“Hay muchas historias sobre dragones, pero muchas veces cuando son escritas se ocultan verdades, he aquí una historia que ha pasado por generaciones en mi familia, respetando todo lo que ocurrió en la época en que Drácena construyo el castillo para los semi-dragones.
Ella era hermosa, solo esa palabra era suficiente para describirla, miraba como los mortales se entrenaban para poder controlar su nueva condición, pero de entre todos ellos solo uno llamo su atención su nombre era Midzhar. Él era un muchacho joven de cabello castaño y ojos verdes, ese mortal era capaz de transformarse en un hermoso dragón plateado, lo característico de él, era que en su forma de dragón su tamaño era similar al de Dracena, solo un par de metros y estaría a su altura.
Dracena se acercó a Midzhar satisfecha por su tranformación.
-Mi señora- dijo el muchacho cuando la vio.
-¿Cómo estás?- le pregunto la dragona.
-Bien- dijo con una sonrisa.
-Me impresionas mucho Midzhar, llevas poco tiempo aquí y ya has aprendido casi todo sobre nosotros.
-Agradezco el alago.
-Ven, quiero enseñarte algo- le dijo- sube, aún no puedes volar así que no acepto una negativa por respuesta.
Midzhar subió al lomo de la dragona y se sujetó a su cuello. Por unos instantes cerro los ojos, no estaba acostumbrado a las alturas.
-Mira, Midzhar- le pidió Dracena.
El muchacho obedeció quedando maravillado con la vista, los paisajes eran realmente hermosos desde esa altura, Dracena se sintió satisfecha al sentir al jovencito feliz, le dijo que se sotuviera con fuerza y dio unas cuentas piruetas que solo lograron que Midzhar se sintiera más extasiado.
Al descender a tierra, Midzhar cayo de rodillas sobre el pasto, las piernas le temblaban por la emoción y su corazón no paraba de latir. Nunca había subido a un dragón y estaba realmente contento de haber volado sobre Dracena.
-Fue increíble- dijo Midzhar.
-Estoy feliz de que te gustara nuestro pequeño viaje- dijo Dracena acostándose sobre la hierba.
Midzhar tomo aire recuperando de a poco la seriedad que le caracterizaba. Se acostó en el pasto y miro al cielo, desde niño siempre había soñado con alcanzarlo y ahora finalmente lo había hecho. Dracena supo que ese muchacho era especial y lo tomo bajo su cuidado a pesar de que Midzhar no era Dragón Dorado sino Plateado.
Con el pasar de los años, Midzhar fue el mejor de los semi-dragones, pero tenía corazón humano y su corazón se enamoró de Dracena, ella lo hizo también, pero su cariño no era posible así que cuando Drish ataco el castillo ambos se separaron para no hacer más fuerte el sentimiento.
-Prometo que vendré a verte- dijo Midzhar antes de transformarse e irse de su lado.
Pero él, nunca cumplió su promesa, Dracena siempre espero, Midzhar nunca llego y fue entonces que Drish fue derrotada, y que Racoth le dio la fuerte noticia de que Midzhar había muerto en manos de los mortales.”
-El resto de la historia ya la conocen, ella no soporto el dolor por la pérdida de Midzhar- dijo la profesora-ni el futuro que les esperaba, así que pidió ser una estrella sin saber que Midzhar la esperaba allá arriba para poder quererla como no pudo hacerlo estando en vida.
Lavander se secaba las lágrimas lo más discreta que podía, Draco despertó de su sueño cuando Blaise le dio un ligero golpe en las costillas. Hermione miraba incrédula a la profesora y Harry simplemente sonreía emocionado, comenzaba a amar esas historias sobre dragones.
-¿Entonces, Midzhar y Dracena estaban enamorados?- pregunto Seamus.
-Sí, fue duro para ellos no saber cómo amarse al ser tan distintos- dijo Nikoláyevna- él no podía estar siempre en fu forma de dragón y ella no podía tomar forma humana, así que era difícil para ellos- ella bajo la mirada parecía estar a punto de llorar.- pero bueno, es mejor seguir con la clase que ya le quite bastante tiempo.
-Bien, el siguiente tema es…
Harry no le presto mucha atención a Lupin, su vista estaba fija en la profesora Nikoláyevna, se le notaba un tanto decaída. Aprilynne al saberse vista por el muchacho de anteojos quito su mala cara y sonrió, esperando que Potter no sospechase nada.
-¿Todo está bien, profesora?- pregunto Harry una vez que la clase termino.
-Claro, ¿porque la pregunta Harry?- respondió alegre-
-No, por nada- dijo el muchacho- creo que son cosas mías- me retiro.
Nikoláyevna quito la sonrisa de su rostro cuando Harry se fue, miro el reloj que estaba en el salón tenía un rato libre, era hora de ir a molestar a Severus un rato.
En clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, Harry estaba distraído, no escuchaba las explicaciones de Hagrid sobre la criatura que tenía en las manos que era…
¿Qué diablos era esa cosa?
No le importo, solo buscaba alguna explicación por el comportamiento de la profesora Nikoláyevna en clase de DCAO. Estuvo distraído la mayor parte del día, incluso olvido su castigo con Snape, si no hubiese sido por Hermione se hubiera ido a su sala común a dormir.
-Veo que usted no conoce la palabra puntualidad- dijo Snape con sarcasmo cuando en muchacho entro de golpe al despacho sin ni siquiera tocar- y mucho menos sabe de modales.
-Lo siento profesor- dijo Harry algo apenado.
-Ahora termine lo que dejo inconcluso el otro día.
Harry se remango la camisa, entrego su varita y siguió con el trabajo, trato de no distraerse con lo de la maestra Aprilynne y mejor se concentró en la historia que ella les había contado, ahora le era menos complicado imaginarse a Dracena, la visualizaba enorme recostada en la tierra mirando al cielo, pensaba en como brillaban sus escamas bajo el sol y lo hermosa que era, había visto dragones antes, pero no de gran tamaño y ni siquiera brillaban, sus pieles eran opacas, sin vida alguna, sus ojos no reflejaban inteligencia ni sabiduría.
Un suspiro salió de sus labios y acarició un poco su cuello para destensarlo, estaba ya con su quinto caldero y faltaban otros cinco. Se tallo los ojos cansado queriendo quitarse el sueño, agradecía que era fin de semana y podría quedarse en cama todo el día. Eran casi las once cuando termino de limpiar los calderos, bastante tarde el toque de queda ya había pasado, de seguro Flitch lo castigaría si lo veía rondando por los pasillos para ir a su sala común.
-Potter- dijo Snape cuando vio que el muchacho informaba que había terminado y solicitaba su varita- iré con usted, será un problema si Flitch lo ve solo.
Harry no dijo nada, solo asintió además por el momento solo quería ir a dormir. Camino unos pasos detrás de su profesor con la cabeza gacha, los ojos se le cerraban del sueño y ya no sabía ni por donde caminaba. Snape detuvo su andar cuando estuvo a punto de chocar contra la pared de las que daban inicio a las escaleras que los sacaban de las mazmorras.
-Sea más precavido Potter- gruño el profesor.
-Lo lamento- se disculpó el chico tratando de despertarse.
-No hay duda, de tal palo tal astilla- mascullo Snape recordando ese estúpido dicho muggle.
Llegaron a la torre de Gryffindor sin tener que encontrarse con el conserje, Harry dijo la contraseña, se despidió de su profesor y entro, estaba cansado y lo único que deseaba en esos momentos era dormir.