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El jefe de todos por Joey796

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Notas del capitulo:

Chicos, estoy seguro que la mayoría que me leen también escriben y saben que a veces es difícil encontrar inspiración para ello (o una buena trama), en especial si tienes que lidiar con cosas del trabajo, la universidad, etc. No intento justificar mi demora en actualizar, solo es una pequeña explicación y promento actualizar rápido como antes. Espero que disfruten este capítulo ¡Hay lemon! 

¿Bruce quiere verme? ¡¿Bruce Wayne quiere verme?! ¡Y quiere que lo vea en su enorme mansión! No hay tiempo que perder, me pongo el traje rápidamente y salgo por la ventana a toda velocidad no sin antes llevar un maletín con algunas cosas del trabajo, prometió que terminaríamos la entrevista.


Vuelo con toda la velocidad que puedo, tratando de no cansarme pero también tratando de llegar cuanto antes. Gotham no está a la vuelta de la esquina. Mientras sigo en el aire recuerdo los días en los que no supe nada de él. Tenía los ánimos en el subsuelo y ahora están arriba, como deben.


He llegado a la ciudad del murciélago. ¿Quién podría ser el que vigila la ciudad de Wayne? Me dejo de interrogantes y visualizo la mansión Wayne ¡Es enorme! Realmente lo es. Es tiempo de descender y tocar la puerta de Bruce. Antes de hacerlo caigo en cuenta de que llevo el traje de Superman, por suerte en el maletín que traje hay ropa que siempre llevo en caso de alguna emergencia. Me cambio de vestimenta detrás de uno de los arbustos de la mansión sin que nadie me vea. Una vez listo me dirijo a la puerta.


Mi corazón late a mil, siento que se saldrá. Golpear la puerta de la enorme mansión de Bruce Wayne me pone nervioso. Me animo a hacerlo de una vez y golpeo tres veces. No hay respuesta del otro lado. Me siento más nervioso al pensar haber venido en vano, pero las luces del interior me hacen pensar lo contrario. Estoy seguro que Bruce está adentro, quizás está distraído con algo, ¿cómo me estaría esperando? O simplemente no escucho. Me animo a tocar la puerta nuevamente pero mi puño toca al vacío cuando alguien abre la puerta.


-Llegaste rápido, Clark.


Y ahí estaba él, tan bien portado como siempre. Se veía espectacular, como si fuera actor de cine. Llevaba una camisa celeste que hacía resaltar su trabajado torso y un pantalón que encajaba bien en él, en especial cuando se le observaba desde atrás.


-¿Te quedarás ahí observándome? Pasa.


Me sentí estúpido al quedarme mirándole así. ¿Cuántas estupideces haré hoy? Supongo que serían innumerables, es que simplemente él se ve fantástico. Doy un paso dentro de la mansión. Si desde afuera se veía enorme, desde adentro lo era mucho más sobre todo por todas las cosas lujosas que hay en su interior. Observo todo como si fuera un monumento. Doy la vuelta y veo a Bruce acercarse a mí después de asegurar la puerta. Creí que tendría muchísimos sirvientes pero la casa parece albergar solo al jefe de todos.


-Gracias por su invitación señor Wayne – le digo respetuosamente intentando ocultar mi nervisismo.


-Lo hice por tu trabajo – me dice seriamente.


-Sí, lo sé. Gracias por ayudarme a quedarme en el Planeta.


-Es el único lugar donde alguien como tú puede esconderse, nadie podría creer que un reportero es Superman.


-Señor Wayne, yo… usted prometió que mi identidad estaría a salvo ¿Qué quiere decir con esto? – pregunto furioso y nervioso.


-Tú identidad está a salvo, Clark – me responde con una sonrisa socarrona – lo que quiero decir es que Metrópolis te necesita y el Planeta también, pero no podrías hacer ambas cosas si saben quién eres realmente.


-Sigo sintiendo que mi identidad está comprometida – a veces las palabras de Wayne suenan confusas y amenazantes para mí.


-No lo está – vuelve su semblante serio – prometí que lo mantendría solo conmigo y así es, nadie más lo sabe.


-Está bien – digo suspirando, decido creerle - ¿Comenzamos la entrevista ya?


-Sí, acompáñame.


Caminamos por los pasillos de la enorme mansión, está llena de hermosos cuadros y antigüedades. Seguimos la marcha hasta detenernos en una gran puerta.


-¿Esta es tu oficina? – pregunto curioso mientras bruce solo me sonríe de una manera que me parece de lo más sexy.


-Lámala como quieres – me dice aún con esa sonrisa picarona en sus labios.


Claramente no es una oficina. Es un dormitorio. ¡Una enorme mansión y no tiene espacio para una buena oficina! Al menos el dormitorio se ve totalmente cómodo. Le sigo el paso a Bruce y me adentro a la habitación. Me siento en uno de los agradables muebles que hay en ella mientras  Wayne cierra la puerta.


-Bueno, ahora comencemos – digo abriendo mi maletín buscando lo necesario para la entrevista.


-Aun siendo el hombre de acero eres algo tonto – me dice quitándome el maletín y arrojándolo al suelo.


-¿Qué? – es lo único que logro decir, estoy totalmente confundido y nervioso.


-Tenemos tiempo para terminar la entrevista – dice acercándose a mí y me da un fuerte beso al que no tardo en responder.


Nuestras lenguas se entrelazan y se lubrican con la saliva del otro mientras que Bruce me atrae hacia él para luego tumbarme sobre la cama y él tumbarse sobre mí. Nuestras bocas aún no se separan seguimos en este fogoso beso hasta que rodamos por la cama quedando yo sobre él y aprovecho el momento para separarnos.


-¿No quieres esto, Kent? – me pregunta casi molesto.


-Sí – digo en susurro – pero alguien nos puede escuchar.


-No hay nadie en casa, estamos solos – dice riéndose – no seas temeroso.


Al escuchar eso no pierdo la oportunidad de atacar sus labios, el sabor de sus saliva es exquisita. Tener su cuerpo debajo del mío sintiendo como su erección crece es totalmente excitante. Ahora es turno de probar su cuello, así que dejo sus labios y bajo por su barbilla para llegar el lugar mencionado. Reparto besos y pequeñas mordidas, probando cada parte se su cuello.


El calor está en todas partes, nuestras erecciones no dejan de estar en fricción y la ropa comienza a estorbar. Le quito la camisa para chupar uno de sus deliciosos pezones. El cuerpo de Bruce tiembla, sus pezones son muy sensibles. Me encanta verlo así, parece ser el único momento en el que está vulnerable. Sus gemidos inundan la habitación. Dejo sus pezones pasar seguir por su fuerte abdomen y quitarle los pantalones.


Veo su pene plenamente erecto con líquido pre seminal brotando de él. Recuerdo lo que hizo él en nuestro encuentro anterior, así que cojo su pene y lo masajeo antes de introducirlo en mi boca. Tiene un sabor empalagoso, es diferente a cualquier cosa que haya probado y admito que me encanta. Veo su cuerpo tensarse y luego temblar y sus gemidos se hacen más sonoros.


-Clark, detente – me dice seriamente aún con espasmos.


-¿Lo estoy haciendo mal? – pregunto algo decepcionado.


-No, lo haces bien – me responde con una sonrisa – creí que no iba a aguantar.


Atrae mi rostro al suyo y me besa suavemente. Me separo de el para desvestirme y luego lo volteo poniéndolo de cara con la cama. Me posiciono sobre él abriéndole las piernas.


-¿Estás listo? – pregunto totalmente excitado mientras sobo mi goteante miembro sobre sus glúteos. No quiero perder tiempo preparándolo.


-Sí – me responde entre gemidos.


Lo penetro despacio intentando ser lo más suave posible para evitarle mucho dolor. Logro introducir toda mi erección en su caliente interior y comienzo a moverme lento y poco a poco subo la velocidad hasta darle estocadas realmente fuertes. Wayne intenta callar sus quejidos con la almohada y es algo que me incomoda. Me gusta escucharlo gemir, así que le doy lo vuelta para verlo a los ojos y evitar que se cubra la boca. Sigo dándole fuertes estocadas, creo que estoy por venirme y él comienza a masturbarse. Bastaron unos pocos movimientos para que él terminara sobre su mano y yo dentro de él. Ambos terminamos en un quejido gutural y con respiraciones pesadas.


Aún sigo dentro de él intentando que nuestras respiraciones se normalicen. Y veo este momento como el perfecto para decirle algo de lo que quizás me arrepiente después.


-Bruce, yo…


-Bruce te estuve buscando por todas – ambos nos sorprendemos al escuchar una jovial voz, volteo a ver y era un simpático joven parado en el marco de la puerta. Bruce me empuja, saliendo de esa manera de él y rápidamente agarro una sábana para cubrirnos – ya veo, estás ocupado. Te veré luego – el jovencillo se va corriendo. Creo que lo asustamos.


-Dijiste que estábamos solos – digo completamente asustado y avergonzado.


-Creí que lo estábamos – dice como si restara importancia al asunto.


-Pero, ¿quién es él?


-Es Dick, mi hijo.


-¡¿Qué?! - digo totalmente sorprendido - ¡¿Tienes un hijo?!


-No, no tengo un hijo. Tengo cuatro.

Notas finales:

Tenemos una nueva revelación para nuestro reportero favorito. ¿Qué pensará de los hijos de Bruce? ¿Cambiarán los sentimientos hacia él después de saber que tiene una familia?

Gracias por leer. Abrazos 


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