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Ante el brillo de las estrellas HIATUS por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Cómo están?

Perdonen que no haya escrito en tanto tiempo, la escuela me mató… dormía (con suerte) tres horas diarias, la tarea era demasiada… Pero en fin, ya vine. ¿Alguien sigue todavía el fic?

Como sea, quería actualizar antes de que se acabara el año… pero no pude XD…

Pero aquí está el cap de más de 4000 palabras ;)

Hay algunas letras de unas canciones, les recomiendo escucharlas mientras leen, sobre todo la de Calibre 50, en verdad es hermosa *-*

Por cierto: Prefieren KakaVege, o VegeKaka

4

Una cita no tan desastrosa (parte 1)

 

 

¿Cómo pudo haber aceptado? Ahora no se quitaría a esa sabandija de encima. ¿Cómo demonios lo había llegado a convencer de semejante estupidez?

     La mente del más bajito estaba ida, en el fondo no comprendía cómo rayos había logrado hacer que aceptara esa ridícula propuesta. Ah, cierto, ya recordó, le había dado justo en el orgullo y, en un ataque de enojo, había hablado sin pensar.

     Y ahora, gracias a eso, tenía a aquel rubio abrazándolo fuertemente como si quisiera romperle los huesos. En el fondo sabía que podía quitárselo fácilmente de encima, no por nada tenía esa apariencia de modelo de comercial de gimnasio. Pero creyó que ya le había hecho mucho daño por ese día…

     Sí, por ese día, porque si ese idiota intentaba aprovecharse o pasarse de listo con él en su “cita”, nada impediría que le diera un buen golpe donde más le doliera. Porque existían límites, y él los impondría en caso de ser necesario.

     —Ya suéltame, idiota. Ya acepté, así que deja de ser tan molesto—se quejó.

     El rubio, por el contrario, estaba más que feliz. Ese muchacho de cabellera en forma de flama le había parecido demasiado lindo desde el primer momento en que lo vio (segundos antes de haber sido golpeado por él), y ahora que lo veía detenidamente, “lindo” es poco. Y ahora tendría una cita con él… No podía sentirse más emocionado… Ya sabía qué es lo que podrían hacer, y además cómo conseguir un beso por parte de esos labios que le parecían irresistibles.

     —Imbécil, ¡suéltame!—se zafó completamente de su agarre y se alejó unos pasos atrás.

     —¡Ay, Veggie! ¡Eres muy injusto!—dijo con un puchero infantil. Al mayor se le resbalaron unas gotitas de sudor de su frente.

     —¿Pero qué demonios le ocurre a este demente?—pensó. Le parecía demasiado extraño su comportamiento demasiado bipolar.

     —¿Te parece este sábado a las 9:00?—dijo en voz serena.

     —¿Por qué tan temprano?

     —Quiero pasar todo el día contigo, ya sé lo que podemos hacer, ya sabes, algo divertido—recalcó esa última palabra con un tono seductor.

     —Hmph—giró su rostro hacia un lado—. Pervertido.

     —No es mi culpa que…—se acercó a él y acercó sus labios muy cerca de su oreja para susurrarle—: …seas tan sexy…

     —¿Ah, sí?—se acercó, con una mirada coqueta, lo que le dio buena espina al menor… Pero esa idea cambió cuando el mayor se separó, giró su rostro hacia el lado contrario y dijo con voz neutral y frunciendo el ceño de nuevo—. Idiota.

     Goku suspiró, realmente era difícil tratar con ese pelinegro. Pero a final de cuentas sería muy interesante salir con él. Se quitó su chaqueta azul, abajo llevaba una playera naranja de manga corta, le entregó la chaqueta, y él la tomó.

     —Anda, póntela, después de todo no me gustaría que anduvieras por ahí en interiores—dijo con una sonrisa sincera.

     El mayor sonrió de medio lado y se la colocó, sintiendo la tibiez que aún conservaba por parte del cuerpo del más alto.

     —Una última cosa, Veg… ¿A dónde quieres que te busque?—preguntó esperanzado de que le dijera su dirección y, al ya saberla, ir a visitarlo muy seguido.

     —Yo te buscaré en tu casa, estaré ahí a las ocho, nos iremos a las nueve a hacer las tonterías que dices—dijo, pero después habló con una voz audaz—, no leo mentes, pero estoy seguro que después de la cita tú irías a darme lata día y noche.

     —Ay—hizo un puchero, infló sus mejillas mientras bajaba su cabeza levemente, provocando que sus ojos fueran cubiertos por su flequillo.

     El mayor sonrió al ver la expresión del rubio, realmente debía aceptar que era muy lindo, y que era atrayente esa actitud bipolar, le daba un toque especial. Posó su mano sobre su hombro y suspiró con desgano.

     —Ya te lo dije, no quiero ser malo contigo ni nada, pero es mejor que entiendas que no estoy buscando una pareja.

     —…—el menor seguía en esa posición, a pesar de escuchar esas palabras.

     —Ya deja de hacer pucheros, ardilla—le dijo. El menor soltó el aire que contenía en sus mejillas y sonrió. Lo volteó a ver con una mirada alegre y esperanzada—. Pero algún día lo estarás, ¿no es así?

     —Lógicamente… Después de todo, quiero tener hijos—dijo sin pensar.

     El rostro del menor se entristeció al escuchar eso, giró su rostro hacia el lado contrario.

     —Ah, claro… Etto, tengo que irme… Además, ahora que recuerdo, tengo un compromiso el sábado, mejor olvidemos todo este asunto, ¿quieres?—salió rápidamente del baño, dejándolo confundido.

     —¿Ahora qué rayos le ocurre?—pensó al ver esa reacción—. Al fin y al cabo, ¿a mí qué me importa? Después de todo, para empezar, ni siquiera quería salir con él… ¿Entonces por qué rayos me importa tanto? ¡Hmph!—bufó molesto y se retiró de ese lugar, pero como era de esperarse, ese chico ya no estaba por los pasillos.

     Comenzó a andar por los corredores, y a los pocos segundos divisó a su hermano menor. Se quitó esa chaqueta azul que le habían prestado y se la colocó al menor. El pequeño pelinegro parecía que iba a llorar, pero que hacía un esfuerzo por no hacerlo. El mayor suspiró, lo atrajo hacia sí, y lo abrazó, a lo que el menor no lo pudo resistir más y soltó el llanto.

     —Ya, Tarble, no llores…—le decía en modo de consuelo.

    

 

***

 

 

Los hermanos ya estaban en su casa temporal, ambos en la misma habitación, sentados en la misma cama, conversando. Tarble ya había tomado una ducha para evitarse un resfriado, y Vegeta ya había mandado lavar el suéter del rubio para poder entregárselo mañana. El menor tenía la mirada gacha, escuchando las palabras del más alto.

     —Por eso mismo no debes dejar que te hagan daño, Tarble, ya sabes que…

     —¡Ya cállate, Vegeta!—gritó. El mayor guardó silencio al escuchar a su pequeñín hablarle de ese modo. Lo observó detenidamente, y pudo ver que estaba empezando a llorar de nuevo—. Yo…—levantó la mirada, para verlo fijamente con esos ojos rojizos e hinchados—… yo no puedo defenderme solo, ¿acaso eso es lo que querías oír? Soy demasiado débil, lo sé… Pero…—un nudo se formó en su garganta mientras desviaba su mirada hacia otro lado—. Tú sabes que lo he intentado muchas veces… y… aunque podía hacerles frente a tus amigos… Aquí, estos sujetos me tomaron desprevenido y todos juntos…—calló y se limpió las lágrimas con la manga de su playera.

     —No lo digo por molestarte—aclaró. Guardó silencio, y cuando vio que su hermano estaba dispuesto a escucharlo, prosiguió—. Yo sé que aún te falta crecer, y que eran unos cobardes que no son capaces de pelear uno a uno… Sé que quieres hacer las cosas por tu cuenta, y lo respeto, yo a tu edad odiaba que papá se metiera en mis asuntos… Pero tienes que entender, Tarble, que ahora estamos solos. Somos tú y yo contra todos los de este lugar. No se puede confiar en nadie a ciegas, además, aunque me detestes por lo que te diré, para mí siempre serás un niño… Y no lo digo para hostigarte, sino porque siempre cuidaré de ti… aun si me va la vida en ello…

     El menor había estado atento a lo que decía su hermano, pero cuando terminó, simplemente atinó a abrazarlo. Ahora que lo pensaba, Vegeta siempre había sido muy sobreprotector con él, incluso más que su propio padre. Y además le tenía una gran confianza, porque lo comprendía en sus problemas y, en lugar de decir palabras huecas, simplemente le decía lo que realmente necesitaba escuchar; asimismo, cuando ocupaba algo, siempre estaba ahí para él…

     —Así podrás ser un anciano, pero siempre serás mi hermano menor…—le besó la frente y se recostó sobre su cama, para después acomodarlo mejor en su costado, aún abrazándolo.

     —Gracias por todo, Vegeta… Te prometo que dejaré de ser un llorón y haré lo que sea necesario para ya no darte molestias…

     El mayor sonrió enternecido al ver la seriedad en el menor, sí que aparentaba ser muy maduro en muchos casos en los que se lo proponía, y terminaba cumpliendo con lo dicho. Le empezó a acariciar la cabellera en lo que él se tranquilizaba. Luego de unos minutos de silencio absoluto únicamente interrumpido por el sonido de sus respiraciones, el menor habló.

     —¿Qué le hiciste a ese muchacho de cabello rubio?—preguntó.

     —¿A qué te refieres?

     —Es sólo que, después de que lo llevaste al baño, todos en la escuela se empezaron a ir, y para cuando él salió, yo estaba solo en los pasillos… Pero se veía muy triste, y tenía tu camisa en las manos—dijo.

     —Ah, eso…—suspiró y vio hacia el techo—. Me pidió que saliera con él, y accedí luego de un rato de insistencia. Pero cuando me preguntó que si tenía planeado tener de nuevo pareja, dije que lógicamente porque quería tener hijos… y a partir de ahí, me dijo que el sábado tenía un compromiso, que canceláramos todo y que nos olvidáramos de lo ocurrido… y salió casi corriendo…

     —Heriste sus sentimientos—lo regañó.

     —Hmph, ¿ahora qué hice?

     —Pues a él le gustas… Y que le hayas dicho “sí”, le dio esperanzas. Pero las mataste y enterraste cuando dijiste eso… Ya sabes, porque un hombre no se puede embarazar…

     El mayor lo pensó unos segundos, y tenía razón. Con ese comentario le daba a entender que quería una mujer para tener hijos, no a un hombre…

     —No tendría sentido, me acaba de conocer—murmuró—. Eso se lo dejaría a alguien que me conociera de ya hace más tiempo, no de un idiota que se enamora sólo porque alguien le dio un puñetazo.

     —Bueno, nunca se sabe—murmuró con una risita.  Bostezó y se acurrucó en el costado del mayor.

     Vegeta sonrió, olvidándose de lo que hablaban hace unos segundos, en verdad le gustaba tener de cerca a su hermanito. Estaba completamente consciente de que ya no era un niño, pero en el fondo, lo querría siempre y lo cuidaría como si del más grande tesoro se tratase. Aunque sonara estúpido, era como un hijo para él…

 

 

***

 

 

—Kakarotto, toma—le dijo al rubio extendiéndole esa chaqueta. El de ojos color esmeralda la tomó  después se la volvió a entregar.

     —Quédatela, se te ve bien—dijo sinceramente con una pequeña sonrisita. Pero en el fondo veía un toque de tristeza en su rostro.

     —¿Estás bien, Kakarotto?—preguntó.

     —Sí, todo bien, Vegeta. Si me disculpas, tengo que irme—dijo y se alejó. El mayor quiso pensar que sólo era uno más de sus ataques de bipolaridad que le sucedían muy seguido.

 

 

***

 

 

¿Pero qué demonios le ocurría? ¿Por qué rayos lo había ignorado de esa manera toda esa semana? Si mañana era su cita y pareciera que ya no le importaba…

     Un minuto…

     Esa cita se había cancelado desde el lunes, y ahora no le debía importar en lo más mínimo…

     ¿Entonces por qué le afectaba tanto?

     Son había estado muy distante con él desde el incidente en el baño, lo había estado ignorando demasiado y lo evitaba a toda costa. Algo no andaba bien, o al menos eso pensaba, puesto que a decir verdad era alguien bipolar, pero eso ya le había durado mucho comparado a los cambios de humor que sólo le duraban unos minutos.

     Aunque, regresando al inicio, ¿por qué rayos le importaba tanto? Tal vez en el fondo le agradaba siquiera un poquito.

     Ahora se encontraba ahí, en el pasillo, viéndolo de lejos hablando con un sujeto mayor que él y que tenía un cabello muy largo. Parecía un maldito acosador, pero realmente necesitaba saber algo. Al ver que ese rubio se había ido, caminó hacia aquel sujeto.

     —Hey, tú, el de cabello largo, detente—pidió… o más bien ordenó. El aludido, quien estaba pensando en irse, se dio media vuelta y se topó con ese joven menor y más bajito que él.

     —¿Necesitas algo?—preguntó amablemente, contrastando con su apariencia de delincuente juvenil.

     —¿Qué tan cercano eres de Kakarotto?—dijo firme. Por dentro había una pizca de una cantidad muy grande de celos.

     —¿Kakarotto? Él es mi hermano menor, ¿por qué?

     —Quedé de tener una cita con ese bipolar mañana, pero no me dijo su dirección…

     —Ah, me dijo algo sobre eso… Vegeta, ¿no es así?

     —Sí.

     —Pues… No es muy difícil… Es una casa blanca, Avenida Great Saiyaman, número 423, Colonia Saiyajin.

 [N/A: Bien original, eh XD].

     —Bien—dio media vuelta, pero una mano en su hombro lo hizo dar media vuelta.

     —Oye, no lo lastimes—dijo amenazándolo. El menor ni se inmutó, seguía con la misma mirada fría e inexpresiva que tenía por naturaleza. El mayor sólo suspiró—. Sé que es algo bipolar, pero la verdad ha llevado tratamiento pero nada funciona… En fin, sólo no le hagas daño, trátalo bien—pidió.

     El de cabellera en forma de flama lo analizó unos segundos. ¿Así que realmente era un problema psicológico? Pero, ¿a qué se debía?, si los casos que conocía eran por herencia o por traumas… ¿Por qué le pasaba a ese rubio de ojos esmeraldas?

     —Entiendo que estés preocupado, yo también cuido mucho de mi hermano menor—comentó—. Pero no le haré daño a Kakarotto…

     —No te lo tomes a mal, amigo, pero no confiaré fácilmente en el sujeto que lo golpeó—se quejó.

     —Pues dile al idiota de tu primo, ese cabeza de palmera llamado Turles, que no se vuelva a acercar a Tarble—reclamó.

     —Hmph, bien, de todos modos Kakarotto ya me había contado qué ocurrió… A fin de cuentas fue un accidente…

     —Como sea, iré mañana a las ocho…

     Luego de que ese sujeto llamado Raditz y él hablaran un poco, se despidieron y el menor pudo irse a alistar todo lo que ocuparía para el día siguiente, tal como vestimenta y otras cosas pequeñas.

    

 

 

***

 

 

Sí que se daba a querer, ya que ahí estaba, parado frente a la puerta, vestido con una camisa negra con los primeros botones desabrochados, con un pantalón de vestir también negro, y con botas vaqueras de ese color. En su mano estaba un ramo de rosas rojas, las cuales, si las mirabas detalladamente, aún conservaban sus espinas, pero ese plástico transparente con el cual estaban envueltas evitaba que se lastimara con ellas.

     Tocó la puerta con su puño cerrado, esperando que alguien abriera. En primera instancia creyó que algún mayordomo le abriría, ya que su casa era demasiado grande, incluso se le podría llamar mansión, lo que demostraba su alta, no, muy alta posición socioeconómica.

     Pero eso era lo de menos, puesto que él sólo iba a cumplir su palabra a pesar de que el menor había dicho que ya no era necesario. Luego de unos segundos, la puerta se abrió, dejando ver a un adormilado pelinegro de cabellera larga restregándose un ojo, vistiendo únicamente un pijama.

     —¿Vegeta?—musitó con notorio sueño.

     —¿Y Kakarotto?—preguntó con cierta molestia.

     —En su habitación, creo que todavía se está duchando… Aunque creo que no sabe que vendrías, ¿o me equivoco?

     —No sé—dijo sin interés

     —Pasa, puedes esperar en la sala si quieres—dijo. El menor entró y lo siguió hasta la sala, la cual era de tamaño grande, con varios sofás alrededor de una pequeña mesa y frente a estos había un televisor enorme—. Toma asiento donde gustes.

     Vegeta se sentó en el sofá individual, y colocó las flores sobre la mesita. Al verlo ya cómodo, el mayor se recostó sobre el sofá más grande, para volver a dormir.

     —Eres un holgazán—murmuró, pero sus palabras sí lograron llegar a los oídos del mayor.

     —¿Siempre madrugas?—preguntó con sus ojos cerrados.

     —Sí, todas las mañanas me levanto muy temprano, a veces antes de que salga el sol.

     —Se nota que eres de campo—murmuró.

     —¿Por qué? ¿Alguna queja?—preguntó enojado, creyendo que se estaba burlando de él.

     —No me malinterpretes, lo decía porque, aquí en la ciudad, es raro que alguien tenga esas costumbres, ya sabes, que lo hagan por gusto no por obligación para ir después a la escuela o al trabajo…

     —Si quieres que el día te rinda, hay que levantarse temprano—dijo con una media sonrisa.

     —Qué flojera—murmuró. A Vegeta se le resbaló una gotita de sudor de la frente.

     —Si tanta flojera te da, ¿por qué rayos estás despierto en estos momentos?

     —Por si Kakarotto vuelve a tener un “accidente”—respondió—. Voy a buscarlo en diez minutos, para ver que esté bien.

     —¿Accidente?—preguntó confundido.

     —Una vez, entre a su habitación, lo buscaba para invitarlo al cine porque iba a ir con unos amigos, como no estaba en su cuarto lo llamé al baño, pero no contestaba. Me preocupé, así que abrí la puerta, y vi que estaba a punto de ahogarse en la tina. Su cuerpo prácticamente estaba flotando en el agua—agregó.

     —¿Cómo demonios se pudo ahogar en una tina?—preguntó exaltado poniéndose de pie.

     —No lo sé, pero a partir de ese día voy a checar que todo esté en orden…

     —Hmph, ese idiota—dijo entre dientes—. ¿Dónde está su habitación?

     —Subiendo las escaleras, la puerta de color naranja con azul.

     El de cabellera en forma de flama caminó hacia donde le había dicho, con las rosas en la mano. Subió cada uno de los escalones, remarcando bien sus pasos. No fue difícil encontrar la alcoba del menor, era la única con una puerta de color extravagante, contrastante con las demás de color beige. Entró, y pudo observar lo espaciosa que era.

     Su cama estaba al centro de la pared de la derecha, al fondo se podía observar un clóset enorme de madera color chocolate, y en la pared de la izquierda había una puerta blanca entreabierta. Del techo colgaba un candelabro pequeño al centro, con unos cuantos cristales colgando que reflejaban la luz en pequeñas lucecitas que iluminaban como puntos en toda la habitación. Los muros estaban pintados de color hueso, y el suelo era de piezas de madera color encino. Era un cuarto digno de alguien con su dinero, puesto que también había otras cosas, como su computadora, varias consolas de videojuegos, un librero lleno de novelas y revistas, su enorme televisor, entre otros lujos.

      Dejó las flores sobre la cama y se acercó a  la puerta que daba al baño de la habitación, estaba entreabierta, así que aprovechó para acercarse y escuchar lo que ocurría adentro, porque no entraría así como así, quizás tomaba una ducha y el agua cayendo de la regadera podría escucharse, y así evitaría tener que entrar para cerciorarse que se encontraba bien.

     Pero lo que escuchó fue incluso más lindo. No se escuchaba agua cayendo, sino la angelical voz de aquel rubio de ojos verdes esmeralda quien cantaba alegremente una canción en inglés. Gracias a que desde niño y por las exportaciones que se hacían en su pueblo tuvo que aprender esa lengua, ahora entendía la hermosa letra que, combinada con esa envidiable voz, la volvían perfecta.

     Aprovechó para recargarse contra la pared y seguir oyendo cómo cantaba.

[N/A: Young Love, de Big Time Rush]

     ~I was with my friends
Third street walking the promenade
Then you pass by like a shooting star
I started falling for you without a warning
In my dreams I'm asking your name put your number down
Then I wake up and I chickened out
This part I hate it

Young love, so complicated~

     —Sí, el amor a esta edad es complicado—pensó.

     ~I know what people say
'Don't get carried away'
They say 'boy you got your whole life ahead of you'
But what am I supposed to do
Young Love is taking me over young love
I'm losing control my heart stops, stops when I get close to you
Like lightning striking out of the blue
Young Love is stealing my sleep but so what
If you're feeling me put your hands up, hands up
All around the world everybody in young love
~

     —En realidad, cuando estás con la persona que te gusta, sientes que el corazón se te detiene, y pierdes completamente el control sobre tu cuerpo.

     Después de terminar esa última estrofa, se quedó callado. Vegeta mantenía una media sonrisa, estaba algo identificado con la letra. Quizás no lo conocía bien, pero ese chico rubio había logrado hacerse querer por parte de él en tan sólo unos días. A su lado sentía cierta comodidad, por así llamarle, pero a su vez lo hacía pensar en Bulma y la manera en que lo engañó, dudaba sobre lo que sentía por ella, y sobre todo lo que sentía por él. Amor joven, sí que era complicado.

     Escuchó el sonido de mucha agua cayendo al piso, luego un silencio profundo. Algo preocupado, se asomó un poco. Y vio que la espalda baja del menor sobresalía del agua, pero el resto de su cuerpo era cubierto por ésta. Entró corriendo, creyendo que el “accidente” del cual le había hablado Raditz se había repetido.

     —Kakarotto—gritó acercándose.

     De pronto un cuerpo se alzó del fondo del agua, era Goku, quien lo miraba con una expresión confundida. El mayor se asustó, se quedó quieto en su lugar al verlo ahí, tranquilamente, como si nada pasara.

     —¿Pasa algo, Vegeta?—preguntó ladeando levemente su cabeza.

     —Creí que tú… —empezó a titubear, intentando calmar su angustia. Cuando se relajó, lo vio con una mirada represiva—. ¡¿Qué demonios crees que hacías?!

     —¿Hmh? Jugaba a ver cuánto tiempo aguantaba la respiración bajo el agua—dijo despreocupadamente. El mayor se acercó a él con una mirada asesina.

     —Dime, Kakarotto…—dijo pausadamente—. ¿Acaso en aquella ocasión en la que Raditz dice que te ahogaste, hiciste el mismo jueguito?

     —Ah, eso… Sí—dijo sin interés. El mayor se arrodilló a un lado de la tina y suspiró con frustración.

     —No lo vuelvas a hacer, ¿quieres?—dijo con voz calmada. El menor cruzó sus brazos y los apoyó en la orilla de la tina, posó su cabeza sobre éstos y sonrió.

     —¿Te preocupaste por mí?

     —Sí, Kakarotto… Creo que me agradas—dijo confundido. Al menor le brillaron los ojos al oír esas palabras.

     —Ay, Vegeta…—sonrió de medio lado enternecido. Su flequillo estaba pegado en su frente a causa del agua, y su cabello estaba aplanado.

     —Por cierto, tienes linda voz—aduló, el menor sonrió enormemente ante el cumplido.

     —¿Me escuchaste? Pues esa canción te la dedico a ti—dijo levantando su brazo—. A ti y a toda la gente que quiero.

     —¿También vas a mandar saludos? Tranquilo, no estamos en una televisora, mejor termina de ducharte para que podamos salir… y antes de que digas algo, quiero cumplir con mi promesa. Sé que no dije “lo prometo”, pero para mí, el hecho de decirlo, ya es un trato a cumplir…

     —Está bien… pero, en realidad, me da mucho gusto que te haya gustado cómo canto—un tenue sonrojo se divisó en sus mejillas. Luego una “fantástica” idea se le pasó por la mente—. Vegeta, ¡cántame algo!, ¡por favor!

     El mayor se sorprendió un poco por la petición. Pero sonrió de medio lado y se dispuso a complacer a su rubio de ojos verdes.

     —Vi una guitarra en tu habitación, ¿puedo tomarla prestada?

     —Sí.

     El mayor se dirigió a la alcoba, la tomó junto con una sillita baja y regresó al baño. Se sentó sobre ese banquito y empezó a afinar la guitarra. Cuando las cuerdas producían el sonido que deseaba, empezó a tocar una serie de notas, para, posteriormente, empezar a cantar.

     [N/A: Siempre te voy a querer, de Calibre 50… En verdad les recomiendo que la escuchen, está muy linda :3]

     ~Me han preguntado que si tú eres mi verdadero amor y yo…
yo les digo es el amor de mi vida.
Gracias por quererme como yo te quiero,
no me veo sin ti y no te exagero.
Y si a lo mejor no todo es perfecto pero…
Pero se soluciona con besos,
igual que hago enojar,
hasta a veces llorar…
Mas sabes que te amo y quiero que recuerdes esto…
~

     El mayor tomó una pausa antes de continuar, en el fondo sentía que, si estuviera en una relación con el menor, esas palabras quedarían perfectamente. Sí, si fueran pareja le dedicaría muchas palabras tiernas susurrándoselas al oído, lo llenaría de flores, lo llenaría de palabras que salgan de su alma, y le cantaría a diario aquellas canciones con las que se sienta identificado.

     ~Siempre te voy a querer, me aseguraré de enamorarte cada día,
aun con mis defectos, aun con mis locuras y mis tonterías.
Siempre te voy a querer, te voy a cuidar por el resto de mi vida;
hasta que la muerte, un día nos separe.
Yo voy a ser tuyo y tu mío
~

     A pesar de que esa canción, al final era un “mía”, decidió hacerla en masculino. Sí, porque quería evitar que se sintiera mal de nuevo, sobre todo porque él también sabía que, si todo avanzaba bien, habría una posibilidad de que fueran pareja, y no quería matar esa probabilidad antes de que siquiera empezara. Tomó fuerza para seguir con esa tonada que en el fondo comenzaba a avivar una llama en el interior de su corazón.

     ~Y es cierto, a lo mejor no todo es perfecto pero…
Pero se soluciona con besos,
igual que hago enojar,
hasta a veces llorar…
Mas sabes que te amo y quiero que recuerdes esto

    ~Siempre te voy a querer, me aseguraré de enamorarte cada día,
aun con mis defectos, aun con mis locuras y mis tonterías…
Siempre te voy a querer, te voy a cuidar por el resto de mi vida.
Hasta que la muerte, un día nos separe.
Yo voy a ser tuyo y tu mío
~

    Terminó de cantar y acomodó la guitarra a un lado suyo. Observó que el menor lo veía con una mirada algo atontada, sí que le había gustado cómo cantaba.

    —Vegeta, cantas muy bien… Y esa canción… Es tan…—no tenía palabras para poder expresar lo que sentía en esos momentos.

    —Termina de ducharte, Kakarotto. Si a las nueve cinco no estás listo, yo me iré—dijo y salió del cuarto de baño sin esperar respuesta por parte del menor.

    Una vez fuera, se recostó sobre la cama, a un lado de las flores, con sus brazos detrás de su cabeza.

    —Realmente tienes ese “no sé qué” que hace mucho no veía en una persona. En el fondo, creo que aún siento algo por Bulma, pero… nada que una parranda más no pueda hacerme olvidar… En cambio, contigo es todo distinto… Eres algo inocente/pervertido de un segundo a otro, es extraño, pero me agrada… Aunque…—observó la puerta del baño que seguía cerrada—. No confío en ti—murmuró, para después seguir hundido en sus pensamientos.

Notas finales:

-¿Por qué Veggie no confía en Goku? T^T

-Su cita aún no empieza, y Goku ya le andaba dando problemas XD (Lo del ahogamiento, fue porque todos sabemos que a él le gusta jugar a eso. Esa parte está inspirada en el capítulo en el que está con la princesa serpiente, de cuando está en las aguas calientes y que sólo se le ve la espalda baja sobresalida, y ella cree que se ahogó, pero después sale desnudo *¬*)

Fueron 346 (creo) palabras en puras canciones, pero eran lindas. En serio, les recomiendo las dos, la de BTR la letra es muy linda, y la de Calibre 50 a decir verdad LA AMÉ, en serio se las recomiendo ;)

 

Siempre te voy a querer”= Letra

Young Love”= Letra en español, Letra en inglés.

 

Prefieren KakaVege o VegeKaka

(La opción que tenga más votos será la que elija… o, igual, pueden ser sukes)


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