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Demonio por minikui

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Notas del fanfic:

Mi amigo Secreto es Marisol~

Relamente espero que te guste y bueno, no tengo más que decir

Felices fiestas y felices vacaciones

DEMONIO

 

 

 

De pronto se sentía ahí, a cada momento era mas consciente de su propio ser y de su alrededor, sin embargo, su mente aún estaba divagando sin forma, sus sentidos se encontraban suspendidos en la nada, no podía escuchar otra cosa que no fuese un pitido agudo ¿podía ver? Si, veía una oscuridad tal que parecía estar hundiéndose pero a su vez había pequeñas luces de colores similares a los fuegos artificiales.

 

Fuegos artificiales.

 

Sabía de ellos pero no lo que eran realmente, su cerebro conocía las palabras sin saber su significado cual niño pequeño aprendiendo vocabulario, intento enfocar sus ideas hasta sin éxito, hasta que llego a él una sensación terrible, movió la cabeza de un lado a otro buscando algo que ver, así pudo encontrar sus pies “oh Dios” balbuceo sin reconocer la voz apenas audible que emanaba, su voz.

 

Sus pies tenían un aspecto terrible no tenía algunas uñas, múltiples cortaduras los decoraban así como sangre y algo más, mucho más, sabía que parte de esa sangre no era suya pero desconocía su procedencia, el palpitar de su corazón se aceleró , siguió observando mientras su respiración se agitaba, entonces vio sus piernas, piel sobre hueso y el frío le azoto con fuerza “Desnudo, estoy desnudo”, las luces desaparecieron por completo, intentaba respirar pero se dificultaba cada vez más volviéndose casi desesperada “Mis brazos”, se reconoció a si mismo pero no podía mover los brazos, era terror puro lo que sentía, la tierra a sus pies se tambaleaba, el sonido agudo en sus oídos se detuvo al mismo tiempo que su brazo izquierdo se interpuso entre su pecho y la nieve, un liquido ardiente se deslizo por sus ojos  y al caer a la blanca nieve era un rojo carmesí lo que pintaba, intento enfocar lo que le rodeaba hasta reconocer algo pero nada le parecía familiar, no podía tranquilizarse, no quería pero tampoco podía gritar, el dolor, la sangre, el frio no se detenían. Todo cayó en la oscuridad.

 

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Era una noche típica de invierno, le había tocado guardia en pleno 24 de diciembre, lo cual agradecía porque así su trabajo sería lo menos, la decisión de ser Policía era entre muchas cosas, porque sentía el deber de ser una mejor persona sobre todo después de esa etapa desconsiderada que había vivido.

 

Trabajar en un día dedicado a la pareja no le era tan malo, todos los años solo tenía llamados debido a algún ebrio despistado o conato de violencia y nada más, pensar que esperaba lo mismo hasta pasada la media noche, en el último rondín que le correspondía a uno de sus compañeros fue que todo se transformó en caos, los villancicos fueron cubiertos por los gritos de Die quien repetía constantemente “una ambulancia, llama a una ambulancia” mientras entraba con un joven inconsciente en sus brazos, tan delgado que sus huesos parecía la piel y su piel no era más que un marmoleado de sangre, heridas y otras cosas que no quería aceptar. Nunca se  había sentido tan mal, la sangre ardiendo dentro de sí, los deseos de salir a buscar el culpable y la necesidad de ayudarle. Llamo a la ambulancia, mientras Die acomodaba al chico en algún lugar y le cubría, afuera del recinto el frio estaba cerca de los 0°C, era un milagro que aun respirara con todas esas contusiones en el cuerpo, al acercarse pudo ver quien era ¿cómo no reconocerlo? Había sido un caso de dominio público, la desaparición de un estudiante universitario, sin rastro, sin rescate, sin nada.

 

Die empezaba a entrar en desesperación, hasta que escucho el sonido de la sirena, ese momento fue el mejor, podía  ver a sus compañeros y compañeras en conmoción por el aspecto del chico, en sus 30 años no había visto a alguien así.

 

Pasaron más de medio día rindiendo su declaración, dejando en él una incertidumbre desesperante, lamentablemente por su trabajo no podría expresar abiertamente su necesidad de verlo, hasta después de varios días que un amigo suyo le informo sobre su condición.

 

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La oscuridad fue reemplazada por una luz cegadora y blanco pulcro, sus parpados seguían cansados y solo podía escuchar los sucesos de su alrededor “Signos vitales estables… múltiples contusiones” y otras palabras que no entendía, todo era como un sueño del que quería despertar, lastimosamente no tenía un propósito para eso, no sabía si alguien le esperaba, había escuchado entre las palabras de lástima que su madre estaba ahí pero tampoco la recordaba, a su mente solo venía una constante que no quería repetir, una palabra denigrante “Puta” ¿ese había sido su nombre? No quería despertar.

 

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Era responsable, su deber, su obligación era mantener a raya todos los bajos deseos de las personas que le rodeaban y eso lo tenía en claro pero no podía sacar de su mente lo que le había sucedido a ese chico, Kaoru, no estaba en su labor entrometerse más en ese caso sin embargo, una atracción ineludible le halo hasta conocer todo lo que tenían sobre su situación, lo cual desato en el furia y odio, un secuestro con fines de sometimiento, un culpable desaparecido.

 

Sin lamentarlo comenzó a visitarlo sin el uniforme, después de un mes su cuerpo estaba mejor a pesar de permanecer postrado, de vez en cuando despertaba pero volvía a dormir, no tenía sentido que su madre intentara conversar, no recordaba, tampoco podía comer solo o trasladarse, cosas tan simples como un baño se le dificultaban como si fuese un infante, le habían arrancado todo.

 

Le costó trabajo empezar a hablar con él puesto que no tenían nada en común, 10 años de diferencia en edad y sobre todo los acontecimientos que marcaban a Kaoru. Pero poco a poco empezaron a conversar, sus días libres eran para el por completo, le ayudo a recordar el abecedario y realizar algunas tareas; Die le advirtió de su proceder, de lo incorrecto y anormal de la posición que estaba tomando, la importancia de sus palabras recaían al viento.

 

El cabello de Kaoru estaba más largo, pero se negaba a cortárselo.

 

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– ¿No te da miedo tu trabajo? –pregunto un día a Kyo mientras le ayudaba a escribir su nombre.

 

– Si, todo el tiempo pero no evita que siga, es parte de la fuerza humana el temer–le darían el alta, pero no deseaba dejar esa habitación ¿qué sería de él si afuera quien le había arrebatado su vida lo esperaba? –Estaré contigo – El solo era un policía, un empleado que ahora permanecía a su lado sin pedirle nada a cambio, a veces pensaba en la palabra “Lastima” esperaba que aunque fuese esa palabra tuviera la fuerza de mantener a Kyo cerca de él, cada vez que se miraba al espejo podía ver a un hombre fuerte, saludable pero eso arremetía contra su mente de forma potente ¿por qué no había podido defenderse? No podía preguntar eso ni siquiera a Kyo, por vergüenza y sobre todo por miedo. El primero nombre que recordó antes de Kaoru era “Puta” y no era un nombre, pero era la única palabra que conocía para referirse a sí mismo. –No te preocupes más– “Amor” le hubiese gustado que eso les uniera.

 

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No podía salvarlo. Comenzó a asimilarlo en el segundo intento de suicidio, Kaoru lo había intentado la primera vez con sus medicamentos y en esta con cortes en las muñecas pero su madre se dio cuenta a tiempo y evito la tragedia.

 

Más de un año, no hallaban al culpable y en gran medida esa era la razón por la que Kaoru se sentía desolado.

 

Aun así en sus buenos momentos Kaoru confeso la atracción que sentía, desde entonces su  corazón encendió en calidez, la sutil esperanza le empapo de alegría cubriendo lo que en verdad sucedía, la mente de Kaoru estaba fracturada y no podía sanarla el amor.

 

Desde la cama lo miraba, no, no lo veía a él, solo estaba ahí, su cuerpo con varios tubos animándole, el frio que traspasaba la piel no solo era lo que el sentía si no también lo que mostraba Kaoru en ese cama, le sonrió – Vine a verte–a pesar de la cercanía la distancia se acentuaba y el mismo notaba el olor a muerte que los rodeaba.

 

– ¿Por qué no estoy muerto? – Le pregunto aun sin mirarlo.

 

– Estas bien, no pienses en ello, estoy aquí, estoy contigo, para ti –. No podría decirle nada más, él se había robado su alma intentado recuperarlo, Kaoru era un angel que se había convertido en un demonio, quería atraerlo de esa oscuridad, pero ahora incluso él estaba sumido en su infierno.

 

 


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