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Historias por Shiochang

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Historias
Trowa Barton
Quatre Raberba Winner

Debía admitir que aquello no era ni remotamente lo que había planeado, pero nunca nada era exactamente como uno lo piensa. Había partido a L4 con la idea de iniciar la campaña para la venganza de la Muerte de Heero Yuy, el líder pacifista que fue asesinado por la naciente Oz, sin embargo, las órdenes de destruir y controlar la Tierra habían sido cambiadas, él lo sabía puesto que había visto a uno de los ingenieros matar al verdadero Trowa Barton cuando quiso que la misión se realizara tal como su padre quería y se había enfurecido mucho cuando supo que el único que podía tomar una decisión así era Heero Yuy, el piloto del primer Gundam, el nombre le había sonado, sólo conocía a un Heero, pero ¿No era su apellido Winner? Seguramente adoptaría ese nombre al iniciarse la misión.
…l era un chico que no tenía nombre, sus padres habían sido soldados rebeldes y habían muerto dejándolo solo, pero el resto de los soldados lo habían cuidado y había crecido siendo uno más, sin embargo, su nombre se había perdido y todos le decían sin nombre. Cuando cayeron los adultos de su grupo, fue llevado a la base de L3 y presentado con el profesor a cargo de la creación de un guerrero perfecto, se había unido a los mecánicos y había aprendido a usar perfectamente a Heavyarms, siempre dijeron que él reemplazaría a Trowa Barton en su misión.
Un día, cuando tenía casi nueve años, dos chicos burlaron con mucha facilidad la vigilancia de la base oculta en la parte baja de su colonia, uno de ellos tenía la mirada fría y dura y era quien tomaba las decisiones, pero quien le había llamado realmente la atención había sido su pequeño hermano, el rubio de la dulce y amable sonrisa.
Habían conversado muy poco, su hermano parecía más interesado en saber más del gundam que en otra cosa, pero ahora entendía, él debía conocer los detalles si a la larga iba a ser el jefe, para tener la capacidad de reemplazar a cualquiera en caso de ser necesario.
- Es mejor que volvamos al hotel - dijo Quatre y sus palabras le habían dolido hubiera querido pedirle que se quedara más tiempo para conocerlo - si Irena nos pilla vamos a estar metidos en soberano problema con papá.
No le había agradado la idea de dejarlo partir sin primero averiguar algunas cosas de su persona, de sus gustos, pero no podía retenerlo ¿o sí?
- Debo hablar primero con Trowa Barton - había dicho Heero y había sentido que esa era una buena oportunidad para hablar con el rubio.
- Mejor que no, ese joven es peligroso y va a querer saber por qué ustedes, siendo pilotos de otras colonias, saben llegar aquí y conocen cosas que él no - respondió el profesor y apagó sus esperanzas de conocerlo mejor.
- Entonces nos marchamos - asintió Heero.
- Hasta luego, sin nombre - se despidió Quatre estrechándole la mano y le sonrió. …l sintió que una corriente lo recorría desde allí donde lo tocaba - estoy seguro que volveremos a vernos.
Los vio alejarse rápidamente sin ninguna compañía, le llamaba la atención que los dos fueran tan distintos como el día de la noche y fueran hermanos, pero lo que más le extrañaba era que parecieran ser de la misma edad.
Y había vivido pensando en el momento en que volvieran a verse, lo apartaría de su hermano y conversarían mucho rato, se conocerían bien y haría que le gustara al rubio, que le prestara atención sólo a él, le diría que le gustaba y le cantaría una linda canción para enamorarlo... Movió la cabeza negativamente, debía concentrarse en su misión, además, no quería que el hermano lo matara, tal vez no se lo había dicho con todas sus letras, no había sido necesario, pero lo había comprendido perfectamente al cruzar sus miradas, pero claro, él seguía al trenzado hablador con la mirada por todos lados ¿cómo no notarlo si él miraba con la misma codicia al rubio?
Los cinco pilotos se habían separado al iniciarse la batalla luego del torneo de Karate en L4, sus misiones eran por separado y él rezaba por volver a encontrarse con el pequeño y hermoso Quatre pero sin su querido hermano, sus miradas le daban escalofríos, seguramente lo que menos quería era que alguien le hiciera daño a su hermanito, estaba seguro que una de las miradas del piloto japonés era capaz de congelar hasta el mismo infierno, aunque posiblemente el trenzado pudiera transformarlas en lava ardiente.
Su misión era destruir una fortificada base en Francia, allí había mucho armamento, el suficiente para destruir a toda una Colonia si así lo querían, por ello debían destruirla y evitar que se pudiera volver a utilizar.
Ya en la Tierra había buscado la mejor forma de cumplir su primera misión, debía infiltrarse en la población civil sin levantar sospechas y luego marcharse, pero ¿cómo? En eso vio un anuncio de un circo buscaba un acróbata y alguien que ayudara a cuidar los animales. Sacó su portátil y se encontró con una nota:

"Las tarjetas y la chequera son para cada piloto de la organización, cada uno de nosotros tiene que verificar la firma, pero son reales, además, el crédito es infinito igual que los fondos de la chequera, puedes gastarlos como mejor te parezca, debes saber administrarlo convenientemente. Buena Suerte.
Heero Yuy".

Bueno, por lo menos no debería preocuparse por el dinero para las municiones, por lo visto el joven jefe había planeado hasta los más mínimos detalles, no podía fracasar. Encendió el portátil y se fabricó un excelente currículo que imprimió y guardó en un sobre. Fue hacia el circo y pidió hablar con el jefe por el puesto de acróbata.
- ¿Quién eres? - le dijo el hombre.
- Allí lo dice - le dijo.
- Pero no me dice por qué debo darte el puesto - replicó y Trowa se acercó a la jaula de los leones y metió la mano dentro.
- ¡No hagas eso! - gritaron todos alarmados pero el león dejó de gruñir y dejó que el muchacho lo acariciara suavemente en la melena.
- Los animales saben quién les quiere hacer daño y quién no - dijo rascándole la melena - ¿es mío el puesto?
- Si eres capaz de controlar a los leones sin un látigo, claro que sí.
Trowa se sonrió pensando que los animales no eran nada en comparación con lo que seguiría en sus misiones, o con una de las miradas de su frío superior cuando se acercaba al rubio, pero debía tener cuidado y no delatarse, no quería meter en problemas a la gente del circo.
- ¿Cuál es tu nombre? - le dijo una chica pelirroja.
- Trowa Barton - le tendió la mano.
- Catherine Bloom - le dijo ella y le estrechó la mano - bienvenido al circo.
- Gracias.

Quatre estaba sentado en uno de los cojines de su tienda en el campamento al norte del Sahara, bebiendo el té mientras esperaba los informes de su gente, era una costumbre que había adquirido en los años que había pasado en la escuela internado en Londres con Heero, a él le gustaba mucho y lo relajaba, y debía admitir que sentía lo mismo.
Recordaba con claridad el día que conoció a aquel muchacho de ojos fríos y cabellos desordenados que al poco tiempo pasó a ser su hermano y su confidente, el único que lo entendía y lo apoyaba siempre, aunque no fuera bueno lo que planeara. Fue por lo mismo que accedió a ayudar al Profesor H cuando le solicitó que se preparara como piloto para Sandrock, porque Heero lo eligió para ese puesto y quería agradarlo.
El embajador de L1, un hombre muy sencillo pero muy orgullosos de lo inteligente que era su hijo, había llegado a su colonia a hacer negocios con su padre y ambos chicos habían salido a caminar por el jardín mientras lo adultos hablaban, a Quatre le había llamado mucho la atención aquel muchacho silencioso que decía las palabras precisas, pero lo que le había preocupado era no poder llegar a su corazón como hacía con la mayoría de las personas y se lo hizo saber.
- Yo no soy un chico como los demás - le había replicado volviéndose hacia él - fui alterado genéticamente antes de nacer, de manera que fuera el soldado perfecto, no debo tener sentimientos para después no sentir remordimientos, debo ser duro para no retroceder en mi misión, mi corazón es una piedra, tal vez por eso no lo puedas sentir.
Esa misma noche el hotel en que se alojaban con su padre fue atacado por unos terroristas y este voló por los aires con todos sus ocupantes, muchas personas murieron y otros muchos quedaron gravemente heridos para morir después en el hospital después de varios días de agonía. Heero había sido el único que había salido de ello, pero su padre se había compadecido del chico ya que no tenía más familia y lo había adoptado.
Al final, habían pasado mucho tiempo juntos, Heero se había recobrado a gran velocidad y, debido a su capacidad increíble de concentración, se había ganado el respeto de su padre y el cariño de sus hermanas, pero también había sido el único capaz de oponerse tenazmente a lo que dijera su padre y hacer lo que se le viniera en gana, en algunas ocasiones lo envidiaba y habría querido ser tan fuerte y duro como él para que su padre lo amara, perder ese aire de fragilidad que siempre ha tenido, no quería ser amable si nadie lo quería así, pero Heero lo había disuadido.
- Quatre, algún día serás heredero de todos los negocios de tu familia, tu amabilidad conquistará a mucha gente y te será mucho más fácil la administración que a mí, yo soy un guerrero y si me volviera lo que quiere papá de nosotros, sería como un tiburón - y se había reído imaginando a Heero con una aleta en la cabeza.
- Amo Quatre - le dijo un hombre alto y barbudo interrumpiendo sus recuerdos - no nos ha dicho lo que pretende hacer o si el amo Heero lo alcanzará aquí.
- No lo sé, Rasid, Heero no me dijo nada, sólo que no seguiría usando el nombre de la familia para no ponerme en peligro.
- Eso es porque el amo Heero es un joven muy sensato.
- Y peligroso - sonrió - pero estará bien, lo sé.

Al otro día Trowa inició el ataque a Marsella, allí estaba estacionado un grupo grande de soldados de la Alianza secundado por Oz, pero él estaba seguro de vencer, les llevaba ventaja porque no podrían detectarlo hasta que lo tuvieran encima y porque estaba "armado hasta los dientes".
Entró en la base e inició el ataque disparando a los enemigos por todos lados e interrumpiendo las comunicaciones hacia el exterior mientras escuchaba las órdenes del líder enemigo a sus hombres en el campo de batalla.
- ¡Rodéenlo y destrúyanlo! - fue su orden.
- Sería una buena idea - dijo el acróbata tranquilamente - generalmente la mejor manera de vencer al enemigo es acercándose y luego retroceder minando todo a su alrededor para que no tenga manera de escapar, sin embargo, en este caso, lo mejor habría sido que primero averiguaran acerca de la capacidad del enemigo - levantó el cañón de su brazo izquierdo y disparó continuamente y luego los misiles desde el pecho de su guerrero.
Gran parte de la tropa había sido vencida, pero bien sabía que aquello no podía durar mucho, las reservas de municiones comenzaban a mermar, las señales en los monitores mostraban que las balas comenzaban a agotarse, así que comenzó a retroceder a fin de evitar que lo dejaran sin salida, pero se habían dado cuenta que ya no le quedaban municiones.
- Diablos - soltó la metralleta de su brazo izquierdo y sacó su espada para atacar al enemigo, sin embargo, varios disparos fueron hechos desde su espalda. Se volvió a ver y vio un guerrero similar al suyo que sacaba dos extrañas espadas y atrapaba a uno de sus enemigos - ¿quién será?
Quatre y su gente se habían apresurado a llegar al campo de batalla cuando vieron las explosiones a lo lejos y a un solo guerrero enfrentando a cientos, el rubio podía sentir la preocupación de su piloto en su pecho y se preguntó quien sería, porque era obvio que no se trataba de Heero, nunca había sentido nada en su corazón y mucho menos preocupación, o ya se habría puesto en contacto ya con él, después de todo, conocía su frecuencia muy bien ya que también había estado involucrado en la creación de Sandrock.
Trowa se levantó del suelo de donde había caído cuando combatía a los soldados de Oz y vio que una nave despegaba desde la base e intentó atacarla, pero fue detenido por el otro gundam, se trenzaron en feroz batalla, pero a él no le interesaba quien era el piloto, su misión se escapaba bajo sus narices y aquel muchacho no lo dejaba en paz.
Quatre sintió algo dentro de su pecho y tuvo la certeza que aquel era su amigo y que debía convencerlo de dejar la batalla y descansar mientras su gente le reparaba a su guerrero.
Las manos de ambos Guerreros se aferraron a las del otro intentando vencerlo, ambos empujaban con fuerza tratando de derribar al otro como si fuera una lucha de sumo, pero Trowa vio que de repente la presión por parte de su adversario iba disminuyendo y vio abrirse la cabina del piloto.
- ¡Nosotros no tenemos que pelear entre nosotros! - le dijo Quatre y su corazón dio un brusco salto en su pecho - No tienes por qué hacerlo, creo que estamos del mismo lado.
Casi sin poderlo creer y con la sangre palpitando a mil, dejó de hacer presión y salió de la cabina con las manos en alto, era el chico que le gustaba quien le ordenaba dejar la pelea.
- Baja las manos, no eres mi prisionero - le sonrió él - además, yo fui quien salió primero, ¿recuerdas?
Pero Trowa no tenía voz para contestarle, no se había imaginado jamás que fuera su adorable rubio el primero en encontrarse allí ¿sería coincidencia que tuviesen la misma misión? Eso sería fantástico, podría conocerlo mejor y sin su hermano con sus frías miradas asesinas.
- Tu nombre es Trowa ¿verdad? - se acercó a él y el acróbata asintió - Bien, yo soy Quatre Raberba Winner y ellos son mis soldados.
- ¿Y tu hermano? - fue lo único que se le ocurrió decir y no se dio cuenta del cambio en la mirada del rubio.
- A Heero le encomendaron otra misión, una más arriesgada, creo yo, puesto que se cambió de nombre, pero era algo que ya sabía, él está bien - sintió que le dolía que le preguntara por Heero, siempre las personas que le gustaban se fijaban en él primero.
Sintió que le quitaban un gran peso de encima, el chico de mirada fría y asesina no andaba cerca y por lo mismo no podría evitar que conquistara a su hermano y que pasaran un poco de tiempo juntos.
- ¿Querrías acompañarme? - le sonrió y Trowa sintió que un calor le recorría entero - Mis hombres podrían ayudarte a arregla a Heavyarms.
- ¿Recuerdas el nombre de mi guerrero?
- Heero me los enseño - dijo bajando a tierra y esperándolo para subir a un camión - él dijo que la mejor forma de vencer a Oz era conociendo nuestras propias fortalezas y debilidades, para enfrentar al enemigo sin estas últimas. Tengo una casa en esta ciudad, tal vez veamos a mi hermano, no lo sé - dijo intentando persuadirlo a quedarse con él, tal vez si estaban unos días juntos lo convenciera de gustarle él y no su frío hermano.
- Claro - accedió contento, estaría por lo menos un día a solas con aquel adorable chico - pero no es necesario que arregles mi gundam, puedo hacerlo yo - trató de no sonreír mientras se preguntaba dónde se había metido el soldado frío que se suponía que era.
- Fantástico, trae tu guerrero y súbelo al camión - le señaló mientras su gente acostaba el suyo sobre otra rampla - viajarás conmigo ¿verdad?

Trowa estaba contento como nunca, debía admitirlo, Quatre era muy amable con él y se preocupaba mucho por su comodidad, pero estaba desesperado por cambiar de tema ¿tenía que hablar a cada rato de su hermano? Ya comenzaba a odiar a Heero Yuy, pero era más que claro que era el mayor héroe que el pequeño árabe tenía.
- Mi padre adoptó a Heero cuando su padre murió en un ataque terrorista poco antes que fuéramos a visitarte - le dijo - y lo nombró mi guardián - se sonrió divertido - si hubiese sabido en los líos en que nos íbamos a meter juntos, de seguro no lo habría hecho.
Y una sombra le oscureció el pensamiento a Trowa ¿eran hermanos adoptivos? Y se golpeó mentalmente, tenía un rival demasiado fuerte frente a él, conocía todo de su hermoso rubio, tal vez más de lo que él conseguiría jamás, pero no iba a retroceder sin dar la lucha.
- ¿Pasan mucho tiempo juntos?
- Todo el que podemos, pero Heero siempre que tenía otras ocupaciones se las ingeniaba para estar a mi lado o darme una palabra de aliento.
- Lo quieres mucho ¿verdad?
- ¿Quién no lo querría? - sonrió sin comprender que le estaba enterrando un puñal en el pecho al latino - Heero es alguien muy especial, cuando uno lo conoce se contagia con su misterio.
- ¿Y qué piensa tu padre de él?
- ¿Papá? Bueno, con él es especial, siempre me ha parecido que lo quiere más que a mí, pero Heero dice que no es así, que como no es su sangre es más fácil para él aceptar que no sea como quiere, pero que está muy orgulloso de mí, aunque no lo admita.
- A ti te importa mucho lo que piense tu padre ¿verdad?
- Por eso es que Heero siempre se enoja conmigo - sonrió sentándose junto a él - dice que debo preocuparme sólo por lo que yo siento, pero no puedo, él mismo me dijo que no debía perder mi amabilidad, que era lo más bonito que tenía.
"Maldición, ya es su dueño" se dijo molesto hasta la médula "pero aún tengo una oportunidad"
- ¿A ti te molestaría que Heero tuviera novio?
Quatre sintió una terrible puntada en el pecho al oír sus palabras y bajo la mirada sin contestarle, no le molestaría siempre y cuando no fuera él.
- Noté que estaba muy interesado en el trenzado de L2 - agregó mirando la mesa sin saber porque le dolía la actitud del árabe ¿Sería porque sintió sus lágrimas?
- ¿Te refieres a Dúo Maxwell? - lo miró asombrado - algo se dijeron, él estaba triste antes de salir de L4.
- Tu hermano lo seguía con la mirada por todos lados - le informó - y creo que el trenzado lo hacía a propósito para llamar su atención.
- Bueno, dudo que Heero deje ver lo que siente - admitió - pero en realidad no me molesta, simplemente creo que tendría problemas, papá nos nombró herederos a partes iguales de las empresas Winner tanto en la Tierra como en L4, aunque él no esté de acuerdo.
- No creo que el trenzado sepa que es un heredero.
- Heero no se buscaría jamás un caza fortunas, es demasiado astuto como para no descubrir una trampa cuando la tiene ante sus ojos.
- ¿Y te habló de él?
- Algo, me contó que fue con su padre a visitar esa base y que aprendió muchas cosas acerca del funcionamiento de Deathscythe, pero que su piloto era un chico hablador y muy infantil que no tenía idea en lo que se había metido, que era demasiado inmaduro para asumir la responsabilidad que el guerrero le acarrearía.
- Pero algo bueno debió haber dicho ¿no?
- No, no dijo nada más de él, se dedicó a detallar al guerrero y no al piloto, por eso me extrañó que dijeras que le atrae.
- Amo Quatre - le dijo un hombre - hay una comunicación en clave para usted.
- Gracias, Aura, debe ser Heero - sonrió - ¿vienes?
- No, me quedaré aquí disfrutando de mi té. Gracias.

La comunicación de Heero había sido bastante extraña para Quatre, le informaba del movimiento de tropas y que Oz había comenzado a vigilar sus movimientos y que había una chica que lo estaba siguiendo a todos lados, la hija del vice ministro de relaciones exteriores por lo que pudo averiguar, aunque él ya estuviera con alguien más.
- ¿Con quién estás?
- No te diré nada más, pero ten cuidado, ya saben que hay cuatro guerreros en la Tierra y pronto sabrán que hay un quinto cuando el pequeño dragón entre en acción - le dijo - Y no dejes que ese piloto se aproveche de ti, recuerda la advertencia de papá - le cortó.
- ¿Cuál advertencia? - dijo en voz alta mientras regresaba ala sala dónde lo esperaba Trowa - y ¿cómo supo que Trowa está aquí?
- ¿Pasa algo malo? - le dijo el acróbata viendo que venía tan ensimismado.
- No, sólo que Heero me dijo que Oz ya sabe de cuatro de nosotros y que sólo falta que el pequeño dragón entre en acción, que Oz nos vigila y que a él también por culpa de una chica que lo persigue, pese a que él ya tiene a alguien.
- Te apuesto que es el trenzado - sonrió pensando que eso le daría la oportunidad de conquistarlo - a él le gusta.
- Tal vez, eso no me preocupa, lo que me preocupa es lo que me dijo al final - se volvió a sentar - "no dejes que ese piloto se aproveche de ti, recuerda la advertencia de papá" - se sirvió té - ¿cómo supo que estás conmigo? ¿A qué se refería con la advertencia de papá?
- ¿Hablaste algo con él antes de salir de tu casa?
- Bueno, recuerdo que estaba furioso con nosotros cuando Heero le dijo que iríamos a la guerra - dijo pensativo - recuerdo que ambos se gritaron un poco, papá estaba molesto porque Heero me había arrastrado a algo que yo no quería, pero la verdad es que lo hice para que Heero me quisiera.
- Otra vez con lo mismo - gruñó Trowa fastidiado.
- ¡Ya me acuerdo! - dijo pálido - papá le dijo al salir que si íbamos a regresar debíamos hacerlo en la misma forma en que salíamos y que él se iba a encargar que a mí no se me pasara nada malo y que regresara virgen...
- ¿Perdón? - lo miró asombrado.
- A no ser que fuera el propio Heero y que se casara conmigo - dijo ruborizado - él le respondió "Misión aceptada" y nos fuimos a buscar a Wufei.
- Así que tu padre piensa que él podría ser un buen esposo para ti.
- No, creo que piensa que Heero sería muy bueno para administrar los negocios de la familia, aunque Heero dice que se volvería un tiburón si lo hiciera - se rió - ya lo veo con una aleta en la cabeza.
- ¿Y qué piensas respecto a la idea de tu padre?
- Yo amo a otra persona, Heero es mi hermano y mi amigo, pero nada más.
- ¿Y él qué piensa? ¿Lo sabes?
- Yo soy parte de una misión, aunque me quiera mucho, y él la va a cumplir a como dé lugar, aunque tenga que matar a quien intente robarme algo que yo regalaría con gusto a esa persona tan especial.
- ¿Y si él lo hace?
- No lo hará, yo no tengo que cuidarlo, Heero morirá antes de dejar de cumplir una misión. Además, en esta él no tiene inferencia y como no puede modificarla, la deberá cumplir así hasta que regresemos a casa.
- O sea, novios de palabra y no de hecho ¿verdad?
- ¿Por qué se tuvo que acordar?
- Tal vez él está tentado a no cumplirla.
- No lo hará - dijo con certeza - una vez no pudo cumplir una misión y casi se murió, el médico dijo que era sicosomático, pero botaba sangre a borbotones y papá le tuvo que decir que había cumplido con su misión muy bien, al otro día estaba totalmente repuesto.
- Una desgracia - dijo Trowa - con eso puede chantajearte.
- ¡Heero no es así!
- No te exaltes - dijo levantando las manos en gesto conciliatorio.

Trowa se paseaba por el hangar ayudando a la gente de Quatre a reparar a su guerrero, no le agradaba la manera en que se comportaba el rubio, la advertencia del otro piloto lo había puesto muy difícil de tratar, siempre se las ingeniaba para encontrar algo que los apartara y ya comenzaba a aburrirse de escuchar "Heero esto" o "Heero esto otro", mucho podría decir que lo quería como su hermano y su amigo, pero comenzaba a hartarlo con el tipo ¿no lo podía olvidar por un momento?
- Debería descansar, joven Trowa, de seguro pronto los llaman a una nueva misión y usted parece tener los nervios de punta - le dijo Rasid.
- ¿Por qué me tratas de usted?
- Es amigo del amo Quatre y se le trata con respeto.
- Ese Quatre - gruñó.
- Ya sé que le molesta que piense tanto en el amo Heero, pero me temo que siempre será así, desde que llegó a quedarse con los Winner que todos en la familia se enamoraron de su misterio y que siempre dijera: "Yo no fui programado para eso" - le explicó - en muchas cosas es genial, pero tiene una lengua...
- Igual que sus miradas.
- Bueno, notará que todos adoramos al amo Quatre y que estaríamos dispuestos a morir por él, pero el amo Heero es especial también, cuando llegue a conocerlo mejor, podrá entender al amo Quatre.
- Si no lo mato primero.
- Si no se murió en aquella terrible explosión dudo que algo lo consiga.
- ¿Puedo preguntarle algo?
- ¿Qué cosa?
- ¿Cuál fue la misión que le encargaron a Heero que no pudo cumplir y casi se muere?
- No hablamos mucho de eso, no dio un susto terrible cuando al llegar a casa comenzó a escupir sangre a borbotones - le dijo Aura - La señorita Ilena los trajo a la Tierra porque los dos estaban muy interesados en conocerla, el padre le ordenó que regresaran los tres enteros y que la protegieran bien, sin embargo, la señorita se enamoró de un árabe que no le dijo que estaba casado y ella regresó llorando a L4, el amo Heero se sintió culpable por no haber evitado que lo conociera y se enamorara, así que apenas su padre la regañó por estar así por el tipo, él se enfermó, casi se murió.
- El amo Quatre no se despegó de su lado, era el único amigo que tenía - dijo Rasid - es un chico tímido y el amo Heero ha sido su punto de apoyo desde que se conocieron, lloró mucho cuando cayó en coma pero al fin la señorita y su padre le dijeron que no era su culpa, que sobre el corazón no se mandaba.
- "Por eso no tengo sentimientos" fue su respuesta y comenzó a reponerse de inmediato - Aura movió la cabeza - yo no podía creerlo, pero el médico dijo que era sicosomático o algo así y el le replicó que cuando fallara una misión estaría muerto.
- El tipo necesita un psicólogo.
- Claro que lo pusieron con montones de ellos, pero el joven Heero es demasiado astuto y los dejó por incompetentes y el padre sólo se rió y dijo que estaba orgulloso de él como si de verdad fuera su hijo y que esperaba ayudara al amo Quatre a ser igual de fuerte.
- Quatre no me gustaría si se pareciera a él - dijo por lo bajo y se metió en uno de los motores de su guerrero sin notar las miradas que se daban los Maguanacs de Winner.

Quatre estaba sentado en el salón revisando unos papeles que Heero le había enviado por fax, era claro que había tenido que hacerle enormes reparaciones a su guerrero y al Deathscythe ¿no era ese acaso el guerrero del trenzado? Entonces era cierto que estaba con Dúo Maxwell, se dijo sonriendo, tal vez ahora pudiera estar tranquilo con Trowa y conversar de cosas más interesantes que la guerra. Dejó los papeles a un lado y se paró frente a la ventana con un violín, Heero le había dicho que siguiera con su gusto por la música, que no había nada de malo en ella, dijeran lo que dijeran, así que había aprendido a tocar una gran variedad de instrumentos, pero este era su predilecto. Empezaba a tocar los primeros acordes del Danubio Azul cuando notó que Trowa lo miraba.
- Hola - le sonrió - espero que no te moleste - le dijo Trowa - me gustaría escucharte.
- Claro - le sonrió sintiendo un intenso calor en sus mejillas y comenzó de nuevo.
A medida que los compases del vals se hacían más intensos, Quatre se fue soltando más y más tocando con mayor precisión el vals de los novios. Trowa sonrió para sí y miró los instrumentos en la vitrina decidido a acompañarlo. Sacó un oboe y comenzó a seguirlo mientras veía como los ojos de su amado rubio brillaban de alegría. Le agradaba aquello, tenían el gusto por la música en común, tal vez por allí pudiera conquistarlo.
- Tocas muy bonito - le dijo a Trowa al terminar - ¿sabes tocar otros instrumentos?
- Bueno, prefiero los instrumentos de viento, pero sé tocar el violín.
- Heero no lo sabe hacer, dice que es la única cosa que nunca podrá hacer bien, tocar el violín, pero es genial al piano - sonrió - yo prefiero el violín, es más sensual.
- ¿Qué te parece si tocamos el tercer movimiento de la primavera de Vivaldi?
- Claro que sí, pero toca tú el violín y yo lo haré al piano ¿Ok?
- Bien - sonrió, Heero no compartía todas las aficiones de Quatre, posiblemente él sí - empecemos.
Sonriendo, Quatre se sentó al piano y comenzó a tocar, aquella melodía, una que nunca había compartido con Heero, era la primera que compartía con su querido Trowa y se sentía feliz de saber que era algo que nunca compartiría con el japonés, bien sabía de sobra que a él no le gustaba la música más que para escucharla y relajarse con ella en el baño.
- ¿Te ríes? - le dijo Trowa sin dejar de tocar.
- Recordaba que a Heero no le gusta tocar música, me dijo que aprendió porque era un requisito social de los ricos, pero que prefería darse de cabezazos contra una pared a aprender a tocar el violín.
- ¿En serio? - sonrió divertido, así que el soldado perfecto tenía un defecto.
- Sí, recuerdo aquella vez que me acompañó a una clase de violín y le dijo al maestro que no pensaba torturar sus oídos con chillidos de gato moribundo - se rieron - el maestro estaba furioso y habló con papá, pero él le dijo que Heero tenía razón y no fue más, dijo que con un músico en la familia le bastaba y le sobraba que prefería clases extra de matemática avanzada.
- Será un tiburón en los negocios, entonces - sonrió - creo que lo hará bien.
- Pues pienso que es un chico muy duro y exigente consigo mismo - dijo Quatre - y creo que no quiso aprender a tocar el violín porque sabía que no podría aprender tan rápido como las otras cosas.
- Un tipo complicado ¿eh?
Terminaron la pieza y se hicieron una reverencia el uno al otro.
- Amo Quatre, tiene una llamada especial de su padre - le dijo Rasid.
- Está bien, la tomaré en el estudio ¿me esperas, Trowa?
- Su Gundam estará listo en un par de horas, joven Trowa.
- Está bien, esperaré.
Quatre se sonrió y caminó hacia el estudio preguntándose cómo habría averiguado su padre que estaba allí y para qué lo habría llamado, después de todo nunca estuvo de acuerdo que participaran de esa operación, mucho menos que se volvieran soldados y terroristas de una organización desconocida que se preocupaba exclusivamente de vengar al asesinado líder pacifista Heero Yuy.
- Si papá supiera las verdaderas intenciones de la organización nos mataría - sonrió y tomó el micrófono aceptando la llamada.
- ¡Quatre Raberba Winner! - fue su saludo - ¿Dónde está tu hermano? No quiero que se metan en problemas o que los maten.
- De Heero no tengo idea, nos separamos antes de salir de L4, pero estará bien, él sabe cuidarse solo.
- No me preocupa él, sino que tú estés solo, le encargué que te cuidara.
- No soy una frágil criatura a la que se le tengan que cuidar los pasos - le reclamó molesto - Heero me enseñó a defenderme hace mucho.
- No estoy muy seguro de eso - le replicó.
- Papá, sabes que no me gusta discutir contigo, yo no soy como Heero que es capaz de poner media colonia patas arriba...
- Eso es lo que me preocupa - contestó interrumpiéndolo - al menos las tropas Maguanacs están contigo ¿verdad?
- Sí, están conmigo - asintió cansado.
- Entonces no me preocupo por ti, sino porque Heero regrese de una pieza, ese chico es capaz de voltear a la Tierra de cabeza con tal de obtener lo que se propone - suspiró - es todo lo contrario a lo que supone que es un chico inteligente como él, tal vez por eso le gusta tanto la historia.
- No te preocupes por él, sabe lo que hace.
- Me preocupa y lo sabes, al convertirse en terroristas se vuelven asesinos y eso no lo hará mejor que los tipos que mataron a su padre hace ocho años.
- Papá - lo interrumpió tratando de cambiar de tema - ¿Por qué me llamaste?
- Porque estás en Francia y podrías hacerme un favor, en la mansión hay unos documentos que con urgencia deben ser entregados a Oz si no queremos perder el satélite de recursos naturales.
- ¿Dónde están?
- Esperaba que Heero estuviera contigo - dijo - están en la caja fuerte a tu espalda, supongo que conoces la clave ¿verdad?
- Si, papá - dijo fastidiado.
- Bien, después hablamos - le cortó.
- Gracias, cuídate también - le dijo a la pantalla negra y se puso de pie para sacar los papeles de la caja de seguridad - odio cuando prefiere a Heero sobre mí.

Trowa estaba sentado frente a la ventana mirando el enorme jardín mientras esperaba que su guerrero estuviera listo, generalmente lo habría reparado él mismo, sin embargo, lo había dejado en manos de la gente de Quatre para pasar un rato con él antes de tener que regresar al circo, pero desgraciadamente las cosas nunca salían como quería y el padre del rubio los había interrumpido ¿Cómo se suponía que iba a conquistarlo si cada vez que tenía un avance le venía un retroceso? Primero, había sido el hermano con su advertencia que no se dejara engatusar por él y ahora el padre quién sabe que le había dicho.
En eso sintió la violencia con que era azotada la puerta de la sala de descanso y vio a un Quatre que venía con una carpeta pero que echaba chispas por los cuatro costados.
- ¿Qué ocurre?
- Que voy a matar a Heero - dijo fastidiado - y a mi padre con él.
- ¿Por qué? - lo miró intrigado.
- Mi padre quiere que le entregue estos papeles a Oz para no perder la concesión del satélite de recursos naturales, claro que el favor se lo habría confiado a Heero si estuviese aquí, como si yo no fuese de confianza.
- Te apuesto que él los habría utilizado para obtener información del enemigo - le dijo - tal vez fuera una buena manera de infiltrarte y conseguir información de primera mano.
- Es posible, pero si me descubren, me habré metido en un soberano lío con papá y habré perjudicado a toda mi familia.
- Bueno, piénsalo bien - lo alentó Trowa - siempre existe esa posibilidad, pero estoy seguro que tú eres más astuto y que podrás conseguirlo sin problema.
- Gracias, Trowa, eres un gran amigo.
Trowa sonrió sintiendo una espinita en el pecho, él no quería ser su amigo, quería más, mucho más, pero no se atrevía a decirle nada. ¿Cómo decirle "me gustas" si apenas y se conocían?
- Los gundam están listos, amo - le dijo Aura entrando en la salita - se le ve molesto.
- Si, lo estoy - sonrió tratando de calmarse - necesito que me lleven a la capital mañana, tengo que entregar unos documentos de MO2.
- Usted sabe que estamos para servirlo - le dijo el árabe - todo estará listo cuando usted lo ordene.
- ¿Te quedarás a cenar? - dijo volviéndose hacia el acróbata.
- No, debo regresar al circo o mi coartada se destruirá - dijo moviendo la cabeza - ya de por sí deben estarse preguntando dónde estoy para la función de esta noche.
- Me agradaría verte en acción - le sonrió Quatre.
- Puedes visitarme cuando quieras - le dijo sintiéndose mejor - pero debo irme.
- Claro que iré a verte - le tendió la mano - me alegro que pudiéramos ayudarte, ojalá pronto nos volvamos a ver - sintió como una corriente eléctrica lo recorría entero desde el punto en que sus manos se tocaban.
- Gracias, Quatre - asintió casi sin voz y salió lentamente de la casa sintiendo que el corazón le latía a mil agolpándose contra su garganta. Respiró profundo al salir de la mansión y se dirigió hacia el camión en donde estaba Heavyarms.
- ¡Cuídate mucho, Trowa, y suerte en la función de esta noche! - le gritó Quatre desde la ventana.
Lo miró y le hizo un a seña con la mano en silencio, sabía que la voz no le saldría ni siquiera para desearle lo mismo.
Quatre se sentó en el sofá mientras se servía otra taza de té, había sido fantástico estar con un chico tan agradable como aquel, aunque casi no hubiesen hablado nada, primero por culpa de Heero y luego de su padre. Pero no iba a escuchar las advertencias de nadie, conquistaría a Trowa y sería suyo aunque no le gustara a su padre, merecía ser feliz ¿no?

Continuará...

Perdonen la tardanza, pero no había tenido tiempo de escribir y tenía apenas el encabezado. Lo siento, iba a enfocarlo desde el punto de Trowa, pero este muchacho no me ha dejado así que tuve que incluir a Quatre. Sin embargo, espero que Wufei no me haga lo mismo o no voy a terminar nunca.
Shio Chang.

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