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MEMORIES por Sakurako

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Notas del capitulo:

Siento muucho haber tardado tanto en actualizar. Espero que aún les interese aunque sea un poquito esta historia, o al menos saber cómo termina. 

Bueno, aquí les dejo el último capítulo. pero no la última actualización. Aún falta el epílogo. 

Espero que les guste. 

 

FAREWELL

 

No importa que tan lejano y largo sea el camino,
lo caminaré descalzo
hace frío, y aunque mire hacia el mañana,
no estás en ninguna parte.
No pude decirlo bien antes, pero…
…he estado pensando en ti.
Ah, como pasa el viento ahora
...como si yo hubiese sido gentil
Yo pude haberte protegido
Tu que fuiste horrorizado por
ese interminable dolor.
Aunque no tengo nada que dar,
separo abiertamente estas manos.
Ah, como el ave que anda errante en el cielo
...como si yo fuese fuerte…
Me pregunto si siempre
fuiste tú quien
me amó.

 

 

ÚLTIMA PARTE

 

-mmmm mmmm♪♪♪♪

-Tetchan, deja de hacer eso, ¿quieres?

-¿Qué cosa?

-Sigues tarareando esa estúpida canción. Basta.

El camino no había sido tan largo, pero a Tetsuya le había parecido de lo más tortuoso. Claro que había fantaseado muchas veces con esto, es decir, Hyde era lo más importante para él en la vida y, bueno, era su familia de quién se trataba.

-Lo siento, no me di cuenta.

-Eres el único adulto que tararea Kuroneko Tango para tranquilizarse…

-Doiha…- se detuvo en seco en medio de la calle. Hyde se volvió al no sentirlo a su lado. Tetsu parecía tan asustado… -ellos no… si son groseros o te sientes ofendido por lo que sea que ellos digan o hagan, sólo dímelo, ¿de acuerdo?, yo…

-Tetchan, sé defenderme yo solo. Además, sólo es una cena. Deja de preocuparte tanto.

Y de repente ahí estaba; la imponente casa de los Ogawa. Al cruzar la verja, una sensación de deja-vú invadió a Tetsuya. Él había estado ahí hacía un año, más o menos, luego de que saliera de la cárcel, en ese momento parecía que el mundo acabaría y ahora… ahora no era más que un mal recuerdo. Se volvió para mirar a Hyde a su lado, caminando tan confiadamente, con el cabello ligeramente largo y de nuevo negro ondeándole al viento. Y pensar que estuvo a punto de perderlo… Todo era diferente ahora, pensó. Y entonces el anillo brilló en su dedo anular. Sonrió.

-¿Bueno, te quedarás ahí parado o vas a pulsar ese timbre de una vez?- le molestó Hyde.

-No, ven, quiero que conozcas a alguien primero.- le jaló de la muñeca y lo llevó por la parte trasera de la casa.

Hyde se extrañó un tanto, pero siguió a Tetsuya, adoraba esa sonrisa tan franca y ese brillo en los ojos, lucía tan infantil.

Ahí, en lo que parecía ser un gigantesco cuarto de baño, estaba una mujer mayor, algo encorvada por la edad, de espaldas a ellos.

Tetsuya sonrió radiantemente al verla.

-¿Ogi-san?

-¡Pero qué demonios?!- se volvió la mujer en un espasmo con las manos al pecho por el susto. –Niño Tetsu, ¿qué son esos modos…? Pero… qué?- en ese momento notó la presencia de Haido. –Tú debes ser el que me robó a mi niño, ¿verdad?

-Yo…

-Ogi, sé amable, después de todo es a mi esposo a quién te estás refiriendo.

-Pero si yo soy amab… espera, ¿esposo? ¡¿Dijiste esposo?!  ¡Vamos, ven a mis brazos hijo mío!

Antes de que Hyde pudiera reaccionar ya estaba en los brazos de esa mujer, y a pesar de lo vergonzoso que pudiera ser, se sentía bien. Así que devolvió el abrazo, no sin antes hacer todo tipo de gestos de desagrado. Tetsuya se moría de la risa, extrañaba a esa mujer y además de Hyde, era la única persona en el mundo cuya opinión realmente le importaba.

-Siento como si te conociera de toda la vida, hijo. Eres todo lo que mi Tetsu-chan siempre quiso.

-¿De verdad? Porque creo que él siempre quiso una mujer con pechos grandes…

-Oye, que es a mi nana a quién le dices esas cosas. Además, creo que es Kitamura de quién estás hablando…- dijo con cierta molestia fingida.

Hyde sonrió con cierta culpa, sabía que a Tetsu no le agradaba mucho hablar de Ken.

-¿Sabes? Nunca vi a Tetsu-chan tan feliz como cuando te conoció.- Dijo la mujer rompiendo con el momento. -Ese fin de semana que volvió a casa me dijo: “Nana, conocí al hombre de mi vida” dijo: “me miraron los ojos más hermosos que jamás hubiera visto. Y su voz nana, su voz… ah, nana… es un ángel”

-Nana, yo jamás dije eso…- replicó avergonzado. Lo delataba el violento sonrojo en su rostro. Hyde le miraba con cierta picardía lo que sólo servía para avergonzarlo más.

-¿Qué yo miento?

-Nana…

-Y si he de ser sincera, creo que no se equivocó. Y ahora será mejor que se sienten a comer algo. Están muy flacuchos y eso no es sano.

-Ogi, mis padres…

-Oh, están ya en el comedor, o eso creo.- Respondió en tono seco. En realidad parecía como si ella supiera algo que él no, pero no quiso preguntar, después de todo, fuera lo que fuera pronto lo sabría.

 

Regresaron a la entrada y tocaron el timbre. Hyde se extrañó un poco, creyó que entrarían por la parte trasera pero no lo hizo. En el momento justo en que levantó el índice para tocar de nuevo se escuchó que quitaban los seguros del otro lado de la puerta.

-¡Tetsu-kun!!- una mujer menuda se lanzó a los brazos de su esposo. Hyde se quedó mirándolos un poco asombrado. Ella llevaba un maquillaje demasiado llamativo para su gusto. -¡Ah, tú eres Hide!!- le abrazó también. –Tetsu-kun siempre estaba hablando de ti, sabes… yo creo…

-Akane- le interrumpió. -¿Podemos pasar?

-¿Qué? Ah, sí, claro, adelante.

Ambos pasaron. Hyde notó, que muy por el contrario del exterior, el interior de la casa era bastante moderno. Todo el decorado con un estilo muy americano.

-No estaba segura de si vendrían o no. Digo, no sé si Hide ya te perdonó hermanito…- le miró con recelo y a Hyde se le escapó otra sonrisilla. -porque si Amano me hace lo que tú le hiciste a él yo…

-Akane, eso fue hace un millón de años. Cállate.

-La verdad es que yo tenía muchas ganas de conocerte Akane…- Dijo Hyde divertido.

-Pues yo sí que te conozco, ¿Hyde, verdad?- se alejó para verlo a los ojos al preguntar. Hyde asintió divertido. Siempre se preguntó cómo sería tener una hermana, en realidad siempre se preguntó cómo sería tener un hermano o hermana. -Mina y yo te investigamos en Google, hay muchas historias sobre ti, ¿es cierto que tienes un tatuaje en la espalda? Unas… alas.

-Akane…

-Sí, es cierto.- respondió divertido. -A Tetchan le encantan…

-¡Doiha!

-Pues papá se volverá loco cuando lo sepa. ¿Puedo decírselo yo, hermanito?

-Aka…

-…ne…- le arremedó la chica. Hyde volvió a sonreír. De verdad le agradaban sus cuñadas. -Ya sé, ya sé… vamos, será mejor que entremos.

En el comedor estaban ya los padres de Tetsuya y su hermana, Minami. Al entrar, los tres dirigieron la mirada hacia Hyde. Este se sintió un poco amedrentado.

-Sentimos mucho llegar tarde.- se disculpó Tetsuya sin saber cómo romper el hielo.

La madre de Tetsuya negó con un gesto y les sonrió a ambos, pero no dijo nada, Soujiro seguía sentado, mirándoles. Hyde estaba muy atento al hombre, una mirada muy diferente a la de su padre, ambos parecían estar cargando un peso muy grande, pero la mirada de Hiroki era suave, tranquila, tan llena de paz; en cambio la de Soujiro era una mirada dura, furiosa, tan llena de rencor… de arrepentimiento. Sintió lástima por Tetsuya. Debía haber sido difícil crecer en esa familia siendo el único varón y que además gustaba de otros varones.

-Madre, padre, él es Hyde, Hideto, mi esposo.- Le presentó. Hyde se quedó quieto, esperando la reacción de ambos.

-Mucho gusto, jovencito. He visto algunas de tus obras, eres bastante bueno, debo admitir. Aunque soy muy viejo y no sé mucho de arte...- Para sorpresa de todos fue Soujiro quien habló, y no sólo eso, también se levantó de su lugar y fue hasta ellos para saludarlos. Hyde estaba atónito, pero Tetsuya estaba en shock. Él había imaginado todos los escenarios posibles, pero este, uno donde su padre se mostraba no sólo amable sino que además estaba elogiando a Hyde. Por un segundo sintió miedo.

-Gracias, señor.

-Soujiro, llámame Soujiro. Ahora somos familia, ¿verdad?

-Claro, tiene razón.- respondió Hyde, sin saber qué otra cosa decir.

Soujiro le tomó del codo para guiarlo hasta la mesa, Hyde lo acompañó no sin antes enviarle una mirada de interrogación a Tetsu quien les siguió detrás.

-Y dime Hyde, ¿es Hyde?- le preguntó al tiempo que tomaban asiento.

-Mi nombre real es Hideto, Hideto Takarai. HYDE es el nombre que utilizo para firmar mis obras.

-“Hyde…” me gusta, es como Cher o Shakira…

-Akane, cállate por favor, ¿quieres?

-Basta, no puedo creer que ya estén peleando de nuevo…- dijo la señora Ogawa -No parece que haya pasado tanto tiempo.

Tetsu quiso replicar ante el comentario pero no lo hizo, lo dejó pasar. Hyde se dio cuenta de esto y simplemente le tomó de la mano por debajo de la mesa y le dio un pequeño apretón a modo de consuelo.

-Y bueno, Hyde, porqué no nos cuentas cómo conociste a mi tonto hermano, ¿te conquistó con su clásico “hola lindo”?- imitó la voz de Tetsu lo mejor que pudo. -Digo, es mi hermano, pero a veces es taaaaaan tonto.

Hyde rio de verdad y Tetsuya simplemente negó avergonzado.

-En realidad, me llamó “linda”. El muy tonto me confundió con una chica…

-¿Podrías culparme?- se volvió a sus hermanas para explicar. -Llevaba una clase de túnica blanca, con el cabello larguísimo, por debajo de la cintura si mal no recuerdo, suelto y ondulado. Realmente parecías una chica…

-¡Ehhhh! ¡¿Eso es cierto?!

 

Pasaron la noche hablando, conociéndose. Le hicieron muchas preguntas a Hyde y él las contestó todas lo más honestamente posible. Tetsuya no podía creerlo e intervenía cada vez que podía, incluso su madre se notaba tan diferente a como la recordaba. Y entonces su mirada le pareció diferente también, una vez más sintió miedo.

En algún momento de la velada, Soujiro llevó a Tetsuya a la cocina.

-¿De qué se trata todo esto?- preguntó Tetsu con voz calma.

-Simplemente quería disculparme contigo, hijo. Hideto parece ser… una buena persona…

-Lo es.

-Lamento no haber intentado esto antes. No haberte comprendido entonces…

-Ya no importa.

Ambos se quedaron en silencio. Un silencio largo e incómodo. Y así estuvieron hasta que su madre interrumpió.

-¿Qué hacen aquí? Vamos que ya vamos a servir el café.

Soujiro le sonrió a su esposa y entonces se dirigió a la cocina.

-Ocurre algo con él, ¿no es así?- le preguntó a su madre.

-Vamos, Tetsu, no seas tan paranoico. Será mejor que vayamos a la sala, tus hermanas deben estar acosando a tu pobre… esposo.

-O me dices qué ocurre o le preguntaré a él directamente.- la detuvo antes de que cruzara la puerta de la cocina. Ogi-san iba entrando así que respondió en lugar de ella.

-Está muriendo, niño. Eso es lo que ocurre.

-¡Nana!- la mujer se encogió de hombros ante el reclamo y salió de allí, debía continuar con sus quehaceres.

-¿Es cierto?- la mujer asintió lentamente.

-Hace un par de meses el doctor se lo dijo. Creo que esta es su manera de arreglar sus asuntos pendientes. Se siente culpable por la infelicidad de todos ustedes, la tuya, la de tu hermana y la de tu sobrino Shota y supongo que esta es su manera de repararlo todo…

Su madre tomó la bandeja con las galletitas y la llevó a la sala donde estaban todos reunidos para tomar el café. Tetsuya se quedó allí, de pie, intentado digerir todo.

*******

La noche estaba helando y Hyde apenas y llevaba un sweater de cuello ancho y su eterna chamarra de cuero que no le abrigaban en realidad pero que le hacía lucir increíblemente sexy. Tetsuya, como todo caballero, le ofreció su abrigo y ambos caminaron hasta donde habían estacionado el auto, fuera de la zona residencial.

-Fue una noche adorable, Tetchan. No creí que diría esto pero, tu familia me agrada.

-Yo tampoco creí que lo diría pero, a mi también.

Las risas resonaron por la calle vacía.

-La próxima vez tal vez podrías mostrarme tu antigua habitación, Tetchan.

-La próxima vez tal vez podríamos tener sexo en mi antigua habitación…

-Idiota.

-Bueno, estaba pensando que una vez casi lo hicimos en tu cama, ¿recuerdas?

-Claro que lo recuerdo, te diste un golpe fuertísimo cuando te caíste de ella.

-Aún me duele…

Las risas continuaron un rato más. Era agradable estar así, hablar de nada y reír de todo, caminar sin prisa al lado de la persona que amas en una noche tranquila. Ambos desearon que la noche se alargara, continuaron tonteando por un rato más.

-¿Sabes?, me alegra que las cosas hayan salido bien esta noche. Si te soy sincero temía por ti, Tetchan.

Habían llegado al auto, Tetsuya se quedó de pie en la puerta, con las llaves en la mano y sin dejar de mirarlas sonrió un tanto triste. Miró a Hyde y le sonrió un poco más ampliamente y entonces dijo:

-Mi padre está muriendo, Doiha.

-¿Qué, de qué hablas?

-Mi madre dijo eso, ya no hay nada que hacer por su corazón.

-Lo siento tanto, Tetsu.

En ese momento Tetsuya le sonrió con dulzura, abrió el auto y ambos entraron.

-Esta bien, ¿sabes? Siempre creí que cuando mi padre muriera no me importaría, pero…

-Te importa, porque a pesar de todo es tu padre, te entiendo. Además, supongo que lo está intentando, ¿cierto?

-Tal vez te suene horrible, pero el hombre que viste ahí, ese es el padre que siempre quise. Y lo peor es que mis hermanas piensan igual.

-Apuesto a que tu padre también lo piensa…

Tetsu asintió. Hyde le tomó de la mano y le dio un apretón fuerte. Su manera para decirle que estaba con él, a su lado, apoyándolo. Tetsuya le devolvió la mirada y se inclinó sobre Hyde para poder besarlo dulcemente.

En medio del beso, Hyde se levantó de su asiento y fue a sentarse en las piernas de Tetsuya, su espalda chocó con el volante e hizo sonar la bocina.

-¡Doiha, cuidado!

Ambos rieron.

-Lo siento. – dijo irguiendo los hombros como si de verdad estuviera apenado. -Sé que toda esta situación es… no lo sé… ¿extraña, triste?, pero… ¿sonaría raro si te digo que quiero hacerlo aquí? – Lo había dicho con ese tono tan Hyde que le hizo sonreír en respuesta y besarlo de nuevo, jalando de sus caderas para acercarlo más a sí mismo.

Seguían besándose, Hyde le había tomado del rostro para poder profundizar el beso, y Tetsuya colaba sus manos por debajo de la camisa de Hyde. El cabello ahora largo de éste le acariciaba el cuello y mejillas al mayor provocando agradables descargas eléctricas por todo su cuerpo. En un movimiento rápido, Hyde logró jalar la palanca y bajar el respaldo del asiento quedando en una posición mucho más… favorable para la situación. Tetsuya sonrió cuando Hyde, inclinado sobre su cuerpo, se sacó la camisa y comenzó a desabotonar el pantalón. Le imitó. Se sacó él también la camisa y cuando se dio cuenta, Hyde ya le estaba bajando los pantalones. Ni siquiera había notado cuando los desabotonó.

Hyde volvió a bajar su torso para volver a besarse, y sus pechos desnudos chocaron, el rose era agradable, las pieles desnudas y cálidas… gimió por primera vez. Tetsu sonrió al escucharle. Le gustaba escucharlo cuando estaban en la cama. Los gemidos de Hyde, su voz excitada era como música para sus oídos. No había nada más excitante que escucharle decir su nombre en el momento justo cuando le penetraba o cuando le hacía llegar al orgasmo. Es voz ronca luego de una noche entera de sexo, era lo mejor.

Tetsuya estaba dentro de él… Hyde se movía arriba y abajo lentamente, Tetsu le sostenía de las caderas ayudándole a mantener el ritmo… lo estaba matando, quería ir más rápido, pero sabía que a él le gustaba así… lento… tortuoso… Desde su posición (tendido sobre el asiento) podía apreciar el cuerpo delgado pero fortalecido de su esposo, elevó una de sus manos y le acarició el pecho y el vientre, y subió hasta su cuello y le acarició el rostro y los labios. Hyde perdido en el trance de placer, mantenía los ojos cerrados, y al sentir los dedos de Tetsu jugando con su labio inferior, abrió la boca y dejó que este jugara también con esa cavidad.

Los movimientos se aceleraron y fue cuestión de tiempo para alcanzar el clímax. Hyde gimió fuerte y Tetsu jaló de él, lo tomó por el cuello con una mano e impulsándose con la otra le obligó a ahogar el gemido en su boca con un beso profundo y asfixiante. Hyde cayó rendido sobre él. Tetsuya le abrazó y acarició la espalda, seguía dentro de él, podía sentir su pene languideciendo, pero no podía moverse, aún no.

-¿Crees… que… alguien nos… nos haya escuchado…?- preguntó Hyde con voz queda, ronca y agotada, descansando el rostro sobre el pecho de Tetsu, este sonrió y le retiró el cabello que cubría parcialmente su rostro antes de responder.

-Eso espero…- Ambos rieron, risas suaves. Aún intentaban recuperar el aliento. -Deberíamos hacer esto más seguido…

-¿Sexo en el auto?- elevó el rostro pero no se apartó.

-La próxima deberíamos intentarlo en lugar público o algo así….

-¡¿Qué?!- casi gritó sorprendido levantándose bruscamente logrando que el pene de Tetsuya saliera de forma abrupta arrancándole un fuerte gemido. -¡¿Quién eres y qué has hecho con Tetchan?!

-Lo quiero todo, Doiha… - Tetsuya lanzó una de sus risas contenidas, siempre reía así, no como Hyde que lanzaba risas histéricas si así le apetecía. – Quiero experimentar todo contigo, lo bueno, lo malo… todo. – Volvieron a besarse, Tetsu le acarició el rostro y luego Intentó levantarse y obligó a Hyde a volver a su asiento. Se subió sus pantalones y los abrochó, Hyde hizo lo mismo.

Encendió el coche y comenzó a conducir.

 

********************************************************************************

 

-¿Qué dices Yuki-kun, vino blanco o rojo?

-Mmm… rojo. Definitivamente rojo. Aunque si tienes algo más fuerte… pues…

-Vamos, Yuki-kun, ¿no me digas que aún estás nervioso?- Kaori, que pasaba de la cocina al comedor con una bandeja llena de copas, se volvió al escuchar a Yukihiro murmurar lo último.

Ya sólo faltaban un par de horas para la cena aniversario de los Ishida (aunque Kaori aún llevaba su apellido de soltera). Yukihiro se había ofrecido (involuntariamente) a ayudar a Kaori con los preparativos, Ken y Yuudai habían acompañado a Masato y Kosuke al aeropuerto a recoger a los padres de Ken y Kaori.

-Sólo digo que aún creo que esto es una mala idea, eso es todo.

-Te lo dije Yuki, mi madre tiene muchas ganas de verte, de conocer a Yuudai, solamente lo vio cuando nació. Midori no se llevaba muy bien con ella y Ken… bueno creo que ya conoces a mi hermanito.

-¿Y tu padre? Aún recuerdo al Juez Kitamura y no fue muy amable que digamos la última vez que nos vimos. ¿No crees que tal vez le moleste que yo esté aquí?

-Ahora tú eres familia…

-Kaori…

-Deja de preocuparte por él. Esta cena es para mí…

-Creí que en un aniversario era de dos…

-Bueno es para nosotros. Y me refiero a Masato y yo, y por supuesto Ken-chan y tú.

-¡¿Qué?¡ ¿De qué demonios estás hablando?

-Somos hermanos, aunque no nos veamos mucho, Ken y yo aún nos contamos todo. Él me dijo que ustedes están comprometidos. Van a casarse, ¿no?

-Yo no…

-Sí ya sé, tú nunca dices nada. Ahora eres mi hermano también, tienes que acostumbrarte a mis acosos, ¿de acuerdo? Hoy anunciaremos su compromiso al mundo, ¿qué dices?

-Pero... No creo que… ¿Ken lo sabe?- respondió nervioso, sin saber qué más podría decir. Él siempre había sido malo para expresar sus sentimientos y la verdad es que apreciaba a Kaori mucho más de lo que podía demostrar.

-Pues claro que lo sabe, bueno… más o menos… Y ahora de pie que aún tenemos mucho qué hacer.

-¿Habrán muchos invitados?

-En realidad, no. Sólo seremos la familia.

-¿Familiares de Masato?

-No, Masato es solo. Kosuke y yo somos su única familia.

-¿Amigos?

-Será una sorpresa…

-No invitaste a un cura o algo así, ¿verdad?

-Será una sorpresa…- meneó la cabeza y rodó los ojos como si las preguntas de Yukihiro la exasperarán. Tal vez lo hacían.

Kaori sonrió de una manera que sólo logro ponerlo más curioso. Dejó el interrogatorio y fue hasta la cocina para ayudar en lo que fuera que estuviera haciendo en ese momento.

Minutos después todos llegaron, el alboroto era agradable, muy hogareño. Sonrió. Le había prometido a Ken que disfrutaría la velada, y pensaba cumplir la promesa. O al menos intentarlo.

*******

-¡TARAAAAAN¡

Kaori había revelado el arreglo de la mesa ante sus padres, su esposo y su hermano. Yukihiro detrás de ella simplemente negó un poco avergonzado. Ken simplemente sonrió ante su expresión.

-Parece que te esforzaste mucho, Kao-chan…- fue todo lo que dijo la señora Kitamura.

-Bueno, no todo lo hice yo sola, Yukihiro-kun me ayudó a escoger el vino.

-¿Yuki…hiro…kun?

-¿Recuerdan a Yukihiro Awaji, el prometido de mi hermano?

-Claro. ¿Cómo has estado?- dijo la mujer acercándose al rubio e inclinándose para saludarlo.

-¿Prometido?- la voz fuerte del señor Kitamura impidió que Yukihiro respondiera al saludo de la mujer.

-Padre…- la voz conciliadora de Kaori se oyó, pero Ken no le dejó seguir.

-Eso quiere decir que vamos a casarnos, padre.- Ken estaba a la defensiva, Yukihiro se daba cuenta de que en cualquier momento podría explotar. Y parece que la señora Kitamura también lo notó porque la mujer intervino enseguida.

-Pues eso es una gran noticia. Muchas felicidades a ambos.

El Juez Kitamura lanzó un suspiro de exasperación, se dio la vuelta y sin decir una sola palabra salió por la puerta. Todos se quedaron mirándole. La verdad es que a Ken no le importaba menos pero notó la mirada de Yukihiro y sabía lo culpable que debía estar sintiéndose, así que se acercó a él y le sonrió brillantemente.

-Entonces,- dijo con gran humor. -¿Ya podemos pasar a la mesa? Ya quiero probar ese vino que Yuki escogió con tanto esfuerzo.- dijo de manera burlesca, pero Yuki sabía que sólo lo decía para alivianar el ambiente.

-Idiota…- le retó sonriendo. E iban a avanzar a la mesa cuando la sra Kitamura le retuvo.

-Lo lamento mucho, Yuki-san, ¿puedo llamarte Yuki?- Yukihiro asintió un poco sorprendido. -Mi esposo no es un hombre prejuicioso, eso puedo asegurártelo, pero es un hombre testarudo.-  La madre de Ken intentó disculpar a su esposo, Yukihiro sonrió al sentir que le palmeaba la espalda en señal de confort.

-Descuide.- fue todo lo que respondió.  

La velada había comenzado con algo de tensión, pero luego de un rato, y de unas cuantas copas, ya estaban todos relajados y charlando unos con otros. En un momento Yukihiro notó que en un rincón cerca de las escaleras estaban los niños, Yuudai y Kosuke muy atentos a lo que Masato-san contaba. Ni siquiera se había dado cuenta de cuándo el hombre se había levantado de la mesa. Yukihiro estaba impresionado de la dulce sonrisa del hombre.

-Masato es un buen hombre. Ayudó mucho a mi hermana cuando… ya sabes, luego de que… en fin. El punto es que, está prohibido que te fijes en él, ¿eh?

-¡KEN!

Ken lanzó una tremenda risa al ver el fuerte sonrojo de Yukihiro. Claro que no lo decía en serio pero suponía lo que estaba pensado cuando se le quedó mirando tanto tiempo.

-Mi padre es un hombre testarudo, y no puede evitar ser un… idiota, ya sabes, algunas veces, pero la verdad es que lo hace lo mejor que puede y…

El timbre de la puerta interrumpió las palabras de Ken. Kaori fue atender y al pasar por el lado de los niños le revolvió el cabello a Yuudai en un gesto de cariño. Cuando abrió la puerta, antes de que pudiera decir nada, Yuudai salió corriendo en la misma dirección que había ido su tía gritando “abuelo”. Por un segundo Yukihiro supuso que le llamaba al Juez Kitamura pero entonces…

Lo vio entrar…

-¿Qué haces aquí?- Se levantó de su asiento y dio un paso al frente.

-Yo lo invité, Yuki…- la voz y presencia de Kaori pareció materializarse detrás del hombre. Yukihiro la escuchó pero en realidad no entendió lo que esta había dicho.

-Es… un pequeño obsequio. Te traje un obsequio.- El hombre le tendió una caja mal envuelta. -Escuché que Ken y tú van a casarse y quería darles un regalo de compromiso.

Yukihiro volvió la mirada hacia Kaori, esta parecía decir “¿Quién te crees para hacer esto?" Pensó en todos los reclamos que podría hacerle, pero espectáculo que estaba dando era suficiente.

-¿Un obsequio?

-Lo sé.- Levantó las manos para detener el reclamo. Yukihiro calló al momento. -Jamás te di un regalo en ninguno de tus cumpleaños.- Ambos se quedaron en silencio un momento, sopesando, por muy ridículo que sonase, las decisiones de toda una vida. Yukihiro se quedó pensando en aquella ocasión en que en uno de sus cumpleaños entró al estudio y le encontró sosteniendo algo entre las manos, sabía que era una fotografía pero aún así le preguntó qué era y Yoshiro le echó de ahí.

Yukihiro frunció el ceño. Habían sido tantos cumpleaños en lo que eso había sucedido situaciones como esta… o peores.  

-Por favor, acéptalo.

-Yo no…

-¡Yuki!

Yukihiro desvió la mirada hacia Ken, este asintió suavemente. El rubio sintió sus mejillas arder, tal vez de enojo o de vergüenza, no lo sabía con exactitud. Se acercó a su padre y tomó la caja; “gracias” susurró. Se quedó mirándola un momento, la verdad es que tenía miedo de lo había allí. Pasó los dedos por la cinta dorada del moño y antes de arrancarlo levantó la mirada y extrañado le preguntó a su padre:

-¿Cómo supiste de nuestro compromiso?- miró a su padre extrañado y luego a Ken curioso… bueno, en realidad lo miró acusador.

-Fui yo, Yuudai-chan me contó que te sentías triste por tu papá y decidimos invitarlo, ¿hice mal?

-¿Tú…?- ahora la frase de Kaori:tienes que acostumbrarte a mis acosos” tomaba otro sentido.

-No, claro que no.- respondió Ken enseguida. -¿O sí?- le preguntó a Yukihiro. Este sonrió y negó.

-No, por supuesto que no.

-Ábrelo, de verdad creo que te va a gustar.

Yukihiro arrancó el papel y abrió la caja con premura contenida, intentando ocultar su curiosidad. Al ver el objeto que había dentro se quedó mudo. Una fotografía. ¿La misma que siempre sostenía su padre?

-Yo sé que un regalo de compromiso debe ser para los dos, pero creo que…

-Es… ¿realmente es ella?- el rostro de Yukihiro se desfiguró al momento. Su expresión sorprendió tanto a Ken y a los demás, parecía que iba a llorar en cualquier momento.

Ken lo miró extrañado, preocupado, y como siempre tan impulsivo (y algunas veces sobreprotector), se acercó a su prometido y le arrebató el marco. Se quedó mirándolo atento, extrañado y maravillado a la vez.

-¿Ella es…- señaló la fotografía -tu mamá?

-Linda, ¿verdad?- dijó Yoshiro con un extraño tono orgulloso. -Tú te pareces demasiado a ella.- se dirigía a Yuki. -Con el cabello largo como lo llevas, ella solía llevarlo igual. -Yukihiro no respondió, la imagen de su madre, la que conocía por primera vez, lo tenía hipnotizado. No dejaba de pasar sus dedos por sobre el rostro sonriente de la imagen. En realidad si notaba el parecido. Una lágrima calló sobre el cristal que cubría la fotografía. Hasta ese momento no sabía que estaba llorando. -Perdóname, no fue mi intensión…

Ken se adelantó y abrazó a Yukihiro. Éste, aún sollozando, se abrazó fuertemente también.

-Creo que todo esto fue mala idea, será mejor que se vaya…

-No, Ken. Está bien.- le cotó Yukihiro. Luego se volvió hacía su padre y le agradeció.

-Gracias, es el regalo perfecto. Gracias.

 

********************************************************************************

 

El ruido ensordecedor podía percibirse desde una cuadra antes de llegar al estudio de Hyde. Al llegar y abrir la puerta, el sonido le golpeó el rostro como si hubiese sido un puñetazo. En el centro del estudio, tendido, estaba un lienzo con líneas amorfas y deformes, sin sentido. Colgando sobre esta, en una especie de columpio y tendido boca abajo estaba Hyde, yendo de aquí a allá sobre el lienzo trazando más líneas al ritmo de la música.

 -¡Doiha!- La música estaba demasiado alta y la voz se perdía. -¡DOIHA!!- Entonces Hyde dejó de danzar y con la ayuda de un extraño mecanismo de poleas detuvo el “columpio”. -¡La música está demasiado alta¡

-¡Tetchan, hola, lo siento, no escucho nada desde aquí, la música está demasiado alta…!- bajó el extraño dispositivo. Tetsuya sonrió, adoraba verlo con el cabello todo revuelto lleno de pintura y su extraño overol tres tallas más grandes y tieso de tantas capas.

-Oye, es hermoso…- observó mientras el volumen iba disminuyendo.

-Lo sé. Pero deberías estar admirando mi pintura también, ¿sabes? - Rio ante su propio chiste. Tetsu le sonrió con una mirada de falsa acusación. -¿Qué haces aquí tan temprano? Creí que hoy trabajarías hasta tarde en tus nuevos diseños.

-Doiha, pasa de las once de la noche.

-¿De verdad? Qué extraño, la última vez que vi el reloj apenas eran las seis de la tarde.- dijo extrañado, con una de esas muecas que le hacían ver quince años más joven. Pero Tetsu no tenía tiempo para sentirse provocado por ese gesto juguetón, había cosas más importantes ahora.

-Tu padre estaba preocupado, no respondes a tu celular y me pidió venir a verte.

-¿Está todo bien?- preguntó al tiempo que sacaba el celular del bolsillo trasero del overol. Estaba apagado. Había olvidado encenderlo.

-Alguien llamó al restaurante, un hombre, dijo que… Koumori-san, Nagisa, está hospitalizada.

-¿Estás seguro?

-Sí. El hombre explicó que ella le dio el número del restaurante para poder contactarte, quiere verte.

Hyde comenzó a desabotonarse el overol apresuradamente. Su cabello revuelto ondulando con sus movimientos apresurados. -¿Dijo en qué hospital?

-No fue necesario, es el único hospital en esa área.

-De acuerdo,- respondió mientras se colocaba la chaqueta de cuero -debo irme ahora, dile a mi padre que…

-Aguarda,- Tetsu le detuvo. -yo voy contigo.- Hyde le sonrió agradecido y le acarició la mejilla izquierda.

-Vamos, llamaré a papá desde el auto.

*******

Al llegar al hospital, lo primero que notó fue la presencia de Sakurai, tan alto, oscuro y sombrío; una figura que había esperado jamás volver a ver. ¿También a él le habían avisado? Imposible, pensó. A quién le importaba, no quería saber de todas maneras.

-¿Qué demonios haces aquí?- eso, sin embargo, al final preguntó. ¿También te llamaron? ¿Cómo obtuvieron tu número?

-No, nada de eso. Yo… estaba con ella cuando sufrió el episodio…

-¿Tú le ocasionaste esto? Es tu culpa, ¿no es cierto? ¿Qué demonios hacías con ella?

-Hyde, Hyde… Doiha…- le sujetó del brazo tratando de tranquilizarlo, de controlarlo para que no saltara sobre Sakurai. 

-Es su culpa Tetchan, debe ser su culpa…- se volvió para decirle. Tetsu aún lo sujetaba.

-Yo la traje hasta aquí. Sí, estaba con ella. Hemos estado viéndonos desde hace algún tiempo…

-Mientes. Ella jamás… ella no regresaría con un tipo como tú… no después de lo que…- Hyde calló. En ese mismo instante se dio cuenta que en realidad no sabía nada de su madre biológica.

-No estamos saliendo si es eso lo que temes. Yo, en realidad, sólo quería disculparme con ella de manera correcta.

Sakurai no prosiguió, en ese momento una de las enfermeras se acercó a ellos. Justo a tiempo porque Hyde estaba a punto de lanzarse a reír con todas las sandeces que estaba diciendo.

-Disculpe, Sakurai-san, transfirieron a Nagisa-san al área de recuperación.

-¿Está bien? ¿Está consciente? ¿Qué le ocurrió?- Hyde preguntó con premura, preocupado, interponiéndose entre la enfermera y Sakurai.

-Lo siento pero, ¿quién es usted?

-¿Yo…?

-Él es su hijo.- Sakurai respondió al momento. Hyde le miró de inmediato, sorprendido o molesto, Sakurai no estaba seguro. Tetsuya sí.

-Oh, lo lamento. Sí, claro. Koumori-san se encuentra estable, pero el doctor hablará con ustedes en un momento y les explicará todo con mejor detalle.

 

Y tal y como había prometido la enfermera, el doctor llegó unos minutos después y explicó a grandes rasgos lo que le había ocurrido a Nagisa. Al parecer había tenido un colapso nervioso debido al estrés que algo o alguien había ocasionado. Hyde miró a Sakurai, acusándolo silenciosamente, advirtiéndole o, mejor dicho, amenazándole.

-Por ahora ella está bien, aun así quiero tenerla en observación por esta noche, mañana la daré de alta y la citaré en un par de días, tenemos que comenzar con los tratamientos que...

-¿Tratamientos?

-Es… - lanzó un resoplido aparentemente nervioso y se peinó el cabello con la mano. -Ella es una mujer mayor y por su… estilo de vida… bueno…- el doctor suspiró con cansancio, era casi la una de la mañana y él debía haber terminado su turno hace cuatro horas. Masajeó el puente de la nariz y se acomodó las gafas antes de seguir hablando. -Escucha, hijo. Yo conocí a Kuomori-san desde hace algunos años, ella es realmente testaruda y jamás vino a una consulta. Era yo quien debía ir a visitarla. Hace algunos años ella tuvo algunos problemas de salud y sólo quiero asegurarme de prevenir una recaída…

-¿Qué clase de problemas?- preguntó Hyde.

-Cáncer.

Todos los presentes se quedaron en silencio.

********

Hyde y Tetsuya estaban sentados lado a lado en las incómodas sillas del pasillo. El doctor había prometido que los dejaría ver a Nagisa, eso había sido hacía más de una hora. Hyde estaba cansado de tanto pensar, había recargado la cabeza en el hombro de Tetsuya y los ojos comenzaban a cerrársele. Sakurai estaba del otro lado del pasillo, cerca pero no tan a la vista. Sin embargo, había notado la preocupación en Hyde, el cansancio, lo dolido que toda esta situación le tenía. Por primera vez sintió ese pinchazo de empatía, tal vez porque se trataba de su hijo, no estaba seguro pero lo que menos quería era verlo así.

-Escucha, Hide, Hyde… será mejor que vayan a descansar un poco y yo…

-Deja de darme órdenes.- elevó la mirada lentamente y la conectó con él, dura y fría.

-No… eso no es lo que yo…

-Intentas actuar como si fueras mi padre. Eres tú quien debería irse. Eres tú quien no pertenece aquí.

-Señores. Koumori-san está despierta, pueden pasar a verla.

Hyde miró a Sakurai con desafío, quería saber si se atrevería a entrar con ellos.

-Está bien. Creo que yo vendré mañana a la hora de visita.

Sakurai lo dijo pero ninguno pareció darle importancia.  Hyde, Tetsuya y el doctor se dirigieron hacia el ala de recuperación. Allí habían al menos cinco camas más, ninguno se preocupó por contarlas. En la última, junto a la ventana estaba recostada Nagisa, su cabello tan oscuro a pesar de su edad, regado sobre la almohada en una especie de abanico. Lucía tan delgada… y su piel pálida y algo amarillenta… la sombra oscura alrededor de sus ojos y esa extraña expresión de dolor en su rostro asustaron a Hyde quien se quedó de pie a un par de metros de la cama, congelado, en shock. Simplemente no pudo moverse.

-Doiha, ¿estás bien?

-Si… yo… ¿Tetchan, crees que va a morir? Fui muy cruel con ella, ¿verdad?

-Basta, Hyde. No puedes pensar así. Ven, vamos…- le tomó de la mano y entre lazó los dedos, luego le sonrió ligeramente para darle ánimos.

-Vaya… ya creía que no vendrías. – La mujer comenzó a entre abrir los ojos, la vista parecía escocerle un poco, y la voz era rasposa, gruesa.

-Claro que vinimos.

-Lo siento cariño, olvidé tu nombre…- con debilidad intentó reconocer a Tetsu pero pareció inútil, porque calló de nuevo en la cama exhausta.

-Tetsuya, amigo de Hide…- respondió con una sonrisa y luego acercó la mano de Hyde a sus labios y la besó.

-¿Buenos amigos?

-Ajá- respondió Hyde.

-MUY buenos amigos.- respondió Tetsuya de manera condescendiente, intentando bromear un poco. Hyde simplemente se quedó allí, observándola. Su mirada indescifrable.

-Bonitos anillos…- intentó guiñarles un ojo. Hyde intentó sonreír pero le era tan difícil.

-Nos casamos, hace…

-Lo sé, vi los periódicos. Aún tengo los recortes. En realidad sólo estoy molestándolos…

-Siento no habértelo contado…

-Está bien.

Hyde no podía dejar de mirarla, aunque no lo hacía directamente, era más bien lo hacía de reojo.

-Está bien, hijo. Estoy bien.- Nagisa respondió a Hyde, como si en su silencio hubiera entendido la pregunta.

-Estás… estás enferma…

-Sí.

-Él…

-No.

Silencio.

-Hide, hijo. Atsushi y yo peleamos, sí, pero no fue eso lo que…- su voz se volvió pastosa, así que tragó saliva y se humedeció los labios antes de seguir. -Voy a irme, Hide-chan. Me iré mañana mismo, ya está todo arreglado. Es por eso que quería verte lo antes posible.

-¿Irte?

-Hay… Hay un hombre, él me quiere… al menos se preocupa por mí, me dijo que hay una clínica… el buen doctor quiere hacer pruebas, intentar con todos los tratamientos de nuevo, lo sé; pero no es necesario… hace tiempo que esta enfermedad regresó…

Hyde no se sentía con el derecho de pedirle explicaciones o exigirle que no se fuera o que hiciera nada que él quisiera, maldición, ni si quiera se sentía con el derecho de rogarle por nada tampoco.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-¿Decirte qué, que estoy enferma y moriré pronto? No, no Hide. No mereces estar aquí y sufrir por esto. Esto tengo que sufrirlo yo sola. El hombre con quien me iré, él… él se asegurará de que todo esté bien...

-¿Tú le quieres?

-Es un hombre decente…

Hyde se quedó mudo otra vez. No sabía qué decir o hacer. Fue Tetsuya quien respondió por ambos.

-Nosotros podríamos…

-No, no quiero caridad de nadie. Ni siquiera de ustedes. La razón por la que quería verte, verlos, es porque esta vez quiero despedirme como es debido.

Hyde se volvió, sentía un ardor en los ojos y no quería que le vieran llorar.

-Hay algo que siempre quise preguntarte…

-Pues es ahora o nunca.

Hyde hizo una mueca, un intento de sonrisa ante el chiste, pero fue demasiado.

-¿Alguna vez te arrepentiste de…?

-¿…de abandonarte…?- terminó por él y un acceso de tos le impidió seguir por un momento, Tetsuya y Hyde se acercaron alarmantes pero ella los detuvo elevando la mano derecha mientras que con la izquierda golpeaba suavemente su pecho. -Jamás.- Los ojos de Hyde brillaron con un poco de decepción y ella agregó: -Llevarte con ellos (los Takarai), es lo único bueno que he hecho en mi vida. Tienes la familia que mereces, la vida que mereces.

-Sí…- convino Hyde ahora sí con una sonrisa sincera. Tetsuya le abrazó por los hombros y se apretó contra él.

 

********************************************************************************

 

El sonido de la fuente, del agua cayendo era agradable, un murmullo adormecedor. Durante el otoño los atardeceres solían ser largos y lentos y a Yukihiro le gustaba mucho presenciarlos desde la azotea del complejo escolar, la vista era perfecta.

Pero hoy Yukihiro no prestaba atención a la puesta, hoy observaba con cierto interés el papel que tenía en las manos. Como cada mes, Imai-san le enviaba un informe completo sobre el estado del instituto que dirigía. Este informe, sin embargo, además traía consigo una carta, una felicitación por su próxima boda, por parte de todo el plantel educativo y uno que otro estudiante. Además, de enviarle noticias de otra persona, alguien que le enviaba felicitaciones y que le pedía se vieran; se trataba de Jun Onose. Al parecer había estado en Kyoto por motivos de trabajo y había decido visitar a Imai-san (Imai creía que en realidad quería verlo a él pero se conformó con tener noticias, así que cuando le dijo lo de la boda…). Sonrió. En la carta además le contaba que le había invitado a la boda en su nombre, esperaba no haber cometido una imprudencia, y que le pidió que llevara con él a su pareja, Aki-chan.

“Además lo conoció gracias a ti…” pensó con cierta gracia.

Fue el sonido del teléfono el que lo trajo de regreso a la realidad.

-¿Hola?

-Yuuki, ¿dónde estás?, Kao-chan quiere que me pruebe unos trajes horrendos, ¡tienes que ayudarme!!

-Ken, seguro estás exagerando. – a lo lejos, Yukihiro puedo escuchar a través del teléfono, cómo Kaori le gritaba a Ken que dejara de esconderse.

-Yuki, por favor, no tardes…. ¡YA TE DIJE QUE NO PIENSO PONERME ESO!!

La llamada se cortó.

Yukihiro sonrió al aparato, suspiró, negó y luego se dirigió hacia el aparcamiento. No dudaba de que Kaori convenciera a Ken de usar un vestido… y no es que le desagradara mucho la idea… rio de nuevo.

*******

El día estaba frío. Era eso o los nervios le estaban haciendo pasar un mal rato. Yukihiro se miró al espejo otra vez, llevaba el traje que Kaori había escogido para él, sí, Kaori les había convencido, al menos en eso. Llevaba el cabello largo, lacio, peinado en una especie de cola de caballo alta. El traje negro, muy sobrio, hacía resaltar sus facciones duras. Suspiró.

Habían llegado temprano al hotel donde se llevaría a cabo la ceremonia. El juez y los testigos llegarían en cualquier momento. Fue hasta el baño, se mojó la cara y se recargó en el lavabo y suspiró pesadamente. Jamás pensó que casarse con Ken le haría sentir así… tan… nervioso…

Alguien tocó la puerta. Se miró al espejo y volvió a suspirar.

-Kaori-san, te dije que no necesito ayuda…- Dijo al abrir la puerta pero entonces la sorpresa lo hizo callar de golpe.

-Yukihiro, luces muy bien.

-J…

-Quería darte mi regalo antes de la ceremonia…- le tendió un pequeño paquete. -Yukihiro se quedó mirándolo un momento, J parecía haber rejuvenecido, lucía radiante y feliz. -Bueno, me vas a dejar entrar o…

-Sí, pasa por favor, lo siento. Estoy algo nervioso.

-Se nota.- Le dijo y entonces se giró y le abrazó. -De verdad estoy muy feliz por ti. Aún odio a Baka-mura Ken… pero lo perdonaré cuando sepa que eres realmente feliz. -Yukihiro devolvió el abrazo y asintió divertido. Se separaron y J sacó una cajita pequeña de su bolcillo. Yukihiro la miró curioso y con un gesto J le instó a abrirlo.

Eran un par de gemelos.

-Los encontré en una subasta, es el símbolo de los Ogura…- señaló el símbolo grabado en la piedra. -Investigué un poco y descubrí que en algún momento pertenecieron a tu abuelo materno. Se suponía que pasarían de generación en generación, deberían de haber pertenecido a tu madre que a su vez debió dárselos a tu padre y en algún momento y en un día como hoy debían haber sido para ti, pero tu abuelo, en su desesperación por pagar sus deudas lo empeñó en una casa de antigüedades.

-¿Investigaste todo eso? En realidad, no sé qué decir.

-Gracias está bien.

-Bueno pues, gracias.

-En realidad no fue mucho trabajo, los encontré por casualidad en el catalogo de una subasta, el símbolo me pareció haberlo visto alguna vez y lo demás fue fácil.

Yukihiro los miró una vez más y entonces volvió a abrazar a J y le agradeció.

-Yo sólo creí que a tu madre le habría gustado que los usaras en un día tan especial.

-Por su puesto…- dijo y le pidió que le ayudara a colocárselos.

*******

-Yuki-kun, ¿estás listo?

Luego de un rato, cuando J ya se había retirado a la sala de ceremonias alguien más llamó a la puerta.

-Kaori-san…

-Chan.

-¿Qué?

-Kaori-chan. Recuerda que acordamos que me llamarías Kaori-chan.- Yukihiro asintió en medio de una sonrisilla nerviosa. -De acuerdo, entonces. ¿Estás listo? Ken-chan está al borde de un ataque nervioso…- el comentario de Kaori pretendió ser graciosos, pero en realidad sólo había ayudado a que se sintiera peor, es decir, si Ken estaba nervioso entonces él debía estar al borde de un colapso nervioso.

Pero Yukihiro no dijo nada, sonrió ampliamente y asintió.

-Deberíamos espera al juez y a los testi…

-Hace quince minutos que todos están esperando.

-¿Qué? No es posible, acabo de mirar el reloj y aún faltan…- observó de nuevo el reloj con cierto asombro, era cierto, pasaban quince minutos de la hora fijada. Ni siquiera había sentido el tiempo pasar.

Kaori le sonrió con gracia, y tendió su brazo para que Yukihiro lo tomara. Así lo hizo. Y del brazo caminaron juntos por el pasillo hasta llegar a la entrada del salón.

Al otro extremo del salón estaba dispuesto un altar y detrás de este estaba el juez con el libro extendido. A los lados estaban tres personas: una era Imai-san, claro que él debía ser su testigo. El segundo testigo era, Ein uno de los mejores amigos de Ken. Yukihiro lo había conocido unos meses atrás, Ein y Ken se habían reencontrado por accidente, la constructora para la que Ken trabajaba se haría cargo de la remodelación de toda la cadena restaurantera de la familia de éste, y Kitamura supervisaba dicha remodelación. Y por último, la tercera persona era… su padre. Ken mismo le había pedido al señor Yoshiro Awaji que fuera su testigo y éste había aceptado un poco incómodo, lo que menos quería era molestar a Yukihiro.

Eran tantos los nervios de Yukihiro que por poco no nota al alto moreno de traje blanco y sonrisa radiante justo al lado del altar. Ken estaba ahí, esperándolo…

Antes de que Yukihiro diera el primer paso hacía el altar, un brazo se entrelazó en el suyo, Yuki giró el rostro y ahí estaba Kaori, ella lo llevaría hasta el final del pasillo.

Lentamente, un paso a la vez, se fue acercando y el brillo en la mirada de Ken ardía cada vez más. Al llegar al altar se miraron intensamente, ambos dejando de lado los nervios que sentían, ahora, justo en este momento, de pie frente a frente, no había nada más correcto que esto.

La ceremonia comenzó.

*******

La música sonaba fuerte. En la pista una pareja bailaba lentamente, abrazados.

-¿Puedo? – la voz de una mujer pedía permiso para bailar con uno de los novios. La madre de Ken. Ambos asintieron y Yuki se hizo a un lado porque pensó que querría bailar con Ken, pero justo cuando intentó alejarse ella le tomó del brazo. -No vas a dejarme sola en la pista, ¿verdad?

-No, claro que no…- algo confundido fue a bailar con ella. En medio de la canción ellos comenzaron a hablar. Ken observaba desde lo lejos un poco preocupado de lo que ella pudiera decir, era su madre y sabía lo cruel que podía llegar a ser, aunque para nada como su padre. Al terminar la canción, la mujer se inclinó y le besó en la mejilla y Yukihiro le sonrió un poco avergonzado.

-Oye, ¿qué fue lo que hablaron allá?- le preguntó Ken en cuanto se acercó a él.

-Sólo quería desearnos buena suerte.

-Yuuuuki-chan…- canturreó.

-De verdad.- tiró de él y le besó para callarlo.

-¿Ya viste a tu “Flamante Ex”?

-Ken…- le llamó en tono de advertencia.

-¿Qué?!!! Yo sólo digo… y es que el sustituto que te encontró no está nada mal, ¿eh?

-¡KITAMURA!

-Ya, ya, no te enojes. Es sólo que no sé que hace aquí. Imai-san lo entiendo. Pero ese…

-“Ese” es mi amigo también. Además…- Yukihiro bajó la mirada hacia sus mangas, llevaba puestos los gemelos que le regaló. De repente sintió que ahora recuperaba todo lo que alguna vez creyó perdido. En la pista bailaban Aki y J, el primero iba muy elegante, parecía modelo de una revista de moda, y el segundo lucía simplemente feliz. Del otro lado de la pista estaba Imai bailando con una mujer madura pero muy hermosa. Y en la mesa estaba su padre hablando con Masato, Ein y otro hombre bastante mayor. Sonrió.

-¿Además…?}

-Nada. Deja de ser tan celoso, ¿quieres?- le dijo tirando de él para plantarle un beso en los labios.

En ese momento Kaori se acercó.

-Yuki-chan, Ken-chan creo que será mejor que se vayan. Ya hablé con Yuudai-kun. Masato llevará a los niños de campamento mañana así que ustedes tienen todo el fin de semana para los dos solos.

-¿Irnos?

-Kaori tonta. Se suponía que era una sorpresa y ahora la has arruinado…

-¿EH? Lo siento…

-¿Qué traman ustedes dos?

-Nada, sólo que nosotros haremos un pequeño viaje…

-¿Tendremos nuestra noche de bodas fuera de casa?- preguntó Yukihiro con una sonrisa (que más bien quería decir “eres imposible”).

-No sólo fuera de casa, será un lugar genial… lo prometo…- le guiñó un ojo, jaló de él, lo abrazó y se inclinó para susurrarle algo al oído. Yuki rió alegremente y luego le atizó un manazo en el hombro a Ken.

-¡Oigan, dejen eso para cuando estén solos!!

Yukihiro reía. Ken se quedó prendado de esa risa, realmente se veía radiánte, lucía tan feliz…

*******

-Y bueno… llegamos. – anunció Ken luego de manejar por cuarenta y cinco minutos.

-Ken, es un hotel.

-Lo sé. Y conste que no es uno de esos hoteles de mala muerte, esta vez pague mucho dinero…

-Ken, esto es tonto.

-Tú siempre dices que yo son un idiota, ¿no es cierto?

-Idiota…- reafirmó.

-Vamos reservé el Penhouse para nosotros.

Al llegar a la recepción, Ken no se cansaba de decirle a la recepcionista que estaba allí para pasar su luna de miel con su esposo Yukihiro Awaji.

-Buenas noches, tengo una reservación a nombre de Kitamura-Awaji, ya sabe, luna de miel con mi esposo…- le señaló al rubio. Este sólo negó avergonzado.

La chica le sonrió, tecleó algo en su computadora, y Ken le repitió que estaban ahí para celebrar su luna de miel. Cuando el botones llegó, repitió lo mismo, y luego al elevadorista… parecía que Ken quería que todo el mundo lo supiera. Yukihiro por otro lado, se pasaba todo el camino con el rostro bajo y repitiendo “Ken, eres un idiota”.

A pesar de todo, el simple recorrido fue muy divertido y emocionante.

Al llegar a la habitación, todo estaba dispuesto muy elegantemente. En la mesa de centro estaba una botella de champaña, un par de copas y velas esparcidas por todo el lugar.

-¿Y bien? ¿Qué te parece? Bonito, ¿verdad?

-Muy lindo todo, Ken.- aún con la puerta abierta a la espalda de Ken, Yukihiro se acercó le tomó del rostro para besarle, -Gracias…- Le susurró aún con los labios juntos. Ken le sonrió de manera socarrona, con el pie cerró la puerta tras él y luego cargó a Yukihiro, sus piernas aferradas a cada lado de su cintura. Yuki se aferró por el cuello y luego ambos cayeron al sofá uno sobre el otro y siguieron besándose.

-¿Ken?- le dijo al tiempo que tomaba aire para respirar. Ken respondió con un: “Hum?” -Tengo hambre…

-Yuukiii, tú sí que eres bueno matando el momento, ¿eh?

-Vamos, levántate, ¿podemos ordenar servicio al cuarto?

-No hace falta,- Ken se levantó, tiró de él y luego lo guio hasta la mesa, ahí estaba todo dispuesto y servido, nada elegante, era arroz frito y curry, el favorito de Yuki. Este le sonrió en agradecimiento, Yuki tomó su plato y lo llevó hasta el living, encendió el televisor y colocó el canal de música, ahora pasaban un documental de una de sus bandas favoritas Zi:Kill.

-¿En serio quieres ver televisión y comer?- le dijo con cara de berrinche, pero tomó su plato y le siguió, ambos se sentaron en el suelo, frente al televisor. -Esta es nuestra noche de bodas y se supone que nos pasemos la noche… ya sabes…

-Después de comer, lo prometo.- le respondió con una sonrisilla.

Vieron juntos el documental, de vez en cuando Ken tiraba de Yukihiro para besarlo o para susurrarle cosas al oído simplemente para estar más cerca de él.

Y cómo lo había prometido Yukihiro, se ducharon juntos y juguetearon un rato en la regadera.

-Ken, ¿qué haces?- preguntó al verlo arrodillarse frente al él. Ken elevó la mirada y le guiñó un ojo. Con eso lo dijo todo. Yukihiro se sonrojó, lo observó sacarle la ropa interior y comenzar a acariciarlo. -Ken, no tienen que hacer eso…

-Lo sé, Yuki, pero yo quiero hacerlo.- le dijo y luego lo sintió engullir todo su sexo. Sus piernas se sintieron débiles y no pudo si no sostenerse de los hombros de Ken que cada vez embestía más rápido.

-Keen… basta… yo voy ahh… a…- y no pudo terminar la frase, se vino en la boca de Ken. -Lo siento…- dijo pero Ken le sonrió y luego lo besó apasionadamente.

-No importa, me gusta tu sabor. Vamos, vayamos a la cama…

Yukihiro estaba tendido en la cama, con la bata de baño abierta y completamente expuesto. Ken de rodillas a su lado, también con la bata abierta, besaba todo su cuerpo. Yukihiro se sentía extraño al no sentir el cuerpo de Ken sobre el suyo, se sentía realmente expuesto y muy excitado a la vez. Ken notó la erección y sonrió malicioso. Y victorioso, también. Se sacó la bata por completo, fue a los pies de Yukihiro y aún sin colocarse sobre él, le separó las piernas, a Yuki se le escapó un fuerte gemido de placer, Ken comenzó a besarle y morderle los muslos por la parte interna y comenzó a subir procurando no tocar su zona íntima sólo acercándose lo suficiente como para volverle loco.

-Ken, deja ya eso… ven, bésame, quiero sentirte… - le suplicó con los ojos cerrados, no podía abrirlos, las sensaciones eran tan intensas que incluso la vista se le nublaba. Y aunque suplicaba, Ken no parecía querer complacerlo.

-Aún no…- replicó entre susurros suaves y roncos.

Yukihiro quiso replicar pero entonces sintió una suave venda cubrirle los ojos, luego una seda atándole las manos.

-¿Qué es todo esto, Ken?

-Lo leí en un libro… te gustará… yo me encargo de eso…

Antes de que pudiera decir nada, Ken ya estaba de nuevo besado sus muslos, hacía exactamente lo mismo que había estado haciendo antes, pero la sensación era completamente diferente, era como si con la venda y las ataduras todas las sensaciones se hubieran multiplicado por mil. Ken subió por su vientre tratando en todo momento de evitar su erección, y fue hasta su pecho donde mordisqueó y acarició, Yukihiro quiso abrazarlo, pero entonces la suave seda se lo impidió, gruñó. La había olvidado.

-Ken, yo también quiero tocarte…

Ken no contestó, bajó de nuevo y entonces le dio vuelta en su lugar, lo obligó a arrodillarse, luego suavemente le hizo inclinar un poco su torso hacia adelante, Ken se posicionó detrás de él y entonces lentamente lo penetró, tan suavemente como pudo. Yukihiro se estremeció de puro placer. La restricción era muy excitante. Sin tocar ninguna otra parte de su cuerpo lo embistió una y otra vez… sin aumentar la velocidad, eran estocadas fuertes y profundas, pero lentas…

-¡AHhhh… Keenn…!- Ken elevó sus manos y le acarició la espalda por primera vez, recorrió sus costados y sus manos se encontraron en su zona íntima y comenzó a masajear. Al sentir que le tocaba, que comenzaba a aliviar su pulsante sexo entonces sin poder evitarlo se vino enseguida.

Ken rio ligeramente en el oído de Yukihiro, quien se sonrojó violentamente… -Yuki-chan… pareces un chiquillo…

-E-es, es tu… culpa…

-Gracias…- le susurró al oído de nuevo y entonces le desató las manos.

Yukihiro se deshizo de la venda y entonces se lanzó a los brazos de Ken y comenzó a besarlo casi violentamente.

 

Esa noche hicieron el amor tantas veces que ambos quedaron tan adoloridos que decidieron pasar una noche extra en ese lugar.

 

FIN

Notas finales:

Lo sé estpa muuy largo. pensé en ponerlo en dos partes pero no ví razón. 

Espero les halla gustado. 

 

Continuará...


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