Me llamó la atención en secundaria…
Sabía perfectamente que él era el tipo de persona que yo más detestaba. Lanzando miradas de confianza y sonrisas falsas para caerle bien a la gente. Hipócrita del demonio. Sin embargo, había algo en él que lo hacía sobresalir de entre los demás. No era su físico (aunque podía destacarse un cuerpo bien estructurado y un tono de piel más moreno), no era su personalidad… Era… simplemente algo.
“Hey, ¿estás escuchándome?”, preguntó el líder de mi grupo.
“Sí”, respondí con simpleza.
“Bien. Ambos trabajarán juntos, ¿puedo contar contigo?”
Tenía que ser una broma…
“No hay problema”.
“Bien”, se alejó con una sonrisa.
Halloween estaba cerca y nuestro grupo estaba a cargo de una casa embrujada. ¿Por qué debía de ser así? ¿Por qué no sólo nos disfrazábamos y ya? No, no sé de quién fue la gran idea de hacer ese tipo de entretenimiento… Especialmente no me gusta nada de esto… Mucho menos trabajar con él, quien por cierto se encontraba frente a mí, sonriendo como vil patán…
“¿Qué?”, pregunté.
“Hola” me extendió su mano “me llamo Jongin, Kim Jongin para ser exactos”.
“Kyungsoo”, ignoré su mano.
“No eres muy sociable, Kyungsoo”.
“¿Por qué me evalúas?”
“No tengo una razón en lo absoluto, pero quisiera llevarme bien contigo al menos en estos días”.
Idiota. Inepto.
“No creo esperar lo mismo”, y me fui del lugar.
No lo soportaba. Cada vez que veía su cara sentía unas ganas inmensas de golpearlo y quitarle esa estúpida sonrisa de su rostro. Sin embargo, los días en los que teníamos que convivir se volvieron eternos y periódicos. No había día en que no tenía un intercambio de palabras con él. Siempre me sacaba el tema de ser “social”, cuando es lo que realmente no soy. ¿Por qué la gente se empeña en recalcarte lo que no eres?
“Casi terminan, ¿cierto?”, entró el líder.
“Sí”, respondió Jongin con una de esas sonrisas fastidiosas.
“Me alegro mucho. ¿Y tú?” preguntó al verme “¿Cómo te sientes?”
No respondí nada. No sabía qué decir. ¿Cómo se supone que debía sentirme? ¿Triste? ¿Enojado? ¿Feliz? El último no lo creo porque nunca lo he estado, pero, ¿qué es lo que quería que respondiera? Sólo alcé los hombros y dirigí mi mirada a la ventana. El líder suspiró y retomó su conversación con Jongin. Yo sólo me hice a un lado, como siempre…
“Bien, me gustaría pedirles un último favor”.
“Dinos”.
“Quisiera que fueran los encargados del evento. Ya saben, atender la entrada, espantar un rato”.
“¿Vendremos disfrazados?”, preguntó Jongin con entusiasmo.
“Sí, por supuesto”.
“¡Bien!”
Mal para mí. Creí que mi trabajo sólo consistía en decorar y ya, pero no, gracias al líder tengo otro día con él. Exactamente no sé por qué la vida me castiga tanto con este tipo de cosas. Sin embargo, ¿qué podía hacer? Era necesario participar en estas cosas. Si no fuera obligatorio, jamás me verían en este tipo de eventos.
“¿Qué disfraz usarás, Kyungsoo?”
“¿Por qué me preguntas?”
“Por dos cosas. Una, puede ser una estrategia el venir con el mismo disfraz ya que estaremos en el mismo lugar. O dos, para no repetir el disfraz”
“Vístete como quieras. Traeré una simple ropa negra y ya”.
“¿Así de simple?”
“Así de simple. ¿Tienes alguna otra idea?”
“¡Por supuesto que la tengo! Trae tu ropa negra y te convertiré en un verdadero monstruo!”
Jongin Salió del salón y yo permanecí ahí, parado y solo.
“No creo que pueda convertirme en un monstruo mucho mayor al que soy ahora…”
**********
El día por fin llegó y no me encontraba muy bien que digamos. El evento comenzaba a las 6:30 de la tarde, por lo que no hice nada más que estar leyendo en la comodidad de mi cuarto. Cuando dieron las 5:00, me bañé, tomé la ropa que debía usar y la guardé en una mochila. Quise caminar a la escuela y lo hice. Llegué en 40 minutos. Todo se encontraba lleno de telarañas, murciélagos, brujas entre otros personajes. Bastante tétrico a comparación del día anterior.
Cuando llegué al salón indicado, el señalamiento de “Casa Embrujada” se encontraba escrito en tinta roja sobre un papel color café. Toqué la puerta y me froté la cara. Tenía demasiado sueño a causa de no poder dormir el día anterior. Jongin fue quien me abrió la puerta. Su atuendo era el de un vampiro. Capa roja y colmillos era lo que más captaba la atención. Me dio la bienvenida y yo sólo entré. No había nadie más en el salón.
“Bueno, ¿qué piensas hacer?”, pregunté directo.
“Cámbiate y siéntate. Yo haré la magia”.
“En ese caso debiste haber traído un traje de mago, no de un vampiro”.
“Puede ser, pero un vampiro es más sexy que un mago”.
“Lo que tú digas”.
Me dirigí al baño a cambiarme solamente la camisa que llevaba por una negra. Me miré al espejo y mis ojos se encontraban hinchados. Mi semblante no era muy bueno que digamos. Salí rápido del baño y ya eran las 6:00 de la tarde. Los curiosos ya se empezaban a formar para entrar a la esperada casa, lo cual no me llenaba de emoción, la verdad…
Al entrar al salón, los actores de la casa ya se estaban preparando. Su entusiasmo podía olerse. Cuando Jongin me vio, se acercó a mí y me llevó a una mesa con diversas pinturas de maquillaje en ella. Me hizo sentarme, me dijo “cierra los ojos” y no sé por qué lo hice. Sentía su dedo sobre mi rostro. Tallaba con decisión pero no lograba hacerme daño. Su dedo meñique fue el que se tardó más, era el que maquillaba mis labios.
Cuando terminó, me dijo que abriera los ojos y no podía creerlo. Había transformado mi rostro en un esqueleto casi real. Fue demasiado mi asombro que abrí la boca sin pensarlo. Jongin la cerró con su dedo índice y me dio un ligero golpe en el hombro, indicándome que nos colocáramos en nuestra posición. Honestamente, hasta ese momento consideré que Jongin tenía un talento.
Las personas que me veían obtenían un espanto final (puesto que yo era el que estaba al salir de la casa) y mi trabajo consistía en desearles un bonito regreso a casa. Claro está que todo era en un nivel sarcástico y terrorífico. Cuando menos me di cuenta ya eran las 8:30 de la noche. El grupo que estaba saliendo del salón era el último y me sentí aliviado por ello. Una vez que salieron, mis compañeros celebraron el buen trabajo realizado riendo y brincando. Desde el arco de la puerta yo los miraba, pero me mirada se dirigió más a un vampiro en específico que se acercó a mí y me dio un abrazo. Bastante contacto físico para mi gusto.
“Felicidades, Kyungsoo” me dijo.
“¿Felicidades? ¿Por qué?”
“Por tu trabajo”.
“No hice mucho”.
“Pero hiciste algo” sonrió “y eso es lo que cuenta”
“Jongin, no-“
“¡Jongin, buen trabajo!” llegó el líder a abrazarlo “nadie como tú para este tipo de cosas”.
“Pero yo no hice todo, Kyungsoo ayudó mucho también”.
“Oh, sí, claro. Buen trabajo, Kyungsoo”.
“No necesito que me agradezcas”
“Oh, bueno…” el líder se fue a celebrar con los demás.
“No sé exactamente si lo dijiste por enojo o porque eres muy incondicional”.
“Y no lo sabrás” me di la vuelta para recoger mis cosas.
“Eso ya lo veremos”.
“¿Qué?”
“Crees que soy ajeno a tus actitudes, pero no lo soy. Tarde o temprano tú y yo nos llevaremos de lo mejor, ya lo verás”.
“No te imaginas cuánto deseo eso” salí del salón “y por si no lo sabes, es sarcasmo”.
**********
La amenaza de Jongin no me preocupaba en lo absoluto. No. Lo que me preocupaba era que mi “atracción” por él crecía cada día más. Y me di cuenta en el momento en que me encontraba a mí mismo viéndolo a cada momento. Si no me hablaba, sentía la necesidad de hacerlo yo. Prácticamente se la pasaba pegado a mí todo el día, todos los días. Necesitaba mi espacio para pensar las cosas detenidamente.
“Hey, ¿puedo acompañarte?” me preguntó.
“¿Desde cuándo me pides permiso?”
“Desde hoy. ¿Sí?”
“¿Cómo sabes que iré a algún lado?”
“Porque te he visto salir de la escuela”
“¿Qué eres, una especie de acosador o algo así?”
“No necesariamente. ¿Es malo que quiera saber a dónde vas?”
“Es malo si lo haces sin mi consentimiento?”
“¿Cómo quieres que tenga tu consentimiento si nunca me haces caso?”
“Incoherencias de la vida. Acostúmbrate.”
“¿Alguna vez en tu vida has hablado bien con alguien? ¿Sin sarcasmo o sin tratar de herir a la otra persona?”
No debía preguntarme eso… De repente me sentí impotente. Vagos recuerdos negativos de mi pasado me invadieron y, por primera vez en mucho tiempo, quise llorar con todas mis fuerzas. El sarcasmo fue un arma que aprendí a usar desde que cumplí 10 años. Prácticamente he hablado así toda mi vida. A veces lo hago sin querer, pero forma parte de mi personalidad. No es algo que pueda cambiar de la noche a la mañana. Por eso mismo la gente se aleja de mí…
“No”
“Deberías intentarlo. Te sientes ligero cuando lo haces”
“¿Cuál es la finalidad de tu conversación?”
“Eso. Sólo quiero conversar contigo. Quiero que olvides que me odias por un día”
“Yo no te odio”
“No, pero te caigo mal”
“¿Quién dice?”
“No es necesario que me lo digas. Lo siento”
“¿Entonces quieres que no te odie?”
“¿Es mucho pedir?”
De hecho, sí lo era. Porque no importa qué idiota podía ser Jongin, qué “maravilloso” pretendía ser o qué tan inteligente quería demostrar serlo, había algo en él que hacía mi corazón palpitar con fuerza cuando estaba cerca de mí. Y yo odiaba ese sentimiento. Lo odiaba con todo mi ser. Mis palabras eran dichas para que se alejara lo más posible, pero a la vez no quería eso. Sin embargo, Jongin se acercaba cada vez más y mi ser no lo soportaba. Mi complejidad radicaba en esas contrariedades.
“Deja eso y acompáñame”
“¿En serio?”, parecía sorprendido.
“Sí. Sígueme antes de que me arrepienta”
“¡Claro!”
Jongin tomó mi brazo y comenzó a decir frases que, para mí, no tenían sentido. Sin embargo, verlo entusiasmado me hizo darme cuenta que me era grato verlo así. Su sonrisa, pese a ser molesta en ocasiones, me era sumamente resplandeciente en ese momento. No sé en qué momento pude entablar una conversación con él que no tuviera que ver con la escuela o cuán estúpidos me fueran sus comentarios. Pude entablar una conversación sin vacíos en ella. Sin ratos de silencios incómodos. Sin nada de eso. Y en verdad fue muy agradable.
“¿Qué carrera quieres estudiar, Kyungsoo?”
“Mmm… no lo sé. ¿Tú tienes algo en mente?
“Sí, quiero ser profesor”
“¿Profesor de qué?”
“Eso es lo que todavía no sé, jajaja”
“Piensa mejor las cosas, Jongin”
“Lo haré. Te lo prometo. Pero tú prométeme algo, ¿sí?”
“¿Qué?”
“Prométeme que los días como hoy se repetirán”
“… de acuerdo”
“Genial”
Jongin estuvo un poco más de tiempo conmigo hasta que llegamos a una parada de autobús. Su casa quedaba al lado contrario que la mía, por lo que nos despedimos en ese punto. De hecho, nos despedimos muchas veces a partir de ese día. Podía considerarse como algo monótono, pero no lo era, al menos para mí. Platicar con Jongin me era entretenido. Hacía gestos que muy pocas veces los veía en clase. Incluso he de admitir que varios de ellos me hacían reír.
“No creí que pudieras tener risa, Kyungsoo”
“Vaya, eso me ofende mucho. El hecho de que no ría en clase no significa que no tenga risa”
“Entonces me siento privilegiado”
“¿Por qué?”
“Porque soy el único que te ha hecho reír”
No sé cuál era la situación de Jongin en ese momento, pero yo sentí que mi rostro adquirió un rojo intenso, mi corazón comenzó a palpitar mucho mientras Jongin seguía caminando. No era justo. Sencillamente no lo era. ¿Por qué él se veía tan tranquilo y yo tan nervioso? No lo sabía. De lo único que me pude dar cuenta fue que, cuando Jongin volteó y me dedicó una sonrisa, no la catalogué esta vez como estúpida o boba sino como la más hermosa que había visto en toda mi vida…
***********
Los años de secundaria pasaron rápido y ahora me encontraba en la preparatoria con un gran vacío dentro de mí. A partir de la fecha de exámenes no pude ver ni platicar con Jongin. Ahora que me encontraba en mi salón deseaba más que nunca saber en dónde se había quedado él. Probablemente no podíamos quedarnos en la misma escuela, eso era lógico, por lo que suspiré hondo y dirigí mi mirada al pizarrón donde el maestro escribía varias cosas. De repente, alguien llegó corriendo.
“¡Lo lamento! Se me hizo tarde, ¿puedo pasar?”
“Adelante, pero que no se vuelva a repetir”
Mis ojos no lo podían creer. Jongin caminó hacia la parte de atrás del salón y se sentó en el lugar vacío que encontró. No pude evitar seguirlo con mi mirada. Mis ojos querían verificar si en verdad era él o sólo una ilusión creada por mi mente.
“Señor Do, ¿su nuevo compañero tiene algo más interesante que mi clase no?”
“Disculpe. Fue distracción solamente”
Sentí de inmediato las miradas de mis compañeros sobre mí y no pude evitar sonrojarme. Pasaron alrededor de 10 minutos cuando mi compañero de atrás me pasó un papelito. Lo desenvolví y leí el mensaje:
<<No sabía que estabas aquí. Me siento feliz, ¿tú no?>>
Sonreí sin querer. Respondí el mensaje y lo envié de vuelta.
<<Me siento de la misma manera>>
*************
Jongin y yo convivimos juntos por todo el primer año y me hizo darme cuenta que lo quería demasiado. Me dolía en lo más profundo de mi ser, pero debía aceptar que me gustaba. Me gustaba como nadie más me ha gustado. Pero un gusto y nada más. Por decir, todas las tardes me gustaba salir al balcón y mirar al cielo. En ese grado de “gusto” se encontraba Jongin. Nada en especial ni nada en particular. Un simple gusto.
O al menos eso creía.
“Kyungsoo”
“Dime”
“¿Te puedo contar un secreto?”
“Por supuesto”
“Creo que… me gusta alguien”
El mundo entero se derrumbó frente a mí.
“¿A-ah, sí? ¿Desde cuándo?”
“Ya hace tiempo, pero creo que lo he aceptado hace apenas unos meses”
Mi ritmo cardíaco comenzó a aumentar. No quería saberlo. No quería que me siguiera contando. ¿Pero por qué? No es como si quisiera que Jongin fuera algo mío. Me bastaba con verlo todos los días y platicar con él de cualquier tema. Sin embargo, aquella persona que podía corresponderle lo alejaría de mí. Lo alejaría a tal punto que no haríamos nada de lo que estamos acostumbrados… Y eso en verdad me dolió.
“C-creo que eso es bueno, ¿no?” titubeé en mis palabras.
“No tanto. Todavía no sé si siente lo mismo por mí”
“¿Le dirás?”
“Probablemente o probablemente no. Quién sabe”
Jongin sólo sonrió y bajó de la superficie alta al momento en que extendió su mano para ayudarme a bajar. Sabía que no quería que ambos estuviéramos juntos por el resto de nuestras vidas. Sabía que sólo tenía un gusto por Jongin y nada más. Sabía que eso no iba a cambiar. Pero no sé por qué ya no quería soltar su mano. No quería dejarlo ir. No quería que se alejara de mí o de mi vida.
***********
Admito que mi gusto por Jongin fue creciendo, pero jamás se convirtió en amor. Absolutamente no. Seguíamos teniendo la misma relación; los mismos tratos. Nada cambió. Sin embargo, Jongin seguía hablando de la persona que le gustaba. Cada día abrumaba mi cerebro con información sobre cuánto la quería, cuánto deseaba decirle sus sentimientos y con aquellas palabras mi corazón se estrujaba con tal fuerza que necesitaba llevar mi mano a mi pecho para que no saliera de su lugar. No era justo, ¿pero qué podía yo hacer?
“Kyungsoo, ¿qué hay sobre ti?”
“¿Eh? ¿A qué te refieres?”
“¿No tienes a alguien que quieras?”
<<Tú>> apareció en mi mente y lo borré de inmediato.
“No había pensado en ello”
“Deberías. Se siente increíble”
“¿Por qué me dices eso?”
“Estos días te he dicho cuánto me gusta alguien, pero tú sólo asientes”
“¿Qué quieres que haga entonces?”
“Podrías solo…”
“¡Hey, chicos!” llegó uno de nuestros compañeros “Hoy habrá una conferencia, ¿quieren asistir?”
“¿De qué va a ser la conferencia?” pregunté.
“Astrología”
“Suena bien” dije “¿quieres ir?” le pregunté a Jongin y él sólo asintió.
“Bien” nuestro compañero se fue y Jongin tenía la mirada gacha.
“¿Te pasa algo?” toqué su hombro.
“¿Debería decirle?”
“¿Decir qué?”
“¿Debería confesar mis sentimientos, Kyungsoo?”
Mi corazón comenzó a latir rápidamente.
“Si te sientes bien con ello, supongo que sí”
“De acuerdo” Jongin se acercó a mí y me dio un abrazo “Gracias, Kyungsoo”
Mis manos temblaban por abrazarlo de la misma forma, pero mi mente sólo estaba enfocada en la posibilidad de que aquella persona que Jongin quería le iba a decir que sí. Mi corazón desaceleró y unas cuántas lágrimas se deslizaron por mis mejillas. No quise romper el abrazo que Jongin me daba. No quería pensar en nada más que eso. En nada.
Ese día, no asistí a la conferencia.
**********
Tenía miedo.
Tenía un miedo terrible a que Jongin me contara lo que le había ocurrido. Tenía miedo de saber la verdad. ¿Pero por qué? Yo sabía desde un principio que mi gusto por Jongin no iba a durar para siempre, lo sabía muy bien. Pero las cosas cambiaron drásticamente cuando pude darme cuenta que me la pasaba viendo sus acciones, su forma de hablar, su sonrisa… y todo se me hacía particularmente espléndido en él.
Día y noche sólo pensaba en su voz o cuán nervioso me ponía al estar cerca de él. Sin embargo, yo sabía que en cualquier momento mis sentimientos no iban a pasar de eso. Muy probablemente el día siguiente ya no lo iba a querer más e iba a terminar hablando con él justo como cuando nos conocimos, pero mis creencias fueron sólo eso… creencias. Porque la verdad es que, muy a pesar de todo, me enamoré de Jongin y no me di cuenta en qué momento pasó.
Con mis sentimientos recién descubiertos, sentía vergüenza el mirarlo. Sentía que mi mirada era demasiado obvia y no quería serlo. El problema no era ese. El problema es que yo sabía que eso mismo que yo sentía por él, él lo sentía por alguien más.
Cada vez que pensaba en eso trataba de convencerme a mí mismo que Jongin no debía de ser todo. Jongin no era la única persona en el planeta que podía ser destinado para mí. No. Pero de repente me miraba y sonreía y me ponía a pensar en cuánto tiempo sufriría sin ver aquella sonrisa enfrente de mí. El sufrimiento se elige, el dolor es pasajero.
Sin embargo, no me di cuenta en qué momento Jongin se encontraba frente a mí con una mirada feliz. Eso casi rompe mi corazón en mil pedazos. Eso significaba que le habían correspondido, ¿cierto?
“Soy feliz, Kyungsoo”
“¿Ah, sí? ¿Puedo saber por qué?”
“La persona que me gusta me corresponde”
Escuché claramente que algo se rompió dentro de mí.
“M-me alegro mucho por ti, Jongin”
“Gracias”
Quería llorar. Quería hacerlo con todas mis fuerzas, pero no podía porque le demostraría a Jongin que sentía algo por él. Aun cuando yo no era la persona querida para Jongin, su felicidad estaba muy por encima de la mía. Tuve que tranquilizarme por el bien de mi ritmo cardíaco y aguantar todo el día de clase. Después, prácticamente salí corriendo, ignorando los gritos de Jongin detrás de mí.
“¡Kyungsoo!” tomó mi brazo, me volteó y me abrazó. “¿Por qué te alejas?”
“No me siento bien, Jongin, déjame ir”
“No quiero. De hecho, ya te he dejado libre mucho tiempo”
“¿A qué te refieres?”
“No lo sabes, ¿verdad?” me separó de él para verme a la cara “he tratado de decirte que quien me gusta eres tú”
“¿Qué?”
“Desde la ocasión en que trabajamos juntos en secundaria. Me causaba mucha curiosidad el chico ‘sin amigos’ del grupo”
“No hablas en serio…”
“Claro que sí. Intenté de todas las maneras posibles acercarme a ti, pero continuabas rechazándome. Eso fue un golpe bajo, ¿sabes?”
“¿Por qué nunca me lo dijiste?”
“Porque no tenía el valor. Sin embargo, me siento muy feliz ahora”
“¿Por qué?”
“Porque sé que me correspondes”
“¿P-por qué lo dices?”
“Porque lo sé. Sé cuánto me quieres y no lo puedes negar”
“Jongin, yo”
“Lo mínimo que me puedes dar por hacerme sufrir tanto tiempo es…”
Me besó. Tomó mi cintura y me acercó más a él. Abracé su nuca y me dejé llevar. En ese momento me di cuenta que ya no me gustaba. Me di cuenta que amaba a Jongin, no habría día en que no lo hiciera, lo amaba tanto que el cielo ya no me importaba en lo absoluto. Y sí, deseé que algún día me propusiera matrimonio. Y cuando ese día llegara, diría un rotundo sí.