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Proyecto [EMOTIONS] por Mirnest2

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Notas del capitulo:

Lamento haber tardado tanto en actualizar este fic :( la gente que lo lee y esperaba que esto ocurriese algún día, pueden pedir un deseo porque de seguro se les cumplirá jajaja :P

 

A leer!

-CAPÍTULO III –

 

No me esperé que fuera él quien estuviese del otro lado de la puerta. No sé por qué ahora pienso en aquello, en las últimas horas, han pasado más cosas de las que pensé podrían llegar a suceder. Una de esas es que no estoy solo. Del otro extremo de la cama, MinHo duerme o eso parece.

Pero todo tiene una explicación, retrocedamos un poco.

 

Diez horas antes

 

De alguna manera, MinHo ha resultado ser escalofriantemente asombroso. O sorpresivo o, no sé cómo decirlo para ser honesto. Su capacidad de aprender por imitación (tal como JinKi me había dicho que poseía en su matriz principal), ha sido más de lo que esperaba. Luego de lo que pasó aquella noche en que quiso irse mientras llovía y yo fui a por él, han pasado un poco más de tres semanas y, tuvimos que armar una especie de plan; algo así como una forma de vida.

Era riesgoso, porque nunca permanecíamos demasiado tiempo en un solo lugar y ya se iba a cumplir un mes desde que encendí al prototipo y comenzamos esta aventura de conocimiento mutuo.

KiBum se convirtió oficialmente en su mamá-institutriz-profesor y no halló nada mejor que enseñarle el mundo a MinHo a través de la televisión. El motel de mala muerte en el que nos escondíamos, tenía una vieja televisión en donde los únicos dos canales que tenía, era el Discovery channel y Playboy. Obviamente el ‘canal del conejito’ quedó estrictamente prohibido, por lo que MinHo pasaba horas (no exagero), horas frente a la pantalla viendo cada programa, teniendo que muchas veces obligarlo a apagarla para dejarnos dormir.

Afortunadamente, del altercado bajo la lluvia, él no se enfermó como yo sí lo hice. No sé por qué por un momento me planteé la situación de un droide enfermo, pero MinHo, tenía esta afición por salir a mojarse cada vez que llovía, lo que fue a menudo por un frente de mal tiempo que azotaba la ciudad.

‘TaeMin, en la televisión, dijeron que…’ aquella frase, se repetía tantas veces al día, que ya me tenía enfermo. Cada vez que MinHo veía y aprendía algo que llamaba su atención, corría a mi lado y me hablaba casi sin respirar de lo que fuera había visto. Al principio fue divertido oírle, pero con el paso de los días, ya estaba pensando en cómo deshacerme de la vieja televisión y hacerlo parecer como si fuese un accidente.

KiBum en cambio, lo oía detenidamente. Respondía sus preguntas y lo felicitaba. Mi amigo parecía una orgullosa mamá con su cachorro moviendo la cola y dando brinquitos por toda la habitación. Si me lo preguntan a mí, me daba igual, MinHo seguía poniéndome nervioso y no de buena manera.

Lo primero ocurrió hace dos semanas.

Un día, me levanté y fui al baño a atender el llamado de la naturaleza. Ahí encontré a MinHo desnudo frente al espejo. Cuando le pregunté qué estaba haciendo, él me dijo: ‘Me veo extraño’. Yo sabía que él era raro; ya saben, un robot con semejante apariencia física humana, ya era bizarro pero, cuando él se volteó y me miró, comprendí a lo que se refería.

Sus ojos celestes, casi calipsos, habían cambiado. Ahora eran de un azul profundo, casi tan oscuro como el color del océano, con pequeños destellos celestes y marrones. No sé en qué momento ocurrió pero, aparte de sus ojos, él se veía más… grande. No solo hablo por su singular tamaño genital, sino a todo él. Estaba más alto y sus músculos parecían más definidos.

MinHo no solía comer mucho, de hecho, solo lo hacía cuando se quejaba de que le dolía su estómago y generalmente, con un par de dulces se calmaba. Un robot que ‘siente’ hambre o, de hecho, es capaz de procesar cualquier tipo de comida humana, no era algo normal dentro de los droides. Ellos, simplemente no podían comer porque no contaban con un sistema interno que les permitiese digerir comidas sólidas o líquidos, así como tampoco podían evacuar los desechos como nosotros los humanos lo hacíamos. La mayoría de los robots, tenían sistemas de recarga eléctrica o solar; ya sabe, como un cargador o alimentador de energía que les permitía tener cierto tiempo de suficiencia hasta que ésta se recargaba nuevamente como una batería.

Luego de eso, las horas en las que MinHo parecía entrar en vigilia, se hicieron más largas. En primera instancia, parecía como si él solo estuviera recostado en el sofá mientras que con KiBum dormíamos, pero una mañana, lo sentí roncar y, cuando lo toqué, él se despertó y bostezó. Sí, MinHo había asimilado el hecho de que en la noche, las personas dormían para recuperar sus energías, por lo que también comenzó a hacerlo.

El tiempo que MinHo y KiBum pasaban juntos mientras yo trabajaba en mis asuntos, obtuvo sus resultados. MinHo aprendía demasiado rápido y luego de dos semanas con nosotros, ya sabía leer y escribir, así como tenía un criterio formado de qué cosas le gustaban o qué no. Ver el canal Discovery, sí le gustaba. El canal Playboy no (pero esto solo lo aprendió porque yo se lo dije). Preguntarle cualquier tipo de duda a KiBum, era algo bueno. Preguntarme a mí, no lo era, así que él no lo hacía. Estar bajo la lluvia le gustaba y mucho. La oscuridad no le gustaba, por lo que siempre tenía una pequeña lámpara encendida junto al sofá que usaba como cama. Y así con un sinfín de cosas más.

Cierta noche, estaba viendo los titulares de noticias por internet, cuando me enteré que la orden de captura por un robo en las instalaciones de la H.I.R corp., se extendió ahora a casi todo el país. Sabía perfectamente a qué se refería, pero lo extraño de todo, era que en ningún portal de noticias o diario electrónico, se mencionaba qué había sido extraído de la empresa, sino que todo se resumía al ultraje y la opulenta recompensa que las autoridades de la empresa ofrecían por información a quienes la tuviesen. En resumidas, mi cabeza con la de KiBum, valía mucho más de lo que la H.I.R corp. invertía anualmente en desarrollar y fabricar una nueva partida de robots.

Y eso era muchísimo dinero.

Por la misma razón, tuvimos que ser más precavidos. El comando seguía buscándonos y no podíamos arriesgarnos a que nos encontrasen. En mis horas de trabajo, desarrollé un troyano que nos permitiría hacer una copia de toda la información que manejábamos y del mismo modo, destruir las computadoras con las que trabajábamos, si es que nos encontraban. También, conseguimos un auto viejo por una miserable suma de dinero, en el cual dejamos bolsos con ropa, algo de dinero, comida y una laptop. Tuvimos que explicarle a MinHo, el plan que habíamos trazado con KiBum si es que teníamos que huir; correr al auto sin mirar atrás e irnos de ahí, lo más lejos posible.

El primer susto lo pasamos hace casi una semana.

Alguien golpeó nuestra puerta y, antes de que yo pudiera activar el troyano en mi computadora, la persona que golpeaba se identificó como el dueño del motel. Ocultamos a MinHo en el baño y le hicimos entrar. Todo el asunto fue que se percató que había alguien más quedándose con nosotros, que no sacábamos nada con negarlo y que, por lo mismo, debíamos cancelar por el tercer pasajero si es que no queríamos que nos echara y llamara a la policía.

No nos quedó más opción que pagarle porque MinHo se quedara ahí y no nos entregara a las personas que nos estaban buscando. Eso redujo bastante nuestros ahorros pero no teníamos más remedio que hacerlo.

Después de eso, mi humor se fue a la mierda. Mi trabajo buscando información de MinHo y de la ubicación exacta de mi familia, se hacía cada vez más difícil. Estaba en círculos sin poder encontrar nada más, era como si toda esa gente que fue capturada, hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Seguí rastros de relatos y comentarios de personas en diversos blogs en internet, pero cada uno de ellos parecía ser más falso que el anterior. KiBum notó mi desesperación y mantuvo su distancia, pero MinHo no tenía por qué haberse percatado de eso así que un día, cuando vino a enseñarme lo que había aprendido del programa de leones que estaba viendo en la televisión, terminé gritándole.

Él, lejos de ponerse a llorar como lo hizo las primeras veces, se enojó. Sí, se enojó. Aprendió a asimilar esa rabia que yo estaba sintiendo y la canalizó como suya. Sorpresivamente para mí, cuando yo le grité, el me gritó de regreso, reclamando que no era su culpa que con KiBum lo hubiéramos robado, que jamás quiso haber terminado en esta ‘pocilga’ en donde vivíamos, que prefería estar lejos de ahí y lejos de personas amargadas como yo.

¡Me dijo amargado! Eso me petrificó. No supe responderle nada porque, para ser sinceros, le vi tan grande y ofuscado, que me asustó y fui yo quien terminó pidiéndole disculpas mientras KiBum se reía y felicitaba a MinHo por aprender una nueva emoción y practicarla conmigo. Maldito traidor.

Y bueno, eso nos trae al día de hoy.

En uno de los blogs en los que gente detractora como yo, expone sus ideas, hubo un comentario de una persona que decía haber trabajado en la H.I.R corp., diciendo que los científicos estaban desarrollando un nuevo prototipo que cambiaría la industria si es que se obtenían buenos resultados. Este prototipo, tenía cualidades tan únicas, que podría provocar una guerra de alcance mundial en que aquellas naciones que estaba en contra y a favor que la convivencia con robots.

Aquello llamó mi atención. Si lo que esa persona escribió resultaba ser cierto y no uno de los tantos testimonios falsos e infundados que había en la red, entonces, la probabilidad de que MinHo fuese uno de aquellos robots, eran altísimas. Todo apuntaba que, estaba en un problema que parecía crecer más y más con el paso de los días. Ahora, ya no era solo un tema mío o de KiBum por haber robado un droide que resultó ser más espectacular del que hubiéramos visto antes. Sino que también, estaba el hecho de que aquel droide, era tan solo un diseño en papel y muy lejos de ser materializado como JinKi nos dijo porque, según su conocimiento, la tecnología no estaba apta para crearlo aún. Pero, además, si MinHo era dicho prototipo, eso quería decir dos cosas: la primera, que la H.I.R corp. finalmente logró el alcance tecnológico y científico para crear dichos robots, o la segunda, que quienquiera que fuera la persona que terminó el trabajo que JinKi hubo comenzado mientras trabajaba en esa empresa, era alguien muy inteligente y capaz y, sin duda, era el más interesado en tener al ciborg que con KiBum habíamos robado, de regreso.

Me recliné en la silla y suspiré. De reojo vi cómo MinHo miraba con sus grandes ojos y la boca abierta, la televisión. Reí para mis adentros por su patética apariencia, pero luego fruncí el ceño cuando noté que lo que el robot miraba tan atentamente, era el apareamiento de distintas especies salvajes. Espeluznante si me lo preguntan a mí. KiBum había salido hace pocos minutos a comprar algo para comer antes de que cerraran la única tienda de conveniencia que había cerca del peligroso barrio en donde estaba el motel. Necesitaba algo que no fuera ramen y MinHo ya se había comido todas las golosinas que teníamos disponibles.

En eso, un golpe estruendoso me provocó un salto. Miré a MinHo, él apagó de inmediato la televisión y corrió hacia el baño a esconderse como le habíamos enseñado. Y luego otro golpe, más bien, había alguien del otro lado tratando de derrumbar la puerta. ‘No nos pudieron haber encontrado, no deben ser ellos. Debimos habernos ido, definitivamente fue mala idea permanecer tanto tiempo en un mismo lugar…’ pensé en una fracción de segundos mientras busqué mi memoria USB con el troyano y la puse en mi computadora, lista para activar el virus y eliminar todo rastro de mi trabajo. Si me iban a capturar, KiBum estaría a salvo y toda la información que manejaba, estaría encriptada. ¿Y MinHo? Bueno, al menos con sus creadores correría mejor suerte que yo.

Otro golpe más fuerte que los anteriores me trajo a la realidad y por segunda vez, estuve a punto de activar el virus cuando su voz me hizo detenerme.

 

-          ¡TaeMin, soy KiBum, abre la puerta maldita sea!

 

Dejé todo de lado y corrí a abrirla. Del otro lado, la imagen de KiBum y su inesperado acompañante, heló la sangre de mis venas. Con un empujón entró, dejando en el suelo las bolsas con abarrotes, yo apenas si cerré la puerta con llave para ir a su lado y ayudarle.

‘Dios, oh no, Dios, no él, no él…’ pensé mientras que con KiBum, sosteníamos el cuerpo de JinKi bajo nuestras manos y lo guiábamos hacia la cama. cuando lo dejamos ahí, él siseó con dolor y solo entonces, me detuve a verlo con detenimiento.

 

-          ¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué sucedió?! – grité con horror, sosteniendo la mano de mi hyung; Joder, nunca antes había visto tanta sangre en mi vida - ¡KiBum!

 

-          Y-yo, yo salía de la tienda y vi a alguien en el suelo… - dijo mi amigo con la voz quebrada, buscando en el desastre de nuestro cuarto, algo con lo que poder asistir a JinKi - ¡No pude dejarlo ahí, no pude!

 

-          ¿Hyung…? ¡Hyung! ¡¿Quién te hizo esto?!

 

-          E-ellos… - gimió con dolor, un hilo de sangre brotaba de la comisura de su boca – Ellos, m-me, me en-encontraron…

KiBum vino hacia nosotros con una cacerola con agua caliente, toallas, una botella de vodka y un botiquín en sus manos, lanzando todo a un costado de la cama. Con una tijera rompió la remera de JinKi, dejando su torso malherido descubierto y, yo tuve ganas de vomitar.

Habían pasado semanas desde la visita que le hice en su casa, y verlo de este modo, me revolvió la bilis. Su cabello castaño estaba manchado con rastros de sangre seca. Tenía cortes en su cara, un ojo tan hinchado y morado que yo dudé si es que alguna vez lograría abrirlo de nuevo. Había marcas en su cuello y sus muñecas, pero lo peor, fue las laceraciones de quemaduras y cortes en su torso.

Las sábanas de la cama se mancharon al instante, había tanta sangre.

JinKi gritó cuando KiBum arrojó todo el contenido del vodka en su cuerpo para usarlo como desinfectante. En algún instante, la mano de mi amigo se aferraba a la mía, apretándomela con fuerza y haciéndome saber así, el dolor que sentía.

 

-          ¿Cómo pasó esto? ¡Necesito saber hyung, ¿Quién te hizo esto?! – le rogué, tratando de obtener respuestas y mantenerlo despierto mientras KiBum atendía sus heridas - ¡¿Quién fue?!

 

-          N-no, no di-dije na-nada… - siseó él – e-ellos, se can-saron de to-torturarme pe-pero no les di-dije…

 

-          ¿Quiénes? ¡¿Quiénes son ellos?!

 

Los ojos de mi hyung se desviaron cuando los pasos silentes de MinHo se acercaron a nosotros. Yo volteé el rostro y vi el miedo en el robot. Tenía los ojos llorosos y parecía comprender lo grave de la situación porque como pocas veces, MinHo permaneció calmado, como si no estuviese ahí.

 

-          Es, tu amigo… - fue lo único que dijo, recordando a JinKi de la vez que lo llevé conmigo a su casa - ¿Morirá?

 

Lo malo de los canales como el Discovery, es que no solo mostraban el lado bueno de las cosas de la naturaleza, sino también las malas. En algún instante de todo lo que MinHo aprendía viendo la televisión, supo distinguir cuándo un animal enfermaba, cuándo se recuperaba o cuándo moría, por lo que no me extrañó que preguntase aquello.

 

-          No, él se pondrá mejor – mentí sonriendo con tristeza, recibiendo otra sonrisa por parte de MinHo lo que me dio a entender que sabía que no le decía la verdad.

 

-          Ta-TaeMin, e-escucha…

 

-          ¡Sht, hyung, no hables, no te sobre esfuerces!

-          ¡Escúchame! – gritó con dolor antes de toser sangre y volver a aferrarse a mí, esta vez de mi ropa – De-debes, po-poner a-tención…

Yo asentí sin saber en qué momento estaba llorando. Sabía lo que iba a pasar; él se despediría de mí. JinKi sabía que iba a morir y yo no podía hacer nada para poder evitarlo.

 

-          Ten…

 

La mano que sostenía mi polera se extendió frente a mi cara, mostrándome una ensangrentada memoria de USB y una llave, las que tomé en mis manos.

 

-          ¿Qué es esto? – le pregunté.

 

-          To-todo… - susurró mirándome directamente a los ojos – Todo l-lo que de-deseas saber

 

-          ¿Todo?

 

-          E-entiende Ta-TaeMin, hay, hay co-sas q-que no pu-puedes ev-evitar, co-cosas que no pu-edes con-controlar…

 

-          ¿Qué? ¿Qué es eso…?

 

-          Él… - gimió con dolor, apuntando a MinHo que permanecía de pie al extremo de la cama – Él, es, es m-muy valioso… Él, e-es el fu-fu-futuro, cuídalo

 

-          Hyung, hyung…

 

-          L-la, la llave… ú-úsala

 

-          ¡Hyung! ¡JinKi hyung! – le grité tomándolo en mis brazos, él parecía lentamente perder la batalla que estaba librando contra su cuerpo malherido - ¡HYUNG!

 

-          De-debes irte, Bu-Busán… ve-vete y, y, y cui-cuida a-al humanoide…

 

-          ¡Hyung!

 

JinKi me miró y luego cerró los ojos con dolor. Cuando los volvió a abrir, me sonrió y puso su mano en mi mejilla. No me importó que me llenara de sangre, no me importó nada más sino ver cómo la mejor persona del mundo, la más inteligente, la más inocente y buena de todas, agonizaba en mis brazos, mirándome como si yo no hubiera tenido la culpa de haberlo hecho terminar de esta manera.

Si no hubiera ido a su casa, si no le hubiera insistido en que me atendiese, aun cuando él sabía que lo estaba poniendo en riesgo, ellos jamás hubieran sabido de nuestra relación de amistad. Sí, yo sabía quiénes eran ‘ellos’ y eran las mismas personas de las que estábamos huyendo con KiBum, las mismas que se llevaron a mi familia, y las mismas que habían torturado a mi amigo quizás por cuánto tiempo.

Una sutil sonrisa se dibujó en la cara de mi hyung y, no sé por qué, pero sé que, de alguna manera, que él encontrase mi escondite y que hubiera llegado hasta ahí, significaba algo importante. Él quería venir, él usó hasta la última gota de fuerza y energía de su maltrecho cuerpo para encontrarme y decirme todo esto en persona. No podía ignorarlo, simplemente, no podía hacer que todo lo que JinKi hizo, fuera en vano.

 

-          Pro-promete…

 

-          ¿Sí? Te prometeré lo que quiera, todo lo que desees – dije apegándolo más contra mi cuerpo – tan solo dilo y lo haré por ti

 

-          Cu-cuida, a-al hu-humanoide, n-no, no de-dejes q-que lo en-encuentren… pro-promételo

 

-          Te lo prometo, te lo prometo, te lo prometo hyung – lloré besando su frente ensangrentada.

 

La mano que mi hyung tenía empuñada contra mi ropa, aflojó su agarre y comprendí, que él había usado su último aliento en algo que no estaba seguro, podría llevar a cabo tal como se lo había prometido. Mi hyung había muerto y más que sentir pena, un oscuro sentimiento de rabia se apoderó de mi ser.

La H.I.R corp., era lo que más daño me venía ocasionando a lo largo de mi vida, ¿Hasta cuándo iba a poder soportarlo?! ¡¿Hasta cuándo iba a permitir, que esta gente se llevara las personas importantes de mi vida?! Primero mi familia, ahora JinKi hyung. No quería ni pensar en lo que pasaría después, no podía siquiera imaginar el escalofriante alcance del poder de estos monstruos para perseguir, destruir y matar a todos aquellos que se oponían a sus planes.

Era peor que una película de terror.

A lo lejos sentí el llanto desconsolado de KiBum. Abrí mis ojos, mirando el cuerpo inerte de mi hyung en mis brazos. Un atisbo de calma me inundó al saber que ahora no tendría más dolor, que ahora nadie más le lastimaría y que, si su idea no fue morir solo como siempre lo estuvo a lo largo de su vida y por eso vino a mí, entonces sostenerlo en mis brazos era lo correcto. Me dolía el corazón.

Con cuidado lo deposité en la cama, la que estaba hecha un desastre y me incorporé. Tomé las sábanas ensangrentadas y lo cubrí, arropándolo con las mantas hasta que solo quedó un bulto en medio del colchón. Pasé unos breves minutos pensando en qué haría ahora. Estaba perplejo; KiBum lloraba con MinHo a su lado y yo solo podía pensar en que había un cuerpo en la habitación y que no podíamos permanecer ahí, así como tampoco podíamos llevarlo con nosotros.

 

-          Toma tus cosas… - dije a KiBum, quien me miró sorprendido – Solo lo necesario

 

-          ¿Qué? ¿Qué estás diciendo? ¡Tu amigo acaba de morir y, ¿Planeas que nos vayamos de viaje?!

 

-          ¡¿Que no has escuchado lo que JinKi hyung dijo?! ¡Debemos irnos, lejos de aquí!

 

-          ¡¿Y qué harás con él?! – reclamó KiBum. Dios, no quiero discutir con él ahora - ¡No podemos dejarlo aquí, debemos al menos, enterrarlo!

 

-          ¡¿Escuchas lo que estás diciendo?! ¡Pon atención KiBum, quienes sean que le hicieron esto a mi hyung, vendrán por nosotros! ¡No podemos permanecer aquí si no queremos terminar como él!

 

-          Cuando los cachorros duermen, sus madres se quedan con ellos para asegurarse que cuando despiertan, las vean a su lado y no se asusten

 

La voz de MinHo me distrajo por completo.

 

-          ¿Qué dices?

 

-          Vi un documental, en donde una leona se quedó con su cachorro por tres días; lo lengüeteó y durmió a su lado pensando que estaba enfermo, pero unos cazadores le habían disparado y el cachorro murió… - habló el robot – Cuando no volvió a despertar, la leona lo dejó y siguió su camino. Quizás, si esperamos tres días, hyung despierte… probablemente solo está durmiendo porque sus heridas le duelen mucho y necesitaba descansar…

 

Se me secó la boca. Me quedé perplejo mirando a MinHo con sus enormes ojos llenos de inocencia. KiBum comenzó a sollozar de nuevo y yo, no pude responder nada. Al cabo de un instante, MinHo se me acercó, parándose a mi lado para observar el cadáver de JinKi envuelto con la ropa de cama.

 

-          Él no va a despertar… - le dije más para convencerme a mí mismo. Sentí la mano de MinHo, aproximarse a la mía, sus dedos rozaban sutilmente los míos. Me tensé. Volteé el rostro y lo miré, él sonreía con tristeza.

 

-          Estás sufriendo… - le dijo, yo no lo negué – Lo lamento

 

Él lo lamentaba y yo no pude decirle nada. Las formas que MinHo tenía para sorprenderme a veces eran buenas, otras eran malas pero, en esta ocasión, no pude definir cómo fue que comprendí que él verdaderamente sentía empatía conmigo. JinKi me había dicho que era porque al haberlo encendido, él me había escaneado y visto en mí, un buen modelo de aprendizaje. Honestamente, no era mucho lo que yo había participado en todo lo que MinHo venía aprendiendo hasta ahora, pero, al parecer, él si podía comprender mi dolor y de esa manera, tratar cómo consolarme.

Esa noche, nos demoramos una hora en tomar nuestras cosas e irnos de ahí. Fuimos hasta el auto y en la madrugada, abandonamos el motel y al cuerpo de mi amigo. Ruego porque quien lo encuentre, sea cuidadoso con él y su destino. Llevar el cadáver de JinKi a un cementerio, era demasiado riesgoso, no podíamos exponernos tanto si sabíamos que la gente que le hizo esto a él, podría venir tras nosotros. A pesar de todo, lo bueno de los lugares de mala muerte en donde nos habíamos quedado casi por un mes, que encontrar cuerpos de gente muerta, drogas u otro tipo de horrorocidad, no era tan alejado de la realidad. Ni siquiera tenías que dejar tu nombre o información personal en el registro de pasajeros, solo tener dinero para pagar la habitación, el cual a nosotros comenzaba a faltarnos.

Las computadoras con las que habíamos trabajado con KiBum, las dejamos atrás, mientras el troyano que diseñé hizo lo suyo y eliminó todo tipo de información. MinHo se entristeció cuando se percató que no podíamos traer la televisión con nosotros.

Son casi las tres de la mañana y llevamos un poco más de una hora en la carretera. KiBum va manejando, MinHo sentado en la parte trasera y yo en el asiento del copiloto.

 

-          ¿Dónde iremos? – preguntó mi amigo, mirándome de reojo.

 

-          Busán, como hyung nos dijo…

 

-          ¿Qué hay en Busán? ¿Sabes que es el otro extremo del país?

 

-          Lo sé, no cuestionaré el por qué debemos ir a Busán, solo lo haré, se lo prometí a JinKi hyung

 

-          Quizás… - titubeó KiBum – Tal vez, en la memoria de USB haya algo que nos pueda servir, me cuesta creer que JinKi hyung nos enviase a Busán sin una razón…

 

-          Eso es cierto

 

Saqué la computadora de reserva que habíamos guardado en el auto pensando en usarla cuando tuviésemos que escapar y la encendí. Coloqué la memoria y dejé que se abriera el archivo. En la pantalla, había dos carpetas; una que decía ‘HIR’ y otra llamada ‘Para TaeMin’. Sin dudarlo, abrí la que tenía mi nombre, ahí había una foto y un archivo de video.

Le di ‘click’ y puse atención.

Era una grabación que fue hecha con la cámara de una computadora, el entorno estaba oscuro y la poca luz, apuntaba justo al rostro de mi amigo frente a la pantalla. Se veía cansado y bajo sus ojos, ojeras me daban a entender que quizás no había dormido en quién sabe cuántos días.

 

-          TaeMin, sonará cliché pero, si estás viendo este video, es porque he muerto y yo mismo te he entregado una memoria de USB y una llave… – me dijo el JinKi del video – las probabilidades de que el comando me haya encontrado son altas, por lo que debes huir y esconderte. En la carpeta que has abierto, hay un archivo; es un mapa con indicaciones de cómo llegar a Busán. La llave es de mi casa, permanece ahí, estarás a salvo y no te hará falta nada…

 

¿JinKi hyung tenía una casa en Busán?

 

-          En la casa, encontrarás un sobre que contiene la clave de mi caja fuerte; ahí está todo mi dinero… todas mis posesiones son ahora tuyas, úsalas para el bien…

 

No sé cuándo fue que KiBum estacionó el auto a un costado de la carretera y se acercó a mi lado para ver el video. MinHo hacía lo mismo desde la parte trasera. Mi mente estaba en blanco, ¿JinKi había dejado todas sus cosas para mí? No podía dar crédito a lo que estaba oyendo, era tan descabellado como estar consciente de que mi hyung había muerto.

 

-          TaeMin, el otro archivo que hay en esta memoria de USB… - mi hyung bajó la mirada y se quitó los lentes apretando el puente de su nariz. Supe que lo que me iba a decir, no sería algo que me gustaría oír, JinKi siempre hacia ese gesto cuando estaba acomplejado – El otro archivo, contiene información que, de caer en manos erradas, sería muy peligrosa; hay una copia de todo mi trabajo en la H.I.R corp., mis diseños, mis análisis, todo… además, hay…

 

El video se cortó y antes de comenzar a desesperarme, noté que la computadora se había descargado, dejando lo último que JinKi quería decirme, en un horrendo suspenso. Maldición.

Miré a KiBum, quien parecía igual que consternado que yo.

 

-          ¿Por qué…? ¿Por qué JinKi haría todo eso? – preguntó con la mirada en la carretera – Es, como si supiese que iba a morir…

 

-          Si él grabó este video después de que fui a verle junto con MinHo, entonces ha sido mi culpa; ellos lo encontraron porque yo lo expuse y mataron por mi causa…

 

-          No fue tu culpa… - intervino MinHo, yo giré el rostro y fruncí el ceño pidiéndole una explicación que no tardó en llegar – la luz de la luna que entra en la habitación, indica que el ciclo estaba cambiando, ahora estamos a pocos días de la luna llena, pero en el video, no la había, lo que JinKi hyung grabó ese video mucho antes que nosotros fuéramos, tal vez, una semana antes… así que, no es tu culpa TaeMin

 

-          ¿Cómo puedes estar seguro…? – preguntó KiBum.

 

MinHo se encogió de hombros, restándole importancia a la información que nos daba.

 

-          Aprendí sobre los ciclos de la luna en el canal Discovery – dijo de pronto – Es fácil darse cuenta de eso al ver el video, ¿Nadie más lo notó?

 

Con KiBum nos miramos y luego, volteamos a verlo otra vez. ¡Por supuesto que no nos habíamos dado cuenta del detalle de la luz de la luna en el video! Más importante era prestar atención a lo que JinKi estaba diciendo.

 

-          Podrías haberte confundido… - tanteó KiBum.

 

-          No, no lo hice, tengo razón… lo sé – insistió MinHo.

 

-          Bien, como digas – dijo mi amigo - ¿Y bien? Ahora que MinHo nos ha asegurado que JinKi grabó este video mucho antes de que fueras a verlo, ¿Qué es lo que haremos ahora?

 

-          Ir a Busán… encontrar la casa de JinKi hyung y permanecer ahí mientras, pensamos en lo que haremos después…

 

-          Sabes que el comando nos está buscando, si piensas en que debemos volver…

 

-          No me quedaré en Busán escondido para siempre con mi familia aquí; iremos y estaremos ahí unos cuantos días para reorganizarnos. Cuando tengamos un plan, volveremos… - insistí – No dejaré a mi familia abandonada, prometí que los sacaría de esa prisión y eso haré…

 

Un incómodo silencio nos envolvió. MinHo al parecer, sabía que cualquier cosa que hiciéramos, sería sin tomar en cuenta su opinión (si es que un robot la tenía), así que él solo nos seguiría. KiBum era algo más terco, pero con lo acontecido con JinKi hyung, él no me dejaría solo, de eso estaba completamente seguro.

 

El motor del auto rugió cuando fue encendido nuevamente y volvimos a internarnos en la carretera. A esa hora de la madrugada, se veían pocos vehículos, casi ninguno y menos cuando tomamos un desvío de la autopista principal y nos fuimos por una ruta alternativa, todo para reducir las posibilidades de encontrarnos alguna patrulla del comando rastreando el camino.

Las horas pasaron lentas. Los árboles y el paisaje iban alternando campos agrícolas desolados y casas campestres. El sol comenzaba a asomarse por el horizonte. Me dio frío, así que me abracé y acomodé en el asiento. Mis intentos por relevar a KiBum en el manejo fueron negados por él, argumentando que yo manejaba horrible solo porque cuando tenía once tomé el auto de papá a escondidas y lo choqué contra un árbol. Debo mencionar que el árbol estaba en el jardín de la casa de KiBum y que mi amigo estaba jugando en lo más alto de éste y con el choque, cayó al suelo quebrándose un brazo.

Yo era un ‘maldito irresponsable rompe brazos’ según KiBum. En mi defensa, diré que solo fue una travesura de niños.

La frecuencia de casas al borde del camino y de campos agrícolas se hizo mayor mientras avanzábamos por la ruta. A lo lejos, los primeros atisbos del azul del mar, se colaban entre las montañas costeras y el paraje citadino.

 

-          ¡¿Qué es eso?! – exclamó MinHo exaltado.

 

Yo me volteé y lo vi con la frente pegada en la ventana, golpeándola en un intento de ¿bajarla? Sí, debió ser eso porque cuando le indiqué la manilla, la hizo descender y así pudo sacar toda la cabeza afuera como si fuera un perro con las orejas al viento.

 

-          Es el mar…

 

-          ¿El mar?

 

-          Si…

 

KiBum me miró y sonrió, los aires costeros pareciera que nos hizo relajar a todos. MinHo estaba en completo silencio, su cabeza afuera de la ventana, su cabello al viento. Cuando volví a verle, su mentón temblaba.

 

-          MinHo, ¿Qué ocurre? – pregunté. Él se giró y sorbeteó la nariz - ¿Estás llorando?

 

-          E-el, el mar… - titubeó sollozando con una sonrisa – El mar es lo más her-hermoso que he visto jamás…

 

MinHo lloraba como un niño, falto de aire, pero notoriamente feliz. Él, tenía este ‘algo’ peculiar que en un principio me costó comprender, pero ahora, sé bien de qué se trata. Era la magia de la ‘primera vez’. No lo malinterpreten pero, cuando algo te pasa por primera vez, ese asombro y primera experiencia, puede ser muchas veces, lo mejor que has vivido: la primera vez que una madre ve a su hijo recién nacido, la primera palabra, una mirada de quien amas, el primer beso, la primera vez que haces el amor… la vida tiene formas infinitas de mostrarte esa cosa peculiar que siempre será nueva independiente de con quién la vivas.

MinHo era mi primera vez. Él había sido el primer robot con quien tuve una experiencia tan duradera. Claro que los había visto pero, nunca me relacioné directamente con ellos, hasta ahora. Este droide y el tener que convivir con él en el día a día durante todo este tiempo, fue lo más extenso que me relacioné con uno. No puedo no ser inconsciente de aquello. No se trataba de MinHo, sino de lo que él representaba y que se asociaba directamente conmigo, lo que me hizo replantear en qué estaba haciendo y el cómo lo iba a hacer.

No estoy dándome por vencido, sigo creyendo que los robots con los humanos, no son una buena combinación y que deben estar regidos por normas y leyes. Pero entonces, si pienso en cómo es MinHo, él, escapa de toda norma. ‘Es un humanoide…’ había dicho JinKi cuando fui con él hasta su búnker y lo reconoció como el diseño en el que había trabajado en la H.I.R corp. antes de renunciar. Pero, ahora con mi amigo muerto, las dudas sobre el prototipo y nuestros días futuros, solo se acrecentaban más y más.

 

-          Necesito un lugar donde cargar la computadora – dije apartando mis pensamientos – Ahí están las indicaciones de dónde queda la casa de JinKi hyung…

 

-          Más atrás vi el cartel de un centro de llamados, quizás podamos detenernos a comer algo y buscar un lugar donde cargar la laptop – respondió KiBum.

 

-          ¿Podemos ir a ver el mar de más cerca?

 

-          No hay tiempo para eso ahora… - intervine ante la sugerencia de MinHo – No podemos exponernos tanto, lo sabes…

 

MinHo bajó la mirada y se sentó, apoyando la frente en la ventana.

 

-          No nos pasará nada si vamos a la playa por unos minutos – susurró KiBum mirándome.

 

-          No – insistí – Es muy arriesgado, la gente podría reconocernos, ya sabes que el comando nos busca…

 

-          Solo serán unos minutos TaeMin, ¿No puedes entender que es la primera vez que MinHo ve el mar? ¿Acaso te has olvidado de cómo fue tu experiencia la primera ocasión que te traje a la playa? – argumentó mi amigo, sacando a colación viejos recuerdos – No puedes ser tan insensible…

 

Miré por sobre mi hombro y noté que MinHo nos estaba escuchando porque apartó rápidamente la mirada de mí.

 

-          Lo siento MinHo, pero no hay tiempo para eso… - le dije explicándome.

 

-          Está bien, todavía puedo ver el mar por la televisión porque, ¿Hay una televisión en la casa de JinKi, cierto?

Yo sonreí. MinHo, tenía esta forma extraña de siempre darle un giro a las cosas; ya sea de forma positiva o negativa. Este instinto primitivo por el descubrimiento que tenía, lo hacía parecer como un niño la mayoría de las ocasiones pero, a veces, también me hacía poder desear que se comportase más como un adulto y así no tener que sentirme cruel cuando no podíamos hacer todo lo que él quería o no podía darle razones a cosas que eran difíciles de explicar.

Suspiré cansado.

 

La ruta se hizo más citadina mientras avanzábamos por las calles de la ciudad buscando la central de abastecimiento. Luego de unos minutos, estábamos aparcando y yo tomé mi mochila dispuesto a bajar.

 

-          Es mejor que se queden aquí, ambos… - les dije.

 

-          Necesito ir al baño – añadió KiBum – Necesito refrescarme, he manejado casi toda la noche

 

-          MinHo no se puede quedar solo…

 

-          Entonces tú quédate con él – insistió mi amigo quien tomó su bolso y descendió más rápido que yo, caminando hacia la tienda, haciéndome un gesto con la mano.

 

Me recliné en el asiento, sabiendo cómo KiBum estaba disfrutando de dejarme a mí, como el niñero de MinHo. Lo peor de todo, es que sabía que demoraría demasiado tiempo y yo no podía esperar tanto. Necesitaba ver las indicaciones para llegar a la casa de JinKi hyung, terminar de ver el video, así como estudiar los demás archivos de su trabajo en la H.I.R corp. que había guardado para mí.

 

-          Oye MinHo… - le hablé mirándolo hacia la parte posterior del auto – Allá debe de haber una central de carga para elementos electrónicos, solo necesito de unos cuantos minutos…

 

-          ¿Me dejarás solito?

 

Yo fruncí el ceño.

 

-          MinHo, no eres un niño y tampoco luces como uno

 

-          Soy un humanoide…

 

-          Lo sé, pero, ese no es el punto – dije sacudiendo la cabeza – Tengo que ir a cargar la computadora, si espero por KiBum demoraremos mucho más en salir de aquí si es que voy ahora…

-          Iré contigo

 

-          No puedes, no puedo estar pendiente de ti y de la computadora a la vez, deberás permanecer en el auto mientras volvemos

 

-          Pe-pero, ¡¿Y si me pasa algo?! ¡¿Y si hay de alguna emergencia?!

 

-          No pasará nada, cuando me vaya, ponle el seguro a las puertas y no trates de llamar la atención – argumenté tomando mis cosas – Solo, permanece tranquilo ¿De acuerdo?

 

Él solo asintió con dudas. Abrí la puerta y salí, desde afuera le indiqué cómo poner el seguro y le hice un gesto para que mantuviera silencio y no llamara la atención. Comencé a caminar, de vez en cuando me giré para verle, MinHo seguía con la mirada baja como si fuera un niño al que sus padres castigan o dejan abandonado a su suerte.

Traté de no pensar mucho en eso y entré en la tienda, no vi a KiBum por ninguna parte por lo que debería de seguir en el baño. Me fui a un rincón, el dependiente me miró con mala cara al principio y luego me saludó con un gesto con la cabeza cuando le sonreí. Cuando llegué a la central de carga, conecté la computadora y esperé unos segundos hasta que la luz de carga se encendió. Sin perder tiempo la encendí y busqué el video que había quedado a medias.

Abrí el programa y comencé a verlo desde lo último. En la pantalla apareció la cara de JinKi.

 

-          TaeMin, el otro archivo que hay en esta memoria de USB… - mi hyung bajó la mirada y se quitó los lentes apretando el puente de su nariz. Supe que lo que me iba a decir, no sería algo que me gustaría oír, JinKi siempre hacia ese gesto cuando estaba acomplejado – El otro archivo, contiene información que, de caer en manos erradas, sería muy peligrosa; hay una copia de todo mi trabajo en la H.I.R corp., mis diseños, mis análisis, todo… además, hay algo que debes de saber…

 

El JinKi de la pantalla, volvió a quitarse los lentes y se reclinó en la silla como si estuviera meditando la forma en cómo decirme lo que estaba pensando, lo que solo me puso más nervioso.

 

-          Amigo, sé lo importante que es para ti recuperar a tu familia, pero, esto que te diré, es muy importante y necesito que lo creas como una verdad absoluta - añadió – Años atrás, había una instalación que pertenecía a la H.I.R corp., y que era usada como zona de mantenimiento. Todos los robots defectuosos eran reparados y, si no podían rearmarse, eran desechados y sus partes fundamentales recicladas. Ese edificio fue demolido y ahora es lo que conoces como el lugar a donde llevan a los ‘desaparecidos’…

 

¿Qué…?

-          TaeMin… hay una razón por lo que las personas llamaron ‘desaparecidos’ a la gente que se opuso abiertamente a la H.I.R corp. y sus robots socializando con seres humanos. Ese lugar, aquel sitio en donde están los ‘desaparecidos’ no es una cárcel… - susurró JinKi - … ese sitio, es en realidad un cementerio y, las posibilidades de que tu familia esté viva, son mínimas – él bajo la mirada – la familia de KiBum tuvo el mismo destino y, creo que debes asumir que la tuya también… lo lamento TaeMin pero, ellos, están muertos…

 

 El video se acabó. Con las últimas palabras de JinKi, se apagó mi mente y el oxígeno, parecía faltarme. Sentí cómo mi corazón latía más lento, haciendo que me doliera el pecho, mis manos temblaban y, de pronto, todo lo que quería era hacerme invisible e irme lejos de ahí.

 

-          Lamento no habértelo dicho…

 

El susurro de una voz que conocía me hizo alzar la mirada. Lo veía borroso pero, sabía quién era. Frente a mí y del otro lado de la mesa, estaba KiBum. Lucía limpio, como si recién hubiera tomado una ducha y vestido ropas nuevas. Vi el dolor en sus ojos, porque yo mismo lo estaba sintiendo con las lágrimas que se me estaban agolpando entre las pestañas.

 

-          No tuve el valor de decirte la verdad… - me dijo con la voz quebrada – No quería que lo descubrieras así pero, tampoco pude impedir que buscaras a tu familia… lo siento

 

-          ¿De-desde cuándo lo sabías?

 

-          Papá nos advirtió que existía este sitio, en donde las personas que se autoproclamaban separatistas, iban a parar y nunca volvía – susurró – Mis abuelos, tíos, primos, mis padres… soy el único de mi familia que sigue vivo y, cuando fui consciente de eso, entendí que por más que los buscara, jamás los encontraría. En el fondo de mi corazón, comprendí que han estado muertos todos estos años… al igual que tus padres

 

-          ¡NO! ¡NO! ¡NO LO DIGAS, NO TE ATREVAS A HACERLO!

 

Mi voz salió rasposa y quebrada cuando me incorporé tomando mis cosas. Las pocas personas que estaban comprando, me miraron con desaprobación mientras salía con KiBum siguiéndome. De pronto el sol costero y la tibia brisa marina, se sintió fría, como puro hielo.

 

-          ¡TaeMin, escúchame! ¡¿Cómo pretendes que te lo dijera si estabas tan decidido a encontrar a tu familia?! ¡No podía simplemente hacerlo, te hubiera hecho sufrir!

 

-          ¡Ten por seguro que no más de lo que ya me has lastimado KiBum! – grité volteándome para enfrentarlo; él lloraba, yo también - ¡Me has hecho más daño que cualquiera! ¡Si fueras un amigo de verdad, no me habrías permitido invertir todo este tiempo en una causa perdida! ¡Si mis padres estaban muertos, debiste de decírmelo!

 

-          ¡Traté! – se defendió - ¡Dios, sí que traté de hacerlo! ¡Lo hice cada vez que te pedí que paráramos con esto, que no nos arriesgáramos a que el comando nos encontrase! ¡Te lo advertí de muchas formas TaeMin, pero tú eras el que no quería escucharme!

 

-          ¡¿Entonces yo soy el culpable?! ¡Tú y JinKi hyung se dijeron mis amigos y ahora ambos, AMBOS, me han apuñalado en la espalda!

 

Estaba, tan asqueado. Todo daba vueltas a mi alrededor mientras sentía cómo los pedazos de mi corazón roto caían a mis pies. Con KiBum habíamos discutidos por muchas cosas en diversas ocasiones, pero ninguna me ha dolido tanto como esta.

Saber que mis padres estaban muertos, que siempre lo había estado mientras yo estaba empecinado en encontrarlos mientras KiBum sabía que era una misión que no tendría resultados positivos, me dolía. Mi familia; papá, mamá y mi hermano menor estaban muertos, y yo, jamás podría ir a por ellos para pedirles perdón por haber demorado tanto en hallarlos, por haber tardado todos estos años en traerlos a casa conmigo y volver a vivir como la familia que éramos.

Eso no sucedería jamás. Nunca.

 

-          Sé cómo te sientes… - dijo KiBum sollozando – Me duele que pases por esto TaeMin, nadie más que yo entiende lo que estás sintiendo…

 

-          No, no lo entiendes – le interrumpí – No sabes cómo se siente que la persona en la que más confíes te traicione como tú lo has hecho conmigo

 

-          TaeMin

 

-          Te odio KiBum, te odio y jamás, ¡Jamás te perdonaré lo que me has hecho!

 

 

Nos tomó dos horas llegar a la casa de JinKi. Cuando volvimos al auto luego de la discusión en la central de abastecimiento, con KiBum no nos hablamos, a excepción de mis indicaciones para encontrar el lugar en el que JinKi nos prometió, nadie nos buscaría.

Y tenía razón.

La casa de JinKi estaba fuera de la ciudad, casi cerca de las montañas y enclavada en una de éstas. Nunca pensé que él podría tener una propiedad de este estilo porque su hogar en el botadero, dictaba mucho de la increíble mansión a la que habíamos llegado. Por un instante dudé de que este fuera el sitio pero, la información que había en la computadora y una foto de la fachada principal, nos dijo que estábamos en el sitio correcto. Dentro de las indicaciones, había una clave que introduje en el enorme portón de ingreso, el cual se abrió de par en par.

KiBum condujo dentro, los jardines estaban descuidados, con flores secas y hojas de árboles en la que solía ser la grama, lo que me dio a entender que hace mucho tiempo que la casa no veía personas en sus alrededores. Cuando llegamos al acceso principal y KiBum apagó el motor, descendimos del auto. MinHo miraba todo con asombro al igual que yo, KiBum parecía más recatado y distante conmigo.

Caminé a la puerta e introduje la llave que JinKi me había dado en su lecho de muerte y la giré. El picaporte cedió y la cerradura electrónica se deslizó automáticamente. Una pantalla empolvada, parpadeó como si no hubiera sido encendida por mucho tiempo.

 

-          Buenas tardes… - dijo una voz robotizada - Coloquen sus manos en el lector por favor…

 

Yo miré a KiBum e hice lo que me indicaba. Puse mi mano y una luz la recorrió, leyendo mis huellas digitales. Luego se acercó MinHo para hacer lo mismo, al final, KiBum también colocó su mano.

 

-          Bienvenidos, Lee TaeMin, Kim KiBum y ciborg modelo MTH-501099

 

Al instante, la puerta se abrió. Temerosos entramos, las luces se encendieron de forma automática al igual que el aire acondicionado. Las cortinas se abrieron de par en par y una luz azul, recorrió cada borde entre los muros y el piso. Toda la casa estaba completamente automatizada y esa luz azul, era el destello del robot que se hacía cargo de cada detalle.

Tener una casa como esta, sin duda había costado mucho dinero. Al instante me cuestioné si lo que sabía de JinKi hyung, era realmente cierto. Nuestra amistad parecía tener demasiados secretos que me daban temor averiguar.

El aire acondicionado se encargó de refrescar el ambiente mientras caminábamos alrededor. Todo era muy lujoso, pero nada exuberante. La decoración minimalista parecía del estilo de JinKi, pero de seguro, los pocos muebles que habían, costaban demasiado dinero.

 

-          ¿Habías venido antes? – me preguntó KiBum, era lo primero que me decía luego de nuestra discusión horas atrás.

 

Yo negué con la cabeza. No podía simplemente hacer como que nada antes había pasado; seguía enojado, pero más que eso, estaba dolido y, esta tristeza no se me iba a quitar tan fácilmente.

 

-          Tengo hambre

 

La voz de MinHo me hizo darme cuenta que él seguía con nosotros, así como me ayudó a recordar que no habíamos comido nada desde que salimos del motel la noche anterior.

 

-          Robot… - dije al sistema operativo que controlaba la casa – Nadie se debe enterar que estamos aquí

 

-          He activado el sistema holográfico en los muros perimetrales; la apariencia exterior de la casa permanecerá imperturbable mientras estén aquí… mi jefe ha dado instrucciones claras y todo será hecho de esa manera

 

-          ¿Hay comida? – preguntó MinHo.

 

-          La despensa está abastecida con alimentos no perecibles…

 

MinHo sonrió con un destello en sus ojos, al menos por hoy, podríamos alimentarnos y dormir tranquilos sin pensar en que alguien nos pudiese encontrar en este lugar.

 

La noche llegó más rápido de lo que pensamos. Estábamos saciados con lo que habíamos comido. Afortunadamente, la despensa tenía más alimentos de lo que teníamos presupuestado, así como agua y artículos de aseo personal.

Luego de comer, subimos al segundo piso y cada uno se acomodó en una habitación. con KiBum seguíamos sin hablarnos, la tensión entre nosotras era tan obvia, que como nunca, MinHo se comportó y actuó calmo, sin llamar la atención, lo que le agradecí mentalmente.

Cada cuarto tenía un baño, así que lo primero que hice fue tomar una larga ducha. El agua ayudaba a limpiar lo que fuera, o al menos, eso creía, pero no funcionó conmigo porque en todo lo que lograba pensar, era en las palabras de JinKi en el video, diciéndome que encontrar a mis padres vivos era una empresa infructuosa porque ellos desde un principio, habían estado muertos, al igual que la familia de KiBum.

Pensé en él. Pensé en cómo mi amigo tuvo que estar conmigo todo este tiempo sabiendo que no obtendríamos buenos resultados. Pensé en cómo debió de haber sufrido al saber que su familia también estaba muerta, ¿Habría reabierto sus heridas con esta mi insistencia por encontrar a mis padres y hermano? Me sentí enfermo y fui consciente, por primera vez, de lo egoísta que había sido.

Todo este tiempo, todos estos meses buscando a mis padres y siguiendo este plan de acabar con las ideologías de Seúl independiente y su dominancia robótica, fueron solo mi propio anhelo de acabar con esta guerra que me había separado de mi familia y me había convertido en un separatista que vivía escapando. Arrastré a KiBum conmigo, él siempre me advirtió de los peligros de vivir del modo en que lo hacíamos, siempre me protegió, siempre buscó razones para hacerme razonar y comprender que una vida como la nuestra, no era vida.

Él tenía razón.

Pero, incluso pensando en aquello, ¿Por qué me siguió a todas partes? ¿Por qué me acompañó, ayudó y protegió cada vez que lo necesité? Un dolor en mi corazón me dio la respuesta; KiBum era sin duda, el mejor amigo que pude haber pedido y tenido. De esta forma inesperada en que descubrí la verdad más dolorosa respecto al destino de mi familia, comprendí que KiBum y JinKi, en su propio dolor y miseria, me estaban protegiendo y al mismo tiempo, enseñando lo que yo nunca quise admitir: debía seguir adelante con mi vida y dejar el pasado atrás.

Era por la misma razón que JinKi me dio las llaves de esta casa, es por la misma razón que me dio toda su información respecto a la H.I.R corp., es por eso mismo que me pidió cuidar al droide que había diseñado; no importaba si cumplía mi propósito, no importaba si terminaba viviendo en una mansión como ésta o en un viejo y roñoso motel. No, eso era insignificante porque lo que KiBum y JinKi siempre habían querido para mí, era que yo no terminara como mis padres. Lo que ambos deseaban para mí, era que yo siguiera vivo.

Abracé la almohada de la cama y cerré los ojos. A mi mente, imágenes de mis padres y mi hermano, llegaron sucediéndose unas con otras. Recordé nuestros momentos juntos, escuché sus voces en mis pensamientos, vi sus sonrisas de cuando vivíamos tiempos mejores, las yemas de mis dedos se entibiaron cuando en mi mente les tocaba; era una sensación tan real, que de pronto me vi llorando. Ellos estaban muertos y yo, tendría que seguir con mi vida preguntándome si es que habían sufrido, si es que les habían ocasionado dolor. Esperaba que no.

El sonido de la puerta abriéndose, me hizo abrir los ojos. Del otro lado, una sombra se asomó y luego entró en mi habitación. cuando le vi, me incorporé para quedar sentado en la cama y limpiar mis ojos torpemente.

 

-          Mi-MinHo, ¿Qué haces aquí? – logré preguntarle - ¿Ocurre algo…?

 

Él cerró la puerta y permaneció de pie junto a la cama. Se inclinó y se sentó al borde de ésta, junto a mí.

-          ¿MinHo?

 

-          No podía dormir – dijo sin mirarme. A duras penas podía visualizar su perfil – Esto… es confuso

 

-          ¿Esto? ¿De qué hablar? – pregunté y, entonces, giró su rostro para mirarme.

 

-          Aquí… - apuntó su torso – Duele. Y-yo, yo puedo sentir que estás sufriendo…

 

Bien. Había olvidado por completo el tema del enlace que nos unía. Al haberlo encendido y ser yo, la primera persona que MinHo había escaneado, él asimilaba mis emociones como suyas; si yo estaba feliz, él lo estaba, si yo estaba enojado, él también lo estaría. Y si yo sufría, él sentiría mi dolor y lo haría propio.

-          E-estoy bien… - mentí, no me sentía cómodo con él tan cerca ni luciendo tan afectado como parecía estarlo por mi causa – Todo estará bien ahora, no tienes nada de qué preocuparte…

MinHo frunció el ceño y supe que no me creía.

 

-          Mientes – afirmó con seguridad – Tu nivel cardiaco ha aumentado y tus pupilas se han dilatado, estás mintiendo. Estás triste, no lo niegues…

 

-          Oye, si te refieres a lo que pasó con KiBum, es normal que los amigos discutan. Tú, no lo entenderías

 

-          Lo hago – insistió – Lo entiendo

 

La forma en que me estaba mirando, tan cerca y de forma tan convincente me hizo dudar de mis palabras. ¿Lo entendía? ¿Podía MinHo, entender verdaderamente lo mucho que me dolía el corazón? ¿Podía él, comprender cómo el enterarme que mi familia estaba muerta, me causaba esta sensación de querer morir para irme con ellos?

En unas cuantas horas, habían pasado demasiadas cosas: JinKi hyung había muerto en mis brazos, con KiBum tuvimos que abandonar el motel en el que nos ocultábamos y huir casi al otro extremo del país, me enteré que mi familia estaba muerta y ahora MinHo, trataba de consolarme, ¿Sería acaso, una de las tantas cosas que había aprendido mirando el canal Discovery?

Él se incorporó y yo lo miré con asombro. Se quitó la sudadera y quedó a torso desnudo. Incluso con la escasa luz de la noche que entraba por la ventana, pude notar como las sombras se creaban en los rincones precisos de su perfecta y plástica anatomía; MinHo era un robot muy bien hecho, con detalles que lo hacía físicamente, muy humano.

 

-          ¡Hey, ¿Qué haces?! – exclamé cuando tomó el edredón de la cama y se inclinó, metiéndose debajo. Yo me aparté mientras él se acomodaba - ¡MinHo, sal de mi cama! ¡No pu-puedes estar aquí!

 

Pero no me dijo nada. Cuando se acomodó en el otro extremo de la cama de dos plazas en las que había intentado infructuosamente dormir las pasadas horas, me tomó por el antebrazo y me jaló con una fuerza increíble, haciéndome caer en su torso.

Su cuerpo estaba tibio y olía como si recién hubiera tomado una ducha. Al instante, mi corazón comenzó a latir con nerviosismo. Quise apartarme, pero una mano de MinHo en torno a mi cintura me mantuvo capturado contra su cuerpo, con mi mejilla justo donde latía su corazón artificial, dejándome sin habla y muy sonrojado, no necesitaba mirando en un espejo para saber que lo estaba.

Y, de pronto, comenzó musitar. No sé qué estaba haciendo, a decir verdad, pareciera que entonaba una canción sin vocalizarla.

 

-          Mi-MinHo… - dije queriendo apartarme otra vez, sin poder lograrlo.

-          Los elefantes son animales de gran empatía – habló de pronto, abrazándome con seguridad – ellos, sienten cuando un miembro de la manada está sufriendo…

 

-          ¿Có-cómo sabes esto?

 

-          Lo vi en el canal Discovery – añadió, yo sonreí por lo obvio de su respuesta, ese canal le había enseñado muchas cosas – como te decía, cuando un miembro de la manada está sufriendo, ellos lo abrazan son su trompa y utilizan una vocalización o ronronean

 

-          ¿Los elefantes ronronean?

 

-          Sí, lo hacen para calmar a quien está sufriendo - me explicó. Me apartó sutilmente y me miró hacia abajo, aventurando su mano libre hasta mi cara, colocándola en mi mejilla -  se llama empatía emocional; saber que quien te importa está sufriendo y darle consuelo…

 

-          Y-yo, ya, ya te dije que estaba bien…

 

MinHo volvió a abrazarme, un brazo por mi espalda y su otra mano acariciando mi cabello. Quería decir que estaba incómodo, pero no sería totalmente cierto. Quería decirle que se fuera y me dejara solo pero, para ser honestos, no quería estar más solo de lo que me sentía ahora. No había logrado dormir en gran parte de la noche, así como tampoco había logrado sacar toda la tristeza que me ahogaba de mi sistema.

 

-          No le diré a KiBum que has llorado – me susurró – permaneceré contigo, esta noche, no deberías estar solo…

 

Aquellas palabras me desarmaron completamente, al igual que el beso que MinHo dejó en mi frente. Quise ser fuerte, pero no pude, estaba cansado de serlo y, por solo una noche, dejé que alguien más cuidara de mí.

Totalmente indefenso, me aferré al cuello de MinHo y oculté ahí mi rostro. Y lloré. Lloré como nunca antes lo hice, lloré con mi corazón sangrante. Lloré casi falto de aire, pero lo hice porque no estaba solo y había alguien más ahí para mí, consolándome como lo necesitaba.

En ese momento no importó que MinHo fuera un robot de perfecta apariencia humana, ese detalle era mínimo porque en sus brazos, pude sacar toda mi pena, todo mi dolor y liberar, aunque fuera un poco, todo mi sufrimiento para que él se hiciera cargo.

No sé cuánto tiempo permanecí de ese modo, quizás me desmayé, quién sabe. De lo que sí estoy seguro, es que durante todas las horas que lloré por el fatal desenlace de mi familia y mi desdichado destino, MinHo me abrazó y canturreó una estúpida canción que después supe, era el tema del canal Discovery. Él me sostuvo y se quedó conmigo. Me consoló y no me dejó solo porque sabía, que no debía estarlo.

Y yo, inconscientemente, agradecí tenerlo a mi lado porque justo ahora, comprendí que no me quedaba nada y que lo había perdido todo.

Notas finales:

~ Mirnest ~


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