Love by healves
"Jamás hubiera imaginado que el día que decidí volver a amar, estaría marcando mi condena"
El sudor frío resbalaba por mi cuello y no era para menos ya que mi cuerpo se encontraba acorralado entre la pared y un cuerpo más pequeño que el mío, y rozando mi mejilla estaba el filo de un cuchillo; claro que tenía razones para estar asustado; aun me preguntaba como este sueño paso a ser una pesadilla, permitan me explicarlo.
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Aquella mañana era una ocasión especial, ya que no cualquier día me mudaría con la familia de mi prometida, quizá la razón era muy absurda pero era un buen método para convencerlos de que era un buen partido para su hija.
-Hiroki- la voz de una hermosa pelinegra me saco de mis pensamientos, su esbelta figura se notaba aun a través de ese fino vestido, sin duda la mujer más hermosa que había visto y claro era mi novia.
- Hola princesa, gracias por recibirme, esperó no ser un estorbo en tu casa-
Claro que no iba a ser lo y menos en ese enorme lugar, estaba seguro que si ella no me fuera guiando ya me hubiera perdido en alguna de las habitaciones que pasamos, paramos en una que parecía ser una sala de descanso, en el sofá principal estaban sentados los padres de mi pareja, aun cuando se veía la edad en sus rostros su porte era imponente por lo que parecía complicado mantenerme tranquilo.
-Mucho gusto joven- fue el seco saludo que me dirigió el hombre de esa casa.
- El gusto es mío señores, agradezco su hospitalidad mi nombre es Hiroki Kunikida, estudiante de economía-
No hubo tiempo de una respuesta ya que a los oídos de todos llegó el suave sonido de unos pasos bajando las escaleras y de momento sobre mí, sentí un aura pesada que me obligo a buscar el origen de esta, hasta que mis ojos encontraron la causa.... Una causa muy hermo....
-. ......- Estaba en shock esa persona frente a mi es....
- Hiroki!!!- en mi campo de visión apareció un florero que de no ser por agacharme hubiera impactado en mi rostro.
- Mi...Mizuo?!- ¿por qué demonios esta mi ex aquí?!.
- ¿Qué haces aquí?!- Su voz denotaba furia, sus pasos fueron firmes e intensos, gracias a....El padre de Makoto, ese espectáculo paro ya que comenzó a recriminar le su actitud, pero claro que esa fiera no se quedaba callada.
Yo conozco a Mizuo desde unos años atrás, fue mi novio cuando estudie mi último año de preparatoria.
Makoto me explico que Mizuo era su hermanastro mientras por fin habían zanjado el tema momentáneamente, sin embargo no pudieron cortar el ambiente tan tenso que había, y no sabía si tenía muy mala suerte o que pero esa bestia y yo fuimos en el comedor, y el silencio no era de mi agrado así que intente tener una plática civilizada.
-Sigues siendo tan violento como siempre-
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Y fue así como termine en la posición que estoy actualmente, a pesar de ser más alto que Mizuo su fría y severa mirada podía conmigo.
- Escucha me Hiroki, te quedas aquí por razones que a mí no me importan...pero- en esos delgados labios apareció una sonrisa que fue más tétrica que un asesino en serie- tu estancia aquí no será gratuita, me encargare de cobrar me cada lágrima que me hiciste derramar-
Estaba tan cerca de mí que podía sentir su tibia respiración chocar contra mi rostro, libero mi cuerpo de la presión que había ejercido y estaba dispuesto a irse, solo que antes de hacerlo me miro por sobre su hombro.
- Sabes bien que yo no amenazo....así que esta charla es una promesa- Con esa frase que parecía mi sentencia ente un juez, se marchó dejando me solo, mis piernas comenzaron a temblar llevando a mi espalda a resbalarse por la pared hasta quedar sentado en el suelo. Mentalmente estaba agotado, no importaba cuantos años pasaran jamás he podido hacerle frente...pero lo más intrigante es que no podía sacarme de la mente sus ojos, aquella mirada que cuando conocí, me cautivo, tienen una profundidad que me hace perder me en ellos, un brillo ubico que hace mi corazón latir como loco; pero también una inmensa tristeza que solo puede existir en lo profundo del corazón.
Aquellos ojos me enloquecieron una vez más y de nuevo tenían un efecto embriagante en mí. Había sido el amor de mi vida, de ser gatito se convirtió en un feroz león....uno que solo yo podía domar.. ..y también....al cual yo abandone de la peor forma posible.