Dos renglones, después de una hora sentado frente a su escritorio, era lo único que había conseguido, definitivamente su lado creativo no estaba funcionando esa tarde.
El sonido de su celular lo sacó de sus cavilaciones.
- ¿Hola?- contestó sin ver quien era.
- Hola hermano, ¿Cómo estás?-
- Frustrado, así estoy-
- No me digas….la tarea de historia-
- Sí…no logro pasar de dos líneas-
- Estamos igual
- ¿Cuánto llevas?-
- Ni siquiera he abierto el cuaderno- se rio de su propio chiste- ¿Por qué no vienes a mi casa y la hacemos juntos?-
- De acuerdo, llego una hora-
Cerró la comunicación con su mejor amigo y se dispuso a guardarlo todo en su mochila, se apresuró a cambiarse. Empezaba a ponerse nervioso, quería verse perfecto, después de todo, esa tarde vería a…
- ¡Bill contrólate!- se riño a sí mismo- no te descontroles, tienes que actuar como un joven normal de 16 años y no como quinceañera enamorada…Es que es tan difícil- se contestó sus propios reproches.
Después de tranquilizarse tomo sus cosas y partió a la casa de su amigo, no vivía lejos, al contrario unas cuantas casas eran las que los separaban.
Bill Trümper un adolescente, delgado, alto, cabello largo negro, con rasgos femeninos que acentuaba con maquillaje, lo utilizaba no para parecer una chica; sino más bien le gustaba jugar con la ambigüedad de su rostro.
Pasó varias casas hasta llegar a la de su amigo, se paró en el pórtico y tocó el timbre esperando a que salieran a recibirlo.
- ¡Bill!- gritó un pelicastaño, al verlo se lanzó a sus brazos a recibirlo como si regresara de la guerra- a los años que te veo- lloriqueo entre sus brazos.
- Nos vimos ayer en clases- intentó zafarse del agarre.
- Para mí es como si hubieran pasado años- lo fastidio un poco.
Nicolás Kaulitz o Nico, es el mejor amigo de Bill desde siempre, un joven alegre, muy divertido, con buen sentido del humor-cosa que el pelinegro agradece mucho- muy pocas veces pierde la paciencia y los que lo conocen saben que enojado es de temer.
- Adelante, pasa…ponte cómodo- lo condujo hasta la sala de su casa.
- Gracias- el pelinegro se desplomo en un sofá.
- Hay que empezar con esta mierda, si queremos terminar- resoplo fastidiado.
- De acuerdo, manos a la obra- Bill sacó su cuaderno y comenzó a escribir
Ambos jóvenes iniciaron la composición de historia que los tenía hasta las bolas de lo larga que era.
- ¡Hey! ¿Qué hacen?- un joven de trenzas bajo por las escaleras interrumpiéndolos.
- Tareas- dijo Nico a su hermano mayor sin despegar la vista de su cuaderno.
- A ver…veamos que tienes- le quitó el cuaderno para curiosear- no creo que logres aprobar- se burló de su composición-
- Nadie pidió tu opinión- le sacó la lengua arrebatándole su cuaderno.
- Hola Bill- saludo al amigo de su hermano- mira nada más tu cabello ¿acaso ha crecido?-
- Hola- el pelinegro se sonrojo un poco por los comentarios- creo que sí ha crecido un poco-
- Bueno… yo me voy, tengo un partido de básquet esperándome…adiós- camino hasta el recibidor dispuesto a salir, cuando de repente se volteó- Te ves muy bien así Bill- le sonrió con cariño y se fue, un sonrojo más notorio apareció en las mejillas del pelinegro.
- “Te ves muy bien”- intento imitar la voz de su hermano con voz cursi, molestando a su amigo.
- No fastidies- intento hacerse el desentendido, volviendo su mirada a la tarea.
- ¡Oh, vamos!- le cerro el cuaderno a Bill- somos amigos desde que estábamos en los cuneros, puedes contarme todo- insistió el castaño.
- ¿Qué quieres que te cuente?- resoplo por la insistencia de su amigo.
- La verdad- lo miro directo a los ojos- Tom te gusta ¿verdad?-
Tomás Kaulitz, más conocido como Tom es el hermano mayor de Nicolás con un año, es un muchacho muy popular: admirado por los chicos y codiciado por las chicas, tiene un estilo de vestir muy cómodo: usa ropa más ancha que la de su talla normal, la cual complementa con unas trenzas largas.
- No sé de qué me hablas- Bill desvió la mirada.
- ¡Bill, por favor!- levanto las manos al cielo.
- ¿Por favor qué?- no quería que lo interrogaran así- tu hermano no me gusta- fijo su vista en un objeto muy lejano.
- No te creo-
- No me importa- se cruzó de brazos fastidiado.
- A mí no me molesta…si mi hermano te gusta- Bill lo regreso a ver para ver si mentía- la verdad te prefiero a ti como cuñado que a la bola de zorras que siempre están detrás de él-
- Lo… ¿lo dices en serio?- con esta pregunta el pelinegro termino delatándose.
- Ves, que sí te gusta- Nico sonrió al ver que consiguió su cometido.
- Bueno…me gusta un poquito- intentó no darle mucha importancia.
- ¡Oh, por Dios!- observó a su amigo detenidamente- ¡estas completamente enamorado de él!- los ojos se le abrieron como platos ante tal descubrimiento.
- ¡Cállate!- se lanzó a taparle la boca- ¿por qué no lo gritas más alto?, los vecinos de la otra cuadra no te escucharon- ironizó, rojo como tomate al pensar que alguien los había oído.
- Ya, perdóname- se quitó las manos de Bill de la boca- es solo que me emocione mucho.
- Pero de todas formas- el ánimo del pelinegro decayó- no sirve de nada…tu hermano jamás se fijaría en mí-
- No digas tonterías- intentó animarlo- él te quiere mucho-
- Por su puesto que me quiere….porque soy tu mejor amigo, sino ni siquiera me dirigiría la palabra, eso júralo- dramatizó moviendo las manos.
- No seas exagerado…. ¡Ven!- le tendió la mano para sacarlo de la sala.
- ¿A dónde me llevas?-
- Tú calla y sígueme, ya lo verás-
Después de ser arrastrado escaleras arriba Bill y Nico entraron en la habitación de Tom.
- ¿Por qué me trajiste aquí?-
- Quiero mostrarte algo-
- Nicolás, he estado en esta habitación una docena de veces y sigue igual como la recuerdo- el pelinegro no le encontraba la gracia de estar ahí- a demás si tu hermano se llega a enterar que estuvimos aquí sin su permiso, nos cuelga-
- No seas bebé- lo regaño- he entrado varias veces sin su permiso y aquí me tienes vivito y coleando-
- Bueno....-Bill se cruzó de brazos fastidiado- ¿Qué es eso tan importante que me querías mostrar?-
- Ven, acércate- lo llevó hasta la cama de Tom- ¿esto te recuerda algo?- le mostro un peluche que estaba sobre la cama.
- Es un peluche…fin del misterio- volvió a cruzarse de brazos- y si me trajiste aquí solo para preguntarme como se llaman esas cosas, yo me voy- Bill estaba ofuscado porque lo hicieran perder el tiempo así.
- Espera….- lo detuvo del brazo- ¿en serio no lo reconoces?- volvió a probar acercándole más al animalito de felpa.
- Sí, ya me acuerdo- lo tomó entre sus manos- hace dos años le regalé este peluche a Tom cuando cumplió 16-
Se trataba de un cachorro de león. Efectivamente cuando Tom cumplió 16 años Bill se lo regalo porque le recordaba a él: carácter fuerte, pero muy dulce a la vez.
- Mi hermano duerme con ese peluche pegado a la cara todas las noches-
- ¿Estás seguro?- tanta dicha no podía ser posible.
- Completamente- llevó una mano a su corazón, para que viera que lo que decía era verdad.
- Pero, puede ser otro peluche…de todas formas lo puedes encontrar en cualquier juguetería- Bill se puso a meditar- no sé…. Debe ser de alguna de sus novias- sus palabras entristecieron.
- No seas tonto brother…. Ninguna de las chicas con las que mi hermano sale ha tenido la delicadeza de regalarle algo- rodó los ojos- me refiero a este tipo de detalles…son tan idiotas que lo mejor que pueden hacer es regalarle su cuerpo-
- No te creo- dijo el pelinegro al fijarse que en un mueble esquinero de mimbre habían más animalitos de peluche- dices que no le han regalado nada así y entonces ¿que son esos?- apunto al mueble.
- ¡Ah!, esos…son regalos de la familia…yo le regale este- sujetó un demonio de Tasmania con un balón de básquet- ese se lo regalo mi madre- apuntó a un oso que vestía muy parecido a Tom- de todas formas lo que te trato de explicar es que, ninguno de estos pobres- apunto a todos los peluches- tienen la suerte que tiene el tuyo, ni siquiera el de mi madre-
- ¿Y que quieres probar con eso?- Bill se sentó en la cama sujetando al leoncito, tenía impregnado el aroma de Tom-
- Que si mi hermano duerme con él desde el día en que se lo regalaste- se sentó junto a su amigo- es porque siente un cariño muy especial por ti-