Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tres para las doce. por LeonSmith

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mil disculpas por no actualizar ayer, tuve un GRAN problema. Espero que éste capítulo les agrade, y me disculpo por la bromita del capítulo anterior. Claro que nunca dejaré mis fics.

Un gran abrazo para kahyra26, Kenna-2201, fujoshinigami y Naokoneko, muchas gracias por sus reviews, y por su preocupación, las adoro. 

 

Mis fics del Team Red:

El Justiciero. (Daredevil)

El Mercenario. (Deadpool)

El Héroe (Spiderman) 

Víspera de Año Nuevo, Matt y Foggy caminan por el lobby de Landman & Zack, se dirigen hacia la salida, como cada día desde hace un par de meses.

 — Entonces qué, Matt. ¿Irás a la fiesta de Summers? – el rubio parece ansioso por la reunión.

 — No lo creo, estoy muy cansado. El caso Foreman ha sido muy . . . demandante – Matt sonríe para sí mismo, ya que su amigo tarda bastante en comprender su pésima broma. Los dos sonríen, más por la situación que por el chiste.

 — Ya enserio, acompáñame, habrá bastante carne fresca . . . – su pecaminosa voz trata de convencerlo.

 — Lo siento, estoy a dieta.

 — Vamos, ¿dónde quedó el aguacate fiestero que conozco? – lo abraza con su brazo derecho, con bastante brusquedad.

 — Murió de aburrimiento – sobreactúa su “pesar”.

 — Entonces, ¿me dejarás ir sólo, como un perro? – A foggy se le complica mucho su chantaje, le gustaría que su amigo viera su rostro de “tristeza”.

 — Me temo que sí, necesito descansar.

 — . . . – frunce los labios – Está bien, aguafiestas, tú te lo pierdes – lo detiene para abrazarlo formalmente, con bastante calidez – Feliz Año, Murdock.

 — Feliz Año, Nelson – responde con la misma intensidad, con una gran sonrisa.

 — No te portes mal sin mí, eh.

 — No prometo nada.

Foggy camina hacia el norte de la ciudad, bastante impaciente por llegar al lugar de la fiesta, pues la noche acaba de caer. Matt camina bastante más relajado, se detiene en la primera esquina, y llama un taxi.

Al subir al auto, nota el peculiar olor de una colonia barata, el viejo tapiz de los asientos, y el sutil aroma de un cigarro nuevo. El conductor mira por el retrovisor, observa el bastón y los lentes de su cliente, hace obvias conjeturas.

 — Ya se termina un año más, ¿verdad? – al joven conductor le molestan los silencios prolongados.

 — Eso parece – no parece que tenga ganas de charlar.

 — Mi chica y yo cenaremos juntos en su nuevo departamento, es la primera vez que festejamos juntos.

 — . . . – juega con su bastón, pensando alguna respuesta no arrogante – Suena bien.

 — Sí, estoy bastante emocionado, falta poco para que pase por ella a su trabajo. De hecho, eres mi último viaje de la noche, amigo – no quita la mirada del camino, inclusive mientras baila sobre su asiento.

 — Estoy de suerte . . . – el joven del volante lo mira cabizbajo. En cierto modo, le molesta que no esté del mismo humor que él.

 — ¿Por qué la cara larga, amigo?

 — ¿Qué? – la pregunta lo toma por sorpresa – Ah, no es nada. He tenido un mal día . . . – “por muchos años”.

El conductor decide cortar la conversación, no se siente de ánimo para tratar de “ayudar” a su pasajero. No tardan en llegar al departamento del castaño. Recibe su pago y sigue su camino, hacia la noche con su chica.

Matt sube hasta su departamento; se quita su saco, y toma una cerveza de su nevera. Se recuesta sobre su sofá y bebe de su botella, con bastante prisa.

Maldice la superflua conversación con el taxista, sólo le recordó lo solitario que se siente en estas fechas. Pues, aunque Foggy nunca lo ha excluido de sus reuniones, no se le hace justo que él tenga que soportar su mal humor, y su actitud cortante.

Decide sacar todas sus cervezas y tomarlas, tal vez el alcohol pueda atontarlo lo suficiente como para dejar de sentir lástima por sí mismo. Las botellas quedan vacías, y Matt pierde mucho del control sobre su cuerpo.

Al no quedar nada para beber, decide salir a buscar más. Aún con la mayor parte de su traje gris puesto, toma su gabardina negra y baja tambaleante por la vieja escalera.

Al salir, el helado y seco aire lo ataca con toda su furia, se abriga en su ropa y se encoge de hombros. Deambula por las calles, escucha a las personas cenando y conviviendo, se da cuenta que es bastante tarde.

Mientras sujeta su bastón, se da cuenta que no recuerda el motivo de su caminata nocturna. Maldice al alcohol por su torpeza, repetidas veces ha trastabillado entre las congeladas aceras.

 — ¡Ey, cariño! – una mujer se acerca hacia él, no ubica bien de dónde salió.

 — ¿Qué quieres? – pronuncia con dificultad.

 — ¿Por qué no vamos a divertirnos? – se acerca seductora, no se da cuenta que su posible “cliente” es invidente – Tengo tarifa especial de año nuevo.

 — ¿Qué? – voltea hacia donde se encuentra ella, tarda en comprender la situación – No, no estoy de humor.

 — Anda, cariño, yo soy una profesional – la bella, pero mal vestida, pelirroja posa, con seguridad, su mano sobre la entrepierna de Matt.

 — Espera . . . – se siente bastante incómodo, pero al mismo tiempo, el contacto físico lo reconforta de una manera un tanto extraña. Nota que su pene comienza a engrosarse, quita la mano de la chica y se cubre con la gabardina.

 — ¿Acaso no te gusto? – la chica hace una pequeña pausa, y llega a una conclusión – Ya entiendo, supongo que no soy tu tipo, ¿verdad?

 — . . . – ignora sus palabras (las cuales no comprende del todo) e intenta seguir su camino.

 — ¡Eddie, aquí hay algo para ti, amor! – con mucha clase, la enérgica chica llama a uno de sus compañeros, un jovencito de cabello marrón oscuro y piel apiñonada.

 — Gracias, Sandy, yo me encargo . . . – el chico camina hacia Matt, lo detiene del hombro – No te apresures, amigo, no tienes porqué avergonzarte.

 — Aléjate . . . – se sobresalta por el simple tacto de su mano, aunque lo que más lo agobia, es la voz tan similar que tiene el chico, casi idéntica a la de su amigo de Central Park.

 — Vamos, amigo, algo me dice que lo deseas . . . – su pantalón se encuentra totalmente abultado, ni siquiera el aventurero agarre de la chica lo excitó tanto como la seductora voz del muchachito.

Bastante nervioso, Matt se cubre la erección e intenta correr. Intenta alejarse de la tentación, ese demonio que lleva a cuestas desde hace varios años. Da un mal paso en el resbaloso asfalto y tropieza sin poder frenar su caída.

Las chicas comienzan a reír a carcajadas, mientras el preocupado muchacho corre a auxiliarlo

 — ¿Te encuentras bien? – lo toma por el codo y lo apoya para levantarse.

 — . . . – Matt frunce sus labios y comienza a llorar. Se siente tan miserable, tan débil e indefenso.

 — ¡Son unas estúpidas, malditas golfas! – el chico asume que el llanto es por vergüenza. Termina de levantar el pesado cuerpo del castaño, nota que su cliente es invidente, pues sus gafas cayeron – Lamento haberte molestado.

 — ¡Déjame sólo! – se suelta de las cuidadosas manos del menor y continúa su tortuoso andar, rengueando y resbalando a cada paso.

 — . . . – el chico lo observa con lástima, camina tras de él, tratando de no sorprenderlo – Amigo, no puedo dejarte ir así.

 — Por lo que más quieras, déjame tranquilo – continúa caminando, tratando de enfocarse en su andar, y no en la dulce voz de su acompañante.

 — Oblígame, galán – sonríe con picardía y se cruza de hombros, Matt sólo suspira y continúa ignorándolo.

Pasan un par de minutos, el castaño ya no sabe ni por dónde camina. El chico lo sigue de cerca, chiflando y caminando en reversa. Su nuevo cliente le ha parecido el tipo más extraño y tierno que ha pasado por su zona.

 — Y, ¿qué haces ahí? – Matt se arma de valor y rompe el silencio. Se siente tan ansioso por volver a escuchar la voz del chico.

 — Yo podría preguntarte lo mismo.

 — . . . – frunce el ceño, no esperaba esa actitud retadora, tan de un . . . - ¿Qué edad tienes?

 — ¿Qué? – comienza a hacer un ruido extraño, trata de articular muy bien su respuesta – Tengo veinte.

 — . . . – alza su ceja y ladea su cabeza – Creo que me perdí – para su andar y rasca su cabello.

 — Podemos ir a mi departamento, si quieres . . . – el tono de voz delata sus intenciones.

 — ¡No! – nervioso, saca su billetera y toma todo el dinero que tiene – Escucha, será mejor que te vayas – le entrega un raquítico fajo de billetes.

 — ¿Qué significa esto? – cuenta el dinero, no es mucho, pero le sorprende el motivo.

 — Es para que me dejes tranquilo – lo deja perplejo y camina un par de pasos.

 — Espera, espera. No los quiero – engrosa su voz y le devuelve el dinero en su mano, acariciando su helada piel.

 — ¡Quédatelos! – su desesperación aumenta, ese marcado cambio en el tono de voz del chico, lo calienta más que si hubiera bebido una botella entera de whiskey de un solo sorbo.

 — . . . – el joven queda pensativo mientras observa a su peculiar cliente, caminando a marcha forzada. La experiencia de su profesión le abre los ojos, no es más que el temor al placer – Espera, galán, no puedo aceptarlo sin antes ganármelo . . .

Eddie se postra frente a Matt y lo sujeta con fuerza de la quijada, lo acerca a su rostro y lo besa son magistral habilidad. El castaño queda en shock por unos segundos, trata de zafarse del delicioso contacto con el chico, pero su instinto se lo impide, se encuentra tan excitado.

 — . . . – el joven nota como la erección del mayor crece entre ambos – No tengas miedo, esto lo hago porque me gustas. Ahora, vamos aun lugar más apropiado . . .

. . .

Entran al pequeño y sucio departamento del menor. Apenas pueden cerrar la puerta tras de sí, el arrebato de sus caricias los vuelve aún más torpes.

Entran a la habitación. Eddie desprende la ropa de Matt con su juvenil ímpetu, se excita al ver su varonil torso desnudo. Matt siente las frías manos del chico sobre su pecho, acariciándolo y masajeándolo. Posa sus manos en él, lo voltea con brusquedad y lo desnuda con bastante más torpeza.

 — Hazme tuyo, por favor – esa voz, le hace olvidar que está tocando a un jovencito callejero, y no a su más grande error.

 — Will . . . – no puede evitar su nombre, mientras retira su ropa interior.

 — Llámame como quieras, sólo fóllame . . .

Matt carga a su víctima y busca el borde de la cama con sus piernas. Lo arroja al colchón y escucha un delicioso quejido de su parte. Se despoja de sus últimas prendas y se postra sobre su cuerpo, aprisionándolo con su musculatura.

Lo besa en el mentón y recorre su cuello con furiosos mordiscos. Eddie se relaja sobre sus frías sábanas, sintiendo las desesperadas atenciones de su cliente. Matt sube su cuerpo hasta tener el rostro de su amante frente a su firme miembro, el chico no tarda en sujetarlo.

Eddie observa la goteante verga del castaño, la introduce en su boca completamente, y mueve su cabeza para que toque el fondo de su amaestrada garganta. El diablo siente un temblor que recorre su cuerpo desde su glande, la cálida y húmeda boca de su amante le causa un placer pecaminoso, sucio y excitante.

No puede esperar para hacerlo completamente suyo. Detiene la deliciosa mamada y voltea al chico, teniendo su suave culo debajo de sus testículos. Los masajea con lujuria, como si amasara la más deliciosa masa.

 — Por favor, amigo, métemela – Eddie esconde su rostro en su antebrazo, mientras desespera por la tardanza.

Matt toma un condón que el chico le dispuso, y se lo coloca con rapidez. Sujeta su palpitante pene y lo introduce en la hambrienta entrada del menor. Eddie suelta un audible gemido al sentir la potente presencia de su cliente, sin preparación alguna.

Matt se comporta un tanto despiadado, no espera ni un segundo para embestir el trasero del joven. Se recuesta sobre su delgada espalda y lo abraza por el cuello, obligándolo a subir su rostro, buscando un beso vacío.

Eddie atiende a las sutiles peticiones de su cliente, sus lenguas se entrelazan sin problemas, como le encanta sentir su rasposa barba sobre su mejilla.

Las embestidas se vuelven más fuertes y rápidas, el chico de cabello marrón entrega su cuerpo ante la fuerza del más maduro, le encanta ser sometido con tanta (y extraña) pasión, no se siente como con cualquier tipo que había encontrado en las calles.

 — No pares, me encantas . . . – la voz de su poseído lo vuelve loco, como si un instinto salvaje despertara en sus entrañas.

 — Di que me amas.

 — ¿Qué?

 — . . . – sonríe con molestia – ¡Que digas que me amas!

 — Te amo.

La farsa es como una fantasía enferma, algo que llena por unos instantes su frustrado corazón. Es suficiente para volverlo más hombre, para empujarlo hacia un frenesí de sexo.

Lo levanta sin cuidado y lo sienta en sus piernas, sin despegar sus genitales por un solo instante. Sujeta el delgado cuerpo del chico y lo abraza, como si fuera de su propiedad.

En esa posición, se introduce más y más en sus entrañas, embriagándose de su calor corporal y del eminente sudor que baja por su espalda, mojando su aterciopelado y musculoso pecho.

Su cadera hace su mayor esfuerzo por continuar con el acelerado ritmo de estocadas. Los gritos acalorados de Eddie, se entremezclan con los poderosos jadeos de Matt, en una sincronía casi perfecta.

El chico se masturba con desesperación, mientras es brutalmente vulnerado por el hombre más impetuoso que ha conocido. Matt siente la proximidad de su orgasmo, libera su miembro del aprisionante cuerpo de su amante y del húmedo condón.

Se levanta de la cama, su joven amante se pone de rodillas sobre el frío suelo, para recibir la abundante descarga de esperma. El cálido líquido entra a su boca con un potente disparo, el sabor lo hace querer más, lamer la fuente de su éxtasis.

Mientras introduce su miembro en su boca, el desprevenido gemido de Matt lo deleita a sobremanera. Se corre fulminante sobre el piso y sobre su mano. Ambos temblando por el frío y por su prolongado y delicioso orgasmo.

Matt escucha los fuegos artificiales, marcando el inicio de un nuevo año. Uno que ha iniciado de la manera menos deseada por él, pero que sin duda, estará lleno de arrepentimientos. Al igual que esta noche, su vida son sólo momentos de gloria, ocasionados por sus deseos reprimidos, por su maldita moral y sus malditos arrepentimientos. 

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado.

1. Feliz Año Nuevo, espero que sus vidas tomen el camino que ustedes deseen, que siempre se encuentren conformes con las personas en las que se convierten.

2. No creo que esperaran algo romántico o alegre de parte de Daredevil, ¿verdad? Lamento ser tan dramático, pero me gustó la idea de éste fin de año para Matt. Recuerden que es una precuela de su fic.

3. Que quede claro, no dejaré mis fics. No se me espanten :P

4. Perdón por el lemon, no sé qué tal quedó u.u

 

Soy León Smith, les deseo un gran Año Nuevo. 

 

Mis fics del Team Red:

El Justiciero. (Daredevil)

El Mercenario. (Deadpool)

El Héroe (Spiderman) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).