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Entre la luna y el sol por blood rain

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Diciembre llego, el frío y la nieve se adueñaron de todo, por petición de Harry sus padres le permitieron quedarse en el castillo durante las vacaciones de navidad, que no tardarían en aparecer. Draco también se quedaría, pero Ron y Hermione eran otro caso, la castaña saldría de viaje con sus padres, los cuales también habían invitado al pelirrojo para que los acompañara.

Así, el castillo fue vaciándose lentamente quedando solo nueve estudiantes, tres Hufflepuf, dos Slytherin, dos Ravenclaw y dos Gryffindor. La mañana del 24 de diciembre Harry despertó solo en el cuarto y bajo a la sala común sin mucho ánimo y en pijama.

-Buenos días Potter- Harry termino de despertarse cuando vio a Jazmine sentada en el sofá frente a la chimenea con un libro en las manos.

Tal y como la primera vez que la vio.

-Buenos días- saludo antes de soltar un bostezo-feliz navidad.

Ellos habían empezado a hablar, luego de que la peli-plata se convirtiese en su guardaespaldas habían tenido mucho tiempo para conversar. Jazmine se sonrojo un poco, eran contadas las personas que le decían algo así.

-Feliz navidad también, Potter.

El chico regreso al dormitorio y de su baúl saco una caja forrada en papel plateado con un moño color naranja de adorno rápidamente bajo y le tendió el regalo a la chica, ella lo miro confundida e interrogante, Harry sonrió.

-¡Feliz cumpleaños, Jazmine!-exclamo.

-¿Cómo…?

-Un pajarito se me lo dijo- dijo el chico.

En realidad había investigado sobre ella y para ello, había solicitado la ayuda de Hermione. Jazmine no estaba segura de que decir, nadie solía recordar su cumpleaños por ser un día antes de navidad, solo la profesora Nikoláyevna lo hacía pero no lo celebraban hasta la noche.

-Gracias- dijo ella tomando la caja.

-Ábrelo- dijo Harry impaciente.

Jazmine desgarro el papel lo más cuidadosa posible y abrió la caja, dentro había un libro con las pastas en color verde y gruesas el titulo estaba de color plateado en donde se apreciaba una perfecta caligrafía: “Hechizos del Antiguo Egipto y otras regiones”, ese libro era la segunda parte del libro que ella había estaba leyendo, había planeado comprar la segunda parte cuando terminase la primera, pero Harry Potter se había adelantado.

-Siempre lo mirabas cuando íbamos a Hogsmade- dijo Harry.

-Gracias, Potter- dijo ella.

-Dime Harry- pidió el chico.

-¿Tu nombre?- pregunto ella.

-Sí, yo te digo Jazmine, no creo que sea algo malo que me llames por mi nombre- dijo él.

-No, no lo es, Harry.

El chico se sintió feliz, durante semanas había intentado que ella le llamara por su nombre y no había conseguido nada, hasta ahora, se quedó atónito y por primera vez, desde que él la había conocido sentada en ese sofá leyendo un extraño libro, Harry pudo ver a Jazmine sonreír.

-¿Vamos a desayunar?- pregunto Harry.

-Está bien.

Ambos salieron de la sala común y fueron al Gran comedor donde ya estaban casi todos, Albus había quitado tres mesas dejando solo una al centro donde todos pudiesen sentarse, Draco le hizo señas a Harry y a Jazmine para que tomaran junto a él; luego de un rato él último alumno apareció, no era otro más que Sebastián Wolan, al verlo a Vurnil se le amargo la boca y sintió enormes deseos de retirarse, pero solo se limitó a ignorarlo cuando Wolan tomo asiento a su lado

Harry agradecía que Draco le hubiese insistido que se sentara a un lado suyo así estaba a dos personas separado de Sebastián y aunque estaba feliz por ello estaba algo incómodo, sentado frente a él estaba Snape leyendo el periódico del Profeta sin ni siquiera tocar su desayuno.

-Te cambio de lugar- le dijo a Draco a Jazmine- yo lo aguanto un poco más.

La chica asintió y cambio de lugar con el rubio; fue en ese momento que Aprilynne pudo apreciar el libro que la chica tenía en los brazos.

-¿Estas bien?- pregunto Harry bajito.

Jazmine asintió y se dispuso a desayunar, quería salir de ahí lo más pronto posible.

-¿Qué les parecería hacer un intercambio de regalos?- pregunto el director- no somos muchos, además mañana los chicos serán llevados s Hogsmade.

-A mí me parece una buena idea- dijo Aprilynne entusiasmada.

La mayoría estuvo de acuerdo, solo Jazmine y Severus consideraban eso una verdadera pérdida de tiempo. En un pequeño cáliz de plata Albus coloco los nombres de todos los presentes, Harry nervioso cogió uno de los pedazos de pergamino y lo apretó con fuerza, esperaba que fuera Draco el que le saliera o Jazmine.

Al abrirlo sintió que su mundo se desmoronaba, le había tocado la persona más difícil de complacer en todo el mundo. Doblo nuevamente el pedazo de pergamino y se lo guardo en el bolsillo de su túnica, nadie más debía saber quién le había tocado, definitivamente Albus quería ponerle algo de suspenso al asunto.

-¿Todo bien, Po…Harry?- pregunto Jazmine al verlo pálido.

-Sí, estoy bien- mintió- solo necesito caminar.

-Voy contigo- dijo ella.

-Está bien.

Los dos salieron del comedor, Draco los alcanzo en cuestión de segundos, diciendo. Durante la caminata Harry estuvo distraído, mientras que en su cabeza estaba grabado el nombre que estaba escrito en el pergamino guardado en el bolsillo, realmente le había tocado algo complicado y deseaba que la tierra se lo tragara para así no tener que buscar que regalarle a ESA persona.

¿Por qué de todos los que estaban ahí le tenía que haber tocado él?

Mientras tanto en su bolsillo el nombre de esa persona comenzaba a desaparecer lentamente, de esa manera se mantenía en secreto de a quien se le tenía que regalar, lentamente las líneas se borraban y Harry sentía un enorme nudo en el estómago.

¿Qué diantres podría regalarle al oscuro profesor de pociones, Severus Snape?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-¿Seguro que no te pasa nada, cara rajada?

-Sí- mintió Harry por decimocuarta vez.

Ese día irían a Hogsmade y la verdad aún no tenía ni la más remota idea de que obsequiarle; subió al carruaje después de Jazmine y Draco. El viaje fue realmente aburrido, ninguno de los tres decía alguna palabra, el silenció se volvió incómodo para los tres chicos.

Al bajar del carruaje, el aire frió les golpeo en la cara sacándolos de sus más profundos pensamientos. Jazmine procuro no separarse demasiado de Harry, Wolan estaba detrás de ellos, parecía que los seguía. La Gryffindor  se aferró a su varita, la cual estaba guardada en su abrigo, sabía que Sebastián los estaba observando y parecía que Harry también lo percibía pues se sentía incómodo.

-Entremos aquí- dijo el moreno señalando la tienda de antigüedades.

-¿Por qué?- pregunto Malfoy.

-Solo hay que hacerlo- insistió jalando a Jazmine y a Draco adentro.

El lugar estaba algo descuidado, el polvo reinaba en todos los rincones y las telarañas tenían su poblado por todo el techo. Los chicos curiosearon un poco, no vieron al dueño de la estancia, el silenció y el frió del lugar les tenía algo inseguros, por lo que decidieron salir.

“Vuelve cuando quieras”

Escucho Harry cuando cruzo la puerta, se giró esperando ver a alguien pero no se encontró con nadie, solo una enorme estantería con artilugios viejos.

-¿Por qué nos metiste a ese lugar?- pregunto Malfoy limpiándose el polvo que se había adherido a su ropa.

-No me agradaba demasiado tener a Wolan pisándonos los talones- defendió el moreno.

-La decisión de Pot…perdón Harry fue la más correcta- dijo Jazmine- Wolan no entro, algo debió habérselo retenido.

-¿Quieres decir que la tienda le impidió el paso?- pregunto Malfoy incrédulo.

-Es lo más probable- dijo la chica- ¿de qué otra manera explicas el que no haya entrado después que nosotros?

Draco suspiro, la chica de cabello plateado tenía razón, como odiaba darle la razón a un Gryffndor y sobre todo si se trataba de una chica.

-Es mejor alejarnos de este lugar- dijo Jazmine- empieza a hacer más frió.

Los chicos se reunieron con los profesores, Aprilynne dio un paso al frente cubriéndose del fuerte frió que comenzaba a nacer.

-¡Es mejor volver al castillo!- grito- ¡Parece que habrá una tormenta!

Los alumnos subieron a los carruajes que no dudaron en dar marcha de inmediato, no había podido conseguir algún regalo pero eso no era problema, la profesora Nikoláyevna les había dicho que vendrían un día en el que el clima no estuviera tan tormentoso. A duras penas llegaron al castillo, los alumnos estaban con el rostro congelado por la nieve que les había caído, los profesores esperaban que no pescaran un resfriado porque si no Poppy se los tragaría vivos.

-Bien, vayan a descansar- dijo Aprilynne- si el clima mejora, mañana los volveremos a llevar a Hogsmade, así que tienen más tiempo para pensar en su regalo.

Harry suspiro, al menos tenía un día más para saber que comprarle al graciento de Snape.

Ese día sería muy largo y tenía la certeza de que no podría dormir esa noche.

Notas finales:

Pobre Harry, le toco algo algo dificil ¿Qu es lo que podría regalarle al amargado profesor de pociones?


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