El gran comedor estaba decorada con una gran cantidad de calabazas, que Hagrid, muy amablemente había cultivado especialmente para este día.
Las mesas esta vez eran redondas, decoradas con pequeñas calabazitas con una vela de color negro en su interior, las arañas encantadas correteaban por el suelo y las murallas dejando adornos de telas.
La música resonaba por todo el castillo, y Severus sentía como poco a poco, sus tímpanos se volvían inservibles.
Si hubiera sido por él, no hubiera puesto un pie en esta dichosa fiesta. Pero Lucius, su mejor amigo tenía un poder de convencimiento impresionante. El tarado de Potter, y su séquito de decerebrados estaban en una mesa riendo y bebiendo jugo de calabaza, o cerveza de mantequilla. Agradecía a Merlín, que no lo hubieran tomado como monigote el día de hoy.
Lucius se hallaba bailando con una chica de un año mayor, así que Severus decidió marcharse.
Camino por los desiertos pasillos, y bajo hasta las mazmorras, iba a cruzar el retrato cuándo escucho una cantarina risa a sus espaldas.
Severus volteó, lentamente y dejándose llevar por la curiosidad, camino hasta la sala de pociones, sin hallar a nadie. Pensó que el cansancio ya le estaba pasando la cuenta, he iba a seguir su camino cuándo frente a el, apareció un chico o eso parecía que era.
Severus reprimió el grito de la impresión, de ver frente a él. A un demonio, criatura mágica o lo que fuera frente a el, flotando en el aire, con pequeñas alitas de murciélago en sus espiadas, y una cola puntiaguda que se movía rítmicamente de arriba hacía abajo.
-Dulce o travesura-dijo la criatura con aire inocente, con sus ojos verde esmeralda brillando con intensidad. Y una sonrisa adornaba sus suculentos labios color rojo.
-Dulce o travesura?-
-¡Si!-dijo entusiasmado.
Severus vio como los pies de la criatura tocaban el suelo, y que además vestía unos pantalones ajustado que dejaban muy poco a la imaginación, debido a que estaban rotos en las rodillas, muslos y por lo que se veía también dejaban ver sus nalgas.
-¿Q-quien eres?-logro preguntar.
El chico sonrió de manera escalofriante, se inclino hacía el y susurró en su oído.
- Solo soy un chico que pide dulces-dijo levantando sus manos, y de pronto en sus palmas aparecieron una decena de pequeños caramelos, de distintos colores y tamaños.
-Yo...no tengo dulces-dijo haciéndose hacia atrás.
El chico hizo un puchero, que a parecer de Severus fue de lo más tierno.
-Si no tienes dulces, lamentablemente tendré que comerte- dijo para luego agarrar la cabeza de Severus y besar sus labios de color rosa pálido.
De pronto Severus, se vio tirado en el suelo, completamente desnudo, a los ojos hambrientos del demonio, camino de manera sensual hacia él y se agacho, hasta arrodillarse entre sus piernas y posar los labios sobre el sexo de Severus.
Severus grito de la impresión y sin poder evitar sintió el placer apoderarse de su cuerpo.
-¡¡AHHHH!!-el grito rompió el silencio del pasillo, su cuerpo se arqueó al sentir los dientes del demonio clavar los dientes en su carne, pero ese dolor le hizo gemir aún más a causa del placer, todo era tan nuevo para el, tan abrumador que Severus pendo que se desmayaria en cualquier momento.
El demonio bajó, y con la lengua, baño uno de los testículos,para luego succionarlo despacio antes de pasar al otro... Bajo hasta el perineo y abrió aún más sus piernas, hasta dejar expuesta la roseta de Severus, aquella próxima a profanar. Su boca llego a ese intimo lugar y Severus volvió a gemir.
-Oh por Cirse-murmuró cerrando sus ojos, de pronto sintió una ráfaga de aire que le hizo sobresaltarse, y abrió sus ojos, ya no estaba en aquel desierto pasillo, si no que por lo que veía, estaba en su cuarto.
El demonio levanto su mano y las cortinas se cerraron, y volvió a su tarea. Severus sintió como sus bolas se apretaban y debido a las lámidas en su entrada y antes de correrse sintió la cálida y húmeda boca del demonio tragando sin cesar su semen.
Severus quedo laxo sobre la cama, respirando agitadamente, el demonio aún besaba su cuerpo, sus muslos eran su entretenimiento ya que los besaba y lamía. Sentía su polla aún dura, aunque hace segundos se hubiera corrido, necesitaba otra cosa.
El demonio se inclino hacia el para volverle a besar, y esa noche no sintió nada mas que placer. Al sentir como aquel demonio lo hacia suyo de una manera digna de un dios, sus movimientos fueron certeros y delirantes y pensó que con cada toque del otro, llegaba a las estrellas.
A la mañana siguiente, Severus despertó sobresaltado, deseando que lo que ocurrió la noche anterior,solo fuera nada más que un sueño.
Pero al darse cuenta de que no era así, que su cuerpo estaba lleno de moretones y que su parte baja dolía, fueron suficiente evidencia para entender de que si, había perdido la virginidad con un demonio, que le había hecho gritar, y pedir por más...y se sintió vacío, deseando una vez más, la compañia de ese demonio.