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MEMORIES por Sakurako

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Notas del capitulo:

Hola. 

Este capítulo, creo que es el más largo de todos los capitulos, creo que se me pasó la mano pero enserio estaba inspirada, espero les guste. 

 

SEGUNDA PARTE

 

El tiempo pasa rápidamente. Y en un abrir y cerrar de ojos ya había pasado casi un año.

Además, la vida de un estudiante, en estos tiempos, es muy acelerada. Bueno, la vida de los chicos veinteañeros suele ser muy activa.

En especial las vidas de esos dos chicos, que entre el estudio, el trabajo, los ensayos y las presentaciones, apenas y les quedaba tiempo para respirar.

 

Cómo ya saben, al Juez Kitamura no le hizo mucha gracia que Ken dejara la carrera de Leyes. Así que cuando este decidió deja todo y seguir su sueño, se quedó sólo. Los primeros meses fueron realmente difíciles; pues para empezar, tenía que buscar un lugar dónde vivir, y después, necesitaba buscar un trabajo que le ayudara a pagarse los estudios y la renta.

Así que los días de Ken eran largos y pesados, pero valían la pena. Él estudiaba por las mañanas, trabajaba en un restaurante como mesero y repartidor por las tardes, ensayaban durante la tarde-noche y tocaban en un mediocre bar por las noches, cuatro veces por semana.

En cuanto a Hyde, su vida era algo más relajada, y aunque él tenía el apoyo de sus padres, intentaba no ser una carga para ellos. Él trabajaba en una cafetería por las mañanas, en la tarde estudiaba, ensayaba con la banda y por las noches iba a las tocadas.

El único tiempo que tenían juntos era durante los ensayos o las presentaciones, y siempre había alguien presente, interrumpiéndoles.

 

-Oye, Haido, este sábado me toca descansar, ¿Qué te parece si vamos a algún lugar?

-¿A dónde?

-No sé, a donde tú quieras, hacemos un picnic o alguna burrada de esas, lo que sea ¿qué dices?

-Sí, vamos al parque ecológico ese que abrieron hace poco…- se escuchó la voz de Ein al fondo, demasiado emocionada. Salía del baño cuando escuchó la propuesta.

-No, mejor vayamos al centro de Osaka… escuché que se presentará una banda de Rock muy buena, será gratis y al aire libre…- esta vez el que intervino fue Sakura. –Además, Hide-chan quería ir al museo que….

-Oigan, le pregunté a Haido, no a ustedes… ¿Hyde qué dices?- volvió a preguntarle. Y fue Hyde a contestar, pero otra vez Ein le interrumpió.

-Vamos, Ken-chan no pensarán ir sin nosotros, ¿cierto? Sin tus amigos del alma, casi tus hermanos…

-Está bien Ken, vayamos todos juntos, por mí no hay problema, vayamos a donde ustedes quieran…- Respondió Hyde divertido mientras caminaba de aquí a allá arreglándose para la presentación de esa noche.

Ken hizo una mueca de fastidio, bueno era un gran puchero infantilísimo, y que a Hyde hizo carcajearse. Y en un acto de compasión, se acercó al muchacho y lo tomó por el cuello y lo acercó para susurrarle al oído un “Ya tendremos tiempo para nosotros” y cuando sintió que Ken lo abrazaba de la cintura se acercó más y lo besó.

 

La tocada de esa noche no había sido nada especial, sin embargo, un hombre trajeado se había acercado a los chicos y había pedido hablar con “la guitarrista de la banda”. Hyde, con su clásica mirada soberbia recibió al hombre que le ofrecía hacer una prueba para una nueva banda pop de chicas que estaba formando una de las empresas de entretenimiento más reconocidas de Japón.

El hombre, al escuchar la masculina voz de Hyde se sorprendió mucho. Hyde le siguió el juego y rechazó la oferta alegando que a él no le interesaba el entretenimiento… Luego, fue el tipo el que alargó la charla un rato más.

El hombre trajeado le hizo otra oferta al pelilargo… una menos provechosa para Hyde y más… placentera para él…

Sakura, que se había quedado cerca escuchado la conversación, también había escuchado la propuesta y furioso, sacó al tipo a patadas del lugar. No era el primero y definitivamente no sería el último en insinuársele así a Hyde.

Ken nunca se había enterado de estos altercados, siempre había sido Sakura el que lidiara con ellos.

-Oye, Ya-chan… no le vayas a decir a Ken-chan, ¿sí?- rogó un poco avergonzado. Sabía del temperamento de Kitamura y temía que hiciera una tontería.

-Ya sabes que no le diré nada… descuida, Haide. Yo te protejo…- Hyde a veces se sentía incómodo con los juegos de Sakura. Pero intentaba no darles importancia, porque eso eran; juegos.

-Y deja de llamarme “Haide”, ¿quieres?- le reclamó, y Sakura estalló en carcajadas.

Era justo decir, que desde que Hyde se había unido a la banda esta había comenzado a tomar notoriedad en el ámbito, él era el miembro más asediado, por los promotores, por los cazatalentos, por las fans, y por los tipos libidinosos incluso… Había sido gracias a Hyde también que salieron del pub de mala muerte en el que venían tocando, y habían conseguido, no sólo tocar en uno mejor, sino que habían conseguido un contrato para tocar al menos, cuatro noches a la semana y además un sueldo…

Con todo y eso, Hyde siempre había sostenido que para él, la música no era más que un pasatiempo, un entretenimiento; su pasión, su verdadera vocación era, y siempre sería la pintura…

 

*******

 

-¿Pero qué es eso?- preguntó Ken al borde de un ataque de risa. A Ken le gustaba mucho el cabello largo de Hyde y le encantaba que jugara con él, pero esas trenzas…

-¿Te gusta? Kiyo-chan lo hizo…- la sola mención de ese tipo hizo que a Ken se le revolviera el estómago. Ese chico alto, de aspecto peligroso le fastidiaba. –Dice que debería usarlo la próxima vez que SKULL se presente…

-……..- Ken no contestó, conocía las intenciones de Kiyoharu para con Hyde y eso le molestaba. Pero más le molestaba no poder alejarlo de su chico.

Kiyoharu Mori era el compañero de dormitorio de Hyde, un chico rico, de esos que nunca han tenido que trabajar por nada, y que todo se les da en charola de plata; y siempre rodeado de un grupo de aduladores tan pedantes como él.

-Ken… ¿Ya vas a empezar con tus celos?

-Odio a ese tipo… Siempre está buscando un pretexto para estar contigo… además no me gusta cómo te ve…

-Ken, basta. Kiyo-chan es mi amigo. No entiendo por qué eres así con él…

-¿Yo? Hyde, pero qué no ves…? tú le gustas a ese tipo. Además tú pasas más tiempo con él que conmigo, y en serio odio eso…

Estaban en el dormitorio de Hyde. Ken había tenido algo de tiempo y se había escabullido hasta allí. Cuando llegó al dormitorio realmente rogó porque Hyde se encontrara solo, no quería encontrarse a ese tipo y tener otra discusión con él.

Así que allí estaba ahora, sentado en la cama de Hyde mientras lo observaba sentado frente al espejo admirando las trenzas que su amigo y compañero de dormitorio le había hecho.

Hyde, sin ánimos de pelear otra vez por culpa de su compañero, se levantó de su asiento y sin pensarlo se sentó en la cama de Kiyoharu, quedando de frente a Ken, le tomó de las manos y se llevó una a los labios y besó la palma.

Ken sonrió divertido por las actitudes melosas de Hyde. El moreno aprovechó y tomó al pelilargo de las mejillas, se inclinó sobre él y lo atrapó en un largo beso.

-¿Ya ves? No tienes de qué preocuparte, Tú eres el único con derecho a esto…- dijo Hyde una vez que se separaron, refiriéndose al beso.

Ken asintió antes de volverlo a besar. Esta vez, entre beso y  beso fue recostando a Hyde en la cama del compañero… Hyde no se resistió ni objetó cuando sintió que Ken se tendía sobre su cuerpo…

Seguían besándose cuando Hyde sintió las manos de Ken colarse debajo de su camisa. Sintió cómo la desabotonaba y sus besos comenzaron a bajar, haciendo un camino por su cuello…

-Ken…- gimió bajo. –Aquí no…

Pero Ken no contestó, estaba muy ocupado. Mientras con una mano sostenía la muñeca izquierda de Hyde sobre su cabeza, la otra ya se colaba debajo de la ropa interior del chico. Hyde en cambio se mantenía con los ojos cerrados, sin saber en qué concentrarse, si en los labios de Ken sobre su pecho, o en la mano de su amante atendido su sexo o en acallar sus gemidos que comenzaban a ser un poco escandalosos…

-¡Ahh…. K-ken…!

En el pasillo resonaban unos pasos apresurados… pero Ken y Hyde están tan concentrados en lo suyo que no se percataron... hasta que fue demasiado tarde…

-¡¿Hyde sigues aquí? Acaban de…!

Cuando Kiyoharu abrió la puerta de golpe, se quedó petrificado. Había descubierto a un par de chicos semi-desnudos sobre su cama, acariciándose…

Los otros dos se separaron rápida y bruscamente… Hyde se había acurrucado en la cabecera de la cama de su compañero y se cubría con la almohada. Mientras que Ken había caído en la cama de Hyde y simplemente se arreglaba la ropa rápidamente… ambos con la respiración muy agitada y ambos bastante sonrojados…

-¡¿A caso nadie te enseñó a tocar?!- a pesar de que no era su habitación, le recriminó el moreno.

-No cuando entro a mi propia habitación…

-Bueno no es sólo tuya, también es de Haido…

-Lo siento, Kiyo-chan…

-Al menos hagan sus cosas en tu cama, Haido….- le miró ceñudo. Estaba molesto, y tenía que admitirlo, estaba celoso.

Kiyoharu hizo como que buscaba algo en su cajonera, saco cualquier cosa y salió del cuarto dando un portazo.

-Te lo dije, Ken…- le recriminó a su novio una vez que estuvieron solos.

-Bueno, entonces vayamos a mi departamento… los chicos ahorita no están y podríamos continuar donde nos quedamos…- Ken se volvió a acercar a Hyde e intento besarlo de nuevo pero el chico lo esquivó.

-No, Ken. Además, tengo clase y tú tienes trabajo, así que será mejor que te vayas…- le empujó ligeramente para alejarlo.

-Haido, vamos… ¿hace cuánto que estamos juntos?

-Ken…

-Y esto es lo más lejos que hemos llegado… ¡Yo quiero estar contigo, Hyde… ¿tú no?!

-Sí, pero…

-¿Pero?

-Hoy no, Ken… luego, en otro momento…

Ken se alejó bruscamente y salió furioso del lugar.

Suspiró pesadamente. Sabía que aunque se vieran en los ensayos y presentaciones, Ken no le hablaría por un tiempo, siempre que peleaban era así.

 

*******

 

-Ya-chan, ¿has visto a Ken? No puedo encontrarlo…

-Está en la barra, vi que se dirigía allí. Supongo que está bebiendo.- Sakura le lanzó una mirada preocupada a través del espejo, pues sí había visto a Ken, pero no estaba solo. -¿Todo bien?

-Sí, es sólo que… sigue enojado conmigo. Ya sabes cómo es…

Casi quince días habían pasado desde el incidente en el dormitorio de Hyde, y Ken seguía enfadado. Al principio se habían ignorado, como siempre. Pero luego, Ken comenzó a tratarlo como si nada hubiera pasado, aunque de manera distante, como si no fueran más que conocidos, ni siquiera amigos.

Esta noche, sin embargo, Ken había estado muy raro; no se había cambiado con ellos en el camerino, había llegado justo antes de que salieran al escenario, y cuando la tocada terminó, se fue directo a la barra.

Hyde salió del camerino y fue en busca de Ken. En el extremo que quedaba cerca del baño logró ver a Ein con una chica, arrinconados, besándose. Ein sintió la mirada y se la devolvió a Hyde junto con una sonrisilla pícara.

Hyde asintió a manera de saludo y disculpa, y paseo la vista buscando a Ken, pero no estaba por ningún lado. Hyde regresó al camerino, tomó su guitarra y se despidió de Sakura.

-¿Quieres que te acompañe?

-No, estaré bien, no te preocupes. – Salió del lugar.

Preocuparse… Sakura no podía “no preocuparse” por Hyde. Chasqueó los dientes y lo miró partir.

Cuando llegó a su dormitorio, notó las luces apagadas, y como supuso que Kiyoharu ya estaría dormido, no la encendió, entró en silencio y se cambió en la oscuridad.

-Llegaste temprano…- se escuchó la voz de su compañero.  

-¿Kiyo-chan?, creí que estabas dormido.- Hyde se extrañó un poco por el tono de su voz. Si no lo conociera diría que estaba ebrio.

-No, en realidad no puedo dormir…- se escuchó como se movía entre las colchas. –Así que decidí… distraerme un rato…

-¿Un mal día?

-Algo así.- Kiyoharu se incorporó en su lugar para seguir hablando. Seguían a oscuras, salvo por la tenue luz que se filtraba de la ventana.  -¿Sigues peleado con tu noviecito?

-Algo así…- respondió Hyde con algo de humor. Se soltó el cabello, dejándolo caer suavemente por su espalda, ahora lo llevaba muy largo, le llegaba hasta la cintura. Y se recostó en su cama quedando recargado en la cabecera.

-Me gusta mucho tu cabello, Haido.- dijo su amigo de repente. Hyde lo miró extrañado, pero susurró un “gracias”-No entiendo por qué sigues con ese troglodita…- dijo y Hyde escuchó cómo se levantaba de su cama y luego sintió como se sentaba en la suya. –Déjalo, Haido, deja a ese tonto… es un don nadie…

-Ken-chan no es tan malo, créeme…

-Pero, aun así, alguien como tú debería estar con alguien como yo… a pesar de tu… “situación”…- Entonces Hyde sintió cómo ese tipo lo aprisionaba contra la cabecera y se acercaba mucho a su rostro.

-Estás ebrio…- Dijo al sentir su aliento. Notó la sombra el chico acercarse más para besarlo. Hyde se volvió para evitar el contacto, pero entonces las manos de Kiyoharu lo tomaron del rostro violentamente y lo obligó a verlo a la cara.

-¿Kiyo, qué haces? – preguntó ahora nervioso.

-Me gustas, Hyde. Me gustas mucho y ya me canse de ser bueno contigo… que es más de lo que alguien como tú se merece…

-“¿Alguien como yo?”- pensó Hyde.

Kiyoharu tiró del cuerpo de Hyde para que quedara completamente tendido y se colocó sobre él, sujetándole los brazos a ambos lados de su cuerpo.

Hyde en su asombro o miedo no se opuso. No hasta que sintió que su “amigo” comenzaba a sacarle la ropa.

-¡Kiyo, No, qué haces… basta!- Gritó asustado. -¡Mori, si esto es una broma, no me agrada! ¡Basta por favor!

-Vas a ser mío, Haido…

-¡No! ¡Suéltame, ¿Qué haces?!

-Vas a disfrutarlo, ya verás… yo soy mucho mejor amante que Kitamura…

Hyde, ahora sí aterrado, comenzó a forcejear con Kiyoharu, pero le tenía bien sujeto. Además, con sus piernas, le había aprisionado de las caderas; así que cuando este intentó besarlo, lo mordió fuertemente, logrando que se alejara de él. En ese momento Hyde salió corriendo del dormitorio, y no se detuvo hasta llegar al departamento de Ken y los demás.

Su corazón latía furiosamente…

 

*******

 

El sonido insistente de la puerta lo despertó. Ein se levantó a regañadientes y al notar que en las otras habitaciones seguían dormidos, no le quedó otra más que atender él mismo la puerta.

-¡Ya voy, maldición!

Caminó molesto. Pero la molestia quedó en el olvido cuando vio a Hyde del otro lado, de pie con el cabello revuelto, en pijama y descalzo.

-Ken…- susurró entre sollozo y sollozo. –Ken…

-Haido-chan, ¿qué te pasó, estás bien? ¿Dónde están tus zapatos? ¡KEN!- Hyde se miró los pies, estaban sucios, Ni siquiera notó que  iba descalzo.  

-¿Haido?- le llamó de nuevo, pero Hyde no contestó se adentró y comenzó a caminar directo a la habitación de Kitamura. -¡KEN!- volvió a gritar Ein, todavía desde la estancia.

-¿Qué pasa?- salió renegando de su pieza. -¿Hide-kun qué te pasó?- pero cuando vio a Hyde corrió por él.

En el momento en que Ken se acercó lo suficiente, Hyde lo abrazó fuertemente y se soltó llorando otra vez.

Ken lo cargó y se dirigió a su habitación, lo recostó en su cama. Mientras tanto, Ein fue a despertar a Sakura.

-Sakura… despierta…

Nada. Sakura se removió un poco en su lugar e intentó seguir durmiendo.

-¡Sakura, despierta, maldición!- le gritó y remeció un poco.

-¡¿Qué demonios quieres?!- se desperezó enojado.

-Es Haido-chan… le pasó algo…

-¡¿Qué?!

Sakura casi saltó de la cama y se dirigió a la habitación de Ken. Al entrar vio a Hyde sollozando todavía y abrazado a su novio, con el rostro oculto en su pecho y Ken intentando consolarlo, acariciándole la espalda. Sakura sólo notaba el pequeño cuerpo de Hyde  convulsionarse…

Esa imagen le partió el alma.

-¿Qué pasó?- preguntó Sakura de manera demandante. Estaba muy preocupado.

-Haido… ¿tienes qué decirme que pasó?- le susurró Ken con voz suave.

-Tú tenías razón…- dijo Hyde entre sollozo y sollozo, con la voz suave, apenas perceptible. –Kiyo…

Cuando escuchó el nombre, Ken se levantó de su lugar como si le hubieran dado una descarga eléctrica.

-¡Voy a matarlo…!- dijo Ken con voz contenida, llena de enojo. Con todo el odio que sentía por ese tipo. Hyde elevó la mirada y notó que Ken tenía los puños apretados.

-No, Ken…- Suplicó Hyde, extendiéndole la mano para que regresara a su lado. Ken lo miró con pena y se acercó para abrazarlo nuevamente.

-Dime qué fue lo que pasó…

-Él me dijo cosas… cosas que no entendí….- suspiró para controlar su voz. –Estaba muy ebrio. Intentó… quiso quitarme la ropa… intentó besarme, pero yo lo mordí… fue cuando salí corriendo…- sorbió con la nariz. Parecía un niño. –Tú tenías razón… él no es mi amigo, sólo fingía…

Sakura apretó los puños y tensó la quijada. Le partía el corazón ver a Hyde así. Pero ese tipo… lo conocía, y era hora de hacerle una visita…

-¿A dónde vas, Sakura?- Preguntó Ein cuando a su amigo caminar a paso apresurado hacía la salida. Pero Sakura no contestó. Justo ahora tenía la mente muy ocupada, ya comenzaba a imaginar cómo haría sufrir a ese tipo.

Sakurazawa Yasunori, era un tipo duro, fuerte. No sólo de aspecto también de carácter. Sakura era la clase de hombre capaz de dominar a una chica con la mirada. Tenía un temperamento fuerte y calculador, pero nada de eso le servía cuando se trataba de Hyde.

Sakura, que caminaba a paso apresurado hacía la universidad, se estremeció. Ver a Hyde llorando en brazos de Ken… ¡Maldición!… Él habría querido abrazarlo, consolarlo… él…

Negó con la cabeza.

-¡Sakura, espérame!- se escuchó detrás de él. Se detuvo y cuando se volvió miró que Ein casi le alcanzaba, así que esperó un poco. –Oye, no deberías ser tan obvio y menos frente a Ken-chan…- le dijo en cuanto le dio alcance. Sakura lo miró entre sorprendido y confundido. –Si sigues así, se darán cuenta de lo que sientes por Haido-chan…

-¿Q-qué…?- se asombró. ¿Era tan obvio? –yo, no…

-Está bien, no le diré a Ken…- Dijo en tono confidente y se adelantó. –Vamos, ya quiero acabar con ese tipo…

 

Llegaron al edificio y se siguieron directo al dormitorio de Hyde. Lo conocían, sabían cuál era. Lo habían visitado muchas veces. Y cuando llegaron, entraron a la habitación sin llamar.

Kiyoharu dormido en la cama de Hyde con una botella de alcohol en la mano. Se veía terrible.

Sakura se adelantó pero Ein lo detuvo.

-No vale la pena…- le dijo.

Sakura se le quedó mirando a Kiyoharu, en silencio. El tipo, tendido, completamente perdido, se veía tan… insignificante. Suspiró pesadamente. A su mente vino la imagen de Hyde, llorando. Tan indefenso, tan frágil, tan…

-¿Sakura?

-Vámonos…- dijo finalmente, se giraron y comenzaron el camino de regreso.

 

*******

 

-¿Dónde se metieron, ustedes dos?- preguntó Ken en cuanto los vio cruzar la puerta.

-Fuimos a pasear… ya sabes…- contestó Ein.

-¿Y Haido? ¿Cómo está?- preguntó Sakura.

-Dormido…- respondió distraído. Estaba en la cocina batallando con la tetera. -¿Alguien sabe cómo demonios funciona esto?

-Déjalo, yo lo preparo. –respondió Ein quitándole la tete y comenzando a buscar el frasco donde guardaban los tés.

-Ken…- le llamó un muy serio Sakura. Ken le miró y con un asentimiento le indicó que le escuchaba. –Sé dónde y con quién estuviste antes y después de la tocada…

-¿Y?- se puso en guardia.

-Ken, Haido te quiere… y no se merece que le engañes de esta manera, ¿de acuerdo?

Entonces Ken le sonrió conciliador. De esas sonrisas que se le daban tan bien.

-Lo sé, y no volverá a pasar, ¿de acuerdo? Sólo fue una vez y no volveré a verla…- Sakura lo miró no muy convencido, pero, no podía hacer nada más.

-Iré a ver a Hide-chan…- anunció Sakura.

Cuando entró a la habitación notó el pequeño bulto entre las cobijas que se expandía y contraía al ritmo acompasado de la respiración del pelilargo. Se acercó silenciosamente y se acuclilló frente a la cama.

Hyde estaba dormido, aún se notaban los surcos que las lágrimas habían dejado. Por unos segundos, Sakura dejó que todos sus sentimientos por ese chiquillo se reflejaran en su rostro. Se quedó mirándolo un largo rato. Notó un mechón que se venía a su cara e instintivamente lo alejó. Cuando lo hizo, rosó la mejilla suave, sedosa de su amigo. Volvió a pasar su pulgar, pero ahora desde la frente hasta su mentón. Y sin poderlo evitar, en un impulso, acarició también sus labios.

“¿A qué saben tus labios… Hide-chan?” le preguntó en un susurro.

-Oye, Sakura…!

Sakura, al escuchar la voz de Ken acercándose, dio un respingo hacía atrás. Temía que le hubiera visto o escuchado.

-Oye, Sakura, tus clases empiezan al media día, ¿no?- le dijo Ken desde el umbral.

-S-sí…- respondió nervioso.

-¿Todo bien?- le preguntó el moreno. Sakura lucía extraño. Se preocupó. –¿Le pasa algo a Hyde?- se acercó apresuradamente.

-No, él sigue durmiendo… está bien.- Sakura se incorporó en ese instante. Ken se había sentado al lado de Hyde le peinaba el cabello dulcemente. Sakura lo miró con cierto dolor y sonrió resignado. Avanzó a la salida pero antes de cruzar la puerta Ken lo detuvo.

-¿Le dieron su merecido?

-Aún no.

-Lástima…- fue todo lo que dijo.

 

********************************************************************************

 

Esa mañana, Hyde faltó al trabajo y Ken avisó en todas sus clases que el chico no asistiría. El pretexto; un virus.

Mientras Ken estaba en la escuela y trabajo, Hyde se quedó en el departamento. Sakura estaba con él y no le había permitido en ningún momento levantarse.

-Estoy bien, Ya-chan…

-No, Hyde. Ken me dio órdenes específicas de no dejarte mover un solo dedo…

-Ya-chan…- le llamó con seriedad.

-…hum…-

-Voy a pedir el cambio de dormitorio, pero mientras tanto, ¿les importaría si me quedo aquí un tiempo?

-Claro que no…- le contestó Sakura un poco enternecido. –Y estoy seguro que al tonto de tu novio le encantará la idea…

-Ya-chan, no le digas así….

-Bueno, estoy seguro que al tonto de Ken le encantará la idea…-

-Eres imposible, Sakura…- Hyde rió ante las ocurrencias de su amigo. Sakura adoraba el sonido de la risa melodiosa de Hyde. -Ya-chan, ¿sabes? Necesito ir por mis cosas…- dijo, esta vez con voz apenada.

-¿Y?-preguntó Sakura de manera juguetona.

-¿Me acompañas?

-¿Por qué no se lo pides a Kitamura? Le corresponde por derecho de…- Sakura no siguió, había notado que Hyde se quedó pensativo un rato y Sakura sintió remordimiento. –No te pongas así, es broma, si…

-Es que…- dudó. –Hay algo que quiero preguntarle a Kiyo…

-¿Y qué quieres preguntarle al idiota ese?- Hyde se encogió y bajó la mirada penado, su amigo realmente se veía molesto. Sakura suspiró y entonces se sentó a su lado e intentó hablar más tranquilamente. –De acuerdo… yo te acompaño.

-Gracias, Ya-chan.

Hyde, sin ninguna otra intensión más que la del agradecimiento, se lanzó a abrazar a su amigo. Pero Sakura sintió su corazón acelerarse y sus sentidos se alteraron ante la cercanía de chico. Lo alejó suavemente antes de que él lo notara.

-Bueno, ya… será mejor que nos vayamos, ese tipo se irá pronto, ¿no?

 

*******

 

-Hola, Haido… ¿qué tal pasaste la noche?- le dijo Mori al momento en que lo vio cruzar la puerta. Y entonces notó que detrás de él estaba Sakura. –Veo que hoy trajiste a tu perro guardián…

-Te lo advierto, imbécil, si intentas algo…- amenazó Sakura. Pero Hyde lo detuvo.

-Mori-san… noche dijiste que… que “la gente como yo” merecía… lo que intentaste hacer…

-Y sigo pensando lo mismo.- respondió cínicamente, cruzándose de brazos y piernas, pues estaba sentado en su escritorio, alistándose para partir a sus clases.

-¿A qué te referías?- preguntó Hyde, pero el tipo se le quedó mirando con cierto asombro. –Dime, ¿qué quisiste decir con eso?

-Vamos, Hideto, no te hagas el tonto… tu noviecito no puede escucharte, ¿para qué finges?

-¿Qué?

Ante el rostro de desconcierto de Hyde, Mori Kiyoharu lanzó tremendas carcajadas. Por un segundo Hyde se sintió confundido.

-¡¿De qué demonios te ríes, idiota?!-

-¡Ya-chan!- Sakura se había lanzado sobre él y lo había tomado de la chaqueta y lo había hecho levantarse de su lugar. –No, Ya-chan…- estaba a punto de golpearlo, pero Hyde lo detuvo.

-Tienes suerte, imbécil…- siseó peligrosamente al momento que lo dejaba caer violentamente.

-Sabes… Pero-kun te manda saludos… ¿lo recuerdas?

Claro que lo recordaba, después de todo le había hecho la vida escolar digamos… muy interesante.

-Él me contó que tú eres un… ¿cómo dijo él?... ah sí… un recogido…- Hyde se quedó mirándolo atento a sus palabras, pero sin realmente entender lo que decía. –Yo no le creí, menos al conocer a… tu madre, digámosle así por ahora. Pero en una ocasión, dejaste tirados un par de papeles en tu cama, no es que estuviera revisando tus cosas, pero una pequeña fotografía llamó mi atención; así que terminé abriendo el sobre del que había caído la foto…- lo observó un momento, Hyde tenía el rostro desencajado. Mori esperó a que Hyde dijera algo, pero no lo hizo. Simplemente permaneció en silencio.  -No sabes lo que hay allí, ¿cierto?

Hyde seguía con la mirada fija en él. Había palidecido al escucharlo, había palidecido al recordar, al entender, al…

-Mientes…- susurró con los puños apretados, con el rostro bajo y con las lágrimas al borde de sus ojos. Sakura lo miraba con cierta pena, quiso abrazarlo y consolarlo pero no lo hizo; sólo permaneció a su lado.

-Míralo por ti mismo…- agregó Mori con una sonrisa llena de satisfacción y antes de salir de la habitación agregó. –Ah, y descuida, le daré tus saludos a Pero la próxima vez que lo vea…

-Haido-chan…?- le llamó Sakura con temor una vez que estuvieron solos.

Hyde no contestó, se encaminó hacía su cama y de debajo sacó una caja llena de papeles, al fondo estaba un sobre amarillo, el que había encontrado aquella noche en el cajón del escritorio de su padre. Tomó el sobre y notó que sus manos temblaban. Suspiró pesadamente.

-Lo sabía, Ya-chan. Aún sin abrir esto…- dijo al fin en un hilo de voz, con una sonrisa forzada y con los ojos tan brillosos por culpa de las lágrimas… -creo que siempre lo supe, pero…- sorbió por la nariz. –Pero…

-Hyde…

Sakura no pudo decir nada, ¿qué iba a decirle? ¿cómo reconfortarlo? Sabía lo unido que era a sus padres. Sintió pena por él y entonces, finalmente se rindió a sus deseos, se le acercó lentamente para abrazarlo y reconfortarlo.

-Ya-chan…- Hyde se había abrazado a él fuertemente. Sakura le acariciaba el cabello lentamente, mientras le susurraba un “Ya… ya… tranquilo, Hide-chan…” tan dulcemente que parecía un rezo… Sakura se sentía tan feliz, tan completo en ese simple momento, pero…-Quiero ver a Ken-chan…

El corazón de Sakura se detuvo un segundo. Entonces dejó escapar un gran suspiro lleno de toda la frustración que sentía. Pero sonrió… sólo le sonrió. Claro que querría ver a su novio…

 

********************************************************************************

 

-¿Estás seguro?- preguntó Ken.

Ambos estaban sentados en el sofá del departamento que Ken compartía con sus amigos, el que desde ahora y por un tiempo, compartiría también con Hyde. Se encontraban solos, Sakura había salido con Ein a algún lado. Hyde acababa de decirle que regresaría a Wakayama la mañana siguiente.

-¿Quieres que te acompañe?

Hyde descansaba la cabeza en el hombro izquierdo de Ken, mientras que éste le sujetaba de la cintura con el brazo izquierdo, y con la mano derecha le acariciaba la mejilla o entrelazaban los dedos.

-No. Iré solo. Necesito hablar con ellos. Yo…

-Hyde, si ellos no te dijeron nada, deben tener sus razones…- tomó su mano y se la llevó a los labios y la besó dulcemente. –Tus padres te quieren mucho… eso no debes dudarlo…

-Lo sé, y no dudo de sus sentimientos, pero…- inspiró profundamente, cerrando los ojos, los sentía tan pesados... –Necesito saber por qué…

Ken simplemente asintió.

 

*******

 

-¿Mamá, papá?- llamó Hyde al cruzar la puerta.

-¿Hide-chan?- alcanzó a notar la cabeza que sobre salía de la cocina. –Cariño, ¿por qué no me dijiste que vendrías? Habría ido por ti… ¿viniste solo? ¿Y Ken-chan? ¿No vino contigo?

-No mamá, vine yo solo…- contesto camino a la cocina. Desde el umbral observó a su madre fregando un par de ollas. La observó en silencio por un par de minutos, notando sus facciones delicadas, su figura menuda…. Él se parecía mucho a ella, entonces por qué…

-¿Todo bien, hijo?- la voz dulce y preocupada de su madre detuvo el escrutinio. Hyde simplemente sintió. -¿Problemas con Kitamura? Si ese chico te hizo daño…

-No mamá, las cosas entre Ken y yo van bien…- respondió al tiempo que sentaba a la mesa. Sin darse cuenta, se sentó en el lugar que había ocupado desde siempre. -¿Y papá, dónde está? No lo vi en el restaurante…

-Debió ir al mercado, creo que tenía que recoger algunas verduras, ya no debe de tardar…- Y justo en ese momento se escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse. Un segundo después se escuchó la voz inconfundible de Hiroki Takarai. –Te lo dije…

-¡Ya estoy en casa!

-Cariño, ven date prisa, mira quién vino a visitarnos.- gritó la esposa emocionada.

-Hyde-chan, ¿cuándo llegaste? Debiste avisar, hubiera pasado a recogerte…- Hyde se quedó mirándolo un momento notando que no tenía ningún parecido con él. Hiroki se dio cuenta de que en realidad su hijo no le escuchaba.  -¿Está todo bien entre Kitamura y tú?

-¿Qué? Sí papá, ¿por qué tendría que ir algo mal con Ken?- dijo algo fastidiado.

-Bueno es que es extraño verte aquí en temporada de exámenes…- respondió su padre sentándose justo en la cabecera de la mesa. Hyde suspiró pesadamente. Siempre había creído que el don para la pintura lo había heredado de él, pero ahora….-¿Qué sucede?

-Nada, es sólo que…

-Hideto, sabes que puedes hablar con nosotros de lo que sea, ¿cierto?- Hyde volvió a suspirar y susurró un “lo sé”. –Entonces, ¿Qué es? Te conozco de toda la vida, eres mi hijo y sé cuándo algo te molesta…

-De eso quería hablar con ustedes precisamente…

Hyde abrió su mochila y sacó el sobre abierto y lo puso en la mesa, frente a su padre. Mizuki al verlo, se llevó las manos al pecho y sus ojos se abrieron mucho. Se había puesto tan pálida que Hyde creyó que se desmayaría en cualquier momento. La vio sentarse al lado de su padre.

-¿De dónde sacaste eso?- dijo la mujer al fin, con una mezcla de pesar, sorpresa, miedo y dolor en su voz.

-No soy su hijo… eso es lo que dice aquí…

-No naciste del vientre de tu madre, si a eso te refieres.- Dijo Hiroki con voz tranquila y buscando las manos de su esposa sobre la mesa para reconfortarla. –Porque tú eres nuestro hijo.

-¿Por qué no me lo habían dicho? ¿Por qué no me dijeron la verdad?- pese a sus esfuerzos, la voz comenzó a quebrársele al tiempo que las lágrimas comenzaban a surgir.

-Tú eres mi hijo.- dijo la mujer también con el llanto ahogándole. –Tú eres un regalo de Dios, eres la respuesta a nuestras plegarias, tú…

-¿Qué es lo que quieres saber?- preguntó su padre.

-¿Quiénes son mis padres biológicos?- preguntó más sereno.

-No lo sabemos.- respondió con voz firme Hiroki. –Una noche te encontramos en la entrada de la puerta, sin siquiera una nota.

El silencio se instauró entre ellos por un par de minutos. Pero antes de que el ambiente se volviera tan pesado como para soportarlo, Mizuki habló.

-Cuando tu padre y yo nos casamos intentamos durante muchos años embarazarnos, pero sin éxito. Visitamos muchos médicos, intentamos con muchos tratamientos…- sonrió débilmente. –Incluso intentamos con inseminación artificial, y falló. Y era demasiado costoso como para intentarlo de nuevo…- limpió la primer lágrima que se escapó. –También visitamos el centro de adopción, llenamos una solicitud pero, nos pusieron en una lista de espera. Habían parejas con más de cinco años en esa lista…- Se quedó un par de segundos en silencio. Luego sonrió sutilmente. -Yo iba todas las mañanas al templo a orar, a pedir por un milagro… tu papá también iba,- miró dulcemente a su marido. -¿Creíste que no lo sabía?- su esposo simplemente sonrió. -Luego, una noche muy fría, alguien tocó a la puerta y cuando fui a atender, ahí estaba un pequeño bebé… tú Hide-chan… eras tú…

Un nuevo silencio. -Tu padre quería dar parte a la policía… Yo le pedí que no lo hiciera, que simplemente nos quedáramos contigo pero… él fue a la estación y comenzaron con la investigación. Yo estaba furiosa con él en ese momento.- La mujer sorbió de manera infantil. De la misma manera en que Hyde solía hacerlo. -Nos permitieron cuidarte mientras buscaban a tus verdaderos padres. Y cuando no los encontraron, nos dieron la adopción.- Suspiró pesadamente y acarició la mano de su esposo que sujetaba la suya. –Ahora entiendo por qué tu padre hizo lo que hizo, él también tenía miedo de perderte… si no te hubiéramos reportado, si no te hubiéramos adoptado legalmente y esa mujer apareciera, te llevaría de nuestro lado, te alejaría y entonces nosotros moriríamos de pena…

-¿Aún tienen esos reportes?- preguntó al fin, luego de un largo rato de meditar todo lo que su madre le había dicho.

-Sí, en algún lugar…- respondió Mizuki. -¿Para qué…?

-Durante esa investigación debieron encontrar algo, a alguien…

-Hide… ¿para qué quieres conocerlos? ¿No te basta con nosotros?

-Quiero conocer mis orígenes, saber quién soy, de dónde vengo…

-Eres nuestro hijo, eres Hideto Takarai el hijo de Hiroki Takari, un artista que se dedica a la cocina y mío…- sollozó la mujer. -¿no te basta con eso?

-No…- susurró apenado. Y se arrepintió un segundo después al ver el rostro dolido de su madre. –Por favor mamá no me malinterpretes, estoy orgulloso de que sean mis padres, y yo siempre seré su hijo. No quiero que duden nunca de mi cariño y mi gratitud por todo lo que han hecho por mí, pero…- repentinamente la frase se quedó atorada en su garganta. –Quiero saber por qué me abandonó…

-Pero, Hide…

-Él tiene razón, mujer…- le detuvo Hiroki, que hasta ese momento se había quedado callado escuchando a ambos. Mizuki lo miró suplicante. –Hide tiene el derecho de saber la verdad.

Hiroki se levantó de la mesa, se dirigió al pequeño estudio y luego de unos minutos regresó con una carpeta en las manos y la tendió en la mesa, frente a Hyde.

-Aquí está todo lo que encontraron. No es mucho pero espero que te sirva.

Hyde abrió la carpeta lentamente y en esta encontró un par de hojas, un nombre y una dirección.

-Creen que ella es tu madre biológica, una estudiante de literatura de la universidad de Osaka, cantante de blues en un bar en los límites de la ciudad… - Hiroki suspiró antes de seguir hablando. –Su nombre es…

-¿Qué dijo cuándo le preguntaron sobre mí?- interrumpió Hyde enseguida.

-Jamás la encontraron.- Respondió Hiroki entendiendo perfectamente que su hijo no quería escuchar el nombre de esa mujer. –Al parecer abandonó sus estudios cuando supo que estaba embarazada… en cuanto al bar, nadie sabía nada de ella…

Hyde mantenía la vista perdida en las hojas delante de él. Cerró lentamente la carpeta y sonrió triste. Se levantó de su lugar y caminó hacía sus padres. Hiroki y Mizuki sintieron un vuelco en el corazón cuando lo vieron acercarse de manera decidida. Se pusieron de pie enseguida.

-Gracias…- dijo Hyde al fin.

-No tienes porqué agradecer, es nuestro deber….

-No…- interrumpió Hyde abrazándolos. –Gracias por ser mis padres, por todo lo que han hecho por mí, por quererme tanto…

-Hide…

-Perdónenme, yo… no quiero saber quién es ella… no quiero saber de la mujer que me abandonó. Yo… ya no quiero… por favor perdónenme…

-Basta, Hide…- le pidió su padre, separándose un poco para mirarlo a los ojos. –¿Por qué nos pides perdón?- y volvió a abrazarlo.

-Gracias…

 

Notas finales:

No sé si lo notaron, pero me pasa algo con Sakura, siempre he tenido esa idea del amor no correspondido entre Sakura y Hyde... siempre he sentido que su historia es triste... que si de verdad estuvieran juntos, lo suyo estaría siempre destinado a un final prematuro y triste... no sé, supongo que estoy loca. 

Continuará...


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