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Una relación sólo de dos por Dashi Schwarzung

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Notas del fanfic:

Bueno, pues como dice el resumen, este fic pertenece a la convocatoria #AoKaHappyWishes del grupo AoKaga 5x10, fue un intercambio y a mí me tocó dedicárselo a mi hermosa Michelle Castillo Hernandez, a quien adoro con todo mi kokoro, espero te agrade el fic, mi niña!!

 

Se supone que debía subir este fic antes del 24 xD pero me atoré horrible y no pude seguir.

Aún así espero que les guste y que me disculpen si es que hay alguna falta ortográfica c:
¡¡Feliz Navidad atrasada y próspero año nuevo!!

 

..::Una relación sólo de dos::

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20 de Diciembre.—En maji Burger.

 

Los ojos de seis personas se encontraban sobre su persona, pero eso no le molestaba en lo absoluto, pues le gustaba tener a los presentes así: cuestionándose de qué se trataba todo ese asunto.

Ahora los presentes se dedicaban a verse entre ellos, como si alguno de ellos supiera la respuesta a la pregunta que los atosigaba hacía minutos: “¿Por qué estaban allí?”

—Será mejor que hables, Tetsuya. ¿Por qué nos has citado aquí? Especialmente en este lugar de baja categoría— Habló con voz autoritaria Akashi Seijuurou, quien ya había cruzado los brazos, en clara señal de que no podía esperar más tiempo para saber por qué se encontraba en ese lugar y no estudiando para sus siguientes exámenes.

—Espero que no nos hagas perder nuestro valioso tiempo ~nanodayo~ — El siguiente en hablar fue Midorima Shintarou, quien acomodaba sus lentes con ligera molestia.

—Quiero más Maiubo. —Murasakibara no estaba nada feliz en aquella ‘reunión’, pues sus dulces favoritos se habían terminado.

Por suerte, el único que estaba tranquilo y atento era Kise Ryota, quien no se había dignado a hablar, haciendo pensar a los demás que tal vez el rubio estaba enfermo, sufría mal de amores o simplemente porque su hamburguesa de queso estaba tan deliciosa…

 

Una voz aguda se dejó escuchar entre los presentes, y es que dos chicas tenían unas claras sonrisas en sus bocas, pues lo que iban a decir era un gran hallazgo para ellas y para Kuroko.

—Yo los cité aquí para hablar de algo importante, pero será mejor que Momoi-san y la entrenadora les expliquen. —Informó Tetsuya, dándole oportunidad a las dos chicas de seguir la conversación, ahora que tenían la total atención de los demás chicos de la generación milagrosa.

—Bueno…. —Riko carraspeó e hizo una pequeña pausa. —Hemos notado que Kagami y Aomine se llevan muy bien… bastante bien diría yo.

—Además de que pasan mucho tiempo juntos. — Satsuki interrumpió con su molesta voz de ardilla. —estoy segura que ellos sienten algo el uno por el otro. ¿Han notado cómo Dai-chan mira a Kagamin?

 

Midorima y Akashi soltaron un suspiro de resignación, mientras que Murasakibara giró el rostro hacia otro lado, en una clara señal de que el tema no le importaba, mientras Kise levantaba ambas cejas, sin entender muy bien el punto de ambas chicas.

—¿Cómo se miran? ¿Retadoramente? ¿Cómo si estuvieran en la zona? —Indagó el as de Kaijou, tratando de obtener más información de las chicas.

—Se miran extraño… Kagami-kun mira a Aomine-kun como si éste fuera una hamburguesa que en cualquier momento podría devorar. Y Aomine-kun mira a Kagami-kun como si fuera Mai-chan.

—Es estúpido. — Midorima y Akashi mencionaron al mismo tiempo.

—No lo han notado porque no pasan mucho tiempo con ellos. — Momoi hizo un puchero, pues ¿Quién mejor que ella para confirmar que pasaba algo con su mejor amigo?

—De acuerdo, y si así fuera… si ambos sintieran atracción por el otro… ¿Eso en qué nos concierne? — La paciencia de Akashi poco a poco se estaba agotando ante un tema estúpido para él y que no tenía ningún fundamento.

 

Las chicas se miraron entre ellas y luego miraron al peliceleste, quien hizo una pequeña seña en un movimiento de su cabeza para que ellas empezaran a contar el plan.

 

—Estamos planeando hacer una fiesta en casa de Kagami. — Riko mostró una sonrisa, segura de que el plan que habían ideado funcionaría. —Y ustedes nos ayudarán para confirmar que Aomine siente algo por Kagami y viceversa.

—¡Y entonces sabremos que el AoKaga es real! —Gritó la pelirrosada, levantando las manos y con euforia en su voz.

—¿El… AoKa qué? — El de Kaijou enarcó una ceja.

—Sí, ya sabes… ‘AoKaga’, la palabra que surge de juntar el nombre de Aomine y Kagami, su nombre de pareja.

—Sat-chin, debes dejar de leer tantas novelas homosexuales.

—Les contaré el plan. — Mencionó Tetsuya, al notar cómo Satsuki y Murasakibara se enfrascaban en un pequeño argumento por los gustos homosexuales de la chica de Touou.

 

Midorima y Akashi aún no estaban del todo seguros de querer participar en algo tan tonto y que no les concernía en lo absoluto, Kise, mientras tanto, saltaba en el lugar gustoso por el plan y por querer ayudar; pensaba que tal vez las chicas y Kuroko estaban en lo cierto, y él quería ser uno de los primeros en descubrir esa relación AoKaga de la que había hablado la mánager de cabellos rosas.

..::..

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21 de Diciembre.—En los pasillos de la escuela Seirin.

 

—¿Por qué en mi departamento? — Cuestionó Kagami al escuchar los molestos planes que Kuroko tenía: organizar una fiesta de navidad en el hogar del as de Seirin, y por supuesto, el peliceleste ya había incluso invitado a los amigos más allegados, sin siquiera saber si Kagami estaría dispuesto a prestar su hogar para la reunión.

—Eres el único que vive por su cuenta… Kagami-kun, todos nosotros vivimos con nuestra familia, dudo que quieras ir a una fiesta en la que los padres estarán vigilándonos a cada momento.

Ok, el chico fantasma tenía un buen punto… era mucho mejor una fiesta en donde ningún padre se mostrara  a la vista, pero… aún no le agradaba la idea de tener que limpiar muy bien un día antes para tener todo listo. Y conociendo a la tonta generación de los milagros, seguro que toda la comida correría por su cuenta…

—¿Acaso tengo otra opción? — suspiró casi en resignación el pelirrojo, cruzando los brazos y notando cómo su amigo de cabellos celestes negaba con la cabeza. —De acuerdo, pero ustedes tendrán que llevar comida… ni loco cocinaré para todos tus invitados. — Gruñó en molestia, sabiendo que Kuroko sólo invitaría a aquellos tipos del ‘grupo arcoíris’, como le gustaba llamarlos.

—Claro, no te preocupes por eso. —Kuroko pensó que era lo justo… el pelirrojo pondría la casa, así que a los demás les tocaría llevar algo para comer… “fue tan fácil convencerlo” pensó.

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23 de Diciembre. —A las afueras del departamento de Kagami Taiga.

 

—Bien, creo que todos ya saben qué deben hacer. ¿Cierto? — Cuestionó Riko, acompañada de Satsuki y  toda la generación de los milagros –excepto Aomine. –

La mayoría asintió a la pregunta de la entrenadora del equipo de Seirin…. Pero había un cierto rubio que miraba a los demás, como sintiéndose tonto por ese momento, gracias a ello a Riko no le fue tan difícil saber quién no había entendido el plan.

—¿Kise? — Lo llamó, a lo que el as de Kaijou suspiró resignado.

—De acuerdo, no entendí, Rikocchi.

La entrenadora rodó los ojos… agradecía que en su equipo no se encontrara alguien como él, o de lo contrario su paciencia saldría volando por la puerta en cada entrenamiento… y de repente sintió lástima por Kaijou, quien tenía que soportar al niño modelo.

—Ki-chan, yo te lo explico. — Habló Momoi, con toda la disposición del mundo. —Es tan obvio que Dai-chan y Kagamin se gustan y se aman profundamente, sólo que no se han dado cuenta; nosotros les ayudaremos a notar ese amor que se tienen y para eso, tú tendrás que coquetearle a Dai-chan en presencia de Kagamin, y Tetsu-kun hará lo mismo con Kagamin. ¿Ves? No es tan difícil nuestro plan. — Sonrió la pelirrosada, esperando que ésta vez el rubio entendiera.

—Aún sigo sin entender por qué creen que esos se gustan. — Afirmó Midorima, teniendo entre las manos un manga shojo, que era su artículo de la suerte.

Akashi asintió a las palabras del peliverde, pues estaba compartiendo el mismo pensamiento.

—Puedo concordar con ellos. — Murasakibara denotó en su voz aquel tono de flojera y molestia por estar allí. —Mine-chin es tan hétero… y sus revistas de chicas semidesnudas lo demuestran.

­—¡Shh! Silencio todos ustedes, no saben nada del amor. — Riko los hizo callar, poniendo un dedo sobre sus labios, sin recordar que todos ellos se encontraban justamente afuera del departamento de Taiga.

 

Un pequeño silencio surgió, parecían estar pensando en el plan que las chicas y Kuroko habían pensado.

—¿Y para qué nos quieren a nosotros aquí? — Akashi cuestionó, mirando fugazmente a Midorima y a Murasakibara, quienes parecían no tener ninguna tarea en ese lugar. —Sólo necesitan a Tetsuya y a Ryota, así que si me disculpan…. — Después de sus palabras dio media vuelta y empezó a caminar hacia la salida, sin embargo fue detenido por la mano de Kuroko.

—No puedes irte, Akashi-kun. Tú podrías ser también de ayuda. — El peliceleste no mostró expresión alguna, pero al menos hizo que Akashi regresara a su lugar.

—¡Es cierto! Tú puedes decir algo como ‘¡Oh! Kise y Aomine se ven muy bien juntos’. O cuando Kagamin esté cerca de ti puedes empujarlo contra Tetsu-kun. Hay que crear oportunidades. — Casi gritó una muy emocionada Momoi.

—¡Momocchi! —Gritó Kise, quien no pudo permanecer por más tiempo callado. —¡Yo no quiero coquetearle a Aominecchi! Él es muy grosero conmigo. Preferiría coquetearle a Kagami.

Todos rodaron los ojos ante la actitud gay que estaba mostrando Ryota.

—Kuroko-kun, ¿está bien si tú coqueteas con Aomine-kun? —Riko trató de darle gusto al rubio, o las cosas no saldrían como lo habían planeado.

El chico fantasma no dijo nada, sólo asintió a la petición… para él no era ningún problema llevar a cabo el plan, ya fuera con su antigua o su nueva luz.

 

—¿Qué demonios están haciendo todos aquí afuera? — La voz fuerte de Kagami los hizo dar un pequeño salto en su lugar, y es que parecía que todos habían olvidado que estaban justo frente a la puerta del departamento del pelirrojo.

—Hola, Kagami-kun. Creo que llegamos temprano. — Kuroko habló, pues parecía que los demás estaban intrigados de saber si el as de Seirin había escuchado toda la conversación.

Y así, Taiga los invitó a pasar… rondaban las 7 de la noche, y parecía ser un buen momento para iniciar la fiesta… reunión… festejo… como sea que le llamaran.

 

~*~

 

—Así que… Dai-chan aún no ha llegado. — Habló Satsuki, tomando su vaso de refresco y sentándose en uno de los sillones; pero no obtuvo ninguna respuesta por parte de Kagami.

—Yo lo llamaré, Momoi-san. — Kuroko mostró un tono alto y muy fingido. —Después de todo él es mi antigua luz.

Akashi y Midorima no pudieron evitar tapar sus bocas con disimulo para no reír, pues aquellas escenas patéticas de Kuroko tratando de darle celos a Kagami eran tan graciosas, al momento en el que Murasakibara parecía haber olvidado el plan, y en lugar de eso se dirigió hacia la mesa de bocadillos, a engullir cuanta comida azucarada podía.

—¿Por qué tendrían que hablarle? Si no viene, mejor… — Kagami, después de su respuesta, tomó un hot dog y lo empezó a comer tranquilo, sin notar las miradas de tres personas que parecían denotar decepción.

 

Nadie le prestaba atención a la pequeña conversación que Kuroko tenía con Aomine por el teléfono, en lugar de eso empezaron a disfrutar la reunión, comiendo, conversando y en el caso de Akashi, esperando decir un ‘se los dije’, cuando el plan de las dos chicas y el fantasma peliceleste fracasara.

—Dice que estará aquí en 10 minutos. — Informó Kuroko,tras colgar la llamada y guardando su celular en uno de los bolsillos de su pantalón.

—Vaya, parece que a ti si te hace caso… deberás enseñarme esa técnica, podría aplicarla cuando juguemos basquetbol. — Kagami dijo inocentemente, con la boca llena de comida.

Los ojos de Riko y de Satsuki mostraron un brillo diabólico. ¡Esa era una buena oportunidad para seguir con el plan!

—En realidad, Kagamin…— Empezó Satsuki, sin que nadie supiera que por dentro estaba levantando las manos en triunfo. —Dudo que Tetsu-kun pueda enseñarte esa técnica… tú sabes, es algo muy íntimo entre Dai-chan y Tetsu-kun. — Mencionó con una sonrisa extraña, girando el rostro, para buscar un poco de ayuda entre los presentes, por suerte Riko había captado la idea.

—¡Oh sí! Debe ser por el íntimo pasado entre ellos.

 

Un sonido extraño salió de la boca de Midorima y Akashi, quienes trataban de contener sus risas, por suerte tuvieron éxito.

—Sí, definitivamente. — mencionaron ambos, sin hacer contacto visual con Kagami.

—Lo que sea. — el pelirrojo no se mostraba nada interesado en lo que estaba pasando a su alrededor; se levantó de su asiento y fue a buscar otro hot dog.

 

Y así terminó aquel pequeño intento por poner celoso al 10 de Seirin, parecía que el equipo shippeador tendría que esperar a la llegada de Aomine para seguir con el plan.

Y como si el cielo los hubiera escuchado… la puerta de Kagami sonó, y todos sabrían que el momento había llegado.

De inmediato Momoi saltó de su asiento y fue a abrir la puerta, encontrándose, efectivamente, a cierto moreno que jugaba como los dioses.

—¡Estúpido Dai-chan! ¿Por qué tardaste tanto? Ah, olvídalo ¡sólo entra! —Habló la chica, sin siquiera tomar aire y sin darle oportunidad al moreno de contestar.

Aomine entró al departamento, con un gruñido por ser prácticamente empujado por su mejor amiga; tuvo oportunidad de dar un vistazo al lugar y a los invitados… ¡sorpresa! Nadie interesante con quién hablar durante esa tonta reunión.

 

El recién llegado se sentó sobre un sofá, como si aquella casa le perteneciera, ni siquiera saludó al anfitrión, y mostró esa clara expresión de mal humor y aburrición.

Por otro lado, Riko se acercó a aquel chico rubio que felizmente probaba uno de los hot dogs que tanto disfrutaba Kagami.

—Es tu turno, Kise, irás hacia donde está Kagami y empezarás con tu parte.. — Susurró la trigueña, notando cómo Daiki sospechosamente se sentaba junto al as de Seirin y empezaban a conversar.

—¡Okiii!

 

Minutos después, el rubio se acercó hacia los dos bakas que estaban platicando en voz baja, y sin ningún tacto interrumpió:

—¡Kagamicchi, es una excelente reunión~ssu! — Casi gritó Kise, sentándose sin ningún escrúpulo sobre la pierna del pelirrojo. —Tu apartamento es muy lindo, y además el dueño lo es más. — Guiñó un ojo, estando muy cerca del rostro contrario.

Kagami no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas por tal atrevimiento, y aún más por esas palabras dichas en un tono demasiado extraño. Se quedó sin movimiento por un par de minutos, tratando de averiguar qué demonios estaba pasando allí… o más bien, qué rayos estaba pasándole a Kise.

—Ah, sí… qué bueno que te estés divirtiendo.

 

Kise repentinamente enfocó su vista en Aomine, pero cuál fue su sorpresa al notar que el peliazul no se había inmutado en lo absoluto. Incluso parecía estar más aburrido de lo que normalmente estaba… y claro que el rubio no estaba feliz con ello. ¡Eso no era parte del plan!

Pero aquella actuación de Kise había sido digna de un Oscar. ¿Por qué Aomine ni siquiera había visto aquella escena?

Se sentía tan ofendido que se levantó de su asiento. –la pierna de Kagami. – y fue hacia donde el pequeño grupo de shippeadores se encontraba.

—¿Qué pasó? ¿Dai-chan se mostró inconforme? — Cuestionó la pelirrosada, tan pronto como notó a Kise frente a ella. —Él siempre muestra sus sentimientos, en especial si tiene celos.

Pero Kise negó con la cabeza.

—Tal vez la razón del por qué no muestran celos es porque ni siquiera se gustan. — Inquirió Midorima.

—Hice una actuación perfecta… no entiendo por qué no funcionó. —Kise dejó pasar por alto el comentario del peliverde.

—Rayos. — Suspiró en resignación Riko, girando su vista, ahora hacia Kuroko, quien parecía estar igual de decepcionado que las otras dos chicas. —Veamos qué hace Kagami cuando Kuroko-kun haga su parte.

Tenían una última esperanza… así que rogaban porque el plan funcionara con Kuroko.

 

Poniendo manos a la obra, el 11 de Seirin se acercó a Aomine y se sentó junto a él, con una muy pequeña sonrisa en sus labios, haciendo que por el cuerpo del moreno recorriera un escalofrío, pues rara vez había visto ese gesto en éste.

Tetsuya empezó a hablar, a voz alta para que Kagami escuchara la conversación.

—Así que… Aomine-kun… ¿Qué se siente ser mi primera luz? La primera… MI primera luz… primeeeeeeeeeeeeera luz —Kuroko realmente se aseguró de que Kagami pudiera escucharlo, y parecía que lo había logrado, pues una mirada fugaz de ojos rubíes se fijó en ellos.

—Uh… bien… supongo. — Torpemente contestó el moreno, sin saber por qué su antigua sombra se comportaba de ese modo.

—Sí, fuimos una excelente pareja. ¿Recuerdas aquella vez en la que todos fuimos a acampar y terminé en la tienda de campaña incorrecta… tu tienda de campaña y dormimos usando la misma frazada?

—¡¡¿Qué demonios, Tetsu?!! ¡Eso nunca pasó!

—¿Ah sí? Entonces creo que lo soñé… si me disculpas… — Y tal y como llegó, el peliceleste se levantó de su asiento y fue hacia donde se encontraba el grupo conversando.

Aomine levantó una ceja en clara confusión, de repente todos los demás estaban portándose muy extraños.

 

—¿Nada pasó? — Riko sonó triste y decepcionada; nadie podía culparla, pues no había sido la única que había visto algún tipo de chispa entre Kagami y Aomine.

—Nada. Incluso me inventé una historia tan gay pero no funcionó. Kagami siguió comiendo su hamburguesa sin que mis palabras le afectaran… sé que nos estaba escuchando.

—Bueno. Creo que ya puedo decir que se los dije. —Interrumpió Akashi, despidiendo un aura de superioridad ante sus palabras. —Ellos dos ni siquiera se llevan bien.

—Lamento decirlo, Momoi-san, pero parece que el AoKaga sólo está en nuestras cabezas.

 

Kagami y Aomine, del otro lado de la sala, miraban con extrañeza el grupo. Por más que trataban de entender no sabían qué rayos les estaba pasando.

—¡No se muevan! — Habló con poderío Akashi, haciéndoles un ademán a Aomine y Kagami, quienes quedaron prácticamente congelados ante la orden. —Un muérdago arriba de ustedes… ya saben qué hacer. — Obvio que el emperador crearía una última oportunidad para probar la teoría de las dos chichas y el 11 de Seirin, pero parecía que para Taiga y Daiki aquello había sido como una ofensa.

 

De repente, Aomine se levantó de su asiento, rezongando sin que nadie pudiera entender sus palabras, y cruzó entre el pequeño grupo, que dejó de hablar cuando lo vieron pasar.

—¿A dónde vas, Dai-chan?

—Me largo de éste lugar… se supone que era una reunión, pero ustedes han estado actuando tan extraño y no han dejado de cuchichear durante todo el rato… — dicho esto, y sin escuchar los intentos de Momoi por hacer que se quedara, salió del lugar, dejando a los demás allí.

—¿Qué está pasando con todos ustedes? — Aomine no era el único que había pensado que algo raro estaba pasando, Kagami lo sospechaba también, y tan pronto como había terminado su hamburguesa había hablado.

—Uh, nada… sólo estábamos conversando sobre nuestros planes de navidad. — Informó Riko, sonando tan natural posible.

—Creo que deberíamos ayudar a Kagamicchi a limpiar este lugar. — Ante la propuesta de Kise, todos asintieron, se estaba haciendo noche y además Riko, Kuroko y Momoi estaban decepcionados, lo mejor era irse a casa.

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Después de media hora, Kagami había despedido a sus invitados, quienes por suerte habían sido muy atentos y lo habían ayudado a limpiar el pequeño desorden -excepto Akashi, quien era lo suficientemente absoluto como para ayudar-

Ahora se encontraba sentado sobre el sofá, mirando hacia el techo, preguntándose qué había pasado en la reunión… Claro que se había dado cuenta del comportamiento extraño de Kise, y ni qué decir de Kuroko, quien era demasiado serio como para fingir algo tan tonto como coquetearle a Aomine….

Aunado a eso, estaba el hecho de que Riko y Momoi lo habían vigilado como esperando algo de él.

Aquella reunión de navidad había sido un vil fiasco.

 

Repentinamente escuchó cómo la puerta principal se abría y giró el rostro para ver al recién llegado; no pudo suprimir la pequeña sonrisa que se mostró en sus labios.

—Hey.  

—Esperar a que se fueran todos, en medio del frío no es buena idea, Bakagami. — Aomine mencionó, quitándose su saco y dejándolo aventado por allí.

—Fue idea tuya mantener nuestra relación secreta.

Y Aomine sólo casqueó la lengua, sin decir nada más… Kagami tenía razón, Aomine le había pedido guardar el secreto. Pero estaba seguro de que la noticia se dejaría escuchar pronto, pues él mismo gritaría a los 7 vientos cuán enamorado de Kagami Taiga estaba.

 

—¡Juro que si vuelvo a ver a Kise sentarse sobre tu pierna de nuevo, lo mataré! — Molesto mencionó, recordando la escena que se repetía en su mente una y otra vez. —Y también te mataré a ti por no haber hecho algo al respecto. — Se acercó hacia el pelirrojo y jaló su mejilla, pellizcándolo, sintiendo cómo Kagami se defendía.

—¡¡Idiota!! No fue algo que me gustó… además eso fue tan inesperado que no supe qué hacer en ese momento.

—Pfff, tal vez alejarlo de tí hubiera sido una buena idea. — Ésta vez Aomine se sentó junto a Kagami en el sillón.

—¿Qué me dices de tí? ¿Qué fue toda esa estupidez de ‘eres mi primera luz’? ¿O esa pequeña historia en la que fueron a acampar y Kuroko y tú terminaron en la misma tienda? ¡Jamás me contaste sobre eso!

—Ese estúpido de Tetsu lo inventó… sólo imaginar algo así me causa náuseas.

 

Kagami cruzó los brazos y trató de evitar a Aomine, claro que confiaba en él, pero sus celos se habían salido de control ante la pequeña historia del chico peliceleste. Ni siquiera él mismo sabía cómo le había hecho para disimular esos enormes celos que lo habían atacado al escuchar a Kuroko.

—Hey…— Aomine levantó su mano y la posicionó sobre el mentón del pelirrojo, obligándolo a verlo, a lo que Taiga no se resistió. —Sólo te amo a ti. ¿De acuerdo? No sé qué carajos pasó con todos ellos hoy, pero eres el único por quien siento esto…

Kagami confiaba en las palabras sinceras que habían salido de los labios contrarios; el moreno le había demostrado en muchísimas ocasiones cuánto lo amaba, así que no tenía ninguna razón para dudar de los sentimientos de su novio.

 

La distancia entre ambos se acortó y los labios de Aomine se apoderaron de los ajenos, disfrutando de la maestría de Kagami para besar.

Las manos bronceadas del pelirrojo se habían enredado en aquellos sedosos cabellos azules, en un intento por acercar aún más al moreno hacia él.

La intensidad poco a poco iba subiendo, y por supuesto que ambos lo había notado, pero parecía que era lo que necesitaban en ese momento.

Las caricias de Aomine eran cada vez más demandantes, sus manos morenas se colaban por debajo de la ropa ajena, encontrándose aquella piel cálida que tanto le encantaba sentir sobre sus manos.

 

Kagami quería más… necesitaba más… sin esperar alguna palabra de su novio, se levantó lo suficiente del sofá, sólo para colocarse a horcajadas sobre Daiki, quien lo recibió más que gustoso sobre su regazo.

Los besos nuevamente se presentaron, y no pasó mucho tiempo para que los labios del peliazul ahora hallaran el cuello ajeno, atacándolo con besos y una que otra mordida que hacían suspirar al 10 de Seirin.

 

Tan rápido, los pensamientos sobre la fiesta tan rara que había terminado hacía minutos se olvidaron, dejando paso a la pasión que cada vez subía cada segundo en intensidad.

—A la cama… ahora…— Ordenó Kagami, tratando de levantarse, pero las manos poderosas de Daiki sobre su cintura no se lo permitieron.

—A la mierda la cama, hagámoslo aquí. — No era la primera vez que tenían sexo en la sala, en realidad ya habían contado las veces en las que lo habían hecho allí, y la pequeña risa de aprobación de Kagami fue suficiente para que el as de Touou se abalanzara hacia él con un animal hambriento sobre su presa.

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24 de Diciembre, en plena calle.

 

Kuroko aún se encontraba decepcionado por los sucesos del día anterior, podría haber jurado que había visto una ‘chispa’ extraña entre Kagami y Aomine; tal vez era su mente la que le había jugado una mala broma.

En fin, ahora tenía que olvidarse del asunto.

 

Caminaba hacia el departamento de su luz, pues la noche anterior había olvidado su celular sobre un estante; no había regresado en ese momento, pues pensó que después de un largo día, su amigo quería descansar.

Y allí se encontraba: entrando al enorme edificio para tomar el ascensor e ir a buscar su móvil.

No le tomó mucho tiempo para estar frente al hogar del as del equipo, y sin demora tocó la puerta, pensando que seguramente el pelirrojo aún estaría dormido, a pesar de que ya eran las 10 de la mañana.

 

Pasaron un par de minutos y nadie atendió a la puerta, así que volvió a tocar. Esperó por más tiempo, pero nadie lo recibió.

Con curiosidad giró el picaporte y se dio cuenta de que la puerta no estaba cerrada con llave, así que, siendo el atrevido que es… decidió entrar por su celular y tratar de no hacer ruido para no despertar a su amigo, cuando éste despertara le explicaría lo sucedido… ¿qué podría salir mal?

Pero se quedó congelado al abrir la puerta y encontrar una escena muy poco usual: notó a Kagami y a Aomine durmiendo sobre el sofá, ambos abrazados y tapados con una frazada, en una clara posición incómoda, pero parecía no importarles en ese momento. Ninguno de ellos tenía camiseta -y por lo que pudo observar Kuroko, tampoco tenían pantalones-

Sin poder mitigar el shock que lo había recibido, caminó muy sigilosamente hasta el estante junto a la televisión, justo donde estaba su celular, y sin poder evitarlo activó la cámara, tomando varias fotos de sus dos luces compartiendo calor mientras estaban tiernamente abrazados.

A Momoi-san y a la entrenadora les encantará esto” pensó antes de salir de la misma forma en la que había entrado.

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27 de Diciembre, nuevamente en Maji Burger

 

¡Cómo se atrevieron esos estúpidos a engañarnos! — Gritaba Riko, totalmente furiosa, pero en el fondo estaba muy contenta por saber que sus sospechas habían sido ciertas.

—¡Se ven tan lindos! — Kise murmuró, mirando el celular de Kuroko, en donde se apreciaba una de las fotos que el peliceleste había tomado de Kagami y Aomine durmiendo juntos en el sillón.

—Dai-chan debe pagar por esto, jamás me había ocultado algo. — Satsuki estaba a punto de llorar, pues se sentía traicionada por su mejor amigo.

—No puedo imaginar por cuánto tiempo han estado juntos. — Kuroko trató de no sonar resentido, pero algo dentro de él le decía que esos dos llevaban un buen tiempo siendo pareja.

—Bueno, parece que me equivoqué. — Akashi fue el siguiente en hablar. Él también estaba molesto, pues gracias a la gran actuación del as de Touou y Seirin, sus suposiciones habían sido falsas. ¡Nadie hacía dudar al emperador de esa forma!

—Esos dos deben aprender su lección. — Todos asintieron con la cabeza a las palabras de Midorima.

 

—Tengo una idea. — Kuroko mencionó, no le fue difícil idear algo para hacer que Aomine y Kagami se arrepintieran por ocultar algo tan importante como la relación entre ellos.

Las miradas de todos se situaron en el chico fantasma, pues cuando Kuroko tenía una idea, ésta resultaba ser todo un éxito.

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28 de Diciembre, en la preparatoria Touou.

 

Caminaba por los pasillos, recibiendo una que otra mirada de chicas tímidas y que no se atrevían a acercarse a hablar con él… era lo mejor, después de todo él tenía una relación feliz con su pelirrojo novio.

Un bostezo se presentó en él, y es que el simple hecho de recordar que si no iba a las prácticas de la tarde, Wakamatsu haría lo que fuera por confiscarle sus revistas de Mai-chan; y ni loco dejaría que ese tonto capitán cara de gorila le pusiera una sola mano a sus valiosas revistas.

 

Estaba a punto de llegar al gimnasio cuando giró el rostro y se detuvo, sólo para observar cómo Satsuki, su mejor amiga, conversaba con una chica muy interesante… tenía muy buena delantera, al menos para la opinión de Daiki.

Él no se consideraba como un tipo chismoso, sin embargo, no había visto antes a aquella chica, ni siquiera recordaba que aquella chica de cabello negro fuera amiga de Momoi. Trató de no tomarle más importancia y siguió su camino, queriendo,  a cada paso, regresar por el lugar donde había regresado… No le resultó tan mala idea saltarse las prácticas y citar a su novio para jugar un 1 a 1; eso era mucho más interesante que las aburridas prácticas de Wakamatsu. Pero no podía, nuevamente pensó en Mai-chan y… pensándolo mejor… no era una buena idea.

 

~*~

 

Por otra parte, después de un par de horas, los entrenamientos de la escuela Seirin habían terminado, y tratando de ser sigiloso, Kagami sacó el celular de su maleta de entrenamiento y se percató de que tenía un mensaje de texto. No pudo evitar sonreír al revisar el nombre de su novio como el remitente, haciendo que cierto chico peliceleste notara el cambio en las facciones del pelirrojo.

 

En aquel mensaje, Aomine lo citaba a jugar en la cancha de basquetbol callejera, como ya era una costumbre casi del diario, y por supuesto que Kagami no podía esperar por ver a su novio y tratar de patearle el trasero en su propio juego.

Estaba tan ensimismado en el mensaje de su celular que no notó las extrañas miradas que Kuroko y la entrenadora se compartían.

Despidiéndose fugazmente de sus compañeros de equipo tomó su maleta y trató de salir del gimnasio tan pronto como le era posible: pero una voz lo detuvo.

—Kagami-kun. ¿Te molesta si te acompaño? — Kuroko preguntó, con toda la tranquilidad del mundo, notando lo apresurado que estaba el pelirrojo.

—Lo siento, Kuroko, debo apresurarme… tengo planes.

—¿Planes? Rara vez tienes planes. ¿Qué harás?

 

El pelirrojo quedó mudo por un momento, obvio no podía decirle “Hey, voy a jugar con mi novio, pero no queremos mirones”, pues era un trato entre él y Aomine que mantendrían la relación lo más escondida posible.

—Sólo camina… — Dijo por último, dándole a entender a Kuroko que podía acompañarlo, tal y como el peliceleste quería.

Taiga caminaría hacia su departamento acompañado de su amigo fantasma, y cuando éste decidiera tomar otra calle para ir a casa, sería el mejor momento para ir a su cita con su novio.

 

—¿Qué planes tienes, Kagami-kun? — Cuestionó el peliceleste para romper el silencio, pues había notado lo pensativo que se encontraba su amigo.

—Ah… uh… Veré a Tatsuya…— Mintió, desviando la vista para que el más bajo de altura no lo siguiera cuestionando. No recordaba la última vez en la que Kuroko estuviera tan insistente preguntando sobre sus planes, y siendo franco, no le gustaba en lo absoluto.  Definitivamente el chico fantasma se estaba portando muy extraño.

—Ya veo. Es una lástima que no pueda acompañarte, también tengo cosas que hacer.

 

Kagami se sintió reconfortado ante las palabras del otro chico, era una suerte que no planeara quedarse y notar que sólo estaba mintiendo para deshacerse de él. Seguro que Kuroko se molestaría bastante por aquella mentira.

Caminaban tranquilos, sin ningún tema de conversación, simplemente acompañándose, cuando una chica de cabello rubio se acercó a ellos.

—Hola, Kuroko. —Saludó cortésmente, con una gran sonrisa y desviando ahora su mirada hacia el chico más alto. —Hola, Kagami.

Taiga sólo movió la cabeza en señal de saludo, sin decir una palabra; pudo reconocer a esa chica: era una de las estudiantes del salón de al lado, una chica que no recordaba que llevara buena relación con Tetsuya, es más, ni siquiera recordaba que Kuroko tuviera amigos aparte de la generación arcoíris o del mismo equipo de Seirin, y aquello le resultó bastante extraño.

—Hola, Hiroko-san. —Saludó el peliceleste, sin cambiar la expresión en su rostro.

—¿Estás listo? — Preguntó la chica, haciendo que Kagami frunciera el ceño ante la escena rara que pasaba frente a sus ojos.

Kuroko asintió con la cabeza y dirigió su mirada hacia su amigo.

—Kagami-kun. Puedes acompañarnos. Iremos al centro comercial, le prometí a Hiroko-san que la acompañaría a comprar un regalo para su hermana. Nos vendrías de mucha ayuda, ya que tú conviviste mucho con Alex-san, y debes saber sobre esas cosas.

—¿Eh? No, no puedo… tengo planes. — Claro que debía negarse, pues su novio lo estaría esperando, y si no se presentaba, sabía que Aomine se molestaría mucho con él.

—Oh, vamos, Kagami-kun, seguro que podrás ayudarnos. — Mencionó la rubia, con una pequeña sonrisa, intentando convencer al as de Seirin de acompañarlos. —Escuché que te gustan las hamburguesas de queso. Después de encontrar el regalo, puedo invitarte todas las hamburguesas que quieras, lo prometo.

 

Ok, la chica había dicho algo muy interesante, que captó su atención completamente, y es que no había muchas personas que se prestaran a pagar las 15 hamburguesas que comía en Maji-Burger.

Vamos, podría jugar con Aomine el día siguiente, no era para tanto…

—De acuerdo, los acompañaré.

 

~*~

 

Por otra parte, Aomine estaba muy molesto… al tonto de Wakamatsu se le había ocurrido la grandiosa idea de alargar las prácticas. Ese tonto. ¿Quién se creía que era para hacer eso?

Sintió su celular vibrar dentro del bolsillo de su pantalón, y sin siquiera saber de quién se trataba sonrió, pues muy probablemente su lindo novio pelirrojo le había mandado un mensaje. Seguro estaba molesto por esperarlo durante varios minutos en la cancha de basquetbol callejera.

Pero su molestia creció aún más cuando leyó el mensaje.

 

Lo siendo, Aomine, surgió algo repentino, no podré ir a jugar hoy. Te llamaré después.”

¡¡¡¡¿Qué?!!!! ¡El estúpido de su novio sólo cancelaba los planes que ya tenían de esa forma tan tonta! No, no estaba nada feliz.

Gruñó en molestia, y digitó el número celular de Kagami, estaba a punto de apretar la tecla para llamar cuando la molesta voz de Satsuki lo interrumpió, pero eso no fue lo que lo hizo olvidar los planes de llamar a su novio, sino que la pelirrosada estaba acompañada de aquella chica pelinegra que había visto hace horas.

—¡¡Dai-chan!! Lo siento, no podré regresar contigo a casa. — Se disculpó la pelirrosada, pero en su voz no había arrepentimiento.

—Ah, claro, no importa. — Trató de que sus ojos no se desviaran de su Momoi, pero había fracasado vilmente, pues ahora estaba mirando fugazmente hacia los pechos de aquella chica pelinegra de la que ni siquiera sabía su nombre. ¡Rayos! Se supone que no debería hacer eso, no cuando tiene un novio al que ama demasiado.

—Oh, disculpa mis modales, Dai-chan. Ella es Yoko, está en mi clase de inglés. — Momoi interrumpió las miradas pervertidas de su amigo moreno hacia la otra chica.

—Por fin tengo la oportunidad de hablar con el gran Aomine Daiki. — Habló con entusiasmo la pelinegra, mostrando una gran sonrisa y sin importarle las miradas extrañas del más alto. —Eres estupendo jugando basquetbol, amo tu estilo de juego.

 

Daiki sonrió triunfante; un poco de atención de sus fans de vez en cuando no caía nada mal.

— ¡Tengo una idea! — Gritó una eufórica Momoi, casi colgándose del brazo del moreno. —Dai-chan, puedes acompañarnos, iremos al centro comercial a comprar algunas cosas.

Ante la idea, rodó los ojos, en clara señal de fastidio. No podía recordar cuántas veces había acompañado a Satsuki a hacer sus compras y había estado tan aburrido esperando a que ella terminara. ¡Ni loco iría de nuevo!

—Es una gran idea. Me encantaría que Aomine nos acompañara. —Comentó Yoko, ahora dirigiéndose hacia el nombrado. —Tengo tantas cosas que conversar sobre tu estilo de juego. ¡Me encanta!

Bueno, ahora que lo notaba… no era tan mala idea ir con aquellas dos chicas, si la tal Yoko lo estaría alabando durante todo el trayecto, entonces valdría la pena.

Además de que Kagami había cancelado los planes para jugar, y no tenía nada que hacer al llegar a su casa -excepto su tarea.-

—Está bien. —Fue lo último que dijo antes de ser prácticamente arrastrado hacia las afueras de la escuela por aquellas dos chicas.

 

~*~

Se encontraban ya en el centro comercial, buscando el susodicho regalo para la hermana de Hiroko, pero…algo iba mal… algo iba muy mal.

Ella no había dejado de mandarle miradas coquetas a Kagami, y eso era tan incómodo. ¡Lo peor era que Kuroko lo sabía y no hacía ningún esfuerzo por detener a la chica! ¡Era todo lo contrario!...

—Kagami-kun, creo que le gustas a Hiroko-san. —Kuroko dijo en un susurro, justo cuando la rubia se había acercado a un estante a ver algunos artículos que podría regalar.

—Uh… no… yo… no me interesa.

—Vamos, Kagami-kun, no seas tímido. Ella es una buena chica, además viene de buena familia, creo que ella y tú podrían entenderse muy bien.

—No estoy interesado en eso, Kuroko.

—Sólo dale una oportunidad.

Y con esa simple petición de su amigo, hizo que Kagami se molestara demasiado. Pero trató de disimularlo, después de todo, Kuroko no tenía ninguna noción de la relación que el pelirrojo tenía con Aomine.

—Tampoco pude encontrar algo interesante en esa tienda. — Habló Hiroko, con un tono de decepción en su voz.

Kagami pensó que era un buen momento para despedirse de Kuroko y de la rubia e ir a su departamento, pues aquella incomodidad que sentía se hacía más grande con cada segundo que pasaba al lado de la chica.

Estaba a punto de hablar cuando el celular de Kuroko sonó repentinamente; el fantasma de Seirin se disculpó con ambas personas y se alejó de ellos un poco, sólo para contestar su llamada.

 

Y así Hikoro y Kagami decidieron sentarse en una banca a esperar que Kuroko terminara su llamada.

Definitivamente para el as de Seirin era algo muy incómodo.

 

~*~

 

—¡Mira ese conjunto de ropa, Yoko! —Gritaba Momoi muy entusiasmada, mirando los maniquís que se encontraban en el aparador de una gran tienda.

—Puedes probártelo, Momoi, seguro que te quedarían muy lindos.

¡Oh por todos los cielos! Daiki debió sospechar que aquellas chicas visitarían tiendas de ropa, entonces habría declinado la invitación y ahora estaría en su casa durmiendo o mirando sus revistas de Mai-chan. En lugar de eso, tendría que seguir a ambas chicas y rogar por encontrar un asiento en las grandes tiendas de ropa…

—Me gustaría pero… —Momoi sacó de su bolsa su celular y miró la hora. —¡¡Oh!! ¡Olvidé que tenía que hacer algo importante!

Aomine frunció el ceño ante la rapidez con la que habló su amiga de la infancia. ¿Tener pendiente un asunto importante? ¡Rara vez ella tenía algo importante que hacer!

—Lo siento, Dai-chan, Yoko ¡debo irme!

—¡¡Espera, pero que- Al peliazul no pudo terminar su oración pues la chica pelirrosada desapareció de allí como arte de magia. —¡¡¿Qué demonios?!!

—Bueno, parece que estamos solos, Aomine —Yoko musitó, haciendo denotar una traviesa sonrisa que hizo aparecer un escalofrío en el chico moreno.

—Será mejor que me vaya también… puedo encaminarte a la estación de tren. — Aomine no iba a pasar más tiempo con aquella chica de buena delantera, y como buen caballero que era ofreció acompañar a la chica, quien hizo desaparecer la sonrisa de sus labios y mostró un rostro de decepción.

—Está bien. —Dijo ella finalmente, asintiendo con la cabeza y empezando a caminar hacia la salida del centro comercial.

 

Si había algo que le molestaba con demasía al moreno era que la pelinegra junto a él no dejaba de hablar ni un minuto; no importaba de qué tema hablara, ella parecía un perico, y Aomine optó por ignorarla olímpicamente. Ninguna cosa que dijera Yoko atraería su atención.

Estaba enfocado mirando a su alrededor cuando notó a cierta persona de cabello rojo como el fuego sentado en una banca, y su atención se centró completamente en aquel chico. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver que este chico no estaba solo, parecía estar conversando con una chica rubia… ¡¡su Kagami estaba con otra chica!! ¿Por eso había cancelado sus planes? ¡¡¿Había cancelado sus planes para salir con esa tipa rubia?!!

 

~*~

 

—Demonios ¿A dónde se fue Kuroko? — Kagami sonó molesto, pues Kuroko llevaba casi 10 minutos hablando por teléfono, y eso no era lo peor, lo peor era que el chico peliceleste había usado su falta de presencia para desaparecer del lugar, dejándolo solo con la rubia.

Eso no se lo perdonaría.

—Bueno, podemos esperar un poco más a Kuroko o podemos ir juntos a Maji Burger. — Propuso la chica con una gran sonrisa.

Taiga no mencionó nada… ¡Por supuesto que ya no quería ir a Maji! Lo que quería era salir corriendo de ese lugar y nunca ver a  Hiroko.

En realidad estaba a punto de levantarse de allí y hacer lo que su mente le decía, cuando alguien se plantó frente a él.

—Así que… cancelaste nuestros planes para venir a ver a esta chica… — Una voz se escuchó, una voz que Kagami conocía muy bien y que en algún otro momento le sonaría bastante sexy.

—A..Aomine… no es lo que tú piensas.

 

La rubia miró a ambos chicos y no supo qué hacer, prefirió guardar silencio y no hacer ningún movimiento.

—No, claro que no es lo que yo pienso, sólo estás aquí sentado con ella disfrutando el día— El moreno pensaba seguir recriminando, cuando Yoko apareció en la escena, colgándose de su brazo.

—Aomine. ¿Todo está bien? — Preguntó la recién llegada, sintiendo de inmediato la mirada de sorpresa y dolor de Kagami sobre ella.

—¡Joder, no me toques! —Habló fuerte, notando cómo la de cabellos negros se alejaba de él.

El pelirrojo no quiso escuchar ninguna razón, se levantó del asiento y caminó lo más rápido a la salida, dejando a Hiroko allí sola y a Aomine gritando su nombre, tratando de alcanzarlo.

 

—Creo que esto no debía pasar… — Musitó Hiroko, tan pronto como vio que Aomine corría detrás del pelirrojo.

—Fue una mala idea…— Estuvo de acuerdo Yoko, soltando un extraño suspiro.

 

~*~

 

Kagami no había querido detenerse  a hablar con su novio. No necesitaba ninguna explicación, para él estaba tan claro como el agua… Aomine había salido a una cita con esa chica.

Pronto llegó a casa, seguido de un Daiki que no se rendiría hasta hablar con el pelirrojo; ni loco dejaría entrar a ese infiel moreno en su departamento, y cuando quiso abrir la puerta de su hogar, la mano de Aomine sobre la puerta lo detuvo.

 

—¿¿Qué carajos te crees?? ¿Un niño de 12 años que no escucha explicaciones? — Casi gritó, mirando fijamente esos bellos ojos carmesí.

—No quiero tus excusas, Aho.

—Sólo déjame decirte lo que pasó… Kagami, te recuerdo que te encontré en la misma situación con esa tipa rubia.

Y con ese simple comentario el pelirrojo quedó mudo. Desde el punto de vista de Aomine, Taiga se había visto exactamente igual…  pero no podía… su orgullo no lo dejaba; lo único que quería era que el moreno se fuera de inmediato de allí.

—Sólo déjame en paz, lárgate con aquella chica. — Fue lo último que dijo antes de abrir rápidamente la puerta del departamento y entrar en él.

 

Pero Aomine no se rendiría tan fácil, así que tocó una y otra vez aquella puerta, sin importarle si Kagami se molestaba más, sólo quería dar una explicación a su tonto novio.

—Todo esto fue culpa de Satsuki… — Empezó a gritar, sin dejar de golpear la puerta. Si Kagami no quería abrirle, entonces daría su explicación del otro lado de dicha puerta. —Ella me invitó a acompañarla al centro comercial y… no me pareció mala idea. No lo niego, esa chica tiene una delantera excelente… y —Decidió cortar sus palabras al notar las estupideces que estaba diciendo. —Estábamos en el centro comercial y Satsuki dijo que tenía un asunto que atender repentinamente. Y desapareció, como si de Kuroko se tratara. — No había dicho nada más que la verdad, y aunque sabía que Kagami no iba a abrirle, al menos ya le había dado la explicación.

 

Aunque Kagami no quisiera aceptarlo… le creía a su novio. Aomine podía ser un estúpido, un orgulloso, y un flojo… pero infiel no era la palabra que lo definía. Era cierto, el moreno no podía dejar de mirar a las chicas con buenos pechos, pero Kagami sabía que era algo que estaba tratando de cambiar por él… por el amor que le tenía al pelirrojo.

 

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero los golpes sobre la puerta dejaron de sonar, señal inequívoca de que Aomine se había rendido y había ido por fin a casa.

Kagami se dedicaría a enfriar su mente y estar tranquilo; volvería a hablar con Aomine, al menos hasta que su orgullo lo dejara.

..::..

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29 de Diciembre, en la calle.

 

Las clases del día habían terminado; los sucesos del día anterior no habían salido de la mente de Kagami, no porque no confiara en su novio, sino porque tenía aquel presentimiento de que había algo más detrás de esos malentendidos.

Seguía dándole demasiadas vueltas al asunto. Pero aún estaba lo suficientemente molesto como para hablar con Daiki.

La noche anterior le había llamado a su hermano Himuro Tatsuya, explicándole las cosas, pero necesitaba hablar cara a cara con él… y Tatsuya accedió, aclarándole que lo esperaría en su departamento en Akita; y aunque le tomara un par de horas a Kagami llegar hasta allá, lo haría… después de todo hacía varios meses que no veía a su hermano.

 

Estaba en camino hacia la estación del tren, cuando pasó por un pequeño parque, y lo que atrajo su atención fueron aquellos ridículos colores de cabello que varios tipos. No debía ser un adivino para saber que Midorima, Kuroko, Akashi, Momoi, Kise, Murasakibara e incluso la entrenadora de Seirin estaban allí, conversando sobre algo importante, pues el rostro de Akashi era de preocupación.

Siendo un curioso de primera, trató de acercarse, tratando de pasar desapercibido por el grupo arcoíris, y parecía haber tenido éxito, pues un árbol cerca de aquel grupo le facilitó el asunto.

 

—Kagami-kun estuvo muy triste hoy en la escuela. —Confesó Kuroko, sintiéndose culpable.

—¿Pero qué hicimos? Creo que esta vez el plan no fue muy bueno. — Kise habló, con un rostro claro de tristeza.

—¡Tetsu-kun, el plan no era que tú fueras con Kagamin y Hiroko hasta el centro comercial! Allí es donde yo llevaría a Dai-chan y Yoko. — Se quejó Momoi.

Kagami mostró sorpresa en su rostro… Aomine estaba diciendo la verdad, pero eso no fue lo que lo sorprendió, sino el hecho de que parecía que aquel grupo había ideado ese plan para quién sabe qué…

—Creo que sería una buena idea explicarle a Taiga y a Daiki lo que pasó. O de lo contrario las cosas se saldrán de control. — Propuso Akashi, y la mayoría de los presentes asintieron a las palabras.

—No puedo creer esto. — Suspiró derrotada Riko Aida.

 

Kagami no esperó a escuchar más sobre aquella conversación, con mucho sigilo se retiró de allí. Sentía enojo, decepción, ira… y más ira. No podía creer cómo era que esos buenos para nada se hubieran metido en su relación de esa forma. Tampoco podía adivinar cómo se habían enterado de la relación que el as de Touou y él tenían… siempre habían sido discretos.

Sin esperar más tiempo, sacó su celular y digitó el número de su aún novio, y no esperó mucho para que éste le contestara.

 

—Bakagami. Veo que ahora sí estás dispuesto a ofrecerme una disculpa. — Habló con sarcasmo el 5 de Touou.

—Cállate, idiota… necesito hablar contigo. Ven a mi departamento tan rápido como sea posible. —Ordenó, colgando de inmediato a la llamada, sin siquiera darle tiempo al moreno de contestar de vuelta.

Estaba demasiado enojado… correría sangre….

..::..

.:.

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30 de Diciembre, en Seirin.

 

La actitud tan extraña de Kagami no había pasado desapercibida para el chico peliceleste. En realidad a más de uno había sorprendido la conducta del as del equipo de basquetbol; y es que el pelirrojo se notaba decaído, triste, decepcionado… como si la vida se le hubiera acabado, y por supuesto que su mejor amigo tenía que apoyarlo y tratar de saber la razón de esa conducta.

 

Las clases terminaron con el toque característico de la campana, y Kuroko sabía que aunque Kagami estuviera muy triste, asistiría a las prácticas de la tarde, pues no se arriesgaría a que la entrenadora lo castigara

—Kagami-kun ¿harás algo hoy después del entrenamiento? — Trató de conversar el chico fantasma.

—Uh… sí, tengo algo importante que hacer. Tengo que terminar con él… — Dijo esas últimas palabras en un susurro más para sí mismo, pero Kuroko pudo escucharlo a la perfección, haciendo que los ojos celestes del menor de altura se abrieran en horror.

—¿Terminar qué? — Cuestionó, sintiendo cómo un dolor en el pecho se presentaba en él.

—Nada, no es nada. —Fue lo único que dijo antes de tomar su maleta y salir del salón de clases.

 

Kuroko, con un muy mal presentimiento tomó su celular y digitó uno de los teléfonos que lo sacarían de problemas en ese momento.

—Momoi-san, cita a todos… ¡es una emergencia!

 

~*~

 

El entrenamiento pasó tan rápido, y cuando menos se dieron cuenta, todos se estaban despidiendo diciendo el típico ‘buen trabajo’.

El 11 de Seirin no perdió de vista a Kagami ni un solo momento, en toda la práctica su luz había estado muy distante, muy distraído y su rendimiento no había sido nada bueno.

Ambos amigos salieron del gimnasio y en dirección hacia la puerta principal de la escuela.

—Nos veremos mañana, Kuroko. —Se despidió Kagami, con un tono de voz frío y sin decir nada más, y Kuroko asintió a las palabras, tomando su celular y nuevamente digitando el mismo teléfono que hacía un par de horas, y pronto su llamada fue recibida.

—Listo, Momoi, voy a seguirlo. — informó por el auricular, escuchando un ‘está bien’ de parte de la chica pelirrosada del otro lado del teléfono.

 

Kuroko usó a la perfección su falta de presencia para seguir a Kagami.

El pelirrojo caminó lentamente por las calles, sin siquiera sospechar que era seguido de cerca por alguien; y por fin llegó a la cancha de basquetbol callejera, ese lugar que ya era prácticamente un santuario para él.

El peliceleste estaba muy bien escondido detrás de un gran arbusto; miró a su luz sentarse en la banca y esperar, el pelirrojo parecía estarse impacientando, hasta que los ojos celestes notaron a una silueta que entraba al lugar, y no era ni más ni menos que Aomine Daiki.

 

—Estamos todos aquí. — Susurró una voz detrás de Kuroko, y cuando giró el rostro para observar a la chica pudo ver a los demás miembros del plan detrás de él, muy bien atentos en Aomine y Kagami, quienes estaban en la cancha.

—Algo van a hacer esos dos… temo que no es nada bueno. — Dijo Kuroko, regresando la mirada hacia las dos luces.

 

Kagami, tan pronto como vislumbró a Aomine, se levantó de su asiento y lo encaró, con ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón, claramente no queriendo estar allí.

Daiki lo miró, una mirada que denotaba disculpa pero también dolor.

—Hey. — el 5 de Touou fue el primero en hablar, tratando de formar una sonrisa en sus labios, pero fallando miserablemente.

—Hey. —Respondió torpemente el pelirrojo, evitando la mirada de aquellos zafiros.

—Creo que ambos sabemos lo que debemos hacer. ¿Cierto? — El moreno habló de nueva cuenta, notando cómo Kagami asentía con un movimiento de cabeza. —Kagami… sólo quiero que sepas que… mi relación contigo fue asombrosa. Eres alguien estupendo.

 

El grupito que estaba escondido entre los arbustos dejó salir una pequeña exclamación ante las repentinas palabras del as de Touou.

—Ellos… ellos van a terminar… ¡¡¡por nuestra culpa!!! — trató de bajar la voz Kise, sintiéndose muy mal por lo que estaba presenciando.

 

—Tal vez encuentres a alguien que pueda soportarte como lo hice yo. —Bromeó Kagami, intentando romper la tensión que de repente se sintió, ganando una pequeña sonrisa de parte de aquellos labios morenos

—Bueno, creo que… es todo. — El peliazul anunció, soltando un suspiro de derrota ante sus palabras.

—Eso creo. — Kagami estuvo de acuerdo.

 

—¡¡¡Nooo!!!

Aomine y Kagami giraron el rostro hacia aquella voz que en un grito se había manifestado, y vieron a Kise salir de entre los arbustos, con claras lágrimas en sus ojos.

—¡¡Nosotros fuimos los culpables!! — Gritó, corriendo hacia donde estaba Kagami y prácticamente abrazándolo y colgándose de él, ante la mirada de molestia de Aomine.

—¿Qué carajos haces aquí Kise? ¿Y a qué rayos te refieres con eso?

—¡Nosotros planeamos todo! — Gritó, ahora girando el rostro hacia los arbustos y señalando maleducadamente con un dedo, delatando a todos sus demás compañeros que estaban escondidos.

Al grupito no le quedó de otra más que salir del escondite, suspirando por las acciones tan tontas de Kise.

—¿Qué están haciendo todos allí escondidos? — Fue Kagami quien se quejó, mirando que incluso la entrenadora estaba involucrada.

—Lo sentimos, Dai-chan… Kagamin… Kise tiene razón. — Momoi habló con clara culpabilidad en su voz.

—Yoko y Hiroko fueron parte del plan… nosotros sólo queríamos provocar celos en ustedes para que nos confesaran que estaban saliendo… pero las cosas se complicaron.

—¡¡¡¿¿¿Que ustedes qué???!!! — Gritaron Aomine y Kagami al mismo tiempo.

—Lo sentimos, Aomine-kun, Kagami-kun. —Apenas pudo pronunciar Kuroko, pues se sentía mal con todo ese asunto.

—¡No queríamos que terminaran! — Kise dijo entre sollozos,  sin soltar a Kagami, quien trataba de apartarlo a como fuera lugar.

—¡No puedo creerlo! ¡Ustedes son horribles! ¡No puedo creer que ustedes son mis amigos! — Furioso gritó Aomine. — ¡Tú y yo necesitamos hablar! —Esta vez se dirigió hacia Kagami, quitando fácilmente a  Kise -quien fue aventado con violencia hacia el suelo- y se lo llevó arrastrando por el lugar, hasta perderse a la vista de todos.

—Ahora todo queda en ellos. — El 11 de seirin habló, esperando que aquellos dos chicos pudieran reconciliarse.

..::..

.:.

.

Pronto llegaron al departamento de Kagami, con claros rostros de satisfacción; y es que aquella era una de las pocas ocasiones en las que podían sentirse superiores ante toda la generación de los milagros.

—¡No puedo creer que se lo creyeran! — Rió un eufórico Kagami.

—Son tan tontos.

—Eso les enseñará a no meterse en las vidas de otros. — Kagami miró cómo Aomine se sentó en el sillón y le hizo un ademán para que el pelirrojo hiciera lo mismo

—Como si fuéramos a terminar nuestra relación por tonterías como esa… — Kagami accedió a las peticiones silenciosas de su novio y en lugar de sentarse sobre el sillón, se colocó a horcajadas sobre el moreno. —¿Qué te parece si tenemos sexo de reconciliación? — Bromeó, para luego unir sus labios con los de Aomine en un beso fugaz.

—Pero tendrás que hacer eso que me gusta, Taigaaa~

—Ngh… travieso…

 

 

Omake::..

—Ahora tendré que acosarlos para que me den las cintas de video porno caseras. — Momoi podía imaginar que esos videos existían.

—Sat-chin, otra vez dices cosas homosexuales. — Murasakibara se quejó, sin importarle mucho el asunto de si Aomine y Kagami se reconciliaban.

—Mmmm me pregunto quién será el activo. — Midorima cuestionó ajustando sus anteojos, recibiendo todas las miradas de sorpresa por el comentario.

—Taiga debe serlo, tiene más madera de activo. — Confesó Akashi, secundando las ideas de su compañero peliverde.

—Pero has visto la actitud de Aomine… creo que él es el activo. — Nuevamente habló el megane, empezando así una pequeña discusión por saber quién tenía razón.

—Bueno, tengo un plan para saber eso. — Interrumpió Kuroko, mostrando una pequeña y extraña sonrisa, acaparando la atención de todos los demás.

 

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? La verdad es que tenía bastantes dudas con este escrito, además mi inspiración nula no ayudó…

 

Ejem… lamento no haberle puesto lemmon, de verdad… no me maten :’( pensé que la trama no daba mucho para el lemmon.
Y también, por si lo notaron... todos los acontecimientos suceden casi en año nuevo, por lo cual las escuelas no tienen clases xD pero cofcof, dejemos pasar ese pequeño detalle :v

La historia se veía muy buena en mi imaginación, pero al empezar a escribirla… como que no me agradó al 100% :v en fin, espero que hayan pasado un buen momento leyendo.

¡¡¡¡Gracias por sus comentarios y por sus lecturas!!!!


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