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MEMORIES por Sakurako

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Notas del capitulo:

Espero disfruten este interminable capitulo. 

 

TERCERA PARTE

 

-Hace mucho frío.

-Te dije que no era necesario que me acompañaras.

-Te escuché las primeras cien veces.

Dos hombres viajando juntos hacia Osaka en shinkansen, normalmente no serían algo tan extraño, pero si los observabas lo suficiente podrías notar una cierta emoción infantil en sus gestos, por mucho que intentaran esconderlos.

-¿Quieres mi chaqueta?- ofreció J y Yukihiro desvió la mirada al sentir un ligero ardor en sus mejillas. J sonrió con ternura, era increíble que a sus treinta años Yukihiro tuviera esas actitudes tan adorables.

-No, gracias, estoy bien…- Era muy difícil aparentar frialdad e indiferencia cuando él se comportaba de esta manera.

-Ten…- le colocó la chaqueta a manera de frazada, Yukihiro la rechazó, pero J insistió. -Por favor, no quiero que te refríes.

-Estoy bien…- replicó.

-Al menos la bufanda…- el rubio la tomó a regañadientes. Se la colocó con cuidado alrededor del cuello y luego aspiró profundo el aroma del abogado. J sonrió para sí mismo al notarlo, una sensación de triunfo le invadió.

*******

-Entonces, eso sería todo, Awaji-san.- los hombres de traje se levantaron y dieron por terminada la reunión. –Le enviaremos los papeles que deberá firmar. Inose-san, contamos con usted.

-Me encargaré de todo.

En el momento en que la puerta se cerró tras ellos, Yukihiro suspiró audiblemente, la reunión había durado menos de lo que creyó y aun así había sido muy agotador. Los trámites para poder abrir su propia escuela parecían nunca acabar.

Repentinamente el teléfono de J comenzó a sonar insistentemente. El abogado tomó la llamada y salió al pasillo para poder hablar con mayor libertad.

En ese momento Yukihiro decidió salir del edificio, comenzaba a sentirse hambriento y cansado. Al cruzar la puerta principal buscó con la mirada un lugar, un restaurante o lo que fuera, al final de la calle vio una pequeña cafetería y de repente sintió antojo de una gran rebanada de pastel de chocolate. Yukihiro caminó calle abajo con una gran sonrisa en el rostro, podía perfectamente imaginar a J buscándolo por todos lados, lo que le causaba mucha gracia.

Yukihiro se sentó en la mesa junto a la ventana, tomó la carta dispuesta para los clientes y observó con cierta diversión cada uno de los platillos y se detuvo justo en los postres.

-¿Desea ordenar?

-Sí, quiero una rebanada de pastel de chocolate y un café, por favor…- pidió y la mesera asintió con una gran sonrisa.

-No puede ser muy sano desayunar sólo pastel…

La voz de masculina demasiado conocida como para ignorarla. Así que se giró rápidamente buscando al dueño de ésta.

-¿Cuánto tiempo sin verte, Awaji?- Yukihiro reconoció esa sonrisa cínica y esa mirada oscura. Sonrió también.

-Kawamura-san….

-¿Puedo…?- señaló el asiento a su lado y Yukihiro asintió. –De todos los lugares posibles, nunca pensé encontrarte en este lugar….

-¿Qué haces aquí?

-Iba a preguntar lo mismo.- Había olvidado ese tono de voz, siempre tan sugerente.

Ryuichi Kawamura era un tipo de cuarenta años de edad, no tan alto pero bastante imponente. Un hombre de negocios al que Yukihiro había conocido por mera casualidad. Lo que más le había atraído de él al rubio había sido la fuerza que irradiaba y sobre todo, su tono de voz; era capaz de modularla a su gusto. Justo como ahora.

-Pero yo pregunté primero. Así que contesta.

-Negocios. ¿Y tú?

-Negocios.

Kawamura le miró con sospecha antes de comenzar a reír. Entonces se acercó mucho al rubio, lo suficiente para poder hablarle en secreto.

-¿Qué te parece si vamos a otro lugar? Uno más…. Privado…

Yukihiro no alcanzó a responder, alguien les interrumpió.

-¿Yukihiro?

Los dos se volvieron al escuchar la voz.

-Vaya, “Yukihiro”, cuanta confianza…- Ryuichi se burló. –No me dijiste que traías a tu perro guardián, Awaji…

-No me preguntaste.- le dedicó una sonrisa sarcástica.

Jun Inose simplemente le miraba completamente molesto. Realmente odiaba a ese tipo, no por lo que era, sino por lo que aún podía ser. Habría querido borrarle a golpes la sonrisa del rostro, pero se contuvo.

-Deberíamos irnos, Awaji-san. Aún debemos arreglar tus papeles para el registro de…

-Puedes encargarte de eso tú solo.- Le interrumpió. -Te llamaré cuando termine aquí…

J se quedó mirándole, no podía creer que prácticamente le estuviera echando. Ryuichi le miró divertido, estuvo a punto de lanzarse a reír pero no lo hizo, conocía el temperamento del abogado y lo que menos quería era terminar en una inútil pelea.

-De acuerdo.- dijo simplemente y salió del lugar completamente molesto.

*******

Al llegar al hotel, Ryuichi no tuvo ningún reparo en pedir su llave en recepción y entrar a la habitación con otro hombre. Y al parecer Yukhiro tampoco.

-¿Vas a quedarte muchos días en Osaka?- preguntó el rubio pero no recibió respuesta.

En el momento justo en que Kawamura cerró la puerta, tomó de la cintura al chico y lo arrinconó contra la pared. Yukihiro le sujetó de los hombros y comenzaron a besarse. El mayor empezó a desvestirlo allí mismo, cada movimiento lleno de una desesperación impropia del moreno. Primero le sacó la chaqueta y luego coló sus manos por debajo de la camisa, le acarició la espalda y viajó a través de ella hasta llegar a los glúteos, los que apretó y masajeó a su gusto, hasta conseguir arrancarle un suave gemido…

Sin dejar de besarlo, lo guió hasta la habitación y luego lo dejó caer en la cama. Se colocó sobre él y comenzó a tirar del pantalón, el que ya había desabotonado. Intentó colar su mano por debajo de su ropa interior pero entonces el rubio le detuvo. Algo en el interior de Yukihiro le decía que debía detenerse antes de que fuera tarde. La imagen borrosa de alguien le molestaba, le gritaba que lo que estaba haciendo estaba mal. Enfocó la vista en su interior para poder adivinar quién era, pero dos rostros se sobre ponía haciéndole difícil la tarea… “¿Ken… J…? ¿Quién?”

Kawamura se dio cuenta de la extraña actitud de su acompañante e intentó seguir con las caricias, pero Yukihiro se alejó.

-¿Ocurre algo?- se apartó ligeramente.

-Creo que esto fue una mala idea…- respondió al tiempo que se ponía de pie y se abrochaba el pantalón. Se acomodó la camisa y caminó hasta la puerta principal en donde recogió su chaqueta. –Debo irme, lo siento.

-Espera, Yukihiro, ¿no me digas que entre J y tú…?

-Eso no es algo que te importe….- respondió molesto. Odiaba que se metieran en su vida.

-Pronto regresaré a Tokio, tal vez podríamos vernos y continuar donde nos quedamos, ¿Qué dices?

-Que ahora vivo en Kansai….

-Vaya, mejor aún…

-Lo siento, pero no nos veremos por un tiempo.- abrió la puerta y salió de allí. El mayor le siguió.

-Yukihiro!!!

-Yo te llamaré… tal vez…

Y desapareció por el ascensor.

*******

No habían hecho reservaciones en ningún hotel, se suponía que regresarían a Kansai juntos. Y ahora no estaba seguro de a dónde ir, y no, tampoco quería llamarle a J. Ahogó un gran suspiro de extenuación.

Se dirigió a la estación. Tomaría el primer Shinkansen a Kansai, ya después vería qué excusa le daría a J. No que debiera darle alguna explicación por sus actos, pero era lo menos que podía hacer después de cómo le trato antes.

 

********************************************************************************

 

-¿Estás bien?

-Sí…

Tetsuya sonrió dulcemente, Hyde parecía nervioso, o emocionado o ambos, no estaba seguro, pero le gustaba verlo así, brillaba como un niño en navidad. Le tomó de la mano y la apretó un poco para calmar sus nervios. Hyde le sonrió agradecido.

-¿No crees que debimos avisarles a tus padres que veníamos?

-No. Ya verás la sorpresa que se llevan… te agradará mucho mi padre, ya verás. Y mi madre te comerá vivo…- rio fuertemente. –Ansío escuchar sus reclamos y sus ironías y ver cómo te pone nervioso…

-Oye¡¡¡ ellos van a adorarme¡¡¡¡¡

Hyde rio alegremente, realmente parecía un niño.

En ese momento el alta voz anunció que debían prepararse para aterrizar.

El avión arribó a Japón cerca de la media noche, y todavía debían viajar otro tanto hasta Osaka y de allí a Wakayama. Era muy de madrugada cuando llegaron a casa de los Takarai. Hyde suspiró pesadamente cuando estuvieron parados frente a la puerta.

Hyde tocó el timbre una vez. Esperaron un par de minutos pero nadie atendía, Tetsu lanzó un suspiro e hizo un mohín de impaciencia. El pelirrojo tocó una segunda vez. Esperaron otro rato y nada. Esta vez Tetsuya fue el que tocó el timbre, pero seguían sin atender. Hyde comenzó a ponerse ansioso.

-¿Crees que pasó algo malo?- preguntó preocupado.

-No, no pienses eso, Doiha. Son las tres de la mañana, deben estar durmiendo.

Volvió a tocar el timbre y esta vez las luces se encendieron, Hyde sonrió aliviado.

-Lo ves…?-le susurró el castaño con cariño.

La puerta se abrió, dejando salir a un hombre enorme, Hyde lo observó con ternura, tan imponente como lo recordaba, era su padre.

-¡¿Hide-chan?!

-…P-papá…- susurró y luego se lanzó a sus brazos para luego comenzar a llorar cual niño de cinco años.

Hiroki abrazó fuertemente a su hijo. –Bueno, bueno, ya, ya…- le susurraba al tiempo que le palmeaba la espalda para tranquilizarlo. –Vamos, Hide-chan, sigues siendo el mismo chiquillo de siempre, ¿eh?...- bromeó, pero Hyde no le podía contestar, seguía sollozando. -¿Y tú quién eres?- le preguntó al otro chico, endureciendo la mirada.

Tetsuya se tensó al escuchar la voz fuerte del hombre, eso y la mirada tan fría le pusieron nervioso.

-Yo… yo soy…

-Él es Tetchan…

-¡Ah…! Así que tú eres “Tetchan…” mgmgmg…- fue el gruñido y la mirada lo que casi lo hacen correr.

-Mucho gusto, Tetsuya Ogawa…- se presentó. Hiroki no le respondió, se acercó a él y le abrazó. Tetsuya se sintió extrañamente cómodo, el gesto le reconfortaba de alguna manera inexplicable.

-Siento que te conozco de toda la vida, Tetsu… Hyde me ha hablado tanto de ti….- Tetsuya le simplemente le sonrió, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. -¿Por qué no vamos adentro, Hide-chan? Hace mucho frío aquí afuera y seguro sigues siendo tan delicado como siempre, ¿o me equivoco?- le preguntó a su hijo.

-No, Hyde se enferma con la menor corriente de aire…- sonrió con ternura.

-¿Cómo está mamá?- preguntó repentinamente preocupado.

-Enferma, pero está mejorándose. Pero será mejor que entremos, ya habrá tiempo para hablar…

Ya adentro, Hiroki les ayudó a llevar las maletas hasta la habitación de su hijo. Mientras tanto Hyde corrió a la habitación de sus padres para ver a su madre. La encontró dormida, lucía tan delgada, tan pálida… se acercó a ella y le besó la frente con ternura y luego le susurró un “estoy de vuelta mamá” pero su madre seguía dormida.

Regresó a la habitación, su semblante había cambiado por completo, ver a su madre tan débil no le agradaba. Al momento de cruzar el umbral un fuerte suspiro se le escapó.

Y Tetsu lo notó. -¿Estás bien, Doiha?

-¿Doiha?

-Hyde… Hide… es…- a pesar de todo ese hombre realmente le ponía nervioso. –Así lo llamo, es… de cariño…

-Estoy cansado…- negó Hyde.

-Dame cinco minutos y te prepararé la habitación de al lado, Tetsuya.- dijo y se dio la vuelta dispuesto a salir de allí, pero la voz de su hijo le detuvo.

-Está bien, papá. Tetsu dormirá aquí conmigo.

Hiroki miró duramente al castaño y Hyde casi se carcajeó al ver a su novio tenso y sudando frío.

-Si tú quieres….- accedió. -Bueno los dejaré descansar, que pasen buenas noches…

-Buenas noches…

Y una vez solos, Tetsuya al fin pudo respirar tranquilo.

-Tú padre en serio que da mucho miedo…- le dijo al tiempo que se acercaba al pintor para abrazarlo y besarle ligeramente en los labios.

-Y no has conocido a mi madre…- se burló el menor.

 

*******

 

Esa mañana no le despertó la alarma, ni las llamadas insistentes de su manager; esa mañana le despertó el sonido inconfundible de su madre batallando en la cocina. Sonrió aún con los ojos cerrados. Cuánto había extrañado los amaneceres en Wakayama, en su hogar, en su habitación. Y lo que era mejor, al lado de la persona que amaba.

-¡Hide-chan, el desayuno está listo!

Y al escuchar la voz de su madre, aunque no tan fuerte y clara como la recordaba, hizo se le escapara una risilla. En serio había extrañado todo esto. Se sentía como el chiquillo de trece años que debía levantarse para ir a la escuela.

-Vamos, Tetchan, levántate…- Tetsuya, que ya había despertado, le miraba con ternura. Hyde estaba sentado en la cama a su lado y se tallaba los ojos en un gesto infantil.

-Buenos días para ti también, Doiha…- le riñó con cariño para luego acercarse y robarle el primer beso del día.

-Vamos, quiero que conozcas a mi madre…- Hyde intentó levantarse pero Tetsuya no se lo permitió, jaló de él y lo atrapó en otro beso.

-..mghmgh….- gimió en medio del beso. –Tenemos que bajar….- a pesar de utilizar un tono de advertencia, no parecía querer irse tampoco, él mismo profundizó el beso. Tetsuya empujó ligeramente el cuerpo de Hyde para que quedara tendido y se colocó sobre él. Comenzó a acariciarlo por debajo del pijama cuando se escucharon pasos subiendo las escaleras…

Hyde empujó rápidamente a Tetsuya y este cayó al piso golpeándose la cabeza. Un segundo después las pisadas se alejaron.

-¿Tetchan, estás bien?- preguntó desde la orilla, asomando la cabeza.

-Doiha… ¿qué te parece si mejor vamos a un hotel?- dijo sobándose la parte exacta que se había golpeado.

-Lo siento, Tetchan…- se encogió de hombros y le sonrió a modo de disculpa.

Luego de un rato, bajaron juntos al comedor. En la mesa ya estaban sentados Mizuki y Hiroki, y los servicios para ellos estaban dispuestos.

En cuanto Mizuki vio a Hyde se lanzó a sus brazos, cual niña de quince años. Nadie pensaría que hace poco estaba prácticamente muriendo.

-Tu padre me contó esta mañana que estabas aquí, quise ir corriendo a tu habitación y despertarte pero me dijo que estabas acompañado…- en ese momento miró a Tetsuya.

-Tetsuya Ogawa…- se presentó, inclinándose ligeramente.

-Hide-chan me ha hablado mucho de ti, Tetsuya Ogawa; y debo decir que sólo me ha dicho maravillas; sin embargo, si alguna vez lo hieres de cualquier manera, te haré daño, te haré sufrir tanto que…

-Mamá…- le advirtió.

-Sólo decía…- regresó a su lugar. Hiroki y Hyde no pudieron evitar reír ante la cara de susto de Tetsuya.

El castaño simplemente lanzó una risilla nerviosa.

Pero en realidad se sentía cómodo con la familia de Hyde. Todos eran tan sinceros. Pero sobre todo, Hyde se veía tan feliz. Aparentemente la enfermedad de su madre estaba cediendo.

 

*******

 

Mientras tanto, esa misma mañana en Tokio, en uno de los bares más elegantes de la zona en Shinjuku, dos hombres hablaban amenamente mientras los chicos de limpieza hacían su trabajo.

-¿Me dirás quién es él?

-¿Qué te hace pensar que no es un hombre?

-Vamos, Camui, si fuera una chica ya la habría conocido. Los medios ya habrían dado con ella. Y viendo cómo te empeñas en esconderle; debe ser un chico.

-¿De verdad crees que voy a decirte, Atsushi? ¿Después de que te llevaste a mis últimos tres amantes?- el rubio le miró con seriedad, pero sin perder la sonrisa en su rostro.

-Oye, te hice un favor. Si se fueron conmigo tan fácilmente, no te convenían…

Ambos rieron ante el comentario.

Atsushi Sakurai era un hombre de cincuenta y un años, pero que no los aparentaba, era su cuerpo fornido y tonificado, o el contraste entre su cabello oscuro y su piel blanca, o el brillo de sus ojos profundos, o tal vez todo junto le hacían ver mucho más joven de lo realmente era. Este hombre poseía la vitalidad que cualquier chico veinteañero desearía, además de la suerte que tenía con las chicas… y chicos… Atsushi era lo que llamaban un soltero empedernido. Y uno de los mejores amigos de Gackt Camui.

 

********************************************************************************

 

El tic tac del reloj nunca le pareció más tortuoso que ahora. Hacía horas que Yukihiro miraba una lista de librerías y catálogos con títulos literarios de toda clase, sin realmente ponerle atención.

Esa mañana se había despertado con la idea de comenzar a armar la biblioteca para la escuela, entonces llamó a J, con alguna intención que ya no recordaba, pero el celular de éste estaba apagado. Llamó a su oficina y la secretaria le dijo que el abogado había salido en compañía de un chico delgado y rubio. La secretaria se había comprometido a que si el abogado se comunicaba con ella, ella se aseguraría de que le regresara la llamada. De eso hacía ya cinco horas y J aún no se comunicaba.

Y finalmente, cerca de las siete de la noche, su teléfono sonó.

-¿Hola?- se apresuró a responder. En otro momento se habría reído de su actitud, pero de momento solo pensaba en qué escusa le daría.

-Awaji-san, mi secretaría me pidió que me comunicara contigo en cuanto…

-No me acosté con él….- le interrumpió. Su voz llena de premura.

Inose se quedó en silencio. No estaba seguro de qué era lo que más le había sorprendido; la confesión o el hecho de que se confesara. Este tipo de actitudes no eran propias del rubio después de todo. Aun así se sintió tan feliz que no supo cómo expresarlo.

-¿Escuchaste lo que dije?

-Sí.

-Sólo quería que lo supieras.- estaba a punto de colgar cuando la voz lo detuvo.

-¿Ya comiste?

-¿Qué? No, aún no…

-Eso pensé. Pasaré por ti en media hora. Cenaremos arroz frito, tu favorito, ¿te parece?

-De acuerdo…

 

Y más de media hora después….

-¿Qué estuviste haciendo esta tarde?- preguntó Yukihiro con fingida apatía.

-Trabajando…

-¿Solo?

J sonrió triunfante ante la seguridad de que el rubio estaba celoso.

-No. Con algunos colegas…

Yukihiro hizo un gesto de descreimiento. Se recargó en el respaldo de la silla y miró alrededor del restaurante; no estaba lleno pero había bastante gente para ser inicio de semana.

-No te creo.- dijo repentinamente, recargando ambos brazos en la mesa y cruzándolos para recargar el mentón. El largo cabello se le vino al rostro y lo cubrió parcialmente. J tuvo enormes deseos de apartarlo para poder ver mejor sus pequeños pero hermosos ojos, pero no se atrevió.

-¿Estás celoso?- preguntó con maldad. Yukihiro dio un respingo y por un segundo pareció sonrojarse, no estaba seguro ya que el rubio volvió el rostro al otro lado.

-Claro que no.

-Oh!! Qué lástima…- molestó.

-Imbécil…

 

Había sido una linda noche. Demasiado placentera y no habían tenido que ir a la cama. De hecho, era la primera vez que pasaban una noche hablando, riendo, disfrutando simplemente, y esta sensación le gustó al rubio.

Ya entrada la noche, el abogado se despidió de Yukihiro. Éste debía volver a Tokio por trabajo, y Yukihiro debía quedarse en Kansai, había conseguido un puesto como maestro suplente en una escuela nocturna, no era mucho pero al menos lo mantenía ocupado.

*******

Hacía una semana que J había regresado a Tokio y Yukihiro, extrañamente, se sentía un poco sólo. Últimamente el abogado le hacía sentir diferente, y le gustaba esta sensación. Algo que ni siquiera Ryuichi había logrado, ninguno además de Kitamura.

Miró su reloj de pulsera, aún faltaba tiempo para que iniciara su clase, así que decidió dar una vuelta por el parque. Necesitaba despejar un poco su mente, después de todo.

Estacionó el auto varias cuadras antes de llegar al parque, le apetecía  caminar un poco y tal vez distraerse con las tiendas de los alrededores. La calle estaba llena de aparadores donde vendían joyería para hombre de su gusto. Era una de sus debilidades, y aunque no podía usarlas en el trabajo, le gustaba coleccionar ese tipo de cosas.

Cuando llegó al parque, se sentó en una de las bancas cerca del área de juegos. A lo lejos escuchó la risilla agradable de un niño. Sin poder evitarlo lo buscó con la mirada y lo encontró del otro extremo jugando con un balón de futbol, demasiado grande para él, de hecho. El niño, con una fuerza impropia de su edad, pateó la pelota y esta calló cerca de los pies del rubio. Yukihiro tomó el balón y se dispuso a devolverla a su dueño.

-Gracias, señor…- agradeció con su dulce vocecilla.

-No es nada.- Yukihiro se acuclilló para quedar a la altura del pequeño. –Dime, ¿cómo te llamas?

-Lo siento, pero no puedo decirle mi nombre, no lo conozco…- le dijo con voz sabia y le miró con sospecha.

-Tienes razón. Bueno, pues, mi nombre es Yukihiro.- le dijo.

-…mmmm…- le miraba como si estuviera analizándole. Y Yuki no pudo evitar reír. -Yuudai….- le dijo al fin. El niño era realmente adorable.

-Mucho gusto, Yuudai.

-¡Yuu-chan, es hora de irnos!!- se escuchó al otro lado.

-Ya voy papá…- gritó el pequeño.

Al ver al hombre que se acercaba, Yukihiro se congeló al instante.

-Mira, papá, él es Yukihiro-san…- corrió el niño a sus brazos y su padre le cargó.

Ken se quedó perplejo por un segundo, pero se recompuso al instante.

-Qué sorpresa, Yuk…. Awaji-san…- se corrigió.

-S-sí…- no supo qué más decir. Lo único que podía hacer era mirar al niño y luego a él. “¿Su hijo…?”

-Papá…- le jaló de la manga y entonces Ken le miró. –Tengo hambre…- se quejó.

-Claro, Yuu-chan, ya vamos a comer. Por qué no vas por tus cosas, están en la banca…

El niño asintió y corrió por su mochila.

-¿Él es tu hijo?- preguntó sin darse cuenta, y sin despegar la vista del niño.

-Kitamura Yuudai.

-¿Cuántos años tiene? ¿Seis?

-Los cumplió el mes anterior.

-Es muy lindo…- dijo.

El niño efectivamente era el hijo de Ken, era la viva imagen de su padre, aunque de ojos más expresivos. Y de contextura pequeña. El ondulado cabello oscuro remarcaba su rostro pálido, y esa risilla marca Kitamura (¿acaso sería lago genético?) lo delataban. Bueno, eso y la suspicacia del pequeño.

-Sí, lo es….

-Tu esposa debe estarlos esperando para comer, ¿no?- dijo con cierto resentimiento. Sabía que Ken vivía en Osaka con su familia y suponía que su esposa le había ido a visitar junto con su hijo.

Pero Ken rió, algo que le sorprendió más que molestarle.

-Me divorcié hace algunos años, Yuki… y mi hijo vino a pasar unos días conmigo…- “Yuki” había vuelto a llamarlo así sin pensar.

Yukihiro le miró curioso, quizás un poco incrédulo.

-Estoy listo, papá…- el niño se paró a su lado. La mochila parecía más grande que él y eso sólo hacía verse más adorable.

-Vamos entonces….- Ken se agachó y le abrochó la chamarra al niño y le acomodó la gorra. Luego le tomó de la mano. -Bueno, entonces nos vemos luego, Yuk… Awaji-san.

-Adiós, señor.- se despidió el pequeño. Yukihiro simplemente le hizo adiós con la mano.

El rubio se quedó mirándoles partir. Ken lucía feliz al lado del pequeño, era como si el niño le contagiara de vitalidad, de juventud a su padre; ambos brillaban. Sonrió sin darse cuenta al notar que Ken tropezaba con una piedra y el niño reía a carcajada tendida.

 

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-¿Has tenido problemas con la mudanza?

-No, Tetsu se encarga de todo…

-Si necesitas dónde pasar algunas noches…

-¿Me dejarás quedarme aquí gratis?-Bromeó y Gackt lo sabía así que le siguió el juego.

-Claro… y dime, ¿qué te parece, Hyde? Lindo, ¿no?- con los brazos abarcó todo el lugar.

-Es increíble. ¿Dime, cuánto cuesta una habitación aquí?

-Mmmm…. 50,000.00 yens…

-¿La semana?

-La noche…

-¡¿QUÉE? ¿ESTÁS LOCO?!!!

-Oye, antes de sorprenderte deberías pasar al menos una noche aquí, no tendrías qué pagar nada y tendrías la mejor de las compañías… la mía por supuesto….

-Gracias, lo pensaré…

Hyde rió con simpleza, le causaban cierta gracia (y placer) los coqueteos de Gackt.  La verdad era que el pintor estaba muy acostumbrado a todo tipo de halagos e insinuaciones, pero el rubio era un poco más directo e insistente y eso le hacía sentir especial.

En fin… Por ahora el empresario le daba un tour por todo el hotel, justo ahora se dirigían al lobby en donde el pintor plasmaría el último mural, y el más impresionante.

*******

Y mientras Hyde trabajaba en el mural, Tetsuya hacía lo propio con su desfile de modas.

-¿Verdad que es muy linda?

-Sí, creo que ella será perfecta para llevar el vestido principal de la colección.

-De hecho, estaba pensando que ella podría ser la imagen de la línea…

-Sí, ya lo había pensado también…- lo pensó un poco. –Pero su representante es algo difícil…

-Ella quiere hacer esto, me lo dijo…. ¿Quieres conocerla?

-Claro…

Arai Minoru, el hombre que estaba ayudándole con los preparativos del desfile y que además le ayudaría con el establecimiento, se levantó de la mesa y fue casi corriendo para llamar a la modelo. Tetsuya se quedó en la mesa observando el portafolio, la verdad esa chica era muy linda, pero en nada se comparaba con Hyde… sonrió al pensar en él. A pesar que ahora ambos estaban en Japón, desde que se habían llegado a Tokio no se veían mucho. Siempre que Tetsuya llegaba a casa, Hyde estaba trabajando en su estudio; y para cuando Hyde se disponía a ir a dormir, Tetsuya ya estaba preparándose para ir a atender sus compromisos.

 

-Sakai-san, él es….

-Ogawa-san, lo sé. Mucho gusto…- saludó la chica. Se notaba un poco nerviosa y eso le fascinó al castaño. La timidez no era propia en una modelo en pleno despegue.

Ayana Sakai era una modelo de veintitrés años de edad, una chica menuda, típico cuerpo de modelo, de larga cabellera castaña, hermosa sonrisa y ojos risueños. La mujer tenía un porte elegante y era realmente agradable. Además contaba con una gran experiencia en el mundo del modelaje. Y contaba en su currículum pasarelas con renombrados diseñadores.

-¿Qué dices?- preguntó Arai luego de haberle dado todo un discurso de por qué debía ser la imagen la línea de ropa de Ogawa. La chica, sin embargo, parecía no haber escuchado una sola palabra, estaba absorta en la dulce sonrisa del castaño.

-De verdad, para mí sería un honor que trabajaras con nosotros…- dijo Tetsuya y la chica se sonrojó.

-Hablaré con mi representante.- asintió sonriente, accediendo a trabajar con ellos.

*******

El día más importante para cada uno, la debelación del último mural y el desfile de moda, cada vez estaban más cerca. Y aunque les fastidiaba un poco no poder verse ya ni siquiera por las noches, ambos hacían un gran esfuerzo, después de todo ellos estaban cumpliendo con sus sueños.

-¿Acaso nunca duermes, Hyde?

Hyde, que se encontraba dándole los últimos retoques a su obra de arte, no se volvió para averiguar de quién se trataba, había reconocido la voz y no pudo sino sonreír al escucharlo.

-Ya habrá tiempo para dormir…- respondió al final.

-Hay una gran expectativa con la debelación del mural. Habrá muchos reporteros y gente importante ese día….

-¿Intentas ponerme nervioso?

-¿Está funcionando?

-La verdad, no…

 Gackt lanzó una risilla agradable, entonces Hyde se giró en el banquillo para mirarlo.

-¿Sólo por eso estás aquí?

-En realidad me preguntaba si querrías venir a celebrar esta noche. Será la apertura del bar Kizakura y…

-Lo siento, Gackt pero no puedo.

Gackt suspiró con impaciencia. Ese estúpido novio de Hyde que aún no conocía y que tanto le fastidiaba…

-Tu novio puede venir si tú quieres…

-No lo creo. Esta noche voy a acompañar a Tetsu. ¿Sabes? Tendrá su desfile de modas, la inauguración de su tienda y lanzará al mercado su propia línea de ropa….

-Vaya, todo un acontecimiento, ¿cierto?

-Aunque lo digas en ese tono, sí, lo es.

Hyde pensó en invitarle, pero supuso que sería incómodo para el empresario, así que simplemente se volvió para seguir con su trabajo y dio por terminado el tema. Gackt al notarlo simplemente se alejó para dejarle trabajar.

*******

El lugar estaba a reventar, los fotógrafos justo al frente de la pasarela se preparaban para disparar en el momento justo en que las modelos comenzaran a desfilar. Los periodistas buscaban con ansias una exclusiva con el joven diseñador.

Hyde observaba encantado la forma en que Tetsuya se movía tras bastidores, era una visión completamente nueva de su pareja; y le gustaba. Esa seriedad con la que actuaba, la frialdad con la que tomaba cada decisión, la seguridad con que respondía a cada pregunta de los reporteros, todo, absolutamente todo eso le hacía lucir sumamente… sexy.

Hyde rió ante la idea. Era increíble que pensara en ese tipo de cosas en momentos como este, pero qué le iba a hacer, hacía mucho que no estaban juntos de esa manera y le extrañaba.

Lo vio venir acompañado de una chica, una de las modelos supuso, ambos se detuvieron frente a un reportero y luego de responder a algunas preguntas, juntos posaron para las fotografías. La chica se colgaba del brazo del diseñador, le abrazaba de la cintura y luego le besaba en la mejilla.

En ese momento Hyde se dio cuenta que fruncía el ceño; estaba celoso.

El desfile comenzó.

 

-¿Te estás divirtiendo, Hyde?

El desfile había sido todo un éxito, Tetsuya junto con la modelo habían cortado el listón de la tienda de ropa. La celebración iba de maravilla, ahora todos bailaban, bebían y hablaban animadamente. Todos menos Hyde que se encontraba en una de las mesas, solo y aburrido. Observando con disgusto a Tetsuya ir y venir de un lado a otro con esa estúpida chica a su lado. Tetsuya había notado la mirada asesina que le lanzó a la modelo y de alguna manera se deshizo de ella para poder acercarse a Hyde.

-No tanto como tú…

-Estás enojado.

-Tú sí que eres perceptivo…

-Hyde, sabes que tengo que atender a….

-Claro, tienes que dejar que esa tonta te abrace y te besuqué… ¿por qué debería estar enojado? sólo te has pasado todo la noche ignorándome.

Tetsu sonrió, ¿acaso Hyde estaba celoso?

-Ella es la imagen de la línea y yo necesito…

-Sí, sí, te entiendo…- Hyde asintió con descreimiento y disgusto, se levantó del asiento y comenzó a caminar hacía la salida. Tetsuya tardó un poco en reaccionar.

-¡Hyde!!- le gritó mientras corría para darle alcance. -¡Doiha, espera!!!

-Regresa a tu fiesta. Te espero en casa.- le dijo y siguió caminando.

-Doiha, ¿te das cuenta de lo infantil que estás siendo?-  le detuvo. –Por favor…

-¡Ogawa-san!- se escuchó la voz de Minoru-san que lo llamaba desde la puerta. –¡Vamos, quieren hacerte unas preguntas!!

-Te están llamando…- intentó alejarse. –Te veo en casa…

Tetsu lo observó alejarse. Una vez lo perdió de vista regresó al lado de Minoru y de Ayana.

*******

Pasaban las cinco de la mañana y Tetsuya aún no aparecía.

Hyde miró el reloj de la cómoda por incontable vez, suspiró con cansancio. Tomó el celular sólo para verificar la hora, cinco con cinco minutos. Se giró en la cama y se cubrió completamente con las cobijas y cerró fuertemente los ojos. Tenía que dormir algo, ese día tendría mucho trabajo, debía dar los últimos detalles al mural pues la debelación sería mañana. 

Luego de un rato, completamente vencido decidió entrar a la ducha.

Se sentó en la cama y mientras se secaba el cabello con la toalla encendió la televisión, comenzaba el noticiero de las seis de la mañana. Empezó a vestirse y acicalarse cuando en la tv la reportera comenzó a hablar sobre el desfile del joven diseñador Ogawa. En la pantalla aparecieron fotografías del evento, la escenografía, los vestidos, las modelos y por supuesto, la nueva tienda de ropa.

-La verdad es que anoche sorprendió mucho con sus diseños…- dijo una de las conductoras.

-Pero nos sorprendió más lo joven y guapo que es…- dijo otra. -¿Está comprometido? ¿Alguien sabe si está disponible?- bromeó, preguntándoles a los de su staff quienes negaron. –Pues habrá que averiguar. Por lo pronto, miren estas fotografías, donde captaron al joven Ogawa-san muy “acaramelado” con su modelo principal, la srita. Sakai, ¿será que hay algo entre ellos?...

Para ese momento Hyde se acercó más al televisor, poniendo la mayor atención a las imágenes que aparecían en la pantalla. En las fotografías se veía a Tetsuya bailando animadamente con la modelo y mientras daba el discurso de agradecimiento, al momento de nombrarla a ella, ella le abrazaba y dejaba un ligero beso en sus labios, para luego salir del lugar juntos y prácticamente abrazados…

-Bueno, la verdad es que yo les pregunté si había algo entre ellos,- apareció de nuevo la conductora, quien contaba que tuvo la oportunidad de entrevistar a Tetsuya y a su acompañante. –Y ellos lo negaron, pero mírenlos… se nota que les pasan cosas el uno por el otro… y si no, pues deberían. Hacen una muy bonita pareja juntos…

En ese momento se escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse. En el televisor ya pasaban los créditos del programa y Hyde la apagó.

-¡Oh, ¿sigues despierto?!- preguntó con inocencia. Hyde no contestó. -¿Sigues enojado?- preguntó al momento que se quitaba la chaqueta y entraba a baño.

-¿Dónde estabas?- preguntó el pintor realmente molesto.

-Con Minoru-san. Estuvimos haciendo planes para la exportación de la línea. Arai piensa que….

-¡Mientes!- le interrumpió.

-¿Qué?

-¿De verdad piensas que te voy a creer que estuviste hasta estas horas hablando de negocios con ese tipo?

-Hyde, lamento mucho no haber estado contigo toda la velada, pero...

-¿Dónde estuviste anoche?

-Ya te lo dije…

-¡Estuviste con ella, ¿no es cierto?! ¡¿Se acostaron?! ¡Dímelo!

-No sé de qué me hablas. Doiha…- se acercó unos pasos, los mismos que Hyde retrocedió.

-¡Te vieron salir con ella del lugar! ¡Te fotografiaron besándola!! ¡¿A dónde fuiste?!

-Ya te lo dije, estuve hablando con Arai. Es ciento salí con ella, pero sólo la acompañé a su departamento, luego Arai me llamó y…

-No te creo.- Se dio la vuelta, tomó su chaqueta y se dispuso a salir del lugar.

-Hyde, escúchame,  ¿a dónde vas?

-Lejos de ti.

Respondió al momento que azotaba la puerta. Tetsuya se sentó en la cama y suspiró con cansancio. Todo lo que había dicho era verdad, pero ahora cómo haría para que Hyde le creyera. Ni siquiera le valía llevar a Minoru-san, Hyde no le creería tampoco a él, pensaría que no haría más que complacerlo a él.

Suspiró.

 

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-Según me contaron, llevan más de dos años viviendo juntos. Shinya-san es muy tímido, en realidad me recordó un poco a ti,- rio ante el comentario pero Yukihiro no parecía escucharle. -y Die se aprovecha de eso, ¿sabes?…- Yukihiro parecía en otro mundo. - ¿Estás bien?

-¿Qué?, sí, lo siento, ¿qué decías?

-¿Qué te ocurre?

Jun Inose regresó esa tarde a Kansai, y lo primero que hizo fue llamar a Yukihiro e invitarle a cenar. La emoción que sintió cuando este aceptó enseguida, no duró mucho tiempo. Yukihiro estaba distante, en otro mundo, y parecía preocupado por algo. Y no quería preguntar, pero temía que ese “algo” fuera cierto arquitecto.

-Nada, sigue contándome sobre… sobre… eso que estabas diciéndome…

-Yukihiro,- le interrumpió. –Cuéntame qué te pasa.

Yukihiro se quedó mirándolo un momento. Decidiendo si debía contarle o no. Sabía de los sentimientos del abogado por él, y la verdad es que aún no era tan mala persona como para ignorarlos así. Y eso que lo había intentado.

-Si tú quieres, puedes verlo como una… “consulta” con tu abogado, aunque preferiría que lo vieras como “una plática entre amigos”

-…Vi a Ken…- respondió no muy seguro.  

Silencio.

“Demonios, lo sabía...”

-Ayer fui al parque, el que está cerca de la plaza, ya sabes, para distraerme un poco y… ahí estaba él con su hijo…- Yukihiro se recargó pesadamente en la mesa, acercándose lo más que pudo a su acompañante para poder hablarle en voz baja y que éste le escuchara perfectamente.- Repentinamente, Yukihiro se quedó en silencio, pensativo.  

-¿En qué piensas?

-Verlo con su hijo, yo… no sé. Fue una visión completamente diferente de él…

-Y recordaste lo malditamente enamorado que estás de él, ¿no?- Yukihiro no contestó. -¿Y su esposa? ¿No estaba con ellos?- preguntó con toda la intensión de herirlo.

-Se divorció...

-¡Maldición, y tú le creíste!- elevó la voz. -No te entiendo Awaji, ¿acaso eres masoquista?- Yukihiro lo miraba sin expresión alguna. Algo que de verdad odiaba el abogado, ese rostro impasible, tan difícil de leer. -¿Qué tienes en la cabeza? ¿Qué tengo que hacer para que te olvides de él? Ese tipo te abandonó por una mujer….- le dijo en un tono de furia contenida. –¿Por qué no lo dejas y sigues con tu vida?

-¡No puedo!

-¡No quieres, que es diferente!

En ese momento las personas en las otras mesas les miraban curiosos, lo que incomodó al rubio.

-Lo he intentado….- murmuró.

-Pues no lo suficiente…- se levantó de la mesa molesto y comenzó a caminar hacia la salida.

Yukihiro se quedó solo en la mesa, avergonzado de la escena y pensando en lo que le había dicho; ¿Acaso de verdad era masoquista? Digo, si analizaban las personas con las que había salido o estado…. Veamos:

Primero fue Morrie, un tipo que casi le doblaba la edad y que simplemente le había utilizado. Luego, Ken. En realidad con Ken todo había empezado mal, y era normal que también terminara todo mal, ¿no? Después Toshimitsu Deyama, un colega del colegio en el que había estado trabajando, un hombre además casado. Yukihiro se enteró el día en que la mujer fue a hacerle un escándalo a su casa. Él tipo no se atrevió a darle la cara y simplemente renunció.

Por aquel entonces conoció a J, Die los había presentado ya que Yukihiro le contó que necesitaba un abogado de confianza. No podía negar que cuando conoció a J le pareció una persona sumamente atractiva, pero una de esas noches también conoció a Ryuichi Kawamura, y la fuerza que el tipo irradiaba era simplemente irresistible. Se habían coincido en una convención, intercambiaron un par de palabras y se dieron cuenta de que tenían mucho en común, esa misma noche se fueron juntos a la cama. Una noche Kawamura apareció en su puerta sólo para decirle que lo que tuvieran se terminaba en ese mismo momento, él debía casarse y mudarse, cosas de negocios, y que no era conveniente que siguieran viéndose. Eso de algún modo desconcertó al rubio, y fue J quien se encargara de consolarlo.

Humm…. Viéndolo de esta manera, quizá tenía razón. De entre todos, J era el único que había mostrado verdadero interés por él, pero… en el corazón no se manda… ¿cierto?

¿Qué podía hacer después de todo?

 

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-¿Hyde? ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

Gackt había llegado temprano al hotel, tenía que arreglar lo de la conferencia de prensa de esa noche. Sabía que era muy temprano y que el pintor aún no llegaba, pero aun así fue hasta el lobby donde Hyde estaba pintando el mural.

Se sorprendió mucho de encontrar al pequeño pintor en el taburete llorando desconsoladamente.

-Oye, ¿qué tienes? Estás asustándome…- repitió.

-No es nada… déjame…

-Nadie llora por nada. ¿Cuéntame? ¿Acaso no somos amigos?

Hyde se le quedó mirando un momento. Gackt sonrió con ternura al verle la carita empapada en lágrimas.

-Vamos, necesitas una copa para relajarte un poco.

-Es muy temprano para tomar…- dijo entre sollozos, limpiándose las lágrimas de las mejillas.

-Entonces te invito un café…- le tendió la mano pero Hyde no la tomo. En lugar de eso le sonrió y tomó la paleta de colores.

-De verdad, estoy bien. Ahora quisiera concentrarme en mi trabajo, ¿me dejarías solo?

-Claro. Pero prométeme que si necesitas algo vas a llamarme…

Hyde asintió.

*******

La conferencia de prensa había sido un éxito, y como en todas las anteriores, las preguntas acerca de sus vidas privadas e insinuantes no se hicieron esperar. Pero esta vez, Hyde les dio menos importancia que la vez anterior.

Luego de un rato, cuando casi todos los periodistas se habían retirado, Hyde se despidió de Gackt pero este no le permitió que se marchara, no hasta que le contara qué le había sucedido esa mañana, así que juntos fueron hasta el bar del restaurant del hotel.

Y mientras bebían una copa de algo que Hyde desconocía, el pintor le contaba a grandes rasgos lo sucedido la noche anterior. Al poco rato se habían terminado tres botellas del mejor vino de la casa.

-Hyde, deberías dejar a ese tipo, alguien como tú debería estar con alguien más… ¿cómo decirlo?- Gackt se había reclinado en su asiento para acercarse mucho al rostro sonrojado de Hyde. –alguien como yo…- dijo, inclinándose el resto para poder besarlo.

Y esta vez Hyde no desvió el rostro, dejó que el rubio le tomara del mentón y que sus labios hicieran contacto. Se sentía demasiado mareado como para evitarlo.

-Ese tipo no te merece….- le dijo el rubio antes de volver a besarlo, esta vez sujetándole de la cintura para acercarlo más a sí mismo y profundizar el beso.

-No…- se alejó. Luego de un rato de incómodo silencio. Hyde volvió a hablar. –Oye, necesito dónde quedarme, no quiero regresar a casa aún…

-Te lo dije, puedes pasar aquí la noche sin pagar nada…

-Gracias….- respondió el pelirrojo.

Gackt ayudó al pintor a ponerse en pie y luego de hablar con el gerente del lugar, guió a Hyde hasta su habitación.

En ese momento Tetsuya entraba al Hotel, alcanzó a ver cómo el empresario tomaba a Hyde de la cintura para equilibrarlo y juntos subían a las habitaciones. Se quedó de pie, observándolos, completamente atónito…

*******

La debelación del mural también fue todo un acontecimiento, los críticos presentes se maravillaron con la obra terminada, todos felicitaban al autor y le buscaban para elogiarlo, pero Hyde no se sentía con ánimos de festejar, y no era sólo por la resaca que tenía; Tetsuya no había aparecido todavía.

En el lugar había un sin número de personalidades. Artistas, actores, cantantes, modelos, empresarios…. Mucha, mucha gente importante.

-Hyde, quiero presentarte a un amigo…- Gackt se acercó acompañado de otro hombre.

Hyde, que se encontraba justo al extremo de la sala intentando evitar a los periodistas, mirando a través de la venta, buscando la figura del diseñador, se volvió al escucharle.

-Él es Sakurai Atsushi, un amigo de la familia…- le presentó. –Él es Hyde, el pintor del que tanto te hablé…

-Mucho gusto.- Saludó el pintor. Pero el otro no le devolvió el saludo, se quedó mirando, sorprendido, casi como si hubiera visto un fantasma…

-¿Atsushi?- Gackt le llamó, pero el otro seguía perdido. –¡Sakurai!

-Lo siento,- respondió volviendo en sí. –Eres… igual a ella….- dijo aún con la mirada clavada en Hyde.

-¿A quién?- preguntó.

-A-a nadie, lo siento. Es sólo que me recordaste a una persona…

-No te creo, Hyde es único…

-Y muy hermoso… te felicito Camui, tienes un gusto excelente…

Hyde se sentía incómodo con la mirada insistente del amigo de Gackt, pues en toda la velada no dejó de mirarle, no importaba a dónde se metiera el pintor, él seguía sus movimientos en todo momento. Ese hombre era sumamente extraño. Pero luego de un rato lo olvidó y volvió a la ventana.

Seguía mirando, deseando casi desesperadamente que Tetsuya apareciera y le pidiera perdón y así poder arreglar todo. Él estaba seguro que iría, nunca había faltado a ningún evento así.

Pero las horas pasaron, los invitados se despidieron, las luces se apagaron y Tetsu nunca llegó.

*******

-Hyde…- susurró suavemente sobre su mejilla.

-N-no….- dijo, pero en lugar de apartarse, Hyde giró el rostro para atrapar los labios del rubio.

Gackt se inclinó sobre él para poder tomarlo del talle y profundizar el beso. Hyde elevó los brazos y se aferró a sus hombros que eran mucho más grandes y musculosos  que los de Tetsuya.

“Tetsuya…” pensar en él le enfurecía. En un movimiento rápido e inesperado, lanzó el cuerpo grande del empresario a la cama y luego se sentó en sus piernas, le tomó del rostro y volvió a besarlo. Gackt le sujetó de la cintura mientras Hyde se mecía sobre sus caderas. La imagen de Tetsuya con esa chica, posando para la fotografía, abrazados, felices…

De un tirón abrió la camisa del rubio, haciendo volar los botones, dejando al descubierto su pecho fuerte y tonificado. Gackt sonrió al sentir las manos del pintor acariciarle la piel. El rubio se incorporó un poco e intentó desnudarlo con delicadeza, intentando seducirlo, pero Hyde no quería eso, él sólo quería que el otro le poseyera rápido y le hiciera olvidar…

Hyde le desabrochó el pantalón al otro y tentó su erección. Gackt le detuvo y giró con él para cambiar posiciones. El mayor le desbrochó la camisa e iba a continuar con el pantalón pero el pelirrojo se removió incomodo bajo suyo…

-¡No, detente…!- se incorporó por completo, casi aventando al otro.

-¿Qué ocurre, Hyde?

-Lo siento pero no puedo… no puedo hacer esto…

Sin siquiera abotonarse la camisa nuevamente, tomó su chaqueta y salió del departamento del rubio.

Por cierto, habían llegado a ese lugar luego de que Gackt observara nuevamente llorar a Hyde. Entre sollozos este le pidió que le llevara a algún lugar donde pudieran estar solos, así que le llevó a su departamento.

Gackt se quedó tendido en la cama completamente sorprendido de la actitud del chico. Por un momento pensó en seguirlo, pero no lo hizo, le daría tiempo a tranquilizarse y luego le buscaría.

 

*******

 

Hyde llegó al departamento, estaba a oscuras así que entró con cuidado. No encendió ninguna luz hasta llegar al dormitorio, entró al baño y abrió el grifo para llenar la tina. Se sacó la ropa con cierta ansiedad, olían diferente, su ropa y la de Tetsu siempre olían igual, y ahora esta olía diferente…

Estaba colocándose el pijama cuando el teléfono del departamento, el que muy pocas personas conocían, comenzó a sonar insistentemente. Corrió para atender la llamada, tal vez era Tetsuya.

-¿Hola?

-Hide-chan…

-¿Papá? ¿Estás bien?

-Hide….

Notas finales:

Qué les pareció? Muy largo?

Continuará... 


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