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La voz de la razón. por LeonSmith

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Notas del capitulo:

Hola. Primero que nada, debo disculparme por no haber actualizado en mucho tiempo. En las notas finales, les explicaré mejor las cosas.

No sé si aún vayan a leer éste fic, pero quiero agradecer a Paos, Claudia, THEGChord y gabi por sus comentarios, en verdad los agradezco.

Es todo por ahora, espero y les guste. 

Lucy no puede con la impresión, nunca espero que la prima de su cuñado fuera una bella cantante. Las luces del escenario son las únicas que brillan, el contrabajo y el piano inician una sensual melodía, muy ad hoc con la hermosa intérprete que se encuentra frente a sus ojos ámbar.

Roxanne abre sus brillantes labios carmesí, su tersa voz sale sin esfuerzo alguno. Las damas del público l observan con algo de recelo, mientras sus acompañantes varones se deleitan con cada sensual movimiento que enmarca en su provocadora canción de blues americano.

Lucy trata de ordenar la comida al camarero, pero las luces y la música la tienen sumamente atónita. Ha pasado de no salir más que a sus deberes como madre, ha escuchar una de las voces más prestigiosas de la ciudad.

 — …y un merlot, por favor. Lucy.

 — … - la sonriente rubia no nota que su hermana trata de sacarla de su transe.

 — ¡Lucy!

 — ¿Sí? – algo apenada, observa la risa burlona de Sandra.

 — ¿Qué te ha parecido la voz de Roxanne?

 — Es, es increíble, no tenía idea de que tu prima fuera tan talentosa, Robert.

 — Y que lo digas, es la envidia de toda mi familia – Lucy abre su boca, como tratando de preguntar a qué se refiere con eso último.

 — Veras, linda, Roxanne siempre fue una chica rebelde. Cuando tenía diecisiete años, decidió escapar de la casa de los tíos de mi Robert.

 — No me gusta hablar mal de la familia, pero eran unos… tercos – la joven Banks escucha con atención mientras da un sorbo a su copa. – No aceptaban que ella, siendo tan joven, desperdiciara su vida dedicándose al arte.

 — Entonces, ¿ella se fue sin el apoyo de su familia? – Lucy se encuentra un poco escandalizada.

 — Así es, linda. Roxanne se las ha visto duras en la vida. Por eso, no dudamos en darle una mano.

 — Tu hermana fue muy comprensiva con la situación de mi prima. Pudimos juntar un poco de dinero para pagar su viaje a América.

 — ¿América? – a Lucy siempre le ha atraído el nuevo mundo.

 — Lo sé, ¿a quién le gustaría ir a un lugar tan sucio y caótico? – Sandra detesta el estilo de vida del país, le parece que es algo… excéntrico.

 — Y, ¿cómo le fue allá?

 — Bien, mi primita supo arreglárselas del otro lado del Atlántico. Según nos ha contado, consiguió trabajo como camarera en una cafetería de Nueva York.

 — Si me lo preguntas, una labor bastante deleznable. – Sandra recibe un codazo de su esposo, el cual provoca que su bocado caiga sobre su escote. Lucy ríe tímida, como tratando de no hacerlo.

 — Poco después, conoció gente del ámbito artístico de la ciudad; comenzó a cantar en un bar de los barrios bajos, donde se escucha mucho el blues.

 — Eso lo explica… - Lucy voltea a ver al escenario. Roxanne termina la primer canción de la noche; los comensales aplauden con vigor, no tarda en regalar una hermosa sonrisa a su amable público.

Canción tras canción, la prima de su cuñado demuestra lo talentosa que es; el estilo de su música es, sorpresivamente, bien recibido en el elegante restaurant.

Lucy casi ni ha tocado su cena, cuando está a punto de tomar un bocado, la voz de Roxanne la distrae del acto. Esa joven mujer de cabello negro, se desenvuelve con tal gracia y seguridad sobre el pequeño templete; su elegante vestido rojo delimita tan perfectamente la silueta de su agraciado cuerpo, los caballeros no pueden evitar salivar más por su presencia, que por la deliciosa carta del lugar.

 — Espero que estén pasando una bella velada, volveremos en un par de minutos… - Roxanne y sus músicos dejan el escenario, después de casi una hora de tocar, sin parar.

En la mesa de Lucy, los tres aplauden con fervor; el elegante Robert, no duda en lanzar un audible chiflido a su querida prima. Sandra cubre su rostro con su mano, Lucy parece eufórica con la mezcla de experiencias que le ha brindado su primera noche fuera de casa en meses.

 — ¿Te sientes mal, Lucy? – la aludida, mira a Robert con intriga.

 — No, ¿por qué lo dices?

 — Es que, no has tocado tu cena – señala su plato con la vista.

 — Oh, mil disculpas. – se siente bastante apenada, siente que ha sido muy descortés – Es solo que, me he maravillado con la música, nunca había escuchado blues en vivo. Además, tu prima tiene una voz espectacular…

 — Tienes buen gusto. – Roxanne aparece detrás de la sorprendida rubia, quien voltea rápidamente y la mira como si fuera la cantante más reconocida de la década.

 — Prima, estuviste impresionante, como siempre… - el único caballero de la mesa, se levanta y le ofrece asiento.

La joven artista se desliza con suavidad en el acolchonado asiento de la silla, cuidando de mantener la elegancia que la caracteriza. Robert regresa a su asiento y pide una copa para ella, al camarero.

 — Roxanne, tú siempre me sorprendes, has estado brillante. Incluso, mejor que aquel almuerzo en Manchester.

 — Sandra, no exageres, sólo hago lo que aprendí en La Gran Manzana. – la joven de cabellera negra, recibe su copa de parte del joven mozo que atiende la mesa; el chico tiembla mientras sirve el vino, nunca había estado tan cerca de una dama tan… provocativa.

 — Oh cielos, prima, no te queda esa falsa modestia – la joven mira hacia todos lados, para después, sutilmente, levantar su dedo medio hacia su molesto primo.

Lucy observa y escucha, no se siente excluida, pero tampoco cree conveniente abrir su boca, le parecería grosero de su parte. Lo que no puede ocultar, es la emoción por conocer a una persona con una vida tan excitante como la de ella, se siente como una pequeña.

 — Querida, no sabes cómo te envidio,… - Sandra habla con toda confianza, hace mucho que han perdido los formalismos entre ellos – tú no tienes que soportar la rutina, los gritos de los niños, y mucho menos los molestos ronquidos de tu primito.

Mientras Robert se queja, Lucy ríe tímida, como no queriendo llamar la atención. Sin embargo, Roxanne se percata de su presencia; sonríe por la manera tan tierna en que la rubia se desenvuelve, pero también se siente mal por no haberla incluido en la conversación.

 — Tú debes de ser Lucy, ¿verdad? – la joven madre se sorprende por la atención de la bella cantante – El insufrible de mi primo, y Sandra, me han hablado muy bien de ti.

 — Eh… - no logra articular las palabras, se siente como una niña tonta – Sí.

 — Es un placer, soy Roxanne Koehler – acerca su mano (cubierta con un suave guante del color de su vestido).

 — Igualmente. – con una gran sonrisa, Lucy responde el gesto – Nunca había escuchado una voz tan bella, en mi vida.

 — Pues, muchas gracias. – los hermosos dientes blancos de Roxanne, relucen ante el pobre cumplido de su recién conocida. Por alguna razón, le ha parecido tan sincero, puro. – Sólo trato de hacer lo que mejor sé, entregarme en el escenario.

Los músculos faciales de Lucy comienzan a entumirse, su sonrisa no podría crecer un centímetro más. Roxanne la mira a los ojos, como tratando de descifrar la reconfortante simpleza que desborda.

 — Insisto, ya extrañaba tu modestia, Roxie – Robert interrumpe el análisis de su prima, quien voltea un tanto hastiada.

 — Sigues siendo un inmaduro, Bobby.

 — Dímelo a mí – Sandra parece tan “molesta” con Robert, como Roxanne. El pobre castaño sólo sonríe como niño que acaba de hacer una travesura.

 — Discúlpenme,… - Roxanne bebe su último trago y se levanta sin prisa – debo volver al trabajo.

Mientras ella se dirige al escenario, los músicos toman sus lugares con sus instrumentos. Lucy la observa, aún intrigada por la presencia que transmite, sobre y fuera del escenario.

 — Le caíste bien, cuñada. – la rubia atiende a la conversación, sin entender del todo la razón del comentario de Robert.

 — Lo que quiere decir, linda, es que ella es bastante… selectiva con las personas. – al fin comprende a los que se refieren su cuñado y su hermana. Se siente halagada por la aceptación de aquella joven talentosa; después de todo, ella sólo es una “ama de casa aburrida”.

 — Pues, no sé qué decir, es un honor que haya causado una buena impresión.

 — No es para tanto, cuñada, a Roxie sólo le gusta hacerse la importante – ríe bromista, mientras las hermanas lo observan con mirada penitente.

La hermosa pelinegra, continúa deleitando a todos con su profunda y envolvente voz. Canción tras canción, demuestra toda la experiencia que ha cumulado con sus vivencias en América, todo el estilo de la música callejera se hace presente en cada nota que emite su seductiva boca.

El tiempo pasa con rapidez, sin darse cuenta, han pasado más de dos horas desde que Roxanne continuó con su espectáculo. Muchas personas se han marchado, otras han decidió seguir la velada, extasiados por el ritmo y la sutileza de la música.

El último set de la noche termina con un jazz ligero. Los últimos presentes, aplauden sin importarles el dolor de sus enrojecidas palmas. Lucy nota como una pequeña lágrima titubea entre las largas pestañas de Roxanne, una imagen conmovedora de una artista entregada a su público.

Un par de minutos más tarde, se reúne con ellos en la mesa. Mientras el restaurant queda vacío, los cuatro beben y platican sobre todos los asuntos pendientes desde su última reunión.

Sandra cuenta sobre una ocasión en que Robert casi se ahoga con el hueso de una perdiz, mientras que ella trataba de sacarlo con una pinza para asar carnes.

Robert recuerda sobre las tardes en las que le enseñaba a tocar guitarra a su prima, le sorprende mucho que aquella chica torpe, se haya convertido en una prodigiosa artista.

Lucy le cuenta sobre su Steven, sobre su pequeño Max, y lo tranquila que es la vida en los suburbios. Y, si bien, su conversación era todo menos intensa, se sentía bastante amena.

Roxanne la mira con discreción; mientras bebe de su copa, recuerda que hacía mucho tiempo que no convivía con una persona normal, alguien que no despertara a mediodía, y que encontrara refugio en las noches.

Pasados minutos después de medianoche, la renovada familia decide retirarse del establecimiento. Se abrigan mientras caminan hacia la entrada, un poco pasadas de copas (pues Robert no había tomado en toda la noche, por seguridad de todos).

Llegan a la calle, se detiene para postergar su separación, en verdad que Roxanne es alguien bastante especial. Ella los abraza uno por uno, como tratando de llevarse un poco de ellos.

 — Espero verlos pronto. – termina de sentir el cálido cuerpo de Lucy, quien no pestañea mientras la pelinegra retira su cuerpo. – Señorita Banks, ha sido todo un placer.

 — Ni lo digas, eres muy talentosa. – ambas sonríen, como si se conocieran de años atrás.

 — Oh vamos, eres muy amable. Sabes, me agradas, Lucy, espero que podamos reunirnos… - saca una tarjeta de su bolso y se la entrega en las manos.

Lucy la recibe con inseguridad. Se da cuenta de lo inusual de su situación; de un momento a otro, se encontraba con más vida social de la que había tenido en años.

 — No te preocupes, querida, yo la obligaré a salir más seguido. – su hermana nota su expresión, atiende en aprovechar la oportunidad para que logre desenvolverse más, que logre salir al mundo.

 — Por eso te adoro, Sandra. – mientras su hermana y su nueva conocida se despiden por enésima vez, Lucy continúa confundida, cree que es por lo súbito de la invitación.

Roxanne sube a un taxi que contrata el restaurant para asegurarle un buen regreso a casa. Robert les ayuda a subir al auto, y no tarda en arrancar, rumbo a su hogar.

«Dios, fueron demasiadas emociones por hoy. Aunque, debo admitir que me perdía de mucho, creo que fui demasiado dura conmigo misma. Le debo mucho a Steven, creí que tenía que guardarme como muestra de agradecimiento.

Que tonta he sido; si nunca hubiera encontrado la nota que me dejó, ¿qué habría sido de mí? Tal vez, habría seguido sin poder salir al mundo, sin poder tomar una mísera copa de vino con mi familia.

Puede que sea una persona bastante… diferente, pero creo que conocer a Roxanne ha sido una señal. Tal vez ella pueda enseñarme a divertirme, siendo una artista, debe saber más del mundo.

Definitivamente, ha sido un placer conocerla…» 

Notas finales:

Bueno, gracias por leer, espero puntualizar algunas cosas.

1. De nuevo, mil disculpas por no actualizar.

2. Me sentí intimidado por el reto. Verán, nunca había escrito una trama original, y mucho menos con temática yuri. Además, tengo varios fics en curso, no tenía mucho tiempo para escribir.

3. Si aún les interesa leerlo, tratare de actualizar cada 7-9 días. En verdad deseo poder cumplir con éste desafío, es una especie de capricho mío.

4. Ojalá puedan comentarme sus opiniones sobre la historia, quiero saber si va por buen camino, o si les parece que le falta o le sobra algo.

 

Soy León Smith, les deseo muy buenas lecturas. 


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