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Entre la luna y el sol por blood rain

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Sebastián suspiro, el tiempo se estaba agotando y no había tenido oportunidad de atrapar al estúpido de Potter, además esa Vurnil estaba siendo una verdadera piedra en su zapato. Apretó los puños y rompió el espejo que adornaba su habitación.

-Maldición- mascullo- estoy en problemas.

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El día de navidad llego, Harry estaba nervioso y miro el regalo que estaba sobre su mesita de noche. Había cambiado la caja polvorienta por otra en mejores condiciones, incluso la había envuelto en papel plateado con un moño pequeño en color verde esmeralda. Con esos colores era más que visible que su obsequio era para un Slytherin.

Jazmine subió a los dormitorios para buscar  al muchacho de ojos verdes, eran pasadas las diez y Harry aún no bajaba.

--Harry- le llamo.

-Jazmine, buenos días.

La chica se acercó sentándose en la cama de Ronald, la cual estaba a un lado de la del moreno. Ella hizo un movimiento con su varia y varios paquetes se acomodaron sobre el baúl del chico.

-Estaban debajo del árbol de la sala común- dijo la peli-plata- al parecer son para ti.

-No debiste molestarte.

-Algo me decía que era mejor que los abrieras aquí.

Harry sonrió, tomo el primer paquete, era de parte de sus padres, era una caja pequeña, curioso desgarro el papel anaranjado que la envolvía y abrió la cajita. Dentro había una bolita dorada sujeta a una cadena, al momento en que la toco un par de alitas se expandieron.

-¿Acaso es…?- inquirió la chica.

-Una Snitch en miniatura.

-Parece ser un collar-musito la muchacha.

Y lo era, Harry se colocó la cadena dejando así la pequeña bolita dorada en su pecho.

“Feliz navidad Harry.

Con Amor Mamá y Papá”

-¿Por qué no te quedaste con ellos en navidad?- pregunto Jazmine.

-Bueno- dijo algo nervioso- quería que pasaran algo de tiempo juntos, el trabajo los ha tenía algo separados.

-Comprendo.

La segunda caja era de Hermione y Ron, dentro había un libro de conjuros de Defensa, seguramente Mione persuadió a Ronald de un modo u otro para poder regalarle ese libro. Molly le enviaba un nuevo suéter en color rojo con una “H” en color amarillo, Jazmine arqueo la ceja al verla, casi parecía que se estaba burlando, pero las comisuras de sus labios estaban abajo. Los gemelos Weasley, le habían dado un surtido de la tienda Sortilegios Weasley, Ginny una bufanda y Hagrid algunos bocadillos hechos a mano.

-Vaya regalos- rió Harry.

Jazmine saco de su chamarra un paquete y se lo entrego a Harry.

-Es de mi parte- dijo- feliz navidad.

El muchacho tomo el paquete y lo desenvolvió, quedándose sorprendido por lo que estaba dentro. Era un libro pero no de conjuros ni hechizos, ni de runas antiguas o pociones, era de Dragones, la portada era gruesa en color plateado, las letras resaltaban por el color azul que las pintaba.

-Como…Donde…

-Lo encontré- dijo ella- en cuanto lo vi supe que era perfecto para ti.

-Gracias.

-Tú me diste un regalo por mi cumpleaños- menciono ella- no me sentí a gusto al pensar que no podría darte algo.

-¿Vamos a desayunar?- pregunto el chico.

Jazmine asintió y ambos bajaron, encontrándose con un malhumorado Draco esperándolos a un lado del retrato de la Dama Gorda. Harry se rió cuando escucho el estómago de Malfoy gruñir, pero su diversión se convirtió en vergüenza cuando su propio estomago hizo un sonido similar.

-¿Ya vienen?- pregunto Jazmine.

-¡Sí!

Sentados en el comedor, Draco y Harry pensaban en que hacer antes de que sugiera la cena de navidad y el intercambio. Jazmine solo escuchaba pues para ella hacer cosas como las que ellos decían le parecían algo innecesarió.

-El lago está congelado, podemos ir a patinar- sugirió Harry.

-¿Acaso sabes cara rajada?

-Claro, no soy tu Hurón.

Malfoy frunció el ceño y le jalo una oreja a Harry, el moreno se quejó hasta que el rubio le soltó.

-Eso no fue divertido.

-No vuelvas a burlarte de mí.

Aprilynne se acercó al notar el alboroto, pensó que estaban peleándose como antes, pero al verlos reírse supo que sus suposiciones eran erradas. Aún asi fue donde ellos y se sentó junto a Jazmine.

-¿Qué planean?- pregunto- los noto muy misteriosos.

Harry se sintió algo incómodo desde el incidente en el baño, cuando la profesora los había puesto en detención con Snape no había vuelto a tener una conversación normal con ella.

-N-nada- tartamudeo Harry.

Nokoláyevna le miro, sabía que el chico no estaba muy tranquilo con ella ahí, además había pasado tiempo desde la última vez que hablaron como amigos. Vurnil suspiro.

-Profesora tengo algunas preguntas- dijo levantándose- sobre su materia.

-Vamos al despacho- dijo la profesora- hasta luego muchachos.

Cuando ambas se fueron Harry pudo permitirse respirar, se había puesto muy incómodo con la presencia de la profesora Nikoláyevna. Draco le miro y decidió sacarlo del comedor para que le diera un poco el aire, parecía que dentro de poco se desmayaría por estar tan encerrado.

-Y…¿ya tienes que ponerte para la cena?- pregunto para distraerle un poco.

-Sí, mi madre me envió una túnica de gala, ¿Qué hay de ti?

-¿Crees que un Malfoy no tiene ropa con la cual vestirse para un evento tan importante?- pregunto de manera un poco engreía.

-Disculpe, oh gran señor Malfoy- musito Harry sarcástico.

-¡Cállate Potter!- gruño Draco.

Así ambos se la pasaron vagando por los pasillos, matando el tiempo, incluso lo de ir a patinar al gran lago quedo en el olvido, era de esperarse con semejantes peleas que tenían, pero al final el rubio logro su cometido, había logrado que Harry dejara atrás esa incomodidad.

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Ya casi era la hora, el tiempo se había ido volando, literalmente, ahora ahí estaba peleando con los botones de la túnica azul rey que su madre le había enviado. Estaba nervioso, miro por enésima vez el regalo que estaba sobre la cama.

¿Y si a Snape no le gustaba?

No conocía los gustos del profesor, así que posiblemente el contenido no le agradase del todo.

-¿Asustado, Harry Potter?

El chico brinco por el susto, al girarse se encontró una mujer de cabello rubio y ojos castaños.

¡Era la mujer de la tienda!

-¿Q-que h-h-haces a-a-aquí?- pregunto temblando.

Ella sonrió y se acomodó uno de sus dorados mechones detrás de la oreja.

-Sentí tu aura algo inquieta- dijo- y no me equivoque.

La mujer se acercó y ayudo a Harry a acomodarse el cuello de la camisa, el muchacho se tranquilizó un poco, aunque ella fuese una completa extraña al sentirla cerca una sensación de paz lo inundaba.

-¿Por qué mis amigos no pudieron ver tu tienda o recordarla si quiera?- pregunto luego de un momento.

-Porque ellos no necesitaban nada de ahí dentro- musito ella.

-Ya veo- murmuro Harry.

Ella sonrió y se quitó el collar que adornaba su cuello, de la cadena colgaba una hermosa piedra plateada en forma de ala.

-Perteneció a un semidragón- dijo ella- es un regalo de mi parte.

-¿A un semidragón?- pregunto el chico mientras veía la piedra reposar sobre su pecho -¿Por qué me la da?

-La necesitaras, en un futuro no muy lejano- dijo ella- cuida de ella y ella cuidara de ti.

-¿A qué se refiere?

-Lo sabrás a su debido tiempo, Harry- le dijo.

Harry se giró al espejo, la piedra combinaba perfectamente con su rompa, sonrió contento al tener tal regalo.

-Muchas Gra...- al voltearse para agradecerle se dio cuenta de una cosa.

Ella…ya no estaba.

-¡Harry!- Jazmine le llamo.

-¡Voy!-respondió el muchacho saliendo de su ensoñación- en su mente aún estaba esa extraña mujer de cabello rubio, de la cual no sabía ni su nombre.

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El gran comedor estaba hermosamente adornado, un enorme árbol de navidad se encontraba en el lugar donde debería estar el comedor de profesores, estaban todos, Sebastián Wolan parecía divertirse con los de Hufflepuff, Aprilynne trataba de hacer hablar a Snape y no parecía tener buenos resultados, pues al oscuro profesor se le notaba distraído.

Severus Snape estaba pensativo, la perla que vio en el pecho de Potter era una muy especial.

¿De dónde la había sacado?

La hora de la cena no fue muy gratificante para Harry, sentía que alguien le miraba…no más bien que alguien le perforaba con la mirada, sentía que la respiración se le cortaba y el apetito con el que había llegado al comedor se esfumo.

-¿Pasa algo?- pregunto Vurnil en voz baja.

-No es nada- dijo sonriendo lo mejor que pudo- son los nervios.

Jazmine no le creyó, pero no quiso hostigarlo con preguntas así que lo dejo pasar. Cerca de medianoche, Albus dio inició al intercambio de regalos; quien empezó fue Snape y su destinatario no era otra más que la profesora Nikoláyevna, a la cual le dio una túnica de gala color plateada con adornos en azul. Aprilynne abrazo a Severus sin que este pudiera resistirse y le dio las gracias en todos los idiomas posibles.

De ahí, April entrego su regalo, era para una de las jovencitas de Hufflepuff, así sucesivamente, hasta que llegó el turno de Sebastián, su destinatario era Harry. El oji-esmeralda sintió escalofríos por todo su cuerpo cuando Wolan le dio el abrazo de navidad y el temblor se apodero de sus manos cuando abrió la pequeña cajita que el platinado le dio. Dentro de ella había una piedra similar a la que esa mujer de cabello rubio le había entregado pero en color rojo tan intenso que parecía haber sido bañada en sangre.

-Espero y la disfrutes- dijo con una sonrisa burlona que no agrado para nada a Jazmine.

-Harry, tu turno- dijo Albus.

-¡S-si!-dijo aun temblando.

Harry tomo la caja que había colocado debajo del árbol y con pasos torpes y lentos camino hacía a Snape.

-F-f-feliz Na-navidad p-p-profesor- dijo extendiéndole la caja.

Al contrario de los demás, el muchacho no abrazo al profesor, sentía que sería asesinado por él si llegaba a tocarle. Severus quito el papel que envolvía la caja, ciertamente el chico no parecía tener imaginación para la envoltura de los obsequios, cansado de estar ahí abrió la tapa de la caja quedándose mudo.

En el interior, sobre una almohadilla estaba un pequeño recipiente de cristal en color negro, con cuidado lo tomo y lo observo…

¡Era un pensadero!

Peor no uno común y corriente, en ese pensadero no era necesario meter la cabeza en el agua para ver el recuerdo, pues en cuanto dejabas caer esas tiras plateadas, el lugar donde te encontraras cambiaba, el recuerdo tomaba vida propia al tocar el agua del recipiente.

Aprilynne tenía la boca abierta, esos pensaderos habían desaparecido hace tiempo y los pocos que quedaban eran considerados grandes reliquias, además eran los pensaderos que los magos semidragones usaron en alguna ocasión.

Severus salió de sus pensamientos y miro chico, el pobre jugaba con la punta de sus dedos por los nervios esperando una respuesta por parte del maestro, incluso tenía las mejillas rojas y las rodillas le temblaban.

-Un regalo…ciertamente innecesario señor Potter- dijo Snape dejando a los presentes sorprendidos.

¿Qué clase de agradecimiento era ese?

Harry no dijo nada, ciertamente esperaba algo así, lo que no entendía era la razón por la cual dolía tanto, sin poder pensar bien, salió del comedor no sin antes escucharse un pequeño Crack.

Era el pensadero, que había caído de la mano del profesor cuando Harry choco contra él.

-¡Harry!- rito Jzmine siguiéndolo.

El muchacho salió del castillo en dirección al bosque prohibido, necesitaba estar solo. El gran comedor quedo en silenció y lentamente los presentes se fueron retirando sin decir palabra, solo Severus noto la mirada de decepción del director. Miro al suelo del pensadero solo quedaron simples pedazos de cristal.

Notas finales:

Quiero disculparme si no se muestra mucho avance en la relación de Harry con Severus.

Hago lo que puedo para apresurarlo, prometo avanzar un poco más rapido, solo esperen y gracias por leer.


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