Las clases terminaron, y yo me quede prendado en mi asiento, no quería salir no quería enfrentar a mi suegro y menos a Marcos, tenía el leve presentimiento que las cosas se complicarían, me levante sin ánimos recogiendo mis cosas como si cada libreta pesara 50 kilos, comencé a caminar tratando de retrasar lo inevitable; mientras me dirigía a la salida la rubia oxigenada que estaba con Marcos se colocó al frente mío.
- Escúchame bien perdedor quiero que te alejes de Mi Marcos- dijo con cinismo acompañada de la manada de sus amigas.
- Claro te lo regalo, pero dile a tu Marcos que deje de decir que YO soy su novio- dije de lo más calmado, aunque la rubia me estaba enojando.
- El jamás se interesaría por un perdedor como tú- dice como si estuviera ensayando sus propias palabras.
- Y entonces porque se peleó con Max por mí- pregunte con una sonrisa de medio lado, esta me miro enojada y trato de cachetearme pero la detuve de un ágil movimiento, la acórale contra la pared sorprendiéndola, esta me miro y se sonrojo.
- No me amenacé señorita, no pele conmigo ya que a mí siempre me a gustado jugar sucio- dije haciéndola sonrojar me dio gracia su cara pues yo era heterosexual, aunque ahora me creo más bisexual, aun así las rubias oxigenadas roba esposos no me gustan aun que Marcos y yo aún no estemos casados.
Seguí mi camino olvidando el motivo de mi caminar lento, me arrepentí al ver la salida, enfrente estaba una limosina negra y no necesito tener cuatro dedos en la frente para saber que de seguro el suegro estaba ahí, el chofer se bajó y me abrió la puerta, maldije mentalmente mientras me sentaba en la limosina, ahí se encontraban el suegro y Sebastián, no pregunte que hacia allí pues no me interesaba.
- Como te fue Alex- dijo con sarcasmo el suegro, mirándome fijamente, un escalofrió recorrió mi espina dorsal y mal dije mi suerte.
- Todo fue culpa de su hijo- grite nervioso haciendo que Sebastián me mira confundido, el suegro sonrió.
- Mi hijo tiene la culpa de que Max le rompiera la nariz- dijo con calma el suegro, mientras se recostaba en el asiento de la limosina.
- No su hijo tiene la culpa por haberle dicho que él y yo somos novios, cuando hace cinco minutos se estaba restregando con una rubia- dije en mi defensa.
- No debiste ser tú el que le reclamara- me acuso con el dedo y no pude evitar sonreír.
- Na que va la tipa estaba buena, hasta yo le hubiera montado los cuernos con ella, además a mí que me importa de todas formas a mí no me gusta Marcos y por mí que se quede con ella- dije tratando de sonar indiferente aun que realmente me molesto verlos juntos.
- Y entonces es mejor Max- dice serio el suegro viéndome intensamente, me puse nervioso que debía responderle.
- Max es un amigo de la infancia, siempre ha estado detrás de mí, pero…- calle- si pusiéramos en una balanza diría que la mejor opción sería estar con Max- dije sin vergüenza alguna- aunque Max es mi amigo y nunca le haría eso, él es demasiado bueno como para colocarlo como segundo opción, y como a mí no me gusta no pienso darle falsas esperanza, por eso se lo dije que él no me gusta, pero él es muy terco- masculle con un tic en la frente que clase de persona creen que soy.
- Está bien pero no se lo digas a Marcos- dijo Sebastián involucrándose en la conversación como si entendiera de lo que estamos hablando.
- ¿Por qué?- pregunto hasta cierto punto con inocencia, mientras miraba con curiosidad a Sebastián.
- Porque va a ser divertido verlo sufrir- dije con una enorme sonrisa, una suave carcajada se le escapó al suegro y yo los mire confusos, ni que le gustara yo para que estuviera celoso.
- No los entiendo- dije mientras llega vamos a la casa/mansión, bajamos del auto y no hice cruzar bien la puerta cuando la gélida mirada de Marcos me atravesó.
No dije nada me dirigí a la mesa, donde se encontraban los miembros de la familia esperando para comer, cada quien tomo su respetivo puesto y de nuevo quede frente a Marcos, un escalofrió recorrió mi espalda cada vez que nuestras miradas chocaban.
- Y como te fue en el trabajo querido- dijo la madre de Marcos, tratando de romper el ambiente tenso que se sentía.
- Bien y tu Sebastián que tal la universidad- continuo la conversación, todas las preguntas eran banales, y realmente era muy aburrida.
- Y Alex que tal te fue a ti- pregunto uno de los gemelos, haciendo que el silencio reinara en la sala.
- Vamos Alex dile como te fue hoy con tu gran AMIGO Max- dice con sarcasmo y veneno Marcos, me atragante con la comida y el apetito se me quito, lo mire a los ojos enojado por su aptitud, recordé lo que me dijo Sebastián y decidí seguirle la corriente, sonreí de medio lado con cinismo.
- Me fue muy bien, me divierte volver a verlo después de tantos años- dije con calma mientras, comía tratando de que no me afectara sus palabras.
- Pues me alegro por ti- dijo mientras con el cuchillo picaba la carne, aplicando la suficiente fuerza para romper el plato, la mesa estaba en un silencio sepulcral nadie se atrevía a romperlo, y el gemelo Daniel se dio cuenta del error que había cometido.
- Gracias por la comida- dije mientras me levantaba, me dirigí a la habitación de Marcos, ayer por accidente había dejado unas cosas allí, así que sería bueno buscarlo antes de irme, cuando entre el aroma de Marcos me embriago y no sé porque quise lanzarme a la cama y abrazar su almohada con mucha fuerza.
- Tenemos que hablar- me dijo mientras entraba detrás de mí, salte sorprendido pero lo ignore, tome mis cosas y me dispuse a irme más este no me lo permitió.
- Quítate- dije serio pero él no me hizo caso se acero y yo me aleje, me pegue lo más que pude a una pared hasta terminar acorralado por él.
- Quiere que te alejes de Max- dijo con la voz ronca y mirándome intensamente, lo desafié con la mirada y me negué a obedecer.
- No tengo porque él es mi amigo y te guste o no le seguiré hablando- gruñí mientras trataba de controlar mis expresiones ya que Marcos estaba apretando con mucha fuerza los nudillos de las manos.
- Me importa una mierda si es o no es tu amigo, él quiere robar lo que es mío- dijo enojado mientras se pegaba más a mí.
- Así y dime que es tuyo- dije sintiendo su aliento chocar contra mi rostro, mi garganta se puso seca, mientras mis piernas amenazaban con flaquear.
- Tú lo eres- dijo con voz ronca, mientras su manos se posaban en mi cintura- solo mío- mascullo para besarme con desespero, me apretujo con fuerza contra su cuerpo mientras me devoraba los labios, espere a que se separa.
- Yo no soy de nadie y puedo juntarme con quien yo quiera- dije aun que mis palabras fueron débiles, este gruño enojado, pero aun así se controló.
- Escúchame bien Alex, no me importa lo que crees que puedes hacer, pero quiero que entiendas dos cosas la primera, nadie toca lo que es mío y la segunda, si alguien se atreve a tocar o si quiera osar robarme lo que es mío, te juro por mi madre que lo mato- me amenazo mientras sus labios se volvían adueñar de los míos, no lo entendía y no lo quería entender era un idiota, un imbécil y si creía que por unas simples palabras yo lo iba a obedecer estaba muy equivocado, porque a mi Marcos no me gusta, no importa que bese tan bien, que sus brazos en mi cintura me hagan desear más.
- Entendiste- dijo mientras se separaba, su mirada era fría, con su mano me tomo del mentón obligándome a responder, era tan áspera- responde- grito y no pude evitar saltar, quien se creía.
- Tú no eres nadie para obligarme- dije desafiante este izo más fuerza, hasta el punto de hacerme gemir del dolor- ya lo veremos- dijo serio mientras me liberaba, estaba enojado y lo sabía, salió de la habitación sin decir nada y me quede temblando, era la primera vez que lo veía así, y por un momento pensé que me iba a golpear.