Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MEMORIES por Sakurako

[Reviews - 64]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, hola!!!! 

como pueden ver sigo viva.

Ya sé que he tardado demasiado, y de verdad lo siento, pero aquí estoy, y espero ustedes sigan aquí también. 

 

Este capítulo realmente será largo. Pero aun así espero lo disfruten. 

SEGUNDA PARTE

 

Las risas de los niños le eran un poco fastidiosas. Con cansada actitud se levantó desde su silla y se acercó a la ventana y fijó la vista en un chiquillo delgaducho que se encontraba sentado en la banca junto al bebedero. El muchachito tenía un semblante entristecido y observaba con cierta melancolía a sus compañeros que jugaban cerca. El profesor notó mucho de sí mismo en ese chico. Aunque no estaba seguro si eso le hacía sentir pena o preocupación por su alumno.

-¿Awaji-sensei?

-Adelante, Kenichi, ¿qué necesitas?- Yukihiro no se volvió, había visto la silueta reflejada en el cristal de la ventana y la reconocía perfectamente, además de la voz.

-Traje los libros que me prestó la semana pasada…- el chico se los tendió.

-¿Te fueron de utilidad?- preguntó al momento que los tomaba.

-Sí muchas gracias.

El chiquillo se quedó allí de pie, observando tímidamente a su profesor. Yukihiro conocía esa mirada, la misma manera en que él solía mirar a Morrie. “¿De dónde había salido ese recuerdo?” y ahora sí, no sabía si llorar o reír.

-¿Necesitas algo más?- preguntó con paciencia.

-Bueno, es que, ¿sabe? Pronto inician las vacaciones de invierno y yo… yo me preguntaba si… no sé… si usted…

-¡Awaji-san, por fin lo encuentro!- interrumpieron desde la puerta. Ambos miraron con curiosidad al hombre que se asomaba ligeramente.

-Kenichi, hablaremos en otro momento, ¿de acuerdo?- le pidió y el chiquillo simplemente asintió completamente decepcionado. Por fin había reunido todo el valor que necesitaba para confesarse con su profesor de literatura y este tipo le había interrumpido en el peor momento.

-Sabes que están prohibidas las relaciones estudiante-profesor, ¿verdad?

-Deja de bromear, J.- le pidió en medio de una mirada llena de reproche. Odiaba ese tipo de bromas y Jun lo sabía. -¿Qué noticias me tienes?

-Traje los planos, ¿te los muestro aquí o… lo dejamos para esta noche en mi departamento?

Yukihiro sonrió de medio lado. Sabía lo que eso significaba.

-Mi clase inicia en quince minutos. Déjalo, los veré en tu departamento.

J sonrió complacido. Y antes de retirarse del salón, vio a Yukihiro volver a la ventana y mirar con cierta melancolía a través de esta. Awaji buscó con la mirada al chiquillo flacucho de la banca, y lo encontró aún allí, pero ahora reía dulcemente mientras observaba a Kenichi contarle algo. No pudo evitar sonreír él también, definitivamente se parecían mucho…

*******

 

Cómo le agradaba la bata de baño de J, le gustaban tanto que se había llevado una a su casa. Era suave y extremadamente grande, le cubría por completo, realmente le agradaba oler el perfume de J impregnado en ella. También le gustaba mucho su departamento, sentir la frialdad de la duela en sus pies descalzos. Había cierta calidez en ese lugar, aunque nunca se lo diría. 

-¿Qué haces Yuki? Regresa a la cama…- le preguntó su amigo.

Yukihiro, que se había detenido en el ventanal del living a contemplar la luna a través de este, se volvió hacía su amigo y le dedicó una mueca que pretendía ser una sonrisa.

Lentamente, J se acercó hasta donde estaba el rubio y lo abrazó por la espalda, recargó el mentón en su hombro y le besó ligeramente la mejilla.

-Vamos, hace frío y aún tienes el cabello mojado, regresemos a la cama…

Yukihiro se giró en el abrazo y se colgó del cuello del moreno para luego besarlo. En medio del beso, J deshizo el nudo de la bata y la deslizó por sus hombros hasta que esta cayó al suelo y dejó de nuevo al rubio totalmente desnudo y a su merced. Sin embargo, una ligera punzada atacó su pecho, había algo en la mirada de Yukihiro. La misma que había notado esta tarde, en el salón de clases, mientras observaba hacia el patio…

-¿Estás bien? hoy te encuentro… no sé… diferente…- se atrevió a preguntar.

-No te preocupes, sólo házmelo otra vez… ¿sí?- pidió en un susurro suave, antes de acercarse y atraparlo en un nuevo beso.

J se derretía con esa clase de actos, y simplemente obedeció, rendido a los encantos del rubio.

Tomó a Yukihiro por los glúteos y lo elevó, apoyándolo en el ventanal. J, con algo de dificultad, también se deshizo de su bata y notando su endurecida erección, lo penetró de un tajo hasta el fondo. Ambos gimieron sonoramente… y por un segundo Yukihiro fue consciente de que lo estaban haciendo en el living de un tercer piso, que J lo embestía fuerte contra el ventanal y que probablemente alguien podría verlos… pero en lugar de incomodarle, por alguna retorcida razón le excitó aún más esa idea…

*******

 

-De acuerdo, hoy mismo me pondré en contacto con la constructora. Tendrás que viajar hasta Kansai cuando comience la obra.

-Está bien, ya tenía pensado pasarme las vacaciones allá, de todas maneras…

-¿Renunciaste ya?- preguntó J, suponiendo que a eso se debía el estado de ánimo de su amigo.

-No, bueno, no oficialmente. Aún hay mucho qué hacer y queda tiempo antes de irme definitivamente.

-Entonces te llamaré en cuanto concerte la cita con la ellos…

-Gracias.

A pesar de haber terminado con el tema, J se quedó de pie frente al escritorio.

-¿Hay algo más que quieras decirme?

-Sí. ¿Por qué demonios te largaste a media noche de mi casa como un vulgar ladrón?

Le reprochó. La mañana anterior había despertado solo en su cama, luego de una noche tremenda de sexo. Había buscado a Yukihiro por todo el departamento, pero nada, estaba vacío. Y de verdad odiaba cuando el rubio hacía eso.

-No podía darme el lujo de quedarme. Además, no tengo por qué darte explicaciones…- resolvió con la mirada fría. J rió con desgano, así era el rubio después de todo.

-Te llamaré.- fue todo lo que dijo antes de salir del estudio.

 

********************************************************************************

 

Mientras tanto, del otro lado del mundo…….

-¿De qué rayos estás hablando Masahiro?

-Bueno, al parecer el tipo vio tu trabajo y quedó muy impresionado. Además no sería nada nuevo, y sería una gran oportunidad, ¡imagínate!, un mural en cada hotel.

-Wow wow… espera. ¿Te refieres a que sería una pintura en cada hotel?

-Bueno, no en todos.

-¿Cuántos hoteles?

-Pues… no estoy muy seguro, por ahora solo hemos hablado del Hotel “Le Château”

-Son hoteles de cinco estrellas y realmente reconocidos, ¿no?- Hyde hizo un gesto de vacilación.

-Vamos, Hyde, el tipo es famoso, esto sería muy beneficioso para nosotros.

-¿Tú crees que sea una buena idea?

-Tú ya eres un pintor reconocido, pero sinceramente creo que esto sería una gran oportunidad para regresar por fin a Japón…

Hyde lo pensó un momento, la propuesta parecía demasiado buena para ser verdad.

-Quiero conocerlo...- respondió al fin. Y Masahiro pareció prever la requisa porque simplemente sonrió.

-El viernes, siete de la noche en el restaurante del hotel.

 

*******

 

-Buenas noches.- saludó la elegante recepcionista.

La chica miró al acompañante del hombre y se sonrojó cuando este le devolvió una sonrisa coqueta.

-Tenemos una reservación a nombre de Camui-san.

-Síganme por favor…- la chica miró la lista y luego ella misma los guio hasta su mesa. –Camui-san vendrá en un minuto.- la mujer le lanzó otra mirada al joven de cabello rojizo, y este le lanzó un guiño, lo que ocasionó que el sonrojo se intensificara.

-…Camui… Camui…- repetía.  -¿Por qué me suena ese nombre?

-Lamento haberlos hecho esperar…

Y en ese momento, recordó…

Hyde se levantó de su asiento y giró para ver a Gackt de pie a sus espaldas. Gackt le lanzó la mejor de sus sonrisas y le tendió la mano. Hyde devolvió el saludo y tal como lo había hecho la vez anterior, el alto empresario tardó mucho en devolverle la mano.

-Es un verdadero placer volver a verte, Hyde-san…

-¿No sabía que ya se conocían…?- preguntó extrañado el manager.

-Él es el amigo de Yasu, ¿cierto?

-Sí. No estaba seguro de que me recordaras, Hyde-san.- Masahiro se extrañó mucho, Camui no dejaba de mirar a Hyde, y aparte, su mirada era demasiado penetrante.

-Entonces…- intervino el manager.

-Ah, es cierto. De acuerdo, este es el asunto…

Gackt comenzó a contarles sobre el proyecto de remodelación en sus hoteles. Ya eran hoteles de cinco estrellas, pero la competencia, sobre todo en el extranjero, era dura; y contar con una obra de arte de tan reconocido pintor, no sólo en uno, sino en un hotel en cada país, le daría el reconocimiento internacional que deseaba.

-Te das cuenta que un proyecto así llevaría años complétalo, ¿cierto?- observó Hyde.

-Sí, y no me importa el tiempo que lleve.- la sonrisa se ensanchó –No me importaría tenerte cerca...- Hyde se sintió incómodo ante el comentario. -He estado trabajando con la ayuda de un consultor, y ha elegido el hotel en Nueva York, otro en Kioto y por supuesto Le Château, aquí en Francia.

-Japón…- susurró el pintor, sintiendo toda la nostalgia acumularse en su pecho.

-Podríamos comenzar aquí, luego Japón y terminar la obra en Nueva York, ¿qué dices, Hyde-san?

-Pues, yo…- lo pensó mucho. Miraba a Masahiro y este simplemente se encogía de hombros. Luego asintió no muy seguro.

-¡Genial!- gritó el rubio sin poder contenerse. –¡No vas a arrepentirte, te lo prometo!

-Bueno, entonces debemos comenzar lo antes posible.

-Sí, sí, no te preocupes. Pero, ¿qué te parece si te invito esta noche a tomar algo, ya sabes, para festejar?

-No lo creo yo…

-Vamos, Hyde-san.

-Lo siento.

-Bueno, al menos brindarás aquí conmigo, ¿verdad? ¿Oishi-san?

-Claro.

Gackt hizo un ademán y uno de los meseros se acercó enseguida. Le pidió la bebida al oído y segundos después regresó con una botella de champaña en la mano. El rubio la abrió con cierta premura y elegancia, sirvió las copas y le tendió la primera a Masahiro, luego a Hyde y se colocó a su lado y tomó la suya, entonces brindó. Y como si fuera una broma, el celular del manager comenzó a sonar insistentemente.

-Debemos irnos, Hyde. Había olvidado que tengo una reunión. Te dejaré de paso en el taller.

-Bueno, si Hyde-san quiere quedarse…

-En realidad él viene conmigo, vinimos en mi auto y…

-Si ese es el problema no te preocupes, Oishi-san, yo lo llevaré más tarde, a donde quiera que él quiera ir. ¿Qué dices Hyde-san?

-De verdad lo siento, Camui-san, pero tengo otro compromiso.

-Eres una persona muy ocupada, ¿verdad?- sonrió. –De acuerdo, lo dejaremos para momento.

 

*******

 

-Vaya, ¿creí que tenías una cena de negocios?

-Yo también te extrañé mucho…

Hyde se levantó del suelo, donde trabajaba en unos bocetos, se encaminó a la cocina. A donde Tetsuya lo siguió.

-Tienes razón, lo lamento.- le dijo mientras lo observaba rebuscar en la nevera desde el umbral. –En realidad sí te extrañé mucho, ¿sabes?…- le susurró al oído mientras envolvía la cintura desde la espalda.

Hyde se giró en sus brazos y le miró divertido. Tetsuya sonrió y se acercó para besarle al fin.

-¿Qué tal la cena?- preguntó.

-Bueno, no tan mal. ¿Conoces el Hotel Le Château?

-Sí. ¿Por qué? ¿Estás planeando algo divertido?

-No… hummm… pero ahora que lo mencionas…- le lanzó una mirada lujuriosa, y Tetsuya rio un poco nervioso. –No, claro que no. Pintaré un mural en el lobby del hotel. En ese, en el de EUA y en el de Japón.

-¿En serio? pues, muchas felicidades, Doiha. Esto tenemos que celebrarlo, ¿eh?- se acercó para volver a besarlo.

Entre beso y beso Tetsuya comenzó a guiar a Hyde hasta la barra.

-¿No hay vino para celebrar…?- susurró Hyde y Tetsu negó divertido.

-Sólo yo…- respondió en medio de otro beso.

-Bueno, si no hay nada más....- continuó con el juego.

Con un rápido movimiento lo sentó en ésta y se colocó entre sus piernas. El castaño se deshizo del pantalón del pintor con una facilidad asombrosa, comenzó a desabotonarle la camisa y a acariciarle el pecho cuando sintió las manos del menor colarse entre su camisa y acariciarle la espalda.

-Aquí no, vamos a la cama…- le detuvo con voz entrecortada.

Hyde, cual niño obediente, bajó de la barra y caminó hacía la recamara. Con movimientos suaves, tentativos, seductores… sabía que Tetsu lo seguía con la mirada.

……….

-¡Ahh…! ¡Tetchan…!

Los gemidos llenaban la habitación.

¿Hacía cuánto que no hacían el amor de esta manera? Últimamente se veían poco, Tetsuya debía viajar mucho debido a su trabajo. Y cuando no viajaba, la oficina absorbía mucho de su tiempo. Eso sin mencionar que Hyde se la pasaba prácticamente enclaustrado en su taller, trabajando también.

El pelirrojo se abrazaba fuertemente a la espalda de Tetsuya. Este se movía lentamente, sobre y dentro de él, sin prisas, disfrutando de cada sensación, cada caricia, cada gemido…. Escuchar su nombre en esa voz, suplicante, tan excitante…

-¡Te amo… Doiha…!

Le susurró el castaño al oído. Hyde intentó reprimir un estremecimiento al escucharlo. Le gustaba escucharle decir eso, le llenaba de una manera diferente. Más cuando se lo decía en momentos como ese, mientras sus manos acariciaban su cuerpo, y sus palabras le acariciaban el alma.

Quiso responderle, decirle que él también lo quería, pero las sensaciones le impedían hablar o pensar coherentemente. Tetsu embestía más profundamente y ahora golpeaba contra el punto que lo hacía delirar. El castaño no necesitaba que le respondiera, lo sabía, adivinaba la respuesta en los besos, en la mirada empañada, en los fuertes gemidos, en sus contorciones y convulsiones que le anunciaban lo mucho que disfrutaba de sus caricias.

Hyde se había soltado del cuerpo de su amante y ahora sujetaba con fuerza las sabanas. Tetsu se separó ligeramente para poder contemplarlo mejor. El pelirrojo se veía hermoso, las mejillas sonrosadas, los ojos semi-abiertos, los labios ligeramente separados, el cabello revuelto, y su pecho subiendo y bajando profundamente, luchando por aire…

El castaño soltó su cadera, la que había estado sujetando para guiarlo, y buscó sus manos para poder entrelazar los dedos. Al sentirlo, Hyde abrió los ojos en busca de su mirada, cuando la encontró, Hyde se elevó un poco en busca de más besos…

 

*******

 

-¿Entones qué te parece? Ya sé que aún no tiene forma aquí, pero, mira, allí están los bocetos.

Gackt tomó el papel que estaba sobre la mesa donde estaban regadas las pinturas y los pinceles y lo miró muy detenidamente.

-Son hermosas…

-Si juntas las tres pinturas, notarás que cuenta una historia.

-Eres realmente talentoso, Hyde-san. Pero en realidad yo no vine por esto. Sabes, pensaba que estas semanas has trabajado mucho y que tal vez deberías distraerte, ¿qué te pareces si te llevo a tomar algo esta noche?

-Camui, lo lamento pero no puedo.

-¿A caso nunca sales a divertirte?

-Claro que sí. Con mi pareja, con el que llevo viviendo ya varios años.

-¡Ouch! ¿Así que tienes novio?- Hyde sonrió de lado y luego asintió. –No me lo habías dicho.

-No me lo habías preguntado.

-Bueno, pero eso no nos impide ser amigos, ¿cierto?

-Cierto.

 

********************************************************************************

 

Era una mañana gélida en Kansai.

Yukihiro llegó un día antes de la reunión para poder arreglar su casa. Había decido comprar una residencia en una de las zonas más exclusivas de Kansai, no por su profusión, sino por la privacidad que ahí podía conseguir.

Se suponía que asistirían a la reunión con los de la constructora para cerrar el trato e iniciar con todo esa misma semana. Le presentarían el arquitecto que había diseñado el plano que tanto le gustó.

Camino a casa no pudo evitar pensar en J. En los últimos años, él había demostrado ser un verdadero amigo, tal vez debería darse una oportunidad con él, sabía que J sentía algo por él, después de todo. Seguía divagando cuando divisó su nuevo hogar. Ésta era la última residencia de la calle, tenía un pequeño jardín delantero y un enorme patio trasero. Y estaba rodeado por unas bardas altísimas que lo cubrían todo. Eso le gustaba.

Esa noche soñó por primera vez con J, ¿era esto una señal?

A la mañana siguiente, el susodicho llegó muy temprano por él.

-Me costó mucho encontrar este lugar.- se quejó a modo de saludo. -¿Estás listo?

-Sí. Sólo déjame colarme la chaqueta.

-¿Ya desayunaste?- preguntó al notar la cocina completamente limpia. Yukihiro sonrió, el abogado siempre se preocupaba por él.

-No. Olvidé comprar provisiones.

-Vamos, entonces. Desayunaremos antes.

-¿Tenemos tiempo?- J se quedó pensando un momento, hacía cuentas mentalmente. –Con un café estaré bien. Desayunaremos cuando la reunión termine, ¿qué dices?

-Me das miedo cuando están tan dócil.

-Imbécil…

-Así está mejor…- rio divertido. -De acuerdo, vamos.

Se sentía nervioso, este era el primer paso para realizar su sueño; construir una escuela. Le había sido difícil conseguir los permisos y el lugar que encontró, que era un viejo hotel, le había costado una fortuna. Pero ni toda una vida lo habría preparado para la sorpresa que se llevó esa mañana…

Al entrar al salón de conferencias un par de hombres trajeados los esperaban. Yukihiro los saludó con amabilidad. La reunión duró menos de lo que pensaba. Al poco rato estaban firmando los papeles cuando se escucharon los pasos apresurados de alguien en el pasillo.

-Ese debe ser el arquitecto a cargo de la obra. Ya lo conocerá Awaji-san, es uno de mis mejores elementos.

-¿Y siempre llega tarde a todas las reuniones?- preguntó J en tono sarcástico. Yukihiro le hizo un gesto de reprobación y J simplemente le sonrió a modo de disculpa.

-No es eso, es que viene desde Kioto, estuvo supervisando algunos detalles en una construcción allá…- en ese momento alguien tocó la puerta.

-¡Adelante!

-Siento mucho la tardanza.

-Él es Kitamura-san, el arquitecto a cargo de esta obra…

“De todos los arquitectos de mundo, tenía que ser justamente él…?”

-Esto es una broma, ¿cierto?- susurró el rubio y miró con incredulidad al tipo frente a él.

Ken no pudo reaccionar, de todas las personas en el mundo, Yukihiro era la última que esperaba ver.

J jamás había visto a Yukihiro tan pálido. No estaba asustado, estaba furioso, aunque no estaba seguro del por qué. Salió casi corriendo de allí. Evidentemente, J salió tras él. Kitamura hizo el amague pero la mirada del abogado lo detuvo. Algo le decía a Ken que ese tipo conocía su pasado. Además de la miradas de sus superiores.

-¡Lo sabías, ¿no es cierto?!- gritó furioso. Ambos estaban en el estacionamiento. –¡¿Qué es esto? ¿Una venganza?!

-No, claro que no.

-¡Cuando me llevaste los planos, ya sabías que….!

-Te juro que yo no sabía que ese diseño era de Kitamura…- le interrumpió y se acercó a él y le tomó de los hombros. -¿me crees tan idiota? De sobra sabes lo que siento por ti, lo último que quiero es verte con ese imbécil…

Yukihiro se le quedó mirando un momento. Parecía sincero. Suspiró con cansancio.

-De acuerdo, te creo.- aceptó al fin.

-Les diré que cambiamos de opinión, ofreceré disculpas y pediré que…

-No.- J lo miró confundido. –No, trabajaremos con ese diseño… De lo contrario, Kitamura pensará que le tengo miedo, y eso no. No me permitiré ser débil frente a él…

-No tienes nada qué demostrarle a ese tipo.

-Lo sé. Además, ese diseño realmente me gustó…

-De acuerdo. Será como tú digas.

Ambos regresaron al salón de conferencias, allí seguían esperándolos.

-Sentimos mucho lo de hace un momento.- se disculpó J, Yukihiro estaba a su lado, completamente en silencio y evitando mirar a Ken.

-¿Entonces, el trato continua en pie?

-Por supuesto.- respondió Yukihiro lo más convincentemente posible.

 

********************************************************************************

 

-¡LO CONSEGUÍ, LO CONSEGUÍ!!!

Entró el hombre de sonrisilla infantil gritando y saltando cual niño de cinco años al taller de pintura de su pareja.

-Tetchan…

-Mira, Doiha, estos son los contratos.

Tetsuya había estado trabajando mucho para tener su propia cadena de tiendas de ropa. La empresa para la que trabajaba lanzaba uno que otro de sus diseños, lo que le había ayudado a ganar cierto reconocimiento en ese ámbito. Ahora había conseguido su propio desfile y la apertura de su primera tienda. Y todo esto en Japón, su amado Japón, el que extrañaba mucho y al que hacía mucho tiempo ambos planeaban volver. Lo único malo era que desde ahora tendría que viajar mucho y por lo tanto se verían aún menos.

-Muchas felicidades, Tetchan. Me alegro mucho…

-Dentro de dos semanas viajaremos a Tokio, veré algunos locales, además quiero que estés conmigo para el casting de las modelos y…- no continuó. Hyde le devolvía la mirada afligida. -¿Qué ocurre, Doiha? ¿No quieres venir? Creí que te daría gusto, has hablado tanto de lo mucho que te gustaría visitar a tus padres que…

-No es eso, Tetsu.- bajó la mirada apenado y se levantó de su banco, dejó los bocetos en los que trabajaba a un lado, luego suspiró audiblemente. –No podré acompañarte. Habrá una rueda de prensa, Camui-san me ha dicho que es imprescindible que yo esté allí.

-¿Es sobre la develación del mural?- Hyde asintió. –Entonces hablaré con Minoru-san, le pediré que posponga todo…

-¡No!- Tetsuya lo miró extrañado. –No, Tetsu, tú has trabajado tanto por esta oportunidad, está bien, no te preocupes, de verdad. Ve,- fue hasta él y le susurró. –Y procura encontrar un buen apartamento para los dos, ¿de acuerdo?- Tetsuya asintió complacido al sentirlo abrazarle y besarle, aunque un poco afligido.

 

*******

 

Los flashazos le cegaban, no importaba cuantas veces hiciera esto, jamás se acostumbraría, aunque tampoco podía negar que esta clase de atención realmente le gustaba.

-Hyde-san ¿Cuándo viajará a EUA?- preguntó una reportera.

-Viajaremos esta misma semana, aún no sabemos exactamente cuándo. – respondió el rubio.

En una especie de escenario, estaba dispuesta una mesa y micrófonos, detrás de ellos estaban sentados Gackt Camui al lado de Hyde y al lado de este Masahiro Oishi. Justo después de la conferencia de prensa, todos pasarían al lobby para la debelación del mural. Hyde estaba muy entusiasmado y nervioso a la vez. Era un momento realmente importante y se sentía solo, ahora no sólo le faltaban sus padres, sino también Tetsuya.

-¿Viajarán juntos?- preguntó otro periodista. Gackt simplemente asintió. –Hyde-san, se ha especulado mucho acerca de una posible relación amorosa entre Camui-san y usted, ¿qué puede decirnos a cerca de esto?

-Que a mí me gusta mantener mi vida privada como lo que es, privada.

-¿Eso ese un sí?- siguió el periodista.

-Siguiente pregunta por favor…- se apresuró Masahiro con voz firme. Otra periodista levantó la mano y el manager le dio la palabra.

-Sin duda sus trabajos previos han sorprendido mucho a todo Europa, Hyde-san, pero…

Las siguientes preguntas fueron concernientes a su trabajo y no a su vida privada.

La entrevista terminó. Más de un reportero intentó indagar sobre la posible relación entre él y el empresario, eso le incomodó un poco.

La manta que cubría el mural cayó y los aplausos y las expresiones de asombro no se hicieron esperar. Los flashes ya no estaban dirigidos al pintor sino a la obra de arte. Al poco rato todos estaban brindando y una que otra persona se acercaba para pedir un autógrafo. Algún osado periodista se acercó intentando conseguir una entrevista privada con el pintor, quien amablemente contestaba las preguntas.

Hyde cansado un poco de todo ese ambiente se refugió en el rincón más alejado del lugar, cerca de uno de los gigantescos ventanales, con una copa de champaña en una mano y un cigarrillo en la otra.

-¿Qué haces aquí?- le preguntó el rubio que se había acercado desde atrás.

-Disfruto de la vista….- le respondió sin apartar la mirada de la ventana.

-Vamos, Hyde, todo esto es por ti. Deberías estar allá disfrutando de la fiesta. De tu éxito.

-Si no te molesta, quisiera retirarme un momento. No me siento muy bien.

-Podríamos ir a otro lado, si tú quieres…. A mi departamento o al tuyo…- susurró.

-Es por este tipo de comentarios que la prensa está inventando cosas…

-Deberíamos darles verdaderos motivos, ¿no crees?- Gackt se acercó mucho a Hyde, y este se estremeció con la cercanía del tipo, los ojos artificiales parecían mirar muy dentro de él. Carraspeó incómodo y en ese momento su celular comenzó a sonar insistentemente.

-Lo siento, debo contestar.- aprovechó para salir del lugar.

 

-¿Hola?

-¡Doiha, hola. Felicidades, acabo de ver la conferencia por televisión!- la voz de Tetsuya le reconfortaba de una manera inexplicable. –Por cierto, mi camisa luce genial en ti…- intentó bromear. En efecto había visto la entrevista y las preguntas insinuosas de los periodistas le habían molestado mucho, pero tampoco iba a desquitarse con él.

-Lo sé, tu ropa se ve mejor en mí…- bromeó. Tetsuya sonrió del otro lado, no que se burlara, sino que podía perfectamente imaginar el puchero que el pintor había hecho. –Tú luces mejor en mí, Tetchan…

-Tienes razón…- por un segundo e quedaron en silencio. -¿es verdad que viajarás esta semana a Nueva York?- repentinamente se puso serio.

-Eso parece.- respondió con tristeza.

-Creí que te tomarías unas vacaciones antes de viajar a EUA.

-Lo pensé mucho, y entre más pronto termine con esto, más pronto podré regresar a tu lado. Cuando termine en Nueva York, podré tomarme esas vacaciones, viajaré a Japón contigo, podré visitar a mis padres…

-Sabes que no debes sobre esforzarte, necesitas descansar bien. No estoy allí para cuidarte, pero…

-¿Qué tal las cosas por allá?- le cortó repentinamente. Tetsuya suspiró, sabía que Hyde odiaba que le trataran como a un niño, incluso si se portaba con tal. Sonrió.

-¿Sabes? es difícil conseguir un buen lugar para montar una exposición, aunque no pierdo las esperanzas. En cuanto al local para la tienda, conseguí uno genial en una de las plazas más prestigiosas de Tokio. Ya quiero que lo veas, va a encantarte!!!- le dijo emocionado. –Por cierto, ¿qué te parecería vivir en todo un piso en Shibuya?

-¿Hablas en serio?

-Sí, ¿recuerdas a Takanori Nishikawa?-

-Cómo olvidarlo….- a Hyde realmente le molestaba ese tipo. Lo había conocido hace algunos años, en una fiesta de la compañía para la que trabajaba Tetsuya, ellos eran compañeros. Y Hyde podía jurar que a ese tipo le pasaban cosas con Tetsu, aunque claro, el otro sólo decía que no eran más que celos infundados.

-Pues lo encontré en el centro comercial cuando fui a ver el lugar…

-Eso que tiene que ver con el departamento en Shibuya…- dijo fastidiado. Tetsuya sonrió. Adoraba a Hyde celoso.

-Se casó hace dos meses.- Hyde esbozó un lindo “hum” lleno de confusión. –Se mudó a una casa en los suburbios con su esposa y necesita vender su antiguo departamento.

-Así que ese era su antiguo departamento…- dedujo. Y Tetsuya respondió con un “ajá” –Entonces busquemos otro…

-Vamos, Doiha-chan. Es muy barato. No encontraremos nada mejor… además, ahora él está casado ya no tienes nada qué temer…

-ja, ja, ja. Muy gracioso, Ogawa.- rió sin ganas. –Yo no le temo a nada. Ni a nadie.

-De acuerdo…-aceptó con gracia.

-¿Tetchan?

-¿Sí?

-Quiero verte…

-Aún tengo mucho qué hacer, pero ¿qué te parece si nos encontramos en Nueva York?

-¿Lo prometes?

-Te lo juro…

En ese momento Camui le llamó desde la puerta del salón. Hyde se volvió y con un ademán le indicó que diera un minuto más.

-Debo irme Tetchan, están llamándome.

-De acuerdo Doiha. Te llamaré más tarde, ¿sí? Te amo.

-También yo.

La llamada se cortó.

 

********************************************************************************

 

Habían pasado dos semanas desde el día de la reunión. Yukihiro había vuelto a Tokio para terminar algunos trámites y se encontró con que su puesto ya había sido ocupado. Al parecer la directiva había malentendido el escrito que él mandó, creyendo que se trataba de una carta de dimisión. Así que tanto ocio lo tenía al borde de un colapso nervioso.

Esa mañana el timbre telefónico no dejaba de sonar. J había estado llamándole todo el tiempo para pedirle que salieran, según él debía distraerse. Y la verdad, justo ahora no leparecía tan mala idea.

-Hola.- respondió fingiendo desgana. –¡Hola!- repitió al notar que no contestaban del otro lado. –Escuche, soy una persona demasiado ocupada como para…

-Soy yo, Yuki…

Silencio. Sin duda había reconocido la voz.

-¿Qué quieres?- Kitamura dudó un poco antes de continuar. Yukihiro comenzó a sentirse nervioso. –Si se trata de la construcción…

-No, bueno, sí…- Ni siquiera sabía por qué le llamaba. Sus superiores le habían dado los contactos y entre estos estaba el nuevo número del rubio. –Tengo listos los cambios en el plano, necesito que los veas y los apruebes los cambios para así comenzar con…

-Habla con Inose-san, él es mi abogado, él se encargará de todo esto.

-¡Espera, Yuki!- pidió al notar que iba a colgar.

-Awaji…

-¿Qué?

-Para ti soy Awaji-san.

-En realidad, necesito que tú los veas… Awaji-san…

Yukihiro tardó un poco en contestar.

-De acuerdo, nos vemos mañana en…- lo pensó un momento, no quería tenerlo en su departamento o ir al de él. –en el Room Mikasa Restaurant.

-Si quieres podríamos vernos en las ofi…

-No, ahí cuentan con privados, reservaré uno…

Sin darle tiempo a agregar nada más, cortó la llamada.

 

*******

 

-¿Entonces ya renunciaste?

-Pues supongo, la dirección lo tomó con tal. Ayer recibí la notificación; contrataron al nuevo maestro de literatura.

-No sé si reír o llorar…- dijo con guasa.

-¡Oye!

-Bueno es que eres tan indeciso que supongo que el universo decidió por ti…

-Querrás decir la mesa directiva…

Seguían riendo, cuando la puerta del privado se abrió.

-Buenas tardes.

-Buenas tardes.- saludaron ambos al recién llegado.

-Siento haber llegado tarde…- Se disculpó. Ken se quedó un momento mirando a la pareja, el abogado parecía ser amigo… íntimo del rubio. Sin decir nada, se acercó hasta la mesa y acomodó el maletín sobre esta. Se sacó el saco y lo acomodó en el sillón.

Yukihiro no pudo evitar notar lo bien que el traje le sentaba al moreno. Además de los años, que en serio parecían hacerle justicia, se notaba mucho más maduro y eso sólo le hacía ver más guapo.

-Bueno, entonces yo me voy.- anunció el abogado. Yukihiro detectó cierta molestia en el tono de su voz.

-J, dijiste que te quedarías a la reunión.- le recriminó.

-Pero tú no pareces querer que me quede.- le respondió al oído antes de dejar un beso en la mejilla.

-Por favor…- suplicó en tono bajo.

Ken rodó los ojos con fastidio. J sonrió, lo había hecho con la intensión de molestarlo. Y funcionó.

-Te veré luego…- le ignoró y se despidió de Ken con un gesto. –Pasaré por ti esta noche, tenemos una cena pendiente, ¿recuerdas?- Yukihiro simplemente asintió.

Y el abogado salió de allí.

-Así que…. Tú y él…- intentó preguntar el moreno.

-No es de tu incumbencia.

-Tienes razón….

Ken se volvió, sacó del maletín los planos en lo que había estado trabajando la noche anterior (pues a decir verdad, lo de los cambios no había sido más que una excusa para verlo) y lo tendió en la mesa.

-Puedes mirar esta parte…- le pidió y Yukihiro se colocó las gafas para poder leerlos mejor.  Se inclinó un poco y el cabello, ahora mucho muy largo, se le vino al rostro y con un gesto muy sutil lo acomodó detrás de oído.

Ken le miraba encantado, ¿Cuánto había deseado tenerlo así de cerca de nuevo? Pero no debía hacerse ilusiones, Yukihiro  jamás lo perdonaría, no después de lo que le hizo. Además, tenía pareja. Y era obvio, alguien como él no podía estar sólo.

-¿Entonces…?

-Estuve trabajando en esta parte del plano y creo que deberíamos sólo reconstruirlo, además de ahorrarte una buena cantidad de dinero, creo que sería bueno mantener alguna parte de la construcción original, Awaji-san, ¿tú qué piensas?

-Pues… Sí, me parece bien, puedes hacer lo que quieras.

-De acuerdo. Entonces eso es todo.- Ken dobló el plano y lo guardó de nuevo en el maletín. –Te mantendré informado de los avances, Awaji-san. –Y se despidió con una ligera reverencia.

Yukihiro lo observaba completamente extrañado, la  actitud del moreno le sorprendió, ¿o desilusionó? Él creyó que Ken intentaría algo, disculparse, cortejarlo, no estaba seguro qué, pero nada.

Simplemente le devolvió el gesto y el moreno salió del lugar.

 

********************************************************************************

 

-¡Wow! ¿Puedo saber cómo se llamará esta obra?

Hyde, que estaba montado en las escaleras concentrado en los trazos de su obra de arte, casi cae al escuchar la voz del hombre.

-Oiga, sabe que no se admiten periodistas aquí, ¿cierto?- le dijo mientras se recuperaba del susto. –Esta parte del lobby está restringida….

-Lo siento, no fue mi intención asustarlo- se disculpó el hombre entre risas. –Entonces, ¿me dirá el nombre de su obra?

-No, lo siento.

-Vi su trabajo en Francia, es estupendo, y si tuviera que adivinar, diría que….

-Si tuviera que adivinar, fallaría terriblemente…- No fue Hyde, sino una voz mucho más fuerte y profunda la que respondió, lo que ocasionó que ambos se volvieran al instante hacia la puerta principal del lobby. –Ni siquiera a mí me ha querido revelar el nombre de su “trilogía”

-¿Trilogía?

-Serán tres obras, y las tres estarán conectadas.- Aclaró el pintor.

-Ya veo… será algo así como una historia…- el hombre hablaba consigo mismos al tiempo que sacó una libreta y comenzó a escribir.

-Y creo que con eso es suficiente.- se volvió a escuchar la voz de Camui, quien con un gesto le indicó que debía retirarse.

-Camui-san, ¿puedo hacerle unas preguntas?

-No. Tendrá que esperar como todos los demás a la rueda de prensa.

-Pero…

-Y debería agradecer la presencia de Hyde-san, de lo contrario mis hombres lo habrían echado a la calle a patadas…

-Gackt-san, eso no es muy amable…- le regañó el pintor.

El reportero lo miró agradecido, se despidió de él y salió del lugar.

-¿Puedo saber qué haces aquí tan temprano Gackt-san?

-¿Temprano? Pasan de las cinco de la tarde.

-¿De verdad?- preguntó sorprendido mientras buscaba en la bolsa del delantal su reloj de pulsera. –No me había dado cuenta.

-Lo imaginé. ¿Qué te parece si dejas todo por hoy y salimos a cenar juntos?

-No, quiero terminar esto,- señaló unos trazos con su mano –luego pediré que me suban la cena a mi habitación. Pero gracias por la invitación.

-Vamos, Hyde, han pasado dos meses desde que llegamos aquí y no has visitado Nueva York. Te has pasado todo el tiempo aquí, trabajando.

-Vine a trabajar, no a divertirme…

-Tampoco tiene nada de malo que te distraigas.

Gackt se colocó delante de las escaleras, muy cerca del pintor. Con una sonrisa seductora y una mirada intensa volvió a pedirle que le acompañara a cenar.

-Si no quieres salir, al menos cena conmigo en la terraza del hotel…

-Prefiero mi habitación, gracias.

-¿Recibiste el reloj?

-Sí, gracias. Pero…

-¿Te gustó?

-Gackt.- le detuvo. -Tienes que dejar de hacer esto…

-¿Hacer qué?

-Sabes a lo que me refiero. Te lo dije, tengo pareja.

-Me gustas, Hyde, de verdad me gustas.- se acercó. -Jamás había conocido a nadie como tú… eres tan…- intentó acariciarle la mejilla pero Hyde se alejó. –Lo siento…

-¿De verdad?

-Es  que, si tú estuvieras conmigo, jamás te dejaría en ningún momento, te mantendría siempre a mi lado…- dijo mientras se alejaba.

Hyde se quedó mirándolo. Cuánto extrañaba a Tetsuya, hacía más de un mes que no se veían. Claro, hablaban todo el tiempo por teléfono, pero no era lo mismo, él quería tenerlo a su lado, que le besara, que le acariciara, que le hiciera el amor.

Suspiró. Ahora sólo podía esforzarse más y terminar pronto con este mural, así viajaría a Japón y se reencontraría con él…. 

Notas finales:

Ni siquiera lo chequé. Pero si encuentran algún error, seguro ustedes sabrán disculparme....

Por favor díganme qué les pareció. 

Continuará....


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).