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¿tienes tiempo en tu agenda para un secuestro? por Haku1008

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Notas del capitulo:

Feliz navidad!!!!! atrasado pero bueeeeeno ^u^ espero que la hayan pasado muuuuuy bien en compañía de sus seres queridos.

A decir verdad las cosas parecían ir de una manera sencillamente bien entre el rubio y él, en los días próximos no hablaron ni una sola vez acerca del beso que compartieron, aunque de vez en cuando había habido también otros besos y abrazos, intentar aclarar la clase de relación que tenían ahora no estaba en los planes de ninguno al parecer. Pero a cada minuto y a cada momento compartido las cosas parecían avanzar de un modo gigantesco y extrañamente cómodo.

 

Podía sentir los dedos que se entrelazaban en su cabello negro mientras Yuui le abrazaba por la nuca, sus manos en cambio habían bajado lentamente hacia el trasero de ensueño que tenía el rubio, al tiempo claro, que sus bocas disfrutaban de una muestra del más exquisito manjar que quisieran probar, los labios ajenos se habían convertido en algo tan necesario como el mismo aire, o así querían sentirlo al menos, inconscientemente la cercanía entre ambos amenazaba con fundirles y probablemente hubiesen continuado si un carraspeo no les hubiese alertado ocasionando que se separasen de inmediato.

 

–Se comprometieron a ayudarme con la cena ¿recuerdan?– dijo la madre del moreno fingiéndose severa, en realidad el sonrojo de su hijo le estaba matando de risa interna.

 

–No lo hemos olvidado– respondió Fye amablemente con una sonrisa radiante, y evidentemente más tranquila que el moreno.

 

Los preparativos para la cena comenzaron, toda la familia estaba en la cocina ayudando en las labores para la preparación de los exquisitos alimentos para su cena de esa noche, el padre del moreno parecía el más emocionado en que todo saliera perfecto.

 

–Supongo que Kurogane ya te habrá contado– le habló observando que su esposo estuviera lo suficientemente ocupado con la cena como para escucharles.

 

–¿sobre su rivalidad con los Thorson?

 

–Sí– le sonrió –es tan infantil, espero que no te incomode.

 

–Descuide, entiendo perfectamente– Fye le sonrió comprensiva, la madre del moreno se sentía cada día más feliz con la chica, sin duda alguna Kurogane no habría podido encontrar a alguien mejor que ella, lejos de su belleza lo que más le gustaba era su forma de ser, lo cariñosa que se mostraba con su hijo, los abrazos espontáneos que le brindaba, los besos discretos y los no tan discretos, la facilidad con que se adaptaba a la que hoy era su nueva familia, la sinceridad de sus emociones y afectos, la tierna manera en que algunas veces dominaba al moreno porque tenía que ser sincera, ella lo había criado y educado, conocía muy bien a Kurogane y sabía lo terco e impulsivo que solía ser, su esposo era igual y ambos se habían metido en muchos problemas por su personalidad, por ello se sentía un tanto más tranquila de que Fye estuviese ahí para su hijo y que de esa manera pudiesen cuidarse mutuamente.

 

La cena estaba lista, la mesa perfecta y elegantemente puesta, fue el momento en el que todos se retiraron a bañarse y a alistarse para recibir a sus invitados.

 

Kurogane tomó la ducha para luego dejar al rubio hacer lo propio, terminó de anudar su corbata cuando el rubio salió del baño únicamente con una toalla en la cintura mientras secaba su cabello.

 

–Woo, mira lo que un poco de agua y perfume pueden hacer– dijo el rubio divertido.

 

–Ja-ja muy gracioso

 

–Lo digo en serio, luces muy bien– le dijo mientras se acercaba y deshacía el nudo sencillo de la corbata –Aunque te falta aprender algunos trucos.

 

Con perfecta experiencia el rubio comenzó a hacer el nudo de nuevo, sus manos se movían evidentemente adiestradas para la tarea hasta que finalmente quedo el elegante y perfecto nudo de la corbata del moreno.

 

–Listo– le sonrió y fue entonces, al observar el rostro de Kurogane, que se dio cuenta de su cercanía y de sus condiciones, estaba casi desnudo aunque bueno, no le incomodaba en lo absoluto, aun así dio un paso atrás, mismo paso que Kurogane dio hacia adelante.

 

–¿Qué sucede?– le susurró, una de sus manos se posó en su cintura mientras que la otra se paseaba maravillada por la piel desnuda del brazo.

 

Inevitablemente el rubio soltó un suspiro, le gustaban esas manos sobre él, quizá más de lo que debería, pero no podía detener todas las emociones que sentía apenas tener al pelinegro cerca. Posando sus manos en el amplio pecho se puso de puntitas para alcanzar sus labios y dejar un inocente beso.

 

–¿acaso está intentando seducirme, eh, señor secuestrador?

 

El moreno rio un poco –Probablemente, pero algo me dice que eso no te desagradaría– dijo pegando sus cuerpos y acariciando ahora la desnuda espalda.

 

–Es usted muy perceptivo– dijo juguetón, besando el fresco cuello del más alto, arrancándole suspiros y uno que otro gemido.

 

Cada beso del rubio le hacía sentir en la más deseada gloria, cada caricia de los labios ajenos le hacían encender la llama de su deseo que a su vez comenzaba a endurecer ciertas partes de su cuerpo. Debía de probar ese néctar por completo, lo necesitaba, olvidándose de la cena cargó al chico entre sus brazos, cosa que hizo reír al rubio por la repentina acción, le llevó hasta la cama en donde le depositó con ternura, besó los labios que le recibieron con gusto y se dispuso a quitarle la toalla pero Yuui le detuvo.

 

–No

 

–¿No?

 

–No– dijo el rubio con una hermosa sonrisa –tenemos un compromiso ¿recuerdas? tus padres y tu hermana nos esperan.

 

–Pueden esperar un poco más.

 

–¿un poco? duras: “un poco”– dijo alzando una ceja.

 

–¿por qué eres así?– dijo indignado, su ego y su virilidad acababan de ser insultados en base a sus propias palabras, el rubio comenzó a reír burlonamente matando cualquier rastro del momento.

 

–jajaja lamento decirte que soy hombre de más de “un poco”

 

–Voy a poner eso en duda hasta que pueda corroborarlo– dijo alejándose para planchar con sus manos las posibles arrugas de su traje.

 

–oww vamos, puedo entrenarte y si las medidas naturales no te funcionan hay juguetitos que te ayudaran e incluso medicamentos.

 

–Puedo durar bastante, puedo probártelo cuando quieras.

 

–Creí que tendríamos sexo pero un oral no me caería nada mal tampoco.

 

–Me repites ¿quién era el pervertido aquí?

 

–Fuiste tú quien se ofreció a probármelo– dijo mientras se sentaba en la orilla de la cama, completamente divertido, disfrutando de molestar al pelinegro.

 

–Eres un pervertido, bajare, papá debe de estar ansioso.

 

El moreno se fue y él se dejó caer en la cama una vez más, acarició sus labios, rayos, ¿en verdad estaba a punto de hacerlo con Kurogane? su relación era prácticamente desconocida, es decir había tantas cosas de por medio que podían frenar fácilmente aquello que apenas iba comenzando, pero no quería pensar en ello, no de momento, en cambió sonrió soñador, sí, realmente quería hacerlo con Kurogane.

 

 

 

En la sala esperando por los Thorson se encontraban su padre y él, su madre andaba de aquí para haya dándose los últimos retoques de maquillaje un tanto apresurada, y al poco bajó Tomoyo luciendo un elegante vestido. Para cuando los invitados llegaron Fye aún no bajaba, así que no tuvieron más opción que recibirlos sin la chica. Los saludos fueron en su mayoría por pura formalidad pues ambas familias se conocían perfectamente, los Thorson estaban conformados por el señor Albert Thorson, su esposa, una mujer muy bella y sus dos hijos varones cuyas edades estaban casi a la par con las de Tomoyo y Kurogane, incómodamente la charla se embarcó en el regreso de éste último y de su bendecido éxito en la ciudad.

 

El moreno trataba de hablar con naturalidad pero la verdad era que con cada pregunta que le hacían acerca de su supuesta vida se sentía más y más nervioso, y entonces llegó el punto en que el señor Albert preguntó por su prometida. El moreno estaba por decirle que seguramente no tardaría mucho en bajar cuando escuchó a su madre decir que justo venía y las miradas de todos los presentes se fijaron en la silueta que en esos momentos bajaba las escaleras.

 

Tomoyo y su madre sonrieron complicemente al ver a la chica, mientras que el resto de los varones y la esposa del señor Albert se quedaron completamente sorprendidos y encantados; o hechizados mejor dicho; por la hermosa chica que hacia su aparición.

 

Zapatos de tacón no tan altos con correa en los tobillos, vestido de color azul que resaltaba la belleza de sus ojos, sin escote en la parte superior y un poco esponjado en la de abajo, el vestido le llegaba apenas un poco arriba de las rodillas pero lucia sobrio y elegante, un ángel bajado desde el mismo cielo.

 

Fye bajó las escaleras con calma, en realidad tenía miedo de que los tacones le jugaran una mala pasada y terminara rodando las escaleras, fue inevitable no darse cuenta de que todas las miradas estaban sobre él lo cual le hizo sentirse terriblemente incomodo, en otras circunstancias no le hubiese importando pero usando ese vestido se sentía básicamente desnudo, aunque el vestido en sí era bastante discreto y seguramente la sensación era porque obviamente no estaba acostumbrado a usar uno, suspiró y tomó valor para no dar media vuelta, no es como si hubiese tardado a propósito para hacer esa “entrada triunfal” en realidad subir el cierre de la espalda había sido un martirio, si tan sólo Kurogane no se hubiese largado sin él ¬.¬ y bueno, tuvo que practicar un poco con los tacones porque estuvo a punto de romperse un tobillo ¡tres veces!.

 

El rubio agradeció internamente que el moreno le esperase al pie de las escaleras y caballerosamente le extendiera la mano.

 

–Ella es Fye, la prometida de mi hijo– presentó el padre de Kurogane, y eventualmente terminó presentando a cada miembro de la familia Thorson con Fye quién les sonrió y saludó formalmente a cada uno.

 

Las charlas se retomaron y entonces, a su manera, ambos padres comenzaron a relatar los logros de sus respectivos hijos, de forma que en algún punto aquello se convirtió en una batalla disfrazada de cordialidad en la que algunos de los presentes llegaron a sentirse fuera de lugar.

 

El momento de pasar al comedor llegó y todos se dirigieron ahí, Fye y Kurogane esperaron en la sala hasta que todos se marcharon.

 

–Los tacones están matándome– confesó el rubio con una mueca, apoyándose del brazo del moreno para mantener el equilibrio al caminar.

 

–¡Espera!– el moreno le regresó consigo a la sala cerciorándose de que nadie les mirase, el rubio le miró extrañado y Kurogane se limitó a señalar su pecho.

 

–Oh, errores técnicos– le sonrió e intentó acomodar uno de sus pechos femeninos que se había removido de lugar –No puedo, desabrocha mi vestido– pidió dándole la espalda. El moreno bajó el cierre y el rubio acomodo sus falsos atributos, debido a que el sostén que estaba usando no traía tirantes ya que el vestido tampoco los tenía, estaba resultándole difícil mantener en su lugar “sus pechos” –Súbelo por favor.

 

Al terminar se sonrieron y les fue inevitable no terminar besándose tal y como habían estado haciendo los últimos días. Entonces alcanzaron al resto en el comedor.

 

La cena iba transcurriendo normalmente, aunque la esposa del señor Thorson parecía un poco nerviosa, en algún momento de la amena cena pidió a su esposo la acompañase al auto por que había olvidado “algo” en él. Cuando volvieron ambos lucían más relajados, el señor Albert sonreía más ampliamente cosa que extraño a todos, en los últimos minutos había estado fingiendo una sonrisa (cuando sus hijos se vieron básicamente desplazados por los logros de Tomoyo y Kurogane) y ahora de nuevo estaba genuinamente contento aparentemente de la nada.

 

La cena continuó y el postre fue cérvido, en algún punto el señor Albert propuso un brindis por la familia del moreno y por su hermosa prometida, el tono y la sonrisa con que dijo esto último no le agrado a nadie de la familia del pelinegro, pero lo dejaron pasar. Todo fue confuso luego de aquello, pues la esposa del señor  Albert terminó vaciando “accidentalmente” su copa sobre el vestido de la rubia, con aparente nerviosismo se disculpó con la chica intentando secar la parte manchada y parte de la piel de Fye, la chica se negó intentando apartarse, diciéndole que no había problema y ni bien había terminado de decir esto cuando la mujer presionó justo en la parte de uno de los pechos y Fye palideció, sólo él y ella sabían lo que había sentido la mujer o mejor dicho: lo que no había sentido. La mujer sonrió triunfante, corroborando lo que sus ojos habían visto cuando volvía a la sala por el bolso que había olvidado. El rubio intentó alejarse deprisa pero no contó con la mujer se aferrara con garras y con tal fuerza a su vestido, tirando de el al instante mismo que él retrocedía, el resultado los dejo mudos a todos…

 

La señora había tirado tanto del vestido que ahora la parte de su pecho estaba completamente al descubierto y es que había tirado también del sostén…. todos quedaron mudos….. y es que de esa manera era muy estúpido no notar lo obvio.

 

–es…

 

–un….

 

–hombre…

 

La nerviosa mirada de Yuui buscó la del moreno quién también había palidecido y fue entonces que escucharon fuera de la casa los repentinos sonidos de la sirena de alguna patrulla al tiempo que alguien hablaba a través de un altavoz:

 

 “¡¡Sabemos que están ahí, salgan con las manos en alto, están detenidos bajo sospecha de secuestro!!

 

 

Notas finales:

Jooo me encanta la manera en que todo se derrumba ahh, mil gracias por seguir esta historia!!!! y bueno, sólo para aclarar, no sé en qué rayos estaba pensando para usar el apeido Thorson, aunque bueno, creo que literalmente estaba pensando en “rayos” xDD fue una forma muy horrible de traicionarme de mi subconsciente u.u y me di cuenta luego, pero bueno, suena tan lindo ¿qué no? jujuju ¡Nos vemos!


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