Pov. Evans.
Esto era definitivamente lo más humillante que había hecho en toda mi vida, y es que usar un traje de gato en medio de la entrada del instituto, era simplemente ridículo.
Suspiro por cuarta quinte sima vez, maldita Daniela juro que me las pagaría, haría todo lo posible por vengarme de esta humillación, por favor, yo era Evans como se le ocurrió si quiera el pensar en vestirme de esta manera, por DIOS soy un HOMBRE tengo derechos, pero a esa loca poco le importaba más bien le valía huevos.
- WAAAAA ¡Qué lindo!- grito una niña a todo pulmón, llamando la atención de todos, me sonroje y antes de matar a la mocosa, trate de apartarme del mostrito con cara de angelito, para mi mala suerte la mocosa me tomo de la mano, mientras sus ojitos brillaban con ilusión.
- Angella por favor suelta al muchacho- dijo una voz gruesa y con fastidio, era un tipo alto de cabello castaño y ojos grises claros, el tipo estaba bueno pero se notaba que era un creído de mierda de lo peor.
- Si suéltame enana- dije gruñón no quería seguir soportando esto, más bien no había ni una sola razón por la que debía aguantar a una mocosa que se notaba que era una malcriada.
- Eyy tampoco te pases- dijo aquel hombre, mientras me dedicaba una mirada intimidante que me causaba escalofrió, arrugo el entrecejo y por precaución retrocedí.
- Pues dígale a la mocosa que me ¡suelte!- le grite mientras forcejaba con la niña, que al parecer era más fuerte que yo, esto definitivamente era humillante, aunque podía ser que todo era culpa del traje, con tal, era tan apretado que me costaba mover con facilidad.
- ¡Gatito!- gritaba feliz mientras me abrazaba con más fuerza- papiiiii lo quieroooo… lo podemos llevar a casa… si por favor….- pedía con ojitos soñadores mientras me veía, un tic me salió en la frente molesto e incómodo por culpa de la mocosa, estaba dispuesto a todo pero..
- ¡Qué haces vago! Mueve ese culo y atrae clientes no te veo trabajando, deja de jugar- me grito en el tímpano del oído Daniela, y no pude evitar mirarla con mi más profundo odio.
- ¡Cállate explotadora!- gruñí mientras hacía rechinar mis dientes con fuerza, esta me miro sorprendida y luego vio lo que pasaba a mi alrededor.
- Como que explotadora… ¿he? Me pregunto qué pasaría si yo decidiera hablar con el director y tu papa, y les enseñara esta inocente foto- dijo como si nada con una sonrisa maliciosa.
- Chantajista- susurre.
- ¡Qué!- me grito con una ceja alzada.
- Digo jejej… no te enojes, ehh yo solo bromeaba…- digo nervioso, mientras deseo que un camión le pase por encima.
- Oye- dice la mocosa, que por fin me libero, sonrió un poco por ello y me dispongo a dar mi muy valiente huida- el gatito es de mi papa y mio, así que no lo molestes- dice mientras me señala, me sonrojo por la forma tan inocente que lo dice, por Dios la juventud de ahora.
- Angella por favor- dice algo avergonzado aquel hombre, mientras me mira de reojos, no le devuelvo el gesto primero porque estoy demasiado humillado para tratar de defenderme.
- O por dios ¡EVANS! Encontraste aun seme y a una futura Fujoshi – grito feliz mientras me miraba de una manera perturbadoramente extraña.
- O déjame en paz de una vez mujer, además la obra ya termino ¿no?- solté mientras me disponía a irme con la poca dignidad que me quedaba.
- Si ya termino, por eso te ordeno que pases todo el día con la linda y hermosa niña y su sexy papi- me dice mientras me guiña el ojo, para luego voltearse e irse dejándome con las palabras en la boca.
- Esa mujer espero y vaya directo al infierno- gruñí mientras me daba la vuelta ignorando las palabras de Daniela.
- ¿A dónde vas?- me pregunto aquel hombre mientras me tomaba del brazo, gruñí por la confianza que se estaba tomando.
- Eso no es de su incumbencia- le dije molesto mientras trataba de liberarme, un llanto insoportable llego a mis oídos, genial la mocosa se había puesto a llorar, irritado más que nunca me enfrente a aquel hombre quien con fuerza me estaba lastimando el brazo.
- Tranquila Angella, el gatito nos acompañara- dice con voz oscura, mientras levantaba un poco su chaqueta dejándome ver un calibre 34 negro.
Abrí la boca sin poder creer lo que veía, este tipo era un cabron que creía que por tener un arma me iba acobardar, más bien qué clase de persona iba con un arma y una niña, que faltaba que la mocosa tuviera una metralleta o que, no más bien que suerte la mía, que había hecho para merecer esto, bueno esperen ya me acorde, pero juro que fue solo una vez, genial ahora me pongo a divagar estupideces.
- Bien suéltame ya idiota, no are nada- gruñí con el entrecejo levantado, no solo era por el arma sino porque ya no podía aguantar la presión que este ponía en mi brazo.
- Como prefieras, iremos a comer helado, verdad que quieres Angella- dijo amablemente hacia la niña, que dejo de llorar y asintió feliz.
- Si papi- respondió mientras tomaba mi mano con sus pequeños deditos.
- Vamos por aquí- dijo el hombre ese mientras me tomaba de la mano, me sonroje esto era demasiado raro, si mi padre mi viera ¿Qué le diría?, aparte de que por si estoy siendo secuestrada por una niña de ocho años y su padre.
- No voy a escaparme- dije aunque eso era en lo que estaba pensando, aunque claro antes debía darle una patada en la entrepierna por asustarme.
- Jum- fue lo único que dijo, mientras se detenía para verme a la cara, se acercó mucho a mi rostro y yo más por instinto que cualquier otra cosa retrocedí.
- Papi rápido, quiero un helado de vainilla- soltó y el tipo presiono mi mano con más fuerza.
- Claro princesa- respondió mientras me empujaba, apegando más mi cuerpo al suyo.
- Imbécil- susurre en voz baja mientras buscaba con la mirada a algún policía para liberarme de este loco.
- Silencio gatito- susurro con una sonrisa burlona muy cerca de mi oído, me sonroje por ello y maldije en voz baja al ver a las mujeres chismosas que me veían caminar al lado de esos dos, aun vestido como un ridículo gato.