Sif sabia como eran las cosas entre ella y Thor, habían sido así casi desde niños y se mantuvieron igual por extensos siglos, podían estar juntos por décadas y un día sin mas romper, por decisión suya o del heredero de Asgard, sea por aburrimiento de la rutina, por sentirse hostigados el uno del otro o simplemente por encapricharse por un nuevo amante, Thor siempre lo hacia por ese último motivo, siempre era una nueva y maravillosa doncella distinta, sea una enigmática y elegante elfa de luz o una gallarda y pasional elfa oscura y en tiempos recientes una “maravillosa e ingeniosa” mortal o así le había informado cuando volvió en aquella ocasión de Midgard.
-Ella es diferente, diferente a todas las que he conocido.
Ese fue el gran argumento que utilizo el dios del trueno para cortar nuevamente con la intermitente relación que llevaba con la guerrera y claro que era diferente, todas siempre eran diferentes, todas siempre despertaban un nuevo y desconocido sentimiento en Thor pero al final, fuese en uno, diez o cien años el siempre volvía a su lado, consciente que ninguna mujer podía conocerlo y comprenderlo como lo hacía su Lady Sif y ella lo aceptaría, lo aceptaría como cada vez pues no estaba libre de culpas, pues en más de una ocasión desprecio los brazos de Thor para pernoctar en los de distintos guerreros e incluso algunas doncellas ¿Cómo recriminarlo sí incluso paso meses en la cama del gallardo Fandral cuando Thor le parecía un amante insoportable? Pero al final, no importaba con quien ni cuánto tiempo, no importaba que incluso hubieran peleado a muerte ellos siempre terminaban por volver a Asgard y al mismo lecho que ambos tan bien conocían.
Unas bromas, una pequeña lucha de poderes, unas horas de sexo desenfrenado y una sobremesa de relatos de sus últimas aventuras “... tal vez pero ella tenía los pechos más grandes” “lástima que no sepas moverte tan bien como él” eran comentarios comunes entre ambos luego de desahogar sus deseos carnales el uno con el otro pues aun cuando eran amantes eternos por sobre todo eso eran amigos, tal vez los mas íntimos y confiados de todos, más que con cualquiera y esa amistad les había llevado con el tiempo a confesar al otro sus verdaderos y más profundos secretos.
Sif le había contado ya siglos atrás que no importaba con quien estuviera, nadie la completaba como aquel con el que nunca podría estar y Thor la entendía pues sabía que Hogun era demasiado lejano para los ardientes sentimientos de su amiga y Sif, Sif sabía que Thor podía desear a cuanta mujer pasara frente a él pero que ninguna lograría sacar de su cabeza al único ser que Thor consideraba intocable, intachable e insalvable; si, ambos tenían unicornios a los cuales amar en secreto y que solo le habían confiado el uno al otro pero mientras que el unicornio de Sif pasaba la noche de parranda junto a sus otros dos amigos, el de Thor yacía muerto en las desoladas tierras de Svartálfheim al igual que yacía la luz de sus ojos y sus deseos de volver alguna vez a Asgard.
Esa tarde vio a Thor salir del salón del trono luego de informarle al padre de todo su decisión final, Thor ya no tenía razones reales para volver a Asgard y Sif lo sabía, por eso fue que lo espero tras las enormes puertas del salón para despedirse tal vez por última vez de aquel que más que amante fue su mejor amigo y que ahora dejaba ver como la sombra de la desolación se cernía sobre sí mismo.
-¿En verdad nos dejaras? ¿Dejaras todo esta vez?
-Debo hacerlo Sif – la voz del dios del trueno profunda como siempre no podía ocultar la tristeza de su corazón mientras intenta mantener la compostura frente a su amiga – Midgard me necesita y Jane espera por...
-¡No me vengas con excusas idiotas! No a mi Thor ¿En verdad crees que engañas a alguien con eso? Ella, por mucho que lo intentes, no va a reemplazarlo y lo sabes, lo recordaras cada que la veas y recordaras que él murió por que intentamos salvarla a ella, aun así ¿podrás soportar verla todos los días? ¿Podrás besarla sabiendo que por ella no podrás besarlo jamás a él?
-Basta Sif, basta. Ambos sabemos que aunque Loki hubiera sobrevivido nunca hubiera podido hacerlo, aun si siguiese con vida nunca hubiera estado conmigo pero Jane, Jane es su tributo, el murió para dejarnos juntos y es lo mínimo que puedo hacer para honrar su recuerdo ¿verdad? ¿No estoy en lo correcto acaso? Si sientes el mínimo aprecio por mi dime que es lo correcto y ayúdame a tomar este camino cuando los recuerdos de mi hermano me hacen flaquear.
-No sé si lo sea, Thor, pero haz tomado la decisión de huir de sus recuerdos y no seré yo quien te detenga.
-Ya nada podría detenerme, amiga mía, ya nadie podría.
-Si es así que así sea, pero recuerda que aquí aun tienes una hermana que esperara por ti y rezara a los antiguos dioses por que vuelvas a sonreír.
-Mi sonrisa murió con Loki, no me pidas que la traiga a la vida si no puedo hacer lo mismo con él.
Sif sabia como eran las cosas, siempre lo había sabido, Thor siempre terminaría volviendo a su lado en busca de ese brazo amigo que le diera consuelo cuando había perdido toda esperanza, ya fuese en una año o en cien, la mortal moriría y el recuerdo del hechicero seguiría por siempre en el corazón de su amigo con la misma fuerza que lo había estado la primera vez que le hablo de sus sentimientos pero esta vez, cuando Thor volviese no sería igual, esta vez no compartirían sus noches en igual condición porque mientras su unicornio seguía estoico en su lugar el de Thor marchitaría más y más el perdido corazón del dios desde su olvidada tumba.