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MEMORIES por Sakurako

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Notas del capitulo:

Hola. 

Sé que me perdí un rato pero es que entre el trabajo y la escuela no tengo tiempo ni de dormir.

Así que he vuelto con un capitulo muuuy cortito. Intentaré no perderme por tanto tiempo, pero como ahora estoy en exámenes y son realmente importantes, creo que me será imposible aparecer pronto. 

Espero les guste el capítulo.

Bueno, disfrútenlo. 

                Capítulo V

                KAORI

 

Si amas a alguien, díselo…

Muchos corazones se rompen

Por palabras que no se escuchan…

Paolo Cohelo

 

 

-¿Quién es?- le preguntó la chica a su lado. La voz tan aguda como la suya, pero un inconfundible tinte cariñoso.

-Hide…- respondió simplemente a la pregunta de su hermana.

-…hummm…. Es lindo… ¿te gusta?

-¡¿Qué?!- se espantó. -¡¿Estás loca, Kao-chan?!

-No has respondido…- apuntó con malicia.

-Será mejor que nos demos prisa o el juez va a matarnos…

-¿Vas a presentármelo?- insistió.

-No.

-¿Por qué?

-Por dos razones, primero; eres demasiado vieja para él…

-¡Oye!- se ofendió.

-Y segundo; tienes novio....

-En realidad, hace tiempo que terminé con él.

-No te creo, ¿Por qué?

-Comenzaba a agradarle a papá.- dijo con ironía y ambos rieron.

Kaori Kitamura, una chica tres años mayor que su hermano, Ken Kitamura, llevaba en los hombros el peso de haber nacido mujer cuando su padre deseaba un varón. Al igual que su hermano, era una chica demasiado alta para su edad, de cabello oscuro y largo, un poco ondulado. Era poseedora de un sarcasmo natural impregnado en su voz, lo que le había ocasionado ya muchos problemas en el instituto y, por supuesto, en su casa.

El gen de la rebeldía se propagaba fuerte en la familia Kitamura. Y Kaori estaba más que infectada por él. Desde niña había aprendido a ignorar los continuos desaires de su padre y canalizarlos de forma más…. Constructiva, digámosle así.

Luego de que Ken naciera, ella había pasado a un segundo lugar en la familia Kitamura. Aunque en el fondo realmente le agradecía a Ken y a la vez sentía un poco de pena por él. Pues el estar fuera de la “vista” de sus padres le resultaba provechoso. A diferencia de Ken, ella era dueña de su propia vida.

 

*******

 

-¿Ya le dijiste a papá?- irrumpió la chica en el cuarto de su hermano, sin tocar la puerta siquiera, lo que provocó que Ken diera un respingo desde su escritorio.

-¡Kaori-chan, tienes que aprender a tocar antes de entrar a mi cuarto!- le recriminó.

-¿Por qué? ¿Qué escondes que no quieres que vea? ¿eh?

-Kaori…- le suplicó.

-De acuerdo. Pero, dime, ¿ya le dijiste a papá?- Ken la miró confundido. –El examen. Aplicaste para la escuela de arquitectura, ¿no?- Ken negó y Kaori le miró con reproche. -¿Por qué?

-No puedo, Kao-chan. Este fin de semana iré a Nagoya. Papá quiere que veamos los departamentos…

-Eres un cobarde, hermanito. Al menos deberías decírselo.- Ken hizo un gesto de desagrado, pero aun así asintió. -Podrías aprovechar esta noche… tendrás la casa entera para ti y nuestros padres…- el tono picaresco que utilizó no pasó desapercibido para él. Tal vez porque era el mismo que él solía utilizar.

-¿Saldrás esta noche?- ella respondió con un “ajá” y Ken rodó los ojos con desgano. -¿A dónde irás?

-Tengo nuevo novio. Necesito “sondear el terreno”- le guiñó un ojo.  

-¡Oye! Deja de hablar como borracho, ¿quieres?- le reprendió. –Y deberías dejar eso, necesitas una relación seria. ¿Este es cuál? ¿tu tercer novio?

-Bravo, hermanito, ya comienzas a escucharte como él…. Además, ¿me lo dices tú, que te acuestas con una chica deferente cada semana?

-Idiota… tampoco son tantas…- murmuró.

 

*******

 

Kaori intentaba aislarse del mundo entero, con la música a todo volumen, cuando el estruendoso ruido que hizo la puerta al cerrarse, la asustó. Ese ruido debía venir de la habitación de Ken.

Sin poderlo evitar y como ya era costumbre en ella, irrumpió en la habitación de su hermano.

-¿Ken? ¿Cómo te fue?

-¡¿Cuándo aprenderás a tocar antes de entrar?!- gritó con enojo.

-¿Y bien? cuéntame- continuó ignorándolo por completo. Creo que eso bien podría traducirse como “nunca”-¿Le dijiste?

-Sí.

-¿Y?

-Seré abogado.

Kaori se quedó en silencio, sorprendida y decepcionada.

-Lo dicho: Eres un cobarde, hermanito…- Ken le miró con reproche y ella se echó a reír con ironía. -¿Y Hide-chan? ¿Cómo se tomó la despedida?

-Bastante bien. Me besó.

-¡¡¿Qué?!!- casi se calló de la cama.

-Como lo oyes, me besó.

-¡Lo sabía!- la expresión llena de júbilo. –Yo sabía que ese chiquillo te gustaba…

-Sin embargo,- la detuvo. –Se echó a correr. No pude decirle nada.

-Bueno, mañana en la estación puedes hablar con él.

-No creo que vaya a despedirme. Está hecho un lío, pero está bien.- mientras decía todo esto, sacó de su cajón un sobre y se lo tendió. –Ten. En cuanto puedas, entrégaselo. Y por favor, no vayas a leerlo, ¿sí?

-Oye, me ofendes. ¿Por quién me tomas?

-¿Acaso no eres mi queridísima hermanita?- dijo con mal fingida extrañeza.

-Idiota,,,

-Eso pensé…

 

********************************************************************************

 

-Sigo sin comprender por qué no podemos formalizar nuestra relación.

-Porque no.

-Kaori, yo te quiero, te amo. ¿Acaso tú no sientes nada por mí?

-De sobra sabes cuánto te quiero. Pero no vamos a casarnos, Masato.

Ishida Masato, un joven de veintinueve años de edad, abogado. Con una carrera por demás prometedora, pues a su corta edad ya era socio de una de las firmas más reconocidas en todo Osaka.

-Eres testaruda.- su voz sonó más ruda de lo que pretendía. Y Kaori hizo una mueca de decepción. –Aunque, es por eso que me gustas tanto…

-Lo siento.

Sí, abogado. Era por eso que se negaba a casarse con él, a pesar de quererle como le quería. Porque sería como complacer a su padre, y se negaba a darle ese gusto.

Masato y Kaori llevaban ya cuatro años de relación, obviamente a escondidas. Hacía unos meses que él le había propuesto matrimonio y ella se negaba.

Ellos se habían conocido en una fiesta de amigos en común. Habían hablado mucho y al caer la noche Masato acompañó a Kaori a casa esa noche, al llegar, el Juez Kitamura le esperaba en la puerta. En cuanto cruzó el umbral, su padre, molesto, la detuvo.

“-¿Quién era ese tipo?

-Un amigo.

-¿Estás saliendo con él?

-¿Importa?

-Kaori, hablo en serio. No me agrada. Te prohíbo salir con él…”

Eso fue todo lo que Kaori necesitó para comenzar a salir con él. Al principio sólo lo hacía por molestar a su padre. Luego, poco a poco comenzó a tener sentimientos por ese chico, a pesar de su renuencia.

Y es que era imposible no enamorarse de él. Masato era un hombre bastante guapo y de buena familia. Pero sobre todo, era una persona muy sensible, un gran amigo y un gran ser humano.

Una noche, la noche en que ella se enteró que él era abogado, quiso morir. ¿Cómo había podido enamorarse de un abogado? Lo último que quería era terminar casada con alguien como su padre; un ser prejuicioso y controlador. Su segundo pensamiento fue romper con él, pero no lo hizo, le quería demasiado.

Luego, su padre le abrazó orgulloso pues el hombre que su hija había elegido, era nada más ni nada menos que un abogado, como él.

Y así lo decidió, Jamás se casaría con Masato. No importaba lo mucho que le amara, no le daría ese gusto a su padre. Pero intentaría ser feliz a su lado.

Una verdadera estupidez, ¿no creen?

 

*******

 

Lunes por la tarde.

Una imagen desoladora…

Kaori sentada en la banca de un parque, sola, desesperada… con un papel entre las manos, arrugado, bañado en lágrimas.

Durante un tiempo se había estado sintiendo… rara, enferma. El viernes pasado decidió visitar a un doctor,  esa mañana la había citado en su consultorio para darle los resultados.

-Kaori…- se escuchó a lo lejos. Una voz muy conocida.

-Masato…- le saludó con la mano al aire para que le ubicara.

El chico se acercó casi corriendo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, ella se levantó de esa banca y, literalmente, se lanzó a sus brazos, llorando nuevamente.

-¿Kao-chan? ¿Qué te ocurre? ¿Qué pasa?- preguntó asustado. Le abrazó fuertemente, intentando contener el llanto. Ella simplemente negó y se separó lentamente para luego jalar de él y ambos sentarse en el banco que antes ocupó.

-¿Kaori?

-Sabes, el viernes fui a ver al médico…

-Estás…

-No.- le interrumpió enseguida. -Yo creí que sí, pero no…- ambos se quedaron callados. Luego ella le tomó de la mano y la estrechó contra su pecho y él la miró sorprendido. -¿Y si lo hubiese estado?- sus ojos brillaban de miedo. Masato se conmovió. Eran estas actitudes las que le aseguraban que ella le amaba. Masato lo pensó un momento, y ese silencio asustó a Kaori.

-Sería el hombre más feliz del mundo…- dijo al fin.

-¿Qué?- se sorprendió.

-Kaori, ¿acaso no me escuchas cuando te hablo? Te amo. Y si tú me dieras un hijo, me harías el hombre más feliz de la tierra. Una familia a tu lado es lo único que anhelo…

-Masato…- susurró en estado de shock. –Casémonos… 

-¿Qué?- ahora fue él el sorprendido.

-Sí, casémonos mañana mismo.

-Estoy tentado a tomarte la palabra…- utilizó un tono lleno de terror. Kaori rio ante el mohín.

-Lo digo enserio… - confesó con cierta vergüenza.

-Lo sé…- susurró al momento que le tomaba de las mejillas y la acercaba para besarla.

 

Esa misma tarde, Masato fue a hablar con el Juez Kitamura para pedir la mano de su hija. Kaori  se había burlado de él durante semanas diciéndole que lo había hecho esa misma tarde por miedo a que ella se arrepintiera.

Durante la boda, un pensamiento extraño cruzó la mente de Kaori…

“Qué extraño es el amor… te obliga a hacer cosas que jamás creíste capaz de hacer…”

 

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Ofrecer amistad al que busca amor,

Es como dar pan al que muere de sed...

García Márquez

 

 

Kaori Moshida, hija de uno de los empresarios más influyentes de todo Japón, a sus apenas diez y nueve años debía comenzar a “hacerse cargo” de los asuntos de la empresa. Y como principio de cuentas, debía comenzar a pensar en el matrimonio. Un matrimonio “conveniente” para todos.

-¿Quién es ese?- preguntó Kaori apuntando al chico extrañamente posicionado en la fotografía. Parecía un soldado, con el rostro contraído y el cuerpo tenso. En esa posición lucía más viejo de lo que, seguramente, era.

-Cariño, no se dice “¿quién es ese?” no seas tan vulgar, ¿quieres?- le regañó su madre. Justo ahora estaban en el estudio de su padre, y su madre le mostraba algunos prospectos.

-Lo siento, madre. Pero, ¿puedo saber quién es?

-Tu futuro prometido, claro.

-¡No, por favor, padre…!- se levantó de un salto y suplicó a su padre que permanecía en silencio, sentado detrás del escritorio, en esa gigantesca silla.

-Kaori, mi amor.- le dijo de manera dulce. –Todos tenemos que hacer sacrificios en esta vida.

-Pero, yo tengo a alguien que me gusta…

-Algún Don nadie, ¿no?

-Tetsu…

-¿Y quién demonios es Tetsu?- preguntó su madre, olvidando completamente sus propios concejos.

-Es un compañero de clase, hijo de Ogawa Soujiro…

-Espera,- le detuvo su padre. -¿Ogawa, el director de la empresa de telecomunicaciones?

-S-si…- respondió dudativa.

Sus padres compartieron una mirada de complicidad y la dejaron libre…

 

*******

 

-Tetsuya, ¿qué piensas?

Esa tarde, en el momento justo en que había cruzado la puerta al llegar de la escuela, su padre le retuvo en el vestíbulo y le guio hasta el estudio. Debían hablar de algo muy seriamente.

Soujiro había recibido una llamada esa mañana de Katsuto Moshida. Al parecer tenían que tratar un negocio muy importante. Una fusión. La unión de ambas familias los beneficiaba a todos…

-¿Qué quieres que te diga, papá? prácticamente me estás ordenando…

-Tetsu, sabes que no te ordenaría nunca nada. Pero esto nos conviene…- Tetsuya hizo una mueca de disgusto pero no respondió nada. –Además, ya es hora de que comiences a pensar en esas cosas, ¿no crees? Y sinceramente, la chica no está nada mal… ¿la conoces?

-Sí, la conozco. Es una compañera en la escuela.

-Este fin de semana habrá una fiesta en la compañía y he invitado a la familia Moshida, así tendrás tiempo de convivir con ella, y…

-…¿Irme haciendo a la idea?...- dijo con molesta resignación.

-Vamos, Tetsuya, tampoco lo digas así… además, no te pido que te cases mañana. Conócela, trátala, tal vez termines enamorado de ella…

Sin decir absolutamente nada salió de allí.

 

La fiesta había sido todo un éxito, al parecer Kaori y Tetsuya se habían entendido muy bien, pues a partir de ese día se estaban llevando mucho y esto alegraba a ambas familias.

Luego de un tiempo comenzaron a salir. Al principio a Tetsuya le daba igual la relación, después de todo había pensado que no le haría daño seguirle la corriente por un tiempo a sus padres, y de paso todo esto le servía como distracción, lo malo era que Kaori estaba entusiasmándose demasiado, y eso no era bueno.  

-Oye, Tetsu, ¿no crees que deberíamos formalizar nuestra relación?- preguntó inocente la chica.

Tetsuya, sentado al otro lado de la mesa, miró por encima de su libro y desvió la mirada hacía las demás mesas. Esa mañana Kaori le había llamado y le había rogado que la llevara a ese pequeño restaurante para desayunar, Tetsu accedió, aunque no muy entusiasmado.

-Tetsu, ¿acaso no has pensado en casarte? ¿tener hijos, formar tu propia familia?- continuó al notar que Tetsuya no respondía. –Llevamos más de dos años de noviazgo. Nos queremos y…

-Escucha, Kaori, yo… no estoy listo. No aún…

Respuesta equivocada.

 

*******

 

-Tetsuya, tenemos qué hablar.- la voz de su padre le sorprendió.

Pensaba subir hasta su habitación, debía recoger algo de ropa para su próximo viaje, pero su padre quería hablar con él, lo cual era extraño, así que ambos se dirigieron al estudio.

-Tú dirás….

-¿Cómo van la cosas con Kaori?

-Pues, bien… supongo…

-Hablé con el Sr. Moshida y ambos creemos que ya es tiempo de… ¿Cómo decirlo?... formalizar la relación.

-¿Qué?- se sorprendió mucho de las palabras de su padre. –Con todo respeto, padre, eso es cosa mía y de Kaori, ¿no crees?

-No, no creo. Tetsuya, tu eres mi único hijo varón y como tal tienes una obligación con la empresa…- Tetsuya lo miró serio. Sabía de qué iba esto. -Ya eres un hombre, Tetsu. Y como hombre tienes responsabilidades.

-Te lo dije Padre, no me casaré con Kaori, no estoy enamorado de ella.

-Tu matrimonio con la Srta. Moshida no tiene nada que ver con el amor. Negocios son negocios hijo, y esa unión se traduce una muy buena inversión para nosotros…

-Padre, lo siento pero eso no sería justo para ella…

-Ella quiere una familia y tú necesitas descendencia, el nombre de la familia Ogawa debe extenderse y esa es otra de tus obligaciones. Te casarás, tendrás hijos y procurarás un bienestar para ellos. Tú podrás hacer de tu vida lo que quieras, puedes estar con quien tú quieras, claro; serás discreto, y recuerda que tú familia siempre será primero.

No daba crédito a lo que escuchaba. Siempre tuvo la sensación de que su padre era esa clase de persona, pero… la seguridad era aterradora…

Esa misma tarde, decidieron que la boda se celebraría en un año exactamente a partir de ese día.

 

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-¿Estás nerviosa hija?

Kaori, sentada al lado del ventanal, observaba melancólica el cielo. Al escuchar a su madre sonrió ligeramente, única señal de que le había escuchado.

-Es normal que estés nerviosa,,,- continuó.

-No estoy nerviosa, madre.- respondió sin volver el rostro.

-¿Entonces? Deberías estar feliz, te casarás con el hombre que quieres.

-Sí…- entonces miró a su madre a los ojos. –Aunque él no me quiera a mi…

-No digas eso, te querrá. Tal vez ahora no sienta nada por ti, pero con el tiempo…

-Madre, Tetsu vive entre Tokio y Osaka. ¿Qué novio busca escusas para estar lejos de la mujer con la que va a casarse en vísperas de su boda?

-Él sigue visitándote, ¿no es verdad?- ella asintió. –Entonces no entiendo de qué te quejas…

-Tú no entiendes nada…

-Hija, eres tú la que no entiende nada. Cuando yo me casé con tu padre, yo tampoco estaba enamorada de él, y ya vez, ya llevamos treinta años de casados.

-¿Y has sido feliz?

-Tengo todo lo que cualquier mujer desearía tener…

-Si pero, ¿eres feliz?

-Kaori, esas son tonterías. Debes dejar de pensar como una niña, pronto te casarás y debes aprender a comportarte como una verdadera señora.

Kaori asintió no muy convencida, ella no quería terminar como su madre. Porque tal vez era cierto, lo tenía todo, todo lo materialmente posible, pero, en definitiva no era feliz.

-Hija, ahora quiero que llames a Tetsuya y le recuerdes la cena de ensayo. Tienes que demostrarle cuál es tu lugar, ¿de acuerdo?

-Sí, mamá…

Dijo simplemente y se dirigió a su habitación, donde se encerró el resto de día. Llamaría a Tetsuya después, cuando dejara de sentirse así, como una fracasada. Su madre siempre la hacía sentirse así, a veces sentía que estaba convirtiéndose poco a poco en ella…

 

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El salón estaba atestado de gente, demasiada para ser un simple ensayo. Las personas más importantes de Tokio estaban presentes. Y se esperaban al menos el doble de invitados para la cena oficial.

Los invitados estaban dispersos por todos lados, hablando, bebiendo, comiendo y bailando… lo extraño era que a cada extremo del salón se encontraban los protagonistas del evento. De un lado Kaori que con la más amplia de las sonrisas atendía a los invitados. Y del otro Tetsuya, que apenas y prestaba atención a las personas a las que su padre se empeñaba en presentarle. Tetsu tenía demasiadas cosas en las qué pensar, en este momento le preocupaba más que cierto joven aspirante a pintor, que esa chica de sonrisa fingida.

Kaori notaba la ausencia de Tetsuya, la eterna ausencia, y le preocupaba. ¿A caso este era el preludio de lo que sería una vida con él? ¿Siempre ignorada? Decidió acercarse.

-Tetsu, ¿estás bien?- le susurró al oído.

-Sí.- contestó simplemente. E iba a alejarse pero Kaori lo detuvo.

-¿Tienes un minuto?- Tetsu la miró con extrañeza. –Me gustaría que habláramos, en el jardín… ¿te parece?

-Claro, por qué no.

Ambos, seguidos por las miradas llenas de picardías de los invitados, salieron hacia los jardines.

-¿Y?

-Dime, Tetsu, ¿crees que soy bonita?

-¿A qué viene eso?

-Vamos, sólo contéstame.

-Sí, eres bonita.

-¿Me quieres?- entonces tardó en contestar. “Querer” esa era una palabra muy difícil de definir.

-Sí, te quiero Kaori, pero…

-Pero no me amas.- sonrió tristemente. Lo sabía después de todo.

-No, no te amo. Lo siento.- Tetsuya se inclinó ligeramente y la abrazó.

-Un día me querrás… llegarás a quererme, yo te prometo que haré lo imposible porque te enamores de mi… yo…

-Escucha,- ambos se sentaron en la banca de concreto dispuesta en medio del jardín. –No puedo hacer esto, no podemos casarnos.

-Pero…

-No. Yo estaba dispuesto a casarme contigo a pesar de no sentir nada por ti, porque este era un gran negocio para nuestros padres, pero…. No puedo hacerte esto… me importas demasiado…

-Pero no lo suficiente, ¿cierto?

-Podemos seguir siendo amigos… además de ti, no hay muchas personas con las que pueda hablar de moda sin sentirme fuera de lugar,,,- intentó bromear. Pero a Kaori no le causó gracia, aunque intentó sonreír.

-No, gracias.- dijo a pesar de sentir su corazón destrozarse poco a poco. –No podría seguir siendo tu amiga, sería una muerte lenta y dolorosa, ¿sabes?

-Lo siento, yo jamás…

-Hay alguien más, ¿no es ciento?- Interrumpió. Tetsuya se sorprendió mucho de la pregunta pero aun así asintió. Debía ser honesto, era lo menos que ella se merecía. –Es afortunada…

-No creo que piense lo mismo. Me dejó… se fue…

-¿Fue mi culpa?

-No, fue mía. Debí aclarar las cosas y no lo hice.- Tetsu la miró un largo rato. Era ridículo, pero justo ahora, Kaori le parecía la mujer más hermosa que jamás hubiera conocido. Aunque para nada se comparaba a Hyde. -¿Y qué piensas hacer ahora?

-Tomar las riendas de mi vida…

-Te ocasionaré problemas, ¿no es cierto?

-No más de los que tú mismo tendrás….

-Tal vez, algún día podamos ser amigos…

-Tal vez…- Se despidió.

 

FIN DEL QUINTO CAPÍTULO

 

Notas finales:

Intentaré actualizar al menos dos veces al mes, pero no prometo nada. Así que por favor, no desesperen...

Díganme qué les pareció, ¿Sí?

Continuará... 


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