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MEMORIES por Sakurako

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Notas del capitulo:

Ok. 

Hola de nuevo. 

Este capítulo me está quedando muuuuy largo. 

Espero que no les aburra. 

Disfrútenlo. 

TERCERA PARTE

 

Durante los siguientes días, para Ken todo parecía ir bien, normal, como si no hubiera pasado nada, como si nunca hubiera visto… bueno, lo que vio. Hyde, en cambio, notaba algo diferente en Ken, lo notaba en su forma de actuar, mucho más reservado, distante, ausente… había perdido ese forma de ser desvergonzado que tanto lo caracterizaba…

En cuanto a Ken y Yukihiro, seguían viéndose, en la biblioteca o salían de vez en cuando a algún bar o a comer, o simplemente paseaban en el jardín delantero de la universidad y hablaban mucho. Lo cual era un poco extraño porque si bien Ken era un parlanchín, Yuki por otro lado era la persona más reservada que cualquiera hubiera conocido.  Y esto era otra cosa que tanto le gustaba a Ken de Yukihiro.

Había algo más, algo que Ken se negaba a admitir; desde esa noche no podía dejar de pensar en él, en la noche en que lo había descubierto… satisfaciéndose a sí mismo…  Incluso cuando estaba con Hyde, siempre que él intentaba comenzar algo, Ken se alejaba. En una ocasión, mientras se besaban en el living de su departamento, cuando se separaron, Ken estuvo a punto de decir el nombre de “Yukihiro” pero lo retuvo antes de que se le escapara. Desde entonces había estado evitando a Hyde.

 

*******

 

-¡!Hyde!!- le llamó al entrar al departamento del menor. Hyde que estaba en la cocina, había terminado de desayunar y ahora lavaba su taza en la palangana. Se volvió ligeramente para recibirle con una sonrisa.

-Buenos días, Ken-chan…- Ken se sentó a la mesa sin responderle más que con una sonrisa.

-Vaya, parece que madrugaste…- Hyde sólo sonrió a modo de respuesta. -¿Sabes? Die dará una fiesta en su departamento. Ya sabes, por lo de la graduación, ¿quieres ir conmigo?

-La celebración de graduación debería ser después de graduarte, no antes Kitamura…- dijo con malicia.

-Si bueno… ¿qué dices?

-¿Cuándo?

-El viernes en la noche.

-¿Éste viernes?- Ken asintió, y Hyde lo pensó un poco más. –Lo siento, Ken, asistiremos a la conferencia de Tanaka-sensei, (se refería a su clase) viajaremos a Kioto, volveremos hasta el sábado. Lo siento,- se volvió a disculpar realmente avergonzado. Ya de por sí no pasaban mucho tiempo juntos. Entre los exámenes finales de Ken y las entrevistas para iniciar sus prácticas; y los trabajos, el taller y conferencias de Hyde no tenían mucho tiempo para ellos. Realmente se sintió mal. -¿Por qué no invitas a Yuki? Seguro él te acompaña…

-Pero yo quería ir contigo…- respondió con un puchero. Acercándose a Hyde y tomándolo de la cintura para atraerlo y dejar un beso resentido en sus labios, el que Hyde respondió de manera culpable.

 

Y al final, terminó invitando a Yukihiro. ¿Cuánto se arrepentiría Hyde luego de haberle hecho la sugerencia?

Cuando llegaron a la fiesta, Ken presentó a Yukihiro con Daisuke Andou. Yukihiro se sintió un poco intimidado por la fuerte personalidad del alto moreno.

Daisuke, mejor conocido como Die, era un hombre de apariencia peligrosa, de ojos profundos y oscuros. Tan alto como Ken pero de cuerpo mucho más robusto, además tenía el mismo humor ácido que Kitamura.

Si no fuera porque Ken se lo presentó como un compañero de clases, juraría que era un Yakuza.

-Mucho gusto, Yuki…- esa mirada, y esa sonrisa le pusieron nervioso. -Puedo llamarte Yuki, ¿verdad?- Yukihiro asintió, pero Ken negó.

-No, no puedes.- le dijo Ken pero Die le ignoró.

-¿Cómo es que no te conocí antes, Yuki?- le lanzó una sonrisa coqueta y Yuki simplemente se encogió de hombros. –Lo tenías muy bien escondido, Ken…

-Sí, bueno. Obviamente no lo suficientemente bien…- Ken le dedicó una sonrisa desafiante y Die entre cerró los ojos con sospecha, ¿acaso su amigo estaba celoso?

 

 “Acciones prohibidas, pisadas que desaparecen. Respiraciones agitadas, la sonrisa de dos personas…”

La música sonaba alto, y esa canción… Dune… quien quiera que fuera el autor debió haberla pasado muy bien la noche en que la escribió.

-Dame otra cerveza, ¿quieres?

-Ken, ¿cuántas llevas? ¿No crees que ya has bebido demasiado?

-¿Quién eres? ¿Mi madre?- pareció molesto. –Dame otra…- el chico en la barra se la tendió no muy convencido. –Gracias.

Ken caminó de regreso al otro lado de la habitación, donde había dejado a Yukihiro. Cuando se acercó lo suficiente notó que alguien había ganado su lugar.

-¿Puedo saber qué haces aquí escondido, Awaji?

-No estoy escondido…- se sobresaltó, aunque intentó ocultar su sorpresa.

-Pues eso parece.- Yukihiro les sonrió amablemente y se acomodó mejor en el sillón, haciendo espacio para que Toshiya y Die se sentaran también. Pero ninguno no lo hizo, el lugar de eso Toshiya apuntó hacia la barra y le preguntó. -¿Quieres otra cerveza?

-No, gracias. No bebo.

-Ya enserio, ¿no has tomado nada?- Preguntó ahora Die, incrédulo. El rubio negó. –Eres increíble. Pero debes tomar algo esta noche,- Yukihiro negó,  e iba a decir algo pero Toshiya se lo impidió.

-Sólo una, tú también tienes que brindar conmigo.

-¿Por qué? ¿Cuál es la ocasión?

-Ahora puedo decirte.- miró a su amigo. -Die ya lo sabe…- Die asintió y Toshiya se sentó a su lado y por un segundo pareció sonrojarse. –Habrás escuchado que… bueno que, Niikura-sensei y yo…- Yukihiro asintió un poco avergonzado. –Pues es verdad y hemos decidido vivir juntos… Nos mudaremos a Tokio.

-Pero… ¿y la universidad?- pareció alarmado. Todos sabían que las relaciones entre maestros y estudiantes eran mal vistas, por no decir prohibidas, y que esto podría arruinar la vida de ambos. No entendía para qué correr este tipo de riesgos.

-Yo me graduaré al término de este semestre y a él le ofrecieron un puesto en Todai. Mi madre está de acuerdo con lo nuestro y,- hizo una pausa y sonrió, como si hubiese recordado algo divertido. –A pesar de la diferencia de edades. Y por los padres de Kaoru, pues…- su linda mirada se ensombreció. Al parecer no les había caído muy bien la noticia. –bueno, él me dijo que no debía preocuparme. Ya tenemos el departamento y yo ya comencé a enviar mi currículum a varias empresas allá, yo también quiero trabajar, así que...

Esa mirada llena de ensoñación, sólo podía significar que estaba perdidamente enamorado. Y lo mejor de todo, era correspondido. No pudo evitar sentirse un poco celoso.

-Te deseo toda la felicidad del mundo…- le felicitó. –Y por supuesto que brindaré contigo, con ustedes…

Toshiya le sonrió agradecido y se levantó cual niño, dando saltos, hacia la barra y tomó unas cuantas cervezas. Ken seguía observándolos desde no muy lejos.

Regresó con varias botellas en la mano y le tendió una a cada uno de sus amigos, entonces brindaron. Yuki dio un pequeño sorbo pero Die le instó para que la terminara de un solo trago. Yukihiro, obediente, la bebió por completo. Al terminarla, se sintió un poco mareado, y ambos rieron a carcajadas por la falta de experiencia de su amigo.

-¿Otra?- preguntó Die.

-No, por favor… ya me siento mal…- se tocó la frente.

-Sólo una más, ¿sí?- insistió.

-Bueno,- le convenció. –Pero sólo una, ¿eh?- Die asintió divertido al ver el sonrojo que el alcohol había causado en su nuevo amigo. Le era realmente adorable.

Ahora fue Die quien corrió por las bebidas.

Mientras Yukihiro seguía con la mirada al chico, alcanzó a ver a Ken, cerca de la pista improvisada. Entonces se acercó a Yuki y sin importarle que estuviera Toshiya presente, le tendió la mano y lo invitó a bailar. Yukihiro negó frenéticamente, asustado y muy, muy sonrojado.

-Vamos, Yuki-chan…- era la primera vez que utilizaba ese mote cariñoso y sintió su corazón hincharse de felicidad.

-No, Ken, no me siento muy bien. Además, no sé bailar… mejor luego, ¿sí?

En ese momento Die regresó y se sentó al lado del rubio, inclinándose ligeramente hacía él. Ken lo notó y eso le molestó muchísimo, pero no dijo nada. Caminó hacía la pista y se colocó en el centro. Comenzó a bailar, completamente desparramado, moviéndose sin sentido. Yuki, que lo observaba dese su asiento, no pudo evitar reír ante la graciosa escena.  

De repente, y debido al estado en que se encontraba, Ken se tropezó con su propio pie y terminó de cara al suelo.

Yukihiro se levantó enseguida, tan rápido que sintió un ligero mareo, pero lo ignoró y corrió a ayudar al moreno.

-¡Ken! ¡¿Estás bien?!- le sujetó fuerte e intentó levantarlo él solo, pero Ken era muy pesado. Die, al observarlo, corrió a ayudarlo también. –Será mejor que lo llevemos a descansar un poco.- dijo el rubio y el anfitrión asintió, mostrándole las escaleras.

-Allá arriba está la habitación de huéspedes, allí podrá descansar un poco.

Entre los dos, subieron el pesado cuerpo del amigo. Llegaron a la habitación y lo tendieron en la cama. Ken parecía estar desmayado, o dormido…

-Dejémosle dormir un rato.- pidió Die, dirigiéndose ya a la puerta.

-Está bien.- respondió Yukihiro pero sin la intensión de salir.

-¿No vienes, Yuki?- Yukihiro lo miró pero no contestó. –Ya me gustaría que alguien se preocupara tanto por mí, como tú lo haces por ese tonto…- dijo y el rubio simplemente le sonrió a manera de disculpa. Die negó y salió de allí, cerrando la puerta tras de sí.

Cuando estuvieron solos, Yuki se sentó al lado de Ken. Le tocó la frente para comprobar que estuviera bien.

Al sentir las manos frías, Ken abrió los ojos y Yukihiro notó la mirada profunda, oscura, tal vez debido al alcohol, que se posaba en él. Se sintió nervioso, pero intentó no demostrarlo.

-¿Te sientes mejor?- preguntó, pero Ken no le respondió, simplemente le sostuvo la mirada. -¿Te duele algo?- insistió el rubio.

-No quiero que alguien más se te acerque…- dijo al fin. Pero Yukihiro no comprendía a qué se refería. –Quiero que seas mío y de nadie más…- Sentenció. Tomó el rostro de Yukihiro, que estaba bastante cerca y muy confundido, y estrelló sus labios contra los de él.

Yukihiro se sorprendió ante tal acción. No pudo moverse, estaba en shock. Su mente le gritaba que debía alejarse, rechazar el contacto pero… su cuerpo no respondía, no como él quería, porque para cuando se dio cuenta, ya estaba devolviendo el beso.

El beso fue ligero, suave, dulce, apenas un roce, tímido… pero largo…

Se separaron, ambos se miraron a los ojos, quizá confundidos. Con el corazón bombeando furiosamente en sus pechos. ¿Qué demonios estaba haciendo?... El alcohol… Sí eso debía ser, el alcohol…

Volvieron a besarse, y ahora el beso fue mucho más intenso, más apasionado, hambriento. Ken se había incorporado un poco y ahora abrazaba fuertemente el cuerpo de Yukihiro desde la cintura, apegándolo más a él. Y Yukihiro se había aferrado a su cuello, con miedo de que el otro se separara y rompiera el contacto…

Sin romper con el interminable beso, Ken jaló del rubio para tenderlo en la cama y quedar sobre él. Seguían besándose cuando Yukihiro sintió las manos del moreno colarse debajo de su playera. Sintió las manos grandes y frías recorrerle todo el pecho, deteniéndose a jugar con sus pezones; lo que provocó un grave gemido que ahogó en la boca de Ken.

A Kitamura le estaba gustando mucho cómo se sentía el cuerpo que acariciaba, ansiaba poder verlo con sus propios ojos.

Sin entender muy bien lo que pasaba, permitió que Kitamura le desvistiera rápidamente, un poco desesperado y algo torpe debido al alcohol… le quitó la gigantesca sudadera que llevaba y luego la camisa. Abrió el cinturón y desabotonó los jeans para luego jalarlos y dejar que se deslizaran por sus largas piernas.  Entonces el moreno se incorporó un poco para quitarse su propia camisa.

Pero ahí de pie, se quedó mirando un poco más, el cuerpo de Yukihiro era mucho más delgado que el de Hyde pero al mismo tiempo mucho más trabajado… era realmente hermoso. Eso sin contar su rostro, esos ojos que parecían más pequeños y tan oscuros… esa boca entre abierta, luchando por conseguir oxígeno… y las mejillas sonrojadas… Y se lo habría dicho, le habría dicho lo hermoso que le parecía, pero su mente estaba hecha un desastre, al igual que sus sentidos…

Volvió a inclinarse para besarle la barbilla esta vez, luego atacó su cuello, y se deleitó con los gemidos que el rubio comenzó a emitir. Bajó por su pecho y siguió con su clavícula, donde mordió ligeramente y sonrió con el quejido de dolor que escuchó.

Sus manos ansiosas comenzaron a acariciar sus piernas, sus muslos, acercándose cada vez más a la zona más sensible de su cuerpo. Yukihiro estaba expectante, las caricias del moreno estaban volviéndole loco… echó la cabeza atrás y casi gritó de placer cuando sintió que la mano de Ken comenzaba a darle alivio en su necesitado miembro.

-¿Así lo imaginaste, Yuki?- preguntó con voz profunda, excitada. -¿Así imaginabas que te tocaría? Dime… ¿te gusta?

Yukihiro asintió, sin entender realmente lo que le decía, perdido en las sensaciones. De repente sintió que su sexo era abandonado. Abrió los ojos para reclamar pero entonces observó a Ken llevarse los dedos a su propia boca y ensalivarlos. Mientras Ken se encargaba de lubricar sus propios dedos, Yukihiro comenzó a deshacerse del estorboso pantalón del moreno, bajándolos junto con la ropa interior.

Ken le sonrió, y Yukihiro se sonrojó más profundamente. Sintió como le levantaba ligeramente la cadera y luego se inclinaba para besarlo al tiempo que los dedos del moreno comenzaban a jugar en su entrada.

-¡N-no…!- exclamó en un susurro bajo, con voz temerosa. Un recuerdo nada agradable había llegado a su mente y tuvo miedo. Al notarlo, Ken besó su mejilla y se acercó al oído y comenzó a susurrarle dulces palabras.

Yukihiro movió el rostro para intentar atrapar los labios de Ken y compartir un beso lleno de lujuria. Ken le mordió el labio inferior y luego lamió sus labios, pidiendo permiso para profundizar el beso. Permiso que fue concedido, y entonces comenzó una batalla de lenguas; lo que distrajo a Yukihiro y Ken aprovechó para introducir el primer dedo.

Y Yukihiro parecía estarlo disfrutando, ya que comenzó a mover las caderas al ritmo de las caricias que le brindaban. Ken retiró los dedos y Yukihiro quiso reclamar, pero en lugar de eso, separó un poco más sus piernas, permitiendo que Ken se acomodara mejor entre ellas, intuyendo lo que venía.

Sintió el miembro hinchado del moreno chocar con su entrada y entonces contuvo el aliento un segundo; el miedo comenzaba a hacerse presente pero lo ignoró.

Tal vez Ken se dio cuenta porque no lo invadió enseguida, lo observó un momento, quería grabarse las facciones del chico en su mente, porque a pesar de la borrachera, estaba bastante consciente de lo que estaban haciendo.

Cuando comenzó a invadirlo, sintió el cuerpo de Yukihiro tensarse y se contuvo. El rubio se percató y abrió los ojos y le sonrió para indicarle que siguiera. Así lo hizo. Continuó, pero al primer signo de dolor, Ken aminoraba el paso y eso Yukihiro lo agradecía.

Una vez completamente dentro, se contuvo un momento antes de iniciar con ligeras embestidas. Las que iba aumentando gradualmente, hasta tomar un ritmo constante y apasionado.

-¡Ahh… Ken… ahh…!- ahí estaba, lo que quería escuchar… justo como esa noche.

Yukihiro se abrazaba fuertemente al cuerpo de Ken, con brazos y piernas… y gemía fuertemente sin poder evitarlo debido al placer que le invadía.

Esto era tan diferente a lo que había experimentado la primera vez. Todo parecía nuevo, todo era más cálido, suave… menos doloroso y mucho más placentero… más delicioso…

-¡Más… ahh… más, Ken…!- pidió y Ken obedeció. Profundizó y aceleró las embestidas hasta que el otro estuvo satisfecho.

Los gemidos invadían la habitación completa y por un segundo Yukihiro estuvo consciente de dónde estaban y que abajo se llevaba a cabo una fiesta y que Die podría subir en cualquier momento para ver cómo estaba Ken. Pero eso pareció importarle poco cuando sintió el orgasmo invadirle… y gimió aún más fuerte cuando sintió al otro venirse en su interior… habían llegado casi al mismo tiempo, y por alguna tonta razón, eso le dio aún más placer…

 

*******

 

-Esto está mal… ¿Ken… qué vamos a hacer?

Preguntó el rubio y Ken, ahora lo bastante sobrio como para entender esa pregunta, negó resignado.

Seguían en la cama, recargados en la cabecera, aún desnudos, apartados uno del otro. Sabían que Die o cualquier otra persona podía entrar y descubrirlos, pero por alguna extraña razón, no parecía importarles.

-Hyde no se merece esto…- continuó Yukihiro y Ken pudo detectar inquietud, tal vez arrepentimiento en la voz. Así que se giró y atrajo el cuerpo de ese chico, dejando descansar su espalda en su pecho y lo abrazó. Pero antes de contestar, recargó la barbilla en su hombro. Yukihiro habría querido alejarse, pero no pudo, se sentía tan bien ese simple contacto.

-Lo sé, pero… yo quiero estar contigo. Me gustas, Yuki… y me gustas mucho…- Yukihiro giró el rostro para poder observarlo, su mirada brillante, emocionada y esperanzada a la vez, pero con el corazón encogido por lo que le hacía a su amigo. Le estaba robando su amor. Y eso no era justo. –Y yo sé que te gusto, ¿o no?…- el chico asintió con cierta pena. -Hablaré con Haido… te lo prometo, sólo dame tiempo, ¿sí?

Yukihiro se incorporó un poco y le besó tiernamente en los labios, luego se alejó y comenzó vestirse, en silencio, pensativo...

Ken le imitó.

Cuando salieron de la habitación, se toparon con Die en las escaleras. Unos minutos más y los habría descubierto.

-Vaya, parece que ya te sientes mejor, Ken.

-Sí, un poco. Ahora debemos irnos.- dijo sin siquiera detenerse.

-¿Está todo bien, Yuki?- miró al rubio y notó algo en él. No estaba seguro pero… lucía diferente.

-Sí, gracias. Muchas gracias por todo. La fiesta estuvo muy divertida.- respondió con la mirada esquiva, temía que con sólo verlo Die supiera lo que había pasado allá arriba.

-Cuando quieras, Yuki. Esta es tu…- la frase quedó a medias. Ambos habían desaparecido entre la multitud.

 

Luego de un rato y de camino a casa, ambos decidieron no verse más hasta que Ken arreglara todo con Hyde; pero sólo dos días después ya estaban besuqueándose en los baños de la universidad.

 

********************************************************************************

 

Hacía ya varios meses desde aquella noche. Ken estaba a punto de graduarse, pronto se uniría a una de las más grandes constructoras de Osaka, sólo era cuestión de tiempo.

Y sus días estaban muy atareados…

 

-¿Querías verme?- Preguntó Ken en cuanto Hyde se acercó a su mesa aparentando limpiarla para que pudieran hablar.

-Sí, ya que últimamente nunca tienes tiempo…- había dicho con ironía.

-Lo siento, sabes que estoy ocupado, los exámenes finales,  la graduación será en dos semanas y con lo de la constructora, yo…

-Está bien, Ken, lo siento. Es sólo que, el fin de semana habrá una exposición en el acuario. Estaba pensando que podríamos ir, ¿qué dices?

-¿Al acuario? No, Haido. Ya sabes que a mí no me gustan esos lugares…

-Bueno, entonces podríamos ir a otro lugar. Este fin de semana tengo descanso, y tú también, ¿no? el punto es salir juntos. Hace mucho tiempo que no hacemos nada como pareja.

-Hyde…

-Pronto te irás Ken. Tendrás que mudarte a donde sea que la constructora te envíe y yo… yo ya no sé en qué términos estamos… ya no sé si realmente tenemos una relación…

Ken pudo captar perfectamente el reproche que se escondía en esas palabras. Aunque tampoco podía replicar nada, después de todo era cierto. Hacía mucho que no hacían nada juntos. De hecho, hacía mucho que no se veían.

Para Hyde era demasiado obvio que algo pasaba; pues sentía muy lejano a Ken, incluso cuando estaban juntos, estaba presente, físicamente presente pero su mente estaba en otro lugar, tal vez con otra persona, tal vez con una mujer. Tal vez, y sólo tal vez los rumores alrededor de Ken eran ciertos.

-¡Hideto! ¡Esa mesa ya está bastante limpia, ¿sabes?!- le regañó el encargado de la cafetería, pero Hyde no le dio la menor importancia.

Ken lo pensó un rato, ¿qué tan malo sería contarle ahora la verdad? En todo este tiempo no había encontrado el momento adecuado y ahora parecía un buen momento, ¿no?

Además, debía ser honesto y esta situación estaba cansándole, tener que esconderse para ver a Yukihiro, tener que mentirle a todos para poder estar con él, o tener que esconderse en los baños para poder besarse o esconderse en su propio departamento para poder compartir una noche, era muy cansado, demasiado estresante.

Odiaba tener que ocultarse, ese no era él, él era alguien libre y sentía que Hyde lo tenía atado…

-¿Ken?

-Piensa en otra cosa, en otro lugar, ¿sí? Luego me avisas…- se levantó de su asiento e intentó salir de allí.

-¿Ya te vas?- le detuvo.

-Sí, es que… tengo trabajo y…

-Ken, de verdad creo que debíamos hablar…

-Sí, claro, pero… podemos dejarlo para después, ¿no? Tu jefe no parece muy contento y comienza a darme miedo…- Hyde hizo un gesto de resignación y asintió. Ken aprovecho y huyó de allí.

 

*******

 

-¿Estás bien, Hyde?- preguntó Tetsuya, pero Hyde no contestó. -¿Haido…?

-¿Qué? No, gracias…

-¿No…?- preguntó con cierta gracia. –Te pregunté si te sentías bien.

-Sí, lo siento. Es sólo que… algo está pasando con Ken-chan y…

-Ah… él…- replicó con fastidio.

Últimamente, Hyde se la pasaba quejándose de su novio. No entendía como era que seguían juntos.

-Perdóname,- se disculpó. –Tú me invitaste para ver tu colección y yo me la paso quejándome…

Justo ahora estaban en el departamento de Tetsuya. Éste lo había invitado a conocer su trabajo. En su ámbito, Tetsuya también era un artista y quería impresionar al pequeño pintor. Pero este había estado totalmente ausente todo el rato.

-No te preocupes, y cuéntame, ¿qué pasó?- Dejó los bocetos que tenía en sus manos y se sentó en un banco al lado de Hyde. –Además tú no pareces el único con problemas amorosos estos días…

-¿A qué te refieres?- preguntó con genuina curiosidad, y con algo de pena, por un segundo supuso que el de los problemas amorosos era él, Tetusya, y por alguna extraña razón eso le causaba tristeza.

-Bueno, en realidad esperaba que tú pudieras contarme…- Hyde le miró aún más confundido. –Yukihiro…- dijo. -¿No has notado algo raro en él?

-Bueno, sí…- lo pensó un momento. –la verdad es que sí. Especialmente cuando estoy yo…- Ahora el que parecía no entender era Tetsuya y Hyde le explicó. –Hace tiempo que Yuki me evita. No sé cómo explicarlo pero… hace tiempo que no es el mismo, al menos no conmigo. Incluso hablé con él pero dijo que no pasaba nada, que eran ideas mías. Pero si hubieras visto su mirada… era como si me pidiera a gritos que le perdonara, aunque no sé de qué…

-Pues yo también noté algo extraño en él. Creo que está saliendo con alguien…

-Sí, yo también lo creo, pero cuando le pregunté lo negó…

-¿En serio?- Hyde asintió con un lindo gesto de inocencia que encantó a Tetsuya. -¿Sabes? en una ocasión lo descubrí con los labios muy hinchados… ya sabes, como cuando besas mucho…- dijo con cierta gracia. –y gran “chupetón” en la clavícula derecha…- Hyde hizo un ademán de asombro y Tetsu afirmó con un gesto. –así que no pudo negarlo… le pregunté quién era pero no logré que me dijera… sin embargo,- su expresión se ensombreció. –creo que esa relación está dañándolo…

-Aunque no podemos ayudarlo si no nos deja…- dedujo Hyde y Tetsu asintió.

-Pero bueno, olvidémonos un poco de Yuki y cuéntame qué te está molestando tanto…

-Bueno, es que…- Hyde se mordió el labio inferior y se acomodó un par de mechones que se le venían al rostro para luego negar con una sonrisa. Y Tetsuya se encontró fascinado por los movimientos sutiles de éste. –Es una tontería…- se arrepintió. –Tetsu, habrá una exposición en el acuario la próxima semana, ¿te gustaría ir conmigo?

Hacía tiempo que Tetsuya estaba consciente de cuán enamorado se sentía de Hyde. Y sólo había dos razones por la que aún no intentaba nada, a pesar de las ansias se sentía por besarlo cada vez que él hablaba. Una, era Ken Kitamura; que a pesar de ser un idiota seguía siendo el novio de Hyde. Y Dos, Kaori Moshida; que a pesar de haber hecho lo imposible por romper con el compromiso, sus padres seguían adelante con él, sin importarles en lo mínimo su opinión.

-¿Enserio?- Hyde asintió. –Sí, sí, claro que voy…- respondió eufórico. –Nos divertiremos mucho, ya verás… hay un restaurante buenísimo justo frente al acuario, tienes que probar el sushi que allí preparan…

Hyde comenzó a reír encantado, enternecido por la reacción tan infantil de su amigo.

 

*******

 

-Ken…- suspiró cuando Ken comenzó a hacer un camino de besos desde su cuello hasta su pecho.

-…¿humm?...- respondió sin despegar los labios de su piel.

-Debo irme….

-No, quédate un poco más…- pidió.

-No puedo, Ken. Debo ir a la biblioteca…- Ken se alejó de mala gana. Se arregló la ropa y el cabello un poco. –Pero… podríamos vernos más tarde…- accedió el rubio al notar el mohín de enojo en el moreno.

Hacía tiempo que se veían así, a escondidas. Entre los baños de la universidad, el departamento de Ken y algunas veces, una vez, de hecho, en la habitación de Yukihiro, cuando estaba seguro de que Hyde estaría ocupado hasta muy tarde. Esta situación comenzaba a cansarle pero… estaba enamorado de Ken y si sólo así podía tenerlo, entonces, lo aceptaba.

Ken le lanzó una sonrisa traviesa, completamente complacido. Se acercó para volver a besarlo pero entonces alguien tocó el timbre, quebrando el momento.

-¿A quién demonios se le ocurre venir a molestar?- se volvió fastidiado y caminó hacía la puerta principal dejando caer a Yukihiro en el sofá de manera graciosa.

-¿Quién demonios es el imbé….- la pregunta quedó en el aire cuando abrió la puerta. Al ver a la persona tras ésta, sintió como si un balde de agua fría le callera encima. -Haido… ¿qué…?

El cuerpo de Yukihiro se tensó al escuchar el nombre. Más cuando lo escuchó su voz. Se levantó enseguida sin saber dónde meterse.

-Hola, Ken. A mí también me da mucho gusto verte…- se adentró sin siquiera esperar a que le dieran el pase. -¿Yuki?- se extrañó de verlo ahí de pie, luciendo sospechosamente nervioso.

-Hola, Hyde.

-No es que me moleste, pero… ¿qué haces aquí?

-Vino a buscarte.- respondió Ken, presuroso.

-Es que, como no nos vimos esta mañana yo…

-Y también… vino a hablar conmigo, a convencerme sobre lo del acuario….- le interrumpió Ken y Hyde se le quedó mirando incrédulo. –Y sabes qué, lo hizo.

-¿Lo del acuario?

-Sí, bueno, es que cuando me contaste lo mal que te sentiste porque él no accedió, yo, yo quise ayudarte… y…- se estaba sintiendo una basura al mentir de esta manera. Había olvidado lo bueno que se había vuelto en esto.

-Si es que aún quieres que vayamos, Haido-chan…

“¿Haido-chan?”

-Claro que sí…- respondió y sin poder evitarlo se acercó hasta Ken y se abrazó a él. Luego levantó los brazos y se colgó de su cuello para poder atraerlo y besarlo. Obviamente Ken le correspondió.

“¿Hacía cuánto no se besaban?”

Yukihiro bajó la mirada completamente incómodo. Sintió su corazón quebrarse un poco al darse cuenta que nada, en todos estos años y después de todo lo que había pasado, absolutamente nada había cambiado; él seguía siendo el mismo tonto de siempre.

-Será mejor que me vaya…- anunció. Y justo cuando tomó el pomo de la puerta la voz de Hyde le detuvo.

-Muchas gracias, Yuki…

Pero Yukihiro no respondió. Necesitaba salir de allí lo antes posible. Hyde lo miró partir y por un momento recordó las palabras de Tetsuya, al momento que llegaba a su mente la imagen de Morrie-san, ¿sería él otra vez?

Ken, en cambio, le miraba de manera culpable, habría querido detenerlo pero… Hyde estaba allí… y por un segundo pensó en aclarar las cosas. Y aunque sabía que le estaba haciendo mucho daño a Yukihiro y a Hyde y a él mismo, calló. Porque él no era más que un maldito cobarde.

-¿De verdad iremos?- La voz de Hyde le sacó de sus cavilaciones. Se volvió al chico a su lado y asintió con una gran sonrisa. -¿Eso significa que estamos bien?

-Hideto, será mejor que te sientes…- se sentó en el sofá e invitó a Hyde a acompañarlo.

El hecho de que le llamara “Hideto” y no “Hyde” le dio una pista de lo que esto se trataría. Con el corazón acelerado se sentó a su lado, esperando lo inevitable.

-Hy…- pero justo cuando se inclinó hacia él para comenzar a hablar volvieron a llamar a la puerta. Bufó con fastidio. –Mira, creo que tienes razón…- otra vez el timbre. –de hecho creo que hace tiempo que debimos hablar y…- ahora golpeaban la puerta.

Ambos voltearon hacia la puerta enfadados por la interrupción. Pero fue Hyde quien se levantó decidido a atenderla.

-Déjalo, Hyde, esto es más importante…- otra vez la puerta.

-No se irán hasta que atiendas…

Ken se levantó también y caminó aprisa y molesto. Abrió la puerta de un tirón y pensaba golpear al que se atrevía a molestarlo pero al ver que se trataba de la anciana encarga del departamento se contuvo.

-¿Sí?- la pregunta casi pareció un grito.

-Tienes una llamada… un tal…- la anciana lo pensó mucho.- ¿Cómo dijo…? Ah, sí. Kitasawa-san…?

-Kitagawa-san…- corrigió el moreno y pareció asustado. Salió corriendo del departamento y bajó las escaleras lo más rápido que pudo. Olvidándose por completo de Hyde.

El pelilargo sonrió resignado y salió de allí. Ya hablarían en su viaje al acuario…

 

********************************************************************************

 

-¿Yuki…?- Ken susurró al asomar la cabeza dentro del departamento que compartían Yukihiro y Hyde.

Hacía días que no veía a Yukihiro, lo buscó en la biblioteca pero no lo encontró, al parecer había cambiado todos sus horarios, de clases y trabajo. Pero hoy no se le escaparía, era demasiado tarde como para que no estuviera en casa y sabía que Hyde llegaría muy tarde, tal vez hasta la mañana siguiente, según había escuchado, iría a una conferencia con otro de esos artistas muy reconocido.

-Yuki, sé que estás aquí…- repitió ahora dirigiéndose a la habitación que sabía él ocupaba. Tocó suavemente, pero nadie respondió. –Yuki, por favor…

-Vete, Ken….- se escuchó la débil voz dentro de la habitación.

-Abre, Yuki… tenemos que hablar…

-Es con Hideto con quien debiste haber hablado hace tiempo…- sonó molesto. Aun así, Ken sonrió complacido. –Pero no lo hiciste, porque él aún te importa. Y a mí…

-Te quiero Yuki-chan.

Silencio.

-¿No me crees?- Nada. –De acuerdo, no me crees…- dedujo en un tono lleno de decepción. –Pues te lo probaré…

Nada. Estaba comenzando a desesperarse.

-Yuki-chan…?- golpeó ligeramente la puerta, pero de nuevo sólo silencio. –De acuerdo, no me quieres aquí entonces me voy…

Apenas se dio la vuelta cuando la puerta se abrió.

-¿Cómo?- preguntó el rubio detrás de la puerta entreabierta, y pareció algo avergonzado. Ken lo miró con extrañeza, no sabía a qué se refería, pero con una sonrisa, se veía realmente lindo. -¿Cómo me demostrarás cuánto me…?- su voz se apagó.

-¿Cuánto te quiero?- terminó por él, y Yukihiro se sonrojó, Ken ensancho la sonrisa, divertido. De verdad amaba a ese chico.

Su corazón dio un brinco. Sabía que le gustaba, y si le quería, pero… ¿amarlo? Era la primera vez que venía esa palabra a su mente…. Suspiró profundamente para controlarse.

-Pues, para empezar, mañana hablaré con Haido.- prosiguió.

-¿Por qué no hoy?

-Iremos al acuario así que hablaré con él allá, le explicaré todo e intentaré que entienda que es contigo con quien quiero estar…

-Va a odiarme…

-No, me odiará a mí…- se acercó y abrazó el pequeño cuerpo del rubio. Yukihiro se acopló a su abrazo y hundió el rostro en su pecho. –Me golpeará, tal vez me saque el corazón y se lo coma delante de mí, y te enviará los restos en un saco… pero nada más, no te preocupes…

Yukihiro no pudo evitar reír. –Eres un idiota, Ken-chan…

Sus palabras quedaron atoradas entre los labios del moreno. Ken lo estaba besado… y sus labios eran deliciosos y se dejó llevar por ellos… porque los extrañaba… ¡Dios, cuánto lo había extrañado!

Cuando se separaron, Yukihiro mantuvo los ojos cerrados, deseando seguir así el resto de su vida. Cuando decidió abrirlos, bajó la mirada al instante, apenado. Ken le tomó de la barbilla para obligarlo a elevar la vista. Se sonrojó.

-¿Y ahora te apenas?- le sonrió de una manera que quebró todas las fuerzas del rubio. -¿O lo haces para seducirme?

-Yo…- Ken volvió a impedir que hablara. Había vuelto a besarlo… sin darse cuenta, Ken comenzó a guiarlo, entre beso y beso, hacía la cama.

-Ken… ahhhh…- suspiró cuando sintió las manos del moreno acariciarle el pecho por debajo del pijama. Y sus labios viajando entre su cuello y clavícula… besando y mordiendo… luego pasando su lengua húmeda y tibia…

Al poco rato, ya estaban ambos desnudos acariciándose y besándose apasionadamente. Gimiendo audiblemente… inmersos en las sensaciones y en los sonidos del otro…

Tanto que olvidaron cerrar la puerta de la habitación… tanto que no escucharon la puerta principal abrirse o cerrarse… tanto que no notaron a la persona observándolos, completamente pasmado, atónito… incrédulo… 

 

Notas finales:

Bueno si lo corregí pero sigo pensando que está muuy largo.

Aún estoy pensando si volver a Editarlo o no, ¿ustedes qué dicen?

Continuará...

 

 

 

 

P.D. ¿Han visto Takumi-kun series? pues ahora que estuve enfermita la persona que siempre estuvo ahí conmigo me lllevaba de contrabando al hospital las peliculas y las ví todas... y me encantaron. Bueno, pues ahora quiere que escriba un fic de ellos, ¿ustedes qué dicen?


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