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Hablando de imposibles... por Reloj

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Notas del capitulo:

Bueno... verán... eliminé el fic por accidente. Sí, soy una idiota.

Después de llorar por media hora (literalmente) decidí resubirlo. Mi hermano me animó y eso. 

Adiós a sus hermosos comentarios. Yo sé que podrán llegar nuevos. 

Gracias por entrar a leer...

 

Dediqué una larga mirada a mi vaso carente de agua. Suspiré y pasé mis ojos sobre el chico nuevo que caminaba de aquí a allá alegremente. Mis padres habían despedido a la ama de llaves y contratado a un sirviente nuevo mientras yo estaba en rehabilitación, no es como que me interese, pero su nombre era raro y aún no podía aprenderlo.

— ¿Cómo se llama?—Susurré a mi hermana que estaba comiendo cómodamente a mi lado. Ella continuó saboreando su pastel y después dijo:

— Llevas aquí un mes y ¿aún no puedes grabarte su nombre?—me reprendió, luego subió los hombros como si le diera igual—Rezam, se llama Rezam. Deberías quizá escribírtelo en la mano, Ethan. Tal vez así lo recuerdes—susurraba sin voltear a verme.

Yo miré a mis padres, estaban teniendo su propia plática y parecía que Iliana y yo no existíamos.

— ¿Crees que haya jugo de naranja?—volví a susurrar. Esta vez Iliana sí me miró.

— ¿Qué tal si le preguntas a Rezam?—hizo una mueca— ¿O será que te sientes tan superior a él que no quieres ni hablarle?

Cuando ella dijo la palabra “superior” y “él” un escalofrío pasó por toda mi espalda. Recordé cuando yo acababa de llegar de la rehabilitación. Había dejado mis cosas en mi habitación y decidí bajar a comer algo y allí estaba él, con su estúpida sonrisa y torpes manos, lo vi limpiando la mesa del comedor y le ordené que hiciera jugo de naranja. Caminé con él hasta la cocina y justo cuando puso el jugo de naranja recién hecho frente a mí, soltó el vaso. El líquido había llenado toda mi ropa. Rezam, casi como aterrorizado, había abierto los ojos totalmente y comenzado a disculparse repetidamente. Ese día hice todo lo posible para que mis padres lo despidieran, pero al parecer el chico les agrada bastante porque no lo despidieron. Realmente no me interesa, simplemente que si va a estar cometiendo errores que me hagan algún mal a mí podría comenzar a odiarlo.

— Rezam—exclamé finalmente, agarré mi vaso y lo sacudí un poco. Él estaba dejando una última charola de comida humeante con cuidado, levantó la cabeza como si se hubiese sorprendido y me miró, sus ojos azules brillaban con energía y su cabello negro había saltado un poco por la rapidez con la que volteó —. Tráeme jugo de naranja.

Él asintió con la cabeza, se acercó a mí y se llevó el vaso.

— Pudiste decir por favor—dijo Iliana, parecía como si realmente se hubiese enojado por mi actitud, pero ella es incluso peor, razón por la cual la ignoré.

Había visto a Iliana hablando con Rezam varias veces. Ella siempre estaba intentando hacer que él se sintiera presionado. Le decía repetidamente que si quería podía hacer que lo despidieran, tan sólo tenía que ir con mis padres y decir “Rezam intentó sobrepasarse conmigo” y listo, incluso tendría una demanda. El chico había tragado saliva y su expresión era casi exquisita; sus ojos llenándose de lágrimas, la cara pálida y parecía que iba a ponerse de rodillas para suplicar, pero en cambio había suspirado o quizá jadeado, cerró los puños y miró fijamente a mi hermana y le preguntó “¿qué quiere de mí?” Sé que Iliana lo chantajeaba bastante y que siempre él terminaba haciendo todo, absolutamente todo lo que ella le dijera.

— Aquí está—lo escuché decir amablemente mientras ponía el vaso lleno de jugo a mi derecha.

— Oh—exclamé— ¿hoy no piensas tirarme encima el jugo?—y después me mordí la lengua. El comentario había sido innecesario, pero aún así una parte de mi cerebro quería hacer que se volviese a disculpar. Así que lo miré y él bajó la cabeza. Sonreí, me gustaba tratarlo mal y me desagradaba al mismo tiempo.

— Lo siento—dijo con su bonita voz, tan desesperante— ¿aún no lo he dicho suficientes veces?

— No. Aún no— le contesté, retándolo con la mirada. Cuando no soportó apartó sus ojos de los míos y miró al suelo.

— Lo siento— me susurró.

— No le hagas mucho caso a Ethan, Rezam—dijo Iliana tocando la muñeca del chico y noté que él estuvo a punto de retirar su mano del agarre de mi hermana, pero no lo hizo, en cambio sólo se tensó— Una vez que le haces algo no lo supera. No importa cuántas veces te disculpes, no te va a perdonar— lo soltó— así que puedes retirarte. Él asintió y regresó a la cocina.

— Oh, ¿ahora te gusta defenderlo?— le pregunté.

— Creo que con lo que yo le hago es suficiente. Es todo— volvió a levantar los hombros— además yo sé cuándo parar. Tú no.

Cuando me dijo eso sentí como si la respiración se me cortara y volviera inmediatamente, y decidí dejar mi conversación con ella.

La cena terminó y me dirigí concretamente a mi habitación. Sabía bien que Rezam iría después a llevar una jarra con agua junto con un vaso, así que una maligna fuerza me arrastró a esperar a ello. Él subía las escaleras con la bandeja en sus manos y yo me quedé observándolo, me escondí en la habitación que estaba frente a la mía, dejé la puerta ligeramente abierta para poder verlo. Era un chico bastante lindo, de hecho, aunque es menor que yo es un hombre… ¿en qué cosas pienso de repente?

Entró a mi habitación y cerró tras de él. Lo normal sería que dejase la jarra en mi mesa de noche y se fuera… pero no, Rezam se quedaba más tiempo de lo común y yo había comenzado a notarlo apenas hace unos días. Esperé y esperé, cuando decidí que era suficiente salí de la habitación y entré a la mía.

— ¿Qué es lo que haces?—le pregunté y él se giró inmediatamente. Lo odio…

Al girar su codo topó con la pirámide de piezas de madera que yo había tardado días en construir. Las piezas cayeron lentamente al suelo. Él se quedó paralizado y cuando abrió la boca para disculparse no salió ningún sonido, seguro que estaba aterrado. Entonces yo le miré con odio y superioridad, incluso le sonreí.

— Dame una sola razón...—comencé a decir, deleitándome con su angustia—tú…¿cómo te llamas?

— Rezam—contestó, aunque ya lo sabía, tenía que hacerle saber que no me importaba en lo más mínimo su nombre.

— Ok, Rezam, dame una sola razón para no ir con mis padres y decirles que te despidan porque acabas de destruir algo que realmente me maté por construir… ¿sabes que cada pieza tiene un ángulo diferente? Técnicamente tienes que calcular su posición— estaba tan pálido como una hoja y yo seguía sonriendo, me aterroricé por disfrutar tanto de su nerviosismo—Así que dime, ¿por qué debería apiadarme de ti?

— Puedo armarla de nuevo—me dijo tragando saliva, y yo no pude evitar reír. Sabía que él no podría hacer algo como eso, así que lo dejé comenzar.

Recogió todas las piezas del suelo y empezó a armar la pirámide. Yo tenía la boca abierta cuando él terminó en menos de 10 minutos. ¿Cómo podía ser posible que un sirviente fuese más hábil que yo?

— ¿Aún va a despedirme?

Su voz sonó débil y asustada. Dios… una parte de mí quiso aventarlo contra la pared y la otra quería besarlo.

 


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