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La mirada del asesino por Jesica Black

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Capitulo XVII

 

 

                Había corrido la voz que Kardia estaba en la cárcel antes que el hombre llegara a la comisaría. El único afligido en la casa de los Du Verseau era Milo, quien había comenzado a sollozar, siendo víctima de la angustia por no poder ayudar a su hermano a no convertirse en su padre. Ahora, con 36 años, Kardia Sargas había caído preso por abuso hacia su pareja y el asesinato de Unity Montreal. Dégel se había ido en otro patrullero y Camus junto a Milo se quedaron con los pequeños.
Alexei y Dante se habían ido a jugar al patio, bajo la mirada de la niñera que Krest había contratado para su nieto, y Camus abrazaba y consolaba a su pareja. Verlo así, a Camus le destrozaba el corazón, más que nada porque Milo había logrado construir una hermosa familia en todo ese tiempo y ahora un nuevo obstáculo le impedía ser completamente feliz. Tener a Dégel y su hermano enemistados, además de un nuevo bebé en hogar que cambiaba todos los horarios nuevamente y la calma que parecía armonizar la casa.
Du Verseau le había permitido a la pareja quedarse a vivir allí, por lo cual Milo tenía también que pensar en el traslado de las cosas.

 

−Milo, por favor…..−consoló Camus−. No estés triste, todo pasará.

−Es mi culpa, yo.,…yo debí pre-ver esto, ¡conozco a mi hermano desde hace años! Siempre fue igual, creí que el amor lo había cambiado pero ¡no! Lo volvió más parecido a papá.

−Milo…..

−Camus, yo quiero proteger a Kardia pero no puedo –le toma la mano a su esposo−. Quiero que sea feliz ¡y no puedo!

−Kardia ya es grande, Milo, no puedes cuidarlo tú….−explicó Camus con un tono neutro y besó las manos del rubio−. Yo estaré contigo siempre, Milo, siempre….pero no quiero que estés enredado en esto.

−¿Qué puedo hacer?

−Nada, Milo, Kardia es un adulto y sabe lo que hace, sabía lo que hacía cuando golpeó a Dégel, cuando abusó sexualmente de él, también sabía lo que hacía cuando mató a Montreal.

−Y a De Altar.

−¿Hm? –Camus arqueó la ceja, Milo alzó la mirada.

−Kardia mató a la hija de Hakurei de Altar hace unos doce años…..−se tiró el flequillo hacia atrás−. Me duele admitirlo, pero siempre lo he estado encubriendo.

−¿Por qué?

−Por miedo…..al principio, luego porque él era mi única familia y entre familiares deben ayudarse…..pero ahora mi miedo porque te pase algo es mayor. Siempre voy a querer a mi hermano, es parte de mi sangre, pero no puedo tolerar que lastime a los que más amo.

−Milo….−Camus sonríe ante esta frase.

−Te amo, te amo tanto, a ti, a Dante y a ese pequeño porotito que tienes ahí en el vientre….−apoya su frente en el pecho de Camus−. Me duele el corazón de saber que mi hermano usó la violencia con su esposo y dios no quiera con su hijo.

−Dégel lo frenó antes que toque a Alexei.

−Papá nos golpeaba, bueno, golpeaba a Kardia, yo no recuerdo porque era un bebé….−murmuró y alzó la mirada para encontrarse con la de Camus−. Menos mal que frenaron a Kardia antes que se haga una masacre.

−Debes agradecer eso, tal vez un psicólogo pueda hacerle bien a Kardia, nosotros tenemos que velar por el bien de nuestros hijos.

−¿Camus?

−Sí, amor.

−No me dejes nunca por favor.

−No te dejaré.

 

                Milo nuevamente se acurrucó en el pecho de su esposo, intentando contener las lágrimas que amenazaban con rebalsar sus ojos. Sabía que las cosas estaban mal, sabía que su hermano podía llegar a hacer esto, pero verlo tangible le dolía, sobre todo porque en un momento, con tal de salvar a su hijo y esposo de una muerte segura, estuvo a punto de denunciarlo.

−Kardia….Kardia siempre quiso lo mejor para mi….él no es malo –sintió como acariciaban sus cabellos lentamente.

−Lo sé, cariño.

−Cuando vivíamos juntos en Londres, él siempre velaba por mí, él quería protegerme porque no deseaba que fuese violento como papá…..

−Y no lo eres, no pienses en eso ni por un segundo –comentó, esta vez pasando sus dedos por el rostro de su amado.

−¿Qué voy a hacer?

−Por ahora, sólo aguardar, esperaremos al juicio….y…..cuando el momento llegue sé que estarás apoyando a tu hermano, lo sé porque tu corazón es inmenso….

−No, antes no lo era Camus –Milo levantó la mirada−. En parte, yo sabía que mi hermano había matado a la hija de Hakurei y jamás lo dije, lo encubrí, soy tan hijo de puta como él…

−No, Milo, tú no eres nada de eso….−le toma del rostro−. Compréndelo, tú no eres NADA de eso.

−¿Cómo estás tan seguro? –preguntó sorprendido, Camus sonríe.

−Porque me amas, porque amas a Dante y amas al bebé que voy a traer al mundo, porque cuando tuviste que arriesgar tu pellejo por mí, lo hiciste, y aunque fue Dégel el que persuadió a Kardia, tú tuviste el coraje de enfrentarte a tu hermano por mí…..−comentó acariciándole los bordes de su rostro−. Porque tenías miedo de lastimarme cuando hicimos el amor por primera vez, porque trabajaste, sí, hasta en el trabajo más ruin, sólo para darme un techo a mí y a tus hijos…..eso es lo que valoro de ti.

−Camus, si mi vida tiene algo de sentido…..es porque tú estás en ella…−le besa las manos y le mira a los ojos dulcemente−. Eres mi amor, mi vida, y mis bebés son míos y tuyos…nuestro.

−Milo…..tú también eres mi vida….por eso cuando me rechazaste, se me cayó el mundo…..

−Camus, no….por favor, no recordemos eso –le besa nuevamente las manos−. Tenemos un niño hermoso y otro en camino…..no pensemos en esas estupideces que cometí por miedo, dejarte en ese momento fue el peor error de mi vida.

 

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Comisaría

 

                No estaba enojado con Dégel por más que lo escuchaba hablar en la habitación contigua, mientras tenía los brazos con esposas por detrás. Suspiró pesadamente y bajo la cabeza intentando por algún instante pensar en lo que estaba haciendo y también en todo lo que le dijo a su esposo mientras caminaba hacia la patrulla. ¡Era obvio sentirte así cuando la persona que más amas te delata! Pero, él tenía que hacerse responsable de lo que había pasado.
Había abusado física y sexualmente de su pareja durante unos meses luego del nacimiento de Alexei, además que motivaba a su hijo a ser violento con otros niños y ocasionar problemas, en definitiva se estaba volviendo en alguien que seguramente su padre felicitaría.

−Kardia Alexander Sargas ¿verdad? –una voz entró al lugar y cerró la puerta, Kardia pudo verlo cuando terminó de pronunciar su apellido−. Mi nombre es Colman, el suboficial Benjamín Colman, ¿sabes por qué estás aquí?

−Sí.

−Abuso sexual agravado, homicidio agravado con alevosía. Bien, señor Sargas, créame, yo en estos momentos desearía estar con mi mujer devorándome una ensalada con carne, pero tengo que estar aquí, cuénteme su versión –el joven hombre dio vuelta la silla y se sentó en ella apoyando ambos brazos en el respaldo.

−Sí, maté a Unity Montreal, si es lo que quería saber –bufó molesto.

−¿Así sin más?

−¿Qué más quiere que diga? ¿Qué le cante una serenata?

−¿Y sobre el abuso a su esposo?

−Me declaro culpable, pero él es mi esposo, debía complacerme sexualmente ¿no? –inquirió con algo de arrogancia, el hombre frunce el ceño.

−Hay otros casos de abuso sexual en la zona, ¿usted ha abusado sexualmente de alguien más aparte de Dégel Du Verseau? –cuestionó, Kardia arqueó la ceja.

−¿De quién se refiere?

−Hay un caso de abuso sexual a un adolescente hace dos años, Jean Montier ¿usted tiene relación con él?

−El que más relación tiene con él es Camus Montier, es esposo de mi hermano y primo de Jean, yo no le toqué un pelo a ese enano…..

−De acuerdo….bien, no hay más que decir.

−Creo que no, ¿podría soltar mis esposas? Me está dando comezón en las bolas….−gruñó sarcástico, el policía frunció el ceño.

−¡Carcelero! Llévelo a la mejor celda al señor Sargas, y vigile que no se atragante con su buena educación.

−Sí señor.

 

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Casa de Montier.

 

Aspros solía ir a la casa de Jean a jugar con el pequeño hijo de este, lo que hizo que comenzaran a acercarse cada día más hasta mantener una relación diaria. Jean comenzaba a adaptarse a la presencia de Aspros en su hogar, jugando con Sebastián o haciéndolo dormir en su regazo, lo cual muchas veces miraba sin mirar y sonreía levemente.
Desde que se había ido de la casa de Joseph y había vuelto al lugar donde vivía anteriormente, las cosas iban menguando hacia un lado favorable. La relación con Aspros había evolucionado bastante hasta el punto de aceptar una suave caricia en la mejilla u hombres por parte de Gemini. Pero casi siempre que querían intimar un poco más de cerca y llegar al arrumaco, Sebastián se despertaba y armaba un alboroto de aquellos.

Primero, se quejaba que no le gustaba dormir en el sofá, pero cuando se lo mandaba a la cama, se acostaba en el sofá. Misteriosamente cada vez que Aspros y Jean se quedaban solos, el niño tenía una pesadilla y se acurrucaba en brazos de su madre. Aspros comenzaba a sospechar que el niño le hacía apropósito, tratándolo de poner a prueba cuanto resistía con eso. Pero la paciencia de Aspros se había vuelto infinita luego de su caía al alcohol, y Deuteros siempre decía que los niños eran una bendición y debía respetarlo, sobre todo si es hijo del joven al que estas cortejando.

−¡Aaaah! Se durmió al fin –Jean había logrado dormir a Sebastián, luego que el niño le pidiera una canción, luego un cuento y así estuvo al menos una hora con el niño hasta que este se cansó−. Disculpa por la espera.

−No, está bien, es increíble la vitalidad que tiene para ser un niño pequeño…..−Jean se sienta a su lado.

−Sabes, estuve pensando en algo…..−comentó sonriente el pelirrojo−. Sebas es géminis, y tú eres géminis, tal vez por eso se entienden tan bien.

−¿De verdad? ¿Es géminis? –preguntó emocionado.

−Nació antes de tiempo, y me cayó en junio el niño…ya sabes, como buen géminis, me volvió loco –le tomó de la mano y lo miró a los ojos.

−Entonces es de los míos…..−susurró, aún estaba algo angustiado por lo que había pasado entre Jean y él, por lo que no podía seguir avanzando más de lo que estaba.

−¿Pasa algo?

−Nada, nada….sólo que….yo recordaba lo que hice…..bah, lo que te dije y…..lo lamento.

−Aspros –lo suelta−. ¡Ya deja de recordar eso! Vivirás del pasado si sigues así y no podrás ver el presente. Obviamente me dolió que no confiaras en mí, pero Sebas te quiere y yo también te quiero. Me gustaría empezar algo, pero….estaba vez, quiero que sea lento.

−¿Lento….?

−Tengo un hijo, y quiero estar seguro de estar con la persona correcta antes que ocurra algo. No sé si has visto pero desde que comenzamos a volvernos más íntimos, Sebas está algo caprichoso y bastante gruñón, creo que la idea que “mamá” tenga pareja no le es muy buena y con un hijo de dos años no puedo darme el lujo de empezar y romper una relación como si nada.

−Entiendo, entiendo….

−Pero también sé que tengo ganas de besarte, de que me quieras y no puedo evitar que estando a tu lado no me den ganas de tirarme encima de ti….−ante esta declaración, Aspros sonríe.

−A mí también me cuesta bastante.

−Seamos adultos, Aspros, yo sé que hay algo allí, en el futuro para nosotros, pero todo depende de qué rumbo tome nuestra relación. Nada está dicho. Yo pensaba que mi relación con Itia sería terrible cuando tuviera a mi bebé, pero a diferencia de eso, Itia quiere a Sebas y también desea que tengamos una relación limpia…..por lo que, me doy cuenta que el futuro es verdaderamente ilegible.

−¿Y qué piensas hacer entonces? –cuestionó Gemini, Jean suspira.

−Quiero estar contigo, Aspros, y sé que tú quieres estar conmigo, esto no nació hoy o ahora, sino hace dos años atrás o más, quiero que seamos una familia, pero aún me cuesta muchísimo pensarnos como una. Sobre todo, quiero que sea natural para Seb.

−Yo también quiero que sea natural para el niño, no deseo atormentarlo o sacarlo de su zona de confort.

−Hasta ahora éramos Sebastián y yo, costará que haya un tercero, pero tienes que estar dispuesto a ello.

−¿A qué, Jean?

−A que Sebastián te desafíe, que intente quebrarte de alguna forma, es un camino largo, aun es un bebé, pero cuando tenga 4 o 5 años las cosas se volverán más bravas, y no podremos parar los celos de mi hijo….

−Jean, Sebastián es tu hijo y lo amo como te amo a ti, no podía separar a Sebastián de ti y si quiero conquistarte, también debo conquistar la mente del niño….−le toma la mano−. Y estoy dispuesto a ello.

−¿De verdad?

−De verdad…..−Jean se le acerca suavemente, dándole un pequeño beso en los labios−. Hace más de dos años que no me besas.

−Siempre hay una primera vez para hacerlo de nuevo………y quiero tener muchas primeras veces contigo…..−le acaricia los cabellos−. Nadie estará en medio nuestro.

−Nadie….

−¡MAMIIII! –Sebastián se encontraba en la puerta, aferrado de capitán oso y mirando a los enamorados−. Está el cuco.

−¿El cuco?

−Chi….−bajó la mirada tristemente, Jean sonrió y caminó hacia su hijo.

−Iré a ahuyentarlo….−Jean se pierde hacia la habitación del niño, Aspros mira a Sebas que sonríe.

−¿Sucede algo, Sebi?

−Mami es mía…..me agradas, pero no quiero que lastimen a mamá….−dijo, esta vez su sonrisa fue menos maléfica y más inocente−. No lastimes a mami….

−No lo lastimaré, cariño, jamás….−para Sebastián eso fue un trato de hombres, y para Aspros, también lo fue.

 

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Jardín de niños. 8:30

 

                Dante iba junto a sus primos al jardín de niños rayo celeste. Los pequeños jugaban todo el día, dormían la siesta y tomaban su leche en ese hermoso lugar. Dante ya era un niño grande, vestía unos pantalones livianos color azul y una camiseta roja, tenía su cabello como el fuego y sus ojos celestes que adornaban su preciosa mirada. Junto a él, se encontraba su amigo inseparable, Sebastián Lovetti. Sebas tenía el cabello más largo que Dante, de color noche y hermosos ojos celestes, también solía vestir con ropa ligera para arrastrarse sobre el piso.
Alexei estaba más lejos, pero de vez en cuando se unía al grupo, traía su cabello verde más largo que sus amigos, casi siempre amarrado, y los ojos característicos del padre. Alexei era conocido por meterse constantemente en problemas, por lo que no era sorpresa verlo en la silla de la vergüenza a espalda de la área de juegos y mirando la pared solamente como castigo.
Por último y no menos importante, estaba la princesa, Florencia, quien era muy querida por sus amigos. Florencia se llevaba muy bien con Sebastián principalmente, quien la protegía del abuso de sus compañeros más grandes, muchas veces Dante era la voz de la consciencia en Sebastián y le impedía hacer locuras, pero también protegía mucho a su amiga. El que no toleraba a Florencia era Alexei, quien parecía tener problemas con todo el mundo a excepción de Dante.

−¡Juguemos a las Barbies! –exclamó la muchachita mientras se sentaba en el suelo, tanto Dante como Sebas se miraron.

−Flor, nosotros somos nenes, jugamos a cosas de hombres.

−¡Si, somos rudos! –comentó Dante tomando su osito.

−Claro, señor rudo jejejeje –los tres pequeños comenzaron a jugar con sus ositos sin darse cuenta que Alexei miraba desde lejos con mucha bronca, no tanto con la nena, sino más bien con el contexto. Él estaba castigado y los demás divirtiéndose.

−¿Cómo se llama el oso? –preguntó Sebastián a Dante.

−¡Señor oso!

−Ya que fastidio, eres poco quevativo…..−habló en su lengua infantil queriendo decir “creativo”.

−Ok, ok…. ¡señor osito! –comentó el pelirrojo abrazando su muñeco, la niña también rio junto a Sebastián.

−El mío se llama ¡capitán oso!

−¡No pueden llamarse todos “oso”, Bastián! –comentó la niña mientras tomaba a su Barbie−. Por ejemplo, mi Barbie se llama Juliette.

−¿No que ya tiene nombre? Barbie es un nombre –inquirió Dante lógicamente.

−Barbie es la marca.

−No Flo, Barbie es el nombre, es ¡Bárbara! Como ella –señaló a una niña rubia que se encontraba allí, su nombre era Bárbara también−. Barbie no puede ser Barbie y Juliette.

−¡Si puede! –comentó Florencia.

−Bueno, bueno….hm, pensaré en un nombre para oso –susurró Sebastián y lo miró bien−. Se llamará ¡Mami!

−¿Mami? –Dante arquea la ceja.

−Ese nombre no existe.

−Claro que existe, Florencia, mamá se llama así –le saca la lengua.

−No, no, Basti, tu mami no se llama mami….tiene un nombre, como mi mami se llama Camus y mi papi se llama Milo y mi hermanito se llamará bebé –comenta Dante.

−Tu hermanito no se llamará bebé, se llamará de otra forma –respondió Florencia y los tres rieron.

−Pero mamá dice que tiene al bebé en la panza, entonces se llama bebé.

−¿Cómo se llama mi mamá entonces? –preguntó Bastian mientras se ponía a pensar.

−¡Señor mamá! –grita Dante.

−¡No Dante, estás diciendo lo mismo que Sebas! –regaña la niña−. Basti, ¿a tu mami lo llaman de otra manera? ¿Tal vez sus amigos o tu tío?

−Mi papi lo llama Jean…..pero ¿jean no es una ropa?

−¡No es jean, es Jean!

−Suenan igual, ¿Cuál es la diferencia, Flor? –preguntó Sebastián interrogante.

−Pues…..pues….es que…..ehm, no lo sé…….−baja la mirada.

−Tu mami se llama Jean como mi mami se llama Camus…..y mi papi Milo y mi hermanito bebé….

−¡Que no se llamará bebé, Dante! –nuevamente criticó y los niños rieron.

−Son unos retardados –susurró Alexei, Dante lo escucha.

−Ale, ya pasó tiempo de castigo, ven jugar con nosotros –señaló el pelirrojo, pero Alexei no quiso ir−. ¿Hm?

−Déjalo….mami dice que ese tipo de gente son….desentidos sosales….

−No es desentidos, es resentido.

−¿Qué significa eso, Flor? –preguntó el pequeño pelirrojo, la niña se puso a pensar.

−No sé……

−Actúan como bebés –explicó Alexei mientras se acerca y arrebata el oso de Dante−. Jugando con ositos.

−Tú tienes ositos, Ale….−declaró Dante, esto hizo enojar a Alexei y tiró el oso al suelo, pisándolo−. ¡ALE! ¡NOOO, MI OSITO!

−Eres un bebé….

−Eres menor que yo….−Dante le saca la lengua y levanta su oso−. Alexei malo….

−Tonto…−Alexei se dio la vuelta y se fue corriendo mientras era observado por los otros niños.

−¿Qué le pasa a tu primo? ¿Siempre es así? –preguntó Florencia.

−Sí, siempre pega a todos y  tienes que hacer lo que quiere –susurró sentándose de nuevo−. Egoísta.

−Jejejejeje, es rarito, seguro será pobematico de grande –comentó Sebastián y se sentó.

−Sí, ida a la cácel…..como su papá.

−¿Hm? –Flor y Sebastián miraron a Dante al mismo tiempo.

−¿No saben? Papá de Alexei está en la cácel….−responde Dante.

−Ya, con razón le falta jugadores en la cacha –esta vez es Bastián que responde y ambos se ríen de las ocurrencias del pelinegro.

 

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Mansión Griffo. 17:45.

 

                Había pasado unos días desde que Florencia y Albafica se habían instalado en la mansión Griffo. Albafica dedicaba su tiempo a la caminata, el jardín delantero y trasero, además de ser un buen esposo para Minos, mientras este salía a trabajar y dejaba a sus dos tormentos con su esposo y la hija de este. A Rose le encantaba jugar con su hija, peinarle su hermoso cabello y jugar a la comidita, pero ese día no podía hacerlo dado que tenía que hacer unas cuentas, y dejó a la niña en manos de sus terribles medios hermanos.
Mientras la “mamá” trabajaba, Florencia se encontraba jugando con unos ositos no muy lejos, obviamente el estar solamente en otra habitación diferente a la mamá le causaba pánico a la pequeña. Tenía en el suelo varias tacitas y platitos, además de dos muñecas perfectamente sentadas, un osito en la mano y un perro a un costado, parecía que se estaba realizando una celebración en la imaginación fértil de la niña.

−¡Señor Jonás! –habló la pequeña con la voz de una muñeca−. Pase a tomar el té con nosotros −comentó−. Sí, señorita Barbie –respondió la misma Flor con otra voz.

                Tan ensimismada estaba que no se había dado cuenta que su madre fue a buscar unos papeles a su habitación, ella continuaba jugando alegremente cerca de las mesas. Suikyo miró a su hermana y sonrió, ambos sabían lo que iban a ser pero tenían que estar seguros que Albafica no regresaría, por lo que Violatte fue a la habitación para distraerla mientras el mayor de los hermanos se acercaba a la niña.

−¡Gracias, señoritas! –habló la pequeña, quien llevaba un hermoso vestido con bolados rosas, una colita alta en su largo cabello celeste y traía unos zapatitos blancos puestos, era una muñeca y obviamente tanto a Suikyo como a Violatte le entraban celos de ver como la “niña” era tratada como reina mientras ellos muchas veces recibían la peor parte.

−Hola Flopi….−susurró Suikyo sentándose a su lado, la niña se abraza al oso−. ¿Qué estás haciendo?

−…..jugando….−respondió tímidamente.

−¡Oh, sí, tus muñecas son tan bonitas! –comentó el niño con una sonrisa pícara tomando la muñeca que estaba sentada−. Esta te la regaló mami, ¿no?

−Si….−susurró bajando la cabeza.

−Qué pena –el niño le arrebata la cabeza a la muñeca, haciendo que la niña se espante−. Ups…..se murió.

−¡Deja mis juguetes, Sui! –gritó la pequeña, mientras sus ojos se bañaban en lágrimas.

−Pero si ya se murió tu muñeca, mira –el niño se levanta y pisa a la otra muñeca que estaba perfectamente sentada−. Uy, perdón –sonrió.

−Paty….−susurró largando el oso para ver si su muñeca estaba bien o no, cosa que aprovechó Suikyo para quitarle el oso.

−Firulais…..−gritó el niño haciendo que el enorme perro que habitaba en la casa corriera hacia ellos.

−¡NOOO, NO MI OSITO! –sollozó Florencia, pero el niño malvado tiró su oso al hocico del enorme animal que con un solo zarpazo lo partió en dos−. ¡SEÑOR JONAS!

−Ay, pobre la nena tonta…..Flopi es una nena tonta….−le tomó de la colita que le había hecho su mamá y comenzó a zarandearla−. Flopi es una niña tonta, ¡dilo!

−Ba…basta….−sollozó más fuerte.

−Flopi es una niña tonta, Flopi es una nena tonta –para ese momento Violatte había llegado con unas pinturitas, había escondido los papeles que necesitaba Albafica para así se demoraba más.

−Ay Flopi, que lindo vestidito –comentó Violatte abriendo las pinturitas y arrojándolas encima−. Uuuy, mami se enojará mucho con Flopi, ese vestido era caro.

−¡MAMIIII! –gritó la pequeña que seguía siendo golpeada por sus hermanos e insultada, al oir esto, Albafica fue corriendo a ver a su hija.

 

                Encontró a la niña llorando en el suelo, manchada, con el cabello completamente sucio de pintura y con la coleta desarmada. La pequeña lloraba a viva voz junto a los muñecos rotos que tanto trabajo le costó a Albafica comprar, pero al ver a la niña se dio cuenta que ella jamás haría algo así. Desde que la engendró hasta cuando se mudaron allí, Florencia era la niña más dulce y tranquila de todo el mundo, siempre con una sonrisa en su rostro, no solamente era amable, sino bondadosa, de compartir sus cosas con otros niños y regalar muñecos que acumulaba a los pequeños que no tenían nada para jugar. Desde que Albafica se casó con Minos, Flor lloraba dos veces al día, siempre estaba sucia, arañada o golpeada, normalmente le rompían los juguetes o la insultaban horriblemente y ella sabía que esto era obra de los mocosos hijos de Minos.
Alzó a la niña y lentamente comenzó a limpiarle la carita, la nena se abrazó a su mamá y ambos se quedaron así juntos, Alba intentando contener a su pequeñita.

−No llores, hija, no llores….

−Quie….quiero ir con abuelo….−sollozó la pequeña, sin dejar de abrazar a su mamá.

−Sé que no te gusta estar aquí ángel, pero mami vive aquí…..mami te protegerá….

 

                No era la primera vez que ocurría algo así. La primera noche esos dos demonios dejaron casi pelada a su hija al cortarle el cabello con una tijera infantil pero con mucho filo, que solían tener. También la mordían mientras la nena dormía, o la molestaban cuando pintaba con sus crayolas o jugaba a las muñecas.
Albafica decidió ignorar a esos dos pequeños y fue a bañar a su hija, la cambió hermosamente con un vestido nuevo y le hizo una nueva colita. La niña feliz con su nuevo vestido quiso correr por el parque un poco, pero por miedo a que se caiga y ensucie Albafica la tenía siempre al lado.

−¡Mira Albafica! –Suikyo corrió hacia Alba y le mostró una flor−. Es del árbol….

−Oh, es muy linda Suikyo.

−¡Es para ti! –comentó sonriendo, Albafica no miró con buenos ojos al niño pero decidió aceptar la flor, tal vez el pequeño se sentía arrepentido por lo que le hizo a Flor.

−Tienes un lindo cabello –comentó la niña, Violatte, también acercándose.

−Gracias cariño…..−sonrió esta vez más tranquilo.

−Albafica, jugando tiramos la pelota y no la encontramos ¿nos ayudas a buscar? –preguntó el varón.

−Claro ¿para dónde se fue?

−Para allá, bien allá –señaló la parte de delante de la casa. Albafica arqueó la ceja, normalmente no dejaban a los niños jugar adelante, pero puede ser que se le hubiera escapado la pelota, por lo que fue a buscarla, vigilando a los niños desde lejos.

−Que lindo vestido, Flotonta….−comentó Violatte a la niña, esta dio un paso atrás.

−La tratan como princesa y es una mendiga –comentó Suikyo observando a Albafica, estaba esperando el momento en que se diera vuelta.

−No es cierto –habló la pequeña, enfrentándolos−. Dejen de decir cosas feas.

−¿Viste lo que digo Viole? “Dejen de decir cosas feas” –la imitó de una forma chillona.

−Yo….yo no hablo así –comentó la niña y bajó su mirada.

−¡Se dio la vuelta! –alertó Suikyo, cosa que hizo que Violatte empujara a la niña a un pequeño charco que había quedado por la lluvia, arruinando su vestido−. ¡Oh, Flopi! Que distraída eres.

 

                Albafica nuevamente dejó lo que hacía y fue corriendo a su hija, quien lloraba nuevamente a mares. Miró a los dos pequeños quien sonreía sádicos por la acción, no había duda, esos chicos tenían la herencia de Minos en sus ojos y en esa despiadada forma de obtener lo que quisieran. Tomó a su bebita y la alzó, sin importarle que su ropa también se ensuciara.

−Mi….mi vestido….nuevo….−lloró más fuerte, Albafica intentó calmarla. No esperaba que los demonios Garuda fueran así, eran diabólicos y siempre se la agarraban con la pequeña.

−Ya cariño, vamos a cantar una canción…..cálmate….shhh……−sonrió tiernamente−. Cro cro, estaba la rana…..cro cro, desde la ventana…..cro cro….su amiga araña….cro cro en la telaraña…..

−Cro cro…jejeje –Flopi olvidó el mal rato con el canto de su mamá y lentamente esas lágrimas fueron remplazadas por una bella sonrisa que tanto Suikyo como Violatte vieron con molestia.

−Señor Albafica –un sirviente salió de la casa−. Tiene teléfono, es su padre.

−¿Abuelo? –preguntó la pequeña.

−Sí, el abuelo llama, pero no puedes caminar así, mejor te llevaré cargando como a un avión….−la colocó entre sus brazos de una mejor manera para hacer que la niña vuele, cosa que cabreó a sus hermanastros.

 

                Madre e hija llegaron hasta el teléfono y Albafica tuvo que hacer un movimiento extraordinario para evitar que la niña ensucie más cosas en la casa. Solo habló unos minutos Florencia con su abuelo, dado que después la niñera llevó a la pequeña para volver a bañarla, esta vez le pondría la ropa de dormir y la metería a la cama cerrando con llave, cosa que había comenzado a aplicar desde el corte de cabello.
El joven Rose por mientras se quedó en la línea, dispuesto a hablar con su padre.

−¿Y cómo está todo por allá? –preguntó Albafica jugando con el cable del teléfono.

−Todo bien, hijo….te llamé por otra cosa que debes saber –comentó Lugonis mientras miraba la televisión.

−¿Qué ocurre?

−Es sobre Constantino…..−el corazón de Albafica se detuvo−. Salió en libertad esta mañana, le han prescripto nueva medicación y tiene un acompañante terapéutico para que vigile constantemente que tome sus medicinas.

−¿Mani?

−Hay más, parece que escuchó que tienes una hija de él, ya sabes, el mundo habla aquí y no pueden cerrar la boca. Dudo que aparezca por la casa, pero te llamo para que estés atento.

−Está bien, algún día iba a pasar.

−¿Estarás bien? ¿Quieres que le comente a Minos? –preguntó angustiado.

−No, no….no le digas a nadie, si Minos se entera que no sea de tu boca, es un hombre demente….−bufó indignado, no sabía porque se había casado con alguien como Minos−. Gracias.

−De nada corazón, nos vemos el sábado.

−Nos vemos, mamá.

 

Continuará.

Notas finales:

Conocieron más a los pequeñitos, parece que hay problemas con Alexei, es bastante berrinchudo. Por mientras los otros son amorosos, aunque Sebas se la pondrá difícil a Aspros, con amor, pero difícil. Y por otro lado nos espera el juicio de Kardia y el re-encuentro de Manigoldo y Albafica. ¡Y Aiacos! Aun no se ha visto nada de él.

Saludos mis amores.


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