El alba desplegaba las alas brillosas de su admiración a once jóvenes al lado del ventanal principal. Las paredes blancas, destellaban en el vívido color del sol, como a su vez, profesaba su aprecio con el verde y naranja de los sillones. Jong Dae entró cuidadosamente en silencio, obteniendo las miradas de sus compañeros; el mal gusto de sus murmullos y el deseo de llorar en su interior.
Hace poco, por decisión de una empresa internacional, Jong Dae había sido elegido para representar una nación. Al principio, su bienestar dependía de un hilo, y con la alegría de poder seguir sus sueños, se tiró de cabeza al río sin siquiera saber nadar. Había sido oportuno para él y su corazón, tener personas que comprendían la misma pasión que él. Asimismo, se sintió afortunado de procrear un nuevo indicio con personas amables. O al menos, lo que él veía de ellos.
El problema no tardó en venir, cuando Jong Dae, se presentó a sí mismo y los demás miembros, miraron su cuerpo desaprobatoriamente, y lo único que halló, fue dos saludos de once personas en el interior de la sala. Su corazón dio un pequeño vuelco cuando sintió que, probablemente, todo volvería a tener un final lamentable para él y su carrera. Sin embargo, sonrió y sentó su cuerpo en una silla. Luego los murmullos de todos hablando invadió sus oídos y sin oportunidad de meterse en la conversación, prefirió escuchar.
La segunda vez que todo pareció desmoronarse, él había estado estudiando para el examen final de su institución. Los miembros de la nueva banda EXO, habían sido muy generosos con hacerle reír, sin que ellos supiesen que él miraba sus ocurrencias. Más allá de todo, decidió inclinarse por estudiar y aprobar, a tener un castigo por parte de sus padres al no haber prestado atención a deberes más importantes.
Ese día, los chicos habían estado alejado de él y en cada ocasión, le daban la espalda o le dejaban de lado. Intentó en dos oportunidades hablarle, no obstante, la respuesta fue la misma. Y nuevamente, Jong Dae, se fue a dormir con el corazón oprimido y lágrimas en los ojos.
La tercera y la última, el grupo había decidido hacer un programa de caridad justo en el horario de su examen. Las palabras de los integrantes ante el arduo trabajo que empleaban, resonaban en su mente una y otra vez como disco rayado, y el dolor en su pecho, el cual había intentado dejar de lado, reiteró.
La puerta de su habitación había sido abierta, y en sus ojos salpicaban lágrimas de lamentos. La nota era tan clara e importante para él. Los demás, al ver su comportamiento desinteresado, que no estaba del todo correcto, habían votado por dejarle ir, ya que, no hacía faltar tener a un ser que no interactúe o aporte lo necesario.
Jong Dae:
Lamento ser así contigo y no poder dar la cara como se debe, hemos estado pensando en que quizás, sea mejor que todo quede como antes.
Necesitamos personas que sepan debatir y alguien que esté comprometido con nosotros, como todos estaremos con los demás.
Ha sido un placer haberte tenido durante dos largos días, sin embargo, no necesitamos más de tu presencia.
Ha sido un placer,
Chan Yeol.