Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El jefe de todos por Joey796

[Reviews - 91]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

He vuelto chic@s. Discúlpenme por no actualizar seguido y no responder sus reviews. Realmente me queda muy poco tiempo libre. Este nuevo capítulo está muy sabrosón. Disfrútenlo.

No mentía, decía la verdad. Su corazón sonaba igual, igual de acelerado que cuando entró aquella vez al Diario el Planeta y cruzamos miradas. Por algún motivo reconocía aquellos ojos que el caballero oscuro dejaba ver por poco y llegue a conocer su corazón gracias a la cercanía que tuvimos trabajando juntos. Sabía que era él, pero no me atreví a confirmarlo. ¿Quién habría pensado que el multimillonario y mujeriego heredero de los Wayne sería Batman y que además sería el jefe de todos? Alguien con tanto dinero no buscaría justicia por sus propios medios así que descarté esa idea rápidamente y me quedé con la incógnita hasta muy tarde. Él descubrió quién soy y yo sucumbí ante él, quedando frágil por mi identidad descubierta.


-¿Cómo supiste quién soy? – hablé aun recuperándome de la Kryptonita.


Se acercó a mi rostro y lentamente me quitó las gafas y se apartó de mí.


-He trabajado contigo en varias misiones y esto, – dice señalando las gafas – estas gafas no cambian en nada tu rostro, no es un buen disfraz, Clark – dice con algo de burla.


-A diferencia de ti, nadie me dejó una gran herencia con la que comprar trajes costosos y disfrazarme con elegancia.


Su sonrisa altanera se ha ido gracias a ese comentario. ¿Mencionar su herencia le habrá recordado a sus padres? No quiero verlo así, este Bruce Wayne que veo es diferente al Bruce disfrazado de murciélago que conozco ¿Será por lo que ha dicho? ¿Será que me ama?


-¿Y ahora dices que me amas? – pregunto con total nerviosismo. Logro cambiar su estado de ánimo, de uno melancólico a uno nervioso igual que yo. Resulta que Batman también es humano.


-Desde que te conocí no soy el mismo hombre. – Me río ante ese comentario y él parece no darse por vencido – Escúchame, sabes que digo la verdad.


-Aunque sea verdad, ¿crees que yo te amo?


Sin recibir alguna respuesta, Bruce se abalanza sobre mí y ataca mis labios. No tardé en corresponder ese beso tan demandante. Me dejé llevar y sin pensarlo comienzo a desnudarlo, lo despego de mí para quitarle su fastidiosa camisa cara y él me ayuda a sacarme la camiseta que llevo puesta.


Volvimos a juntar nuestras bocas en un beso más salvaje y con hambre. Rápidamente Bruce desabrochó sus pantalones bajándolos por completo dejándolos tirados en algún lugar. Lo tenía desnudo para mí, no dudé en tomar sus nalgas entre mis manos separándolas un poco y apretándolas, logrando sacarle gemidos al señor de la noche, me despego de su boca y ahora ataco descontroladamente su cuello, besándolo con ahínco, mordiéndolo suavemente, siguiendo el camino de besos hasta sus mejillas, regresando a los hombros y de nuevo al cuello, de seguro quedaría marcado pero eso es algo que no importa ahora.


Ahora era el turno de dejarme hacer. Sin decir nada más Bruce besó mis sonrojadas mejillas, bajo hasta mi barbilla y le dio una pequeña y sutil mordida, siguió con mis labios y por mi cuello, dejando una suave succión con cada beso que daba en aquella parte, mientras con sus manos me quitaba con el pantalón con algo de dificultad.


Completamente desnudos lo recosté sobre el sofá dónde me encontraba y sin llegué hasta su agitado pecho, besando y lamiendo el lugar hasta alcanzar uno de sus rosados pezones, hice una delicada succión hasta dejarlo duro, pasé la lengua dando una juguetona lamida en toda la zona para luego pasarse al otro y hacer lo mismo.


Intentando no perder la cordura, pasé de juguetear con el pecho de Bruce a dejar un húmedo camino de besos y lambidas por todo el abdomen marcado y con cicatrices del caballero oscuro, bajé hasta la pelvis. Usé mis dientes para estremecer su cuerpo mientras los paseaba por su parte baja hasta toparme con su erección.


Antes de continuar con aquella tarea nos vimos fijamente a los ojos por un momento, con la respiración agitada. Dejando expuestos todos nuestros sentimientos con tan solo esa mirada y sin decir ni una sola palabra. Proseguí con lo que debía hacer y engullí su miembro con total descaro mientras le lanzaba una mirada pícara y él gemía de placer. Movía mi lengua por toda la extensión, desde la base hasta la punta, deteniéndose ahí, lamiéndola rápidamente para luego volver a bajar.


Los gemidos y jadeos de Bruce aumentaban cada vez y eso que la mejor parte aún no llegaba, así que solté su miembro. Elevé y separé sus piernas para prepararlo. Dirigí uno de mis dedos a la entrada de Bruce y con cuidado lo introduje sintiendo la calentura de su interior, lo movió lentamente y sin avisar introdujo el segundo dedo recibiendo un exquisito gemido por parte de Wayne.


Ese gemido hizo que me descontrolará. Me coloqué entre sus piernas y de una sola estocada entré por completo en él. Me regaló un gemido de dolor pero su rostro estaba lleno de completo placer. Al parecer era momento en el que ambos debíamos perder el control. Moví mi cadera saliendo solo un poco para volver a entrar con fuerza, Bruce separó aún más sus piernas y ahogó un gemido moviendo su cadera pidiendo por un poco más, así que empecé un lento vaivén que poco a poco adquiría rapidez y fuerza. El jefe de todos acercó su mano a su entrepierna para atenderla, masturbándose suavemente, mientras yo adquiría un ritmo perfecto en las embestidas.


Los gemidos de ambos sonaban fuertes, de seguro los vecinos estarían escuchándonos. Agarré las piernas del murciélago e hice que las enredara en mi espalda para darnos vuelta y ahora Bruce estaba a sobre mí, deteniéndose con una de sus manos en mi pecho y con la otra atendiendo su erección mientras subía y bajaba con fuerza sobre la mía. No me resistí a agarrar nuevamente sus nalgas, me gusta tenerlas entre mis manos.


Bruce siguió galopando sobre mi erección, arqueando la espalda y echando la cabeza hacía atrás, soltando gemidos de puro placer, aquella imagen parecía la de un dios. Embestí con más fuerza y ambos estuvimos terminando con una gran satisfacción y la respiración entrecortada.


Bruce cayó sobre mi pecho y se aminó a romper el silencio que había.


-Quédate conmigo – lo que me dice me sorprende, más que todo porque parece una orden – si te quedas conmigo no te faltará nada, podrás comprarte unas mejores gafas que las que tienes.

Notas finales:

¿Qué hicieran ustedes si un apuesto multimillonario les pide que se queden con él? Apuesto que sí o sí se quedarían con él. Haganme saber sus repuestas, espero sus reviews. Gracias por leer.

Abrazos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).