Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MEMORIES por Sakurako

[Reviews - 64]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola. 

Aquí dejo un capítulo larguísimo que espero les guste. 

 

Difrútenlo. 

TERCERA PARTE

 

…Nagisa Koumori.

¿Karma? ¿Castigo divino? ¿O… simple coincidencia?

¿Cuántas vueltas da la vida?

Desde que era un niño había escuchado a su abuela hablando de la ley universal: “todo lo que das es lo que recibes a cambio”, había dicho ella. Pero, qué tan cruel podía ser el destino. Él sabía que debía pagas toda sus culpas pero… esto era demasiado, el costo era demasiado. Esto era una burla.  

Lágrimas…? ¿cuánto tiempo había pasado desde la última vez que lloró? ¿alguna vez lloró de verdad? Pero, ¿por qué lloraba ahora?

El teléfono sonó una vez. Un mensaje. No importa, nada más importaba ahora. Nagisa Koumori… de entre todos los nombres, de entre todas las mujeres y hombres que hubo en su vida, por qué demonios podía recordar este.

No había leído nada del reporte de ese investigador privado, pero no necesitaba leerlo tampoco, lo entendía, comprendía perfectamente de qué se trataba todo esto. Nagisa era la madre de Hideto y por ende…

Levantó las hojas con cierta desesperación, debía verla, necesitaba verla, hablar con ella, saber si lo que su mente maquinaba era verdad… si…

El horror llegó a su corazón… su rostro palideció de golpe y su sangre pareció precipitarse a sus pies. ¿Qué demonios había estado a punto de hacerle a… su hijo…?

Hyde, Hideto Takarai era su hijo. ¿Lo era?

Debía serlo, él había estado enterado del embarazo de Nagisa, estaba seguro que no fue la única tampoco, pero según había escuchado el bebé había muerto. Los rumores decían eso, todo el mundo sabía eso…

Tal vez se equivocaba, tal vez “su hijo” si había muerto. Tal vez Hyde era el hijo de otra aventura, tal vez él no había sido el único, no podía ser el único, tal vez…

A quién quería engañar. Conoció bien a Nagisa y ella no era ese tipo de chicas. Lo sabía. Muy en el fondo sabía que Hyde era su hijo. Todos esos sentimientos inexplicables por él. La sangre llama a la sangre, ¿no?

Seguía llorando. No era la emoción, era… la vergüenza. Ja, ¿qué gracioso no creen? La vergüenza. Ni siquiera sabía que pudiera sentirla. Su pecho comenzó a doler. ¿cuántas veces había imaginado a su hijo desnudo? ¿cuántas veces había imaginado que lo poseía? ¿Cuántas veces….? Se tomó el cabello con ambas manos, tiró de él con desesperación. Jamás volvería a ver a otro chico o chica con ojos lujuriosos, no podría… ahora todos serían la imagen de su hijo…

Castigo divino.

 

********************************************************************************

 

La puerta se abrió y un hombre uniformado entró, tras él otro hombre un poco más joven enfundado en un traje bastante caro le sonrió con verdadera alegría.

-Llame a la puerta cuando esté listo para retirarse.- anunció el oficial y el abogado asintió.

-Tetsuya, ¿cómo estás?

-¿Hablaste con Hyde? ¿Le diste mi encargo?

-Sí, lo hice. Ahora necesitamos concentrarnos en…

-Necesito que hables con él, otra vez. Necesito que le expliques que…

-Espera, espera, ahora necesitamos concentrarnos en tu caso.

-Arai. Hice algo estúpido.

-¿Quieres decir que los cargos son…?- le miró insistente, esperando la afirmación, y Tetsuya pareció tardar en entenderlo.

-No, eso no importa ahora. Es… se trata de Hyde, yo…

-Lo sé, lo sé… oye, sé que necesitas desahogarte, pero de verdad necesitamos concentrarnos en esto…

-Por favor, sólo escucha…- el abogado suspiró, sabía que Tetsuya no se concentraría en nada a menos que sacara toda esa culpa de su pecho.  Así que asintió, e hizo un ademán para que comenzara a hablar.

Tetsuya comenzó a relatar lo sucedido en la pasarela, lo que había pasado en su oficina semanas atrás, la razón por la que había ido al departamento de la modelo... Arai le escuchó atentamente.

-¿Qué hiciste qué?

-La besé… para ser sincero, si Hyde no hubiera aparecido en ese momento tal vez las cosas habrían llegado más lejos. No estoy disculpando mi conducta, pero…

-Dime la verdad, ¿acaso ya no sientes nada por Hyde?

-Lo amo… lo del beso fue una tontería… lo del estudio… ¡Maldición! Fui a su casa para aclarar las cosas, para decirle que amo a Hide… ¡POR DIOS, ESA MUJER LE ENVIABA ANÓNIMOS, ¿LO SABÍAS? ELLA…! AGGGGG!!!!- suspiró pesadamente. Se sostenía tan fuerte de sus cabellos que el abogado tuvo miedo de que se los arrancara. –La despedí.- dijo al fin, intentando recuperar la calma. –No negó ninguna de las acusaciones. Le dije que contrataría otra modelo, ella se puso como loca, me arrojó cosas, me siguió hasta el auto y me dijo que iba a arrepentirme… yo…

-Relájate. Tranquilízate…- Arai le miró con cierta pena. Era increíble que a pesar de toda esta situación, él siguiera pensando sólo en Hyde. -¿Lo qué estás intentando decirme es que tal vez Sakai-san tenga algo que ver con todo esto de las dro…?

-No. No… tal vez, no lo sé…

-De acuerdo, entonces, primero lo primero. Necesitamos sacarte de aquí. Averiguar de dónde salió esa droga. Aquí no puedes hacer nada…

-Tienes razón.

-Mañana será la audiencia…

Arai Minoru comenzó a hablar de un montón de cosas que en realidad no le interesaban a Tetsuya. Ni siquiera el hecho de estar encerrado por un delito que no había cometido le interesaba tanto, lo único en lo que podía pensar era en Hyde y su rostro dolido, su mirada triste, llena de decepción…  había bastado una estupidez y todo se había ido a la mierda. Hyde no le perdonaría. Nunca. Y tenía toda la razón.

-Oye…- Arai le tanteó la mano para llamar su atención. Tetsuya le devolvió la mirada un poco azorado. –No estás prestando atención.- Tetsu pareció articular un “lo siento” y Arai volvió a suspirar con paciencia. -Haido va odiarme por decirte esto, pero… él estuvo aquí.

-¿Doiha?

-Ajá. Vino a verte, quería verte, saber cómo estabas, qué estaba pasando, pero…

-Se arrepintió, ¿no es cierto?

Arai negó.

-No le dejaron pasar. Y ya sabes cómo es él, no quiso que te dijera nada.

-Sí,- se le escapó un ligera sonrisilla, de esas que le hacían ver como un chiquillo de cinco años. –ya sé cómo es él…

-Bueno, entonces a concentrarse, ¿de acuerdo? Si quieres recuperarlo, tendrás que salir primero de aquí.

-¿Qué hay de mis padres? ¿mis hermanas? ¿Ellos… lo saben?

El abogado vaciló. Sí, había hablado con el Sr. Ogawa. Y no había sido nada agradable.

-Tetsuya….

-Comprendo.- dijo, y habría sonreído, pero….- entonces, qué sigue…

Arai fue quien sonrió aliviado, la idea de repetir las palabras del Sr. Ogawa le hacían retorcer el estómago así que le alegró no tener que hablar de eso.

-De acuerdo, entonces tenemos que…

Tetsuya prestó toda la atención posible, había tanto por hacer… pero como Arai le había dicho; primero lo primero y lo primero era salir de allí.

 

********************************************************************************

 

El timbre sonó cinco minutos después de las siete de la tarde. Aki miró el reloj de la pared, el que estaba justo al otro lado de la puerta de la cocina. Por un segundo se preguntó extrañado quién podría ser. Él no esperaba a J sino hasta las ocho. Sin siquiera recordar que llevaba puesto un mandil con la leyenda “PORQUE LOS CHICOS RUDOS TAMBIÉN COCINAN” se dirigió a la puerta principal con la idea de deshacerse de quien quiera que estuviera allí.

-¿Sí?

-Hola.

Aki se congeló al verlo allí. En lo primero que pensó fue en deshacerse de ese mandil, luego pensó en su cabello sujetado en media cola todo enmarañado. Y entre hacer una cosa y otra, sólo atinó a bailar descontrolado de un lado a otro, ruborizado y nervioso.

-Y-y-yo …- balbuceaba.

-Oye…- Jun rio divertido. –Si quieres regreso más tarde…- preguntó entre risas mal contenidas.

-¿Qué? No, no… no. Yo, lo siento. Pasa.

-¿Seguro?

-Que sí, pasa.- aún estaba sonrojado. -¿Qué haces aquí tan temprano? Aún falta una hora…- reclamó mientras ambos avanzaban a la pequeña estancia.

-Pensé que, ya que no traje nada, al menos podría ayudarte a preparar la cena.

-Bueno, si tú quieres.

 

********************************************************************************

 

-Es increíble que alguien con tu hermosura esté solo.

-¿Quién ha dicho que estoy solo?

-Pues si fueras mío, jamás te apartaría de mi lado.

Hyde no pudo evitar sonreír. -¿Si fuera “Tuyo”? No soy una cosa, soy una persona… y yo sólo me pertenezco a mí mismo, gracias.- dijo en tono contenido, algo entre enojo y flirteo.

-Muy sensual…- completó el tipo sin vergüenza.  

Otra risilla tonta. Hacía tanto que nadie flirteaba así, tan descaradamente con él, que comenzaba a sentirse un poco nervioso, así que tomó la copa que el tipo le ofrecía y la bebió de un solo trago. El licor le provocó un intenso mareo. Eso y que llevaba el estómago vacío.

-¿Qué dices si salimos de aquí, ya sabes, tú y yo…?

-No, gracias.- dijo reprimiendo el mareo lo mejor que pudo.

-Vamos, ¿de verdad harás que te ruegue?- se acercó más al pintor y colocó una de sus manos en el respaldo del banco, y luego guio ligeramente la mano hacía la espalda de Hyde –Prometo que la pasarás muy bien.

-Dije que no. Además, estoy esperando a…

-¿A?

-Mi novio.

El tipo dio un paso atrás como si una descarga eléctrica lo hubiera alcanzado.

-¿Novio?- preguntó ahora con los ojos entrecerrados.

-Ajá…

-De acuerdo. Entonces… supongo que será mejor que me retire. No queremos que tu “novio” malinterprete la situación, ¿cierto?

Hyde pudo notar el sarcasmo en su voz. Él no le había creído, y es que Hyde mismo se había dado cuenta de la forma en que había pronunciado esa palabra; novio. Su único novio por tanto tiempo había sido Tetsuya y ahora…

El tipo se volvió a donde quiera que hubiera salido. Hyde regresó su atención a la barra y Tetsuya permaneció a su mente. Pidió otra copa. De manera automática sacó su celular y miró la pantalla, en esta estaba una fotografía de él con Tetsuya, abrazados. Él presionando un beso en la mejilla del diseñador y éste haciendo un gesto de diversión mientras tomaba la selfe. Detrás podía sentir la mirada penetrante del hombre que antes había estado coqueteando con él. Comenzaba a irritarle.

Pasaba por su lado y le mandaba sendas miradas, Hyde intentaba ignorarlas, pero sabía que tarde o temprano volvería a acercarse. Entonces volvió a sacar su celular y envió un mensaje a la única persona que creyó podía ayudarle en esa situación.

Y luego de un rato, ahí estaba, el tipo regresó, tal y como lo había supuesto.

-Parece que tu “novio” se olvidó de ti.

-No te creas, quien me conoce jamás me olvida.

El tipo rio con ganas, acercándose otro poco.

-De acuerdo. Y ya que no vendrás conmigo, al menos balarías conmigo?

-Lo siento, pero si mi novio llegara y nos viera bailando…

-Eso de “tu novio” está comenzando a ser un fastidio, ¿sabes? Creo que ambos sabemos que ese “novio” tuyo no existe y…

-¿Hyde?

Una fuerte voz se alzó detrás de ellos. Hyde se levantó sonriente, casi triunfante, y con un ademán le indicó al otro que volteara.

-Gacchan, por fin llegaste…- dijo y corrió a su encuentro.

-Sí, lo siento, se me hizo un poco tarde.

-¿Es él…?- preguntó el tipo con sospecha.

-Mi novio.

Camui se creció cuando el tipo lo miró de arriba abajo y pareció avergonzado. Le pasó el brazo por la cintura a Hyde y lo acercó para besarlo. Hyde se asombró un poco pero le siguió el juego, le dio un beso rápido y ligero en los labios y se echó atrás antes de que Camui intentara cualquier otra cosa.

-Bueno, será mejor que me retire. Mis… mis amigos estás esperándome. Adiós, Hyde, ¿cierto?- preguntó, recordando que así lo había llamado el novio.

-Adiós.- dijo Hyde sin aclararle que ese fuera o no su nombre.

-¿Qué fue todo eso?- preguntó Camui.

-Lo siento, ese tipo en serio estaba fastidiándome.

-Hummmm…. Y yo que creí que me llamaste porque de verdad me extrañabas…- reclamó en tono de decepción.

-Lo siento.

-Vamos, que sólo estoy bromeando. Y, dime, ¿qué hacemos aquí?

-Yo… No lo sé.

-Entonces qué te parece si vamos a mi departamento. O si prefieres…

-No sé lo que prefiero… yo sólo… estoy algo cansado, ¿sabes?.- suspiró.

-Vi las noticias…- dijo y Hyde no vio la sonrisa porque había bajado la mirada hacia sus manos, apenado. –Oye, no te pongas así, todo saldrá bien, ya verás… vamos a mi casa y te preparo algo para que comas, o bebas, lo que prefieras.

-¿Dormir?

-Bueno, si eso quieres…

Hyde asintió, y le agradeció con una sonrisa. Ambos comenzaron a caminar hacia la salida, lado a lado. Al salir del establecimiento, al alejarse del bullicio, el que por cierto Hyde no había notado hasta que este se opacó al cerrarse las puertas tras ellos, se dio cuenta que Gackt se retrasaba un poco, pues al parecer intentaba mandar un mensaje mientras caminaba de tras de él.

*******

“Lo siento, creo que el privilegio será mío. Sabes dónde estaremos, si es que aún quieres unirte a la fiesta”

Cuando Sakurai miró el mensaje, la sangre le bajó a los pies de golpe. Intentando controlarse lo mejor que pudo, regresó la llamada, pero sin importar las veces que lo intentara era la operadora quien seguía respondiendo. Entonces llamó a Hyde, tenía que advertirle, ¡Maldita la hora en que había aceptado seguirle el plan al imbécil de Camui!, pero su celular también estaba apagado. Volvió a maldecir.

Tomó sus llaves y salió a tumbos de su departamento.

*******

-Entonces, ¿te preparo una bebida o te preparo la cama?

-Creí que iríamos a tu departamento.

-No, este es uno de mis hoteles, y quedaba más cerca, así que… aquí estamos. ¿No te gusta?

Hyde observó alrededor. La habitación era grande y luminosa. Un pequeño living equipado con una muy surtida cantina. Un pequeño comedor, y una habitación grande y un baño con yacusi incluido.

El pintor cruzó el living y apoyado en el marco se inclinó para echarle un vistazo a la habitación.

-Y dime Camui, ¿dónde piensas dormir?- le preguntó en tono juguetón, al ver que sólo había una cama. Lo miró con suspicacia, esperando la respuesta. Gackt estaba en la cantina intentando elegir entre todas las botellas de vino.

-Oye, ya sé que sólo hay una cama, pero es una cama King zise, bien cabemos los dos…- dijo devolviendo la mirada llena de picardía.

Hyde soltó una carcajada. –Sabía que dirías algo así…- dijo negando y se tiró en el sofá. –Entonces, creo que mejor dormiré aquí… puedes quedarte con la cama…- se colocó el dorso de la mano sobre los ojos. –Creo que tomé demasiado…

-Pero que sensible estás. Sabes que sólo estoy bromeando, ¿cierto?- se acercó y le entregó una copa.

-Dije que creo que tomé demasiado…- repitió un poco más alto, mirando detenidamente la copa, pero sin tomarla.

-Vamos, lo preparé especialmente para ti.

-Bueno…- tomó la copa y bebió de un solo sorbo. –Vaya, había olvidado lo bueno que eras preparando estos cocteles. ¿Qué le pusiste?  

-Ese es mi secreto. ¿Otro?

-No. La verdad es que estoy algo cansado.

-Vamos, otra copa te ayudará a conciliar mejor el sueño. O, ¿quieres hablar de lo que sucedió?

Hyde torció los labios. –Mejor dame otra copa.

*******

Sakurai avanzaba a toda prisa, sorteando coches. Sabía en qué hotel estaba Camui, lo sabía porque lo habían preparado todo juntos, las bebidas, la música, la habitación….

Los autos, los que iba dejando atrás, silbaban como advirtiéndole lo peligroso de la velocidad a la que corría. Pero no importaba, tal vez se matara, pero antes tenía que salvar a Hyde… a su hijo….

*******

La música comenzó a sonar. Un ritmo suave, cadencioso, no muy alto, pero lo suficiente como para ahogar los murmullos en la habitación. Hyde se dejó caer en el colchón, cerró los ojos e intentó no pensar en nada. No le fue muy difícil, el alcohol estaba ayudando mucho.

-Este coctel- se lo mostró -se llama “smooth dream” ¿lo has probado alguna vez?

-Mmmmm….. no…. pero ya no quiero más…. Ten… tengo…. Esas bebidas me han atont… tado mucho….- arrastró las palabras sin poder abrir los ojos. No pudo observar la mirada ávida de Camui, o su sonrisa torcida llena de maldad, ni sus intenciones que casi parecían flotar a su alrededor, como un halo.

-¿Seguro? Este es genial… un amigo en Los Ángeles me enseñó a prepararlo…- dijo mientras dejaba la bebida en el buró y se sentaba al lado del pintor. Hyde no se movió. –Oye, Haido…- le llamó tanteándole un brazo. Nada. Pasó un dedo, recorriendo uno a uno los botones de su camisa.

-Oye, ¿qué haces?- balbuceó sin abrir los ojos.  

-Poniéndote cómodo…- aseguró.

Hyde pareció relajarse y Camui sonrió triunfante. Lo contempló por un momento, decidiendo si cómo comenzar lo que había tramado…

Desabotonó la camisa y la separó, lado a lado, dejando al descubierto el pecho suave, blanco y ligeramente tonificado del pintor. Se inclinó y besó mansamente su vientre. Hyde no se movió. Entonces comenzó a desabrochar el cinturón y luego su pantalón. Gackt lo había soñado tantas veces. Había sueños en donde tomaba al pintor con fuerza, violencia, salvajemente; en donde todo era instintos. En otros, todo era ternura y sentimientos. Durante estos últimos, Gackt siempre se preguntó si sería posible enamorar a Hyde, pero entonces recordaba cómo y cuántas veces le había rechazado en el pasado y lo supo. Supo que esta sería la única manera en que podría tenerlo.

Hyde se removió en sus brazos al sentir los besos furiosos viajar desde su mandíbula hasta su vientre bajo. Gruñó cuando las manos de Camui intentaron deshacerse de la ropa interior.

Gackt sonrió, una sonrisa extraña, ávida… se incorporó un poco y se sacó su propia camisa. Entonces volvió a inclinarse, pero no llegó a poner las manos en el colchón, otras, tan grandes y toscas como las suyas, aunque un poco marcadas por la edad, lo asieron con tal fuerza que su cuerpo salió volando y chocó contra el espejo en la pared haciendo añicos.

-¡¿QUÉ DEMON…..?- intentó preguntar, pero un puño fuerte se estrelló con su mandíbula, entumeciéndole los sentidos por unos cuantos minutos.

-¡CÁLLATE! ¡Y SERÁ MEJOR QUE TE ALEJES DE ÉL! ¡¿ENTENDISTE?!

-¿Sakurai?...- Sonrió sin gracia, con pura malicia y un poco de confusión. –Oye, si querías ir primero, sólo me lo hubieras dicho…- y con esas palabras, los ojos de Atsushi ardieron de furia, sus manos aferradas en puños, su respiración febril…. Camui sintió miedo.

-No.- su voz en un susurro.

-¿Atsushi?

Atsushi se acercó mucho, tanto que sus narices casi se tocaban y repitió:

-No… nunca, jamás vuelvas a acercarte a Hyde… ¿entendiste?

-¡¿Qué te ocurre? ¿Qué demonios estás diciendo?!- Camui elevó la voz sin llegar a gritar.

-Hyde, ¿te sientes bien?- Sakurai se acercó rápidamente. –Toma…- le tendió la ropa. –Vístete, te llevaré a casa…

-Estoy desnudo… ¿Qué está….?- comenzó pero un mareo lo obligó a recostarse nuevamente. Estaba vagamente consciente de que Gackt estaba sangrando, y de que Sakurai tenía algo que ver.

-Hyde, tenemos que irnos… ¿te ayudo a vestirte?- se inclinó sobre él.

-No… no, ¿qué haces?- le apartó, empujándolo torpemente. –Dime dónde estoy….

-¡¿Cuántas pastillas le diste?!- se volvió enojado hacia el rubio, quién simplemente negó. -¡¿CUÁNTAS?!

-Cuatro…- se estremeció y suspiró. –Dios. Sólo cuatro, aunque no se terminó la última copa. En la segunda ronda ya estaba demasiado... mareado… una píldora por copa, tal como lo planeamos. En la tercera copa casi cayó inconsciente. Aunque…

-Basta.

-Cómo puedes ver el efecto no duró mucho…

-¡Dije que basta…!- le detuvo. Lo último que quería era escuchar, y/o recordar, las atrocidades que había planeado hacerle a… a Hyde. –Sólo, basta. Basta Camui.

Atsushi se volvió en busca de Hyde, lo encontró mal vestido y medio apoyado entre la cama y el buró. Estuvo a punto de caer, pero Sakurai fue rápido y lo atrapó antes de que cayera al suelo.

En brazos de Sakurai, Hyde fue medio consciente de que era llevado a la salida del hotel.

 

********************************************************************************

 

Durante los últimos meses, más intensamente durante las últimas semanas, Tetsuya había deseado tanto un momento de paz y tranquilidad. El bullicio del taller, los asedios de su padre y madre, la empresa, los promotores, la prensa, y aunque no quería decirlo o pensarlo, también los problemas de Hyde, se había sentido tan abrumado, tan… Y ahora en esa celda, solo, aunque rodeado de presos escandalosos, casi le parecía ridícula esa sensación de vacío, soledad y desesperación.

Mientras sopesaba toda su vida, alguien golpeó los barrotes.

-¿Ogawa Tetsuya?- llamó un oficial. Seguramente había habido un cambio de turno, porque a este oficial no lo había visto y además él tampoco parecía reconocer a Tetsuya, pasó llamándolo en todas las celdas anteriores.

-Sí, aquí...- respondió al tiempo que se ponía de pie.

-Tiene visitas.

-¿Mi abogado otra vez?

-No lo sé. Lo siento, sólo me avisaron y no pregunté...- también este oficial parecía más amable, más humano.

Salió de la celada y caminó por el mismo pasillo largo y frío, el mismo que había recorrido la noche anterior. Sabía que era de mañana, lo notaba en los huesos adoloridos y la débil luz que se filtraba por las ventanillas en la parte superior de las paredes, tan altas que era imposible ver otra cosa que las nubes.

Se abrió la puerta al final del pasillo y allí estaban… se detuvo en seco.

-Quince minutos. O pueden llamar a la puerta y yo vendré enseguida.- indicó el oficial. Tanto los visitantes como Tetsuya, simplemente asintieron.

-Minami…- pronunció avergonzado. –Akane…

-¿Cómo estás Tetsu-kun?- la que preguntó fue Akane, siempre tan animada y ahora tan afligida.

-Tan bien cómo se puede estar en estas circunstancias.- respondió y se acercó a sus hermanas para abrazarlas. –Y ustedes, ¿qué tal están? ¿Y Momo-chan? ¿Y… mamá, papá cómo está?- preguntó al tiempo que los tres se sentaban.

Las dos se quedaron calladas un momento. Ambas compartieron una mirada extraña, pero Tetsu fingió no darse cuenta.

-Están bien,- respondió Minami.

-Mina, no seas mentirosa…- le replicó Akane y se dirigió a Tetsuya. –Ya sabrás como se puso papá, mamá tuvo que tranquilizarlo para que no le diera otro ataque…

-Akane yo…

-¡En qué estabas pensando, Tetsuya, ¿drogas? Digo, yo sé que las cosas no iban bien. Quiero decir, ya sé que mamá y papá son difíciles, NO, imposibles. Y no sé qué esté pasando entre Hyde y tú, pero, ¿DROGAS?!

-Akane, soy tu hermano, deberían tener un poco más de fe en mí.

-No lo sé…

-Esas drogas… ¿de verdad creen que yo sería capaz de algo así?

-Tú no eres así.- respondió Akane sin mucha convicción.

-Arai, mi abogado ya está en eso. No deben preocuparse por mí.

-Algo anda mal, Tetsu.- ahora la que habló fue Minami. –Un hombre ha estado yendo a ver a papá. Sé que siempre hablan de ti y… de Hyde-san.

-¿Un hombre?- preguntó preocupado.

-Ayer hubo una llamada…- las hermanas volvieron a mirarse. –mi madre no sabe que nosotras… bueno, bueno que YO escuché,- aclaró ante la mirada acusadora de su hermana. –Ese tipo le decía que por fin tú tenías tu merecido por no haberte alejado “por las buenas de él”… y que si quería salvar la empresa tú debías permanecer en prisión.

Tetsuya no pareció sorprendido.

-¿Por “él” se refería a….?

-Creemos que a Hyde-san, sí.  

-Ya me lo imaginaba.

-Tetsu…

-¿Hay algo que podamos hacer por ti?

-Ya les dije que no se preocupen. Aunque pueden hablar con papá y mamá, díganles que todo está bien, Arai está encargándose de todo.

-¿Y Hyde-san…?

-Él…- sonrió sin ganas, apenas una mueca medio extraña. –Debo admitir que las cosas no van muy bien con él, qué todo es mi culpa, pero…- suspiró. –tampoco deben preocuparse, en cuanto salga de aquí arreglaré las cosas…

 

********************************************************************************

 

En medio del departamento estalló una carcajada. Todo el alboroto ocasionado por un sólo hombre, en el cuarto televisión. Allí se encontraba Arimatsu, divertidísimo con un tonto programa de concursos, el mismo por el que Ken sentía tanta predilección.

-¿Arly?

-Yasu, ¿dónde estabas? Ven, tienes que ver esto…- rio nuevamente. –Ese tipo es un idiota…- otra risotada.

-Arly, ¿podrías apagar eso? tenemos que hablar…- la voz cargada de tanta preocupación que Arimatsu no lo pensó dos veces para apagar el televisor y hacerse a un lado para que su novio se sentara con él.

-Oye, Yasu, ¿estás bien? no me asustes… si fueras una chica juraría que me confesarías que estás embarazado…- intentó bromear, pero Yasu no tenía humor en ese momento. -¿Todo bien?

-No…

-¿Nosotros, estamos bien?

-No lo sé… después de que te cuente, tal vez no…

-Hayashi Yasunori, ¿qué está pasando?

-Arly, sabes que te amo, ¿cierto? Por favor no dudes de mi amor por ti…- suplicó.

-Habla.- le pidió. Tenía un mal presentimiento.

-Hace unos años… cuando…- comenzó con nerviosismo. –mientras estuvimos en Francia… yo… luego de la fiesta de Delphine, cuando peleamos… ¿recuerdas? Yo estaba furioso porque… bueno, porque creí que tú estabas engañándome y… y fui a ver a…- se quedó en silencio unos segundos buscando las palabras y el valor para continuar. –a Camui. Él y yo nos acostamos…- soltó de repente. Las lágrimas se acumularon en sus ojos. Las que cayeron cuando los apretó esperando por el reclamo de Arimatsu. Pero él no dijo nada, sólo se quedó mirándolo como si no lo conociera. Entonces siguió. –No significó nada, lo juro, yo…

-Si no significó nada, entonces ¿por qué estás diciéndome esto ahora?- le interrumpió. No le gritó, pero en su voz podía notarse el tono contenido.

-Porque lo que hice la otra noche, fue mucho peor…

-¿Volviste a acostarte con él?

-¡NO! No… Eso fue un error, jamás volvería a hacer eso. Si pudiera volver el tiempo atrás yo… por favor créeme. Jamás cometería la misma estupidez…

-¿Entonces qué hiciste?

Yasu sintió que se desmayaría en cualquier momento, pero debía decir la verdad. Tenía que decir la verdad o terminaría volviéndose loco por la culpa. Así que habló, lo dijo todo; cómo Camui lo amenazaba con contarle sobre lo sucedido si no hacía lo que le pedía. Le contó lo que le pidió que hiciera; llevar a Hyde al evento, contarle que había visto al diseñador coquetear con la modelo, casi dirigirlo a la oficina y dejarlo solo… todo.  Arimatsu no le interrumpió, lo dejo hablar, pues creía que si le interrumpía el otro desfallecería, así que lo dejo desahogarse.

Y cuando Yasunori terminó, esperó un momento la reacción de Arimatsu. Este simplemente se levantó del sofá, se colocó la chaqueta y estuvo a punto de salir del departamento, pero Yasu le dio alcance, sujetándolo de la manga para detenerlo.

-¿Arly…?

-Estoy enojado.- confesó  sin soltarse del agarre. –Muy enojado. Pero ahora no tengo tiempo para reclamos tontos e inútiles, necesito encontrar a Camui y matarlo con mis propias manos. Necesito encontrar a Hyde, él es nuestr… mi amigo.- corrigió.

-Por favor, Arimatsu, hablemos…

-Tú ya has hablado demasiado.

-¿Al menos puedo ir contigo?

Yasu podía notar cómo el otro se contenía; la furia, la preocupación, la decepción, e incluso tal vez el llanto.-Será mejor que…

-Por favor, todo esto fue mi culpa. Déjame ayudarte.

Arimatsu no dijo que sí, pero tampoco que no, simplemente salió disparado fuera del departamento; así que Yasu salió tras él.

 

********************************************************************************

 

-Yuu-chan, será mejor que arregles tus cosas, tenemos que regresar a Kansai…

-¿Ahhhhhhhhh tan pronto?- chilló el pequeño. -¿No iremos a visitar a la Tía Kaoru?

-No, tal vez la próxima vez. Ahora ve a recoger tus cosas. Rápido.

-Pero papááááááá…

-Ahora Yuudai.- sentenció y salió de la habitación.

De camino a su habitación no pudo evitar pensar en lo que sería su regreso a Kansai, toda esta aventura había sido un sueño. Pero de regreso allí, significaría el regreso a la realidad.

*******

-¿Estás bien Ken?- Preguntó Yukihiro, al tiempo que le daba un apretón a la mano del moreno, la que descansaba en la palanca de velocidades.

Ken no parecía estar bien en absoluto, desde que habían subido al automóvil, no había dicho una sola palabra.

-Sí, estoy bien.- respondió secamente y apartó la mano, muy sutilmente, para acomodar el espejo retrovisor. Una simple escusa, pensó Yukihiro.

Yukihiro se giró para ver a Yuudai dormido en el asiento trasero, envuelto en la chamarra de Ken. Era tarde, habían salido de Wakayama luego de la puesta de sol, así que la carretera estaba bastante oscura.

-Yukihiro, ¿es en serio eso de que vas a verte con J en cuanto llegues a Kansai?

-¿Es por eso que estás enojado?

-¿Qué? No estoy enojado…

-Claro que sí. No lo niegues.

-Bueno, entonces respóndeme, ¿era en serio, o sólo lo dijiste para ponerme celoso?

-¿Por qué querría ponerte celoso?

-Sólo responde, ¿quieres?

-Sí.

Ken hizo una mueca de disgusto.

-Pero sólo para despedirnos. J, es mi amigo.

-Ese imbécil quiere ser algo más que tu amigo.

-Ken, no puedes estar siempre celoso de él. No ahora que vamos a vivir juntos, a empezar una vida juntos…

El automóvil se orilló, frenando de repente, haciendo que Yuudai casi cayera del asiento y Yukihiro tuvo que aferrarse al tablero para no golpearse.

-¡¿Hablas en serio?!

-Sí… bueno, si no te has arrepentido, claro…

-¿Cómo crees que voy a arrepentirme? Yukihiro, yo creí que me habías rechazado nuevamente, yo creí que al regresar a Kansai todo terminaría yo…

Yukihiro sonrió con ternura.

-¿Era por eso que parecías tan molesto, entonces?

-Ya te dije que no estaba….- suspiró. -Bueno, sí. Por eso y porque pensé que el imbécil de J y…

-Ken, deja de llamarlo así… Quiero aclarar todo con él. Decirle que él tenía razón, que aún estoy enamorado de ti, que jamás pude olvidarte, y que merecemos otra oportunidad.

-Yuki, no tienes idea de lo feliz que me haces…- le dijo al tiempo que se quitaba el cinturón de seguridad  para poder inclinarse sobre los labios del rubio.

Yukihiro lo imitó y también desabrochó el cinturón de seguridad y le dio alcance a medio camino. Se besaban tierna y suavemente. Ken tomó el rostro de Yuki, acunando sus mejillas, mientras que el rubio se aferraba al pecho de Ken.

-Aunque no entiendo por qué tienes que excusarte con él.

-No es que tenga que excusarme, pero…

-Sí, sí, comprendo.- otro beso, uno rápido. –De acuerdo. Entonces, será mejor que nos demos prisa, ¿no? hay mucho que hacer… digo, tienes que arreglar tus maletas, y todas esas cosas…

Yukihiro no dijo nada, sólo le sonrió, se acomodó en su asiento y se colocó de nuevo el cinturón de seguridad. Sabía lo que había en la mente de Ken, necesitaban regresar y poner las cosas en orden, Yukihiro necesitaba poner sus asuntos en orden y prepararse para la mudanza. Ese pensamiento le hizo sonreír inconscientemente.

 

********************************************************************************

 

El sonido del motor, cada vez más nítido, le despertó. Abrió los ojos lentamente. Los párpados le pesaban muchísimo, la cabeza le zumbaba, y tenía muchas ganas de vomitar. La luz de las farolas en la calle se volvían difusas y algo extrañas. Hyde se giró en su asiento para poder ver al conductor, Sakurai Atsushi… sí, ahora comenzaba a recordar todo…

-Detén el auto…- pidió con voz pastosa, llevándose las manos a las sienes.

-Hyde, despertaste. ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Necesitas un médico?

-Sólo… detén el auto…- repitió.

-Te llevaré a casa y…

-¡DETÉN EL MALDITO AUTO!

Y Sakurai detuvo el auto al fin.

-Hyde…

Intentó pero Hyde ya estaba bajando del coche, de hecho, ya corría calle abajo. Sakurai se quedó mirándolo un momento, Hyde debía haber escuchado cuando Camui dijo que ese había sido “su plan”. Claro que sabía que él también había estado involucrado, el haberlo salvado no significaba nada, no después de lo que había intentado. Por supuesto que huiría de él.

Sakurai miró su reloj, tres cuarenta y cinco de la mañana. ¿A dónde iría Hyde? pensó en seguirlo, pero… no, si lo hacía eso sólo empeoraría las cosas. ¿Cómo podría disculparse después de lo que había hecho, bueno, intentado hacer? Peor aún, ¿cómo reaccionaría Hyde cuando se enterara que… bueno si es que algún día se enteraba de que él es su padre?

*******

Hyde corrió un par de calles solamente antes de inclinarse en una esquina y comenzar a vomitar. Se sentía mareado y enfermo. No sabía hacia donde iba, lo que sí sabía era que necesitaba alejarse lo más posible de ese hombre, el que creyó que era su amigo.

¿Qué idiota? Por supuesto que había pensado que Gackt podría ser capaz de algo así, era por eso que nunca había aceptado ninguna de sus invitación, había evitado quedar a solas con Camui; pero, ¿Sakurai? En serio llegó a confiar en él.

Se puso en pie, escupió y se limpió la boca. Miró al rededor y por un momento se sintió tan perdido... Comenzó a caminar, sin rumbo. O eso creyó hasta que por fin reconoció una de las calles, caminó otro poco y allí estaba; su taller.

Se quedó de pie un momento, delante de la puerta. Se volvió para mirar al otro lado de la calle, ahí estaba el departamento que compartía con Tetsuya.

Tetsuya…

Oh, Dios, cuánto lo extrañaba… y odiaba en este momento…

Sin darse cuenta comenzó a caminar hacia allí. Subió las escaleras y buscó la copia de la llave que siempre escondían en un resquicio que quedaba en el marco de la puerta. Allí estaba. Abrió la puerta y entró al departamento. Todo estaba exactamente igual a cómo lo recordaba. Todo en su lugar. Excepto… excepto que ya no estaba la mayoría de su ropa, y también faltaban cosas de Tetsuya, las que… las que Ayana se había llevado aquella tarde.

Se sintió aún más cansado y decidió que esa noche dejaría de pensar, necesitaba dormir así que se tiró en la cama sin siquiera sacarse los zapatos. En el momento en que su cabeza tocó la almohada se quedó dormido.

 

********************************************************************************

 

-¡No te creo, jajajajajajaja!

-Te lo juro, no era mi intención pero ese tipo estaba pasándose de la raya… lancé el primer golpe, el tipo se agachó y terminé golpeando al mesero que iba pasando justo detrás de él en ese momento.

-Oh, vaya… me habría gustado ver eso…

-Te aseguro que no, fue vergonzoso…

Los platos vacíos y las copas a medias estaban regadas por la mesa, la plática tonta, las risas, todo hacía parecer el ambiente un poco más… hogareño. Era agradable estar así, hablando de trivialidades, sin tener que medir sus palabras, sin ese miedo de ofender al otro y que este le apartara o rechazara. Simplemente estar ahí, esta clase de pensamiento asaltaba al abogado cada vez que estaba con ese chiquillo.

-Entonces ya lo decidiste, te irás.

-Sólo vine a… de vacaciones.- corrigió no tan a tiempo. Aki lo sabía, J estaba allí por alguien más, otro hombre, también sabía lo que ese hombre significaba para el abogado y se lamentaba no ser él.

-Podrías quedarte un poco más… un par de días solamente y...

-O tú podrías venir conmigo.

-¿Qué?

-Bueno, Kansai es una ciudad muy pequeña para un modelo en ascenso como tú. En Tokio habría muchas más oportunidades de crecer profesionalmente y…

-No tienes porqué burlarte de mí, ¿sabes?

Aki no estaba molesto, pero no pudo evitar el tono de reproche. J se levantó de su silla para acomodarse en la que estaba al lado de la del chico, se inclinó hacia él y susurró:

-No estoy bromeando…- se inclinó otro poco y notó que el modelo no dejaba de observar sus labio, se acercó otro poco más y lo besó.

-¿Tú… tú realmente quieres que vaya contigo?

-O yo podría venir a visitarte… si tú me dejas…

-Yo…

Sus bocas se estrellaron. Se besaron con violencia, choque de labios, lengua y dientes. Jun, sin pensarlo, jaló del cuerpo del menor sentándolo en su regazo. Los besos subieron de intensidad y pronto la ropa comenzó a estorbarles. J, encantado por el hermoso y delicado cuerpo del chico, desesperado, debía decir, comenzó a arrancarle la ropa, primero la camisa. Su pecho blanco, apenas marcado por músculos delicados, lucía tan invitante…. Sus brazos delgados pero fuertes y ese vientre plano… sus manos urgidas fueron directo por el cinturón del pantalón, pero se detuvo allí, sintiendo la cabeza de Aki descansar en su hombro izquierdo, su respiración alterada y ese temblor que le hizo pensar a J que el chico tenía miedo; entonces recordó aquella confesión.

-No…- el abogado jadeó, conteniéndose, alejándolo gentilmente de su cuerpo.

-Lo siento, ¿hice algo mal?

-¿Qué? No… no, pero… esta es tu primera vez y yo no quiero…

-Pero yo sí quiero. Quiero hacerlo contigo…- Aki se separó por completo, se puso en pie y se sacó el resto de la ropa. Permaneció desnudo, frente a él, sin vergüenza.

J no podía dejar de mirarlo. Dudó un momento pero, él también lo quería. Maldición, deseaba a ese chiquillo desde el momento en que lo conoció.

El abogado también se puso de pie, le tomó de los brazos y lo acercó para besarlo dulcemente. El modelo se sintió aún más excitado por ese simple beso que por todas las caricias que habían compartido hasta ese momento. Aki se aferró a los hombros del mayor y este le tomó de las piernas, elevándolo para poder llevarlo en brazos hasta la habitación. Al cruzar el umbral, lo dejó caer suavemente sobre la cama. Una cama individual, típica de un adolecente, pensó; con una colcha de Doreamon, y unos cuantos cojines del mismo personaje.

Luego de tenderlo, J se separó un poco para sacarse su propia ropa, luego se inclinó sobre su oído y le preguntó en un casi susurro: “¿Estás seguro de esto?” y el otro asintió lentamente, como en trance, con los ojos entrecerrados y la respiración algo alterada.

J sonrió dulcemente y viajó con besos desde su oído hasta sus labios, le tomó de la cintura, acariciándola con urgencia y sus manos no pudieron evitar viajar hasta sus glúteos y masajearlos, luego siguieron su camino por las largas piernas. Aki gimió en su boca cuando una de las manos del mayor se acarició la cara interna del muslo. J sonrió y comenzó a hacer un camino de besos, bajando por su cuello, su pecho, su vientre. Se acomodó entre las piernas del menor, arrodillado mientras seguía jugando con su ombligo, luego tomó sus caderas con ambas manos y entonces comenzó a bajar un poco más, sonrió con gracia cuando notó el endurecido miembro, ni siquiera lo había acariciado allí y ya estaba así, listo y suplicante. Aki bajó la vista curioso al notar que J había detenido las caricias, y el momento justo en que sus miradas de conectaron, el abogado engulló el sexo del modelo. El pelinegro ahogó un grito de placer al sentir la húmeda cavidad.

-N-no…- gimió el modelo. Aunque decía “no” sus caderas comenzaban a embestir en la boca de Jun, haciéndole saber al abogado cuánto estaba disfrutándolo. Entonces, al darse cuenta que estaba a punto de terminar, se separó. Un chasquido grosero anunció la separación. Aki volvió a bajar la mirada, buscando a J, quien sonrió al leer su expresión “¿por qué te detuviste?” pero el abogado no respondió, simplemente le separó más las piernas y, con toda la gentileza posible, comenzó a prepararlo.

J escaló por el cuerpo de Aki hasta alcanzar su boca nuevamente y luego viajar hasta su oído, donde se entretuvo un rato jugando con su lengua.

-Dolerá un poco… pero vas a disfrutarlo… te los prometo…- le susurró al oído. Aki se estremeció, un poco por el miedo a lo desconocido, pero sobre todo, porque esas palabras dichas en ese tono le habían excitado más.

Se acomodó nuevamente entre sus piernas, separándolas un poco más y aferrándolas a sus caderas. Lo penetró lento, con cuidado… Aki ahogaba los quejidos en el hombro de su amante, mordiéndole ligeramente.

-¿Estás bien?- le preguntó al sentirlo estremecerse.

-S-sí… es…

-¿Doloroso?

-Un… poco…

-Ya casi está dentro por completo…- y dicho esto se enterró de apoco hasta quedar completamente dentro. Aki lanzó un gemido agudo. J se contuvo un momento, esperando que su pareja se acostumbrara a la intromisión. Mientras tanto, el abogado se dedicaba a besarlo, abrazarlo y acariciarle cada centímetro de su espalda y costado.

Al cabo de un momento, los movimientos comenzaron. J estaba fascinado con las expresiones del modelo, cómo su rostro había pasado del dolor al placer. Sabía cuánto lo estaba disfrutando porque su cuerpo se estremecía con cada envestida, sus gemidos eran cada vez más sonoros, sus ojos llenos de goce y la manera en que pedía más, y más…

-Sí… ahí…!!!- casi gritó cuando J dio con el punto exacto de placer. –Más… ahh….

-¿Te… gusta?- le preguntó.

-Sí, así… ahhh….. mmmm….- respondió simplemente, mordiéndose el labio para dejar de sonar tan lascivo. De alguna manera inconsciente le avergonzaban los sonidos que salían de su garganta.

 

Esa noche hicieron el amor. La primera vez para Akihito Ichiki. J había sido intentado ser delicado, suave, cariñoso en todo momento. Él deseaba que esta fuera una experiencia agradable para el chico, una experiencia linda qué recordar.

 

********************************************************************************

 

Alguien llamaba a la puerta.

Hyde era vagamente consciente de que alguien llamaba a la puerta, pero el sueño era demasiado pesado y no podía abrir los ojos. Ahí estaba otra vez el timbre. Ahora golpes en la puerta. Volvió a intentar separar los ojos, esta vez lo logró… pero seguían tan pesados…

Con un quejido se desperezó un poco, luego se talló los ojos para eliminar un poco de ese sueño tan pesado. Un bostezo y el timbre volvió a sonar, seguido de golpes y luego un par de gritos.

-¡Haido, abre si estas allí, Maldición!!!

Se sentó en la base de la cama y se tomó la cabeza entre las manos y por un segundo creyó reconocer la voz. Aun así se tomó su tiempo para levantarse. Buscó con la mirada el reloj que descansaba en el buró. Allí estaba, donde siempre, del lado del que Tetsuya dormía. Tardó un poco en poder leer la hora… tres en punto. De la tarde estaba seguro gracias a la luz que entraba por entre las cortinas.

-¡HAIDO!

Nuevamente la puerta. Sin más se levantó y se dirigió hacia la entrada.

-¿Cómo demonios me encontraste?- fue su saludo.

-Maldición, llevo horas buscándote. ¿Estás bien? ¿Por qué demonios no contestas tu celular?- preguntó Arimatsu, adentrándose al departamento sin siquiera pedir permiso, abrazando al pintor.

-Pues… no sé dónde está.

-Estaba muy preocupado por ti.- dijo el tipo alto.

-¿Por qué?

-Hyde, tengo algo que decirte.- guardó silencio. Entonces miró hacia la entrada y allí estaba el otro hombre. Hyde no había notado a Yasu en la entrada hasta que Arly dirigió su mirada hacia allí. –En realidad, creo que será mejor que él te cuente. Sólo te diré que ese imbécil de Camui es un cabrón…

-Eso ya lo sé…- convino Hyde.

-¿Qué?- le tomó por sorpresa. -¿Qué ocurrió?- el entendimiento no hizo más que enfadarlo.

-Supongo que será mejor que pasen y nos sentemos.

Hyde cerró la puerta detrás del rubio y los tres se dirigieron a la estancia. se quedaron en silencio durante unos segundos, la verdad era que Hyde no quería contarles lo sucedido, especialmente porque no recordaba mucho y lo que sí, no era nada agradable. Suspiró e iba a decir algo pero Yasu fue el primero en hablar.

-Lo siento, todo fue mi culpa…

-No…- intentó Hyde.

-Déjalo terminar. Tiene mucho que decir…- Ahora sí se notaba molesto. –En realidad sí fue su culpa.

-Arly…- Yasu, que estaba sentado en el sillón de dos plazas, se inclinó para intentar tomar la mano de Arimatsu que estaba sentado en el sillón de una plaza a su lado. Este retiró la mano, evitando el contacto. Entonces el rubio regresó a su lugar y dirigió su mirada al pintor. Una mirada brillosa. –Lo siento Hyde-san, yo no sabía lo que Camui iba a hacer, no me lo dijo, lo juro, pero… pero debía haberlo supuesto, debí haber dicho que no, debí ponerte sobre aviso, yo…

Yasu continuaba hablando, contándole todo, exactamente lo mismo que le había contado a Arimatsu la noche anterior. De vez en vez se detenía, tomaba aliento y luego se disculpaba antes de continuar.

Una vez terminó con su relato, Hyde se quedó en silencio un momento, procesando lo que el rubio le había contado. Luego de un par de minutos se puso de pie y fue hasta la ventana. Era un ventanal grande, con una banca empotrada donde el ventanal comenzaba y terminaba en el techo, la banca llena de cojines (todos creaciones de Tetsuya), tenía compartimentos donde Hyde guardaba un montón de cosas, chucherías y esas cosas. Hyde fue hasta allí y se dejó caer pesadamente, sin despegar la mirada del cielo, colocando uno de los cojines en su regazo.

-¿Estás bien, Hyde?- preguntó Arimatsu. Se había levantado de su lugar y había caminado hasta quedar de pie al lado del pintor.

-Sí, sólo estaba pensando en lo estúpido que es que todo esto me esté pasando a mí…- rio con amargura.

-Podemos ir a la policía y…

-¿Denunciar todo esto?- casi sonó divertido. –No. No, eso sólo atraería la atención de la prensa y eso es lo último que necesito en estos momentos…- otro momento perdido en sus pensamientos. –No, esto lo arreglaré yo…

-¿Qué piensas hacer?

-¿La verdad? No estoy seguro, pero algo aré, te lo juro.

-Lo arreglaremos. Juntos. ¿De acuerdo?

Hyde levantó la vista hacía su amigo y le sonrió en señal de aprobación y agradecimiento.

-Bien, por lo pronto te vendrás a vivir con nosotros…- comenzó Arimatsu.

-¿Nos-nosotros?- preguntó Yasu sorprendido.

-A menos que aparte de haber hecho todas esas estupideces, además quieras abandonarme…

-No, no, no, es sólo que yo creí que tú, bueno, que ya no querrías verme más yo supuse que tú…

-¿Qué? ¿Que querría que te fueras?- Yasu bajó la mirada apenado. -¿Pensaste que dejé de quererte así nada más?- se acercó al menor y se sentó a su lado, sin tocarlo, pero lo suficientemente cerca como para invadir su espacio personal. –No, te quiero,- Yasu levantó la mirada, aunque aún se estaba apenado. –pero no puedo evitar estar molesto, me mentiste…

-No, yo no…

-Sí, me mentiste.- Yasu asintió y una lágrima se le escapó, la limpió antes de que llegara a su mentón, con un movimiento rápido de muñeca. –Pero no todo fue tu culpa. En parte la culpa también fue mía… mi comportamiento en ese entonces…

Hyde no pudo evitar sentirse de más en esa habitación. Pero tampoco podía irse, era lindo presenciar una reconciliación, una muestra de cariño sincera. Por un momento deseo que esos fueran él y Tetsuya. Tetsuya, no había pensado en él durante un rato. Se entristeció. ¿Él también era culpable de lo que había pasado entre esa modelo y Tetsuya? lo pensó un momento pero antes de que pudiera encontrar una respuesta, alguien llamó a la puerta.

-Quédate allí, yo atenderé.- Arimatsu le advirtió a Hyde, y se levantó enseguida y se dirigió a la entrada.

Desde el pasillo, Hyde y Yasu podían escuchar a Arimatsu molesto hablando con lo que parecía ser un reportero. El tipo no dejaba de preguntar si ese era el departamento del diseñador Tetsuya Ogawa y si era cierto que  compartía piso con otro hombre, y por supuesto, quería saber si ese hombre era él. El moreno estalló en furia. Lo último que Hyde y Yasu escucharon fue la puerta cerrándose con un fuerte portazo y al otro maldiciendo con molestia.

-Era un tipo del Japan News, ¿puedes creerlo? Creo que tendremos que salir por la puerta trasera, están llegando más periodistas y están cubriendo la entrada.

-La audiencia de Tetsu fue hace un par de horas…- reflexionó Hyde. –Tal vez vendrá para acá, ¿no creen?

-¿Crees que lo dejaron salir?- preguntó Yasu.

-Bueno, pudo haber pagado fianza. Tienes el número del abogado, ¿no? por qué no lo llamas y preguntas qué sucedió.

Hyde dudó un momento, teléfono en mano. Un segundo después lo dejó en su lugar y se volvió hacia sus amigos.

-Recogeré un par de cosas de la habitación, algo de ropa y esas cosas, luego nos iremos.

-Hyde…

-Tetsu…. La verdad es que no quiero pensar en Tetsu en este momento.- le cortó el pintor. Hyde mantenía el rostro vuelto para que sus amigos no pudieran notar las lágrimas que se acumulaban en sus ojos, o la sonrisa tan falsa que intentaba mantener.  –Me gustaría tomar una larga ducha y luego descansar un poco. Después… no sé, ya veremos, ¿sí?

Los otros asintieron.

 

********************************************************************************

 

-¿Eso significa que puedo irme?

-Sí, luego de pagar la fianza. Pero no estás absuelto, habrá un juicio y tendrás que presentarte para prestar declaración, ¿entiendes? Esto nos dará tiempo para investigar. Ya tengo un par de personas trabajando en ello.

-Tengo que hablar con mis padres. Sea quien sea que hizo esto, se ha puesto en contacto con ellos. Y Hyde, Oh por Dios, tengo que hablar con él.

-Ogawa, ya hablamos de esto; primero nos concentramos en tu caso y después podrás arreglar las cosas con Hyde-san.

-No, tú no entiendes. Creo que quien hizo esto, lo hizo para alejarme de él…

-¿Qué?

-Esta mañana estuvieron aquí mis hermanas y ellas me contaron que…

Tetsuya le contó todo al abogado, con lujo de detalle. El abogado lo escuchaba atento y un poco horrorizado. ¿De verdad pasaban estas cosas en la vida real?

-Llamaré a un amigo, él es policía, detective de homicidios de hecho, pero creo que podrá ayudarnos con esto si se lo pido.

Tetsuya asintió. –Te lo agradezco mucho. También he pensado en ir a hablar con Ayana, ella..

-No.

-Pero…

-Ni se te ocurra. Déjame esto a mí, ¿de acuerdo?

-Pero yo tengo que hacer algo, no puedo quedarme con los brazos cruzados.

-Tetsuya, confía en mí, por favor. Yo hablaré con la Srta. Sakai. Además, ya tenía pensado hacerle una visita. Aunque, te soy sincero, no creo que coopere, es decir, si tuvo algo que ver, no creo que lo admita.

Tetsuya no dijo nada. Simplemente se quedó mirando un punto inexistente en la pared. Claro que Ayana tenía que ver con todo eso, y él se encargaría de que hablara.

-Ogawa, hay otra cosa de la que necesito hablarte.

-¿Qué ocurre?

-Al parecer la mayor parte de tus clientes han rescindido contratos con tu empresa. Ya sabes, la imagen.- dijo apenado. Sintiéndose mal por su amigo. sabía lo mucho que Tetsuya había luchado por esto; su sueño. -Lo siento.

-Está bien, eso es algo que ya había previsto.

-Tetsu…

-Lo sé, estoy arruinado.

-No necesariamente. Mira, luego de arreglar todo este desastre, trabajaremos para…

-Está bien.

El abogado quería decirle algo que le ayudara a levantar el ánimo, pero sólo le sonrió. Luego de terminar con el papeleo, Tetsuya por fin era libre. No del todo, pero al menos podía volver a casa y tomar un largo baño, comer algo y comenzar a preocuparse por todo otra vez.

*******

No pudo entrar a su departamento, la entraba estaba atestada de reporteros y sus camarógrafos, la calle llena de furgonetas de distintos noticieros, así que se alejó de allí. Pensó en su amigo Arimartsu, estaba seguro que él le daría asilo si se lo pedía.

Al llegar al departamento, ni siquiera tuvo que llamar a la puerta, en el momento justo en que levantaba los nudillos para tocar, ésta se abrió de repente. Era Arly que se colocaba la chaqueta, disponiéndose para salir.

-¿Tetsuya?

-Siento molestarte pero mi departamento está lleno de reporteros y no tenía a quien más acudir. Sólo…

-Oh, lo siento hermano, pero…- negó el amigo.

-No, está bien, no te preocupes….- por un momento se sintió avergonzado de pedir ayuda. Pero antes de que pudiera alejarse, Arimatsu lo tomó del brazo y lo llevó hacia las escaleras.

-No es que no quiera ayudarte, Tetsu, pero Hyde está aquí y no creo que quiera verte. Aún no.

-¿Doiha, aquí? Creí que estaba con Sakurai…

-Sí, bueno…- dudó.

-¿Qué ocurre?

Un poco inseguro, Arimatsu le contó a grandes rasgos lo que había sucedido. Lo que Yasu le había contado y lo que suponía había pasado en el hotel de Camui. Aunque no estaba seguro de qué había pasado con Sakurai suponía que algo de malo había hecho para que Hyde huyera de él.

-¡Ese hijo de perra!!- se levantó del escalón y estuvo a punto de echarse a correr, pero se contuvo. –Déjame verlo. Por favor, necesito verlo.

-Él no quiere verte. Está dolido por todo lo que pasó. ¿No te has dado cuenta? Todas las personas en las que más confiaba lo han traicionado, Yasu, Sakurai, Tú…- Tetsu apretó los puños y los labios al no poder defenderse.  -incluso Camui, creo que en el fondo nunca lo creyó capaz de hacer algo así…

-Voy a matarlo, te lo prometo.- se volvió y bajó un escalón, pero antes de que pudiera bajar otro, una vez más Arimatsu le detuvo.

-¿Qué piensas hacer?

-Los haré pagar por lo que hicieron.

-Tetsuya, no cometas una locura y… ten cuidado, ¿de acuerdo?

-Sé muy bien lo que tengo que hacer. Gracias. Y por favor, cuida de Doiha por mí.

-Eso no tienes qué pedírmelo…

Juntos salieron del edificio y una vez fuera se despidieron tomando caminos contrarios. Arimatsu le hizo prometer a Tetsuya que estaría bien, y que le llamaría en cuanto estuviera instalado en ese hotel que le había recomendado.

*******

Siguiente parada, Casa de la Familia Ogawa.

La casa de sus padres. Hacía años, una noche de primavera había salido por esas enormes puertas jurando jamás volver. Y ahora ahí estaba, de pie en los escalones. Suspiró.

-Joven Ogawa…- le saludó una mujer mayor.

-Ogi-san, cuánto tiempo…- le saludo con un abrazo y un beso en la mejilla. Esa mujer hacía años que trabajaba para la familia, ella los había criado a los tres hermanos. Y Ogi-san siempre había dicho que Tetsu era su favorito. –Dime, ¿cómo has estado?

-Niño ingrato, ¿cómo quieres que esté? Extrañándote… esa noche te fuiste sin despedirte de mí…

-Lo siento mucho, Ogi-san. De hecho, tú siempre fuiste lo único que lamenté dejar atrás.

-Y dime, ¿cuándo voy a conocer al afortunado que te robó de mi lado?

Tetsuya sonrió. Esas eran las palabras que tanto ansiaba escuchar de boca de su madre. Bueno, a Ogi-san siempre la consideró una segunda madre para él.

-Es complicado ahora, pero, espero que pronto. Dime, ¿mis padres se encuentran en casa?

-Sí, la niña Minami salió, pero los demás están en casa, están cenando, pero pasa, pasa…- la mujer se hizo a un lado para dejarlo pasar. Esa mujer siempre había vivido en la memoria de Tetsu como una mujer grande, en todos los sentidos. Tal vez era la edad, no estaba seguro, pero hoy la notaba pequeña y encorvada, sintió un pinchazo en el corazón. –Pondré otro plato para ti. Estás tan delgado… necesitas comer mejor, hijo…

La casa seguía tal y como la recordaba. Grande y fría. Ahí en el comedor se escuchaban los cubiertos chocando con la porcelana, ninguna palabra. Tetsu siguió el sonido y allí encontró a su familia, cenando en completo silencio.

-Buenas noches, familia.- saludó.

Los sonidos cesaron de repente. Y las caras se giraron para mirarlo. Por un momento, Tetsuya se puso nervioso. También había olvidado lo imponente que era la mirada sana de su padre.

-Tetsuya…- Akane se puso de pie y fue enseguida a saludarlo. Tetsu aceptó el abrazo gustoso.

-¿Qué haces aquí?- fue la voz fuerte de su padre.

-Creí que estarías más feliz de verme aquí, padre.

-Así que por fin decidiste dejar a ese tipo y…

-No vine a hablar de Hyde.- se sentó a la mesa, al lado de Akane, el lugar que normalmente utilizaba Minami. -¿Por qué no me contaste sobre los chantajes?

-Tetsuya…- su hermana le lanzó una mirada suplicante.

-Debiste habérmelo dicho.- prosiguió como si su hermana no hubiera hablado.

-¿Te había importado? ¿Habrías escuchado al menos?

-Padre…

Tetsuya se rindió. A grandes rasgos le contó a su padre, a su familia, todo lo que había pasado, sus sospechas y lo sucedido con Hyde, obviando ciertos detalles.  

-A él lo drogaron. En mi coche plantaron drogas. Y ese tipo te amenazó con una revisión… ¿qué crees que iban a encontrar lo suficientemente grave como para cerrar tu empresa? ¿Te imaginas una de las más grandes empresas de telecomunicación envuelto en asuntos de contrabando? Además, las demandas de ese tipo eran que yo me alejara de Hyde, ¿no es cierto?- Tetsu suspiró. –La verdad es que no hay que ser muy listos para deducir esto…

-Oh, por Dios… ¿Y Hyde se encuentra bien?

-No he podido verlo. Pero está con unos amigos y sé que ellos cuidarán bien de él.

-Y exactamente, ¿qué pretendes que yo haga?

-Sabes quién es esa persona que ha estado amenazándote, ¿no?

Su padre negó. -Recibía recados, llamadas, mensajeros, en todo caso.- el hombre se levantó pesadamente de la mesa. Fue hasta su despacho y de uno de los cajones, sacó unos sobres amarillos. –Espero que esto te ayude…- se los entregó a Tetsuya.

-Gracias.

Fue todo lo que pudo decir y salió de allí.

*******

Última parada: el departamento de Ayana Sakai.

Se detuvo una cuadra antes de llegar al departamento de la modelo. Apagó el coche y se dispuso a marcar un número en la agenda de su celular.

-¿Arai?

-¿Tetsu? ¿Dónde estás?

-¿Contactaste con tu amigo de la policía? Tengo algo que necesitan analizar.

-Oye, ¿dónde estás?

-Te llevaré todo a tu despacho, espérame allí, ¿de acuerdo?

-Tetsuya….

Pero la llamada se cortó. Tetsu bajó del auto y con paso cansino caminó hasta el departamento de la modelo. Se detuvo en la acera de enfrente, pero antes de cruzar los vio venir. Eran Ayana y Camui, ambos hablaban, parecían preocupados. Camui lucía un par de moretones, a pesar de los gigantescos anteojos Tetsu pudo notarlos.

Casi en un acto reflejo, Tetsuya sacó su celular y comenzó a tomar fotografías. Captó a ambos hablando, o más bien parecían discutir. Camui entregándole un sobre a Ayana. Ayana, abriendo el sobre y contando el fajo de billetes, asintiendo conforme al terminar. Entonces se despidieron, la modelo entró al departamento y el empresario caminó calle abajo, rumbo a su coche estacionado en la otra esquina.

 

Notas finales:

Continuará...

 

Díganme qué les pareció. 

Intento escribir más, pero me han confiscado las computadoras y el celular así que hago lo que puedo. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).