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Porcelain Heart por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

Quiero comenzar aclarando que este fic nació por medio de una conversación que mantuvimos Kao y yo con respecto a una situación en el rol que compartimos. La posibilidad de esa alternativa, hizo que naciera un fic, ya que no podríamos usarla para el Rol, ninguna de las dos soportaríamos tal situación. Y cómo se que a Kao le gusta la sangre, aquí estoy. En verdad admito que también me gusta sufrir y porque no, hacerla sufrir a ella XD

 

El fic está dedicado a Kao_Kao, por supuesto.  

 

Espero que les sea de su agrado al leer y las actualizaciones, serán dentro de esta semana, y es muy probable que también terminara dentro de esta semana. Sera un fic de varios capítulos.



¡Disfrútenlo!

Notas del capitulo:

Primer capítulo, realmente me sentí bastante animada escribiendo esta historia, aunque mis tiempos estaban demasiado cortados por distintas actividades, logré escribirlo en poco tiempo. Probablemente este capítulo es el introductorio, aunque espero dejar con la expectativa de lo que va a venir.  Aquí traté de que se visualice todo desde el punto de vista de Hiroto, por lo que Show tendrá que esperar. Y de paso  sufren un poco mientras esperan lo que viene. No quiero adelantar nada y ante todo no ha pasado por la Beta-reader así que los errores seguro que hay, aunque traté de corregirlo antes de subirlo.

 

¡Gracias Kao por darme está idea y por todo lo que haces por mí! <3

 

¡Gracias a todos los que leen! Y ¡Disfrútenlo!

 

Hiroto llevaba exactamente quince días sin dormir bien, podría pensarse que eran cuestiones de trabajo, sumado al quehacer de la casa y el cuidado de los niños, pero ello no era del todo cierto. Si bien cada día era particular, debido a que el tiempo que les dedicaba a sus bebés eran esenciales en su vida, podía dormir tranquilamente luego de una ardua jornada, pero aquellos días había sido casi imposible. La razón principal, su esposo. Cuanto él hubiese deseado que sea por el deseo fervoroso del mismo, por hacer el amor cada noche como lo hacían normalmente, no. El principal foco es que el vocalista de A9 comenzaba a comportarse de una forma un tanto extraña. Hiroto no quería pensar, pero era su esposo y para él era inevitable no preocuparse.

 

 

De pronto Show llegaba a horarios indefinidos, lo sabía era normal que el trabajo nunca terminaba a un horario preciso, pero llegar casi al  alba, no era algo que el castaño hacía, pocas veces llegaba al día siguiente y era más que nada por alguna conmemoración, pero no en una etapa de producción, ello no era normal. A eso se le sumaron llamadas impertinentes, en momentos donde el vocalista hacía malabares para responder e incluso lo hacía bastante corto y con monosílabos. Pero quizás la gota que rebalso el vaso, no fueron esas inesperadas sospechas, sino una clara marca en la nuca del cantante, el  cual se encargaba de tapar con sus cabellos, era un claro chupón que sin duda llevaba algunos días sobre su piel. Cuando Hiroto la descubrió, fue en un momento que acarició los cabellos  de su esposo en un gesto de ternura, pero al ver aquella pronunciada marca, se quedo paralizado. Su corazón latía con una fuerza descomunal y estaba a punto de reclamarle, porque no recordaba ser el propietario de la misma, sin embargo se quedo mudo.

 

 

Intento continuar los posteriores días como si no la hubiese visto, del mismo modo que Show se comportaba con él, pero no podía. Cada sospecha, sumada al chupón comenzaba a molestarle, a irritarle y mucho más cuando su esposo actuaba como si nada pasara. Sentía cada día al despertar una espina que se clavaba en su interior. ¿Cómo podía ser posible que la persona que más amaba en su vida, lo estuviese engañando? Ni siquiera le importaba con quién, estaba tan molesto de no poder entender que rayos era lo que había hecho mal, para merecerlo. Por momentos intentaba auto convencerse que lo que había visto era una simple ilusión o que quizás fue un descuido con alguno de sus compañeros de su proyecto solista, pero no. Estaba claro que su esposo lo estaba engañando.

 

 

De a poco los días continuaron trascurriendo y se acercaban las fechas de los conciertos de DIAWOLF, no quería separarse del vocal, pero su esposo parecía todo lo contrario, al menos no demostraba la tristeza con que le había demostrado en anteriores oportunidades, se mostraba incluso mucho más alegre. No se animaba a preguntar mucho, sentía que lo alejaría más si comenzaba a indagar sobre sus propias sospechas, ¿Qué tal si resultaba ser otra cosa? Seguramente su esposo no le perdonaría por su desconfianza, pero si era otra cosa, porque no se lo aclaro desde un principio en vez de tenerlo con su mente maquinando a más no poder, sin disfrutar de nada, ni siquiera de los besos que se daban. Porque pensaba que aquellos labios habían sido expropiados, tanto como su cuerpo. Aquellos celos comenzaban a invadirlo y si bien no era la primera vez que los sentía, esta vez era diferente. Todo se había puesto patas para arriba y no podía dejar de pensar en lo bien que Show se la pasaba con su amante oportuno. ¿Y qué tal si ni siquiera era el primero? Todas las dudas que comenzaban a atorarle, le quitaban el aire.

 

 

Un buen día despertó con la sola idea de ponerle fin a la situación, no resistía mucho más y no tenía pensado revisarle los mensajes, porque le parecía que sólo seguiría incrementando sus dudas, pero no podría realmente poner en tela de juicio a su esposo, de si en verdad le estaba engañando o no. Le pidió a la niñera que normalmente se encargara de los pequeños, que se quedara todo el día con ellos, aludiendo que tenía citas muy importantes que concretar. Tan pronto como estuvo sentado sobre el asiento de su automóvil, sentía una gran espina clavarse en su pecho, tomó aire y comenzó a conducir rumbo a las instalaciones que DIAWOLF usaba para ensayar, quedaban un tanto lejos por lo que sabría que tardaría en llegar.

 

 

En cuanto llegó, aparcó en una esquina para ver los movimientos de la zona. Al principio no había mucha gente, observo llegar algunos miembros, entre ellos a su compañero de cuerdas, Tora. Se cruzo de brazos, comenzando a sentirse un idiota por estar esperando ver algo raro allí. Seguramente su esposo había sido el primero en llegar, sabía lo puntual que era el mismo por lo que no lo vería llegar. Cerró sus ojos y pensó que lo mejor era retirarse, si alguien reconocía el automóvil, seguramente terminaría enojando al castaño y no quería verlo de ese modo. Abrió sus ojos y lo primero que diviso fue la figura del vocalista abrazando cariñosamente a uno de los miembros soportes de DIAWOLF. Su corazón se detuvo, dejo de mirar puesto que no podía soportarlo más. De pronto se sintió agitado y tuvo que abrir la ventanilla del vehículo para respirar algo de aire, sentía algo amargo recorriéndole el pecho, esa sensación terminaba en la boca del estomago y unas terribles nauseas comenzaron a apoderarse de su cuerpo.

 

 

Se sentía descompuesto, anímicamente destruido. No lograba entender cómo era posible que Show lo estuviese engañando. Era el ser más maravilloso que había conocido, llevaban años juntos, tenían una familia hermosa. Habían pasado momentos difíciles tantos como momentos de felicidad, eran casi perfectos. ¿Por qué? ¿Qué tenía el otro que no tuviese él? ¿Qué le había dado el otro a su esposo que él no había entregado? En esos momentos todos comenzó a darle vueltas en la cabeza, se sentía mareado. De pronto su iPhone comenzó a sonar, atendió a duras penas, reconociendo la voz de Saga. El mismo le pedía que estuviera pronto en el estudio, que llevaba horas esperando y que no podía seguir haciéndolo. Su tono de voz era colérico pero a vez preocupado y mucho más, cuando escuchó su voz monocorde. No supo decirle lo que estaba haciendo, sólo atino a decir que no se sentía bien.  Saga supo comprender y le pidió que se cuidara. Al terminar la conversación, su vista volvió a centrarse en la entrada.

 

 

 

Durante algunos minutos más sintió un escalofrió recorrerle por completo su cuerpo. Volvió a pensar que ya había visto suficiente y que era hora de retirarse. Pero algo le decía que debía entrar, no estaba seguro de donde venía esa corazonada. Que quizás no era lo que había visto o quizás era lo mejor para corroborar el engaño. Con la poca fuerza que le quedaba, se bajo del vehículo y camino hasta el recinto, entro saludando a las pocas personas que se cruzó en los pasillos, la mayoría eran personas conocidas pero sentía que todas eran cómplices de su marido. Camino unos cuantos pasos y encontró dos salas. En la primera estaban ensayando, por lo que paso a saludar, más que nada porque Tora inmediatamente lo reconoció y se acercó con su enorme sonrisa. Hablaron un poco y el mismo le señaló que Show estaba en la sala contigua, arreglando algunos detalles, pero que no se preocupara y pasara.  Al parecer Tora también lo cubría.

 

 

Se despidió de todos, esbozando una sonrisa falsa, puesto que en ese momento sentía que todos le estaban engañando. En cuanto se acercó a la siguiente puerta, pidió permiso, pero no recibió ninguna respuesta, aun así se animó a abrirla suavemente y fue en ese momento que sintió como el mundo se le venía abajo. El otro, aquel que había abrazado a su esposo en la entrada, se encontraba besando a Show en los labios, mientras las manos del mismo, le levantaban la remera. El vocalista se percato de su presencia y sus ojos se abrieron completamente, por lo que se detuvo repentinamente y con asombro exclamó.

 

 

—  ¡Hiroto! —El guitarrista no reaccionó frente a su nombre mencionado, el grito hizo que los cercanos a  esa sala se acercaran y observaran la escena, por lo que en un inesperado arranque, Hiroto se acercó hasta Show para comenzar a golpearlo con sus puños.

 

 

 — ¿Cómo mierda pudiste hacerme esto? ¿Creíste que no me enteraría?— Era tal la rapidez que el vocalista no lograba detenerlo, sólo intentaba esquivarlos y algunos los recibía. Ninguno se atrevía a acercarse para detener la furia del rubio, porque en ese momento de ira el mismo estaba completamente descontrolado. El castaño vocal, intentaba llamarle por su nombre, pero Hiroto no lo escuchaba. – ¿Por qué me hiciste esto?— Repetía una y otra vez, mientras sus puños comenzaba a golpear a la nada y  las lagrimas comenzaban a empapar las mejillas del más bajo. Show al fin logró tocarle, acariciar su mejilla, pero eso fue inútil, Hiroto rápidamente le pegó sobre la mano para que lo soltara.— No me toques.— Expresó con su voz gélida y dolida, clavándole al castaño una mirada de rabia, antes de darse media vuelta y retirarse, frente  a la atenta mirada del restante grupo de curiosos.

 

 

Secó sus lágrimas, mientras caminaban de forma desordenada hasta llegar a la mitad del pasillo, donde una mano le sostuvo del brazo, estuvo a punto de pegarle un puñetazo, pero al notar que era Tora, sólo le pidió que le soltara. Su compañero rápidamente, negó con la cabeza.

 

 

— ¿Piensas manejar en este estado, Hiroto? Déjame llevarte.— Se ofreció, aunque Hiroto no quería verlo.— Hiroto no me mires así, no he hecho nada. Ni siquiera sabía que él estaba haciéndote esto. Si lo hubiese encubierto desde un principio, no te hubiese enviado a la sala donde los viste. — Aclaró y aunque en ese momento, Hiroto no lograba ver nada en claro, asistió levemente. Show rápidamente se acerco a detenerlo, pero Tora se antepuso entre los dos.— Show, deja que se retire. No es momento de explicar nada.— Le pidió el pelinegro, mientras lo sostenía de los brazos para evitar que se acercara al guitarrista. Hiroto por su parte se retiro del pasillo, sin mirar a su esposo y mucho menos a su compañero de banda.

 

 

El guitarrista más bajo se adentró al vehículo, luego de la extensa caminata. Se sentó en el asiento del acompañante con la mirada fija en el suelo, completamente desbastado por lo que acaba de ver. Su compañero de cuerdas, subió a los pocos minutos y sin pronunciar palabra alguna, el pelinegro lo condujo hasta la casa que Hiroto y Show compartían hacía cerca de un año. Hiroto no lloró en todo el trayecto, sólo tenía su mirada fija en la nada misma, pensando y queriendo entender cómo había sucedido todo y porqué.

 

 

Al llegar a la casa, le entregó las llaves al guitarrista rubio, antes de darle un fuerte abrazo que el menor estuvo a punto de rechazar, pero terminó entendiendo que el más alto no tenía otra forma de demostrarle su apoyo. Asistió ante ello y le agradeció en voz baja. Tora se retiro al cabo de unos minutos, tomándose un taxi para volver hasta el recinto que DIAWOLF usaba para las prácticas.

 

 

Hiroto entró a la casa, sintiendo como un peso le impedía mover sus piernas. A lo lejos los gritos de Sayumi y la risa de Hayato. No tenía las fuerzas para ver a sus pequeños y no quería que lo viesen de ese modo, por lo que subió las escaleras hasta la primera planta. Se adentró en la habitación que compartían y su corazón pareció estrangularse dentro de su pecho. La fuerte presión que le invadió, terminó por hacerle llorar desconsoladamente. Se aferró al cubre cama, mientras intentaba tapar su llanto el cual podía ser demasiado audible. Con rabia golpeo el colchón, mientras más lágrimas salían de sus ojos, no importaba la cantidad de veces que podía repetirse aquella pregunta, el dolor era tan inmenso e irremediable que nada ni siquiera la más razonable razón, le curaría. Se sentía desahuciado y roto.

 

 

Cuando sintió las fuerzas de sus piernas, buscó dentro del enorme placard las maletas del castaño, y con rabia comenzó a desprender cada una de las prendas del más alto de los percheros, para colocarlas dentro de las maletas. No podía ver a través de sus ojos, las lagrimas le impedían ver lo que estaba haciendo, pero aún así no se detuvo, colocó todo lo que encontró del mayor dentro de los equipajes y cuando estaba a  punto de cerrarlos, la puerta se abrió. Se secó las lágrimas, pensando que era Sayumi o la niñera quien había escuchado los ruidos. Pero en cuanto logró enfocar su mirada observó la figura del vocalista, bajo su mirada una vez más y con furia espetó:

 

 

—¿Qué haces acá?— Su voz era gélida, mientras cerraba el cierre de la última maleta. Show observó aquello y ni siquiera podía reaccionar.

 

 

— Hiroto… Por favor, escúchame. Podemos hablarlo. No tenemos porque tomar medidas…

 

 

—¿Medidas? ¿Quieres hablarlo? ¿Hablar de qué? De cómo me pusiste los cuernos delante de todos. De lo bien que te lo pasabas con él. ¿Realmente crees que tengo ganas de saberlo? Ohara…Yo te amo…te amo como jamás ame a nadie y ¿Me haces esto? ¿Cuánto de todo lo que me has dicho a lo largo de estos años…era mentira? ¿No era el amor de tu vida? ¿El que te complacía? ¿EH? ¡NO LO ERA ACASO! — El rubio volvió a mirar al castaño, aunque sus ojos contenían rabia y asco, algo que el vocal, jamás había pensando en ver.

 

 

—Sé que no te puedo pedir perdón, porque lo que viste…Es algo irremediable y que lo que te diga, no va a ser creíble.

 

 

—Dime cuál es tu mejor explicación. Quiero oírla. —Pidió el menor, mientras no dejaba de tener ese tono colérico y sus ojos en llamas.

 

 

—No… no me vas a creer. Se nota que no importa lo que pueda decir, tu no podrás verlo de otra forma.

 

 

—¿Cómo piensas que puedo entender una situación donde estas besándote con otra persona? Tsk No tengo intensiones de seguir escuchando estupideces. Si no tienes una explicación razonable es que sólo has sentido las ganas de acostarte con él. Perfecto, haz lo que se te antoje. Por mi parte quiero divorciarme.

 

 

—¿Qué? Hiroto… No cometas…

 

 

—¿No cometas qué? Tú me metes los cuernos y quiere que yo siga como si nada. Créenme que yo puedo amarte mucho, pero no puedo perdonarte lo que me has hecho. No puedo. —Show no pudo pronunciar más palabras a su defensa, porque aunque Hiroto parecía muy decidido y firme, entendía que en sus expresiones y en sus miradas, él estaba muy dolido. Era imposible hacerle entender que realmente había sucedido y sentía que en ese momento todo lo que dijera era en vano. Se rindió ante el guitarrista, respirando profundamente aire.

 

 

—Sólo te voy a pedir algo…Déjame pasar esta última noche en casa. Quiero despedirme de los niños…

 

 

—No hay problema. Pero sólo esta noche. Mañana puedes retirarte. Dormirás en el sofá. —El guitarrista había sido sumamente tajante. Show había notado las lagrimas que aun bifurcaban de sus ojos, podía entender la tristeza que le invadía y se sentía tan impotente al no poder ni siquiera abrazarlo, besarlo como lo había hecho tantas veces. Ahora mismo era el culpable de esas lágrimas y de ese dolor.

 

 

Luego de aquello, bajaron cada uno por su lado del primer piso, para saludar a la niñera y agradecerle por el servicio. Tan pronto como la misma terminó despidiéndose, se encargaron de Sayumi y Hayato. Si bien se comportaban con un día más, Show no lograba acercarse a Hiroto y si lo hacía el mismo le ignoraba olímpicamente. Ya no había esa conexión, esas miradas cómplices o las bromas que solían jugarse. Hiroto había colocado una barrera muy difícil de romper. Cuando la noche llegó, se despidieron de los bebés, pero esta vez Show tomó la almohada y unas mantas, para poder dormir en el sofá. Por un momento pensó que Hiroto le diría que había cambiado de opinión y podía dormir en la cama, pero ese momento nunca llegó y a cambio el guitarrista rubio apagó la luz cuando el vocal salió hacia el pasillo. Sin duda aquel día era el principio del fin.

Notas finales:

¿Realmente quieren saber que ocurrirá? Bueno tendrán que esperar… ¡NO ME MATEN! No sabrán como seguirá (?) Espero que les haya resultado interesante y quieran seguirla, el segundo capítulo será subido en estos días. Kao me amenazara, así que será pronto XD. ¡Gracias a todos lo que leen! Si quieren dejar sugerencias o comentarios, estoy abierta a oír, aun no tengo el final hecho, así que puedo tenerlos en cuenta ;)



¡CUIDENSEN MUCHO!


¡BESOS!  


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