Hace unos minutos, los doctores me dijeron que me tengo una enfermedad incurable. Me dijeron que me quedaban unos días, máximo 4. Me quedé en shock cuando me dijeron sobre la enfermedad. Apenas tengo 28 años, moriré joven. Me asuste, solo me quedan 4 días de vida y no he cumplido ninguno de mis sueños:
• Viajar por Francia.
• Ser rango Hokage en mi juego favorito de ninjas.
Y lo más importante...
• Volverlo a ver.
Primer día:
Fui al banco, a retirar todo el dinero que tenía guardado por trabajar y el dinero que mis padres guardaron para mí en un futuro. Mis padres murieron cuando tenía 9 años. Éramos una familia pequeña y pobre, vivíamos en un pequeño pueblo llamado Pueblo del Viento. No pude tener una infancia, digamos “normal”, ya que no pude tener unos juguetes como los demás, con su consola y PC, pero mi familia era feliz y eso era lo que más importaba. Eso era cuando tenía 7 o 8 años, no recuerdo muy bien. Cuando cumplí 9 años, todo se vino abajo.
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Era un día como cualquiera, o eso creía yo. En ese entonces fui al colegio para estudiar, quería recompensar a mis padres por todo el esfuerzo que estaban haciendo por mí. Todo fue bien hasta que tocó el timbre, era salida. Iba caminando hacia la puerta de la salida tratando que no me encontraran, si… Esos chicos. Pero me encontraron. No faltaba un día en que esos chicos me golpearan o me agredieran, era normal para mí, aunque no sabía el porque me agredían. Tal vez era porque era ese típico chico con el que no se sabía defender y se aprovechaban.
Después, me dirigí a mi casa, con moretones y arañones. Mi mamá siempre me preguntaba por qué, ¿Por qué siempre que regresaba a casa estaba así de demacrado? Y yo le respondía que siempre me caía, que era muy torpe. Mi mamá a veces se lo creía, otras no. Mi madre era artesana, trabajaba en una pequeña casa donde hacían varios tipos de figuras, creo que era como una fábrica, o algo así.
Cuando llegue a mi casa, abrí la puerta y vi algo que nunca olvidaré.
-¡MAMÁ! – grité con lágrimas en los ojos y me dirigí hacia ella. Estaba tirada en el suelo encima de un charco de sangre y también escupiendo sangre.
-Hijo… No regreses a esta casa nunca más, hagas lo que hagas, no vuelas a-aquí.
-Ma-má – decía hipando - ¿Qu-qué fue lo que paso…?
-Tu padre… ve… con él… – Y fue ahí cuando mi madre murió. Con toda la fuerza del mundo, tuve que ir con mi padre, dejando a mi madre ahí, muerta.
Fui corriendo con todas mis fuerzas, hacia donde trabajaba mi padre, era un agricultor que trabajaba en las afueras del pueblo, muy pegado a su trabajo. Amaba a la naturaleza y a su familia.
-¡PADRE! – grité al ver la pequeña casa que había al costado de una pequeña chacra.1 . -¡PADRE! – grité de nuevo al no recibí respuesta. Con mucha desesperación, corrí, corrí y corrí lo más rápido que pude hacia la casa. Cuando estuve frente a la puerta, dudé si abrirla o no. Al inicio dudé en abrirla, pero pensé en mi madre tirada en el piso, con el cuerpo frío. Abrí la puerta de la casa…. Y lo que vi me desgarró el alma.
-Papá… –lloré más aún, y caí de rodillas al ver a mi padre como encontré mi madre, encima de un charco de sangre. –Papá, no… ¡PAPÁ! – grité y me puse a llorar encima de su cuerpo. Luego de un rato, me dormí encima de él.
Cuando desperté, era de noche, mis ojos estaban hinchados de tanto llorar. Me levanté y recordé todo lo que paso en el día. Volví a llorar, eso no había duda, no quería separarme de mi padre, ni regresar a casa ya que encontraría el cuerpo sin vida de mi madre pelirroja.
Observaba algo borroso, por las lágrimas, todo estaba como siempre, un pequeño cuarto donde había un estante2 con varios tipos de semillas, una mesita con un florero encima de ella y una pequeña ventana al lado izquierdo de la sala, sin contar el cuerpo muerto y la sangre en el piso de mi padre, y una carta encima de la pequeña mesita… Un momento, ¿Una carta?
Me acerque hacia la mesa y abrí la carta, la cual decía:
Querido Naruto:
Sé que debes de estar confundido y preguntándote que paso con Kushina y conmigo.
Lo que sucede, Naruto, es que debemos dinero a unos mafiosos.
¿Por qué? Cuando tu naciste, no teníamos con que alimentarte y con que cuidarte, tus abuelos nos ayudaron con algo de dinero, pero no pudimos comprarte todos lo que necesitabas.
Kushina estaba desesperada y decía que crecerías con una mala salud. Lloraba y lloraba, trataba de consolarla y no podía.
Busque demasiados empleos de medio tiempo para poder conseguir algo de dinero, pero no pude con todos estos. Estaba muy mal, enfermo, y con una enfermedad del corazón. Kushina estaba más que desesperada, no sabía cómo cuidarnos a los dos al mismo tiempo.
Kushina fue hacia un banco donde podía conseguir un préstamo, pero no se lo dieron.
Cuando era de noche, tu madre estaba regresando a la casa cuando vio a unos hombres intentar robar nuestra casa. Estos hombres estaban en la puerta de entrada, tratando de abrirla, cuando los dos hombres se dieron cuenta de su presencia, rompió en llanto y empezó a gritar ¡¿Por qué a mi familia?!
Los dos hombres, se acercaron a ella y uno le tapó la boca con su mano, yo en ese momento no escuche nada porque estaba dormido, y yo no tengo un sueño muy ligero que digamos.
El otro hombre que rebuscó en los bolsillos de Kushina para sacar la llave, cuando la tuvo en mano, fue corriendo hacia la casa y la abrió.
Este hombre no vio nada que le interesara en la sala, así que fue entrando en habitación en habitación hasta que nos encontró, a ti, que en ese tiempo estabas muy delgado, casi anémico, en la cama de Kushina, durmiendo y a mí, enfermo, durmiendo en mi habitación.
El hombre salió de la casa con una sonrisa en sus ojos. Su acompañante le dijo porque no saco nada y este respondió que había algo más interesante.
El hombre que tenía la mano en la boca de Kushina sonrió sarcásticamente y pregunto que había. Y el otro contesto un bebé sin alimento y un hombre enfermo.
El otro hombre se sorprendió y miró a Kushina, le había dicho que los dos eran unos mafiosos, unos muy buenos, y que le daría una buena cantidad de dinero para curarnos y a cambio de eso, todos los años les diéramos una cantidad de dinero, con 6 cifras.
Kushina meditó un poco sobre la decisión, por el lado negativo estaba en dejarte morir de hambre y a mí dejarme morir enfermo y si aceptaba quien sabe, por razones de trabajo no lograríamos cumplir con el trato ¿Qué nos harían?, por el lado positivo estaba que tú, hijo mío, crecieras y estudies en una buena carrera y que yo podía recuperarme y volver a ser como antes, y acepto el trato. Le dieron 900$
Luego de que todo pasara, después de unas horas, me lo contó todo y le prometí que la ayudaría. Pero, separamos una parte del dinero solo para ti, para cuando seas grande y lo empieces a utilizar.
Cumplimos con el trato durante 8 años, pero, nuestros jefes no pudieron pagarnos en la quincena y no pudimos pagarles a los dos mafiosos. Estaban enojados y vinieron a nuestra casa cuando tú, Naruto, estabas en la escuela.
Les imploramos que nos dieran un poco más de tiempo y ellos dijeron que si podían, pero solo 1 mes más.
Kushina y yo tuvimos que trabajar horas extras, ella como artesana, vendedora y costurera y yo como agricultor, minero y granjero.
Cuando llego el día donde teníamos que pagar, no teníamos el dinero suficiente, nos faltaban unos cuantos dólares para las 6 cifras.
Fueron por tu madre primero y, ya sabes lo que paso, después fueron a por mí y… esto fue lo que paso. Antes de que me mataran les dije que, por favor, si podía hacer un testamento.
Y esto es todo lo que te quería decir.
Naruto, perdónanos, por no estar contigo más tiempo.
Con todo el cariño y amor del mundo: Kushina y Minato.
Recuerdo, que después de leer la carta, lloré todavía más. Cuando vi bien la hoja donde había escrito mi padre, vi que estaba algo húmeda. Primero pensé que era mis lágrimas pero, era de alguien que lloro mucho antes que yo viniera a la casa. Y vino el recuerdo de mi padre.
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Actualmente, vivo en una pequeña casa en Tokio. Tuve que mudarme, muchos niños y adultos me gritaban que mis padres siempre fueron unos actores, que durante un día parecían humildes de todo corazón y que al día siguiente fueran unos mafiosos y eso me hacían sentir mal.
Después retirado todo el dinero, decidí cumplir mi primer sueño: Viajar a Francia.
¿Por qué a Francia? Tengo un amigo muy querido que se fue a Francia para que sus obras de arte sean muy conocidas, aparte, siempre quise conocer la Torre Eiffel, La Catedral de Notre Dame y a la ciudad del amor: Paris.
Me dirigí a una agencia de viajes que había cerca de mi ciudad.
La señorita que me atendió era muy simpática, tenía unos ojos cafés, cabello marrón con dos moños o “tomates” como también le dicen.
-Buenas tardes.
-Buenas tardes.
-Quisiera un vuelo a Francia, para hoy.
-A ver. Un momento por favor. – Empezó a teclear su computadora, con una velocidad impresionante, práctica por su trabajo, seguro. – Si, hay un vuelo hacia Francia a las 8:00 pm.
Compré los boletos y regresé a mi casa. Son las 5:45 pm. Bien, a empacar.
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Segundo día:
Después de 11 horas el avión aterrizó, ahora estoy “vagando” si se podría decir de ese modo, ya que ni sé por dónde estoy parado. Estoy caminando con mi equipaje, recordando algunas cosas de mi instituto…
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-Vamos Naruto, no tengo mucho tiempo. –dijo ÉL.
-¡Espera! No camines tan rápido – dije apresurando el paso.
Estábamos en un corredor o pasadizo, me dijo que tenía que decir algo muy importante. Nos dirigíamos a un salón, si no me equivoco, estábamos en hora de receso o recreo.
-*Jadeando* Bien… ¿Qué es… lo que querías… decirme? – decía entrecortado, creo que empezamos a correr hace un rato, para llegar al salón.
-V-Verás… - De repente se sonrojo – Naruto… Qui-Quisiera decirte que… tú…-cerró sus ojos con fuerza - ¡Me gustas! – después de unos segundos, abrió un poco un ojo para ver mi reacción y que es lo que le diría.
Estaba en shock… ¡¿Quién diría que la persona que me gusta se está declarando cuando se supone que hoy día YO me iba a declarar… ante ÉL?!
En su rostro se vio tristeza – Ya veo… a ti no te gusto, ¿cier- pero antes de que terminara de hablar, lo besé.
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Ehh…. *sonrojado* Ese chico… ¿Dónde estará ahora? Cada día que pasa me pregunto dónde estará. Siempre quise volverlo a ve- ¡¡¡¡KYAAAAAAAAAA!!!!
-¡Naru-chan! – gritó alguien, no lo pude ver bien porque se abalanzó hacia mi ¬¬, espera… esa voz…
-¡¿Deidara?!
-O-O … TnT ¿Es qué ya no te acuerdas de mí? – dijo llorando
- Jeje, no es eso Dei, -3-
-*susurro* Iré a un bar, a ahogar mis penas – dijo Dei levantándose
-¡NO!- grité y parándome de nuevo - ¡Sí te recuerdo Dei!
-Claro¬¬
-Encerio TnT.
Después de unas pequeñas discusiones más (Nunca tiene que faltar entre nosotros), le conté sobre mi enfermedad, dijo que me ayudaría a cumplir mis sueños y mis metas y también que me quedaría en su casa. Le dije que no se preocupara, mis sueños son algo tontos pero son MIS sueños J y que yo iría a un hotel. ¡Me dijo que no dijera nada más! Que no quería verme sufrir con los hoteles.
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-Tienes una casa muy bonita, Dei – dije al ver su hermosa y enorme casa, la cual parecía una mansión. Estábamos afuera. – Sí que eres un muy buen artista.
-Bueno, la conseguí por vender todas mis obras de arte. – Dijo sacando las llaves de la puerta. – Y, ¡Claro que soy un buen artista! ¿Qué no confiaste en mí cuando me vine a Francia? – dijo en un pequeño puchero mientras abría la puerta de su casa-mansión.
-¡Claro que sí confié en ti! Solo que ahora eres un mejor artí- No terminé de terminar la palabra porque me quedé con la boca abierta, creo que estaba vomitando arco iris por tanta belleza de casa.
-N-Naruto – escuché a Deidara decir mi nombre – O…Oe… ¿Estas Bien? –Dijo pasando su mano en frente de mis ojos - ¡NARUTO!
-Y-Ya, ya…
-Tú no cambias ¬¬ *suspiro* bueno ven – y así es como Deidara agarró del brazo a Naruto y lo empezó a arrastrar por toda su casa. – Tú dormirás en el segundo piso.
-Bonito cuarto. Muy hermoso… - Ya estaba vomitando arco iris, de nuevo, por la hermosura del cuarto.
-Naruto, si sigues vomitando arco iris… ¡Te mandaré a un hospital donde te inyectarán suero!
-¡NOOOO! ¡INYECCIÓNES NO! – grité
-Está bien… *sonrisa* instálate y más tarde empezaremos por tu segundo sueño: Conseguir rango Hokage en el Play 4: Ninja Storm. ¿Está bien?
-SI!!!
Me instalé en el cuarto de Dei lo más rápido posible. Sigo sin tener respuesta a mi pregunta: ¿Por qué tuve la suerte de tener a un amigo como Deidara?
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-*hipando* ¿Por-qué? Snif-Snif, ¿¡POR QUÉ ME HICISTE ESTO!? – Grité con todas mis fuerzas por la traición que tuve de mi supuesto novio. - ¿Por qué no luchaste por mí? ¿¡POR QUÉ!? – Estaba en el baño del instituto.
-Oye chico… ¿Por qué lloras? – preguntó un chico. No lo reconocí bien porque tenía los ojos llenos de lágrimas.
Traté de calmarme y empecé a hablar - Mi novio me dejo… Ni siquiera… luchó por mí – Y volví a llorar, sin duda, no podía dejar de llorar en eso momento.
-Realmente lo siento chico. – Se disculpó el hombre. – Ven, ya no llores, créeme, los hombres son demasiados estúpidos para entender los sentimientos de una mujer o de un doncel. – dijo pasándome algo de papel – ten, sécate tus lágrimas.
-Gracias… -Y empecé a limpiarme - ¿A ti también te rompieron?
-Bueno… hace mucho. Ese hombre era un idiota, sigo sin entender como me enamoré de un hombre tan imbécil. – dijo malhumorado.
-Je… cierto… los hombres son unos ignorantes, no respetan los sentimientos de los demás. – dije ya calmándome.
-Vaya, ya estas mejor. ¿Lo ves? A veces, es bueno rajar3 de los hombres. –dijo con una sonrisa sarcástica.
Nos miramos fijamente – Jaja, gracias igual, tendré que rajar de los hombres de vez en cuanto jaja. Por cierto, ¿Cuál es tu nombre? Yo soy Naruto Uzumaki.
-Mi nombre es…
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-¡Deidara! – Grité – ya termine de desempacar, ahora… ¡SOLO NOS QUEDA EL JUEGO!