yao– Permaneció en silencio esperando a que continuaras hablando.
–Tú me…gustas, aru– Vio el rojo de tus mejillas sintiendo una gran ternura, te abrazó fuerte y acarició tu cabello –Te quiero.
–Yo también te quiero– Te sorprendiste al escucharlo, le correspondiste al abrazo mientras que el calor subía a tus mejillas.
–¿En serio? Me haces muy feliz, aru– Él tomó tu barbilla, se acercó poniendo sus labios sobre los tuyos, se fundieron ambos en un beso.

Después de todo aquel sentimiento fue compartido, más que nunca deseabas ver el rostro de Kiku pero no importaba si nunca podías verlo, estarías con él porque lo amabas sin necesidad de conocer su rostro. Sin importar que tus ojos no pudiesen verlo, Kiku se enamoró de ti porque eras único para él, tu personalidad lo cautivo y tu alegría le era transmitida, aun si nunca le hubieras dicho nada él podría saber tus sentimientos, aprendió a leer tus emociones como si fueras un libro con las paginas abiertas.

El tiempo pasó dejándolos estar juntos, como una pareja que disfrutaba de cada momento. Kiku se enteró de que había una forma de devolverte la vista, mediante una operación, te daba miedo la idea pero tenías la esperanza de ver nuevamente –Quiero ver tu rostro– Fue lo que te impulsó a acceder al tratamiento, viajaron hasta Tokyo para que se realizara la operación, antes de que entraras en el quirófano Kiku besó tus labios con suavidad.
–Todo estará bien– Te tomó entre sus brazos pues estabas nervioso, asentiste buscando la calma en sus brazos.

Recostado sobre la camilla caíste prisionero del sueño, la anestesia surtió efecto, no sentiste ningún dolor, fue como si nada hubiera pasado. Tus ojos volvieron a abrirse, asustado de ver la luz nuevamente –¿Dónde está?– Pensaste temiendo que todo hubiese sido un sueño.
–Yao– Kiku estaba a un lado de ti observándote, saltaste abrazándolo al borde del llanto, la felicidad era demasiada. Su rostro era más lindo de lo que habías imaginado, él te abrazó acariciando tu espalda.
–Gracias, muchas gracias, aru– Calló tu voz con un beso y secó las lágrimas que resbalaron por tus mejillas –Estoy tan contento de ver tu rostro por primera vez– Sonreíste para él.
–Para mí es suficiente saber que estás feliz– Dijo recargando su mentón sobre tu hombro.

Era la primera vez que veías su rostro pero era la continuación de una vida juntos. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).