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Historias por Shiochang

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Historias
Wufei Chang


Wufei estaba sentado recostado en el pasto no muy lejos del lago Victoria mientras esperaba que llegara el camión de los hombres que le traerían las municiones y los explosivos mientras recordaba cómo era que se había convertido en piloto de Nataku, pese a ser apenas un niño de seis años cuando esto ocurrió ocho años atrás.
Sus padres acababan de fallecer a causa de un atentado terrorista y su abuela había asumido su educación y había sido entrenado especialmente para ser el líder de su clan, pese a que tenía primos mayores que él, pero como había sido su padre el único varón que tuvo la abuela, aquella era su obligación. En una de tantas conoció al profesor que preparaba a Nataku o, como él lo llamaba, Shenlong, y su abuela decidió que él sería su piloto para defender su colonia de las tropelías de la Tierra. Entonces conoció a Merian, la verdadera Nataku y se enamoró de ella, sin embargo, no pudo casarse con ella ya que, estando en la Tierra, murió junto a sus padres en un atentado proyectado por Oz. Esa era la causa que se hubiese unido con más énfasis a la creación del guerrero de su colonia, iba a vengar a la chica que iba a ser su esposa, ellos pagarían por arruinar su felicidad.
Escuchó el ruido de un motor y se levantó del suelo, acababan de llegar sus abastecedores. Uno de los hombres se acercó a él y recibió el dinero que el chico les entregaba antes de ordenar a su gente dejarle los explosivos.
- ¿Le vas a dejar todo esto a un niño? - dijo uno de los otros.
- Nos está pagando al contado - le mostró el dinero - estoy seguro que podrá manipular correctamente todo esto ¿verdad?
- Así es - dijo el muchacho tranquilamente mirando la factura que le había dado el hombre y los vio irse. Menos mal que nunca hacían muchas preguntas, aunque el dinero no era robado, no sería fácil explicar que siendo un "niño" tuviera cuentas sin límite y crédito para gastarlo a su antojo. "Un buen trabajo de nuestro líder" dijo recordando al joven de ojos color cobalto que parecía tener planeado hasta los más mínimos detalles.
Arregló los explosivos en varias bombas de tiempo, su misión era destruir la base de lago Victoria, allí estaba la escuela de soldados especiales para Oz y de cadetes espaciales a cargo de una mujer, lo que le proporcionaba cierta ventaja al muchacho chino, pero ninguna satisfacción, no era interesante enfrentar a una mujer, eran muy débiles y fáciles de engañar, hasta ese momento sólo Nataku y su abuela eran dignas de conocer y no eran débiles.
Entró en la base con relativa facilidad, el cambio de guardia lo ayudó a tomarlos desprevenidos y en silencio se dedicó a colocar los explosivos por todos lados y tan furtivamente como entró, salió dejando a su paso un reguero de explosiones que ocultaron su fuga.
Al poco rato comenzó a sonar una sirena y el lugar se volvió un espantoso ruido de naves que despegaban junto con los gritos de los heridos. Su moto corría a gran velocidad por los campos cuando escuchó que le ordenaban que se detuviera, no iba a hacerlo, pero un disparo dio frente a él y cayó. Rápidamente revisó los posibles daños y constató que no tenía nada, ni su moto. Levantó la mirada con las manos en alto y escuchó.
- Pero si sólo es un niño - dijo una voz de mujer - ¿cómo es posible que haya hecho tanto daño en mi base?
- Es una mujer - dijo fastidiado - será muy fácil vencerla - miró furtivamente el suelo y el bolso con los explosivos. Enganchó la correa a su pie y lo lanzó al aire para hacerlo estallar de una patada que causo la explosión frente a los ojos de la mujer, lo que le permitió huir.
- ¡No vas a escapar! - gritó ella y vio como surgía entre los árboles un nuevo gundam - ¡otro más!
Wufei la miró fastidiado y levantó su rifle, debía detenerla y ocultar su guerrero, después de todo, tenía información muy importante para su jefe, debía evitar que pasara un percance antes de tiempo.

Estaba descansando frente a una montaña cuando escuchó las noticias, había una reunión de dirigentes de la Alianza de la Tierra unida en la nueva base Eduard, así que era un buen momento para atacar, sin embargo, decidió escuchar un poco más de la noticia, quería saber quienes estarían reunidos allí, sería bueno tener un dato para su jefe.
- "los líderes pacifistas se han reunido aquí para hablar del desarme de la esfera terrestre a fin de evitar nuevos atentados por parte de las colonias" - decía el periodista y Wufei se sobresaltó ¡los demás iban a una trampa de Oz!
Rápidamente corrió hacia Nataku y despegó, debía apurarse antes que los demás concretaran la misión y cometieran un error.
- Maldito Traize y maldito Oz, no voy a permitir que nos uses como haces con tus soldados - gruñó entre dientes tratando de acelerar lo más posible a Nataku, sin embargo, ya era demasiado tarde, un gundam se proyectaba hacia el cielo y destruía un transporte que decía Oz en un costado y lo hacía estallar luego de partirlo en dos con su espada - no lo logré - gritó furioso y abrió la comunicación - han cometido un error, los han usado, esta era una reunión de pacifistas, les hemos dado la excusa que necesitaban para seguir fabricando armas.
- ¿Qué dices? - dijo Heero.
- Miren las señales de televisión planetarias.
"La base de Nueva Eduard ha sido atacada y destruida por terroristas - decía un comunicado - allí estaban reunidos todos los líderes pacifistas de la Tierra que pretendían detener esta guerra"
- Malditos, nos han usado - gruñó el trenzado.
- Mataré a Traize - dijo Wufei furioso y despegó seguido de cerca por otro gundam, el 03 - ¿Qué quieres?
- No creerás que vas a llegar tan fácilmente a Traize ¿verdad? - le dijo el latino - yo atacaré las tropas mientras tú destruyes a ese maldito.
Siguieron la nave de Traize hasta los barcos en medio del mar Mediterráneo, allí se mezclaron en la batalla hasta dar con el barco en que estaba el líder de Oz.
Wufei descendió furioso de su gundam con la espada en la mano y gritando mientras buscaba al maldito ese. Al fin lo encontró y lo estaba esperando de pie con su espada en la mano. Le hizo una venia y le sonrió. Wufei no le respondió al saludo sólo levantó su espada en actitud desafiante.
- Eres sólo un chiquillo - le dijo tratando de tocar su rostro pero lo golpeó con la espada.
- Sepa usted que este chiquillo tiene nombre y lo matará - le replicó satisfecho al ver que le había roto un guante y lo había herido.
- ¿Y cómo te llamas, guapo?
- Wufei Chang y lo mataré por llamarme así - dijo furioso.
- Un reto, mi querido Wufei - le dijo levantando su espada - si me ganas, podrás matarme, pero si lo hago yo, te pediré algo a cambio de tu vida.
- Jamás me ganará - le dijo comprendiendo perfectamente que pretendía aquel pervertido - jamás - repitió.
Traize sonrió y levantó su espada comenzando el ataque, el chico era bastante bueno aunque su técnica no era la mejor, se preguntó dónde habría aprendido a aplicar tanta fuerza en unos golpes tan burdos, tal vez si lo tomaba bajo su tutela y lo entrenaba un poco puliría su técnica y sería el mejor espadachín del mundo.
- ¿De dónde vienes Wufei?
- ¿Qué le importa? - le replicó de mala manera evitando una estocada en su hombro al moverse como culebra.
- Te falta un poquito de estilo, querido mío - le dijo rozando su cara con los dedos.
- ¡No soy su querido! - dijo perdiendo la poca paciencia que tenía.
- Vamos, no te enfades, eres un chico muy bello para ponerte así - le sonrió pero lo hizo enojar todavía más - si quieres te enseñaré una nueva técnica para el combate con la espada.
- Intentas distraerme de mi objetivo - le replicó molesto y lanzó una nueva estocada pero Traize lo esquivó y su brazo pasó de largo y Traize lo atrapó desarmándolo al fin - suéltame, maldito.
- Luego no querrás que te suelte - le dijo atrapando su rostro entre sus manos besándolo profundamente en los labios entreabiertos introduciendo su lengua en los labios sorprendidos del joven chino. Pero consiguió romper el beso mordiéndolo - ¡ay! - se quejó soltándolo y tocando su labio herido por los afilados dientes del muchacho.
- No me has vencido aún - le dijo limpiando su boca con la muñeca.
- ¿Por qué no quieres ser mío? Serías un gran soldado si me dejaras pulir tu estilo.
- ¿Crees que me voy a dejar siendo que ustedes fueron los que me robaron mi felicidad antes que lograra tocarla? - dijo con los ojos brillando de ira - nunca permitiré que profanes mi cuerpo como profanaron mi alegría.
- Algún día te arrepentirás de esas palabras - le dijo Traize enojado por su tozudez y lo desarmó poniendo el filo de su espada contra su cuello - Eres muy hermoso y te deseo.
- Mátame - le pidió sintiéndose humillado.
- Sabes bien que no lo haré - le dijo acariciando su rostro - me gustas y prefiero tenerte a acabar con tu vida.
- Mátame - insistió- no le voy a pertenecer al culpable de la muerte de mi esposa.
- Mi hermoso Wufei - le dijo soltando su espada abrazándolo contra su pecho - no llores así, me partes el corazón - limpió sus lagrimas con sus labios intentando convencerlo de entregarse - yo te puedo dar felicidad, mi pequeño - atrapó sus labios de nuevo y comenzó a acariciarlo lentamente soltando su cabello y bajando suavemente por sus brazos hasta llegar a su cintura para obligarlo a ponerse de pie - a mi lado serás feliz como nunca - le dijo soltando el cinturón de los pantalones de Wufei que ya no atinaba a reaccionar, su mente le decía que lo alejara de él, pero su cuerpo estaba como hipnotizado por aquellos ojos que lo miraban con ternura y pasión - sé mío - le pidió tomando las manos del chino para que lo acariciara a su vez. Wufei no sabía por qué, pero comenzó a soltar uno a uno los botones de la camisa de Traize luego de soltar la corbata del general mientras este suspiraba de placer sin dejar de acariciar la piel del joven chino, era tan bello lo que veía que no pudo detenerse hasta dejarlo por completo desnudo.
- Eres todo un deleite para los ojos, hermoso Wufei - le dijo atrayéndolo hacia su cuerpo - y serás sólo mío - lo besó en los labios mientras sus manos trabajaban en sus contornos hasta llegar al miembro que sentía alborotado. Lo levantó por las caderas y lo llevó hasta el sillón en donde lo recostó para acariciarlo mejor - mmm, tienes un sabor delicioso - dijo mientras bajaba con sus labios por su cuello hasta llegar a su pecho en donde se entretuvo acariciando una tetilla, frotándola con la lengua hasta dejarla erecta para luego succionarla con deleite.
- ¡Ahhhh! - gimió Wufei sintiendo que un extraño placer inundaba su cuerpo olvidado totalmente que uno de sus camaradas luchaba afuera.
- Gime más, me gusta - dijo el jefe de Oz extasiado mientras bajaba por su abdomen hasta llegar hasta aquel orgulloso que se elevaba en toda su magnitud sólo para él. Lo tomó primero entre sus dedos frotando con un poco de fuerza la punta para que botara un poco de su líquido antes de comenzar a recorrerlo de la punta a la base con la lengua y sus manos. Wufei estaba que no podía más de placer, en especial cuando sintió que se lo tragaba entero frotándolo no sólo con los labios, sino que con las manos al mismo tiempo hasta hacerlo acabar. Entonces notó algo extraño, algo estaba frotando su ano para dilatarlo, se asustó y se sentó alejándose de Traize.
- ¡No! - chilló tomándolo por sorpresa y tomó su ropa y se vistió mientras corría hacia Nataku a toda velocidad con los ojos arrasados de lágrimas. Una vez dentro de su gundam se arrojó al agua y comenzó a hundirse - te he traicionado, perdóname, Nataku.
- ¿Qué pasó? - le dijo Trowa siguiéndolo pero no obtuvo respuesta - te fue mal - dijo y lo siguió hasta las sombras del mar, desapareciendo ambos.

Trowa se llevó al deprimido Wufei a su escondite, es decir, al circo para tratar de sacarle algo pero el joven no quería decir ni media palabra, así que lo dejó por la paz, no deseaba que se enojara.
- ¿Quieres té? - le entregó la taza - ocultar tus problemas no los solucionará ¿sabes?
- No soy digno de seguir piloteando a Nataku - replicó.
- ¿Tu guerrero? - él asintió - no deberías actuar así, nunca le serías infiel mientras recuerdes en realidad quien eres y cual es tu misión en la Tierra, en realidad a quien debe de pesarle más este error es a Heero, después de todo, él destruyó a los líderes pacifistas, no tú.
- Traize me derrotó.
- Es un hombre de mundo, nosotros aún somos niños a su lado, tiene experiencia y por eso siempre logra lo que se propone, pero pierde cuidado, le va a salir el tiro por la culata en cualquier momento.
- Abusó de mí - dijo en apenas un murmullo.
- Vamos, eso te debe dar fuerzas para poder vengarte luego.
- Es que me gustó - dijo cubriéndose el rostro - me hizo serle infiel a Nataku.
- No seas tonto - se sentó a su lado y lo abrazó - es un hombre experimentado, le gustaste y quiso gustarte para reclutarte para sus fuerzas, te engañó y caíste, cualquiera puede caer, es más estamos en una edad en que somos sensibles a estos cambios.
- ¿A ti te gusta alguien en especial?
- ¿Recuerdas al chico rubio? - él asintió - es él, pero su querido hermano, que ni siquiera son hermanos de sangre sino por adopción, se ha interpuesto en mi camino con mucha suerte y no encuentro la manera de quitarlo del medio.
- Mátalo.
- Quatre lo quiere demasiado, es su héroe y su padre lo quiere para que sea su esposo - golpeó el suelo con el pie - aunque creo que le gusta el trenzado hablador.
- ¿Qué vas a hacer?
- Supongo que seguir en el circo hasta que venga una nueva misión - se encogió de hombros - supongo que ahora que se reunieron no volverán a separarse y no tendré muchas oportunidades de estar a solas con Quatre.
- Odio a Traize.
- Eso es lo que tienes que pensar, lo demás no importa.
- Pero me hizo serle infiel.
- Wufei ¿qué edad tienes?
- Catorce.
- Es un pedófilo ¿ves? Traize tiene ocho años más que tú, según los datos que manejo, es un pervertido que se baña en esencias de flores todos los días para ser más atractivo, ha tenido muchos amantes y es padre de una niña llamada Marimeia Barton.
- ¿Tu sobrina?
- Yo no soy el verdadero Trowa Barton - le dijo bajando la voz - uno de los ingenieros que trabajaba en mi gundam lo mató y yo lo reemplacé para cumplir con la misión que me encomendó Heero.
- Mi abuela me dijo que debía vengar a mi clan conduciendo a Nataku y que mis misiones serán comandadas por Yuy cuando estuviéramos en la Tierra.
- ¿Ves? Debes vengar a tu clan, deja de lado esa tontería que no mereces pilotear a tu guerrero, así sólo le fallas a tu clan y a ti mismo.
- ¿Tú lo crees?
- Estoy seguro.
- La próxima vez voy a castrar a Traize - aseguró más tranquilo.
- Esa es la idea ¿ves?
- Si, ya verás que lo hago.

Unos días más tarde supo que Oz estaba haciendo planes para el movimiento de tropas, así que se alejó del circo para que su gundam no llamara la atención, no quería meter en problemas a más gente buena. Trowa le sonrió al desearle suerte, pero se sentía deprimido, no podía olvidar a Traize acariciándolo íntimamente, aún sentía dolor en aquella zona que el general había tratado de profanar.
- Maldito Traize, si vuelvo a verte me voy a asegurar primero que no puedas volver a tocarme como lo hiciste, no volveré a caer en tus engaños.
Despegó con Nataku y se dirigió a destruir una base en China, sabía que Oz intentaba ahora adueñarse de todas las fuerzas de la Tierra, eran unos ambiciosos y debía tratar de detenerlos.
Llegó al pueblo de noche y dejó oculto su guerrero entre los follajes de los árboles. Viajo al centro y se buscó alojamiento por es noche, estaba cansado y no deseaba pensar en nada, pero al llegar de regreso a la hostería vio que unos soldados trataban de obligar a un ancianito que les diera comida gratis porque según ellos lo protegían del enemigo.
- ¿No les da vergüenza atacar así a un hombre mayor? - les dijo una mujer muy molesta por su actitud - páguenle y váyanse.
- Que te metes, entrometida - le dijo uno de los grandulones y trató de pegarle, pero Wufei intervino - Que quieres.
- Que los dejes en paz - le dijo - primero amenazan a un anciano y luego a una mujer ¿qué clase de soldados creen que son? ¿o es que acaso son mariquitas?
- Maldito - le respondieron y se le fueron encima, pero Wufei les hizo el quite y con un par de golpes de karate los derrotó.
- Es mejor que vayan a molestar a otra parte - los amenazó fastidiado y lod dos tipos se fueron mascullando entre dientes algo como vengarse o algo asó pero Wufei los ignoró - ¿se encuentran bien?
- Si, gracias - le dijo la mujer - mi nombre es Sally Poe ¿y el tuyo?
- Wufei Chang - respondió de manera automática haciendo una reverencia.
- Un joven bien educado - dijo el anciano - y un miembro del clan del Dragón ¿verdad?
- ¿Cómo lo supo?
- Soy Sufei Chang - respondió el anciano divertido al verlo abrir los ojos asombrado - por lo visto eres el nieto favorito de mi hermana.
- Vaya, no sabía que aún había gente nuestra viviendo en la Tierra - dijo abrazando al anciano - me alegro de encontrarlo.
- Si quieres puedes venir a quedarte en mi casa, un chico joven y guapo como tú no debe quedarse sólo en un lugar donde hay soldados libidinosos que no respetan a nadie.
- Bueno, yo había solicitado una habitación en es hostería - le señaló el lugar.
- A ella no le importará cuando sepa que ere mi sobrino nieto - se sonrió - gracias señorita Sally, enviaré sus alimentos al campamento como siempre.
- Claro - le sonrió ella y se fue.

Wufei pasó una noche tranquila en casa de su tío abuelo, quizás nunca se habría imaginado algo semejante, tanto así que ni pesadillas tuvo.
Descansado y más tranquilo se ofreció a llevarle los alimentos al campamento a la coronel Sally Poe para pagar por la amabilidad del anciano aunque este alegara que tenía que ser así porque era su familia, por se mantuvo en sus trece y llevó los víveres de todas maneras.
El campamento estaba un tanto alejado del pueblo para no involucrarlo si los descubrían los de Oz, pero había demasiada gente allí como para asegurar que en algún momento no los descubrirían. Se paseó por la improvisada base en silencio siguiendo las explicaciones que le daban los soldados al saber que era uno de los pilotos de los gundam.
- Oz quiere ser dueño del planeta y de las colonias, pero siempre que haya alguien dispuesto a luchar por la libertad, tendremos la esperanza - dijo uno de los mayores - siempre necesitaremos alguien como ustedes, serán niños pero saben perfectamente lo que quieren.
- Yo no soy digno de ser un piloto - dijo en voz baja.
- No deben dejarse deprimir, Oz los engañó para tener oportunidad de adueñarse de todo, si no lo hubiesen conseguido ahora, habría intentado hacerlo de otra manera - le dijo un soldado a sus espaldas - esos son unos malditos.
- ¡Están atacando el pueblo! - llegó gritando un soldado - dicen que si no nos entregan van a matar a los civiles.
- Mi abuelo - dijo Wufei y corrió de regreso al pueblo pero cuando llegó éste había sido reducido a cenizas - ¡abuelo! - lo llamó y lo encontró oculto junto a unos escombros - menos mal - suspiró más tranquilo - ¿se encuentra bien?
- Si, muchacho, pero esos malditos me han dejado sin hogar, debes luchar para salvarnos, un dragón no puede perder su fuego por nada del mundo - le sonrió - estoy seguro, mi querido Wufei, que tú serás un digno jefe del clan.
- Usted me verá ese día - dijo tratando de evitar las lágrimas al ver que el anciano se estaba haciendo el fuerte pero realmente estaba más muerto que vivo.
- Perdóname, Wufei, no creo verlo ni acompañarte, por lo menos no con este cuerpo viejo y cansado.
- ¡Abuelo! - dijo y lo abrazó sólo para sentir que dejaba de respirar, acababa de morir - abuelito - lloró antes de ponerse de pie y mirar con odio a los soldados de Oz - Está bien, este dragón jamás dejará que nadie extinga su fuego hasta el día de su muerte - le dijo Wufei enojado - te lo prometo, abuelo.
Las tropas ocultas en el bosque luchaban denodadamente intentando resistir el ataque de las fuerzas de Oz, pero se notaba que estos conocían bien el campamento y comenzaron por atacar los puntos más vulnerables para seguir con el ataque a los soldados que no podían defenderse.
Wufei corrió hacia el lugar donde estaba oculto Nataku y vio que los leos de Oz lo trataban de destruir con detonaciones y se sonrió sarcástico, era imposible que destruyeran su gundam con detonaciones tan débiles, él único que conocía la fórmula exacta para destruirlo era Heero Yuy. Se acercó con cuidado evitando las detonaciones y abrió la cabina.
- Perdóname, Nataku, no soy digno de estar contigo, pero tampoco puedo abandonar mi misión, entenderás que no puedo dejar que mi fuego se apague sólo porque un idiota se aprovechó de mi inocencia - Nataku le dio un destello y comenzó a moverse. Los disparos continuaron pese a ello, sin embargo, ya comenzaban a mermar pues comenzaba a vencerlos.
- Maldito Gundam 05 - gritó un soldado de Oz desde su nave y le disparó a quemarropa provocando una terrible explosión, pero no le causó ningún daño y Wufei lo destruyó de un solo golpe.
- Pagarán por haber destruido el pueblo y haber matado a mi abuelo - dijo furioso ya luchando y destruyendo a sus enemigos de paso - no podrán volver a engañar al pequeño dragón Chang, Oz no me dominará y jamás volveré a permitir que Traize juegue conmigo, palabra de Dragón - dijo destruyendo finalmente al último de sus enemigos - Te he vengado, abuelo, le diré a mi abuela cuando regrese a L5 que conocí a un Chang que murió con el orgullo de un guerrero dragón - y se alejó de la zona del desastre con el corazón más tranquilo y la conciencia en paz.

Continuará...

Al fin salió, creo que me demoré mucho para lo corto del capítulo, pero me costó mucho ponerme en el lugar de Wufei para todo esto. En fin...
El siguiente va a ser un extraño combinado del diario de Zech y de Traize ¿por qué? Recuerdo que eso era lo que seguía, Relena y Heero pensando en la guerra y Traize y Zech al siguiente. A Heero lo puse al principio y a Relena ni de broma la tomo, así que sólo me quedan ellos ¿verdad?
Espero que les guste el capítulo.
Shio Chang.

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