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Luego de la despedida más difícil de su vida y de abandonar a la persona que amaba, Xiumin perdió la noción del tiempo desde que había comenzado a correr a toda velocidad para poder alejarse de Jongdae y atravesar lo más rápido posible la distancia hasta donde estaban aquellas familiares calles.
Al llegar a ellas sintió un inmenso alivio por poder reconocer cada calle, cada local, vio a lo lejos aquella panadería donde solía comprar aquellos pastelillos que su pequeño tanto amaba, la biblioteca donde ambos pasaban horas leyendo, la dulcería, él amaba los chocolates con relleno de cereza, corrió sin parar calle abajo pasando varias casas hasta que finalmente llegó a aquella casa que Xiumin recordaba bien.
-¡Pequeño, volví ábreme!-pidió golpeando con fuerza la puerta.
Miró con impaciencia la puerta pero está no se abrió, escuchó gritos y varios golpes además de cosas haciéndose pedazos y finalmente ese grito que le congeló el corazón.
-¡Xiumin!-gritó su niño y seguidamente algo se estrelló contra la puerta con mucha fuerza.
-¡Pequeño!-llamó al borde de la histeria golpeando la puerta con desesperación-¡Basta, deténgase!-ordenó desde afuera.
-Xiumin-llamaron y él se giró rápidamente ante la familiar voz.
-Joy-habló en un murmullo a la hermosa chica que lo miraba asustada.
-¿Dónde estabas?, te buscamos como locos-dijo ella conteniendo las lágrimas.
-Eso no importa ahora debemos hacer algo o esa bestia lo matara-dijo angustiado.
-¿Q-qué hacemos Xiumin?-sollozó Joy, hubo más golpes y ambos se miraron asustados en dirección a la puerta.
-Ve y llama a la policía-ordenó.
-¿Y tú?-preguntó asustada.
-Voy a entrar y a detenerlo-dijo corriendo a la puerta y buscando con la mirada algo que lo ayudara a abrirla.
-Pe-pero...
-¡Ve y haz lo que te dije!-la urgió, ella asintió rápidamente y corrió a su casa para hacer lo que él le había dicho que hiciera.
Su mirada viajó con desesperación por todos lados sin hallar nada, otro fuerte golpe lo alertó y sin pensarlo dos veces golpeó con su puño derecho el cristal de la puerta haciéndolo pedazos, su mano fue recorrida por completo por agudos pinchazos de dolor humedeciéndose con aquella substancia espesa de color negro, su "sangre".
Ignoró por completo su herida o el hecho de que podía empeorarla y de igual manera metió su mano por el hueco que había hecho luego de romper el cristal, entró a toda prisa y corrió hacia la cocina de donde provenían espantosos sonidos.
-¡NO!-gritó con fuerza pero fue demasiado tarde, ese hombre había empujado a su pequeño y para Xiumin la angustiante secuencia pasó en cámara lenta, esa donde la cabeza de su niño chocaba contra una de las esquinas de la barra y lo dejaba inmóvil en el suelo.
-¡¿Qué ha hecho?!-gritó angustiado cuando pudo reaccionar y corrió hacia el precipitándose en el suelo junto al cuerpo inmóvil e ignorando al hombre que lo miraba aterrorizado mientras tartamudeaba.
-N-no...t-tú no puedes...
-Pequeño, por favor despierta-suplicó.
Él continuó inmóvil y Xiumin le dirigió una mirada de infinito odio al hombre que balbuceaba hasta que finalmente salió corriendo de ahí dejándolo con el inmóvil y golpeado cuerpo de su niño al cual apenas podía distinguirle el rostro entre todos los golpes nuevos y viejos además de toda la sangre que lo cubría y que se mezclaba con su propia "sangre" emanada de su herida mano que acariciaba su dulce rostro.
-Por favor-suplicó sin saber que más hacer.
Xiumin no pudo evitar comenzar a llorar con cada segundo que pasaba sin obtener respuesta, intentaba curar sus heridas pero nada más las pequeñas sanaban y él no se movía, él debía estar bien, él aún tenía mucho por que vivir, había vuelto a casa e iba a cumplir su misión por eso su pequeño debía reaccionar.
-Por favor mi pequeño-sollozó al verlo ahí postrado sin dar señales de vida.
-Xiuminnie-susurró sonriendo apenas.
-Gracias al cielo-murmuró aliviado-Tranquilo, ese hombre no te hará daño nunca más-prometió luchado para controlar la rabia que comenzaba a recorrerlo tentándolo para que fuera a buscar a quién le había hecho eso a su pequeño niño y se vengara por cada lágrima y herida que había provocado a su pequeño durante tantos años.
-No importa...ya no importa-aseguró.
-¡Claro que importa, él va pagar todo el daño que te ha hecho hasta ahora!-afirmó.
-Es mi tío...mi familia-sollozó.
Y Xiumin sabía, porque su pequeño ángel estaba solo en el mundo y ese monstruo era la única persona que él podía llamar familia pero ahora sabía que no lo era porque al estar con Jongdae había descubierto que la familia era aquella que te amaba y protegía por sobre todas las cosas, la familia no te lastimaba y debía hacer que su niño también entendiera eso.
-Ese no le da derecho a hacerte daño y tiene que pagar-sentenció, la mirada triste de su niño le dolía en el alma-Esa persona es mala y tienes que comprenderlo, la familia no es golpes, no es lágrimas, no es miedo y eso es lo único que él te ha hecho, él no es tu familia sino tu verdugo-sentenció- Yo...en todo este tiempo...Jongdae me enseñó lo que realmente es una familia y es hermoso-sollozó ante el recuerdo de la preciosa sonrisa de su Jongdae, esa que no volvería a ver, la que se había grabado en la memoria.
-Te busque...mucho-le dijo llorando.
-Lo siento-musitó, todo eso era su culpa por dejarlo solo-Perdóname por no haber estado a tu lado.
-Pero que dices...tú siempre estabas ahí...siempre cuidándome...siempre fui un mal best friend porque...yo no mejore como los demás...yo siempre fui una carga-rió débilmente.
-¡No lo eres!-afirmó-¡Tú eres perfecto y ya no tendrás que sufrir porque yo cumpliré mi misión!-afirmó-Yo estoy listo para hacerlo.
-No-pidió su pequeño asustado y él hizo caso omiso.
Esa siempre había sido su misión, él no era como los demás unconditional y no sólo por su aspecto físico sino también porque él existía con el único propósito de preservar la vida de esa persona que compartía un vínculo con él, su misión siempre había sido dar su vida para salvar la de su niño.
-Tranquilo-susurró con dulzura, la misma con la que pasó sus dedos por su húmedo y sucio cabello negro.
-No puedes...no quiero-lo escuchó rogarle.
-Shhh está bien-sonrió.
-¿Y...y Jongdae?-preguntó esperando así convencerlo de no hacer aquel disparate.
Jongdae, pensó una vez más, un sentimiento de tristeza oprimió su corazón haciéndolo dudar unos instantes, su amado Jongdae seguramente iba a buscarlo y realmente se odiaba porque lo haría llorar pero también debía salvar a su pequeño y ese hecho le devolvió su valor.
-Lo amo y no sé como logré alejarme de él-susurró y las lágrimas aumentaron.
-No puedes hacerlo...ya sé y tampoco te lo pediré...tú lo amas y él te ama...él único que sobra soy yo.
-¡No, no es así!-dijo rápidamente.
-Ve...ve con él-le pidió mostrándole su más bonita y tranquila sonrisa.
Xiumin lo miró a los ojos y tomó sus manos dándoles un suave apretón antes de forzar una sonrisa en sus labios, estaba feliz por poder estar ahí para salvarlo pero dolía demasiado dejar atrás a Jongdae y era por eso que no podía estar tan en calma como quisiera.
-Te voy a pedir algo-dijo en un murmullo y con una sonrisa dolorosa.
-No…no lo hagas-suplicó.
-Jongdae y tú son lo que más quiero y no puedo irme sin decirle nada, no a él...él se merece una explicación y por eso te voy a pedir que lo busques.
-¡De-detente!-gritó tan alto como pudo hacerlo.
-Dale está carta-sacó de su bolsillo una carta que dejó a un lado-Búscalo y dile que lo amo, quédate a su lado y cuida de él por mí y...por favor has que sonría siempre.
-No…sigas-imploró llorando.
-Gracias por dejarme existir-sonrió.
-Basta... ¿por qué...lo haces Minnie?...yo no lo quiero...yo...
-Tontito-rió-Siempre igual pero...soy feliz porque puedo cumplir mi misión y por haber conocido a Jongdae-sonrió de una forma brillante.
-No…por favor...no te despidas-sollozó.
-Jongdae es muy bueno, serán buenos amigos...él te mostrará lo hermoso de la vida y el verdadero significado de una familia...va a cuidar de ti-aseguró.
-No…sigas.
-Lamento hacerte llorar, nunca quise hacerte sufrir pero no puedo fallarte y agradezco haberte conocido a ti y a mucha gente buena, te quiero mi dulce pequeño-una brillante sonrisa iluminaba su rostro.
Sus ojos se cerraron, tomó una profunda respiración mientras ponía su mano derecha sobre su pecho, presionó con toda su fuerza justo ahí, lágrimas transformándose en gotas oscuras de su "sangre" que también impregnaban con su amargo sabor su boca debido a su labio inferior aplastado ferozmente por sus dientes silenciando el grito que clamaba por salir.
Hubo un largo silencio que terminó por él sonido de algo rompiéndose, algo como la porcelana, esa frágil y bella porcelana de la que estaba hecho Xiumin, el pelinegro soltó un lamento cuando vio a Xiumin sacar del hueco que había hecho en su pecho una pequeña esfera de luz dorada, esa cosita que lo mantenía vivo pero que ahora iba a entregarle a él, Xiumin le dio una dulce sonrisa, esa celestial mueca que no dejaba de lucir maravillosa a pesar de los delgados hilos de su "sangre" que bajaban por la comisura de su labios y sus mejillas.
El peligro quiso luchar, gritar y tener las fuerzas suficientes para detenerlo cuando lo vio acercando esa brillante luz a su pecho y por más que quiso retroceder únicamente pudo llorar de dolor e impotencia.
-Se...bueno-pidió dejando aquella luz sobre su pecho.
Los ojos del pelinegro se cerraron con fuerza cuando esa dorada lucecita se hundió en su pecho, todo su cuerpo se sintió en llamas, jadeó en busca de aire y cerró los ojos con fuerza dejado caer lágrimas de puro dolor y no sólo físico, su corazón palpitó dolorosamente y un grito le desgarró la garganta antes de que todo se volviera negro siendo su última imagen la de Xiumin desplomándose en el suelo.
No estaba seguro de cuánto tiempo había transcurrido cuando abrió los ojos, todo su cuerpo dolía pero era soportable, se incorporó lo mejor que pudo y al hacerlo se encontró con Xiumin en el suelo sobre la carta de la que había hablado antes, lo observó en espera de algún movimiento aunque fuera pequeñito pero él ya no iba a hacerlo porque en esos momentos no era más que un simple muñeco, ya no se movía, ni sonreía, su pecho tenía un agujero, había delgadas líneas negras que iban desde sus ojitos de botón cruzando sus mejillas además de la comisura de su boquita bordada en una gran u y eso sólo significaba que ya no estaba.
Había muerto, su dulce y cariñoso Xiumin se había ido ahí frente a sus ojos y él no había hecho nada, él había sacrificado su vida por la suya y no había podido detenerlo.
-Xiuminnie-llamó en un susurró mientras lo levantaba del suelo y lo miraba fijamente esperando que recuperara su forma humana y dijera que era una broma pero no pasó-No-sollozó abrazando al pequeño muñeco con fuerza.
Las lágrimas cayeron más abundantes y gruesas, gritos de dolor comenzaron a escapar de su garganta, se quería morir en lugar de él, quería seguirlo pero no podía porque ahora estaba atado a la vida.
Era un error, todo estaba muy mal y ahora por su causa la persona más buena del mundo se había ido, no merecía estar ahí, no merecía haber sido el best friend de Xiumin, él no merecía absolutamente nada más que estar roto en lugar de Xiumin.
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Lo recordaba como sí hubiera sido ayer y ante eso no pudo controlarse y empezó a temblar mientras apretaba fuertemente la bocina de aquel teléfono público con su mano derecha y con la izquierda aquel volante impreso que tenía como imagen central la fotografía de Xiumin.
-¿Hola?-dijo la voz al otro lado de la línea y por un segundo él estuvo tentado a colgar e ir a esconderse en el rincón más oscuro existente.
-Ho-hola es... ¿es Kim Jongdae?-preguntó temeroso.
-Sí, él habla-confirmó.
-Yo...yo soy...bu-bueno usted no me conoce pero...tengo información sobre el muñeco que busca-dijo trabajosamente, las manos le sudaban y sentía que iba a llorar.
-¡¿De verdad?!-se oía tan esperanzado.
-S-sí-afirmó-¿Dónde...dónde nos podemos ver?-preguntó.
-En mi casa, enseguida le doy la dirección.
-Bien.
Luego de un par de minutos más finalmente obtuvo la dirección, iría ese mismo día pero estaba muerto de miedo, no sabía que hacer, le había prometido a Xiumin hacer eso, le había costado una semana luego de salir del hospital encontrar algo sobre Jongdae y dos más poder reunir el valor para contactarlo pero ahora que lo había hecho estaba más que asustado.
-No, no voy a retroceder, esto es por Xiumin y voy a cumplir mi promesa-dijo con firmeza, tomó su mochila y armado con toda la valentía del mundo comenzó a caminar con rumbo a la dirección de aquel chico para cumplir su propia misión.
Porque con la partida de Xiumin muchas cosas cambiaron para él, había tenido que denunciar a su tío y ahora realmente estaba solo en el mundo, le había costado mucho sobreponerse a la pérdida de su mejor amigo pero se estaba esforzando porque tenía una promesa que cumplir, Xiumin había dejado una tarea muy importante para él y debía esforzarse al máximo, Xiumin y Jongdae lo merecían.
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Estaba feliz y nervioso, habían pasado casi cuatro semanas sin saber de su amado Xiumin, luego de esa mágica noche había despertado solo en la cama, lo había buscado por toda la casa y al no encontrarlo había salido a la calle yendo directamente a casa de sus amigos que nada pudieron decirle.
El miedo lo embargo y con ayuda de los chicos había buscado por todos lados sin éxito, los días pasaban y él no tenía noticias, utilizó los carteles que habían hecho anteriormente y utilizó todos los medios habidos y por haber para buscar a su novio sin resultado alguno pero no se rindió y en cambio se había esforzado al máximo para encontrarlo y finalmente sus esfuerzos habían rendido frutos, no sabía porque se había ido y tampoco sabía que esperar cuando se volviera a ver pero necesitaba una explicación, sabía que Xiumin lo amaba y no importaba cual hubiese sido la razón por la que se hubiera marchado él estaba dispuesto a escucharla igual.
Cuando el timbre finalmente sonó corrió a la puerta y la abrió estrepitosamente, una sonrisa iluminó su rostro y no se detuvo a pensarlo dos veces antes de tomar a la persona que había anhelado ver entre sus brazos.
-Volviste, realmente volviste-murmuró aliviado.
Pero su Xiumin se alejó de él, lo miró a los ojos y entonces supo que no era Xiumin, ese pelinegro con el rostro cubierto por moretones no era su amado Xiumin pero era idéntico y Jongdae no sabía que pasaba y repentinamente tenía un nudo en el estómago y su corazón se sentía a punto de detenerse.
-Soy...Ki-Kim Minseok-se presentó el pelinegro-Yo...soy el be-best friend de Xiumin-explicó y su voz se quebró.
-¿Dónde está mi Xiumin?-exigió saber asustado.
Minseok torció los labios y lo vio descolgarse su mochila, le dio una mirada que no le gusto en lo absoluto y luego sacó algo de ella, una carta y un muñeco pero no era cualquier muñeco, ese era Xiumin.
Jongdae vio en cámara lenta como su mundo explotaban mientras tomaba con manos temblorosas el muñeco que apenas era una sombra de lo que había sido y que tenía un enorme agujero en el pecho, lágrimas comenzaron a caer y no sólo era él, Minseok lloraba con la mirada agachada.
-Lo siento...todo es mi culpa-sollozó el pelinegro.
Las piernas le fallaron y terminó de rodillas llorando como un loco con su Xiumin pegado a su pecho, lo había perdido, él se había ido y Jongdae jamás iba a volver a verlo.
-Lo siento...lo siento...lo siento-repetía en medio de su llanto ese chico que también estaba de rodillas en el suelo con su manos cubriendo su rostro.
A Jongdae no le importaba ese chico, no quería verlo, quería que se largara y no verlo nunca más, lo único que él quería era que su Xiumin volviera a su lado, sus temblorosas manos desdoblaron la maltratada hoja de papel y con los ojos empañados por las lágrimas comenzó a leer sin alejar a su precioso muñeco.
Mi amado Jongdae.
Sé que en este preciso momento yo seré el único culpable de tus lágrimas y no sabes lo mucho que me odio al saber eso, jamás quise lastimarte porque eres la persona que amo y que me enseñó día con día lo hermoso de la vida.
El tiempo que pase a tu lado incluso ahora me parece insuficiente pero debo irme, sé lo egoísta que soy por hacerte esto y haberme dado el lujo de amarte para al final irme así, jamás quise lastimarte como sé que debo estar haciéndolo pero no diré que me arrepiento de haberte conocido porque no lo hago.
Eres una de las mejores cosas que me han pasado y aunque ya no estaré junto a ti no voy a dejarte de amar a donde quiera que vaya, yo prometí velar por tu felicidad y sé que ahora soy el causante de todas tus lágrimas, no haber sido capaz de cumplir la promesa que le hice a tu abuela es algo que no voy a perdonarme nunca.
Pero no podía permitir que Minseok pagara por algo que sólo era mi responsabilidad, porque yo prometí protegerlo y él me necesitaba, porque está roto y está siempre fue mi misión, yo nací para salvar su vida dando la mía a cambio.
No te pido que me entiendas porque yo estoy haciéndote daño pero no podía abandonarlo porque es una de las personas que más quiero, yo hubiera dado mi vida para no provocarte ni un solo rastro de dolor sin dudarlo como dude con Minseok, tenía tantos deseos de quedarme y pensé en darle la espalda pero no pude porque al final tú y él son y siempre serán lo más importante para mí.
Es por eso que yo voy a aceptar si tú me odias por abandonarte pero no lo culpes a él porque Minseok no tiene la culpa de nada y porque también está solo ahora, yo ya no estaré tampoco para él y es por eso que necesito que se mantengan juntos para cuidarse como yo no fui incapaz de hacer.
Debes estar reprochándome por ser así de egoísta al pedirte esto pero es la única forma que tengo para protegerlos, para no dejarlos solos y para curar las heridas que son solo mi culpa por eso por favor te suplico que hagas esto aunque no tenga derecho para pedirte nada.
Por último solo me queda decirte que te amo más que a nada en el mundo porque aunque Minseok es demasiado valioso para mí como para no abandonarlo el únicamente fue mi best friend y tú en cambio...
Tú eras mi dulce unconditional love al que nunca podré sacarme del alma.
Te ama, tu Baozi, tu Xiumin.
Cada línea había aumentado las lágrimas y le desgarró el corazón, era injusto, todo eso era injusto porque él había perdido al amor de su vida sin tener la oportunidad de hacer nada para evitarlo y ahora ahí, en sus últimas palabras hacia él le pedía que cuidara del causante de su desdicha, no podía creerlo.
Su mirada llena de odio se dirigió a la persona frente a él, ese chico de cabello negro que lloraba amargamente, ese chico que portaban una sombría aura, ese chico cubierto de moretones que tenía el corazón desgarrado y vio entonces lo que Xiumin trataba de decirle, él estaba roto, más roto que nadie que hubiera conocido.
-El te amaba, de verdad lo hacia...fue todo mi culpa...por favor no lo odies...todo fue culpa mía y...él no debió haberse ido...yo...debería estar muerto en su lugar-no se atrevía a mirar a Jongdae a los ojos, él había sido la causa de la muerte de Xiumin y Jongdae debía odiarlo.
-No puedes decir eso...no cuando mi Xiumin se sacrifico por ti...no dejaré que lo eches a perder...no harás que su sacrificio sea en vano-sentenció.
-Yo...todo esto es por...mí-sollozó nuevamente.
Jongdae se incorporó poniéndose sobre sus pies, Minseok lo vio acercarse y tuvo miedo, miedo que lo lastimara como todos lo hacían y lo único que pudo hacer fue levantarse del suelo y retroceder torpemente resbalando con uno de los escalones en su patético intentó de huir.
Jongdae apenas logró reaccionar para tomar una de sus manos justo a tiempo deteniendo de esa forma la caída y con un suave pero rápido tirón lo dejó correctamente de pie sobre el suelo frente a él.
Minseok lo miraba sin comprender nada, no entendía porque él no le gritaba, porque no lo golpeaba y maldecía por haberle arrebatado a Xiumin, sus manos cubrieron su rostro mientras lloraba con más intensidad hasta que Jongdae las tomó entre las suyas para apartarlas y verlo a los ojos encontrándose con una mirada llena de sufrimiento, intentó sonreír un poco para él y lo vio llorar todavía más si era posible.
Minseok volvió a caer al suelo y se hizo un ovillo ahí, su cuerpo sufría varios espasmos por culpa de su agitado estado y su frente tocó el frío suelo, le costaba respirar y no podía dejar de llorar, nada resolvían sus inútiles lágrimas, ellas nada le devolvían a Jongdae que había perdido al amor de su vida, Xiumin nunca debió sacrificar su vida y felicidad junto a Jongdae por alguien que no valía la pena como él, era una causa pérdida, un inútil.
-Tranquilo-sollozó Jongdae.
Minseok abrió los ojos a más no poder cuando se encontró siendo abrazado por esa persona que debía odiarlo con toda su alma, se aferró con todo lo que tenía porque por alguna razón era como estar con Xiumin y no quería perder eso, no porque entonces no iba a saber que hacer con su vida.
-De-deberías...o-odiarme-era incluso incapaz de hablar claramente.
-No...Xiumin no…no me perdonaría sí...sí lo hiciera-era la verdad, lo hacía por Xiumin porque de lo contrario le habría gritado a ese destrozado chico cuanto lo detestaba o algo peor.
-Lo siento...tú no merecías sufrir...todo es mi culpa-susurró todavía sintiendo como sí se asfixiara.
-Lo haremos bien...yo...yo voy a cuidarte ahora-prometió.
-Pero...
-Ahora yo tengo una misión y...y-yo seré tu...unconditional friend-dijo forzando una mueca que intentaba ser una sonrisa.
-Yo...yo voy a esforzarme y...te juro...yo te juro que algún día voy a devolverte toda la alegría que te arrebaté-prometió costosamente.
Una sonrisa diminuta, dolorosa y llena de lágrimas se dibujó en el lastimado rostro de Minseok, tan igual y diferente a la de Xiumin de tantas maneras, no estaba seguro de en lo que se estaba metiendo ni si iba a poder hacerlo pero ahora él tenía su propia misión e iba a cumplirla, todo fuera por su amado Xiumin.
Por su unconditional love.
Fin.