Draco bostezo por décima vez, no sabía cuánto llevaban volando ni cuanto faltaba para llegar a su destino, pero detrás de él los rayos de sol comenzaban a nacer. Habían tenido que hacer algunas paradas, ocultándose en los bosques para que Jazmine lograra administrarle una sustancia a Harry, la cual servía para bajarle la fiebre.
Pero el líquido no parecía hacerle efecto al de ojos verdes, pues cada vez que le preguntaba a Vurnil por el estado de su compañero, ella le decía que seguía igual.
-Solo en Albiaton podrán tratarlo mejor- le había dicho.
-¿Albiaton?- pregunto Malfoy.
-La ciudad de los semidragones.
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-¡¿Cómo que perdiste a Harry?!- pregunto Lily histérica cuando su esposo se animó a ir a verla.
-Fue una trampa, lo tenían todo planeado- dijo- he organizado un grupo de búsqueda, son los mejores aurores del mundo mágico, me uniré a ellos en breve.
Lily se dejó caer sobre la silla mientras las lágrimas bajaban por sus enrojecidas mejillas, quería a Harry, quería a su niño de regreso; maldijo mil veces el nombre de Snape y pensar que había perdonado a ese bastardo.
-Encuéntralo- dijo mirando a su esposo- tráeme a mi hijo de regreso.
-Lo traeré con nosotros, sano y salvo- le dijo antes de besarle en la frente e irse con su grupo.
-Harry, mi niño…
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La niebla se disipaba cuando descendieron, estaban en la región de Noruega, en la zona más montañosa del lugar. Los semidragones bajaron hasta un hueco formado en una de las montañas, para un Muggle era imposible bajar. Las criaturas regresaron a su forma original en cuanto sus jinetes bajaron, revelando así a Amira, Aprilynne y Severus.
-Ya falta poco- dijo Nikoláyevna colocándose frente a la pared de roca.
Severus tomo a Harry en sus brazos, mientras que Amira colocaba sus manos sobre los hombros de los otros dos chicos.
-Todo estará bien.
Aprilynne coloco sus manos sobre la gema de su pecho y suspiro, Draco sintió como si el lugar se estuviese enfriando, la piel se le erizo y sintió congelada la nariz. Jazmine tembló un poco la temperatura había bajado de manera muy rápida.
La voz de Aprilynne empezó a escucharse por toda la cueva, era un idioma extraño, casi parecía que habían hecho un licuado con las palabras. Frente a ella la pared de roca comenzó a moverse, Malfoy se esperaba algún túnel o algo así, lo que no espero ver era una especie de agujero negro.
-Vamos.
Nikoláyevna entro primero, seguida de Snape con Harry, detrás de ellos entro Jazmine; Draco sintió que las piernas le temblaban y que la frente le sudaba.
-Estaras bien- dijo Amira- estas invitado.
-¿Invitado?
-Mira tú muñeca.
Malfoy obedeció, en su muñeca derecha había como una especie de brazalete dorado en forma de dragón, la criatura dorada se aferraba a su cola.
-No temas, que ella te está cuidando, como a nosotros.
Amira se alejó del joven mago y entro en el agujero; Malfoy no se movió de su lugar, la cueva parecía que en cualquier momento se congelaría, estaba demasiado frió. Las piernas le temblaron por el miedo y sintió su orgullo por los suelos, asustado cerro los ojos y respiro hondo antes de avanzar. Lentamente llego a la entrada y sin abrir los ojos se aventuró a ingresar. Por un momento su mente le hizo imaginar que caería en un abismo sin fondo o que terminaría en algún lugar tenebroso, avanzo con el miedo recorriendo cada parte de su cuerpo y sus sentidos.
Se detuvo cuando sintió un par de manos sobre sus hombros.
-Draco Malfoy, bienvenido a Albiaton- dijo Aprylinne.
El rubio abrió los ojos lentamente, la luz le calaba los ojos; parpadeo un par de veces para poder acostumbrarse y observo bien el lugar, quedando impresionado. El lugar era realmente hermoso, el bosque era lo que más prevalecía, no muy lejos lograba verse un enorme edificio, similar a un castillo, ese lugar era un verdadero paraíso, había un lago que conectaba con un largo rió, este salía por a través de la montaña en forma de cascada.
-Es enorme- murmuro.
-Esto es lo que la magia de Dracena logo hacer- dijo Amira- ahora vamos, Severus ya debe de haber llevado a nuestro hermano para que lo atiendan.
-¿Dónde lo llevo?- pregunto Draco siguiendo a Amira.
-Posiblemente lo haya llevado con el consejo- dijo la pelinegra- por ahora, ellos son los únicos que pueden ayudarle.
-¿El consejo?- repitió el rubio.
-El consejo de Dragones- dijo Aprilynne a su lado.
“Consejo de Dragones” repitió Malfoy sin poder evitar mirar el enorme castillo dorado que resaltaba más que cualquier otra cosa.
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Era cerca del mediodía, James había otorgado un descanso a los aurores, llevaban bastante tiempo y no había rastro de nadie ni de Harry, Malfoy o Vurnil, ni siquiera de los dragones. Furioso golpeo la pared con el puño al punto de dejarse los nudillos raspados.
-Señor- dijo uno de sus subordinados asustado.
-Estoy bien- mintió James antes de alejarse.
Necesitaba estar solo, salió de la cabaña en la que estaban merendando y miró hacia la nada.
-¡Prongs!- el grito de Sirius le hizo despertar de su ensoñación.
-¿Padfoot? ¿Moony?- cuestiono- ¿qué hacen aquí?
-Vine a ayudarte a buscar a Harry, es mi ahijado después de todo.
Remus solo sonrió, él no podía hacer mucho pues debía dar clases de DCAO, Sirius al contrario si podía prestarle ayuda a James, las clases de duelo no era estrictamente importantes y podían ser impartidas por cualquier otra persona.
-¿No creen que esto es demasiado?- hablo Lupin.
-¿De qué hablas Moony?- pregunto Sirius.
-Me refiero a que ¿no creen que están exagerando?
James se molestó un poco por las palabras de Remus y apretó los dientes. Moony era uno de sus mejores amigos.
-Escuchen, conocí a Aprilynne, es una buena mujer estoy seguro de que no le haría daño a Harry- dijo.
-¡Ese monstruo se llevó a mi hijo!-exploto James- ¡Se lo llevo!
-James, calmat…
-¡No pidas que me calme Moony!- interrumpió- ¡Tú no sabes lo que es que se lleven a tu hijo! ¡No lo sabes y nunca lo sabrás! ¡Nunca entenderás como me siento!
-¡James!-grito Sirius.
Lupin estaba sin respirar, las palabras de Potter habían sido demasiado duras, retrocedió un par de pasos con la mirada triste.
-Quizá tengas razón- dijo con un nudo en la garganta- pero Harry es como un hijo para mí, pero sé que está bien ¡Tú eres el que no entiende!
-¡Cállate, maldito licántropo!
-¡Prongs!- grito padfoot por segunda vez sosteniendo a su amigo para evitar que se lanzara sobre Moony.
Lupin no aguanto más dejo correr un par de lágrimas, las cuales quito con rudeza de su rostro, sin decir nada más se dio media vuelta y desapareció dejando a un muy enojado James y a un preocupado Sirius.
-Prongs.
-¡No permitiré que esos mostros le hagan daño a Harry!- dijo el auror sin escucharlo- ¡No lo permitiré!