Te encuentras corriendo por las calles vacías. Intentando escapar de tu cruel destino. Resollando por el esfuerzo. No hay mucho que puedas hacer, solo esperar que la buena suerte te sonría y te permita escapar de tu calvario.
La apuesta, simple. Cumplirla, lo difícil. ¿Un asesino? Ja, te reíste en sus caras. Sin creer nada. Saliste en su búsqueda. Grave error. Sabes que con eso no se puede jugar.
Sabias que no era una buena idea. Sabias que nada bueno podía pasar. “No pasara nada” “Solo es un juego”, decían. Pero igual, cediste ante tus amigos. Y por culpa de ello, esas en esta situación. La próxima vez pensaras mejor el salir del cálido lugar que es tu hogar.
Tus recuerdos son difusos. Tus recuerdos son sombríos. Solo recuerdas la sangre correr por las frías calles, y varios cuerpos desplomarse ante tus ojos. Tus amigos…ellos…y no estaban contigo. Lo más inteligente para ti era huir. Regresase sobre tus pasos y echaste a correr.
Ahora, en la oscuridad de esta noche sin luna. Escuchas los pasos de tu perseguidor acercándose cada vez más a ti. Tu corazón golpea contra tu pecho cada vez más fuerte. Como si quisiera escapar de tu pecho.
Tropiezas un par de veces pero, aun así no te detienes. No quieres morir, por lo menos no aun. Miras hacia atrás. No ves nada, solo oscuridad. De repente alguien aparece frente a ti. Parecía haber aparecido de las sombras.
Gracias a la tenue luz, casi inexistente, de las farolas, puedes ver el reflejo de un cuchillo en las manos de la persona que esta acompañándote esta noche. Frenas en seco, retrocedes y caes al duro suelo. Mas tu susto no dura más que unos instantes y te recuperas rápidamente. Te levantas, echando a correr a la dirección entraría.
¡Corre! ¡Que ya casi te alcanza! Y si te atrapa no creo que puedas escapar.
Has hecho todo lo posible, pero creo que ya es hora de que todo termine. Una mano te agarra del brazo y tira de ti hacia él. Intentas soltarte, pero todo es en vano. Lo inevitable esta cerca. Te acorrala contra una de las paredes. Así puedes ver con claridad a tu atacante. Distingues unos ojos rojos, que te observan fijamente. Y un cabello negro, que simplemente se confunde con la oscuridad.
Es hermoso, piensas. Pero… ¿Porque siempre todo lo bello es tan mortal?
Acerca el cuchillo a tu faz. El terror de invade, y es tal, que apenas puedes gritar. Es normal que sientas este temor, después de todo vas a morir, ¿no?
Con un movimiento imperceptible tu cabello rubio se tiñe de rojo. El rojo de tu sangre. Es tu sangre, la que ahora se derrama por las calles.
¡No! Gritas en tu mente. ¡No quiero morir! Te repites internamente. Pero esos pensamientos son en vano. La palidez de tu piel es cada vez más evidente. Tu cuerpo se desploma en la acera. Exhalando los últimos suspiros. Viendo como la oscuridad de pronto lo consume todo. Llegando tu vida a su final.
Y así, la única evidencia de lo que paso esta noche. Es tu cuerpo sin vida, descansando en las calles. Oh, pobre iluso que creía poder escapar. Con la vida con se juega y con la muerte.....menos se debe jugar.